La mediación entre mi hermana menor Isabel y su marido, Sergio. Fue un éxito, y, como valor agregado, quedé saciada, cogida y enculada.
Isabel me llamó, llorando, para pedirme que fuera a verla.
Esperé el regreso de Miguel, mi marido, para dejarlo al cuidado de nuestros hijitos y fui.
Era un viernes, avanzada la tarde.
Ahogada por el llanto, Isabel, me entregó sin poder articular palabra, un papel manuscrito, con letra de imprenta, bien legible. Era la nota dejada por Sergio.
El texto, palabra más o menos:
“Me voy a la casa de mis padres. Me llevo unas pocas de mis cosas, ya volveré – cuando no estés en casa a recuperar las restantes. Te dejo:
*el auto, provisionalmente, porque lo necesitarás para llevar y traer a Pablito
**un juguetito de regalo para él – por favor agregale un beso de mi parte-
***la loción que te compré. Sugerencia; si te pones una gotita en cada uno de tu dos pezones y de tus dos orificios, tu amante seguro, que lo va a apreciar. ¡Ahh él puede conservar mi calzoncillo y la camisa blanca a rayitas, que le diste!!!
Cuando, por fin, logró controlarse, algo, mi hermana me contó que había “pasado la noche” del jueves para el viernes, en casa, con un amigo del club de natación, por pura calentura. Que quería muchísimo a Sergio y no quería perderlo, Que lo había llamado, toda la tarde, y no le respondía.
Una vez calmada por el desahogo conmigo, me contó algunos pormenores. Lo más suave que le dije fue “¡boluda, te largas a encamarte con un tipo, y no tomás las mínimas precauciones para que no se entere tu marido, …..!!!”
Después le prometí que iba a hacer todo lo que estaba a mi alcance para intentar remediar su cagada.
Lo que restaba del viernes, todo el fin de semana Sergio no respondió, llamadas, whatsapp, mensajes de texto ni emails.
Aprovechando que Miguel, mi esposo, se había, una vez más, ausentado al interior por trabajo, el lunes a la tarde, dejé los chicos con mi madre, y, apenas pasadas las 18:00 hs, hice sonar, insistentemente, el timbre de la casa de los padres de Sergio.
Después de un buen lapso de tiempo, se asomó a la ventana y me vio, parada en la calle. No hubo manera de repelerme, aguanté estoicamente sus intentos, gestuales y verbales de negarme el ingreso. Por fin se rindió y abrió la puerta.
Tras el saludo con un beso en la mejilla, me dijo que estaba solo, ya que sus padres estaban en un tour por el Caribe. Una vez adentro le reproché su empecinada negativa a responder llamadas y demás comunicaciones:
-Decime ¿Vos sos o te haces? –
Ante su falta de réplica:
-¡No podés borrarte ni borrarnos!! Todos te queremos, algunos además te necesitan-
-¿No me digas?- murmuró entre sarcástico y afligido.
-¡Si te digo!! Pablito e Isabel te quieren muchísimo y te necesitan. -
Siguió un largo alegato a favor de mi hermana – estaba “destruida”, arrepentida, apenada por su hijo, asustada por temor a perderlo a él – que me había convocado para confesar su falta – metejón de un día - y pedirle consejo de como intentar remediarla.
Agregué que yo, por mi cuenta decidí ir a verlo y hacerlo entrar en razón. Todo sumado mi hermana había caído en una momentánea calentura, pero seguía siendo la misma:
– Ese con el que pasó la noche no le quitó nada Sigue siendo la misma y te quiere muchísimo y no concibe vivir sin vos y sin ver crecer juntos a Pablito –
-Lo hubiese pensado antes …. Ya fue– replicó.
Hice una pausa como sopesando que nuevos argumentos esgrimir.
-¿Vos te crees refractario a la seducción de una mujer? – pregunté desafiante.
- No lo se …. Seguro que no, pero aquí ahora no tienen nada que ver mis eventuales defectos y/o debilidades –
Siguió una síntesis de como se había enterado del desliz de Isabel.
