Hace tiempo no publico nada, así que déjenme actualizar algunas cosas sobre mí...
Esta historia arrancó cuando recién había cumplido 22 años. Hoy tengo 23 y estudio periodismo en una ciudad del interior de Brasil.
El 2016 fue año de elecciones municipales en todo el país. A mitad de año, surge la oportunidad de comandar el marketing electoral del candidato favorito a intendente de una ciudad vecina. No sabía mucho sobre el, pero debo confesar que me terminó sorprendiendo cuando finalmente lo conocí.
Tenía 25 años, había sido asesor de dos diputados y una senadora. Ya había sido candidato a los 21, pero perdió por poco más de mil votos. Alto, aproximadamente 1,80m. Con una pequeña barriguita. Una carita de pícaro siempre con una sonrisa en la boca. Cariñoso. Un verdadero pedazo de mal camino.
- Tenés novia? Le pregunté a las pocas horas de conocerlo.
- No. Hizo una pausa dramática. Tengo novio. Lo vas a conocer la próxima semana. Es médico militar y vive en la capital.
Me quedé helado. Imaginaba cualquier cosa, menos que fuera gay asumido. Me prometí a mí mismo que no iba a intentar nada. Sería mí jefe por algunos meses y si ganábamos podría continuar siendolo. En esa época, todavía estaba bien adentro del clóset... pero hoy ya no me escondo casi. Esta parte de mí vida es mayormente responsable por mi "libertad".
Un día, a mitad de campaña, estábamos encerrados en su despacho del comité central porque precisávamos terminar de redactar el material que sería distribuido días antes de la elección. Era medio día. La mayoría se había ido a almorzar. Quedaban dos personas en otro sala de reuniones, un poco lejos de la nuestra.
Tenia costumbre de hacerle masajes en el cuello. Lo hacía siempre. Delante de otras personas. Sin maldad. Le había hecho uno para que terminara. Después de casi terminar. Hicimos una pausa.
Se levanta, hace la vuelta y se sienta sobre el escritorio. Yo estaba de aquel lado. Quedó con sus piernas a mí lado.
Asi, empiezo a hacerle un masaje en su pierna izquierda, apretando cada centímetro levemente. A él le gustaba. Estaba jugando en su celular. Cerraba sus ojos de placer.
Entre en un estado de ansiedad total. Quería hacer más, pero no sabía que pasaría. Tenía miedo. Pero mi exitación era mayor. Empece a subir mí mano por su pierna. Me quedé un tiempo en su muslo. Estaba nervioso. Decidí apostar. Continúe apretando su pierna cada vez más arriba. Hasta que le pasó la mano descaradamente por las bolas. El se sorprende pero no dice nada. Separa un poco sus piernas, dándome paso a continuar.
Empiezo a masajear sus bolas y su pija. Escucho su gemido ahogado. Su pija empieza a responder. Se vá poniendo dura en mí mano.
- Eso, apretamela. Me dice exitado.
Se la apretaba mientras lo miraba a los ojos con cara de vicioso. A esa altura ya la tenía dura en mí mano. Mí cabeza volaba. También tenía la pija como una piedra, explorando mí pantalón.
El próximo paso no lo di yo. Al contrario. Me agarró desprevenido. Se sale de la mesa y se recuesta en la puerta para que nadie entre. Se baja el pantalón y pela una chota linda. Cabezona. Brillosa. Llena de venas. Me quedo encantado. Lo miro. Me estaba mirando con una media sonrisa, ofreciendomela.
Respiro. Ansioso. Y sin pensarlo me la como toda. Se la chupo como si fuera la última del mundo. Hasta el fondo. Se la dejo babando. Me agarra de la nuca y me la pone hasta la garganta. Ya no nos importaba si alguien escuchaba. Eran casi las 14h. Empezaba a llegar gente. Se escuchaba movimiento. Pero estábamos concentrados en el placer.
De golpe, se guarda la pija. Me agarra de la mano, abre la puerta y salimos simulando que estábamos atrasados para algo importante. Los otros directores de campaña estaban esperándome para una reunión.
- Ya vuelvo. Les digo.
Nos subimos a su auto. El ya estaba atrasado para arrancar el timbrazo de la tarde. No importaba. Su casa quedaba cerca. Entramos por el fondo con el auto. Nadie nos vio. Llegamos a su cuarto, cerramos todo.
