LUNES:
Me desperté con todo el cuerpo dolorido, estaba contracturada de todo el castigo físico de la noche anterior. Mis piernas me dolían mucho, y el culo me ardía como si alguien hubiera dejado una braza aun encendida allí, ser un juguete sexual tenía su precio y estaba pagándolo.
No había rastros de Gabriela, ella había despertado más temprano y me había dejado dormir sin molestarme. Como pude me di fuerzas para llegar hasta la mesa de luz para tomar mi celular. Refregándome los ojos pude ver la hora, era casi la 1 del mediodía, tenía un par de llamadas perdidas de mi mamá, le mandé un mensaje diciendo que estaba bien y que ya estaba por volver, que me encontraba bien. Sentía todo mi cuerpo pegajoso, mi ropa también lo estaba.
Aproveche la cercanía a la mesita de luz para buscar la llave del candado de mi castidad y me la saque, me costó un poco sacarla, estaba como pegoteada a la piel de mi pija. Al fin estaba libre de esa prisión, esa condena que yo mismo había elegido cumplir.
Me entre a bañar, al sacarme la ropa sobre todo las medias me recordó la sensibilidad de mi piel totalmente depilada, una sensación placentera, aunque después de 2 días ya podía sentir algunos pelitos volviendo a crecer en mi cuerpo.
Deje todas las prendas en el canasto de la ropa para lavar y después de abrir la ducha me senté a fumarme un cigarrillo en el inodoro con el sonido del agua cayendo de fondo, la situación era relajante.
-Buen día hermosa, como dormiste? Se escuchó la vos de Gaby desde la habitación.
-Muy bien, me hubieras despertado más temprano.
-Es que te veías como un angelito y no quise molestarte, cuando salgas de la ducha vamos a comer algo.
-Ok, no tardo mucho
Termine mi cigarrillo y me metí bajo el agua. Me lave bien el cuerpo y la cara con jabón para sacar el maquillaje y los restos de semen. Ya limpio me quedé un rato más debajo del agua tibia. Al salir envolví mi cintura con un tallón, cosa que al percatarme rectifiqué y puse como lo haría una nena, desde las axilas hacia abajo.
Cuando abrí la puerta del baño y entrar a la habitación vi que Gaby había dejado mis ropas sobre la cama, mis ropas de hombre. Me decepcione un poco a decir verdad, debía volver a mi vida “normal”, cosa que no había contemplado hasta el momento. Me vestí percibiendo cierto desagrado en mi cuerpo, la ropa de hombre se sentía tosca, raspaba en mi cuerpo, y era aburrida.
Fui a la cocina y Gabriela estaba con su notebook, la cual al verme cerró e hizo a un lado.
-Daiana, espero hayas disfrutado tu ducha.
-Si mucho, la verdad me sentó bárbaro.
-Porque esa cara? Estas bien?
-Si, por que lo decís?
-Te noto algo cabizbajo
-Solo estoy un poco cansado.
-Cansado seguro, pero te arrepentís de lo de anoche? Me pareció que lo re disfrutaste
-No me arrepiento, la pase bien, linda sorpresa me diste, de donde lo sacaste.
-Mati? Es el hijo de Fabián, es todo una maquina de cojer aunque no le digas nada al padre, esto queda entre nosotras.
Comimos unas ensaladas, no era mi comida favorita, de hecho me desagradaba pero igual me las aguanté no quería ser desagradecido con la persona que me había hecho vivir un fin de semana inolvidable. Ella saco el tema de mi decisión de anoche, quería que le asegurara que estaba seguro, con un poco de duda esta vez volví a reafirmarla.
-Buenísimo Daiana, ella seguía llamándome así aunque estuviese en mi forma de Sebastián. En estos días te voy a estar contactando para seguir con todo esto te parece bien?
-Si dale.
A decir verdad aunque me encantaba hablar con ella, me empecé a incomodar un poco, no sé por qué, pero le dije que ya tenía que volver a mi casa o mi madre se iba a empezar a preocupar.
Dale no hay problema me dijo y me acompaño hasta la cochera, saque mi auto y casi con dolor dejaba atrás la casa, a mi amiga y a parte de mí mismo la cual ya empezaba a extrañar.
Al llegar a mi casa, mi mamá me pregunto si había comido, le dije que sí.
-Y pescaste algo?
-Si uno solo, como de 20 centímetros pero era muy finito y lo dejé ir para que crezca, reía por mis adentros, si supieras vieja.
