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Fanfiction de Harry Potter. La lujuria de Hermione Granger.

Vuelvo después de mucho tiempo sin subir nada, esta vez con un fanfiction que escribí hace un tiempo, y no me decidía a publicar. El título original era "Hermione Granger. Y la garra de la harpía" pero lo cambié para que tenga más gancho. Consideren el título recién mencionado como el original.


Aclaración: Todos los personajes son mayores de 18 años, y esta historia no respeta ni el canon de los libros y/o películas. Sucede en una versión alternativa.


Por último, les dejo algunas imágenes fake de la protagonista de esta entrega, Hermione Granger, espero que fans de la saga y casuales amantes de los relatos morbosos lo encuentren atractivo. Que disfruten! ;) 


Una ultima aclaración, perdón por las palabras juntas. Cuando lo subí esta perfecto, sin errores y no hubo forma de que al pasar del world a la pre-visualización, se viera bien.


Fanfiction de Harry Potter. La lujuria de Hermione Granger.

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oral


 

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alumna

cunnilingus



Para una ex muggle como ella, adentrarse en el mundo mágico no había sido fácil como muchos creían. La amiga del “niño elegido”se las había visto de perlas para encontrar sus insumos escolares,  aprender las normas y la historia del mundo mágico, y por supuesto, hacer amigos.



Tras superar diversas barreras y dejar su pasado muggle cada vez más atrás, solo le quedaba un umbral por descubrir, uno que nunca pensó que le interesaría tan pronto.


Parvati Patil estaba rodeada de alumnas en el cuarto de mujeres una noche en una semana típica en Hogwarts y ella, aunque no era muy ducha en eso que llamaban amigos,dominada por la curiosidad se coló en la ronda a duras penas apartando a Levander Brown y Katie Bell.


Lo que las jóvenes hechiceras observaban entre risitas histéricas y chillidos marcó un antes y después en su vida: se deleitaban con material de entretenimiento para adultos del mundo de los magos.


Fotografías de fornidos y atractivos magos en poses provocativas les guiñaban el ojo y posaban como si fueran pequeños hombres en miniatura capturados en el papel fotográfico. Recortes de anuncios de objetos sexuales para brujas como penes móviles,esferas expansibles y toda clase de locuras que Hermione no comprendía.


- Pásame esa foto… mmm es delicioso.- Exclamó Levander observando el cielo raso al recibir la foto de un jugador de Quiditch semidesnudo que lentamente se corría la túnica... A Hermione le horrorizó el accionar de sus compañeras,parecían pirañas desgarrando trozos de carne, pasándoselos de una a otra sin dejar una pieza en pie… Incluso Ginny con mucho disimulo pispiaba por sobre los resquicios entre las compañeras.


-Mira Hermione, este se parece a Harry.- Le dijo Spinnet risueña. Ella por poco suelta la fotografía de un mago demasiado parecido a su amigo. - ¿Crees que desnudo se verá igual?- Horrorizada por los pensamientos morbosos que la sacudieron, la soltó, sin embargo, unas manos habilidosas la tomaron ni bien dejó la suyas.


Esa noche algo cambio en Hermione. Una frontera se expandió ante ella, una que desconocía, y era el del sexo en el mundo mágico. No es que fuera una experta en el sexo “muggle” pero al menos había escuchado de él. Y ella odiaba desconocer algo, tenía que saberlo todo.Esa misma noche no pudo dormir, ni contener la humedad que la asoló en el silencio de la oscuridad.


Desde esa noche siempre se despedía de Harry y Ron apresurada para estar en la habitación temprano. Si ocurría otra exhibición de regocijo juvenil como la anterior, quería presenciarla. Para su suerte no tardó en presenciar otra exposición,esta vez era Levander la que enseñaba su colección más personal.


Una de las fotografías que más llamó la atención de Hermione, fue la de un joven Gilderoy  Lockarth en traje de baño años antes de publicar su primer libro, “Recreo con la banshee” El actual, reconocido y guapetón profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras no podía verse mejor para ella, por primera vez sintió su sangre bullir y sus exuberantes cabellos alborotarse ante la mera visión del hombreque veía varias veces a la semana, que les impartía clases, de porte elegante y atractivo… hombre que al ver de joven, termino por gustarle aún más.


-Pásamela Granger, no la ensucies con tus babas.- La molestó Lavender.- Es mi fotografía favorita.


-¡No la ensuciaba! Solo… me sorprendió lo apuesto que era.