Nos besamos. Un beso intenso. Nuestras barbas se mezclaban.
Lo tiro a la cama. Empiezo a sacarle la ropa. Lo dejo en bolas. Aquella pija parecía más linda todavía. No era enorme. Pero me encantaba. Se la empiezo a chupar como loco. Me agarra la cabeza.
- Así. Chupamela toda. Cómo te gusta papi!
Me empieza a sacar la ropa. Nos quedamos en bolas los dos. Me tira a la cama y empieza a chupármela. No lo hacía muy bien, pero no me importaba. La situación por sí sola me volaba la cabeza. Arrancamos un 69 maravilloso. Estamos entregados totalmente.
- Te voy a cojer como nunca, me dice.
- Hoy no. Nunca lo hice.
- Me encantas. Te quiero sentir por adentro.
- Pronto, le digo.
Empiezo a chupársela buscando leche. Me la traigo hasta el fondo, mientras lo pajeo constantemente. Me provoca con un dedo en el culo. Me deja loco. Se la chupo más fuerte.
- Me voy a acabar, me dice en un grito ahogado.
Siento sus lechazos en la garganta. Sigo chupando hasta sacarle la última gota. Me la trago todita.
- Déjame ver
- No, me la trague toda bebé.
- Estás loco! Y me encaja otro beso. Ahora acabame encima.
Se tira en la cama y me empiezo a hacer la paja, sin creer aquella situación y lo que había pasado. Me pone un dedo en el orto otra vez y me pide leche: "tiramela toda", me dice. Apunto a su pecho y lo lleno de leche. Caigo en la cama exausto. Nos quedamoó tirados unos minutos. Nos levantamos y nos vamos a dar una ducha juntos. Los dos teníamos mil mensajes y llamadas. No teníamos tiempo de nada más.
Continuará...
Espero que les haya gustado. Disculpen alguna palabra mal escrita. Hace mucho no escribo en español. Comenten, eso me deja re caliente. Dejen puntitos, un like, lo que sea. Em breve les cuento como me cogió
Ah, me olvidé de decirles. Ganamos las elecciones. Algunas aventuras fueron en la casa de gobierno.
Hasta la próxima. Disculpen si se hizo largo!
Esta historia arrancó cuando recién había cumplido 22 años. Hoy tengo 23 y estudio periodismo en una ciudad del interior de Brasil.
El 2016 fue año de elecciones municipales en todo el país. A mitad de año, surge la oportunidad de comandar el marketing electoral del candidato favorito a intendente de una ciudad vecina. No sabía mucho sobre el, pero debo confesar que me terminó sorprendiendo cuando finalmente lo conocí.
Tenía 25 años, había sido asesor de dos diputados y una senadora. Ya había sido candidato a los 21, pero perdió por poco más de mil votos. Alto, aproximadamente 1,80m. Con una pequeña barriguita. Una carita de pícaro siempre con una sonrisa en la boca. Cariñoso. Un verdadero pedazo de mal camino.
- Tenés novia? Le pregunté a las pocas horas de conocerlo.
- No. Hizo una pausa dramática. Tengo novio. Lo vas a conocer la próxima semana. Es médico militar y vive en la capital.
Me quedé helado. Imaginaba cualquier cosa, menos que fuera gay asumido. Me prometí a mí mismo que no iba a intentar nada. Sería mí jefe por algunos meses y si ganábamos podría continuar siendolo. En esa época, todavía estaba bien adentro del clóset... pero hoy ya no me escondo casi. Esta parte de mí vida es mayormente responsable por mi "libertad".
Un día, a mitad de campaña, estábamos encerrados en su despacho del comité central porque precisávamos terminar de redactar el material que sería distribuido días antes de la elección. Era medio día. La mayoría se había ido a almorzar. Quedaban dos personas en otro sala de reuniones, un poco lejos de la nuestra.
Tenia costumbre de hacerle masajes en el cuello. Lo hacía siempre. Delante de otras personas. Sin maldad. Le había hecho uno para que terminara. Después de casi terminar. Hicimos una pausa.
Se levanta, hace la vuelta y se sienta sobre el escritorio. Yo estaba de aquel lado. Quedó con sus piernas a mí lado.
Asi, empiezo a hacerle un masaje en su pierna izquierda, apretando cada centímetro levemente. A él le gustaba. Estaba jugando en su celular. Cerraba sus ojos de placer.
