A media semana después de ir con César a Cuernavaca, me aviso que el miércoles su jefe había organizado una salida en parejas a un bar. Él me preguntó.
C -¿Me quieres acompañar?
B –Sí, ¿o que no soy tu novia?
C –Pues es que después de lo que pasó en Cuernavaca.
B –A es eso, mira si no quieres ser mi novio está bien.
Me agaché sin doblar las rodillas, me acaricié el culo y le dije.
B -¿Estás seguro de que te quieres perder este culo?
Él se acercó a mí con sus dos manos tomó mis nalgas y comenzó a pasar su lengua por ellas, por encima de mi pantalón.
B –Entonces te acompaño o no cornudito.
C –Sí mi amor, vamos.
Me metí a cambiar, me puse unas bragas de encaje negro, un brassier del mismo color, un pantalón de mezclilla de un azul muy claro casi blanco, una blusa negra, unas botas también negras. Como siempre el pantalón era extremadamente ajustado, mi culo estaba muy apretado por aquella tela, me lo levantaba mucho y dividía riquísimamente mis nalgas. Al salir, cuando César me vio dijo.
C –No se te hace que ese pantalón es demasiado.
B –Demasiado que cornudito, voy así porque quiero ver si me encuentro un buen macho que me haga terminar la noche gritando de placer.
C –Sí mi amor lo que tú digas.
Fuimos al bar, ya estaban algunos de sus amigos, entre ellos su jefe. Un hombre de como 35 años, muy alto, moreno, con un cuerpo trabajado. Me llamó mucho la atención. Los saludé a todos. El jefe se llamaba Miguel, el iba con sus novia una muchacha muy bonita de como 30 años. Después llegaron los que faltaban, todos tomábamos, en algún momento un grupo toco en vivo, todos cantábamos las canciones que el grupo tocaba. Yo no dejaba de ver a Miguel, lo estaba deseando mucho, quería probar su verga. Le dije al oído a Cesar.
B –Cornudo, me quiero coger a Miguel.
C –Pero es mi jefe.
B –Eso no me importaba voy a hacer que me lleve a la cama.
Después de eso Miguel dijo que regresaría como media hora después que iba a dejar a su novia a su casa. A mí la concha se me mojo, iba a estar solo podía tirarle la onda.
Paso como media hora cuando Miguel regresó, me acerque a platicar con él. Platicamos de su novia, del lugar, de la música, de muchas cosas sin importancia. Yo cada vez me acercaba más, lo tocaba por cualquier cosa, las demás personas comenzaban a irse, al final ya solo estábamos Miguel, César, otra pareja y yo.
Yo ya no aguantaba las ganas, Miguel dijo que era hora de irse. Salimos todos, yo estaba desesperada necesitaba coger con ese macho.
Llego el carro de la otra pareja, se despidieron de nosotros y se fueron. Yo le dije a Miguel si podía hablar unos minutos con él, él dijo que sí.
B –Sabes Miguel me gustas mucho quiero que esta noche me hagas tuya.
El comenzó a reírse.
M -¿Qué clase de broma es está?
B –No es ninguna broma, quiero que me hagas el amor, quiero ser tu puta esta noche.
M –Vamos esto no puede ser cierto.
Me acerqué mucho a él con mi mano derecha comencé a acariciar su verga por encima del pantalón.
M –Pero y César.
B –César es un pobre cornudo que debe de aceptar que su novia es una puta a la que le encanta la verga, César ven.
César llegó a nuestro lado.
C -¿Qué pasa mi amor?
B –Vamos con Miguel, me va a coger.
C –Sí mi amor.
M –Estás seguro César.
C –Sí.
M –Vamos a mi departamento entonces.
Nos fuimos a su departamento, nos sentamos los tres en la sala, Miguel nos ofreció algo de tomar, yo le dije que mejor nos fuéramos a su cuarto.