-¡Que es! ¡Sacrílega!- La corrigió Levander, la primera y última vez que pudo corregirla en algo.- A él le gustan las rubias o pelirrojas, así que no tienes chances, comelibros.


-Bueno, sí, es verdad. Es un hombre sumamente atractivo pero no creo que…- No la escuchaban. Entre chillidos y exclamaciones su voz y pensamientos se perdieron.Aquel hombre, en aquella fotografía la había cautivado. El pensamiento obsceno de tener un revolcón salvaje con una celebridad como él la invadió para no dejarla ir nunca. Ni siquiera en sus clases.


Llegar a él era difícil, todas coqueteaban con Gilderoy Lockarth, alumnas mayores y más atractivas que ella tenían más chances de compartir la recámara con él, sin embargo, Hermione era obstinada. Estaba cansada de que la traten como una tonta, como la típica “comelibros” hija de muggles que era incapaz de sorprender a nadie. Gilderoy se enteraría dela obsesión que sentía o moriría en el intento.


Para su fortuna las clases de Lockarth no eran las indicadas para que ella se luciera con sus conocimientos, más bien debía de saber solo aspectos biográficos de su vida para relucir. Desde el incidente con los duendecillos de Cornualles no parecía ponerles un verdadero desafío.


El verdadero desafío para ella era sacar a relucir su atractivo juvenil y mostrarle a Lockarth sus intenciones. Decidida y envalentonada, se incorporó en la clase con el libro en la mano “Vacaciones con las brujas”, de  forma resuelta para dirigirse hacia el profesor. Carraspeó para que el hombre levantara su vista de las cartas que firmaba.


-Señorita Granger, sí, el orgullo de Gryffindor, puedes levantar la mano y te oiré, no necesitas venir…


-Sí lo sé, pero tengo que consultarle algo.- La joven se le arrimó, tratando de no ver a sus compañeros para no acobardarse. - Contesté todas las preguntas sobre el cuestionario, Señor Lockarth.- Expresó con la voz más melosa que pudo-Mi inquietud es otra. – Es sobre su increíble aventura narrada aquí, su encuentro con las harpías más precisamente.


Enseñándole un fragmento del libro.


-Sí, sí, criaturas horrendas. Todos los detalles están en el libro, páginas doscientos siete a… ah, bueno, lo encontrará Señorita Granger.


-Lo sé, ya lo leí.- Expresó alzando la voz. Todos observaban, aunque la mayoría aprovechaba para dialogar y romper la monotonía de la aburrida clase, solo Harry y Ron observaban su conducta, extrañados.- Es que dice que conserva la garra de la arpía que asoló la aldea de Argopolia - Susurró sin despegar su mirada.


-Sí… más que correcto ¿Qué hay con eso?


-Me gustaría verla. Personalmente, más tarde, cuando tenga un momento.- Al verque todos conversaban cada vez más alto y hasta sus amigos intercambiaban ideas(o respuestas) con Seamus Finnigan, pasó al contacto físico, posando su mano sobre la del profesor narcisista (una mano anormalmente lisa y suave)


-No entiendo, es solo… un recuerdo de mi increíble hazaña.- Expresó consternado,siguiéndole el juego de susurros.


-Es solo para constatar algo.- Dijo nerviosa, dado que estaba creando una razón para verlo en privado en la marcha.- Creo que tengo una que conservo de mi niñez, y podría tratarse de un artículo mágico en manos de, bueno, muggles.- Mintió.- Siempre creí que era una pata de águila.


-A entiendo, necesitas la opinión de un experto.


-Exacto. Alguien que vio a los ojos de esas brujas aladas- Asintió sin dejar de ver  los ojos azules del profesor,esperando que sus intenciones fueran claras- Si pudiera verlo luego de clases y sacarme de la duda.


-Muy bien. Déjemelo pensar, señorita Granger, a final de la clase le daré un horario.- El profesor, sin dudas un as con las mujeres, le guiñó un ojo entendido. La misión estaba cumplida.


Rebosante de felicidad, con el pecho inflado de orgullo se sentó entre sus amigos que la atormentaron a preguntas.


- Solo quería consultarle sobre una de sus aventuras, es todo. Creo que sus libros no hacen justicia de su heroísmo. – Harry soltó una risotada que no pudo ahogar. Ron tragó su túnica para contener una carcajada. No entendían como siquiera consideraba al inútil de Gilderoy para una consulta después del fiasco con los duendecillos.


