El 31 de diciembre en familia, haciendo el brindis y luego mirando los fuegos artificiales como que se me despertó el espíritu de aventura. Después de las 1:30 se me ocurre salir a cierto boliche de constitución (Mardel), bailo, pim pum pam pam… hay noches que no tenés suerte, o no generás nada. Uno se pregunta porque, pero realmente no lo sé. Si hay noches de levante, esta no era una de ellas.
Me senté en uno de los sillones grandes de la pista de tecno que tiene esa onda rara, donde van los pendejitos “cool”. A lo mejor este no es el ambiente para mí, pensé, a lo mejor estoy viejo. Pero afuera había un barbudo panzón con una pendeja veinteañera así que estaba seguro que el problema era yo, no mi edad (casi 40).
Se sienta una mujer en una banqueta alta, y la miro… lo cual es una cagada ya que estoy bien abajo en un sillón y ella a la altura de la barra. Le sonrío y me da vuelta la cara, ok, me voy a dar una vuelta y luego de un rato la veo con un tipo. No creo ser feo, pero estoy seguro que ese chavón hacía un enorme esfuerzo por ser feo, así que me sentí frustrado conmigo mismo de nuevo. Tuve una semana muy activa e interesante en lo sexual (como leyeron en mi último relato), pero en fin de año, como que tenés que hacer algo nuevo. La gente que conocés está en familia, así que no podés aferrarte a lo conocido, pero aún así esa no era mi noche.
Abrí el Whatsapp, boludeando un poco, y un poco como escape de la situación. Una bocha de saludos, posteos tan ridículos que solo es posible si la persona que lo hizo estaba muy en pedo. Sea como sea, luego abrí el sitio de sexo que frecuento aparte de poringa, donde usualmente hay de todo. Me llamó la atención la cantidad de mensajes de una pareja, como 8, lo cual es raro. Pero se trata de turistas que estaban unos días libres, y ya se volvían a Buenos Aires.
Ellos: “que rica pija, queremos conocerte”
Ellos: “Estamos unos días y nos vamos”
Ellos: “¿estas?”
Ellos: “agenda nuestro wsp ….”
Yo: “hola”
La conversación siguió en whatsapp, y me contaban que su esposa tenía una fantasía y que lo venían hablando hace tiempo, y que le gustaría saber si participará. Como que me salvó la noche, en un rato estaba en un taxi camino al depto que ellos estaban.
***
Me recibe un hombre de aproximadamente 50 años, muy afable y con una sonrisa amplia. Me llamó la atención su bigote frondoso que me recordaba a cierto político. Estaba vestido con una camisa abierta en el pecho y una bermuda, en el sillón había una mujer de grandes pechos, de reojo calculé 25 años. Cuando miro bien, se trataba de una chica trans, muy bonita, muy femenina.
“Espero no te moleste que tambien tenemos una invitada, yo me llamo Horacio, y ella Xime” Dijo el hombre señalando a la chica Trans. Yo la saludé con un beso en la mejilla, hasta acá todo muy formal, nos ofreció tragos a ambos y nos dijo que su mujer se estaba preparando y que la íbamos a pasar joya.
Xime me empezó a hablar de cosas tontas, mientras yo miraba sus piernas, esos deliciosos pechos claramente operados, pero redondos como pelotas de goma. Sus labios tenían una deliciosa curva que invitaba a besarla. Le conté que nunca había estado en una partuza con una chica trans, y ella se rió, confesando que era nuevita en el tema de partuzas. Hacía poco había hecho su transición y aprechó el verano para dejar atrás todo lo que no era simplemente “XIME”. Su vestidito era ajustado, sus piernas perfectas y sus hombros hermosos para clavar mis dientes.
