Con el mejor amigo de mi marido 4a parte - Martín
A este relato podríamos decirle la segunda parte del tercer relato.
Días después de mi candente cita en el hotel yo continuaba con mi vida normal, en mi hogar, el spinning y el GYM, amigas, en fin.
Durante mi trayecto ida y vuelta al spinning en la tarde vamos a pie mis amigas y yo, durante ese trayecto los hombres nos miran con deseo, ya sea a pie o en su coche. Nos dicen de todo.
Mis amigas son muy guapas, pero siempre la atención la centran más en mí y mi gran trasero.
Mis amigas se ríen, me dicen “El día que no vengamos te van a secuestrar para violarte jajajajajaja” y nos reímos.
A veces se me hace tarde para ir con ellas y yo voy sola después. Es halagador para mi, cuando voy de camino al spinning como los hombres me miran, me dicen piropos o detienen la marcha de sus coches para decirme piropos obscenos como: "Mamacita, que rica estas" ó "Súbete mi Reyna, te llevo a donde quieras", hasta algunos me recorren con su vista de arriba a abajo y sacan su lengua mirando mi sexo y lengüeteando como si me lo lamieran, hay algunos que me fotografían con su cel, me doy cuenta porque lo hacen desde que me ven venir, cuando paso a su lado y al voltear veo que fotografían mi trasero. A veces me hace excitar tanta atención masculina.
Hay incluso vecinos que me salen al paso cuando regreso para decirme que soy la vecina más hermosa de todas. No me sorprende porque la mayoría son ya maduras y gorditas. Yo en cambio, 1.75m de alto, pelo castaño largo y ensortijado, ojos claros, medidas 95, 65, 120; tez blanca. Me gusta vestir sexy, pantalones, blusas de tirantes y zapatos de tacón, o a veces para ir a la tienda shorts y blusas amarradas a la cintura que dejan ver mi piel y ombligo. Como siempre salgo a la tienda a la misma hora más o menos, al salir me he dado cuenta que muchos están barriendo la calle o aparentando hacerlo, lavando su carro o alguna otra cosa, dejan de hacer lo que sea para contemplarme de arriba a abajo de manera descarada mientras paso y eso hace que me contonee de manera provocativa para su deleite.
Pero en estos días me comenzó a suceder algo que me desconcertaba, empecé a soñar con Martín, soñaba que me follaba de manera salvaje, que me hacía suya como aquellas veces que nos veíamos en el hotel donde me forzaba.
Eran sueños muy candentes, muy vividos, despertaba sobresaltada, con mi rajita húmeda, sintiendo sus manos en mi cuerpo. Volvía a cerrar los ojos tratando de dormir, pero volvían a mi mente esas imágenes de su verga penetrando mi panochita y mi culito. No podía arrancarlas de mí, y tenía que ir al baño a masturbarme de lo caliente que me ponían para calmarme un poco e intentar volver a dormir.
Incluso había ocasiones que eran tan intensos esos sueños que mi marido me despertaba y me decía:
-¿Qué te pasa amor?
-¿Por qué?
-Es que te movías muy inquieta, murmurabas y te movías como si te estuvieran follando…
-No mi vida, era una pesadilla. Duérmete.
La intensidad y frecuencia de esos sueños me empezó a llenar de excitación, yo me resistía a reconocerlo, aunque me violó, nuestros últimos encuentros fueron tan calientes que me empezó a gustar su forma de poseerme.
Una de tantas ocasiones al venir del spinning un carro se me emparejo y su marcha era lenta, yo no voltee para ver quien era, pero sentir su mirada en mi trasero me excitaba, yo solo esperaba oír el piropo obsceno que me iba a decir. Pero no, lo que escuché me dejó helada:
-Hola Aracely ¿Cómo estás?
-¿Qué haces aquí?- Era Martín ¿Cómo me encontró? Me dio mucho miedo que me encontrara, cuales serían sus intenciones.