-Ustedes no entienden. Nada de nada.- Expreso sonrojada. Ellos no tenían ni idea.


Harry y Ron salieron de la clase como impulsados por un hechizo, Hermione se retrasó esperando una respuesta.  Esperando sentada de brazos cruzadas sin despegar su mirada de él.


-Muy bien, señorita, mañana a las nueve y media la esperaré. Será tiempo suficiente para que… encuentre la garra y aclare su predicamento.


-Perfecto, será hasta mañana entonces, Gilderoy.- Y se marchó apenas conteniendo las ganas de correr de felicidad. Cuando se lo cuente a las presumidas de sus compañeras no podrían ni creerlo, todas sus aventuras serían nada en comparación con un encuentro con el famoso Gilderoy Lockarth


Decidió no decirle a nadie sobre su emprendimiento, como su padre decía, “no se cuentan las gallinas antes de que salgan del huevo” Por fin Hermione era llamada a ingresar al aula de Defensa Contra las Artes Oscuras abriéndose la puerta por sí sola. Esta tenía una escalinata de piedra que daba a un balcón por donde se ingresaba al despacho del profesor. El aula en sí estaba prácticamente vacía desde que los duendecillos habían ocasionado el caos.


-Hola, emm Hermione Granger ¿verdad?Sube. Aunque tengo malas noticias.- Le dijo desde el balcón vistiendo un chaleco acolchado sobre una camisa crema. Ella obediente, tras saludarlo con la mano ingresó sintiéndose en Romeo y Julieta con los papeles invertidos. “Solo espero que termine mejor”, pensó.


-Hola señor Lockarth, gracias por darme un poco de su tiempo.


-No es molestia alguna. Siempre tengo tiempo para admiradoras- Expresó resuelto. Lamentablemente no encontré dicha pata de harpía, ya sabes, uno toma tantos trofeos de sus aventuras, como podrás ver mis aposentos están llenos de ellos.Este, sin ir más lejos.- Dijo dirigiéndose a una de sus tantas vitrinas iniciando un monólogo que la invisibilizaba. Las cosas no estaban saliendo bien…


-Esto que parece un hongo deforme, es nada más y nada menos que el gorro sangriento de un gorro rojo. Lo derrote con mis excelsas habilidades en el castillo de Eileen Donan, aunque, si lo que quieres es conocer sobre harpías,oh sí, lo noto en tu cara, no te interesan esos granujas de los gorros rojos,así que sígueme que tengo…


-No importa, señor, no es la pata de harpía o nada de ellas lo que me preocupabade verdad…


-Oh, claro, pequeña, ya lo entiendo todo. Querías oír más acerca de mis aventuras por el mundo. Siempre me pasa. Todos quieren oír más acerca de mis aventuras…


-No exactamente.- Susurró acercándose a él. En el camino, sobre una mesa había retratos de familiares de Lockarth a los que bajo con la varita. No quería que vieran lo que estaba por hacer. Tampoco los cuadros, a los que bajó con un hechizo.


-¿Qué haces?


-¿No tiene ganas de tener una nueva aventura en vez de hablar de las viejas?


Hermione dejó caer la túnica reglamentaria para enseñar su uniforme no tan reglamentario. Tenía la típica camisa y falda de Hogwarts pero la primera atada en la cintura, enseñando el vientre chato, mientras que la falda le quedaba obscenamente corta.


-Pensé que serían obvias mis intenciones, digo, debe de pasarle todo el tiempo… -Levantando su faldita para revelar una prenda íntima diminuta y trasparentada- que vengan mujeres a usted habidas de conocerlo. – Acercándose algo nerviosa por su falta de costumbre en el arte de seducción. Sin embargo, funcionó al instante.


-Por supuesto que lo noté, solo que no lo esperaba de ti, digo, eres Hermione Granger. Quizás Levander da más con este perfil…


-Usted no sabe cuando callar.- Expresó cansada y poniéndose en punta de pies lo abrazó y besó con ahínco.


Cuando empezaba a arrepentirse y creer que quizás Gilderoy no era lo que parecía (debía de haber homosexuales en el mundo mágico) el hombre bajó toda defensa y la tomó del rostro para multiplicar el entusiasmo del beso.


Casi sin darse cuenta, como en una danza muy pervertida, terminó contra el escritorio. El hombre aparto todas las pilas de cartas  y rollos de pergamino de un manotazo y la sentó sobre él para besarla con perversión, a su misma altura. Su lengua hurgó dentro de ella, enroscándose a la suya y traspasándole saliva.