Los dos entramos en el cuarto, comenzó a besarme y a agarrarme el culo.
B –No te podías resistir a estas nalgas.
M –Claro que no, estas muy culona.
Nos quitamos la ropa, él tenía una verga de buen tamaño, larga y gruesa. Miguel me chupo los senos, trataba de metérselos todos en la boca, pero por el tamaño no podía, chupaba muy rico mis pezones, su lengua pasaba todos mis senos, me agarraba un seno mientras me chupaba el otro.
Con sus manos me tomó de la cabeza, me hizo ponerme de rodillas, su verga quedo a la altura de mi cara, como buena puta saque la lengua y la probé, se la pasé por todo el tronco. Se le fue poniendo dura, hasta que la tuvo parada, apuntaba al techo. Ahí sin usar las manos me metí toda esa verga en la boca, le pasaba toda la lengua, lo hacía muy rápido, tenía un buen sabor, me la saqué una parte y mi lengua se dedicó a chupar la cabeza, Miguel gemía pedía más, disfrutaba de la mamada que le daba.
M –Ya puta ya, me vas a hacer venir, y quiero cogerte.
Me la sacó y me levantó, me acostó en la cama y me la metió.
B –Aaaahhhh que verga tan grande, muévete, lléname.
M –Que buena estás puta, que rico te mueves.
Los dos nos movíamos, el placer que sentíamos era enorme, mi concha se mojaba cada vez.
B –Quiero montarte.
Él se acostó y yo me senté sobre su verga, sentí como me llenó, empecé a subir y a bajar, yo lo hacía lento, deseaba sentir como cada centímetro me tocaba por dentro. Sentía como mi vagina se abría, yo cada vez me mojaba más. Él me tomó de la cintura, me hizo brincar sobre su enorme pito, se escuchaba el ruido de mis nalgas golpeando sus piernas.
B –Mi macho dame verga, dame muy duro.
M –Toma puta, toma que buena estás.
B –Cógeme, soy tu puta, métemela toda.
Yo brincaba cada vez más rápido, estaba muy excitada, comencé a mover el culo en círculos el ya gritaba de placer, me dijo que ya le faltaba poco para venirse, que cambiáramos de posición.
B –Como me quieres.
M –En cuatro.
Así me puse, él se colocó atrás de mí.
B – Espera Miguel.
Le grité a César.
B –César ven.
César toco a la puerta, le grité que pasara.
B –Cornudito quiero que veas como me coge tu jefe, siéntate ahí.
Él se sentó, Miguel me la metió, me tomo de la cadera y nos comenzamos a mover muy rápido.
B –Mira César, mira que bien me cogen.
M –César cabrón cornudo, esta mujer es una puta.
B –Sí soy una puta, quiero verga.
Los dos nos movíamos muy rápido, nuestros cuerpos golpeaban fuertemente entre ellos. Nuestros gemidos llenaban el cuarto, César miraba, su cara estaba roja de pena.
B –Te gusta cornudo, te gusta ver como se cogen a tu novia.
Los dos estábamos locos de placer, era una cogida deliciosa, el morbo de que mi novio me viera me daba más placer. Me vine en un intenso y largo orgasmo, sentí como mis jugos salían, eran tantos que sentía que salían de mi vagina.
B –Que rico, me vengo, que rico.
Él se siguió moviendo aguanto poco y me lleno la concha de semen.
M –Toma puta, toma mi leche.
Nos recuperamos, y César seguía viéndonos, Miguel se salió de mí.
B –Mira César como le limpio la verga, como limpio una verga de verdad, la verga de un macho.
Se la chupe a Miguel, comiéndome todo el semen que aún tenía.
Nos vestimos y nos fuimos, en el camino le dije.
B –Que rico me cogieron.
C –Te amo Brenda.
B -Lo sé cornudo, oye si en la comida del sábado me gusta alguien de tu familia me lo cojo.
C –Sí mi amor.