-Y ahora qué vas a hacer
-Me voy a tirar un rato estoy muy cansado.
-Bueno dale, yo me voy a ir a hacer unas compras al quiosco.
Me tire en mi cama y viendo televisión me quede dormido, me desperté como a las 5 de la mañana. Era muy temprano, me puse a boludear en Facebook, a responder mensajes de amigos. Desayuné y me fui a trabajar, volvía a la asfixiante rutina de siempre.
MARTES:
Otro día aburrido, mientras trabajaba pensaba que estaría haciendo Gabriela, se me cruzaban imágenes de todo el fin de semana de Fabián, Diego, Agustina, Bruno, Matías, de todo lo que había vivido. Los recuerdos me habían dado una erección en pleno laburo. Al volver a casa después de cenar mi vieja me pregunto si estaba bien, que me notaba raro, le dije que no me pasaba nada, que eran cosas del laburo, pero ya las había solucionado. A la noche porno, mucho porno, de todo tipo, me clavé una paja furiosa pero el orgasmo no me pareció tan placentero.
MIERCOLES:
Mi jefe me retó apenas entré. Me mando a llamar porque había cruzado unos papeles, me equivoqué las direcciones de email de 2 clientes, y mande la información a destinos equivocados. Arranque el día de mal humor. Mi celular sonó.
“Hola bebé como estas, soy Gabriela, agenda mi número.”
“Hola, Trabajando, un día de mierda para mi”
“ya sé que estás trabajando gorda, yo te voy a alegrar el día. Salí estoy en la puerta”
“Qué?, no!, no puedo, me van a echar al carajo”
Habrán pasado 12 minutos cuando la sucursal quedo en silencio. El sonido de unos tacos parecía acercarse. Levante mi cabeza y vi que era Gabriela, estaba vestida como una ejecutiva, se veía segura de sí misma y ante la atenta mirada de todos parecía incendiar el piso por donde pasaba. Se acercó a mí y ante mi sorpresa me tomó de mi cara me clavó un beso de película. Nadie parecía entender nada, mucho menos yo, era el más sorprendido.
-Hola mi amor. Vamos? Dijo mientras tomaba mi mano. Disculpen, es mío y me lo llevo.
Yo sin entender nada salí caminando de su mano como un niño al que van a buscar al jardín de infantes.
Al llegar a la puerta no pude evitar quejarme.
-Gaby, no me puedo ir, necesito este trabajo
-Acordate que vos me lo prometiste, interrumpió.
-Si pero no me imaginaba esto
-Quédate tranquilo, acompáñame, dale!! me dijo mientras yo miraba esos terribles ojazos azules que derretían mi voluntad, tenía una especie de control sobre mí, y pensándolo bien ningún hombre hubiera podido resistir demasiado tiempo a su voluntad.
-A dónde vamos?
-A comprar cosas, sonrió.
Fuimos hasta un shopping bastante grande de la ciudad, ella se veía emocionada, me llevaba de la mano mientras miraba vidrieras de casas de ropa, mayormente femenina.
Paramos en una casa de ropa deportiva, miraba unos leggins grises. Ya tenía una remera rosa que había tomado del mostrador anterior, era una remera suelta y cortita, que dejaría a la vista su vientre.
-Te gustan.
-Si están buenos, le dije mientras imaginaba como le quedarían.
Le hizo seña a la vendedora que iba hacia el probador.
Ella entró a una casilla libre con una cortina. Para mi sorpresa me tomo de la remera y me metió con ella. Apoyándome contra la pared volvió a besarme mientras desabrochaba mi cinturón.
-Pará gaby!
-Shh, puso en dedo sobre mis labios, sos muy nervioso, relájate, nadie nos conoce acá. En el peor de los casos van a pensar que me estás haciendo el amor a mi jaja. Desvestite.
Comprendí que la ropa no era para ella. No paso mucho tiempo hasta que estuve totalmente desnudo y la situación me había hecho dar una erección bastante fuerte.
-Estas contento de verme?? Dijo mientras acariciaba mis huevos.
Ayudo a vestirme, se agacho para ayudarme a poner los legguins en mis piernas, miraba hacia arriba, me moría de ganas de que me la chupara, pero no iba a pasar. Se volvió a parar y me ayudo con la remera.
-Te queda hermoso, pero te están creciendo los pelitos del cuerpo y pinchas, ya vamos a ver que hacemos con eso. A ver date vuelta.