Había viajado por trabajo a un país limítrofe, en principio por tres días el martes a última hora con pasaje para volver el viernes en el último vuelo, con horario de llegada a las 23:00 Hs.
La tarea resultó más simple e insumió menos tiempo de lo previsto. Había conseguido canjear el pasaje de regreso para el mismo viernes, pero en el primer vuelo en lugar del último. Entró en la casa aproximadamente a las 10:00 hs. A esa hora Isabel estaba en su trabajo. El living estaba en penumbras, pero, en la mesa ratona frente al sofá encontró una botellas de cerveza, dos vasos y un cenicero con colillas de cigarrillos – mi hermana no fuma - En la pileta de la cocina, dos tazas, dos vasos, platos y cubiertos sin lavar. Siguió, intrigado la recorrida, entró en el dormitorio. La cama era un revoltijo de almohadas, sábanas y cubrecama, en ambas mesitas de luz había un vaso con restos de agua y, en la de su lado de la cama, una cajita, abierta, de preservativos. Por si quedaba alguna duda, en el baño, en el bidet, junto a un par de tangas de mi hermana, un bóxer y una camisa, manchada con salsa o algo por el estilo, ambas prendas desconocidas para él. En el tachito de residuos, tres preservativos usados.
-Isabel debe haberse despertado tarde y, con apuro, dejó la casa sin ordenar, llevó nuestro hijito a casa de los padres y se fue a la oficina. Antes le facilitó a su amante una camisa mía – en el placard no estaba una blanca con tenues rayitas negras verticales y un slip – marca Hill Finger que no encontré en mi cajón. Total tenía tiempo, después del horario de trabajo, de poner en orden la casa, pensando que yo no volvería antes de la medianoche-
-Metí en una valija mediana que llené con lo que consideré necesario en los primeros días, dejé sobre la mesa del comedor un frasco de perfume de marca internacional y el juguete para el nene, escribí una nota y me vine aquí-
Con variantes mínimas, el encuentro fue monotemático y sin que pudiese arrancarle una promesa de reconsiderar de su decisión. Sólo el compromiso de reanudar la charla el día siguiente:
-¿A la seis?¿No es tarde para vos?- objetó
-No, mañana. Miguel no está hasta pasado mañana.-
Volví a casa de mi hermana, antes de ir a buscar a mis hijos, para enterarla del resultado de mi gestión y recriminarle lo absurdamente torpe que había sido,
El día siguiente Sergio me abrazó y su beso de saludo, en la mejilla, se acercó peligrosamente a mi boca.
Había comprado una torta (postre Chajá, típico de Uruguay y muyyyy rico). Lo sirvió con vermut. Sentados a la mesa, me largó una primera adulación:
-¡Sos muy parecida a tu hermana. Un poco más alta que ella, pero tan, o más, linda y delicada …. -
-y bastante más grande de edad …. también- acoté
- Si …., y dulce, más que el “Chajá”!!!-
“Éste viene por lana … ” pensé
Es un varón que fácilmente dispara la apetencia sexual. Sentí como una cosquilla “un palmo debajo del ombligo” y completé el pensamiento: “ …y puede que no salga trasquilado”
Mientras tomábamos, tal vez demás, despacito, despacito nuestra charla se vuelvió intrigante cautelosa, manejada con astucia y ocultamente, para conseguir el fin, inconfundible.
De pronto, Sergio, dio por concluido el aperitivo, se levantó, torta y botella en mano, fue a la cocina. Yo, para colaborar en el aseo, recogí platitos, vasos, cubiertos y servilletas usadas y fui tras él.
El ambiente era pequeño y quedamos, peligrosamente, cercanos. Sentí una mano en una nalga, quedé inmóvil y conteniendo la respiración.
-¡Muy biennnn!!! ¿Sin bombacha o con tanguita hilo dental?- fue su comentario que me hizo ruborizar.
