Juli salio del baño hecho toda una perra. Tenia puesta una tanga negra, bien metida en la cola y a su vez le marcaba el bulto, cosa que me enloquecio; arriba tenia un corpiño blanco, de esos que usan las chicas para levantar los pechos. Todo se ajustaba perfectamente a su cuerpo delgado y casi sin pelos, media cerca de 1,70m y usaba el pelo corto con un look muy varonil. Pero esa ropa interior que su novia habia dejado para usar cuando lo visitara, le quedaba realmente muy sensual. "¿Así me vas a coger?", preguntó tan sorprendido como excitado por lo que estaba viendo. Yo lo esperaba acostado en la cama que aun no había sido deshecha, con una tanga mas pequeña que la suya, con tiritas finas y un triangulito de tela que se perdía entre mis nalgas, además tenia un corpiño transparente que dejaba ver mis tetillas. Mi novia de ese entonces también había sufrido el hurto de algunas de sus prendas más intimas. "Sí,bebe. Que, no queres que te coja esta putita?" le respondí sonriendo. Mi excitaciòn crecìa con cada segundo, Juli se acercò hasta el borde de la cama y se arrodillò. "Esto es para mì?" preguntò mientras me manoseaba la verga por encima de la tanga. Mi pene se puso tan tieso en seguida que escapò de la ropa y le provocò una sonrisa tierna. "Es toda para vos, bebè. La querìas?". Terminò por sacar mi miembro al desnudo y lo metiò en su boca entero. Sabìa que tenìa muchas ganas de chuparla pues eso me habìa repetido una y otra vez en nuestras charlas previas al encuentro. Lo que realmente me sorprendiò fue como la devorò toda durante unos minutos, esperaba algo màs torpe por ser la segunda vez que probaba una pija pero su manera de petear me estaba matando de placer.
En toda esta ambigua fantasia, yo no podìa (màs bien no querìa) dejar mi rol de chico feminizado en el que me habìa convertido con toda esa ropita, a pesar de estar recibiendo una mamada increible. Asì que me toquè los pechos como si realmente tuviera mientras èl hacìa lo suyo, lamì mis dedos para humedecerme los pezones sin dejar de gemir ni un instante. Despuès de un rato, sacò mi pija de su boca y se subiò a la cama para hacerme compañìa. "Quiero ver còmo te tocàs", susurrò en mi oìdo. Yo no podìa màs de la excitaciòn, me empecè a masturbar y le pedì por favor que metiera un dedo en mi cola. Se chupò el dedo ìndice y lo metiò ràpido en mi ano, jugueteò un rato ahì mientras yo no dejaba de pajearme. Me detuve porque sabìa que, de lo contrario, iba a acabar en seguida y no querìa que eso suceda tan pronto. Cuando parè, Juli sintiò que era el momento indicado para soltar a la puta que llevaba dentro. Se puso en cuatro y miràndome por encima de su hombro me pidiò "cojeme, papi, porfi". Me puse un preservativo y lo lubriquè abundante, bajè un poco su bombacha y con el resto de gel que me quedaba, le untè en su hermoso y cerrado agujerito. "Ay sì, por Dios" fue todo lo que pudo decir antes que mi verga lo empezara a penetrar. Al principio costò un poco pero en seguida entrò hasta la mitad, ahì fue cuando escuchè su primer gritito de nena. Empujè un poco màs y de repente toda mi pija estaba dentro suyo. Yo no podìa pronunciar palabra alguna, solo gemir fuertemente con cada embestida que le daba. Lo cogì suave primero y cada vez màs duro. El no paraba de gritar, lo que me calentaba màs aun. Despuès de un buen rato de metèrsela, me pidiò que cambiàramos de posiciòn, porque querìa que lo cogiese de parado contra la pared. Por supuesto que no me opuse. La cercanìa de nuestros cuerpos provocò un encuentro impensado: nuestras lenguas se trenzaron en un beso caliente y apasionado. Asì seguimos unos minutos màs hasta que quiso volver a la cama. Y esa fue mi oportunidad para pedirle que me hiciera sentir una trola desvergonzada: "ahora quiero que me hagas tuya".
