Con Belén fuimos amigos desde que nos conocimos y hace tres años que estamos de novio. Seguimos muy enamorados y calentones como en los primeros meses cuando decidimos vivir juntos. Ambos tenemos 30. Ella es hermosa de cara, una morocha que sin tener pinta de putón te das cuenta que es fogosa. Tiene unas tetas grandes y preciosas (un atributo que se extiende a sus hermanas menores, imaginen un día familiar en la pileta), y de culo también viene muy bien, es más del tipo manzanita y una cintura esbelta.
No quiero ponerme filosófico pero nuestra clave para sostener tanto tiempo bien arriba el amor y el deseo es la confianza y la sinceridad. Eso facilita la comunicación y cómo enfrentar los problemas. En la cama empezamos a conocernos y luego de encajar los gustos comenzamos a experimentar lo que a esta altura es clásico (anal, soft sado, filmarnos, fantasías).
Pero una fantasía era recurrente a la hora de la previa y a veces cogiendo: que ella esté con otro hombre, ser un cuckold, un cornudo conciente, como quieran llamarle.
Se sentía en la humedad de ella cuando la pajeaba y le decía esas ideas al oído; en la forma desesperada en donde confesaba que le gustaba y le daba intriga conocer la pija de amigos míos, suyos, compañeros del laburo, mientras pedía que la coja más fuerte; se sentía también en lo dura que se me ponía la verga con sólo pensar en la idea y cómo esas confesiones de que le tomaría la leche a tal o cual me hacían acabar descontroladamente.
Tanteandonos fuera de la cama fuimos hablando muy poco a poco. Seamos sinceros, ninguno fantasea en sus comienzos sin sentir contradicciones, el machismo hace que las mujeres se sientan juzgadas como si ser puta en su cama fuese un problema, o que los hombres nos sientamos heridos en el orgullo. Hay culpa, miedo, inseguridad, pero nosotros teníamos amor, confianza y calentura. Creí que si yo avanza ella no iba a dudar entonces me puse manos a la obra.
Belén tiene un “punto débil”: la marihuana. Fumar marihuana antes o durante el sexo la pone mucho más caliente, la relaja y desinhibe al mismo tiempo. Como ella dice, se vuelve más putona. Los mejores petes de mi vida, tragando la leche o dejando que le acabe la carita, me los hizo después de un par de secas. Unas secas antes de que se suba encima son garantía de una cabalgata espectacular.
Entonces en las previas en la cama la empecé a llevar por ahí. No tardó mucho en aparecer el nombre de Martín, un compañero de laburo de ella con el que venía a veces después del laburo a tomar una birra y por supuesto fumarse un porro. El detalle es que ella salió con Martín antes de conocerme. De la edad nuestra, sin preocuparse por ser fachero tiene un buen lomo. Y Belén confesó entre gemidos que tiene una verga hermosa, gorda y larga. Lo comprendí, Belén me iba a hacer cornudo consciente con Martín.
El plan era simple pero todo se adelantó unos días. A mitad de semana cayeron los dos y pensé que era del histeriqueo para seducirlo el sábado como habíamos charlado. Entonces no les presté mucha atención, los saludé y me encerré en el estudio para terminar todo el laburo que tenía pendiente. Cuando salí del estudio a servirme un vaso de agua no los encontré en el comedor y supuse que se habían ido al patio del fondo. Me acerqué un poco por una ventana y lo que vi me paralizó.
Belén estaba arrodilla frente a Martín que estaba parado, con los pantalones en los tobillos. Ella le agarraba sus nalgas y hacia el movimiento rítmico de sus petes.
—Dale corazón, chupa rápido que puede venir el cornudo.
Él la guiaba suavemente, acariciando su cabeza. Vi esa verga y no era mentira, tenía una chota gorda y larga.
Se sentía el sonido de las chupadas de Belén y decidí irme por si me descubrían o podría arruinar algo. Encerrado en el estudio, con la pija al palo, más excitado que celoso. La ansiedad no me bajaba y a la media hora entra Belén.
—¿Cómo estás amor? ¿Mucho trabajo? Martín ya se fue.
Me dio un beso de lengua y sentí el gustito al toque.
—¿Te diste cuenta amor? Sentí el gusto que me dejó mi nuevo machito. Ponete contento, debutaste como cornudito, me decía beboteando.
—Por favor Belu, vamos a la cama
—Ay el cornudito quieren que le cuenten. ¿No te bastó con espiar un poquito?
No se cómo se dio cuenta ni me importaba. En la cama comenzó su relato mientras comenzaba mi paja mezclada con sus caricias.
—Disculpame bebé, vos ya sabes que la marihuana me pone putita. Hoy Martín trajo flores y me puse muy loca y caliente. Los hombres son re básicos así que sólo con decirle que a veces me acordaba de los tiempos en lo que salíamos se puso como un perro alzado. Me empezó a chamuyar y yo me hacia la boluda para calentarlo mas. Hasta que se puso un poco dominante y no pude más.