Horacio, el hombre de 50 volvió nos pidió que vayamos hacia la habitación. Los tres pasamos por la puerta y la mujer estaba en la cama, tendría más de 40, pero hecha a nueva. Podías darte cuenta que no era una pendeja, pero era una mujer muy hermosa, con pechos deliciosos y pezones muy grandes, y una vulva que nos saludaba desde las profundidades húmedas de su femineidad. Voy a referirme a ella como “Dulcinea”, como imaginan, su nombre real empieza con la misma letra. Ella se hacía movimientos circulares en el clítoris invitando la acción.
Le dije a Xime que fuera primero, y un cierre en la espalda de su vestido con un movimiento rápido fue todo l oque necesitó para estar desnuda. Sus curvas eran deliciosas, tenía un pequeño, pero no era inmediatamente notorio. Sus pechos casi del mismo tamaño que la mujer, empezaron a frotarse mientras el pene del trans empezó a frotarse en su clítoris luego de ponerse un preservativo. Los jadeos se hicieron fuertes y Horacio peló su miembro pajeándose mientras miraba la acción y la penetración.
Enseguida mi pene estaba como una roca, me desnudé y me puse un preservativo con juguito en la punta para que patine y me paré en el borde de la cama, donde se veía el culo de Xime y su pene entrándole a dulcinea, con gentiles movimientos de cadera que se hacían más y más bruscos. Mi punta entró taladrándole el orto a Xime que dio un grito no de mujer ni de hombre.
“ay!, que hijo de puta!” y seguí entrándole con su ritmo sobre la otra y con mis manos la tomé de los hombros para darle más profundidad. Los cantos se le abrían y el agujero me sujetaba la base mientras mis huevos le hacían tope, entonces pasé mis manos por abajo y agarré los pechos de “dulcinea” para masajearlos mientras recibía todo el peso de los dos, y yo soy un tipo de casi 1.90 pesando casi 97 kilos, mi pija cuando te entra con todo el peso lo sentís.
Pronto Xime acabó en “Dulcinea” y corrí su culo del medio, me arranqué el forro de la punta y ella me vió la cabeza roja y dura inyectada en placer indómito mientras ella todavía con sus piernas en el aire. Pasó sus manos por el costado y con los dedos abrió los cacheres de la cola, ante tal ofrecimiento puse sus piernas en mis hombros y presenté mi miembro en la abertura de su ano. Horacio apareció de costado y empezó a besarle las tetas, mientras Xime le chupaba a pija con corcoveos deliciosos de su cuello para rascarse la garganta con el glande, entonces tomé sus pezones entre mis dedos y le mandé la mitad de la pija.
Su jadeo se ahogó con la lengua del Marido, extasiado en su placer, cuando empecé a serruchar despacito para que sus carnes fueran cediendo a la textura de mi verga. Los jugos de su vagina caían sobre el tronco de mi pene, y empecé a cambiar el ritmo de la penetración hasta que vi esa cara de placer y dolor de forma alternada.
Así como estaba, con la pija adentro, hice un poderoso movimiento de sus piernas para ponerla boca abajo y seguí ahora apoyado en su espalda penetrándole el ano y su enorme culo era el sillón donde tengo que meterme a encontrar el control remoto, así era mi pija entrando en ella. Un pedazo de chocolate negro en una torta de vainilla, y mi chocolate tenía mucho relleno.
Xime, se sentó delate de su cara, y “Dulcinea” tomó el pene de ella en su boca para chuparlo al ritmo que yo le metía carne por atrás, disfrutando el placer de los gemidos de ambas, disfrutando como las manos de una recorrían la otra y temblaban entre el bombeo general. Xime aceró esa boca, así sentada como estaba para besarme, y le comí la boca en cada empuje que daba. Horacio se seguía pajeando mientras nos miraba sentado al costado de la cama.
Pronto Xime empezó a hechar la leche y Dulcinea corrió su boca porque la estaba reventando hacia el costado, y parte de esa leche le cayó en las tetas y el abdomen. Apoyé los pies en la cama y con la pija la levanté de su posición hasta quedar más alto y la empujé sobre el abdomen y las tetas de la otra.