Cuando Juli se acostò, fuì directo hasta su verga y la metì en mi boca. Mis labios subìan y bajaban por ese trozo de carne caliente que estaba duro por demàs. Hacía mucho tiempo que deseaba comerme una pija y la de Juli estaba súper sabrosa. Como no era muy grande,pude tragarmela entera. Si bien él me había dejado en claro que solamente quería ser pasivo, nadie se resiste a una buena chupada. Y con lo golosa que yo tenía la cola esa noche, no le quedó más remedio que usarla a su antojo. Sin sacarme su hermosa verga de la boca, giré hasta quedar encima suyo, en posición de 69, poniendo mi culo en su cara. Corrió mi tanga lo suficiente como para dejar libre mi ano y paseó toda su lengua por allí. Sentí que moría de placer. Mis chupadas se volvían cada vez más frenéticas y él metía su lengua de modo que me daba la sensación de estar siendo realmente penetrado. Después me metió un dedo y luego fueron dos. Tuve que dejar de mamarlo para poder gemir. Ansiaba hacerlo como una perra, con voz aguda y jadeante. Juli estaba cumpliendo todas mis fantasías pero restaba la más importante. "Ay nene, necesito que me hagas el culo ahora. No puedo más". Juli no respondió, me mordió una nalga, me dio un húmedo beso negro y se acomodó detrás mío listo para penetrarme. Recordó que no tenía puesto un forro entonces me pidió que meneara un poco la cola y gateara para él mientras se lo colocaba. Con gusto obedecí la orden, me sentía tan perra que quería poner en juego todos los recursos fantaseados hasta el momento. Por fin me agarró de las caderas y sin necesidad que dirigirla con su mano, apoyó la cabeza de su verga en mi agujero y empezó a penetrarme. No se en qué momento exacto la metió por completo porque yo no paraba de gozar y gritar desde el comienzo. Creo que eso lo excitó más todavía porque no dejaba de decirme "tomá, tomá" y apretar fuerte sus manos contra mi panza. Todo eso me enloquecía a pleno,tanto que comencé a decir todo tipo de cosas sucias de manera verborrágica. Siempre me calentó que las chicas con quienes cogía, hablaran durante el sexo. Pero ahora era yo quien estaba siendo cogido y me compenetré absolútamente con ese rol. Ya no recuerdo la cantidad de frases que dije pero todas giraban en torno a lo mismo. "Oy sí, mi amor, me encanta que me des por atrás"; "dale,papi, rompeme bien la cola"; "te gusta hacerle el ojete a tu putita?"; "ay reventame el orto,damela toda, quiero más". Y así, por un millón.
Cuando le dije que ya estaba cerca de acabar, dejó de cogerme de repente, se acostó debajo mío con su cara a la altura de mi pija mientras yo seguía en cuatro como antes (aunque con la cola mucho más abierta que antes). En esa posición, volvió a meter sus dedos un mi culo y con los ojos cerrados y la boca abierta, se dispuso a esperar un riquísimo baño de leche. Fue increíble porque en segundos (y lo más sorprendente: sin tocar mi pene) brotó de mi una cascada de semen que fueron a parar al interior de su boca y en gran medida por toda la cara. Grité "Aaaaaah" como un desquisiado, fue el gemido más potente de la noche. Siguió masturbando mi ano hasta que salió la última gota de leche. Todo enchastrado como estaba, se levantó y me dijo "no te muevas,putito, que ahora voy yo". No se por qué pero me encantó que me diga putito, en masculino. Volvió a acomodarse detrás mío y se pajeó hasta que logró venirse por completo en mi espalda, en mis nalgas y en mis muslos. Sentía como su semen corría por mi cuerpo hasta caer en las sábanas que ya estaban hechas una inmundicia de tanto coger. Cuando terminó, nos derrumbamos en la cama y así permanecimos unos cinco minutos, sin poder movernos, sin poder hablar.
Mi vieja fantasía de coger entangado con otro chico igual, se acababa de materializar. Y ahora no puedo dejar de querer revivir esta experiencia.
En toda esta ambigua fantasia, yo no podìa (màs bien no querìa) dejar mi rol de chico feminizado en el que me habìa convertido con toda esa ropita, a pesar de estar recibiendo una mamada increible. Asì que me toquè los pechos como si realmente tuviera mientras èl hacìa lo suyo, lamì mis dedos para humedecerme los pezones sin dejar de gemir ni un instante. Despuès de un rato, sacò mi pija de su boca y se subiò a la cama para hacerme compañìa. "Quiero ver còmo te tocàs", susurrò en mi oìdo. Yo no podìa màs de la excitaciòn, me empecè a masturbar y le pedì por favor que metiera un dedo en mi cola. Se chupò el dedo ìndice y lo metiò ràpido en mi ano, jugueteò un rato ahì mientras yo no dejaba de pajearme. Me detuve porque sabìa que, de lo contrario, iba a acabar en seguida y no querìa que eso suceda tan pronto. Cuando parè, Juli sintiò que era el momento indicado para soltar a la puta que llevaba dentro. Se puso en cuatro y miràndome por encima de su hombro me pidiò "cojeme, papi, porfi". Me puse un preservativo y lo lubriquè abundante, bajè un poco su bombacha y con el resto de gel que me quedaba, le untè en su hermoso y cerrado agujerito. "Ay sì, por Dios" fue todo lo que pudo decir antes que mi verga lo empezara a penetrar. Al principio costò un poco pero en seguida entrò hasta la mitad, ahì fue cuando escuchè su primer gritito de nena. Empujè un poco màs y de repente toda mi pija estaba dentro suyo. Yo no podìa pronunciar palabra alguna, solo gemir fuertemente con cada embestida que le daba. Lo cogì suave primero y cada vez màs duro. El no paraba de gritar, lo que me calentaba màs aun. Despuès de un buen rato de metèrsela, me pidiò que cambiàramos de posiciòn, porque querìa que lo cogiese de parado contra la pared. Por supuesto que no me opuse. La cercanìa de nuestros cuerpos provocò un encuentro impensado: nuestras lenguas se trenzaron en un beso caliente y apasionado. Asì seguimos unos minutos màs hasta que quiso volver a la cama. Y esa fue mi oportunidad para pedirle que me hiciera sentir una trola desvergonzada: "ahora quiero que me hagas tuya".
