Mi timidez y las mujeres de mi familia 17
RELATO ANTERIOR:
Mi timidez y las mujeres de mi familia 16
http://www.poringa.net/posts/relatos/3087918/Mi-timidez-y-las-mujeres-de-mi-familia-16.html
Mi timidez y mi responsabilidad guio mi juventud, hasta que mis tías, mi madre y mi prima y otras chicas me hicieron despertar, pero las circunstancias me abrieron los horizontes.
- Vamos Manu, entra ya, vamos a follar.
Ya no tuve ninguna duda, la excursión iba a ser de sexo, cuando entré oí que estaban arriba en las habitaciones, eligieron la de sus padres con la cama grande, subieron las persianas y corrieron la cortina un poco, me cogieron y entre las dos me desnudaron completamente, Elena miró a Lisa…
- Te juro que no te creí, creí que era un yogurín pero está muy desarrollado y muuuy bien dotado, me pido la polla.
Me lanzaron a la cama, el colchón era blando y me hundí, Elena se sentó sobre mi y mojándose el coño con saliva se metió la polla enseguida, mi prima le dijo…
- No sabes lo que te pierdes, tiene una lengua que parece una alfombra persa y caliente como una plancha.
Ella por su cuenta se subió sobre mi cara y fue acercando el coño hasta llegar a mi lengua, no se dejó caer, era yo quien elegí el sitio donde lamer, ella solo lo disfrutaba, las dos estaban encaradas, se cogían de los brazos para no caerse, y yo les amasaba las cuatro tetas a placer, Elena quiso probar las excelencias de mi lengua según Lisa e intercambiaron la plaza, Lisa parece que lo agradeció y se dejó caer clavándose la polla de golpe, Elena se derretía apretando los puños al castigarle el clítoris, el resultado no se hizo esperar, una cascada de liquido empapó mi cara y otra resbaló por mi polla hasta los huevos.
Se abrazaron y hasta se besaron en la boca, desde bajo era una imagen preciosa.
Yo no me había corrido y ellas lo sabían, Lisa cogió su pequeño bolso y sacó un paquete de condones, los soltó por encima de la cama, Elena por su cuenta sacó dos frascos de Gel, uno para chico y otro para chica, me untó la polla con el de chico, un frescor desconocido me recorrió toda la tranca hasta los huevos, la tenía dura pero me había bajado las ganas de correrme, ellas se repartieron el otro en por sus coños, yo cogí los restos y los amplié por sus culos, las dos me miraron asustadas, me encogí de hombros, eso es lo que había.
Las hice tumbarse en la cama una al lado de la otra, con las cabezas colgando fuera, mientras les cogía las tetas eligiendo indistintamente a una le metía la polla en la boca hasta la garganta con cuidado de no dañarlas, alguna lágrima sí salía, las recibían con gusto y me chupaban los huevos, el gel se portaba, la corrida no me venía y yo seguía follando en sus bocas, cuando ya se ponían coloradas las hice arrodillarse con el cuerpo en el colchón, los culos abiertos frente a mí, las llene de carne, los coños que antes se habían corrido volvían a destilar liquido, pasaba de una a la otra y la metía suavemente, ellas nunca sabían cuando las iba a llenar, con los dedos de las manos le empecé a dilatar los esfínteres, el miedo ya no existía, sabían que podían confiar en mí, cuando le acerqué el capullo al culo de Lisa, su amiga le apretó la mano, le miraba y según sus muecas sabía cómo se sentía, al ver que apenas lo notó se animó y ella misma separó sus nalgas y se preparó a recibir una ración de carne, una exclamación de asombro más que de dolor anunció la entrada del glande del resto solo fue un suspiro de alivio, Lisa se asomó para ver en directo como mi polla desaparecía en el agujero moreno de Elena, seguí metiendo cada vez más rápido y hondo hasta que mis huevos acariciados por Lisa estallaron, me dejé caer cobre la espalda de Elena y tras varios empujones la llené, Lisa se esperó hasta ver cómo salía mi leche por el agujero, recogió un poco y se lo dio aprobar a Elena que agitaba el pecho aún, ella también lo probó.
Nos vestimos y salimos a la calle, el sitio era verdaderamente bonito, bucólico con su río y su alameda, pero estábamos hambrientos después de tanto ejercicio, montamos al coche y fuimos a un pueblo cercano, las invité a comer con el dinero de mi tía, después del café me miraron y me dijeron…
- Hacemos una siesta para rebajar la comida?