“chupale la leche, que no se te escape nada”, cada sílaba salía mientras mi pija entraba y la hacía dar un quejido de dolor. La lengua de Dulcinea empezó a torpemente chupar a la otra, y pronto mi pija empezó a llenarle la cola, bien adentro y con mucho calor. Dulcinea abrazó fuerte la cintura de la otra y la mordió en la cadera para recibir mis latidos en sus entrañas.
Pronto la pija de Horacio apareció y Dulcinea se la pajeó hasta que se llenó la boca de más leche, mientras la mano de él le acariciaba la nuca con mucha dulzura y yo tenía mis garras en su tetas y mi pija entre sus lacas tectónicas. Acabé mucho en su culo, y cuando me extraje de ella, empujó la leche del ano con un movimiento hermoso de fruncimiento, y luego se le abrió para mostrar más leche en su vacío. Mi pija seguía eyaculando, con menos fuerza, pero con gotas que tampoco fueron desperdiciadas.
Me senté a descansar un poco, cuando Horacio tomó mi lugar, y empezó a llenarle la cola. Pronto Ximena estaba sobre él llenandole el culo con su pija, lo cual era una imagen dantesca en si misma. Pronto los tres estaban extasiados, y relajándose, uno se dejó caer hacia la derecha, otro hacia la izquierda. Y los 3 quedaron en la cama boca arriba. Jadeando pesadamenta al techo.
Me deslicé sobre Dulcinea para ponerme en posición de 69 y puse mi pene en su cara, pronto encontró besos y una casita en su garganta. Y empecé a chuparle la vulva. Su clítoris era duro, pero estaba colorado, con labios muy mojados. Descubrí en mi exploración oral algunos lunares deliciosos, y con dos dedos empecé a rascarle sus interiores para ser recompensado húmedamente por gemidos y gritos llenos de “mmmhf” y “aaahg”.
La senté sobre mi pija, y la dejé que me cabalgue, estaba muerta pero con mucho brío todavía la Dulcinea, y mi pija pasaba mojada hasta el fondo. Horacio apareció por detrás de ella y le abrió la cola con su pene, lo que la dejó dura y con la boca abierta un largo rato. Podíamos sentir los penes dentro de su vientre, esa doble penetración tenía que haber sido dolorosa, pero ella estaba como tiesa y su boca muy abierta. Pronto la cadera de dulcinea empezó a dirigirnos a nosotros en una orquesta profunda, y llena de sensaciones. Ahora yo sentía el peso de ambos en un vaivén de placer, pero las tetas de Xime estaban en mi boca, y empecé a mordisquearle los pezones hasta que pude sentir las ondas de calor que indicaban que Horacio estaba llenando el tanque trasero, y yo me enderecé para seguir chupando las tetas de dulcinea. Prominentes, con algunas estrías hermosas, pero con eso masivos y dulces pezones. Pronto me cacheteaban esas tetas y mi pija se ponía más dura en ella, y sus movimientos fueron más fuertes. Y toda ella empezó a vibrar, primero por dentro, luego alrededor de mi pene, y finalmente sus brazos, las piernas y decidí darle mi leche en largos chorros. El calor dentro de ella la hizo tomarse el abdomen y morder su labio, en cada lanzamiento, en cada gemido hasta que estuvo llena de todos. Exhausta.
Ximena me empezó a chupar la pija, yo ya no daba más, pero pronto logró el milagro de ponermela dura con su lengua. Empezó a chuparla de costado mientras la pajeaba y dos gargantas, chupaba un costado, el orto y garganta, garganta. Mi pene se volvió tieso, y sentía el burbujear en mis venas, en mi miembro, hasta que su boca se llenó de mí y en ese momento hizo una garganta profunda y tragó directamente tosiendo un poco, pero no dejando escapar nada mientras acariciaba mis huevos de forma muy dulce.
