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Coger es mi vida.

Soy oriunda de México, con tan solo 20 años. Estoy casada con un hombre 28 años mayor que yo, porque me encantan más los maduros. No solo por la experiencia que tienen, sino porque comprenden de mejor manera mi forma de ser. O al menos eso espero.
Tengo una gran fascinación por el sexo, algo que se transformo en una necesidad diaria por coger al menos con unos cuántos hombres por día.
Adoro el sexo anal, más que el tradicional. El placer que provoca que te follen por ese agujero es intenso, y cada vez la sensación se va volviendo más excitante.
Eso es un poco de mí, una pequeña presentación para los que les quiero contar.
He decidido apodarme Puta-Lesbiana, porque al menos expresa claramente lo que soy, o quiero que conozcan de mí.
Comencé bien joven a sentir estas grandes ganas de ser follada a diario. Y si, veo como un record la cantidad de hombres con los que me acuesto mensualmente.
Los deportistas cuentan sus kilómetros, otros cuentan cuantos pasos dan en el dia, y muchas maneras de contabilizar en la vida. Yo cuento a mis amantes, y cada vez que me supero mensualmente me siento más excitada.
Cada pene para mí es un trofeo. Hay unos cuantos que solamente son el medio para conseguir el premio mayor.
Suelo ser muy activa en redes sociales porque ¿Dónde más puedes encontrar sexo rápido? Las redes sociales son una plataforma gigante para conseguir amoríos diarios. Porque yo amo coger, así que sin duda es amor del real. Más real de los que muchos creen tener.
Es un amor sexual, carnal. Una entrega, un regalo, mi intimidad ofrecida a quien yo quiero, porque por mucho que follo con un montón. Tengo un criterio bastante amplio en gustos.
Soy una de las pocas mujeres que adoro una foto de un pene en su casilla de mensajes. Que el solo verlo me indica que debo estar preparada para una cita que terminará con la ropa en el suelo, y mi trasero siendo expuesto a una cantidad excesiva de semén.
Si me preguntan si soy bi o hetero, no quiero encasillarme. Prefiero solo responder que aprecio el sexo como cualquier otro, tal vez, más de lo normal.
Me gusta con chicas, y con chicos. Pero sobre todo grandes falos que estén dispuestos a entregarme una gran satisfacción.
Que les quede claro, no soy ninguna muñeca inflable, ni amante de la necrofilia.
Yo también soy igual de activa que ellos, porque hay muchas formas de dar y recibir placer. Y yo, sin duda, quiero cumplir todas las fantasías que se me presenten, siempre y cuando consiga más de un orgasmo, o que se vengan en mi cara (Siempre tengo sed).
Como les iba contando, me gustan las experiencias con mujeres. Aun recuerdo como si hubiera sido ayer una de mis experiencias con una amiga, y aquí va la historia.
Me junte con mi amiga querida a tomar unos helados, sí, helados de verdad, de esos en cono y todo, no un miembro al cual lamer.
El calor era sofocante, y como dos chicas buenas comenzamos a lamer el helado que se derretía a la velocidad de la luz. Veía como su pequeña lenguita iba chupando el chorreante cucurucho, e imite el gesto, sin quitar mi vista de sus ojos.
Ella acercó su silla a mí, al terminar el suyo, y me dijo:
-Amiga, hace un calor horrendo, se me acabo el mío ¿Podemos seguir compartiendo del tuyo?
Yo se lo acerqué a su boca, y ambas chupeteamos chocando con nuestras lenguas, y haciendo caso omiso a esto.
Ahí estábamos las dos lamiendo, mientras cada vez el público, en su poca mayoría masculino miraba sutilmente nuestro espectáculo.
Vi que sus pezones apuntaban ya bajo la blusa blanca que llevaba, sus piernas se abrieron un poco, y decidí meterle mano por debajo de la mesa. Apreté sus muslos, y ella soltó un pequeño gemido.
-El helado esta muy derretido, sigue chupando zorra.
Alcance con uno de mis dedos su calzón, y lo corrí un poco para poder tocar su rica vagina, suavemente para acrecentar sus jugos. Sino fuera por el barullo de la gente y de los carros, todos podrían haber escuchado como la puta estaba de mojada.
La invite con la mirada a retorcerme los pezones.
Las dos embelesadas estábamos con este juego, cuando notamos que el público era más amplio, y unos policías se acercaron a mirar la escena.