Detuvo su coche y se bajo. Me dijo:
-Súbete. No tengas miedo, sólo quiero platicar.
No sé si fue el miedo de sentirme descubierta, la excitación de volver a verlo o los sueños recientes, pero sin resistir me subí a su coche.
-Qué casualidad encontrarte…
-¿Cómo me encontraste? –Pregunté con una mezcla de miedo y excitación.
-Como te dije, fue una casualidad, vine a un encargo y cuando regresaba a la casa vi a una muñeca muy buenota, cuando me acerqué a decirle algo me di cuenta que eras tú.
Yo mantenía la vista abajo, no quería verlo al rostro para que no notara mi excitación al sentir su cercanía. El continuó:
-Después de que desapareciste, me quede con ganas de follarte nuevamente, de seducirte otra vez.
-No Martín, no me digas eso…
-¿Por qué mamacita? ¿Te gusta? Sí, me parece que sí, que no has podido olvidar las tremendas cogidas que te daba en el hotel…
Cuando dijo esto me tomo de la mano con sus dos manos y continuó:
-Sé que no te soy indiferente, en nuestros últimos encuentros sexuales me di cuenta que te agradaba ser mía, que te entregabas a mí…
Baje la vista, tenía razón, aun no olvidaba las folladas que me había dado y al escucharlo un estremecimiento recorrió mi espalda y mi sexo se humedecía cada vez más. Entonces tomo mi cara con sus manos y la levantó, me miró a los ojos y acercó su boca a la mía, no hice nada por resistirme y me besó tiernamente, luego me abrazo mientras sus besos subían de tono.
Reaccioné apartándolo bruscamente y le dije:
-No Martín, no puede ser, es verdad que me agradó ser tuya, pero no, me debo a mi marido…
Puso su dedo en mis labios para que guardara silencio y dijo:
-Lo sé, pero él nunca lo sabrá, yo no te haré lo que Miguel, yo si quiero que seas mía siempre...
Y volvió a besarme de manera ardiente. Sus palabras quebraron mi resistencia y me abracé a él, sentir ese cuerpo que me enloquecía otra vez fue como cuando un adicto ha dejado la droga y vuelve a recaer, queda preso de su adicción nuevamente.
Así me sentí, atrapada en el deseo, en la lujuria de sentir el contacto de su piel otra vez, de sentir su pene en mi sexo una vez más.
Me besaba con pasión, sus manos recorrían mi cintura y subían por mi espalda. Lleno de pasión me dijo al oído:
-Vamos a un lugar más privado mi reyna.
Y me besó con lujuria metiendo su lengua en mi boca.
Enfiló su coche a la salida de la ciudad a un Motel, pidió un cuarto y entramos. Yo temblaba de la emoción, de saber que disfrutaría de ese cuerpo que no había podido olvidar.
Me abrazó, sus labios quemaban mi piel, mordía mi boca, mi cuello, sus manos quitaban mi sudadera dejándome en bra, bajó besando mi cuello, mis pechos por encima del bra, mi vientre, al llegar a mi cintura sus manos bajaron mi pants de licra dejándome en tanga, ahora sus manos recorrían mi culo, apretujaba mi trasero y luego hizo a un lado mi tanga metiendo sus dedos en mi sexo ya humedecido por la lujuria.
Me acostó en la cama, él se desnudó completamente y luego se puso sobre mí, besándome otra vez, ahora sus manos me quitaron el bra y su boca mordía y lamía mis pezones mientras sus dedos continuaban urgando en mi panochita, ya para entonces yo gemía y jadeaba.
Sus manos me acariciaban toda, ahora su boca fue de mis pechos a mi vientre, sus manos me quitaron la tanga dejándome desnuda y completamente sometida a su antojo.
Ahora abrió mis piernas y su boca entró en mi sexo, su lengua lo recorría a placer haciéndome gozar otra vez mientras sus dedos se abrían paso en mi ano, metió sus dedos en el y empezó el rico mete y saca que me hacía arquear la espalda, era la locura:
-¡AAAAAAHHHHH! ¡AH, AH, AH, AH! Oh papi, que rico, hazme tuya, soy toda tuya papi...