Cuando Juli se acostò, fuì directo hasta su verga y la metì en mi boca. Mis labios subìan y bajaban por ese trozo de carne caliente que estaba duro por demàs. Hacía mucho tiempo que deseaba comerme una pija y la de Juli estaba súper sabrosa. Como no era muy grande,pude tragarmela entera. Si bien él me había dejado en claro que solamente quería ser pasivo, nadie se resiste a una buena chupada. Y con lo golosa que yo tenía la cola esa noche, no le quedó más remedio que usarla a su antojo. Sin sacarme su hermosa verga de la boca, giré hasta quedar encima suyo, en posición de 69, poniendo mi culo en su cara. Corrió mi tanga lo suficiente como para dejar libre mi ano y paseó toda su lengua por allí. Sentí que moría de placer. Mis chupadas se volvían cada vez más frenéticas y él metía su lengua de modo que me daba la sensación de estar siendo realmente penetrado. Después me metió un dedo y luego fueron dos. Tuve que dejar de mamarlo para poder gemir. Ansiaba hacerlo como una perra, con voz aguda y jadeante. Juli estaba cumpliendo todas mis fantasías pero restaba la más importante. "Ay nene, necesito que me hagas el culo ahora. No puedo más". Juli no respondió, me mordió una nalga, me dio un húmedo beso negro y se acomodó detrás mío listo para penetrarme. Recordó que no tenía puesto un forro entonces me pidió que meneara un poco la cola y gateara para él mientras se lo colocaba. Con gusto obedecí la orden, me sentía tan perra que quería poner en juego todos los recursos fantaseados hasta el momento. Por fin me agarró de las caderas y sin necesidad que dirigirla con su mano, apoyó la cabeza de su verga en mi agujero y empezó a penetrarme. No se en qué momento exacto la metió por completo porque yo no paraba de gozar y gritar desde el comienzo. Creo que eso lo excitó más todavía porque no dejaba de decirme "tomá, tomá" y apretar fuerte sus manos contra mi panza. Todo eso me enloquecía a pleno,tanto que comencé a decir todo tipo de cosas sucias de manera verborrágica. Siempre me calentó que las chicas con quienes cogía, hablaran durante el sexo. Pero ahora era yo quien estaba siendo cogido y me compenetré absolútamente con ese rol. Ya no recuerdo la cantidad de frases que dije pero todas giraban en torno a lo mismo. "Oy sí, mi amor, me encanta que me des por atrás"; "dale,papi, rompeme bien la cola"; "te gusta hacerle el ojete a tu putita?"; "ay reventame el orto,damela toda, quiero más". Y así, por un millón.
Cuando le dije que ya estaba cerca de acabar, dejó de cogerme de repente, se acostó debajo mío con su cara a la altura de mi pija mientras yo seguía en cuatro como antes (aunque con la cola mucho más abierta que antes). En esa posición, volvió a meter sus dedos un mi culo y con los ojos cerrados y la boca abierta, se dispuso a esperar un riquísimo baño de leche. Fue increíble porque en segundos (y lo más sorprendente: sin tocar mi pene) brotó de mi una cascada de semen que fueron a parar al interior de su boca y en gran medida por toda la cara. Grité "Aaaaaah" como un desquisiado, fue el gemido más potente de la noche. Siguió masturbando mi ano hasta que salió la última gota de leche. Todo enchastrado como estaba, se levantó y me dijo "no te muevas,putito, que ahora voy yo". No se por qué pero me encantó que me diga putito, en masculino. Volvió a acomodarse detrás mío y se pajeó hasta que logró venirse por completo en mi espalda, en mis nalgas y en mis muslos. Sentía como su semen corría por mi cuerpo hasta caer en las sábanas que ya estaban hechas una inmundicia de tanto coger. Cuando terminó, nos derrumbamos en la cama y así permanecimos unos cinco minutos, sin poder movernos, sin poder hablar.
Mi vieja fantasía de coger entangado con otro chico igual, se acababa de materializar. Y ahora no puedo dejar de querer revivir esta experiencia.
8 comentarios - Juli y yo. Cross lesbis MUY calientes