No tardó en encender todos los interruptores de hombre cuando se pegó a él,entrepierna con entrepierna, dejándole los pantalones mojados con sus fluidos prematuros de mujer.


-Vaya que venías dispuesta.- Acotó entre beso y beso, cada vez con sus bocas más húmedas.


-Consigo todo lo que me propongo.


-Espero que sepas la cantidad de reglamentos que estamos violando en este…


-¡Sí que lo sé! Si no, no sería divertido.- Expresó como poseída y extrañada de que semejante trotamundos, héroe de mil batallas, tuviera tantos reparos.- Solo hay peligro si alguien lo delata, y eso… - Metiendo la mano dentro de su pantalón.-…no ocurrirá.


Envalentonado por la rapidez de la joven que le masajeaba el pene, la recostó sobre el escritorio y sin medir palabra (por fin) le abrió la camisa de un tirón, haciendo volar los botones para todas partes.


Expuesta de esa forma por primera vez en su vida, conoció lo que se sentía tener los pezones al rojo vivo fundiéndose en la boca de un hombre. Inmisericorde se los succionaba como un adolescente mientras se endurecían hasta dolerle. Una teta era atacada por la boca y con su mano aterciopelada y traspiraba estiraba y pellizcaba la siguiente, como si la ordeñara.


- Oooh señor Lockarth, me las va a vaciar…ohhh – Aunque ante su queja falsa solo recibió más del mismo sonido obsceno.


- Chuiik… schuiiik… smch… chuiiik…- El hombre pasaba de una teta a otra como si fueran platillos diferentes hasta que llenándole el vientre de besos, ocultó su rostro tras la falda, admirando su húmeda cavidad.


-Vaya, no tardaste nada en correrte como una suripanta.- Susurró admirando las pequeñas curvas que sus labios empapados dibujaban. Al correr la prenda admiró la vagina por lo que le pareció una eternidad.- Me encanan la… “naturalidad


Hermione tenía una pequeña población en el nacimiento de su vulva. Discreta y atractiva, del mismo color que sus cabellos abundantes.


-No conozco los métodos de depilación de las brujas, y no traje los muggles, por lo que…


-Me encanta.- Acto seguido pasó su lengua de norte a sur con discreción, delicado,recorrió el clítoris, el meato, la vulva y todos sus labios, para abordarla en su totalidad sin previo aviso, metiendo su lengua profundamente, haciendo sonidos aún más guarros. En especial cuando separó al pequeño clítoris con sus dedos y lo succionó con la misma fuerza que chupó sus senos.


-Vaya, vaya, eres virgen. Hasta hace un instante lo hubiera creído, ahora me parece extraño.


-No soy una puta. Solo quiero hacerlo con usted...


-Lo que tú digas.- Contesto desinteresado, retirándole la bombacha hecha agua.-Si eso es lo que quieres.


Mientras su boca se perdía en la vulva sus manos volvieron a jugar con sus endurecidos pezones haciéndola gemir de placer. Se refregaba el rostro por toda la vagina perdiendo su impecable peinado.


- Ahhh… ahhh… ahhh… ahhh… Señor… Lockarth tiene una lengua de plata…


Perdida, con las neuronas tan famosas que tenía como locas, gimió sin importarle nada ni nadie hasta que sintió más de su jugo ardiente llegar al final del camino, jugo que Gilderoy sorbió y esparció en su boca sin reparo.


-Muy bien, veamos que tan bien manejas la varita.- Descubriendo a una velocidad asombrosa su sable curvo, al que Hermione admiro con la boca hecha agua.


Acostada,y de costado llevó el pene a su boquita lentamente, abrazando el tronco venoso con sus labios y lengüeteando el glande con delicadeza, para después hundir la punta en su boca hasta el fondo. Las inquietas manos del profesor no dejaban dejugar con su cuerpo, metiendo tres dedos en su vagina, haciendo un chapoteo con sus flujos.


- Ohhh sí, hasta el fondo pequeña bruja, hasta el fondo.- Tomándola de los cabellos para acelerar el cabeceo. Sus labios formaban un anillo por el cual el pene encajaba justo, y el glande con cada empellón llegaba al fondo de su húmedo paladar.


El hombre hizo gala de trucos producto de su experiencia y viajes por todo el mundo, salivando el pene con puntería una y otra vez. Hermione casi que bebía esa saliva bendita.