-Te voy a coger otra vez como sé que te gusta.
Me hizo tener mi primer orgasmo, entonces él se sentó en la cama y yo me hinqué abajo, sin decir nada puso su verga entre mis pechos y lo masturbé con ellos, él cerró sus ojos respirando agitadamente, cada que su verga llegaba a mi boca yo sacaba la lengua y la lamía, él me dijo:
-Como tenía ganas de que me hicieras eso mamacita, eres toda una puta.
Como respuesta yo seguía masturbándolo con mis pechos y saboreando la punta de su verga. Entonces me dijo:
-Chúpamela zorra.
Y se levantó, apenas puso su hermosa verga a la altura de mi boca, de manera desesperada la metí en ella, la quería toda para mí.
Me bombeaba mi boca, me estaba cogiendo por la boca de manera bestial, cada embate hacía que su verga llegara a mi garganta provocándome que me ahogara, me tenía este desgraciado totalmente rendida a sus caprichos.
Luego me dijo: -Ponte en 4- yo solo pensé en que me reventaría mi culito pero el comenzó a lamérmelo, me metía la lengua y eso me excitaba y no aguante y solté un gemido de excitación el me dijo -¿¿Te gusta verdad perrita?? Pero esto te gustara mas- se paro y me paso su verga por mi rajita y la coloco en la entrada de mi culito y comenzó a metérmela.
Cada centímetro que me entraba me hacia gritar hasta que me la metió completamente, y sin esperar comenzó el mete y saca, el dolor pasó rápidamente y en cuestión de segundos yo le seguía el ritmo de la follada que me estaba dando, me daba fuertes nalgadas, me estiraba el pelo como si montara a su yegua y fue cuando comencé a gritar y a decirle:
-¡AH, AH, AH, AH, AH, AH, AH! ¡Siiiiii paapppiiiiiiii metemelaaaaaaa! ¡Hazme tuyaaaaa! ¡Culeameeeeee, llenameee de lecheeeee! ¡Hazme tuya por siempreeeee…
Eso excitaba más a Martín y me contestaba con cosas como:
-¡Te romperé tu hermoso culo, serás mi perra! ¡Mi esclava! ¡Harás lo que yo diga y te cogeré cuando yo quiera!
-¡Ssssiiiiiii lo que tu digas papacito, pero no pares. Metemelaaaaaaa!
Después de un rato me acostó y levanto mis piernas colocándoselas en los hombros, el comenzó a metérmela en mi rajita y a bombearme desesperadamente, se inclinaba y metía mis pechos en su boca arrancándome gritos de lujuria, el golpeteo de nuestros sexos, sentir sus bolas golpeando mis nalgas me tenía loca de placer, luego me coloco bocabajo quedando el sobre mi y ahí volvió a culearme y las penetraciones se hicieron más profundas, yo sentía que mi culo me ardía pero no quería que parara, el acelero el ritmo de manera frenética hasta que acabo dentro de mí, soltó tanta leche que se salía de mi culo haciendome tener otro orgasmo de locura, yo pensé que todo terminaría allí pero él me volteo y me coloco la verga en mi boca y comenzó a follarme la boca rápidamente, me ahogaba con semejante verga hasta que acabo esta vez en mi boca.
-mmmm que ricura de leche.
Nunca pensé que un Martín me follaría de esa manera y su leche me fascinó, me la tome toda a pesar de que soltó mucha pero no deje escapar nada, luego de eso nos vestimos, y él me dijo:
-Eres divina mamacita, te deseaba tanto, serás mi amante y yo el macho que te va a culear cuando quiera.
A partir de ese día, Martín me lleva al hotel al salir del Spinning por las tardes.
Continuara…
Gracias por sus comentarios
A este relato podríamos decirle la segunda parte del tercer relato.
