Yo siempre me he sentido estresado, a tal punto de no ir al trabajo o a la escuela, de joven, a mitad de mi Universidad una amiga me ofreció un servicio de masajes todo el fin de semana, mi vieja amiga de la preparatoria, cambió de profesión de arquitecta a masajista, su tía nos prestó su casa para pasar el fin de semana.
Del Lunes al Viernes terminé exhausto, me dolía el cuello como nunca, me acosté temprano el Viernes para ir por mi amiga Martha en la estación del tren.
Temprano por la mañana fui por ella, llevaba una pantalón de mezclilla, con una playera con tirante negros, con una camisola roja, esa playera se le hacían ver sus tetas bonitas.
-Vamos a tomar la carretera para ir a casa de mi tía, ahí tengo lo necesario.- cuando llegamos ahí la casa era enorme, espaciosa, subimos a la recámara principal para dar masajes, había aceite, velas, toallas, todo se veía bien.
-Quítate la ropa, ya vuelvo.- me la quité y quedé desnudo, se cambió de playera, no entendí por qué -quítate la toalla y recuestate boca bajo.- loa hice y se quedó viendo mi pene, trató de disimularlo, me recosté y me empezó a masajear y untar aceite, me di la vuelta y se abrió un poco sus bermudas, no traía nada, vi una vagina con pocos vellos, se quitó los tenis y su playera negra que ahora traía hacía resaltar sus tetas, me relajé como nunca, mientras más se acercaba a mi pene me iba excitando, se me puso tiesa y ella me untó un poco de aceite, me empezó a masturbar.
Me la empezó a mamar poco a poco hasta metérsela hasta su garganta, me la jalaba lento y a veces lo hacía un poco más rápido.
-Cuántas veces te masturbas?- a lo que yo le respondí.
-Tres veces.-
-Te masturbaste hoy y ayer?-
-No, no he podido.-
-Ya veo.- eyaculé un gran chorro que salpicó su playera y la manché, seguido de un orgasmo, salieron otros tres chorros iguales, muy seguidos. -desde ahora te tienes que masturbar cinco veces, debes sacar todo ese semen, tienes novia? O alguna amiga que te pueda ayudar?-
-Si, Camila, la recuerdas?-
-Ah si, una chaparrita de cabello rizado y la otra alta, delgada y de cabello corto, si ya recordé a esas perras.-
-Tú eres igual que ellas.- ella se rió.
-Levantate, vamos a hacerlo.- me levanté y ella se quitó la playera enfrente de mi dejando al descubierto sus hermosas tetas, y sus bermudas desaparecidas mostrando su vagina, me la chupó un poco y sacó un condón de un cajón, lo abrió y me lo puso, se recargó sobre la cama, y yo se la metí lento, al principio no entró pero luego adentro no la podía sacar, golpeaba su culo a mis piernas más rápido cada vez, gritaba, luego más lento hasta eyacular, apreté sus caderas, gemía como la maldita perra que es, se volteó para metérsela por la vagina, más rápido y más rápido, cinco minutos después, eyaculé de nuevo, me quité en condón que estaba muy lleno, me lamió la punta del pene y terminé de sacar lo que me quedaba.
Luego fue al espejo del baño a tomarse una foto y a limpiarse.
-Cuánto te debo?-
-No es nada, con que me dejes mamartela otra vez, estamos a mano.- fue por sus bermudas y se las puso, solo eso se quedó en su cuerpo, me dijo que me quedara desnudo por el resto del día.
En la tarde noche estaba viendo la televisión cuando ella llegó enfrente de mi, me pidió apagar la televisión, se quitó las Bermudas, se agachó y me la empezó a mamar, garganta profunda, la saliva cubría mi pene por completo, me vine en su cara, la levanté y la besé, se montó encima de mi y se metió mi pene en su vagina, cabalgó como zorra, cuando estuve a punto de terminar la abracé fuerte y eyaculé, dentro de ella, ella solo se recargó en mis hombros y se durmió, me la llevé así hasta la recámara y nos dormimos.
Al siguiente fin de semana, Camila, Pamela y yo nos quedamos después de clases, la escuela ya estaba cerrada, pero era fácil salir, después del curso nos metimos al baño, nos quitamos la ropa, Camila puso música y yo me la empecé a jalar en sus caras, cinco veces como me había dicho Martha, le cubrí todas sus caras de semen.
