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Parte 2.5 de "El camino a la Melancolía"

AÑOUNO
Esta vez cuento lo ocurrido en los primerodías de la preparatoria. El cómo llegue ahí es simple, hice mi examen de admisión,pase, me inscribí y listo.
Ahora, un punto o mejor dicho pregunta queme hice hace unos cuantos años es primordial para complementar a partir de esa época:¿Por qué me tocan las chicas con trastornos mentales? Y será raro empezar conalgo que debería preguntarme al final de esta novela, pero cada que recuerdo aalguna de las musas de estos relatos, no puedo evitar recordar esa pregunta. Comosea, pasare a contar lo que fue una inquietud durante los primeros días: ¿y sime consigo una novia?
Recordaba a Tania y el comentario que mehizo sobre lo de buscar a alguien con quien compartir eventos y pensamientos ytodo tipo de cuestiones “de pareja”, y me dije a mi mismo: -pues si estaría bientener a alguien para platicar-, pero aun era un poco infantil para verlo así,por lo que a los días, lo que me distraía mas era el cambio de imagen que habíaentre las chicas que estudiaban en la mañana al de las chicas que estudiabanpor las tardes. Parece no tener importancia, pero la verdad se veía a leguas dedistancia, literalmente hablando. En las mañanas las chicas se veían cansadas,con el pelo sujeto de una liga, tenis, jeans medio holgados y un abrigo que lastapaba desde donde comenzaban las ojeras hasta la mitad de la pantorrilla, nomaquillaje, porque el colectivo lo usaban para dormir en el traslado a laescuela. En la tarde, las chicas las describiré solo como “listas para unapasarela”.
A la hora que estaba listo para irme a casa,prefería sentarme en una fuente frente a la entrada a “leer”, mientras llegabala hora de la pasarela. Daban las tres de la tarde y llegaban las chicas conropa ajustada, al punto de que no necesitaba imaginarme más que el color de laropa interior, si traían.  Chicas enleggins negros con una blusa a tirantes y un bolso con una libreta, atletas conropa semi-ajustada, cargando una maleta de cinta cruzada que realzaba la formade sus pechos. Era algo diferente cada día. Al poco tiempo se me unió Javier,igual de imaginativo que yo, y después de un tiempo, empezamos a hacer apuestasdel tipo, color y detalles de la ropa interior de las féminas que pasaban.
Esa era la rutina hasta que conocí a Diana,que por supuesto era otra Diana, y me gusto. Su imagen era así: era más o menosde mi estatura, delgada, piel clara, ojos café claro, cabello largo y claro,casi rubio natural, a veces ondulado y otras laceo. Me gustaban las arruguitasde su frente, y su sonrisa me encantaba, por lo que trate de hacer uno que otrocomentario cómico o sarcástico cada que me sentaba junto a ella. Me gustaba CameronDíaz, y conforme la fui admirando detalladamente, me pareció muy similar, porlo que me gusto más. Como resultado de esto, deje atrás mi rutina de “leer” enla fuente y la cambie por la de pasar la tarde hablando con ella.
Por una extraña razón, que a la fecha sigosin entender, es porque se fijaría ella en mí, y me comencé a preguntar estoporque recordé que no tenia pegue con las chicas, una que otra solo se meacercaba a pedir algún material o favor, pero ella dio el primer paso, se meacerco, me hablo, hablábamos de principio a fin del día, excepto en clases, salíamosal pasillo y me tomaba de la mano hasta que nos separábamos en la parada del autobús,cosas que no hacía con alguien más. Así paso un mes entre nosotros. No conocía asu familia, por lo que un día programamos una visita, y al poco tiempo supe quevivíamos más cerca de lo que creíamos.
Llegue a su casa casi caminando, casi solopor una combi que me desplazo de una colonia a otra para rápido. Me pare frentea la puerta, me ajuste el cuello de mi polo nueva, me veía una y otra vez porel cristal del carro estacionado en la calle, tratando de bajar mis cabellosrebeldes. Cuando considere listo todo, me di la media vuelta y ahí estaba Dianaesperando, riéndose por lo nervioso que estaba. Me abrazo y me dijo al oído queme calmara.
Entre y conocí a su mamá y su hermana mayorque estaba de visita. Fueron personas muy ambles, me cayeron bien, y creo queyo les caí bien, porque la hermana no para de abrazarme el brazo después de algúnchiste que hacía en cada oportunidad. Comimos, platicamos y nos retiramos a lasala. Me sentaron en un sillón de dos asientos, y de manera indirecta lograronque Diana, apenada y con la cara completamente roja, se sentara junto a mí. Hastaahí no pasó nada, solo alcance a decirle al oído lo linda que se veía con suvestido azul.
Después de un rato, la hermana se retiro asu casa. Su mama se ofreció a llevarla en auto, y después de un largo rato dedebate, la hermana accedió. La madre nos pregunto si la acompañábamos, peroDiana dijo que era un largo rato y que no le apetecía pasar tanto tiempo en el auto.Con una sonrisa, su mamá me dijo: -estás en tu casa-, se dio la vuelta y caminoal auto. Diana veía por la ventana de la sala y estuvo ahí hasta que se fueroncompletamente.