Días después de mi candente cita en el hotel yo continuaba con mi vida normal, en mi hogar, el spinning y el GYM, amigas, en fin.
Durante mi trayecto ida y vuelta al spinning en la tarde vamos a pie mis amigas y yo, durante ese trayecto los hombres nos miran con deseo, ya sea a pie o en su coche. Nos dicen de todo.
Mis amigas son muy guapas, pero siempre la atención la centran más en mí y mi gran trasero.
Mis amigas se ríen, me dicen “El día que no vengamos te van a secuestrar para violarte jajajajajaja” y nos reímos.
A veces se me hace tarde para ir con ellas y yo voy sola después. Es halagador para mi, cuando voy de camino al spinning como los hombres me miran, me dicen piropos o detienen la marcha de sus coches para decirme piropos obscenos como: "Mamacita, que rica estas" ó "Súbete mi Reyna, te llevo a donde quieras", hasta algunos me recorren con su vista de arriba a abajo y sacan su lengua mirando mi sexo y lengüeteando como si me lo lamieran, hay algunos que me fotografían con su cel, me doy cuenta porque lo hacen desde que me ven venir, cuando paso a su lado y al voltear veo que fotografían mi trasero. A veces me hace excitar tanta atención masculina.
Hay incluso vecinos que me salen al paso cuando regreso para decirme que soy la vecina más hermosa de todas. No me sorprende porque la mayoría son ya maduras y gorditas. Yo en cambio, 1.75m de alto, pelo castaño largo y ensortijado, ojos claros, medidas 95, 65, 120; tez blanca. Me gusta vestir sexy, pantalones, blusas de tirantes y zapatos de tacón, o a veces para ir a la tienda shorts y blusas amarradas a la cintura que dejan ver mi piel y ombligo. Como siempre salgo a la tienda a la misma hora más o menos, al salir me he dado cuenta que muchos están barriendo la calle o aparentando hacerlo, lavando su carro o alguna otra cosa, dejan de hacer lo que sea para contemplarme de arriba a abajo de manera descarada mientras paso y eso hace que me contonee de manera provocativa para su deleite.
Pero en estos días me comenzó a suceder algo que me desconcertaba, empecé a soñar con Martín, soñaba que me follaba de manera salvaje, que me hacía suya como aquellas veces que nos veíamos en el hotel donde me forzaba.
Eran sueños muy candentes, muy vividos, despertaba sobresaltada, con mi rajita húmeda, sintiendo sus manos en mi cuerpo. Volvía a cerrar los ojos tratando de dormir, pero volvían a mi mente esas imágenes de su verga penetrando mi panochita y mi culito. No podía arrancarlas de mí, y tenía que ir al baño a masturbarme de lo caliente que me ponían para calmarme un poco e intentar volver a dormir.
Incluso había ocasiones que eran tan intensos esos sueños que mi marido me despertaba y me decía:
-¿Qué te pasa amor?
-¿Por qué?
-Es que te movías muy inquieta, murmurabas y te movías como si te estuvieran follando…
-No mi vida, era una pesadilla. Duérmete.
La intensidad y frecuencia de esos sueños me empezó a llenar de excitación, yo me resistía a reconocerlo, aunque me violó, nuestros últimos encuentros fueron tan calientes que me empezó a gustar su forma de poseerme.
Una de tantas ocasiones al venir del spinning un carro se me emparejo y su marcha era lenta, yo no voltee para ver quien era, pero sentir su mirada en mi trasero me excitaba, yo solo esperaba oír el piropo obsceno que me iba a decir. Pero no, lo que escuché me dejó helada:
-Hola Aracely ¿Cómo estás?
-¿Qué haces aquí?- Era Martín ¿Cómo me encontró? Me dio mucho miedo que me encontrara, cuales serían sus intenciones.
Detuvo su coche y se bajo. Me dijo:
-Súbete. No tengas miedo, sólo quiero platicar.