Me di vuelta y mientras agarraba mi culo con fuerza me decía al oído, que rica cola que tenés yegua!!
-Bueno vamos
-Ni en pedo me sacas de acá vestido así, encima mira, manche los pantalones
Ella se rio al ver que mi liquido pre seminal había mojado la parte delantera del legguins
-Bueno, cámbiate te espero afuera, cuando calzas?
-38
-Ok
Volví a vestirme “de hombre” mientras lentamente bajaba mi erección. Ella había comprado unas zapatillas deportivas en rosa y me esperaba en la caja. Casi me muero de vergüenza cuando entregue la ropa manchada. La cajera creo que se dio cuenta, pero se hizo la boluda.
Son $4700, mientras recibía una tarjeta de la mano de Gabriela. Se había gastado más de un cuarto de mi sueldo en un conjunto para mí sin siquiera titubear. De donde sacaba tanta plata?.
-Vamos a tomar algo, mientras charlamos.
Jugo de naranja y medialunas de por medio me empezó a contar de mi tratamiento hormonal, me preguntó si estaba de acuerdo le dije que no estaba muy seguro, me comento que ya había sacado turno en una clínica privada para el análisis previo, que no lo podía cancelar, que al menos el análisis lo hiciera y después si no quería no habría problema no tomaba las pastillas y listo. Estaba algo acorralado.
Bueno vamos, es solo un análisis de sangre, nada del otro mundo
Fuimos a la clínica, se veía de mucha calidad, cara sobre todo. Ella decía la verdad, solo me sacaron sangre, la enfermera estaba muy buena de paso.
Cuando volvimos a la camioneta llamó por su celular a una tal Tatiana, pregunto si nos podía atender ahora, resulto que sí.
Esta fue mi primera sesión de depilación laser. Fue humillante, estaba desnudo en frente de una chica que pasaba un cabezal laser por todo mi cuerpo, hasta me abrió los cachetes del culo para tener mejor acceso. Cada disparo se sentía como cuando te pegan con una bandita elástica, no era insoportable, pero en ciertas partes que me hicieron estremecer y quejarme.
Gracias a dios la chica era súper profesional, hasta ignoro la parada de pija que cargaba, me dijo que no era la primera vez que le pasaba, yo estaba sin dignidad ya. Tras darme con esa máquina por absolutamente todo el cuerpo me dijo que no me afeitara, que los pelitos tenían que caerse solos. Cuando salí Gabriela me pregunto cómo me había ido, no le respondí y camine hacia la puerta quería irme de ahí.
Viaje callado la mayoría del trayecto, ella intuía lo que había pasado, al menos la parte del dolor y en su cara se notaba cierto déjo de satisfacción, me dejo en mi casa.
JUEVES:
Volví a presentarme en el trabajo, ni bien llegué un grito de mi jefe llamándome a su oficina terminó de despertarme, reemplazando al café que solía tomar a diario al arribar al lugar.
Me dio un corto, fuerte y conciso discurso que podría titular “las inconveniencias de abandonar el lugar de trabajo, el impacto que este produce en la empresa y las implicaciones económicas en el salario de quien lo realiza”
Viejo de mierda me iba a descontar el día y el presentismo.
Punto aparte fue el comentario acerca de “el yeguón que me estaba comiendo” y me preguntaba como lo había logrado. Según él debía tener un miembro importante para que una mujer así se fije en mí. Estoy tratando de suavizar las palabras que el usó.
La jornada laboral se desarrolló normal, salvo que la oficina completa me observaba y hasta algunos compañeros y compañeras se acercaban a hablarme tratando de dilucidar un secreto que ni el más despierto podría imaginarse, que era su juguete sexual y ni siquiera de una forma “heterosexual”
Cuando llegué a mi casa Gabriela conversaba con mi madre. Que carajos hacia ahí, invadiendo el poco espacio que me quedaba de privacidad. Al verme me saludo con un beso en los labios y un “hola amor”. Mi vieja me sonreía. Hacía mucho que quería que “sentara cabeza”, me dijo que era una chica muy linda y responsable y que tenía que cuidarla. Se retiró a su pieza, supongo que para darnos privacidad.
-Que carajos haces acá?
-Mostrame tu pieza.
-No ándate, no me gusta que te involucres con mi familia.
-Yo te ofrecí mi casa, te compré ropa, te hice vivir cosas que no hubieses soñado, pone un poco de tu parte también.
