ESCLAVA EN BUZIOS
Estos son las historias que preceden a este final
http://www.poringa.net/posts/relatos/2850168/Perdi-mi-verguenza-en-Buzios.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/2850333/Perdi-mi-verg-enza-en-Buzios-2.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/2852264/Perdi-mi-verg-enza-en-Buzios-3---final.html
En ellos relato unas vacaciones mías en Buzios. Realicé elviaje sola porque esas vacaciones tuvieron como único motivo el permitirmedisfrutar de la compañía de un negro. Y vaya si la disfruté. Fin del resumen
Después de aquellas gloriosas vacaciones en Buzios, quedécon la vara muy alta de mis preferencias sexuales, en cuanto a calidad ycantidad. Y realmente fueron 4 años másque intensos en ese aspecto. Sabía yoque ninguna de esas experiencias estaba destinada a durar más que lo que duraun polvo… o dos. Pero mis numerosos compañeros no sabían que estaban frente auna frenética sexópata y hacían todos los esfuerzos por conseguir un rato de“amistosa compañía femenina” (vaya con el eufemismo, jajaja). Prometían bajarmela luna, cuando no sabían que bastaba con que me prometieran una horitaintensa. En resumen, me harté de tanta melosidad. Y empecé a recordar a Tarlis,mi amo-amante-compañero negro de Buzios. Extrañaba la autoridad que tenía sobremí, su manera de imponer sus propósitos haciendo que sus deseos terminaransiendo los míos, y el propio convencimiento de que Tarlis no se enteró que yoestaba absolutamente entregada a él y que no había en mi reservado ningún “NO”para él, sea lo que fuere que se le ocurriera.
Y empezó a tomar forma en el año 2016 un regreso a Buzios.
Febrero 2017. Buzios. Empecé yendo al mismo hotel dondetrabajaba Tarlis. Entré temblando por la excitación de encontrarme con mi negroy bruñido sujeto de deseo. Me dieron la bienvenida, me explicaron lascondiciones y realicé la registración. Y Tarlis no estaba. La única persona querecordaba era el botones que llevó mis maletas a la habitación. Se trataba deVander, amigo de Tarlis. Treinta y pico de años. Piel trigueña con buen físico.Una vez en la habitación, lo abordé de inmediato, preguntándole (tal vez concierta ansiedad, lo reconozco) por Tarlis. Y me dijo que había abandonado eltrabajo del hotel hacía dos años y que tenía su teléfono. A pesar de todas missonrisas, mohines y caricias razonablemente me dijo que no me lo iba a dar yque iba a consultar con él.
Quedé en la habitación esperando el llamado de mi amo. Notuve que esperar mucho. Al atender y escuchar el “Olá gatinha!!” sentí untemblor en todo el cuerpo. Un temblor que nacía en mi concha y se propagaba portodo mi cuerpo como las ondas que provoca una piedra al caer en el aguatranquila. Balbuceé algo en portuñol para decirle que quería verlo, que quería excitacióny pasión sin ningún tipo de condicionamientos y que sus deseos serían órdenespara mí. Que así como él había sido el instrumento para cumplir mis deseos haceunos años, esta vez yo vine para ser quien le ayude a cumplir los suyos. Y queesa iba a ser mi única imposición hacia él. “Você será minha cadela?”(“¿serásmi hembra? “ o tal vez mas apropiadamente “¿serás mi puta?”) y le respondí sindudar que para eso había venido. Ahí me explicó que estaba en Salvador, Bahíacon su familia, que le tomaría un par de días llegar. Ante mi decepción poresta demora, me dijo con cierto tono autoritario (asumiendo el papel que yoestaba esperando de él) que Vander estaba “sozinho” y que me ordenaba que lediera alegría. Me dijo que lo iba ahacer subir inmediatamente.