No sé si fue el miedo de sentirme descubierta, la excitación de volver a verlo o los sueños recientes, pero sin resistir me subí a su coche.
-Qué casualidad encontrarte…
-¿Cómo me encontraste? –Pregunté con una mezcla de miedo y excitación.
-Como te dije, fue una casualidad, vine a un encargo y cuando regresaba a la casa vi a una muñeca muy buenota, cuando me acerqué a decirle algo me di cuenta que eras tú.
Yo mantenía la vista abajo, no quería verlo al rostro para que no notara mi excitación al sentir su cercanía. El continuó:
-Después de que desapareciste, me quede con ganas de follarte nuevamente, de seducirte otra vez.
-No Martín, no me digas eso…
-¿Por qué mamacita? ¿Te gusta? Sí, me parece que sí, que no has podido olvidar las tremendas cogidas que te daba en el hotel…
Cuando dijo esto me tomo de la mano con sus dos manos y continuó:
-Sé que no te soy indiferente, en nuestros últimos encuentros sexuales me di cuenta que te agradaba ser mía, que te entregabas a mí…
Baje la vista, tenía razón, aun no olvidaba las folladas que me había dado y al escucharlo un estremecimiento recorrió mi espalda y mi sexo se humedecía cada vez más. Entonces tomo mi cara con sus manos y la levantó, me miró a los ojos y acercó su boca a la mía, no hice nada por resistirme y me besó tiernamente, luego me abrazo mientras sus besos subían de tono.
Reaccioné apartándolo bruscamente y le dije:
-No Martín, no puede ser, es verdad que me agradó ser tuya, pero no, me debo a mi marido…
Puso su dedo en mis labios para que guardara silencio y dijo:
-Lo sé, pero él nunca lo sabrá, yo no te haré lo que Miguel, yo si quiero que seas mía siempre...
Y volvió a besarme de manera ardiente. Sus palabras quebraron mi resistencia y me abracé a él, sentir ese cuerpo que me enloquecía otra vez fue como cuando un adicto ha dejado la droga y vuelve a recaer, queda preso de su adicción nuevamente.
Así me sentí, atrapada en el deseo, en la lujuria de sentir el contacto de su piel otra vez, de sentir su pene en mi sexo una vez más.
Me besaba con pasión, sus manos recorrían mi cintura y subían por mi espalda. Lleno de pasión me dijo al oído:
-Vamos a un lugar más privado mi reyna.
Y me besó con lujuria metiendo su lengua en mi boca.
Enfiló su coche a la salida de la ciudad a un Motel, pidió un cuarto y entramos. Yo temblaba de la emoción, de saber que disfrutaría de ese cuerpo que no había podido olvidar.
Me abrazó, sus labios quemaban mi piel, mordía mi boca, mi cuello, sus manos quitaban mi sudadera dejándome en bra, bajó besando mi cuello, mis pechos por encima del bra, mi vientre, al llegar a mi cintura sus manos bajaron mi pants de licra dejándome en tanga, ahora sus manos recorrían mi culo, apretujaba mi trasero y luego hizo a un lado mi tanga metiendo sus dedos en mi sexo ya humedecido por la lujuria.
Me acostó en la cama, él se desnudó completamente y luego se puso sobre mí, besándome otra vez, ahora sus manos me quitaron el bra y su boca mordía y lamía mis pezones mientras sus dedos continuaban urgando en mi panochita, ya para entonces yo gemía y jadeaba.
Sus manos me acariciaban toda, ahora su boca fue de mis pechos a mi vientre, sus manos me quitaron la tanga dejándome desnuda y completamente sometida a su antojo.
Ahora abrió mis piernas y su boca entró en mi sexo, su lengua lo recorría a placer haciéndome gozar otra vez mientras sus dedos se abrían paso en mi ano, metió sus dedos en el y empezó el rico mete y saca que me hacía arquear la espalda, era la locura:
-¡AAAAAAHHHHH! ¡AH, AH, AH, AH! Oh papi, que rico, hazme tuya, soy toda tuya papi...