Me hizo girar, me tomó entre sus brazos, apoyó mi espalda en la pared y comenzó a besarme, cada vez más intensamente, mientras sus manos recorrían cada centímetro de mi cuerpo:
-Pará, … Sergio ….. tal vez …. tomamos ….. demasiado ….. -
Las palabras quedaron trabadas en mi garganta, mientras él, callado, siguió besándome, a explorar mi cuerpo y, botón a botón, abrió mi blusa, desabrochó el corpiño y, gruñó, satisfecho con sus manos rodeando mis tetas.
-¡Delicioso!- murmuró y, enseguida, besó mi cuello y luego con su boca en mi oído, agregó:
-Ayer, después que te fuiste, me “clave” una paja furibunda. Hoy, ni lo sueñes.-
Sus labios pasaron a mis pezones y a chupar de lo lindo.
Estaba excitadísima. “..debe ser el absenta – el hada verde – que contiene el vermut” pensé.
Las palabras salieron de mi boca, no de mi cabeza.
-Mirá Sergio, tu debilidad por mí es patente y yo la tengo por vos ….. estamos solos sin que nadie nos pueda interrumpir …ergo … nada de masturbarte -
Pasó una mano detrás de mi cabeza y la atrajo hasta estamparme la boca en la boca y juntó su pelvis a la mía.
-Vamos a juntar nuestras debilidades … ¿Qué te parece? – murmuró
Olvidada, de momento, la “encamada de Isabel” nos trenzamos con ardor y lascivia.
Me dejé caer, hasta quedar de rodillas, bajé el cierre de su pantalón, mis manos se “prendieron” a su miembro, que aún no había visto, lo saqué y se lo besé y lengüeteé. Está duro y grueso.
Sergio se impacientó, me obligó a levantarme y me empujo hasta el dormitorio de sus padres, me sentó y:
-¡desnudate mientras yo me desnudo o ….. te desnudo y después me desnudo!!!-
Sostuve la mirada, pero hice lo que me dijo. Mientras estaba sacándome la tanga, vi bajar el slip y su verga rígida y tiesa se bamboleó frente a mis ojos.
-Acostate- me “invitó” con tono autoritario que me excitó más aún.
No tuve que esperar demasiado, zambulló su cabeza entre mis piernas en V y se aplicó a la concha, con lengua y boca. Me arrancó todo tipo de expresión vocal de placer – gemidos, suspiros, gritos a viva voz,….- mientras lo tenía agarrado del cabello con ambas manos, como para asegurándome que no se apartara. De pronto se acomodó entre mis piernas y me dijo que tenía que “arreglarme sola si la quería”. Le agarré la pija, dura como granito y gruesa, aunque no para asustar, acerqué el glande a mi almeja y levanté mi culo, levemente, para darle la bienvenida. Estaba mojadísima. Sergio empujó y sentí la verga, resbalar, dentro de mí, con una deliciosa sensación de “llenado total”. ¡ Por fin me estaba cogiendo!!!.
Su verga no encontró ninguna resistencia, la sentí llegar hasta el cuello del útero, cada vez que me la metía. Era delicioso y me hacía gemir de placer. Fue aumentando el ritmo, sacaba, casi completamente la verga, para luego, hundirla toda de un solo golpe.
De pronto se aquietó y comenzó a moverse, dentro de mí, arriba y abajo, lentamente. Le
rodeé con las piernas la cintura, apretándolo, Se movió, con estudiada lentitud, haciéndome suspirar y gemir. Alcancé el clímax descontroladamente y a los gritos. Él continuó, dentro de mí, mientras yo acababa como una loca, pero ahora moviéndose cada vez más velozmente, hasta que gruñó de satisfacción , me inundó, la concha, con chorritos de esperma, caliente y se acostó a mi lado. Yo toda transpirada pero alegre y satisfecha.
Permanecimos juntos cabeza a cabeza, tirándonos halagos y elogios.
Tras un breve descanso, le mencioné mi hermana.
-….ni me la nombres. Se me viene a la mente “gastando 3 preservativos” con otro-
La imagen de su esposa, cagándolo, le debe haber provocado humillación, irritación y, palpablemente, una nueva erección.