—Dale hermosa, decime si no extrañas mi pija. No te acordas como te prendías hasta tomarte toda la lechita.
—Ay si por favor damela toda.
Entonces me agaché amor y le baje los pantalones hasta que me salió esa chota hermosa. No estaba muy dura pero cuando bajé el boxer me saltó sobre la cara. Me la metí a la boca y en cada lamida sentía como se ponía más dura.
Amor hubieras visto de cerca como cuando se puso bien dura era tan gorda que me costaba abrir la boca y no se si llegué a meterme más de la mitad. Es que me acostumbré a la tuya que es más chiquita. ¿Te calienta que mi nuevo macho la tenga más grande que vos?
La hija de puta disfrutaba de mi calentura, me humillaba un poco sabiendo que era parte del morbo. Yo no podía contestar nada coherente.
—Si, Si. Seguí por favor.
—Ay el cornudito como se pajea, me cargaba con voz de putita.
—Y bueno… seguí chupando esa chota, quería que me entre toda pero no podía. Hubo partes en que me ahogaba entonces le comencé a comer la cabecita, le metía la lengua en el agujerito, le mordía despacito la cabecita, me la metía entera y le da vueltas rápido con la lengua. Después le chupe un poco los huevos, que también son gorditos.
Después le pasé varias veces la lengua por esa verga hermosa. Estaba mojadísima. Él me apuro porque quería acabar y me agarró de la cabeza y me empezó a coger. Me sentía muy puta.
“Sos mi putita de nuevo ahora”, me decía él y yo le decía que sí, que ahora volvía a ser su puta, que me de la leche. Se ve que eso lo calentó mucho porque me agarró de la cabeza y me largó toda la leche en la boquita. Yo quería tener toda la leche en la boca pero se me escapó un poquito por la comisura de los labios. Entonces él agarró su chota que seguía dura y con la cabecita me juntó la leche y me la dio de nuevo. Yo abrí la boca y le mostré que tenía la leche en la lengua y me la trague.
“Bueno, vamos putita que mirá si viene el cornudo”. Se subió los pantalones y me dijo: “andá buscando una excusa para tu novio porque este sábado, porque de la fiesta del laburo nos vamos a ir a un telo y te voy a reventar”.
Mi amor, Martín parece que ya sabe que habíamos planeado que me lo coja ese día. ¿Que decís amor? ¿Le sigo el juego o le digo que vos sos un cornudito feliz? ¿Qué hago amor?
Yo no contestaba, estaba explotando en un orgasmo, largando lechazos que me llegaron hasta el pecho.
Veremos como sigue.
No quiero ponerme filosófico pero nuestra clave para sostener tanto tiempo bien arriba el amor y el deseo es la confianza y la sinceridad. Eso facilita la comunicación y cómo enfrentar los problemas. En la cama empezamos a conocernos y luego de encajar los gustos comenzamos a experimentar lo que a esta altura es clásico (anal, soft sado, filmarnos, fantasías).
Pero una fantasía era recurrente a la hora de la previa y a veces cogiendo: que ella esté con otro hombre, ser un cuckold, un cornudo conciente, como quieran llamarle.
Se sentía en la humedad de ella cuando la pajeaba y le decía esas ideas al oído; en la forma desesperada en donde confesaba que le gustaba y le daba intriga conocer la pija de amigos míos, suyos, compañeros del laburo, mientras pedía que la coja más fuerte; se sentía también en lo dura que se me ponía la verga con sólo pensar en la idea y cómo esas confesiones de que le tomaría la leche a tal o cual me hacían acabar descontroladamente.
Tanteandonos fuera de la cama fuimos hablando muy poco a poco. Seamos sinceros, ninguno fantasea en sus comienzos sin sentir contradicciones, el machismo hace que las mujeres se sientan juzgadas como si ser puta en su cama fuese un problema, o que los hombres nos sientamos heridos en el orgullo. Hay culpa, miedo, inseguridad, pero nosotros teníamos amor, confianza y calentura. Creí que si yo avanza ella no iba a dudar entonces me puse manos a la obra.
Belén tiene un “punto débil”: la marihuana. Fumar marihuana antes o durante el sexo la pone mucho más caliente, la relaja y desinhibe al mismo tiempo. Como ella dice, se vuelve más putona. Los mejores petes de mi vida, tragando la leche o dejando que le acabe la carita, me los hizo después de un par de secas. Unas secas antes de que se suba encima son garantía de una cabalgata espectacular.
Entonces en las previas en la cama la empecé a llevar por ahí. No tardó mucho en aparecer el nombre de Martín, un compañero de laburo de ella con el que venía a veces después del laburo a tomar una birra y por supuesto fumarse un porro. El detalle es que ella salió con Martín antes de conocerme. De la edad nuestra, sin preocuparse por ser fachero tiene un buen lomo. Y Belén confesó entre gemidos que tiene una verga hermosa, gorda y larga. Lo comprendí, Belén me iba a hacer cornudo consciente con Martín.