Supongo que tenía algo de razón. Accedí de mala gana pero fuimos a mi habitación.
Una vez adentro ella cerró la puerta, me empujo a la cama y me dijo “te voy a hacer gozar como nunca”
Me ayudo a sacar la remera, y mientras hacía lo mismo con mis zapatos me dijo que estaba re caliente y que quería coger ya. Me desvistió completamente, y sin darme cuenta como estaba levantando mis piernas y pasando su lengua culo. Yo sabía que no iba a tener sexo convencional con ella, pero la excitación se apoderaba una vez más de mí y me dejaba llevar a sus deseos. Una vez lubricado, ella metía sus dedos en mi culo sin resistencia, esta vez a diferencia de la anterior no mostró el más mínimo interés en tocarme la pija.
Se detuvo solo para buscar algo en su bolso, saco un pote de lubricante y para mi asombro un arnés con un consolador de color rosa. Recordé que estaba en mi casa y pensé en detenerla pero no pude, a decir verdad no quize.
Me pidió que me diera vuelta y me arrodille apoyando mi torso sobre la cama. Cuando estaba en esa posición unto una buena cantidad de lubricante en mi culo, que goteaba sobre mi escroto produciéndome una sensación de escalofríos. Sentí la punta del consolador presionando sobre mi ano ya dilatado, hice un poco de fuerza y no tardo en entrar. Empezó un vaivén suave aunque sin aumentar el ritmo, si era cada vez mas profundo.
-Gemí putita, no te guardes nada.
Al principio me resistí a hacerlo pero el placer, me llevo inconscientemente a hacerlo. Le pedí que me cogiera más fuerte, pero ella me ignoro manteniendo el ritmo lento y profundo que llevaba. Mis gemidos se hacían cada vez más femeninos y aumentaban en volumen, ella acariciaba mi cabeza y espalda en signo de aprobación.
-SI, ASI SEBA!! DAME MAS FUERTE, grito ella.
Me preocupo que mi madre la escuchara, pero esa era su idea, me éxito un poco la situación.
-SI, DAMELA TODA, NO PARES SEBA!! SEGUI!!! ASIIIIIHHHH!
Por mis adentros pensé que no podía existir en el planeta una mina más hija de puta, pero estaba enloquecida como una perra caliente. Estuvo asi dándome un rato, me sentía en el cielo, mi pene aprisionado contra el colchón acabo, sentí como me manchaba y el líquido recorría mi vientre y chorreaba por mis piernas.
-Wow, Daiana acabaste muchísimo, me pusiste a mil, dijo mientras me sacaba aquel aparato de mis adentros. Me encantas, sos divina Daiana .
Nos paramos, ella busco algo en su bolso y me entrego una tarjeta de memoria.
-Es para el celular, son audios que quiero que escuches siempre que puedas, si es posible las 24 hs, mas tarde supe que eran audios de feminizacion y sumision sumbliminales.
Guardó el strapon en su bolso y me dejó el lubricante encima de la cómoda.
-Bueno tengo que irme, no hace falta que me acompañes, muchas gracias por este momento, espero que lo hayas disfrutado tanto como yo. Dijo mientras se iba.
Me quedé acostado en silencio, recapitulando e intentando descifrar la situación.
Un golpe en la puerta de mi habitación me hizo taparme con las sabanas.
-No voy a pasar, Gabriela, se acaba de ir. Era la voz de mi mamá. Sabes que esta casa no es un telo Sebastián!!, al menos tené la decencia de mantener un perfil más bajo, creo que hasta los vecinos escucharon!
Me había ganado un reto más gracias a que ella había invadido mi mundo, mi trabajo, mi casa. No pude detenerla y me sentia algo culpable.
Después de una ducha, habiendo pasado un par de horas me llego este mensaje de Gabriela.
“me dejaste a mil Daiana, gracias a dios pude encontrar a un hombre que me sacara las ganas”
“mañana quiero que vengas a casa por el fin de semana, decí que venís a lo de tu novia, besis”
me masturbe muy fuerte con esa foto, tratando de dejar la sensacion de envidia de ese "macho" e impotencia de lado. Era como si la persona que amas te hubiese engañado y te lo echará en la cara, asi me sentia.
Continuará .
Me desperté con todo el cuerpo dolorido, estaba contracturada de todo el castigo físico de la noche anterior. Mis piernas me dolían mucho, y el culo me ardía como si alguien hubiera dejado una braza aun encendida allí, ser un juguete sexual tenía su precio y estaba pagándolo.