En la segunda cogida, no guardó la consideración debida. Tuve, encima y adentro un cavernícola desbordado por una mezcla de instinto, celos, irritación y placer carnal.
Después del epílogo, otra vez cabeza a cabeza pero esta vez derrumbados, al cabo de unos minutos, yo, jugueteaba con una de mis manos en sus testículos y exteriorizaba lo satisfecha que me había dejado:
-Sergio sos un capo....me diste con toda la polenta.....disfruté como muy pocas veces antes, .....-
-Vos también estás intratable.....¿será porque estás cogiendo, con tu cuñado?....casi me matás ....- devolvió el elogio.
-¡Viste como, sin planearlo, se nos “despertó el indio” a los dos!! Suele pasar.-
Era el pié para volver sobre el tema del “renuncio” de mi hermana:
-Isabel es una hermosa y simpática mujer que fácilmente, despierta la codicia masculina. No sé en base a que la suponés refractaria a las calenturas por otros “machos” y a dejarse llevar por ellas; yo creo que está en su derecho de no privarse. Es su cuerpo y su “bocho”-
-Tal vez tengas razón pero se pasó de la raya …. llevó al cojudo a nuestra casa …se lo cogió en nuestra cama …con el nene durmiendo en otra … el tipo me usó el baño …. la pistola y las bolas se las secó con mis toallas …… -
-¡Jajajaja …. No seas rídiculo! ¿Vaya la diferencia entre un hotel y la casa –
Antes de irme seguí, machacando y chicaneando. Por fin le dí forma a la “mediación”:
-Ahora los dos son cornudos. Isabel, peor, le cogiste a la hermana mayor – por favor que no se entere-. Entre cornudos no hay cornadas. Prometeme que vas a verla, te haces rogar un poquitito – para tu ego – la perdonás y aquí no ha pasado nada del otro mundo –
Lo prometió pero ……. a cambio ……. de que me dejara coger por la cola.
Así fue.
El día siguiente, cumplió con lo prometido.
Otra vez están juntos y felices, Isabel, Sergio y Pablito.
Seguramente, tramposos ambos. Pero, estoy persuadida, van a envejecer juntos.
Isabel me llamó, llorando, para pedirme que fuera a verla.
Esperé el regreso de Miguel, mi marido, para dejarlo al cuidado de nuestros hijitos y fui.
Era un viernes, avanzada la tarde.
Ahogada por el llanto, Isabel, me entregó sin poder articular palabra, un papel manuscrito, con letra de imprenta, bien legible. Era la nota dejada por Sergio.
El texto, palabra más o menos:
“Me voy a la casa de mis padres. Me llevo unas pocas de mis cosas, ya volveré – cuando no estés en casa a recuperar las restantes. Te dejo:
*el auto, provisionalmente, porque lo necesitarás para llevar y traer a Pablito
**un juguetito de regalo para él – por favor agregale un beso de mi parte-
***la loción que te compré. Sugerencia; si te pones una gotita en cada uno de tu dos pezones y de tus dos orificios, tu amante seguro, que lo va a apreciar. ¡Ahh él puede conservar mi calzoncillo y la camisa blanca a rayitas, que le diste!!!
Cuando, por fin, logró controlarse, algo, mi hermana me contó que había “pasado la noche” del jueves para el viernes, en casa, con un amigo del club de natación, por pura calentura. Que quería muchísimo a Sergio y no quería perderlo, Que lo había llamado, toda la tarde, y no le respondía.
Una vez calmada por el desahogo conmigo, me contó algunos pormenores. Lo más suave que le dije fue “¡boluda, te largas a encamarte con un tipo, y no tomás las mínimas precauciones para que no se entere tu marido, …..!!!”
Después le prometí que iba a hacer todo lo que estaba a mi alcance para intentar remediar su cagada.
Lo que restaba del viernes, todo el fin de semana Sergio no respondió, llamadas, whatsapp, mensajes de texto ni emails.
Aprovechando que Miguel, mi esposo, se había, una vez más, ausentado al interior por trabajo, el lunes a la tarde, dejé los chicos con mi madre, y, apenas pasadas las 18:00 hs, hice sonar, insistentemente, el timbre de la casa de los padres de Sergio.