Me preparé para recibirlo como mi amo deseaba. Sólo vestidacon el único hilo dental que había llevado de viaje. No pensaba que fuera ausarlo el primer día. Tocó a la puerta. Pensé como hacerlo pasar a la ofensivade inmediato, sin mayores preámbulos. Fue fácil. Abrí la puerta y di un pasohacia delante quedando prácticamente desnuda en el pasillo del hotel. Ante estareacción mía, Vander me toma desde atrás y levantándome en el aire me ubica denuevo en la habitación. Una vez cerrada la puerta me seguía tomando desde atráspero ya metiéndome mano por todo mi cuerpo y arrancándome el hilo dental mehizo girar, chupó mis tetas con fruición acariciando mi concha que ya era unmar de flujos. Se incorporó y abriendo su bragueta (no tenia ropa interior)sacó su hermosa pija y entendiendo todo, me puse de rodillas a chuparla como sime fuera la vida en esa tarea. Mientras se terminaba de desnudar, arrojando suropa al piso, le pasé las manos por entre sus piernas y apoyándolas en susnalgas lo atraía hacia mí para hacer mas profunda la fellatio. Al ver queVander estaba a punto de explotar detuve mi tarea e incorporándome, lo abracéfuertemente, lo besé y levantando mis piernas y asegurándolas por detrás de suespalda le indique, sin palabras, que quería ser penetrada. Vander captó laidea de inmediato y puso su lanza penetrante en la entrada de mi cueva. Sentíala punta de su pija presionando, sentía mi concha deseosa devorar carne yrepleta de humedad y supe que estaba todo listo para que aflojando la presiónde mi abrazo y dejándome caer me empezara a sentir invadida por esa hermosaherramienta que se deslizó entera en mi interior. Sintiéndome repleta de él leindique que me llevara, ensartada como estaba, hasta la cama. Y ahí no fueronmás que pocos minutos para que ambos llegáramos entre sus gemidos y mis gritosal éxtasis final con una sincronización absolutamente envidiable. Cuandorecuperamos el ritmo de respiración Vander, adoptando la misma costumbre queTarlis, me preguntó si le podría limpiar la pija a lo que accedí con muchapredisposición y de muy buena gana.
Y fueron dos días de absoluta excitación y frenesí conVander (que se aprovechó de mi sumisión hacia Tarlis y yo gozando de seresclava de un macho que me hizo feliz).
En un posterior relato, incluiré los dos días de gloria deVander y mi reencuentro con Tarlis.
Agradeceré cada uno de los comentarios.
Estos son las historias que preceden a este final
http://www.poringa.net/posts/relatos/2850168/Perdi-mi-verguenza-en-Buzios.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/2850333/Perdi-mi-verg-enza-en-Buzios-2.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/2852264/Perdi-mi-verg-enza-en-Buzios-3---final.html
En ellos relato unas vacaciones mías en Buzios. Realicé elviaje sola porque esas vacaciones tuvieron como único motivo el permitirmedisfrutar de la compañía de un negro. Y vaya si la disfruté. Fin del resumen
Después de aquellas gloriosas vacaciones en Buzios, quedécon la vara muy alta de mis preferencias sexuales, en cuanto a calidad ycantidad. Y realmente fueron 4 años másque intensos en ese aspecto. Sabía yoque ninguna de esas experiencias estaba destinada a durar más que lo que duraun polvo… o dos. Pero mis numerosos compañeros no sabían que estaban frente auna frenética sexópata y hacían todos los esfuerzos por conseguir un rato de“amistosa compañía femenina” (vaya con el eufemismo, jajaja). Prometían bajarmela luna, cuando no sabían que bastaba con que me prometieran una horitaintensa. En resumen, me harté de tanta melosidad. Y empecé a recordar a Tarlis,mi amo-amante-compañero negro de Buzios. Extrañaba la autoridad que tenía sobremí, su manera de imponer sus propósitos haciendo que sus deseos terminaransiendo los míos, y el propio convencimiento de que Tarlis no se enteró que yoestaba absolutamente entregada a él y que no había en mi reservado ningún “NO”para él, sea lo que fuere que se le ocurriera.
Y empezó a tomar forma en el año 2016 un regreso a Buzios.
Febrero 2017. Buzios. Empecé yendo al mismo hotel dondetrabajaba Tarlis. Entré temblando por la excitación de encontrarme con mi negroy bruñido sujeto de deseo. Me dieron la bienvenida, me explicaron lascondiciones y realicé la registración. Y Tarlis no estaba. La única persona querecordaba era el botones que llevó mis maletas a la habitación. Se trataba deVander, amigo de Tarlis. Treinta y pico de años. Piel trigueña con buen físico.Una vez en la habitación, lo abordé de inmediato, preguntándole (tal vez concierta ansiedad, lo reconozco) por Tarlis. Y me dijo que había abandonado eltrabajo del hotel hacía dos años y que tenía su teléfono. A pesar de todas missonrisas, mohines y caricias razonablemente me dijo que no me lo iba a dar yque iba a consultar con él.