El plan era simple pero todo se adelantó unos días. A mitad de semana cayeron los dos y pensé que era del histeriqueo para seducirlo el sábado como habíamos charlado. Entonces no les presté mucha atención, los saludé y me encerré en el estudio para terminar todo el laburo que tenía pendiente. Cuando salí del estudio a servirme un vaso de agua no los encontré en el comedor y supuse que se habían ido al patio del fondo. Me acerqué un poco por una ventana y lo que vi me paralizó.
Belén estaba arrodilla frente a Martín que estaba parado, con los pantalones en los tobillos. Ella le agarraba sus nalgas y hacia el movimiento rítmico de sus petes.
—Dale corazón, chupa rápido que puede venir el cornudo.
Él la guiaba suavemente, acariciando su cabeza. Vi esa verga y no era mentira, tenía una chota gorda y larga.
Se sentía el sonido de las chupadas de Belén y decidí irme por si me descubrían o podría arruinar algo. Encerrado en el estudio, con la pija al palo, más excitado que celoso. La ansiedad no me bajaba y a la media hora entra Belén.
—¿Cómo estás amor? ¿Mucho trabajo? Martín ya se fue.
Me dio un beso de lengua y sentí el gustito al toque.
—¿Te diste cuenta amor? Sentí el gusto que me dejó mi nuevo machito. Ponete contento, debutaste como cornudito, me decía beboteando.
—Por favor Belu, vamos a la cama
—Ay el cornudito quieren que le cuenten. ¿No te bastó con espiar un poquito?
No se cómo se dio cuenta ni me importaba. En la cama comenzó su relato mientras comenzaba mi paja mezclada con sus caricias.
—Disculpame bebé, vos ya sabes que la marihuana me pone putita. Hoy Martín trajo flores y me puse muy loca y caliente. Los hombres son re básicos así que sólo con decirle que a veces me acordaba de los tiempos en lo que salíamos se puso como un perro alzado. Me empezó a chamuyar y yo me hacia la boluda para calentarlo mas. Hasta que se puso un poco dominante y no pude más.
—Dale hermosa, decime si no extrañas mi pija. No te acordas como te prendías hasta tomarte toda la lechita.
—Ay si por favor damela toda.
Entonces me agaché amor y le baje los pantalones hasta que me salió esa chota hermosa. No estaba muy dura pero cuando bajé el boxer me saltó sobre la cara. Me la metí a la boca y en cada lamida sentía como se ponía más dura.
Amor hubieras visto de cerca como cuando se puso bien dura era tan gorda que me costaba abrir la boca y no se si llegué a meterme más de la mitad. Es que me acostumbré a la tuya que es más chiquita. ¿Te calienta que mi nuevo macho la tenga más grande que vos?
La hija de puta disfrutaba de mi calentura, me humillaba un poco sabiendo que era parte del morbo. Yo no podía contestar nada coherente.
—Si, Si. Seguí por favor.
—Ay el cornudito como se pajea, me cargaba con voz de putita.
—Y bueno… seguí chupando esa chota, quería que me entre toda pero no podía. Hubo partes en que me ahogaba entonces le comencé a comer la cabecita, le metía la lengua en el agujerito, le mordía despacito la cabecita, me la metía entera y le da vueltas rápido con la lengua. Después le chupe un poco los huevos, que también son gorditos.
Después le pasé varias veces la lengua por esa verga hermosa. Estaba mojadísima. Él me apuro porque quería acabar y me agarró de la cabeza y me empezó a coger. Me sentía muy puta.
“Sos mi putita de nuevo ahora”, me decía él y yo le decía que sí, que ahora volvía a ser su puta, que me de la leche. Se ve que eso lo calentó mucho porque me agarró de la cabeza y me largó toda la leche en la boquita. Yo quería tener toda la leche en la boca pero se me escapó un poquito por la comisura de los labios. Entonces él agarró su chota que seguía dura y con la cabecita me juntó la leche y me la dio de nuevo. Yo abrí la boca y le mostré que tenía la leche en la lengua y me la trague.
“Bueno, vamos putita que mirá si viene el cornudo”. Se subió los pantalones y me dijo: “andá buscando una excusa para tu novio porque este sábado, porque de la fiesta del laburo nos vamos a ir a un telo y te voy a reventar”.
Mi amor, Martín parece que ya sabe que habíamos planeado que me lo coja ese día. ¿Que decís amor? ¿Le sigo el juego o le digo que vos sos un cornudito feliz? ¿Qué hago amor?
Yo no contestaba, estaba explotando en un orgasmo, largando lechazos que me llegaron hasta el pecho.
Veremos como sigue.
11 comentarios - A mi novia la marihuana la pone putita (Parte I)
me encantaria invitarte unos ricos ricos cogollos !!