***
Hoy fuí a trabajar, y encontré un mensaje nuevo de un número desconocido. Era Dulcinea, me dijo que le gustó como la pasamos y que espera poder repetirlo, pero sin el marido o Xime. Algo juntos, e íntimo, pero sobre todas las cosas Discreto.
Los invito a Conocer mis otros Relatos
Me senté en uno de los sillones grandes de la pista de tecno que tiene esa onda rara, donde van los pendejitos “cool”. A lo mejor este no es el ambiente para mí, pensé, a lo mejor estoy viejo. Pero afuera había un barbudo panzón con una pendeja veinteañera así que estaba seguro que el problema era yo, no mi edad (casi 40).
Se sienta una mujer en una banqueta alta, y la miro… lo cual es una cagada ya que estoy bien abajo en un sillón y ella a la altura de la barra. Le sonrío y me da vuelta la cara, ok, me voy a dar una vuelta y luego de un rato la veo con un tipo. No creo ser feo, pero estoy seguro que ese chavón hacía un enorme esfuerzo por ser feo, así que me sentí frustrado conmigo mismo de nuevo. Tuve una semana muy activa e interesante en lo sexual (como leyeron en mi último relato), pero en fin de año, como que tenés que hacer algo nuevo. La gente que conocés está en familia, así que no podés aferrarte a lo conocido, pero aún así esa no era mi noche.
Abrí el Whatsapp, boludeando un poco, y un poco como escape de la situación. Una bocha de saludos, posteos tan ridículos que solo es posible si la persona que lo hizo estaba muy en pedo. Sea como sea, luego abrí el sitio de sexo que frecuento aparte de poringa, donde usualmente hay de todo. Me llamó la atención la cantidad de mensajes de una pareja, como 8, lo cual es raro. Pero se trata de turistas que estaban unos días libres, y ya se volvían a Buenos Aires.
Ellos: “que rica pija, queremos conocerte”
Ellos: “Estamos unos días y nos vamos”
Ellos: “¿estas?”
Ellos: “agenda nuestro wsp ….”
Yo: “hola”
La conversación siguió en whatsapp, y me contaban que su esposa tenía una fantasía y que lo venían hablando hace tiempo, y que le gustaría saber si participará. Como que me salvó la noche, en un rato estaba en un taxi camino al depto que ellos estaban.
***
Me recibe un hombre de aproximadamente 50 años, muy afable y con una sonrisa amplia. Me llamó la atención su bigote frondoso que me recordaba a cierto político. Estaba vestido con una camisa abierta en el pecho y una bermuda, en el sillón había una mujer de grandes pechos, de reojo calculé 25 años. Cuando miro bien, se trataba de una chica trans, muy bonita, muy femenina.
“Espero no te moleste que tambien tenemos una invitada, yo me llamo Horacio, y ella Xime” Dijo el hombre señalando a la chica Trans. Yo la saludé con un beso en la mejilla, hasta acá todo muy formal, nos ofreció tragos a ambos y nos dijo que su mujer se estaba preparando y que la íbamos a pasar joya.
Xime me empezó a hablar de cosas tontas, mientras yo miraba sus piernas, esos deliciosos pechos claramente operados, pero redondos como pelotas de goma. Sus labios tenían una deliciosa curva que invitaba a besarla. Le conté que nunca había estado en una partuza con una chica trans, y ella se rió, confesando que era nuevita en el tema de partuzas. Hacía poco había hecho su transición y aprechó el verano para dejar atrás todo lo que no era simplemente “XIME”. Su vestidito era ajustado, sus piernas perfectas y sus hombros hermosos para clavar mis dientes.
Horacio, el hombre de 50 volvió nos pidió que vayamos hacia la habitación. Los tres pasamos por la puerta y la mujer estaba en la cama, tendría más de 40, pero hecha a nueva. Podías darte cuenta que no era una pendeja, pero era una mujer muy hermosa, con pechos deliciosos y pezones muy grandes, y una vulva que nos saludaba desde las profundidades húmedas de su femineidad. Voy a referirme a ella como “Dulcinea”, como imaginan, su nombre real empieza con la misma letra. Ella se hacía movimientos circulares en el clítoris invitando la acción.