-Te voy a coger otra vez como sé que te gusta.
Me hizo tener mi primer orgasmo, entonces él se sentó en la cama y yo me hinqué abajo, sin decir nada puso su verga entre mis pechos y lo masturbé con ellos, él cerró sus ojos respirando agitadamente, cada que su verga llegaba a mi boca yo sacaba la lengua y la lamía, él me dijo:
-Como tenía ganas de que me hicieras eso mamacita, eres toda una puta.
Como respuesta yo seguía masturbándolo con mis pechos y saboreando la punta de su verga. Entonces me dijo:
-Chúpamela zorra.
Y se levantó, apenas puso su hermosa verga a la altura de mi boca, de manera desesperada la metí en ella, la quería toda para mí.
Me bombeaba mi boca, me estaba cogiendo por la boca de manera bestial, cada embate hacía que su verga llegara a mi garganta provocándome que me ahogara, me tenía este desgraciado totalmente rendida a sus caprichos.
Luego me dijo: -Ponte en 4- yo solo pensé en que me reventaría mi culito pero el comenzó a lamérmelo, me metía la lengua y eso me excitaba y no aguante y solté un gemido de excitación el me dijo -¿¿Te gusta verdad perrita?? Pero esto te gustara mas- se paro y me paso su verga por mi rajita y la coloco en la entrada de mi culito y comenzó a metérmela.
Cada centímetro que me entraba me hacia gritar hasta que me la metió completamente, y sin esperar comenzó el mete y saca, el dolor pasó rápidamente y en cuestión de segundos yo le seguía el ritmo de la follada que me estaba dando, me daba fuertes nalgadas, me estiraba el pelo como si montara a su yegua y fue cuando comencé a gritar y a decirle:
-¡AH, AH, AH, AH, AH, AH, AH! ¡Siiiiii paapppiiiiiiii metemelaaaaaaa! ¡Hazme tuyaaaaa! ¡Culeameeeeee, llenameee de lecheeeee! ¡Hazme tuya por siempreeeee…
Eso excitaba más a Martín y me contestaba con cosas como:
-¡Te romperé tu hermoso culo, serás mi perra! ¡Mi esclava! ¡Harás lo que yo diga y te cogeré cuando yo quiera!
-¡Ssssiiiiiii lo que tu digas papacito, pero no pares. Metemelaaaaaaa!
Después de un rato me acostó y levanto mis piernas colocándoselas en los hombros, el comenzó a metérmela en mi rajita y a bombearme desesperadamente, se inclinaba y metía mis pechos en su boca arrancándome gritos de lujuria, el golpeteo de nuestros sexos, sentir sus bolas golpeando mis nalgas me tenía loca de placer, luego me coloco bocabajo quedando el sobre mi y ahí volvió a culearme y las penetraciones se hicieron más profundas, yo sentía que mi culo me ardía pero no quería que parara, el acelero el ritmo de manera frenética hasta que acabo dentro de mí, soltó tanta leche que se salía de mi culo haciendome tener otro orgasmo de locura, yo pensé que todo terminaría allí pero él me volteo y me coloco la verga en mi boca y comenzó a follarme la boca rápidamente, me ahogaba con semejante verga hasta que acabo esta vez en mi boca.
-mmmm que ricura de leche.
Nunca pensé que un Martín me follaría de esa manera y su leche me fascinó, me la tome toda a pesar de que soltó mucha pero no deje escapar nada, luego de eso nos vestimos, y él me dijo:
-Eres divina mamacita, te deseaba tanto, serás mi amante y yo el macho que te va a culear cuando quiera.
A partir de ese día, Martín me lleva al hotel al salir del Spinning por las tardes.
Continuara…
Gracias por sus comentarios
2 comentarios - 4. Con el mejor amigo de mi marid0: Martín (SexyAracely)