No había rastros de Gabriela, ella había despertado más temprano y me había dejado dormir sin molestarme. Como pude me di fuerzas para llegar hasta la mesa de luz para tomar mi celular. Refregándome los ojos pude ver la hora, era casi la 1 del mediodía, tenía un par de llamadas perdidas de mi mamá, le mandé un mensaje diciendo que estaba bien y que ya estaba por volver, que me encontraba bien. Sentía todo mi cuerpo pegajoso, mi ropa también lo estaba.
Aproveche la cercanía a la mesita de luz para buscar la llave del candado de mi castidad y me la saque, me costó un poco sacarla, estaba como pegoteada a la piel de mi pija. Al fin estaba libre de esa prisión, esa condena que yo mismo había elegido cumplir.
Me entre a bañar, al sacarme la ropa sobre todo las medias me recordó la sensibilidad de mi piel totalmente depilada, una sensación placentera, aunque después de 2 días ya podía sentir algunos pelitos volviendo a crecer en mi cuerpo.
Deje todas las prendas en el canasto de la ropa para lavar y después de abrir la ducha me senté a fumarme un cigarrillo en el inodoro con el sonido del agua cayendo de fondo, la situación era relajante.
-Buen día hermosa, como dormiste? Se escuchó la vos de Gaby desde la habitación.
-Muy bien, me hubieras despertado más temprano.
-Es que te veías como un angelito y no quise molestarte, cuando salgas de la ducha vamos a comer algo.
-Ok, no tardo mucho
Termine mi cigarrillo y me metí bajo el agua. Me lave bien el cuerpo y la cara con jabón para sacar el maquillaje y los restos de semen. Ya limpio me quedé un rato más debajo del agua tibia. Al salir envolví mi cintura con un tallón, cosa que al percatarme rectifiqué y puse como lo haría una nena, desde las axilas hacia abajo.
Cuando abrí la puerta del baño y entrar a la habitación vi que Gaby había dejado mis ropas sobre la cama, mis ropas de hombre. Me decepcione un poco a decir verdad, debía volver a mi vida “normal”, cosa que no había contemplado hasta el momento. Me vestí percibiendo cierto desagrado en mi cuerpo, la ropa de hombre se sentía tosca, raspaba en mi cuerpo, y era aburrida.
Fui a la cocina y Gabriela estaba con su notebook, la cual al verme cerró e hizo a un lado.
-Daiana, espero hayas disfrutado tu ducha.
-Si mucho, la verdad me sentó bárbaro.
-Porque esa cara? Estas bien?
-Si, por que lo decís?
-Te noto algo cabizbajo
-Solo estoy un poco cansado.
-Cansado seguro, pero te arrepentís de lo de anoche? Me pareció que lo re disfrutaste
-No me arrepiento, la pase bien, linda sorpresa me diste, de donde lo sacaste.
-Mati? Es el hijo de Fabián, es todo una maquina de cojer aunque no le digas nada al padre, esto queda entre nosotras.
Comimos unas ensaladas, no era mi comida favorita, de hecho me desagradaba pero igual me las aguanté no quería ser desagradecido con la persona que me había hecho vivir un fin de semana inolvidable. Ella saco el tema de mi decisión de anoche, quería que le asegurara que estaba seguro, con un poco de duda esta vez volví a reafirmarla.
-Buenísimo Daiana, ella seguía llamándome así aunque estuviese en mi forma de Sebastián. En estos días te voy a estar contactando para seguir con todo esto te parece bien?
-Si dale.
A decir verdad aunque me encantaba hablar con ella, me empecé a incomodar un poco, no sé por qué, pero le dije que ya tenía que volver a mi casa o mi madre se iba a empezar a preocupar.
Dale no hay problema me dijo y me acompaño hasta la cochera, saque mi auto y casi con dolor dejaba atrás la casa, a mi amiga y a parte de mí mismo la cual ya empezaba a extrañar.
Al llegar a mi casa, mi mamá me pregunto si había comido, le dije que sí.
-Y pescaste algo?
-Si uno solo, como de 20 centímetros pero era muy finito y lo dejé ir para que crezca, reía por mis adentros, si supieras vieja.
-Y ahora qué vas a hacer
-Me voy a tirar un rato estoy muy cansado.
-Bueno dale, yo me voy a ir a hacer unas compras al quiosco.