Le dije a Xime que fuera primero, y un cierre en la espalda de su vestido con un movimiento rápido fue todo l oque necesitó para estar desnuda. Sus curvas eran deliciosas, tenía un pequeño, pero no era inmediatamente notorio. Sus pechos casi del mismo tamaño que la mujer, empezaron a frotarse mientras el pene del trans empezó a frotarse en su clítoris luego de ponerse un preservativo. Los jadeos se hicieron fuertes y Horacio peló su miembro pajeándose mientras miraba la acción y la penetración.
Enseguida mi pene estaba como una roca, me desnudé y me puse un preservativo con juguito en la punta para que patine y me paré en el borde de la cama, donde se veía el culo de Xime y su pene entrándole a dulcinea, con gentiles movimientos de cadera que se hacían más y más bruscos. Mi punta entró taladrándole el orto a Xime que dio un grito no de mujer ni de hombre.
“ay!, que hijo de puta!” y seguí entrándole con su ritmo sobre la otra y con mis manos la tomé de los hombros para darle más profundidad. Los cantos se le abrían y el agujero me sujetaba la base mientras mis huevos le hacían tope, entonces pasé mis manos por abajo y agarré los pechos de “dulcinea” para masajearlos mientras recibía todo el peso de los dos, y yo soy un tipo de casi 1.90 pesando casi 97 kilos, mi pija cuando te entra con todo el peso lo sentís.
Pronto Xime acabó en “Dulcinea” y corrí su culo del medio, me arranqué el forro de la punta y ella me vió la cabeza roja y dura inyectada en placer indómito mientras ella todavía con sus piernas en el aire. Pasó sus manos por el costado y con los dedos abrió los cacheres de la cola, ante tal ofrecimiento puse sus piernas en mis hombros y presenté mi miembro en la abertura de su ano. Horacio apareció de costado y empezó a besarle las tetas, mientras Xime le chupaba a pija con corcoveos deliciosos de su cuello para rascarse la garganta con el glande, entonces tomé sus pezones entre mis dedos y le mandé la mitad de la pija.
Su jadeo se ahogó con la lengua del Marido, extasiado en su placer, cuando empecé a serruchar despacito para que sus carnes fueran cediendo a la textura de mi verga. Los jugos de su vagina caían sobre el tronco de mi pene, y empecé a cambiar el ritmo de la penetración hasta que vi esa cara de placer y dolor de forma alternada.
Así como estaba, con la pija adentro, hice un poderoso movimiento de sus piernas para ponerla boca abajo y seguí ahora apoyado en su espalda penetrándole el ano y su enorme culo era el sillón donde tengo que meterme a encontrar el control remoto, así era mi pija entrando en ella. Un pedazo de chocolate negro en una torta de vainilla, y mi chocolate tenía mucho relleno.
Xime, se sentó delate de su cara, y “Dulcinea” tomó el pene de ella en su boca para chuparlo al ritmo que yo le metía carne por atrás, disfrutando el placer de los gemidos de ambas, disfrutando como las manos de una recorrían la otra y temblaban entre el bombeo general. Xime aceró esa boca, así sentada como estaba para besarme, y le comí la boca en cada empuje que daba. Horacio se seguía pajeando mientras nos miraba sentado al costado de la cama.
Pronto Xime empezó a hechar la leche y Dulcinea corrió su boca porque la estaba reventando hacia el costado, y parte de esa leche le cayó en las tetas y el abdomen. Apoyé los pies en la cama y con la pija la levanté de su posición hasta quedar más alto y la empujé sobre el abdomen y las tetas de la otra.
“chupale la leche, que no se te escape nada”, cada sílaba salía mientras mi pija entraba y la hacía dar un quejido de dolor. La lengua de Dulcinea empezó a torpemente chupar a la otra, y pronto mi pija empezó a llenarle la cola, bien adentro y con mucho calor. Dulcinea abrazó fuerte la cintura de la otra y la mordió en la cadera para recibir mis latidos en sus entrañas.