Después de un buen lapso de tiempo, se asomó a la ventana y me vio, parada en la calle. No hubo manera de repelerme, aguanté estoicamente sus intentos, gestuales y verbales de negarme el ingreso. Por fin se rindió y abrió la puerta.
Tras el saludo con un beso en la mejilla, me dijo que estaba solo, ya que sus padres estaban en un tour por el Caribe. Una vez adentro le reproché su empecinada negativa a responder llamadas y demás comunicaciones:
-Decime ¿Vos sos o te haces? –
Ante su falta de réplica:
-¡No podés borrarte ni borrarnos!! Todos te queremos, algunos además te necesitan-
-¿No me digas?- murmuró entre sarcástico y afligido.
-¡Si te digo!! Pablito e Isabel te quieren muchísimo y te necesitan. -
Siguió un largo alegato a favor de mi hermana – estaba “destruida”, arrepentida, apenada por su hijo, asustada por temor a perderlo a él – que me había convocado para confesar su falta – metejón de un día - y pedirle consejo de como intentar remediarla.
Agregué que yo, por mi cuenta decidí ir a verlo y hacerlo entrar en razón. Todo sumado mi hermana había caído en una momentánea calentura, pero seguía siendo la misma:
– Ese con el que pasó la noche no le quitó nada Sigue siendo la misma y te quiere muchísimo y no concibe vivir sin vos y sin ver crecer juntos a Pablito –
-Lo hubiese pensado antes …. Ya fue– replicó.
Hice una pausa como sopesando que nuevos argumentos esgrimir.
-¿Vos te crees refractario a la seducción de una mujer? – pregunté desafiante.
- No lo se …. Seguro que no, pero aquí ahora no tienen nada que ver mis eventuales defectos y/o debilidades –
Siguió una síntesis de como se había enterado del desliz de Isabel.
Había viajado por trabajo a un país limítrofe, en principio por tres días el martes a última hora con pasaje para volver el viernes en el último vuelo, con horario de llegada a las 23:00 Hs.
La tarea resultó más simple e insumió menos tiempo de lo previsto. Había conseguido canjear el pasaje de regreso para el mismo viernes, pero en el primer vuelo en lugar del último. Entró en la casa aproximadamente a las 10:00 hs. A esa hora Isabel estaba en su trabajo. El living estaba en penumbras, pero, en la mesa ratona frente al sofá encontró una botellas de cerveza, dos vasos y un cenicero con colillas de cigarrillos – mi hermana no fuma - En la pileta de la cocina, dos tazas, dos vasos, platos y cubiertos sin lavar. Siguió, intrigado la recorrida, entró en el dormitorio. La cama era un revoltijo de almohadas, sábanas y cubrecama, en ambas mesitas de luz había un vaso con restos de agua y, en la de su lado de la cama, una cajita, abierta, de preservativos. Por si quedaba alguna duda, en el baño, en el bidet, junto a un par de tangas de mi hermana, un bóxer y una camisa, manchada con salsa o algo por el estilo, ambas prendas desconocidas para él. En el tachito de residuos, tres preservativos usados.
-Isabel debe haberse despertado tarde y, con apuro, dejó la casa sin ordenar, llevó nuestro hijito a casa de los padres y se fue a la oficina. Antes le facilitó a su amante una camisa mía – en el placard no estaba una blanca con tenues rayitas negras verticales y un slip – marca Hill Finger que no encontré en mi cajón. Total tenía tiempo, después del horario de trabajo, de poner en orden la casa, pensando que yo no volvería antes de la medianoche-
-Metí en una valija mediana que llené con lo que consideré necesario en los primeros días, dejé sobre la mesa del comedor un frasco de perfume de marca internacional y el juguete para el nene, escribí una nota y me vine aquí-
Con variantes mínimas, el encuentro fue monotemático y sin que pudiese arrancarle una promesa de reconsiderar de su decisión. Sólo el compromiso de reanudar la charla el día siguiente:
-¿A la seis?¿No es tarde para vos?- objetó
-No, mañana. Miguel no está hasta pasado mañana.-
Volví a casa de mi hermana, antes de ir a buscar a mis hijos, para enterarla del resultado de mi gestión y recriminarle lo absurdamente torpe que había sido,
El día siguiente Sergio me abrazó y su beso de saludo, en la mejilla, se acercó peligrosamente a mi boca.