B –Eres un buen novio.
C -¿Me quieres acompañar?
B –Sí, ¿o que no soy tu novia?
C –Pues es que después de lo que pasó en Cuernavaca.
B –A es eso, mira si no quieres ser mi novio está bien.
Me agaché sin doblar las rodillas, me acaricié el culo y le dije.
B -¿Estás seguro de que te quieres perder este culo?
Él se acercó a mí con sus dos manos tomó mis nalgas y comenzó a pasar su lengua por ellas, por encima de mi pantalón.
B –Entonces te acompaño o no cornudito.
C –Sí mi amor, vamos.
Me metí a cambiar, me puse unas bragas de encaje negro, un brassier del mismo color, un pantalón de mezclilla de un azul muy claro casi blanco, una blusa negra, unas botas también negras. Como siempre el pantalón era extremadamente ajustado, mi culo estaba muy apretado por aquella tela, me lo levantaba mucho y dividía riquísimamente mis nalgas. Al salir, cuando César me vio dijo.
C –No se te hace que ese pantalón es demasiado.
B –Demasiado que cornudito, voy así porque quiero ver si me encuentro un buen macho que me haga terminar la noche gritando de placer.
C –Sí mi amor lo que tú digas.
Fuimos al bar, ya estaban algunos de sus amigos, entre ellos su jefe. Un hombre de como 35 años, muy alto, moreno, con un cuerpo trabajado. Me llamó mucho la atención. Los saludé a todos. El jefe se llamaba Miguel, el iba con sus novia una muchacha muy bonita de como 30 años. Después llegaron los que faltaban, todos tomábamos, en algún momento un grupo toco en vivo, todos cantábamos las canciones que el grupo tocaba. Yo no dejaba de ver a Miguel, lo estaba deseando mucho, quería probar su verga. Le dije al oído a Cesar.
B –Cornudo, me quiero coger a Miguel.
C –Pero es mi jefe.
B –Eso no me importaba voy a hacer que me lleve a la cama.
Después de eso Miguel dijo que regresaría como media hora después que iba a dejar a su novia a su casa. A mí la concha se me mojo, iba a estar solo podía tirarle la onda.
Paso como media hora cuando Miguel regresó, me acerque a platicar con él. Platicamos de su novia, del lugar, de la música, de muchas cosas sin importancia. Yo cada vez me acercaba más, lo tocaba por cualquier cosa, las demás personas comenzaban a irse, al final ya solo estábamos Miguel, César, otra pareja y yo.
Yo ya no aguantaba las ganas, Miguel dijo que era hora de irse. Salimos todos, yo estaba desesperada necesitaba coger con ese macho.
Llego el carro de la otra pareja, se despidieron de nosotros y se fueron. Yo le dije a Miguel si podía hablar unos minutos con él, él dijo que sí.
B –Sabes Miguel me gustas mucho quiero que esta noche me hagas tuya.
El comenzó a reírse.
M -¿Qué clase de broma es está?
B –No es ninguna broma, quiero que me hagas el amor, quiero ser tu puta esta noche.
M –Vamos esto no puede ser cierto.
Me acerqué mucho a él con mi mano derecha comencé a acariciar su verga por encima del pantalón.
M –Pero y César.
B –César es un pobre cornudo que debe de aceptar que su novia es una puta a la que le encanta la verga, César ven.
César llegó a nuestro lado.
C -¿Qué pasa mi amor?
B –Vamos con Miguel, me va a coger.
C –Sí mi amor.
M –Estás seguro César.
C –Sí.
M –Vamos a mi departamento entonces.
Nos fuimos a su departamento, nos sentamos los tres en la sala, Miguel nos ofreció algo de tomar, yo le dije que mejor nos fuéramos a su cuarto.
Los dos entramos en el cuarto, comenzó a besarme y a agarrarme el culo.
B –No te podías resistir a estas nalgas.