Del Lunes al Viernes terminé exhausto, me dolía el cuello como nunca, me acosté temprano el Viernes para ir por mi amiga Martha en la estación del tren.
Temprano por la mañana fui por ella, llevaba una pantalón de mezclilla, con una playera con tirante negros, con una camisola roja, esa playera se le hacían ver sus tetas bonitas.
-Vamos a tomar la carretera para ir a casa de mi tía, ahí tengo lo necesario.- cuando llegamos ahí la casa era enorme, espaciosa, subimos a la recámara principal para dar masajes, había aceite, velas, toallas, todo se veía bien.
-Quítate la ropa, ya vuelvo.- me la quité y quedé desnudo, se cambió de playera, no entendí por qué -quítate la toalla y recuestate boca bajo.- loa hice y se quedó viendo mi pene, trató de disimularlo, me recosté y me empezó a masajear y untar aceite, me di la vuelta y se abrió un poco sus bermudas, no traía nada, vi una vagina con pocos vellos, se quitó los tenis y su playera negra que ahora traía hacía resaltar sus tetas, me relajé como nunca, mientras más se acercaba a mi pene me iba excitando, se me puso tiesa y ella me untó un poco de aceite, me empezó a masturbar.
Me la empezó a mamar poco a poco hasta metérsela hasta su garganta, me la jalaba lento y a veces lo hacía un poco más rápido.
-Cuántas veces te masturbas?- a lo que yo le respondí.
-Tres veces.-
-Te masturbaste hoy y ayer?-
-No, no he podido.-
-Ya veo.- eyaculé un gran chorro que salpicó su playera y la manché, seguido de un orgasmo, salieron otros tres chorros iguales, muy seguidos. -desde ahora te tienes que masturbar cinco veces, debes sacar todo ese semen, tienes novia? O alguna amiga que te pueda ayudar?-
-Si, Camila, la recuerdas?-
-Ah si, una chaparrita de cabello rizado y la otra alta, delgada y de cabello corto, si ya recordé a esas perras.-
-Tú eres igual que ellas.- ella se rió.
-Levantate, vamos a hacerlo.- me levanté y ella se quitó la playera enfrente de mi dejando al descubierto sus hermosas tetas, y sus bermudas desaparecidas mostrando su vagina, me la chupó un poco y sacó un condón de un cajón, lo abrió y me lo puso, se recargó sobre la cama, y yo se la metí lento, al principio no entró pero luego adentro no la podía sacar, golpeaba su culo a mis piernas más rápido cada vez, gritaba, luego más lento hasta eyacular, apreté sus caderas, gemía como la maldita perra que es, se volteó para metérsela por la vagina, más rápido y más rápido, cinco minutos después, eyaculé de nuevo, me quité en condón que estaba muy lleno, me lamió la punta del pene y terminé de sacar lo que me quedaba.
Luego fue al espejo del baño a tomarse una foto y a limpiarse.
-Cuánto te debo?-
-No es nada, con que me dejes mamartela otra vez, estamos a mano.- fue por sus bermudas y se las puso, solo eso se quedó en su cuerpo, me dijo que me quedara desnudo por el resto del día.
En la tarde noche estaba viendo la televisión cuando ella llegó enfrente de mi, me pidió apagar la televisión, se quitó las Bermudas, se agachó y me la empezó a mamar, garganta profunda, la saliva cubría mi pene por completo, me vine en su cara, la levanté y la besé, se montó encima de mi y se metió mi pene en su vagina, cabalgó como zorra, cuando estuve a punto de terminar la abracé fuerte y eyaculé, dentro de ella, ella solo se recargó en mis hombros y se durmió, me la llevé así hasta la recámara y nos dormimos.
Al siguiente fin de semana, Camila, Pamela y yo nos quedamos después de clases, la escuela ya estaba cerrada, pero era fácil salir, después del curso nos metimos al baño, nos quitamos la ropa, Camila puso música y yo me la empecé a jalar en sus caras, cinco veces como me había dicho Martha, le cubrí todas sus caras de semen.
1 comentarios - Los masajes de mi amiga. (Martha)