Había comprado una torta (postre Chajá, típico de Uruguay y muyyyy rico). Lo sirvió con vermut. Sentados a la mesa, me largó una primera adulación:
-¡Sos muy parecida a tu hermana. Un poco más alta que ella, pero tan, o más, linda y delicada …. -
-y bastante más grande de edad …. también- acoté
- Si …., y dulce, más que el “Chajá”!!!-
“Éste viene por lana … ” pensé
Es un varón que fácilmente dispara la apetencia sexual. Sentí como una cosquilla “un palmo debajo del ombligo” y completé el pensamiento: “ …y puede que no salga trasquilado”
Mientras tomábamos, tal vez demás, despacito, despacito nuestra charla se vuelvió intrigante cautelosa, manejada con astucia y ocultamente, para conseguir el fin, inconfundible.
De pronto, Sergio, dio por concluido el aperitivo, se levantó, torta y botella en mano, fue a la cocina. Yo, para colaborar en el aseo, recogí platitos, vasos, cubiertos y servilletas usadas y fui tras él.
El ambiente era pequeño y quedamos, peligrosamente, cercanos. Sentí una mano en una nalga, quedé inmóvil y conteniendo la respiración.
-¡Muy biennnn!!! ¿Sin bombacha o con tanguita hilo dental?- fue su comentario que me hizo ruborizar.
Me hizo girar, me tomó entre sus brazos, apoyó mi espalda en la pared y comenzó a besarme, cada vez más intensamente, mientras sus manos recorrían cada centímetro de mi cuerpo:
-Pará, … Sergio ….. tal vez …. tomamos ….. demasiado ….. -
Las palabras quedaron trabadas en mi garganta, mientras él, callado, siguió besándome, a explorar mi cuerpo y, botón a botón, abrió mi blusa, desabrochó el corpiño y, gruñó, satisfecho con sus manos rodeando mis tetas.
-¡Delicioso!- murmuró y, enseguida, besó mi cuello y luego con su boca en mi oído, agregó:
-Ayer, después que te fuiste, me “clave” una paja furibunda. Hoy, ni lo sueñes.-
Sus labios pasaron a mis pezones y a chupar de lo lindo.
Estaba excitadísima. “..debe ser el absenta – el hada verde – que contiene el vermut” pensé.
Las palabras salieron de mi boca, no de mi cabeza.
-Mirá Sergio, tu debilidad por mí es patente y yo la tengo por vos ….. estamos solos sin que nadie nos pueda interrumpir …ergo … nada de masturbarte -
Pasó una mano detrás de mi cabeza y la atrajo hasta estamparme la boca en la boca y juntó su pelvis a la mía.
-Vamos a juntar nuestras debilidades … ¿Qué te parece? – murmuró
Olvidada, de momento, la “encamada de Isabel” nos trenzamos con ardor y lascivia.
Me dejé caer, hasta quedar de rodillas, bajé el cierre de su pantalón, mis manos se “prendieron” a su miembro, que aún no había visto, lo saqué y se lo besé y lengüeteé. Está duro y grueso.
Sergio se impacientó, me obligó a levantarme y me empujo hasta el dormitorio de sus padres, me sentó y:
-¡desnudate mientras yo me desnudo o ….. te desnudo y después me desnudo!!!-
Sostuve la mirada, pero hice lo que me dijo. Mientras estaba sacándome la tanga, vi bajar el slip y su verga rígida y tiesa se bamboleó frente a mis ojos.
-Acostate- me “invitó” con tono autoritario que me excitó más aún.