-Señoritas.
Las dos los miramos sin soltar el cucurucho, y ella mi pezón.
- ¡Diga!
- Este no es un lugar apto para ese tipo de espectáculo. Tendremos que pedirles que se comporten o llevarlas detenidas a nuestro auto policial.
Yo le metí todo el dedo en la hendidura a mi amiga, y ella no pudo evitar gemir más alto.
-Esto es impresentable. Tendremos que llevarlas detenidas.
Ustedes creen que a mi me importo que me llevaran detenida por esto, solo miraba la polla de los policías, y la risita picarona de uno de ellos. Sabia que nos costaría salir de esta. Pero adoraba abrir las piernas para la ley, y salvar mi pellejo de esta reprimenda. Había jugos en mi amiga que no se podían desperdiciar, estaba lista para ser abordada por sus penes. Y con la idea de tener que ofrecer mi zorrita para salirme de esta, iba a dejar más de un fluido en la silla.
No me gustaba llevar ropa interior, así que restregué toda mi vulva en el asiento incomoda por satisfacer los deseos. Podía ver en sus ojos la lujuria, y en sus pantalones un bulto que estaba deseoso por salir a jugar.
Nos llevaron de manera en que todos pudieran entender que íbamos a ser detenidas por atentar contra la moral y las buenas costumbres. Oímos mas de un tipo que decía: ¡Nos arruinaron el show!
Y fuimos escoltadas al carro policial, que era una van donde entraríamos a ser detenidas.
Subimos con cara de tristeza para disimular, y los policías subieron al carro para llevarnos a la “Cárcel”.
Pusieron en marcha el motor y uno de ellos nos dice:
-Oigan dulcecitos, las lleváremos a un lugar mas privado para que salden su salida. Por mientras pueden seguir haciendo lo de antes.
Agarre a mi amiga, y le metí toda la lengua. La iba a preparar mejor para que recibiera de lleno las vergas de ambos, y de seguida yo. Sería la anfitriona, o al menos eso esperaba, porque quería contribuir con pagar todos mis crímenes en demasía.
Le abrí las piernas, le quité el calzón, y metí mi lengua en su vagina.
-Ohhh, amiga. No chingues, que me vendré antes de recibir la polla.
Saqué mi cabeza de entre sus piernas, y le dije:
-Mejor, tendrás más juguito para ellos.
No se cuantas calles anduvimos, pero por la pequeña ventanita pude notar que estábamos bien apartadas de la ciudad.
Restregué mi sexo en el de ella, e hicimos una rica tijerita, mientras nuestros pechos y gemidos se encargaban de calentar más el pequeño lugar trasero del auto.
Las gotas de sudor caían por mi cara hasta mis tetas, y solo escuchaba a mi amiga decirme: Ohh, amiga, te quiero.
-Sí, sí. Yo también. Sigue restregándola, pendeja.
El auto se detuvo, nosotros no nos detuvimos.
Ambos policías subieron a la parte trasera, y miraron como nos dábamos placer.
Florecientes salieron sus pollas de los pantalones apretados, y comenzaron a masturbarse.
- ¿Con cuál quieres comenzar?
- Pues yo primero me sirvo a la más zorra.
Obviamente era yo. Halagada por su comentario, me acerqué a él. Y pase mi lengua por su duro pene.
Lo metí todo en mi boca. Practicar con plátanos sirve mucho. Entro de lleno y bien abultado en mi boca.
Mi amiga ya estaba chupando como inexperta, pero de igual manera tenía bien duro el otro miembro.
Me agarro del pelo y me mantuvo un buen rato, hasta que mis ojos lloraban. Seguí chupando porque de verdad no quería tener problemas con la ley.
Mi amiga ya estaba en cuatro, y siendo penetrada.
Veía como agarraba sus caderas, golpeaba sus nalgas. Y la muy perra era una chillona de antología.
Yo seguía chupando, y deseando ser abordada de una puta vez por mi trasero.
A ver quién chillaría más esta vez.
Porque una cosa que me vuelve loca como les comenté es que me lo metan por atrás. Así que cuando el tipo estaba bien dispuesto, me puse en cuatro de nuevo. Y le dije que por el otro lado era mejor.
Escupió en mi trasero e ingreso completo. Su amigo a estas alturas también quería replicar la escena, pero mi amiga se negó rotundamente ya que aun era virgen de ese lugar, y no estaba dispuesta a que el juego llegará tan lejos.