Entre en un estado de ansiedad total. Quería hacer más, pero no sabía que pasaría. Tenía miedo. Pero mi exitación era mayor. Empece a subir mí mano por su pierna. Me quedé un tiempo en su muslo. Estaba nervioso. Decidí apostar. Continúe apretando su pierna cada vez más arriba. Hasta que le pasó la mano descaradamente por las bolas. El se sorprende pero no dice nada. Separa un poco sus piernas, dándome paso a continuar.
Empiezo a masajear sus bolas y su pija. Escucho su gemido ahogado. Su pija empieza a responder. Se vá poniendo dura en mí mano.
- Eso, apretamela. Me dice exitado.
Se la apretaba mientras lo miraba a los ojos con cara de vicioso. A esa altura ya la tenía dura en mí mano. Mí cabeza volaba. También tenía la pija como una piedra, explorando mí pantalón.
El próximo paso no lo di yo. Al contrario. Me agarró desprevenido. Se sale de la mesa y se recuesta en la puerta para que nadie entre. Se baja el pantalón y pela una chota linda. Cabezona. Brillosa. Llena de venas. Me quedo encantado. Lo miro. Me estaba mirando con una media sonrisa, ofreciendomela.
Respiro. Ansioso. Y sin pensarlo me la como toda. Se la chupo como si fuera la última del mundo. Hasta el fondo. Se la dejo babando. Me agarra de la nuca y me la pone hasta la garganta. Ya no nos importaba si alguien escuchaba. Eran casi las 14h. Empezaba a llegar gente. Se escuchaba movimiento. Pero estábamos concentrados en el placer.
De golpe, se guarda la pija. Me agarra de la mano, abre la puerta y salimos simulando que estábamos atrasados para algo importante. Los otros directores de campaña estaban esperándome para una reunión.
- Ya vuelvo. Les digo.
Nos subimos a su auto. El ya estaba atrasado para arrancar el timbrazo de la tarde. No importaba. Su casa quedaba cerca. Entramos por el fondo con el auto. Nadie nos vio. Llegamos a su cuarto, cerramos todo.
Nos besamos. Un beso intenso. Nuestras barbas se mezclaban.
Lo tiro a la cama. Empiezo a sacarle la ropa. Lo dejo en bolas. Aquella pija parecía más linda todavía. No era enorme. Pero me encantaba. Se la empiezo a chupar como loco. Me agarra la cabeza.
- Así. Chupamela toda. Cómo te gusta papi!
Me empieza a sacar la ropa. Nos quedamos en bolas los dos. Me tira a la cama y empieza a chupármela. No lo hacía muy bien, pero no me importaba. La situación por sí sola me volaba la cabeza. Arrancamos un 69 maravilloso. Estamos entregados totalmente.
- Te voy a cojer como nunca, me dice.
- Hoy no. Nunca lo hice.
- Me encantas. Te quiero sentir por adentro.
- Pronto, le digo.
Empiezo a chupársela buscando leche. Me la traigo hasta el fondo, mientras lo pajeo constantemente. Me provoca con un dedo en el culo. Me deja loco. Se la chupo más fuerte.
- Me voy a acabar, me dice en un grito ahogado.
Siento sus lechazos en la garganta. Sigo chupando hasta sacarle la última gota. Me la trago todita.
- Déjame ver
- No, me la trague toda bebé.
- Estás loco! Y me encaja otro beso. Ahora acabame encima.
Se tira en la cama y me empiezo a hacer la paja, sin creer aquella situación y lo que había pasado. Me pone un dedo en el orto otra vez y me pide leche: "tiramela toda", me dice. Apunto a su pecho y lo lleno de leche. Caigo en la cama exausto. Nos quedamoó tirados unos minutos. Nos levantamos y nos vamos a dar una ducha juntos. Los dos teníamos mil mensajes y llamadas. No teníamos tiempo de nada más.
Continuará...
Espero que les haya gustado. Disculpen alguna palabra mal escrita. Hace mucho no escribo en español. Comenten, eso me deja re caliente. Dejen puntitos, un like, lo que sea. Em breve les cuento como me cogió
Ah, me olvidé de decirles. Ganamos las elecciones. Algunas aventuras fueron en la casa de gobierno.
Hasta la próxima. Disculpen si se hizo largo!
1 comentarios - El intendente y yo [Gay]