Hermione cambio de posición, boca abajo, cola arriba, para arquear su cuello como un cisne y perder la entre pierna del hombre en su boca. Una cortina de cabellos castaños despeinados ocultaba la acción oral que se llevaba a cabo.


Gilderoy se inclinó hacia delante, penetrándola más profundamente, para llegar a sus nalgas, desnudas, a las que apretó, acaricio y abrió para observar el ano. Frotó un dedo con fuerza por el orificio pequeño, sintiendo su textura, haciendo ceder al anillo, ella se preguntó qué tan lejos llegaría, si era capaz de dar rienda suelta a algún fetiche. Mientras apretujaba sus nalguitas le daba empellones con la cadera produciéndole arcadas. No tardó en toser saliva por todo el escritorio, ahogada.


-Si gustas, puedes probar un aperitivo más pequeño.- Expresó cachondo, levantando el rabo para enseñarle las bolas.


-Lo que usted pida, señor Lockarth.- Dijo sumisa, con los labios y el mentón brillantes. Extrañamente era un mago muy pulcro, en todo sentido, nada parecido a lo que había visto de otros magos en fotografías.


- Ohh sí, eso es, pequeña, chúpalas bien.- Susurró levantándole el cabello para ver como succionaba sus testículos y lamia la línea media que los dividía.  Gilderoy posó una pierna sobre el escritorio para facilitarle el trabajo y Hermione prosiguió engolosinada probando cada resquicio del escroto.


La mamada de huevos prosiguió mientras se masturbaba, cada vez más imposibilitado de mantener la carga.


-Vamos, tengo la cura para ese himen que tienes entre las piernas, mi varita mágica te curará.- Expresó persuasivo, viendo a la jovencita incorporarse. Él colocó las piernas de Hermione en su hombre mientras miraba hacia abajo, viendo a su varita ingresar por la cavidad húmeda.
 
- No puedo creerlo, me desvirgará GilderoyLockarth.- Se emocionó Hermione, besando a su profesor, aunque más que beso fue una lamida de lenguas. Abajo el glande inflamado se frotaba contra la humedad de la vulva, como tomando coraje, hasta que de un empellón seco, sonoro, la tenía adentro, expandiéndole todo el sexo como una media a la que entra un pie.


-Hmmmnggg… Agghaaaa…- Chilló con los ojos dados vuelta, desprendiéndose del beso con un hilo de baba balanceándose,cuando las caderas del señor, como las ruedas de una locomotora, empezaban aganar ritmo penetrándola con fervor creciente.


Sintió cada milímetro de su cavidad como nunca lo había sentido, expandiéndose, dilatándose, y la única huella de su virginidad, desapareciendo con cada empellón, chorreándose mezclada rumbo al escritorio.


Gilderoy, poseído como un troll de la montaña, la bombeó contra su escritorio (haciendo rechinar la madera del mismo) luego sin que supiera cuando, la alzó para cogerla de parado, tomándola de su trasero.  La joven empezaba a creer que un debut con el refinado profesor no estaba saliendo como pensaba, ese hombre de mundo se notaba que sabías sacarle jugo a su fama, y a otras cosas.


 Cuando sus gemidos comenzaban a sonar a un profundo sufrimiento, el hombre anunció que se correría dentro de ella.


-Tendrás lo… que querías… pequeña puta…


Contra la pared, sus uñas se aferraron al chaleco aún puesto de su profesor cuando le dio los empellones finales, entre bufidos masculinos impropios en una figura como la suya. Cundo Gilderoy se corrió al unísono que ella (su quinto orgasmo) la lengua del hombre hurgó dentro de la suya, en un beso tan apasionado como obsceno.


Entrelazados, el hombre la besó por varios minutos, y ella entregada, se dejó devorar por esos labios hambrientos de carne joven, fascinada de haber logrado su objetivo con un hombre mucho mayor que ella, una celebridad, un caballero del mundo mágico, su primera vez había sido inmejorable…


A pesar de la fineza de Lockarth, el sexo había sido increíblemente sucio. Había gotas de semen y flujo por doquier, y al separarse, notó que las gotas de la sustancia blanca de él, y roja de ella, ensuciaba sus sexos.


-Bueno, creo que deberá usar algún hechizo para limpiarlo todo, señor.- Al dejarse caer se limpió la saliva de la boca con la camisa, sin embargo notó que le dolería caminar.