No hubo respuesta, subimos al coche y al momento estábamos en la cama ancha desnudos y con ganas de pasar la tarde follando.
Continuará.
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Mi timidez y las mujeres de mi familia 16
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Mi timidez y mi responsabilidad guio mi juventud, hasta que mis tías, mi madre y mi prima y otras chicas me hicieron despertar, pero las circunstancias me abrieron los horizontes.
- Vamos Manu, entra ya, vamos a follar.
Ya no tuve ninguna duda, la excursión iba a ser de sexo, cuando entré oí que estaban arriba en las habitaciones, eligieron la de sus padres con la cama grande, subieron las persianas y corrieron la cortina un poco, me cogieron y entre las dos me desnudaron completamente, Elena miró a Lisa…
- Te juro que no te creí, creí que era un yogurín pero está muy desarrollado y muuuy bien dotado, me pido la polla.
Me lanzaron a la cama, el colchón era blando y me hundí, Elena se sentó sobre mi y mojándose el coño con saliva se metió la polla enseguida, mi prima le dijo…
- No sabes lo que te pierdes, tiene una lengua que parece una alfombra persa y caliente como una plancha.
Ella por su cuenta se subió sobre mi cara y fue acercando el coño hasta llegar a mi lengua, no se dejó caer, era yo quien elegí el sitio donde lamer, ella solo lo disfrutaba, las dos estaban encaradas, se cogían de los brazos para no caerse, y yo les amasaba las cuatro tetas a placer, Elena quiso probar las excelencias de mi lengua según Lisa e intercambiaron la plaza, Lisa parece que lo agradeció y se dejó caer clavándose la polla de golpe, Elena se derretía apretando los puños al castigarle el clítoris, el resultado no se hizo esperar, una cascada de liquido empapó mi cara y otra resbaló por mi polla hasta los huevos.
Se abrazaron y hasta se besaron en la boca, desde bajo era una imagen preciosa.
Yo no me había corrido y ellas lo sabían, Lisa cogió su pequeño bolso y sacó un paquete de condones, los soltó por encima de la cama, Elena por su cuenta sacó dos frascos de Gel, uno para chico y otro para chica, me untó la polla con el de chico, un frescor desconocido me recorrió toda la tranca hasta los huevos, la tenía dura pero me había bajado las ganas de correrme, ellas se repartieron el otro en por sus coños, yo cogí los restos y los amplié por sus culos, las dos me miraron asustadas, me encogí de hombros, eso es lo que había.
Las hice tumbarse en la cama una al lado de la otra, con las cabezas colgando fuera, mientras les cogía las tetas eligiendo indistintamente a una le metía la polla en la boca hasta la garganta con cuidado de no dañarlas, alguna lágrima sí salía, las recibían con gusto y me chupaban los huevos, el gel se portaba, la corrida no me venía y yo seguía follando en sus bocas, cuando ya se ponían coloradas las hice arrodillarse con el cuerpo en el colchón, los culos abiertos frente a mí, las llene de carne, los coños que antes se habían corrido volvían a destilar liquido, pasaba de una a la otra y la metía suavemente, ellas nunca sabían cuando las iba a llenar, con los dedos de las manos le empecé a dilatar los esfínteres, el miedo ya no existía, sabían que podían confiar en mí, cuando le acerqué el capullo al culo de Lisa, su amiga le apretó la mano, le miraba y según sus muecas sabía cómo se sentía, al ver que apenas lo notó se animó y ella misma separó sus nalgas y se preparó a recibir una ración de carne, una exclamación de asombro más que de dolor anunció la entrada del glande del resto solo fue un suspiro de alivio, Lisa se asomó para ver en directo como mi polla desaparecía en el agujero moreno de Elena, seguí metiendo cada vez más rápido y hondo hasta que mis huevos acariciados por Lisa estallaron, me dejé caer cobre la espalda de Elena y tras varios empujones la llené, Lisa se esperó hasta ver cómo salía mi leche por el agujero, recogió un poco y se lo dio aprobar a Elena que agitaba el pecho aún, ella también lo probó.
Nos vestimos y salimos a la calle, el sitio era verdaderamente bonito, bucólico con su río y su alameda, pero estábamos hambrientos después de tanto ejercicio, montamos al coche y fuimos a un pueblo cercano, las invité a comer con el dinero de mi tía, después del café me miraron y me dijeron…
- Hacemos una siesta para rebajar la comida?
No hubo respuesta, subimos al coche y al momento estábamos en la cama ancha desnudos y con ganas de pasar la tarde follando.
Continuará.
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