Me tire en mi cama y viendo televisión me quede dormido, me desperté como a las 5 de la mañana. Era muy temprano, me puse a boludear en Facebook, a responder mensajes de amigos. Desayuné y me fui a trabajar, volvía a la asfixiante rutina de siempre.
MARTES:
Otro día aburrido, mientras trabajaba pensaba que estaría haciendo Gabriela, se me cruzaban imágenes de todo el fin de semana de Fabián, Diego, Agustina, Bruno, Matías, de todo lo que había vivido. Los recuerdos me habían dado una erección en pleno laburo. Al volver a casa después de cenar mi vieja me pregunto si estaba bien, que me notaba raro, le dije que no me pasaba nada, que eran cosas del laburo, pero ya las había solucionado. A la noche porno, mucho porno, de todo tipo, me clavé una paja furiosa pero el orgasmo no me pareció tan placentero.
MIERCOLES:
Mi jefe me retó apenas entré. Me mando a llamar porque había cruzado unos papeles, me equivoqué las direcciones de email de 2 clientes, y mande la información a destinos equivocados. Arranque el día de mal humor. Mi celular sonó.
“Hola bebé como estas, soy Gabriela, agenda mi número.”
“Hola, Trabajando, un día de mierda para mi”
“ya sé que estás trabajando gorda, yo te voy a alegrar el día. Salí estoy en la puerta”
“Qué?, no!, no puedo, me van a echar al carajo”
Habrán pasado 12 minutos cuando la sucursal quedo en silencio. El sonido de unos tacos parecía acercarse. Levante mi cabeza y vi que era Gabriela, estaba vestida como una ejecutiva, se veía segura de sí misma y ante la atenta mirada de todos parecía incendiar el piso por donde pasaba. Se acercó a mí y ante mi sorpresa me tomó de mi cara me clavó un beso de película. Nadie parecía entender nada, mucho menos yo, era el más sorprendido.
-Hola mi amor. Vamos? Dijo mientras tomaba mi mano. Disculpen, es mío y me lo llevo.
Yo sin entender nada salí caminando de su mano como un niño al que van a buscar al jardín de infantes.
Al llegar a la puerta no pude evitar quejarme.
-Gaby, no me puedo ir, necesito este trabajo
-Acordate que vos me lo prometiste, interrumpió.
-Si pero no me imaginaba esto
-Quédate tranquilo, acompáñame, dale!! me dijo mientras yo miraba esos terribles ojazos azules que derretían mi voluntad, tenía una especie de control sobre mí, y pensándolo bien ningún hombre hubiera podido resistir demasiado tiempo a su voluntad.
-A dónde vamos?
-A comprar cosas, sonrió.
Fuimos hasta un shopping bastante grande de la ciudad, ella se veía emocionada, me llevaba de la mano mientras miraba vidrieras de casas de ropa, mayormente femenina.
Paramos en una casa de ropa deportiva, miraba unos leggins grises. Ya tenía una remera rosa que había tomado del mostrador anterior, era una remera suelta y cortita, que dejaría a la vista su vientre.
-Te gustan.
-Si están buenos, le dije mientras imaginaba como le quedarían.
Le hizo seña a la vendedora que iba hacia el probador.
Ella entró a una casilla libre con una cortina. Para mi sorpresa me tomo de la remera y me metió con ella. Apoyándome contra la pared volvió a besarme mientras desabrochaba mi cinturón.
-Pará gaby!
-Shh, puso en dedo sobre mis labios, sos muy nervioso, relájate, nadie nos conoce acá. En el peor de los casos van a pensar que me estás haciendo el amor a mi jaja. Desvestite.
Comprendí que la ropa no era para ella. No paso mucho tiempo hasta que estuve totalmente desnudo y la situación me había hecho dar una erección bastante fuerte.
-Estas contento de verme?? Dijo mientras acariciaba mis huevos.
Ayudo a vestirme, se agacho para ayudarme a poner los legguins en mis piernas, miraba hacia arriba, me moría de ganas de que me la chupara, pero no iba a pasar. Se volvió a parar y me ayudo con la remera.
-Te queda hermoso, pero te están creciendo los pelitos del cuerpo y pinchas, ya vamos a ver que hacemos con eso. A ver date vuelta.
Me di vuelta y mientras agarraba mi culo con fuerza me decía al oído, que rica cola que tenés yegua!!