A pesar de las súplicas, dijo que no.
Y yo le dije al tipo: ¡Tranquilo! Cuando termine tu amigo puedes seguir tú. Yo me sacrifico por ella.
Nuevamente me concentré en el señor de la Ley y el Orden, tan honrado que me estaba dando por el culo, y sentí como mi piel se sentía caliente.
Mi cara estaba roja, el candor se acrecentaba con cada entrada y salida de su pene, sus uñas se clavaban en mis caderas, y ya sentía que iba a acabar. Me dio unos pocos minutos de sexo, pero siempre que es por la cola, la reacción es yo, sintiendo que me quemo, y el sudor cayendo copioso por mi cuerpo. El orgasmo presente una y otra vez. Evidentemente descubrí esa, y muchas otras veces que el sexo anal me provocaba una mayor satisfacción, y que sería mi elección principal siempre cuando estuviera con uno, dos o más hombres.
Ese placer se lo dedicaba a mi querido esposo, que aún no se enteraba que su pene no era mi único “Favorito”. Pero, en algo hay que respetar, el entraría cuantas veces quisiera por mi vagina, porque era su paraíso preciado. Sin embargo, prefería que el policía me cogiera por este lugar, y ya estaba ansiosa porque acabara para que pudiera entrar a jugar el otro.
Sus jadeos se volvieron feroces, me tiraba el pelo de forma constante y agresiva, hasta que sentí esas hermosas convulsiones que lanzan, y te indican que esta acabando.
Con mi trasero chorreante y lubricado, lo apunte a los ojos del que deseaba de manera ferviente ingresar, porque su queridísima esposa era muy pacata para entregarle el trasero.
Que mejor muestra de amor que entregarlo, y puedan cerrar el compromiso, en definitiva.
En mi caso, no era amor por esa persona, sino era amor por el objeto que tenía debajo de sus pantalones. El deseo que sentía por internarse en mí, por llenarme de semen.
Un intercambio casual de fluidos, que alineados componen el amor más rico y antiguo del mundo.
Esto claramente no era oficio, era amor al arte.
Seguí apuntando mi trasero, mi amiga estaba hecha pedazos porque se veía que el tipo tenía un aguante tremendo, y la idea de encajarme en el culo lo venía perdiéndose en sus pensamientos.
La culminación de sus deseos era tan próxima a completarse, que lo invadía más el hecho de metérmelo a mí, y yo me encontraba con cara de cumpleaños esperando el maldito regalo de su leche en mi ano.
-Supongo que no te molesta que ya este bien mojado, vas a entrar de golpe y me harás gemir como una puta.
Mi amiga se retiro a un lado, se abrió de piernas, y dejo que el otro policía ya complacido la masturbara para no quedarse mirando como yo hacía gozar a mi hombre de la ley.
Su pene estaba como una piedra, y entro con gritos en mi trasero. Se aferró a mis caderas con sus manos golosas, y mis tetas saltaban por lo duro que me estaba dando.
Gemí como una loca, porque me encantaba cuando me daban muy a lo bruto por esa zona.
Mire la cara desfigurada de mi amante, su lengua afuera, y chocando sin parar con su pelvis.
Estaba impresionada de su ritmo, turbe los ojos, abrí mi boca más grande, y deje que salieran los intensos y profundos orgasmos que me estaba provocando. Esperando ser llenada nuevamente.
Su bamboleo se hizo incesante, y más adentro, sentí que me iba a partir el horto tan fuerte que me estaba dando. Hasta que soltó copiosamente chorros dentro de él, sentía su semen mucho más denso que el anterior, o bien podría ser que estaba demasiado lleno.
El calor era sofocante en el carro, y se recostó junto a mí unos minutos.
Yo estaba esperando que el otro se animara, pero tal parece ya habían saldado nuestra deuda con la justicia, y seríamos liberadas de este tormento.
Nos dejaron en otro sitio, nos pasaron unas monedas para que compráramos otros helados, y procuráramos mantener la compostura en la vía pública.
Mi amiga me miro y dijo:
-Si que eres bien perra, amiga.
-No, solo me gusta coger.

2 comentarios - Coger es mi vida.

Declan1971
Me paraste la pija nena, que placer follar con una chica joven como tu, cuando son así de ardientes.