-Lo siento, estoy… agotado, creo que será hasta la próxima vez, señorita Granger.- Expresó obviamente perturbado, más que agotado. Se puso los pantalones, acomodó su chaleco y por último ordenó su impecable cabello rubio frente a un enorme espejo enmarcado.


-Señor, esto es un caos, hay tinta en la alfombra, papeles por doquier, me destrozó la camisa y estoy… sucia. Y ni siquiera empecé con el estado del escritorio.- Se quejó extrañada, aún agitada por el acto amatorio.- ¿No puede limpiar todo con solo el agitar de su varita?


-Lo siento, una “aventura” como esta, tan atrevida, y memorable… me deja los pensamientos alborotados, conozco tantos hechizos que es peligroso que haga magia… puedes vestirte y marcharte, cariño.– Acto seguido le dio una nota casi garabateada que la excusaba en caso de ser descubierta por pernoctar.  


Hermione leyó la nota y lo observó a los ojos algo decepcionada por sentirse tirada como un pañuelo usado cuando Gilderoy le abría la puerta para que saliera.


-No me veas así Hermione, el señor Lockarth te hará un espacio siempre que quieras…- Besándole la frente, muy incómodo.- Créeme, necesitaba esto, y si lo necesitas también…


-Lo necesitaré.- Exigió.


-Muy bien, entonces es un trato.


Hecha un esperpento, con la camisa rota, adolorida, muy sucia, los cabellos alborotados como un león y manchas de semen en las medias, llegó al baño más cercano (tras eludir peligrosamente a Peevees en un corredor) y se miró al espejo. A pesar de todo sonrió como una psicópata. Vio a una nueva Hermione que nunca se iría, la come libros que todos despreciaban, que consideraban simplona, aburrida, y que había hecho amigos de milagro, logró lo imposible.Las aventuras de Hermione recién empezaban.


En la sala común de Gryffindor se sorprendió al ver varios rostros que la esperaban. Sus compañeras, Levander Brown, Parvati Patil, Ginny Weasly y Katie Bell la observaron de forma penetrante, de arriba a abajo. Al verla sonrieron al unísono y corrieron a abrazarla. Eran las tres de la mañana, y de haber sido descubierta, pudo haber estado en gravísimos problemas.


Harryy Ron esperaban a pie de la escalera hacia los dormitorios, con laincertidumbre plasmada en sus rostros. Pensó que nadie debía saber de suaventura, sin embargo, en esa larga noche, sus compañeras no la dejaron dormirhasta que confesó.
 




§§§§




 
-Señorita, Granger. – Expresó. La “información”que solicitó llegó, la espero en mi despacho a las nueve. Las excusas para eran cada vez menos disimuladas.


-Como usted diga, señor Lockarth.- Guiñándole el ojo. Ron hizo un gesto de arcada al verla. Él no sabía nada. Harry ya no reía, sospechaba algo…


-¿Acaso ese tipo puede tener información de algo?- Le susurró Ron al oído inclinándose, en vista de la mediocridad de sus clases.- ¡Es un desastre!


-Sabe algunas cosas, Ron. Algunas cosas.


Gilderoy cumplió su promesa después del primer encuentro, y para sorpresa de Hermione, no perdía el énfasis en el uso de su “varita” ni mucho menos la dejó a un lado. La señorita no tardó en acostumbrarse a su falta de magia en el sexo, aunque su estilo tan muggle de coger no le molestaba en absoluto.


Los siguientes encuentros furtivos, prohibidos, (que de destaparse sería una hecatombe monumental) se habían dado en escenarios totalmente dispares… lo había hecho sobre un pupitre, en el mismo lugar que los alumnos respondían sus cuestionarios ella recibió una cascada seminal en su rostro y cabellos leoninos…también la había dejado cabalgarlo sobre los amplios sillones color escarlata de su despacho, haciendo rechinar el forro de los mismos con la fricción de sus cuerpos desnudos. Esa fue la primera vez que Hermione tomó el control del sexo y le había encantado, en especial porque sus tetas quedaban expuestas a los manoseos y besuqueos del hombre.


Luego Gilderoy tomó revancha y sentado en su sillón, con los pies sobre el escritorio se deleitó con la mejor mamada que le hicieron en su vida, profunda, constante,ni siquiera le vio la cara por veinte minutos, solo esa mata de pelo despeinada y pegajosa de la corrida anterior, pelo del que la tomaba con salvajismo para ensartarle el pene hasta la nuca, corriéndose hasta la última gota en la boca de una arodillada Hermione, que por primera vez, tragó todo.