-Bueno vamos
-Ni en pedo me sacas de acá vestido así, encima mira, manche los pantalones
Ella se rio al ver que mi liquido pre seminal había mojado la parte delantera del legguins
-Bueno, cámbiate te espero afuera, cuando calzas?
-38
-Ok
Volví a vestirme “de hombre” mientras lentamente bajaba mi erección. Ella había comprado unas zapatillas deportivas en rosa y me esperaba en la caja. Casi me muero de vergüenza cuando entregue la ropa manchada. La cajera creo que se dio cuenta, pero se hizo la boluda.
Son $4700, mientras recibía una tarjeta de la mano de Gabriela. Se había gastado más de un cuarto de mi sueldo en un conjunto para mí sin siquiera titubear. De donde sacaba tanta plata?.
-Vamos a tomar algo, mientras charlamos.
Jugo de naranja y medialunas de por medio me empezó a contar de mi tratamiento hormonal, me preguntó si estaba de acuerdo le dije que no estaba muy seguro, me comento que ya había sacado turno en una clínica privada para el análisis previo, que no lo podía cancelar, que al menos el análisis lo hiciera y después si no quería no habría problema no tomaba las pastillas y listo. Estaba algo acorralado.
Bueno vamos, es solo un análisis de sangre, nada del otro mundo
Fuimos a la clínica, se veía de mucha calidad, cara sobre todo. Ella decía la verdad, solo me sacaron sangre, la enfermera estaba muy buena de paso.
Cuando volvimos a la camioneta llamó por su celular a una tal Tatiana, pregunto si nos podía atender ahora, resulto que sí.
Esta fue mi primera sesión de depilación laser. Fue humillante, estaba desnudo en frente de una chica que pasaba un cabezal laser por todo mi cuerpo, hasta me abrió los cachetes del culo para tener mejor acceso. Cada disparo se sentía como cuando te pegan con una bandita elástica, no era insoportable, pero en ciertas partes que me hicieron estremecer y quejarme.
Gracias a dios la chica era súper profesional, hasta ignoro la parada de pija que cargaba, me dijo que no era la primera vez que le pasaba, yo estaba sin dignidad ya. Tras darme con esa máquina por absolutamente todo el cuerpo me dijo que no me afeitara, que los pelitos tenían que caerse solos. Cuando salí Gabriela me pregunto cómo me había ido, no le respondí y camine hacia la puerta quería irme de ahí.
Viaje callado la mayoría del trayecto, ella intuía lo que había pasado, al menos la parte del dolor y en su cara se notaba cierto déjo de satisfacción, me dejo en mi casa.
JUEVES:
Volví a presentarme en el trabajo, ni bien llegué un grito de mi jefe llamándome a su oficina terminó de despertarme, reemplazando al café que solía tomar a diario al arribar al lugar.
Me dio un corto, fuerte y conciso discurso que podría titular “las inconveniencias de abandonar el lugar de trabajo, el impacto que este produce en la empresa y las implicaciones económicas en el salario de quien lo realiza”
Viejo de mierda me iba a descontar el día y el presentismo.
Punto aparte fue el comentario acerca de “el yeguón que me estaba comiendo” y me preguntaba como lo había logrado. Según él debía tener un miembro importante para que una mujer así se fije en mí. Estoy tratando de suavizar las palabras que el usó.
La jornada laboral se desarrolló normal, salvo que la oficina completa me observaba y hasta algunos compañeros y compañeras se acercaban a hablarme tratando de dilucidar un secreto que ni el más despierto podría imaginarse, que era su juguete sexual y ni siquiera de una forma “heterosexual”
Cuando llegué a mi casa Gabriela conversaba con mi madre. Que carajos hacia ahí, invadiendo el poco espacio que me quedaba de privacidad. Al verme me saludo con un beso en los labios y un “hola amor”. Mi vieja me sonreía. Hacía mucho que quería que “sentara cabeza”, me dijo que era una chica muy linda y responsable y que tenía que cuidarla. Se retiró a su pieza, supongo que para darnos privacidad.
-Que carajos haces acá?
-Mostrame tu pieza.
-No ándate, no me gusta que te involucres con mi familia.
-Yo te ofrecí mi casa, te compré ropa, te hice vivir cosas que no hubieses soñado, pone un poco de tu parte también.
Supongo que tenía algo de razón. Accedí de mala gana pero fuimos a mi habitación.