Quedé en la habitación esperando el llamado de mi amo. Notuve que esperar mucho. Al atender y escuchar el “Olá gatinha!!” sentí untemblor en todo el cuerpo. Un temblor que nacía en mi concha y se propagaba portodo mi cuerpo como las ondas que provoca una piedra al caer en el aguatranquila. Balbuceé algo en portuñol para decirle que quería verlo, que quería excitacióny pasión sin ningún tipo de condicionamientos y que sus deseos serían órdenespara mí. Que así como él había sido el instrumento para cumplir mis deseos haceunos años, esta vez yo vine para ser quien le ayude a cumplir los suyos. Y queesa iba a ser mi única imposición hacia él. “Você será minha cadela?”(“¿serásmi hembra? “ o tal vez mas apropiadamente “¿serás mi puta?”) y le respondí sindudar que para eso había venido. Ahí me explicó que estaba en Salvador, Bahíacon su familia, que le tomaría un par de días llegar. Ante mi decepción poresta demora, me dijo con cierto tono autoritario (asumiendo el papel que yoestaba esperando de él) que Vander estaba “sozinho” y que me ordenaba que lediera alegría. Me dijo que lo iba ahacer subir inmediatamente.
Me preparé para recibirlo como mi amo deseaba. Sólo vestidacon el único hilo dental que había llevado de viaje. No pensaba que fuera ausarlo el primer día. Tocó a la puerta. Pensé como hacerlo pasar a la ofensivade inmediato, sin mayores preámbulos. Fue fácil. Abrí la puerta y di un pasohacia delante quedando prácticamente desnuda en el pasillo del hotel. Ante estareacción mía, Vander me toma desde atrás y levantándome en el aire me ubica denuevo en la habitación. Una vez cerrada la puerta me seguía tomando desde atráspero ya metiéndome mano por todo mi cuerpo y arrancándome el hilo dental mehizo girar, chupó mis tetas con fruición acariciando mi concha que ya era unmar de flujos. Se incorporó y abriendo su bragueta (no tenia ropa interior)sacó su hermosa pija y entendiendo todo, me puse de rodillas a chuparla como sime fuera la vida en esa tarea. Mientras se terminaba de desnudar, arrojando suropa al piso, le pasé las manos por entre sus piernas y apoyándolas en susnalgas lo atraía hacia mí para hacer mas profunda la fellatio. Al ver queVander estaba a punto de explotar detuve mi tarea e incorporándome, lo abracéfuertemente, lo besé y levantando mis piernas y asegurándolas por detrás de suespalda le indique, sin palabras, que quería ser penetrada. Vander captó laidea de inmediato y puso su lanza penetrante en la entrada de mi cueva. Sentíala punta de su pija presionando, sentía mi concha deseosa devorar carne yrepleta de humedad y supe que estaba todo listo para que aflojando la presiónde mi abrazo y dejándome caer me empezara a sentir invadida por esa hermosaherramienta que se deslizó entera en mi interior. Sintiéndome repleta de él leindique que me llevara, ensartada como estaba, hasta la cama. Y ahí no fueronmás que pocos minutos para que ambos llegáramos entre sus gemidos y mis gritosal éxtasis final con una sincronización absolutamente envidiable. Cuandorecuperamos el ritmo de respiración Vander, adoptando la misma costumbre queTarlis, me preguntó si le podría limpiar la pija a lo que accedí con muchapredisposición y de muy buena gana.
Y fueron dos días de absoluta excitación y frenesí conVander (que se aprovechó de mi sumisión hacia Tarlis y yo gozando de seresclava de un macho que me hizo feliz).
En un posterior relato, incluiré los dos días de gloria deVander y mi reencuentro con Tarlis.
Agradeceré cada uno de los comentarios.
3 comentarios - Esclava en Buzios
Contás de forma excelente las historias. Calientan mucho!
Besos