Otra historia había sido hacerlo en la cama personal de Gilderoy, donde fue puesta en cuatro por primera vez, y con el culo bien crispado, fue penetrada con salvajismo en la vagina tras una tanda prolongada de sexo oral, en la que ambos destacaban. La jovencita no pudo resistir el peso del hombre sobre ella y se acostó, aunque eso no detuvo al salvaje caballero, que le dio de costado, alzando una pierna con extrema velocidad.


-Señor… Lockarth… ¿Son maneras de tratar a su alumna?- Expreso mientras la penetraba y con una mano frotaba su clítoris.


-A las respondonas… hay que enseñarles a respetar… la autoridad.- Le susurró mordiéndole una oreja antes de acabar en su interior. Siguiéndole el obvio juego de la alumna ingenua y el maestro autoritario.


Las aventuras habrían seguido igual, aún con todo lo que ocurría en Hogwarts en ese año (al parecer desde la llegada de Harry el colegio se había convulsionado) encontraba momentos para aprender trucos que no se aprendía en ninguna clase, sin embargo, todo en Hogwarts parecía alterarse de mala manera, como una ley inevitable.


Esta vez el escenario cambió drásticamente. La joven hechicera guardó el caldero donde preparaba la poción multijugos y acordó un encuentro en el baño desierto del primer piso tras expulsar a Myrtle “La Llorona” (cosa fácil dado la inestabilidad mental de dicho fantasma). Gilderoy les informó que la entrada quedaba prohibida a un grupito de alumnas de Hufflepuff porque debía  arreglar un esperpento en las cañerías, e ingresó. Hermione lo esperaba adentro.


-Señor Lockarth, este baño es de señoritas. – Dijo seductora al verlo entrar con un tropiezo, mucho más ducha en ese arte que la primera vez. – Espero que tenga una buena razón para irrumpir aquí.


-Una muy buena, aquí mismo.- Expresó bajándose la bragueta y liberando la polla.


Hermione se arrodilló y sintió la mano del hombre tomándola de los cabellos,dirigiéndola a su falo aceitoso, que engulló con su boca como un embudo, sin despegarle la mirada de sus ojos.


Nunca se sintió un tanto como un objeto como esa tarde. No era más que una herramienta de placer para ese falo longo y venoso que el profesor blandía con orgullo, metiéndosela inmisericorde en la boquita. Tras deleitarse con el inmenso placer del cunnilingus en cada encuentro ella entendió que ahora le tocaba ser sometida, tratada como una felatriz de poca monta, de las que por pocos sickles un anónimo podía verter sus frustraciones en su tracto digestivo.


Le indicó con señas corporales a Gilderoy que posara un pie sobre uno de los lavamanos, ella se movió atrás para succionar sus bolas, y entre besos y lamidas, subió hasta el ano, al que lamió gustosa como una puta muy venida amenos.


- Ooohhh Señorita Granger, eso es todo un gesto. – Ella pudo ver de refilón el rostro desencajado de placer del hombre reflejado en un espejo, antes de sumergirse por minutos entre sus nalgas, mientras que con una mano le abría el agujero, la otra lo masturbaba.


Paso siguiente, como si se volviera mejor con cada segundo, pasó a masturbarlo con ambas manos mientras su boca seguía conectada a su trasero, inundándolo de placer en un sitio donde no solían practicar devoción las señoritas, al menos no de esa forma, tan entregada, tan devota, tan preocupada por complacer al hombre y despreocupada por ella. Refregó sus labios y nariz en la zona más austral de la humanidad de Gilderoy por minutos, entregada totalmente a la mera función de un órgano del placer, una boca y dos manos anexas a un hombre, nada más. Su rostro quedo sucio de saliva que se le pegaba al cabello y las nalgas del hombre.


Cuando el profesor estaba pronto a eyacular la tomó del rostro y salivo en su boca, para luego besarla como un poseso mientras metía dos de sus dedos en la vagina. A Hermione la volvía loca su forma de ser, su aspecto tan maduro y sus actos tan irresponsables y obscenos.


- Oohh Gilderoy.- Expresó en un gemido en fade-out. El hombre empezó a darle nalgadas en la cola hasta que le indicó que era momento de consumar el encuentro, era una locura el griterío que pegaban considerando que afuera estaban varios alumnos en recreo, además del sonido de sus correctivos.