M –Claro que no, estas muy culona.
Nos quitamos la ropa, él tenía una verga de buen tamaño, larga y gruesa. Miguel me chupo los senos, trataba de metérselos todos en la boca, pero por el tamaño no podía, chupaba muy rico mis pezones, su lengua pasaba todos mis senos, me agarraba un seno mientras me chupaba el otro.
Con sus manos me tomó de la cabeza, me hizo ponerme de rodillas, su verga quedo a la altura de mi cara, como buena puta saque la lengua y la probé, se la pasé por todo el tronco. Se le fue poniendo dura, hasta que la tuvo parada, apuntaba al techo. Ahí sin usar las manos me metí toda esa verga en la boca, le pasaba toda la lengua, lo hacía muy rápido, tenía un buen sabor, me la saqué una parte y mi lengua se dedicó a chupar la cabeza, Miguel gemía pedía más, disfrutaba de la mamada que le daba.
M –Ya puta ya, me vas a hacer venir, y quiero cogerte.
Me la sacó y me levantó, me acostó en la cama y me la metió.
B –Aaaahhhh que verga tan grande, muévete, lléname.
M –Que buena estás puta, que rico te mueves.
Los dos nos movíamos, el placer que sentíamos era enorme, mi concha se mojaba cada vez.
B –Quiero montarte.
Él se acostó y yo me senté sobre su verga, sentí como me llenó, empecé a subir y a bajar, yo lo hacía lento, deseaba sentir como cada centímetro me tocaba por dentro. Sentía como mi vagina se abría, yo cada vez me mojaba más. Él me tomó de la cintura, me hizo brincar sobre su enorme pito, se escuchaba el ruido de mis nalgas golpeando sus piernas.
B –Mi macho dame verga, dame muy duro.
M –Toma puta, toma que buena estás.
B –Cógeme, soy tu puta, métemela toda.
Yo brincaba cada vez más rápido, estaba muy excitada, comencé a mover el culo en círculos el ya gritaba de placer, me dijo que ya le faltaba poco para venirse, que cambiáramos de posición.
B –Como me quieres.
M –En cuatro.
Así me puse, él se colocó atrás de mí.
B – Espera Miguel.
Le grité a César.
B –César ven.
César toco a la puerta, le grité que pasara.
B –Cornudito quiero que veas como me coge tu jefe, siéntate ahí.
Él se sentó, Miguel me la metió, me tomo de la cadera y nos comenzamos a mover muy rápido.
B –Mira César, mira que bien me cogen.
M –César cabrón cornudo, esta mujer es una puta.
B –Sí soy una puta, quiero verga.
Los dos nos movíamos muy rápido, nuestros cuerpos golpeaban fuertemente entre ellos. Nuestros gemidos llenaban el cuarto, César miraba, su cara estaba roja de pena.
B –Te gusta cornudo, te gusta ver como se cogen a tu novia.
Los dos estábamos locos de placer, era una cogida deliciosa, el morbo de que mi novio me viera me daba más placer. Me vine en un intenso y largo orgasmo, sentí como mis jugos salían, eran tantos que sentía que salían de mi vagina.
B –Que rico, me vengo, que rico.
Él se siguió moviendo aguanto poco y me lleno la concha de semen.
M –Toma puta, toma mi leche.
Nos recuperamos, y César seguía viéndonos, Miguel se salió de mí.
B –Mira César como le limpio la verga, como limpio una verga de verdad, la verga de un macho.
Se la chupe a Miguel, comiéndome todo el semen que aún tenía.
Nos vestimos y nos fuimos, en el camino le dije.
B –Que rico me cogieron.
C –Te amo Brenda.
B -Lo sé cornudo, oye si en la comida del sábado me gusta alguien de tu familia me lo cojo.
C –Sí mi amor.
B –Eres un buen novio.
3 comentarios - Novio cornudo y sumiso (Parte 2)
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