Pronto la pija de Horacio apareció y Dulcinea se la pajeó hasta que se llenó la boca de más leche, mientras la mano de él le acariciaba la nuca con mucha dulzura y yo tenía mis garras en su tetas y mi pija entre sus lacas tectónicas. Acabé mucho en su culo, y cuando me extraje de ella, empujó la leche del ano con un movimiento hermoso de fruncimiento, y luego se le abrió para mostrar más leche en su vacío. Mi pija seguía eyaculando, con menos fuerza, pero con gotas que tampoco fueron desperdiciadas.
Me senté a descansar un poco, cuando Horacio tomó mi lugar, y empezó a llenarle la cola. Pronto Ximena estaba sobre él llenandole el culo con su pija, lo cual era una imagen dantesca en si misma. Pronto los tres estaban extasiados, y relajándose, uno se dejó caer hacia la derecha, otro hacia la izquierda. Y los 3 quedaron en la cama boca arriba. Jadeando pesadamenta al techo.
Me deslicé sobre Dulcinea para ponerme en posición de 69 y puse mi pene en su cara, pronto encontró besos y una casita en su garganta. Y empecé a chuparle la vulva. Su clítoris era duro, pero estaba colorado, con labios muy mojados. Descubrí en mi exploración oral algunos lunares deliciosos, y con dos dedos empecé a rascarle sus interiores para ser recompensado húmedamente por gemidos y gritos llenos de “mmmhf” y “aaahg”.
La senté sobre mi pija, y la dejé que me cabalgue, estaba muerta pero con mucho brío todavía la Dulcinea, y mi pija pasaba mojada hasta el fondo. Horacio apareció por detrás de ella y le abrió la cola con su pene, lo que la dejó dura y con la boca abierta un largo rato. Podíamos sentir los penes dentro de su vientre, esa doble penetración tenía que haber sido dolorosa, pero ella estaba como tiesa y su boca muy abierta. Pronto la cadera de dulcinea empezó a dirigirnos a nosotros en una orquesta profunda, y llena de sensaciones. Ahora yo sentía el peso de ambos en un vaivén de placer, pero las tetas de Xime estaban en mi boca, y empecé a mordisquearle los pezones hasta que pude sentir las ondas de calor que indicaban que Horacio estaba llenando el tanque trasero, y yo me enderecé para seguir chupando las tetas de dulcinea. Prominentes, con algunas estrías hermosas, pero con eso masivos y dulces pezones. Pronto me cacheteaban esas tetas y mi pija se ponía más dura en ella, y sus movimientos fueron más fuertes. Y toda ella empezó a vibrar, primero por dentro, luego alrededor de mi pene, y finalmente sus brazos, las piernas y decidí darle mi leche en largos chorros. El calor dentro de ella la hizo tomarse el abdomen y morder su labio, en cada lanzamiento, en cada gemido hasta que estuvo llena de todos. Exhausta.
Ximena me empezó a chupar la pija, yo ya no daba más, pero pronto logró el milagro de ponermela dura con su lengua. Empezó a chuparla de costado mientras la pajeaba y dos gargantas, chupaba un costado, el orto y garganta, garganta. Mi pene se volvió tieso, y sentía el burbujear en mis venas, en mi miembro, hasta que su boca se llenó de mí y en ese momento hizo una garganta profunda y tragó directamente tosiendo un poco, pero no dejando escapar nada mientras acariciaba mis huevos de forma muy dulce.
***
Hoy fuí a trabajar, y encontré un mensaje nuevo de un número desconocido. Era Dulcinea, me dijo que le gustó como la pasamos y que espera poder repetirlo, pero sin el marido o Xime. Algo juntos, e íntimo, pero sobre todas las cosas Discreto.
Los invito a Conocer mis otros Relatos
3 comentarios - Hola 2018