Una vez adentro ella cerró la puerta, me empujo a la cama y me dijo “te voy a hacer gozar como nunca”
Me ayudo a sacar la remera, y mientras hacía lo mismo con mis zapatos me dijo que estaba re caliente y que quería coger ya. Me desvistió completamente, y sin darme cuenta como estaba levantando mis piernas y pasando su lengua culo. Yo sabía que no iba a tener sexo convencional con ella, pero la excitación se apoderaba una vez más de mí y me dejaba llevar a sus deseos. Una vez lubricado, ella metía sus dedos en mi culo sin resistencia, esta vez a diferencia de la anterior no mostró el más mínimo interés en tocarme la pija.
Se detuvo solo para buscar algo en su bolso, saco un pote de lubricante y para mi asombro un arnés con un consolador de color rosa. Recordé que estaba en mi casa y pensé en detenerla pero no pude, a decir verdad no quize.
Me pidió que me diera vuelta y me arrodille apoyando mi torso sobre la cama. Cuando estaba en esa posición unto una buena cantidad de lubricante en mi culo, que goteaba sobre mi escroto produciéndome una sensación de escalofríos. Sentí la punta del consolador presionando sobre mi ano ya dilatado, hice un poco de fuerza y no tardo en entrar. Empezó un vaivén suave aunque sin aumentar el ritmo, si era cada vez mas profundo.
-Gemí putita, no te guardes nada.
Al principio me resistí a hacerlo pero el placer, me llevo inconscientemente a hacerlo. Le pedí que me cogiera más fuerte, pero ella me ignoro manteniendo el ritmo lento y profundo que llevaba. Mis gemidos se hacían cada vez más femeninos y aumentaban en volumen, ella acariciaba mi cabeza y espalda en signo de aprobación.
-SI, ASI SEBA!! DAME MAS FUERTE, grito ella.
Me preocupo que mi madre la escuchara, pero esa era su idea, me éxito un poco la situación.
-SI, DAMELA TODA, NO PARES SEBA!! SEGUI!!! ASIIIIIHHHH!
Por mis adentros pensé que no podía existir en el planeta una mina más hija de puta, pero estaba enloquecida como una perra caliente. Estuvo asi dándome un rato, me sentía en el cielo, mi pene aprisionado contra el colchón acabo, sentí como me manchaba y el líquido recorría mi vientre y chorreaba por mis piernas.
-Wow, Daiana acabaste muchísimo, me pusiste a mil, dijo mientras me sacaba aquel aparato de mis adentros. Me encantas, sos divina Daiana .
Nos paramos, ella busco algo en su bolso y me entrego una tarjeta de memoria.
-Es para el celular, son audios que quiero que escuches siempre que puedas, si es posible las 24 hs, mas tarde supe que eran audios de feminizacion y sumision sumbliminales.
Guardó el strapon en su bolso y me dejó el lubricante encima de la cómoda.
-Bueno tengo que irme, no hace falta que me acompañes, muchas gracias por este momento, espero que lo hayas disfrutado tanto como yo. Dijo mientras se iba.
Me quedé acostado en silencio, recapitulando e intentando descifrar la situación.
Un golpe en la puerta de mi habitación me hizo taparme con las sabanas.
-No voy a pasar, Gabriela, se acaba de ir. Era la voz de mi mamá. Sabes que esta casa no es un telo Sebastián!!, al menos tené la decencia de mantener un perfil más bajo, creo que hasta los vecinos escucharon!
Me había ganado un reto más gracias a que ella había invadido mi mundo, mi trabajo, mi casa. No pude detenerla y me sentia algo culpable.
Después de una ducha, habiendo pasado un par de horas me llego este mensaje de Gabriela.
“me dejaste a mil Daiana, gracias a dios pude encontrar a un hombre que me sacara las ganas”
“mañana quiero que vengas a casa por el fin de semana, decí que venís a lo de tu novia, besis”
me masturbe muy fuerte con esa foto, tratando de dejar la sensacion de envidia de ese "macho" e impotencia de lado. Era como si la persona que amas te hubiese engañado y te lo echará en la cara, asi me sentia.
Continuará .
3 comentarios - Mi feminización VI ( La Invasión)
Es algo único que una hermosa chica activa te atienda la cola con un arnés! Con mi mujer lo practicamos a diario
Se ve la intención en lo psicológico, quizás podrías degradarlo sexualmente... convertirlo en una nena sumisa que solo sepa disfrutar de ser usada físicamente y con hincapié en la humillación sexual aunque no conlleve acción física... la extorsión va muy bien con ese tema.