Mi ex Gina (Femdom Milf) - Cap.01: Te descubrí
Con Gina habíamos salido 3 años. Ella es 20 añosmayor, por lo que fue una relación muy fuerte. Siempre fuimos bastante normalesen el sexo. Muchas veces yo no conseguía una erección, lo que ella traducíaliteralmente en que ya no le gustaba más. Para ella, una pija dura en susrelaciones era sinónimo de ser aceptada. Entonces, cuando no se me paraba erauna pelea infernal lidiando con los mambos de cada uno.
Si bien disfrutaba el sexo con Gina, desde chico hubo siempreuna parte mía “femenina”. Tuve fantasías desde muy temprano con mujeres y conhombres. Si bien tuve algunas novias, cuando estaba en el período de solteríaaprovechaba para tener sexo express con hombres mayores que yo.
No sabía lo que quería en ese entonces. Pero siempre reprimími parte pasiva, porque creía que estaba mal, que yo tenía que enamorarme ytener una novia buena como todo el mundo.
Por eso cuando Gina llegó a mi vida, revolucionó toda esaidea del amor romántico que te venden en las películas y series. Al ser 20 añosmayor que yo, ella veía las cosas desde sus perspectivas: con cierta sabiduríaa veces, y con muchas estructuras tradicionales en otras. Además, ambosespejábamos nuestras mayores virtudes y nuestros mayores defectos.
Hubo una vez no pude ocultar mi parte pasiva. Ella estabalamiéndome la pija en la cama boca arriba y yo parado al lado. Me encantabaporque desde ahí me lamía bien los huevos. Pero de repente, se adentró más consu lengua, y llegó a la zona entre los huevos y el ano. No pude contener elplacer de sentir que estaba tan cerca de mi ano. Ella lo notó y dijo sonriendo:
- Te descubrí…
Yo me hice el desentendido, pero fue muy evidente. Una partede mí tenía miedo a que se sintiera no aceptada y empecemos a pelear. Otraparte deseó gritar lo mucho que le gustó. Por suerte, todo quedó ahí.
Después de eso pasó un tiempo que siguió todo normal. A dos otres semanas de aquello, estábamos en su cama fumando un sábado a la noche, yse me sube encima y me pone boca abajo. Así sorpresivamente. Tuve una reacción deque me gustó mezclado con tratar de taparlo, pero no pude pensar demasiado enusar una careta, porque me estaba tocando la cola. Me saca los boxers y me dejacon el culo para arriba. Me empieza a chupar el ano como con ganas, como si yofuese su presa. Yo estaba en la gloria, no lo podía creer. Hasta dejé escaparun gemido.
Como vio que alcé la cola y que lo estaba gozando, me escupióel culo y empezó a pasarle el dedo al ano. Me dijo:
- Mirá cómo te gusta! Cómo lo disfrutás! Vos querías esto,no?
Qué hija de puta. Eso le decía yo cuando me la cogía poratrás y la agarraba del pelo. Me acercaba y le decía cosas como “Armaste todala pelea porque querías esto, no?”, “Siii…” me decía ella con voz suave.
- No te oigo Maxi… - dijo hundiendo un poco el dedo.
- Siii, yo quería esto! – dije con voz femenina. Me salió muynatural eso.
- Jajaja te dije el otro día que te descubrí.
Me lo siguió metiendo un poco más, se puso a mi lado, y conla otra mano me metió dos dedos en la boca, los cuales chupé desesperadamente.
Me tenía. Y ella lo sabía. Se reía. Me hacía atragantar conlos dedos como muchas veces yo lo había hecho con mi pija en su boca. Estaforma de venganza me encantaba.
A partir de ahí, la relación cambió de roles. Empezamos ahacer cosas que nos excitaban mucho y que desconocíamos de nosotros mismos. Selos voy a contar en otro capítulo.
Con Gina habíamos salido 3 años. Ella es 20 añosmayor, por lo que fue una relación muy fuerte. Siempre fuimos bastante normalesen el sexo. Muchas veces yo no conseguía una erección, lo que ella traducíaliteralmente en que ya no le gustaba más. Para ella, una pija dura en susrelaciones era sinónimo de ser aceptada. Entonces, cuando no se me paraba erauna pelea infernal lidiando con los mambos de cada uno.
Si bien disfrutaba el sexo con Gina, desde chico hubo siempreuna parte mía “femenina”. Tuve fantasías desde muy temprano con mujeres y conhombres. Si bien tuve algunas novias, cuando estaba en el período de solteríaaprovechaba para tener sexo express con hombres mayores que yo.
No sabía lo que quería en ese entonces. Pero siempre reprimími parte pasiva, porque creía que estaba mal, que yo tenía que enamorarme ytener una novia buena como todo el mundo.
Por eso cuando Gina llegó a mi vida, revolucionó toda esaidea del amor romántico que te venden en las películas y series. Al ser 20 añosmayor que yo, ella veía las cosas desde sus perspectivas: con cierta sabiduríaa veces, y con muchas estructuras tradicionales en otras. Además, ambosespejábamos nuestras mayores virtudes y nuestros mayores defectos.
Hubo una vez no pude ocultar mi parte pasiva. Ella estabalamiéndome la pija en la cama boca arriba y yo parado al lado. Me encantabaporque desde ahí me lamía bien los huevos. Pero de repente, se adentró más consu lengua, y llegó a la zona entre los huevos y el ano. No pude contener elplacer de sentir que estaba tan cerca de mi ano. Ella lo notó y dijo sonriendo:
- Te descubrí…
Yo me hice el desentendido, pero fue muy evidente. Una partede mí tenía miedo a que se sintiera no aceptada y empecemos a pelear. Otraparte deseó gritar lo mucho que le gustó. Por suerte, todo quedó ahí.
Después de eso pasó un tiempo que siguió todo normal. A dos otres semanas de aquello, estábamos en su cama fumando un sábado a la noche, yse me sube encima y me pone boca abajo. Así sorpresivamente. Tuve una reacción deque me gustó mezclado con tratar de taparlo, pero no pude pensar demasiado enusar una careta, porque me estaba tocando la cola. Me saca los boxers y me dejacon el culo para arriba. Me empieza a chupar el ano como con ganas, como si yofuese su presa. Yo estaba en la gloria, no lo podía creer. Hasta dejé escaparun gemido.
Como vio que alcé la cola y que lo estaba gozando, me escupióel culo y empezó a pasarle el dedo al ano. Me dijo:
- Mirá cómo te gusta! Cómo lo disfrutás! Vos querías esto,no?
Qué hija de puta. Eso le decía yo cuando me la cogía poratrás y la agarraba del pelo. Me acercaba y le decía cosas como “Armaste todala pelea porque querías esto, no?”, “Siii…” me decía ella con voz suave.
- No te oigo Maxi… - dijo hundiendo un poco el dedo.
- Siii, yo quería esto! – dije con voz femenina. Me salió muynatural eso.
- Jajaja te dije el otro día que te descubrí.
Me lo siguió metiendo un poco más, se puso a mi lado, y conla otra mano me metió dos dedos en la boca, los cuales chupé desesperadamente.
Me tenía. Y ella lo sabía. Se reía. Me hacía atragantar conlos dedos como muchas veces yo lo había hecho con mi pija en su boca. Estaforma de venganza me encantaba.
A partir de ahí, la relación cambió de roles. Empezamos ahacer cosas que nos excitaban mucho y que desconocíamos de nosotros mismos. Selos voy a contar en otro capítulo.
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