"Confieso que me culié a la Vallejo, tiempo antes de los acontecimientos del robo y del Jumbo.
Fue hace unos 2 años en un encuentro folclórico, en el cual nos fuimos a la casa de un amigo comunista y empezamos a consumir ayahuasca. Sin exagerar, quedaron todos locos, aunque en realidad yo no consumí, me hice el weón cuando me ofrecieron porque había cachao hace rato la pará en la que estaban todos los weones freak.
Ahí fue cuando caché a la mina y me empezó a hablar en un idioma raro. Estaba más volá que la cresta. Después de un rato, cuando empezó a tener un poco de conciencia, ella cachó que yo estaba lúcido y se acercó a mi y me dijo "porfa, cuídame". Yo, todo un caballero, la tomé y nos fuimos en un taxi, y el taxista preguntaba que qué le pasaba a la mina, que se veía súper mal. Yo le dije que parece que se había intoxicado con algo que comió y el weón nos miró raro no más.
Llegamos a su casa en la florida y entramos. Me dijo que estaba sola y le pedí permiso para ir a la cocina. Le hice un té y mientras estaba ahí esperando que se calentara el agua, le sapié el lavadero y vi que había ropa colgada. Me metí careraja y caché unos calzones colgados, onda no calenturientos ni ná con encaje ni volás triple x, sino que eran unos calzones piola tipo hotpants. Puta, ni lo pensé, fue una reacción del momento. Pesqué las weás y me las guardé de trofeo entre el polerón.
Volví al living con el té y le dije que, como ahora ella estaba bien, yo me iba a mi casa (soy muy weón). Había sido un día bakán en el que todo había salido bien, y aunque no me había agarrado a la minita me sentía bien conmigo mismo por mi buena obra. Pero cuando me estaba despidiendo la mina me agarró del brazo.
—Porfa, quédate, tengo miedo por la ayahuasca —me dijo, mirándome con los ojos desorbitados—. Ándate más rato poh, cuando me sienta mejor... si querís come algo de la cocina, siéntete como en tu casa, pero porfa quédate mas ratito.
Fue súper amable la mina. Me senté en un piso mientras ella estaba acostada en el sillón con una bandeja chiquitita tomando té y mientras yo comía pan tostado. Teníamos la tele encendida y estaban dando La Ley de la Selva, pero después de un rato nos aburrimos de ver la weá fome así que empezamos a hacer zapping.
Conversábamos cosas triviales... qué hacíamos por la vida, qué estudiábamos, etc. Me contó que estudió Geografía porque su sueño siempre había sido estudiar en la Chile y era la carrera que más bajo cortaba en esa institución. Yo le conté que estudiaba Medicina en la Unab, que era la raja, buena universidad, etc etc típicas weás que uno conversa.
—¿Querís ver algo? —me dijo de pronto, apuntando una repisa. Yo me paré y me puse a revisar los DVD que tenía ahí; Inti Illimani, Victor Jara, Violeta Parra y puras weás comunistas o música penca —. Velos no más, de verdad, gracias por quedarte —agregó con cara de agradecimiento.
—Gracias, pero no me gusta esta música.
La weá es que como teníamos la estufa encendida, me dio calor y me saqué el polerón, y al hacer eso se me cayó el calzón que me pelé. No pasé piola.
—¿Oye qué onda? —exclamó, tornando toda su antes expresión amable en un enojo puro— ¿Y eso weón? ¡Son mis calzones!
Yo me urgí caleta y me desmayé. Desperté a cuatro cuadras de ahí con un condón en el hoyo y diez lucas en la mano."
Fue hace unos 2 años en un encuentro folclórico, en el cual nos fuimos a la casa de un amigo comunista y empezamos a consumir ayahuasca. Sin exagerar, quedaron todos locos, aunque en realidad yo no consumí, me hice el weón cuando me ofrecieron porque había cachao hace rato la pará en la que estaban todos los weones freak.
Ahí fue cuando caché a la mina y me empezó a hablar en un idioma raro. Estaba más volá que la cresta. Después de un rato, cuando empezó a tener un poco de conciencia, ella cachó que yo estaba lúcido y se acercó a mi y me dijo "porfa, cuídame". Yo, todo un caballero, la tomé y nos fuimos en un taxi, y el taxista preguntaba que qué le pasaba a la mina, que se veía súper mal. Yo le dije que parece que se había intoxicado con algo que comió y el weón nos miró raro no más.
Llegamos a su casa en la florida y entramos. Me dijo que estaba sola y le pedí permiso para ir a la cocina. Le hice un té y mientras estaba ahí esperando que se calentara el agua, le sapié el lavadero y vi que había ropa colgada. Me metí careraja y caché unos calzones colgados, onda no calenturientos ni ná con encaje ni volás triple x, sino que eran unos calzones piola tipo hotpants. Puta, ni lo pensé, fue una reacción del momento. Pesqué las weás y me las guardé de trofeo entre el polerón.
Volví al living con el té y le dije que, como ahora ella estaba bien, yo me iba a mi casa (soy muy weón). Había sido un día bakán en el que todo había salido bien, y aunque no me había agarrado a la minita me sentía bien conmigo mismo por mi buena obra. Pero cuando me estaba despidiendo la mina me agarró del brazo.
—Porfa, quédate, tengo miedo por la ayahuasca —me dijo, mirándome con los ojos desorbitados—. Ándate más rato poh, cuando me sienta mejor... si querís come algo de la cocina, siéntete como en tu casa, pero porfa quédate mas ratito.
Fue súper amable la mina. Me senté en un piso mientras ella estaba acostada en el sillón con una bandeja chiquitita tomando té y mientras yo comía pan tostado. Teníamos la tele encendida y estaban dando La Ley de la Selva, pero después de un rato nos aburrimos de ver la weá fome así que empezamos a hacer zapping.
Conversábamos cosas triviales... qué hacíamos por la vida, qué estudiábamos, etc. Me contó que estudió Geografía porque su sueño siempre había sido estudiar en la Chile y era la carrera que más bajo cortaba en esa institución. Yo le conté que estudiaba Medicina en la Unab, que era la raja, buena universidad, etc etc típicas weás que uno conversa.
—¿Querís ver algo? —me dijo de pronto, apuntando una repisa. Yo me paré y me puse a revisar los DVD que tenía ahí; Inti Illimani, Victor Jara, Violeta Parra y puras weás comunistas o música penca —. Velos no más, de verdad, gracias por quedarte —agregó con cara de agradecimiento.
—Gracias, pero no me gusta esta música.
La weá es que como teníamos la estufa encendida, me dio calor y me saqué el polerón, y al hacer eso se me cayó el calzón que me pelé. No pasé piola.
—¿Oye qué onda? —exclamó, tornando toda su antes expresión amable en un enojo puro— ¿Y eso weón? ¡Son mis calzones!
Yo me urgí caleta y me desmayé. Desperté a cuatro cuadras de ahí con un condón en el hoyo y diez lucas en la mano."
3 comentarios - al final me la culie igual