No tuve que esperar demasiado, zambulló su cabeza entre mis piernas en V y se aplicó a la concha, con lengua y boca. Me arrancó todo tipo de expresión vocal de placer – gemidos, suspiros, gritos a viva voz,….- mientras lo tenía agarrado del cabello con ambas manos, como para asegurándome que no se apartara. De pronto se acomodó entre mis piernas y me dijo que tenía que “arreglarme sola si la quería”. Le agarré la pija, dura como granito y gruesa, aunque no para asustar, acerqué el glande a mi almeja y levanté mi culo, levemente, para darle la bienvenida. Estaba mojadísima. Sergio empujó y sentí la verga, resbalar, dentro de mí, con una deliciosa sensación de “llenado total”. ¡ Por fin me estaba cogiendo!!!.
Su verga no encontró ninguna resistencia, la sentí llegar hasta el cuello del útero, cada vez que me la metía. Era delicioso y me hacía gemir de placer. Fue aumentando el ritmo, sacaba, casi completamente la verga, para luego, hundirla toda de un solo golpe.
De pronto se aquietó y comenzó a moverse, dentro de mí, arriba y abajo, lentamente. Le
rodeé con las piernas la cintura, apretándolo, Se movió, con estudiada lentitud, haciéndome suspirar y gemir. Alcancé el clímax descontroladamente y a los gritos. Él continuó, dentro de mí, mientras yo acababa como una loca, pero ahora moviéndose cada vez más velozmente, hasta que gruñó de satisfacción , me inundó, la concha, con chorritos de esperma, caliente y se acostó a mi lado. Yo toda transpirada pero alegre y satisfecha.
Permanecimos juntos cabeza a cabeza, tirándonos halagos y elogios.
Tras un breve descanso, le mencioné mi hermana.
-….ni me la nombres. Se me viene a la mente “gastando 3 preservativos” con otro-
La imagen de su esposa, cagándolo, le debe haber provocado humillación, irritación y, palpablemente, una nueva erección.
En la segunda cogida, no guardó la consideración debida. Tuve, encima y adentro un cavernícola desbordado por una mezcla de instinto, celos, irritación y placer carnal.
Después del epílogo, otra vez cabeza a cabeza pero esta vez derrumbados, al cabo de unos minutos, yo, jugueteaba con una de mis manos en sus testículos y exteriorizaba lo satisfecha que me había dejado:
-Sergio sos un capo....me diste con toda la polenta.....disfruté como muy pocas veces antes, .....-
-Vos también estás intratable.....¿será porque estás cogiendo, con tu cuñado?....casi me matás ....- devolvió el elogio.
-¡Viste como, sin planearlo, se nos “despertó el indio” a los dos!! Suele pasar.-
Era el pié para volver sobre el tema del “renuncio” de mi hermana:
-Isabel es una hermosa y simpática mujer que fácilmente, despierta la codicia masculina. No sé en base a que la suponés refractaria a las calenturas por otros “machos” y a dejarse llevar por ellas; yo creo que está en su derecho de no privarse. Es su cuerpo y su “bocho”-
-Tal vez tengas razón pero se pasó de la raya …. llevó al cojudo a nuestra casa …se lo cogió en nuestra cama …con el nene durmiendo en otra … el tipo me usó el baño …. la pistola y las bolas se las secó con mis toallas …… -
-¡Jajajaja …. No seas rídiculo! ¿Vaya la diferencia entre un hotel y la casa –
Antes de irme seguí, machacando y chicaneando. Por fin le dí forma a la “mediación”:
-Ahora los dos son cornudos. Isabel, peor, le cogiste a la hermana mayor – por favor que no se entere-. Entre cornudos no hay cornadas. Prometeme que vas a verla, te haces rogar un poquitito – para tu ego – la perdonás y aquí no ha pasado nada del otro mundo –
Lo prometió pero ……. a cambio ……. de que me dejara coger por la cola.
Así fue.
El día siguiente, cumplió con lo prometido.
Otra vez están juntos y felices, Isabel, Sergio y Pablito.
Seguramente, tramposos ambos. Pero, estoy persuadida, van a envejecer juntos.
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