Contra el lavabo del centro fue penetrada como de costumbre mientras sus labios se encontraban cada tanto. La vulva mejor entrenada de la alumna se sentía cada vez mejor, más húmeda. Las piernas del hombre chocaban contra ella cada vez más fuerte haciendo un sonido seco y monótono: “toc toc toc toc toc…”


Gilderoy no tardó en cargarla de las nalgas para eyacular toda su lujuria de parado en lo profundo de su húmeda cavidad, demostrando que podía tener fuerza, la fuerza que le faltaba en cada una de sus clases.


-¿Puede ser que sea cada vez mejor?- Susurró Hermione mientras el pene salía goteando esperma en una rejilla en el suelo, que quien sabe a donde llevaba.


-La practica hace al maestro, así como uno necesita superarse para vencer al mal en todo el mundo también…- Sin embargo, como si ella fuera más adulta que él, le tiró toda la sabiduría encima poniendo un dedo en su boca. No necesitaba de sus cuentos.


El profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras abandonó el baño femenino en silencio, todos estaban en sus respectivas clases, Hermione se quedó vistiéndose,tomando mucha agua y limpiando su rostro. Luego se arregló el cabello y sacó los pertrechos de la poción multijugos para que junto a sus amigos continuaran con la labor secreta.


Estaba lista para salir cuando notó un sonido tras ella que la hizo voltear. Sacó la varita y apunto a uno de los rincones del baño, el opuesto a la puerta, allí, con horror, una figura se dibujo de abajo hacia arriba. Vio aparecer unos pies, una túnica con el escudo de Gryffindor y un rostro sonriente tras unos cabellos negro azabache enmarañados y unos lentes redondos enmarcando unos hermosos ojos verdes.


-¡Harry! ¿Qué haces aquí? – Del pudor, su piel se puso como un tomate y su varita se le cayó (por poco se desliza por las aberturas de la rejilla metálica del centro) Su amigo, oculto con su capa de invisibilidad había estado observando sus cochinadas, era escandaloso.


-Ron te notó rara y no se equivocaba. Le dije que te seguiría porque temíamos que probaras la poción tu sola y te infiltraras en la Casa Común de Slytherin.


-No podría hacer eso… aunque no estoy segura de lo que podría y no podría hacer.- Expresó consternada.- ¿Qué tanto viste?


-Todo.- Harry vio a su amiga sollozar mientras le daba explicaciones y le rogaba por mantener silencio. Su amigo la abrazo comprensivo y ella creyó que todo estaría bien, que solo había conocido una faceta suya oculta. Tan solo había sido una aventura, un arrumaco secreto, nada que un amigo como él mereciera desconocer ¿Qué podía pasar de malo?


-Te guardaré el secreto, Hermione, no tienes que llorar.- Expresó comprensivo mientras ella besaba su mejilla al susurró de gracias.- Siempre y cuando… hagas algo por mí.


-¿Haga qué?- Preguntó secándose las lágrimas consternada.


-A cambio de un favor, ni siquiera Ron lo sabrá… tu me entiendes. Algo que selle mis labios para siempre.


- Ooh Harry, no conocía ese lado tuyo.-Admitió ahogada por el vaivén de sorpresas. Tras una risita nerviosa lo miro a los ojos, esos hermosos ojos verdes.- Creo que va a ser un placer pagar por tu silencio, Harry.


Con el pacto de un nuevo romance bajo el cielo estrellado de Hogwarts, Hermione le dio un discreto beso en los labios y dejó el baño oculta por la capa invisible junto a su mejor amigo. Se despidieron en la Sala Común (Harry le dijo a Ron que solo estaba controlando la poción) y sonriente se acostó.


 Hermione estaba segura de que le estaba sacando todo el jugo posible a esa escuela, aprendiendo tanto de los libros como de la vida,  aprendiendo más de lo que ninguna aprendió jamás.






Muchas gracias por leer! Espero que les haya gustado, si es así, unos puntos y comentarios me ayudarían a saber si continuar o no! 😉.

 

Hermione













 


3 comentarios - Fanfiction de Harry Potter. La lujuria de Hermione Granger.

Ulisesmax +1
Tu haces los fakes? son muy buen trabajo
El_Cochinoco +1
No no, solo el relato.
ljgp6910 +1
Fue bueno 😉

rimming
El_Cochinoco +1
gracias! me cage de risa con la imagen jaja
ljgp6910 +1
Me lo imagine, yo tambien 😉
FakeFamosas +1
Ese primer fake me suena...
El_Cochinoco
A tiene tu logo jaja te salio bárbaro