Platicamos un rato en el sillón. Veíamos unapelícula, pero a los minutos le perdimos el hilo a la trama y seguimos con la plática.Después de un rato, me percate que cada que hablaba, ella me miraba y sealcanzaba a morder levemente el labio inferior por el lado derecho. Fue suturno de hablar y comencé a notar que debajo de su vestido holgado azul, nollevaba sujetador. Ella hablaba y hablaba y mientras más se emocionaba, másagitaba las manos, hasta que se percato que mi vista estaba en otro lado.
-Oye, se que te imaginas, pero voltea y vemea los ojos por favor.- Pensé que estaba molesta, pero cuando la mira a la cara,tenía una sonrisa picarona que hacia siempre que le gustaba algo y lo quería. Meadelante un poco hacia ella y le di un beso. Lentamente me aleje y cuando abrílos ojos, vi que ella los había cerrado y se quedo apretando los labios uninstante más.
-¿Quieres otro?, ese no lo practique - ledije. Puso sus manos entre nosotros y se recargo, cerró los ojos y apretó loslabios. Me levante lentamente y me pare a su lado. Incline la cabeza y la tomepor la nuca con la palma de mi mano. Puse la otra mano en el respaldo del sillón,cuando nuestros labios se juntaron, me deje llevar y le metí la lengua, casitocando la suya. Supe que le gusto cuando con las dos manos me tomo por elcuello y me jalo con ella, ambos quedamos recostados, yo encima de ella, mirodilla estaba en el sillón entre sus piernas, la falda se le había deslizado,solo le tapaba un poco su ropa interior. Ella me miraba seria, parpadeaba ycomenzaba a respirar cada vez más rápido. Cerró los ojos y seguimos con elbeso. Le recorría la mano por el muslo sin pasar a algo más, sentía como sedejaba resbalar por el sillón hasta tocarme en la rodilla con el pubis. Al pocotiempo, después de  pasar mis dedos porsu cadera y estomago, sentí como empezó a mover la cadera y rosaba su sexocontra mi rodilla.
Yo también me sentía extasiado, me sentía mareadoporque, por cómico que suene, deje de respirar unos segundo mientras sentía surose y la besaba. Su mano empezó a deslizarse hasta mi cinturón, luego a la hebillay de ahí la abrió como si nada. La mire, abrió los ojos y nos quedamos así uninstante. Me separe un poco de ella, frunció el seño, y como me encantabacuando lo fruncía y se le hacían arruguitas en la frente hacia puchero comoniña mimada. Le di una pequeña sonrisa y voltee mi mirada a su pecho. Lo único quetenía que hacer era jalar de un pequeño cordón, deshacer un nudo, y lo demás sehacía solo. Mientras jalaba del cordón, ella pasaba su mano por su pechoizquierdo y jalaba un poco, casi suplicando porque se lo quitara de golpe. Estabanervioso, sentía que el nudo se hacía más difícil cada que jalaba, me comenzabaa estresar, cuando con ambas manos sujeto las mías, me dio un beso, me soltó yse levanto. De frente a mí, ella se deshizo el nudo como si fuera tan fácil, yya deshecho, lo sujetaba con las puntas de los dedos evitando que cayera. Bajola mirada, cerró los ojos y sonrió, poco a poco fue bajando la parte de arribadel vestido que cubría sus pechos. Eran de tamaño medio, no muy grandes nitampoco tan pequeños, caían suavemente, y aun colgando, mantenían una formaredonda y firme. Contemplaba cada detalle, el pecho izquierdo tenía un lunarcerca del pezón, un puntito muy pequeño, enseguida había otro, hacia el pechoderecho, observé su pecho y estaba colmado de pequeños lunares claros. Comencé atrazar líneas de un lunar a otro con mi dedo, ella solo suspiraba. Entonces ambasmanos cayeron cerca de los pezones que se habían comenzado a erguir y aaclarar. Ella respiraba rápido, puse mis palmas en cada pecho y los masajeabasuave y lentamente con los pulgares mientras ella movía la cabeza a un lado ydejaba su cuello expuesto. Me acerque y empecé a besarla. No me había percatadodel olor a manzana que tenia. Ambos lo disfrutábamos. Pase mi mano de su pechoa su muslo y empecé a levantarle la falda, ella pasaba la mano por mi pantalón ysentí como me comenzaba a hacer corazoncitos con el dedo adentro de mi bolsatrasera. Iba a besarla nuevamente, cuando me percate al levantar la mirada quela ventana que daba al garaje se iluminaba lentamente.
-¡tu mamá!- dije al oído.
Ambos nos levantamos rápido, ella se acomodoel vestido y yo me arreglaba lo mejor que pude. Para simular el rubor, sudor yla ropa alborotada, ella sugirió  poneralgo de Linkin Park en su habitación (ella sabía que me gustaba el Linkin Parkde esa época). Corrimos hasta su habitación y puso un CD. Comenzamos a cantarmientras cerrábamos un poco la puerta. Oímos que su mama entraba y nos llamo. Cuandoel solo del vocalista inicio, trate de imitarlo. Casi compensaba el rubor de lasesión de besos de la tarde. La vimos y pusimos pausa al CD. Sonrió y regreso ala sala. Solo nos quedamos viendo entre nosotros mientras salíamos de suhabitación. Debo decir que ese sábado fue interesante. Me despedí, salí de sucasa, Diana me acompaño a la esquina a la nos abrazamos, nos besamos de maneraleve y comencé a caminar. Me imaginaba todo lo que pudimos haber hecho si sumamá hubiera tardado media hora más. Seguí imaginando cosas, hasta que recordé quehay un punto que en las películas, el padre de la chica sienta al pretendienteen una silla y lo interroga e intimida a la vez, haciéndolo dudar de salir consu hija, y entonces me pregunte: ¿y el padre donde esta?....


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Espero le guste el rumbo de la historia, un hay más por contar.
Saludos

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