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La diaria #1

Ese día que algo cambió. Hasta esa tarde, yo era un tipo de 30 años, había tenido un hijo hacia unos meses, extrañaba tener relaciones pero pensaba que eso sería normal luego del parto, y mi vida era bastante rutinaria. Tranquila. Un poco feliz y me bastaba con lo que había sido mi pasado.
El tema es que esa tarde tuve que ir al juzgado, a declarar por un caso en el que venía trabajando. Y me crucé con ella, una antigua compañera de trabajo abogada, de unos 35 años, a la cual hacía tres que prácticamente no veía. La recordaba rubia, pelo lacio, ojos verdes,170 aprox, bien pinta de gringa (los otros detalles de su apariencia ya los vas a conocer, tranqui). Simpática conmigo, muuucho humor negro, bastante antipática si le caes maso.
Ella andaba laburando ahí en la vuelta, y la verdad tuve suerte. Ni bien la vi, la saludé como si fuera ayer que habíamos dejado de vernos. Ella tenía una camisa blanca, pantalon negro, no se mostraba nada que calentara, pero también (recordaba) tenía pinta de tener buenas tetas. Y de hecho alguna miradita le pegue y seguro no era tabla jaja.
Conversamos un poco, le conté que tenia un hijo, ella me contó que también tenía un hijo, y me invito a tomar un café si tenía ganas mas tarde porque salía antes. Y fuimos para ahí nomas, porque me re pintaba conversar un rato con alguien distinto a lo que me rodeaba.
El café fue divertido, intercambiamos anécdotas, cosas de la cotidiana, y la cosa se entró a complicar cuando ella me dijo "el padre del niño se fue, nos abandonó, así que imagínate, estoy solari y ni siquiera tengo alguien que me de una alegría". A eso respondí muy tranquilamente que seguro eso ya le iba a llegar, que no se preocupara que todo se iba a ordenar, y alguna boludez que la hizo reír.
Intercambiamos celulares, y por unos cuantos días no nos escribimos, hasta que un día si y empezamos a hablar de todo un poco. La verdad, nos escuchabamos bastante. Hasta que un día empezó a flotar cierta tensión sexual en los mensajes. Una tarde lluviosa ella me dijo que estaba divino para pasar cogiendo. Yo le dije "que suerte que tenes ganas, porque yo ni eso porque mi pareja me cerró las piernas por tiempo indeterminado". Ella se rió y me devolvió que todo se iba a ordenar.
Días después nos vimos de vuelta y dijimos para tomar un café. Yo ese día la veía hecha un fuego. La forma de tomar el café ya un poco me dispersaba. Miraba sus labios hundirse en la leche y un poquito de morbo me daba. Ese día además tenía una camisa blanca y un soutien negro, y un poco se le marcaban un par de tetas que ya me parecían más que interesantes. También le miraba los dedos, y por la forma de moverlos, algo también me ratoneaba.
A los días, por una crisis de pareja que estaba viviendo, empezamos a hablar de cuernos. Para qué. Un cuerno se perdona, me decía ella. Yo le retruque: hay que elegir bien con quien hacerlo, no sea cosa que sea para problema. Y ella me puso las palabras mágicas: si te pinta conmigo, dale con ganas.
A las dos horas la pase a buscar por la casa, aprovechando que tenía la excusa del futbol y asado mensual. Cuando bajo del departamento, estaba preciosa. Camisa blanca de vuelta, pero con dos o tres botones menos prendidos. Apenas se sentó en el asiento de acompañante, me tomó la cabeza y me besó con furia. "Cómo andas rubia?", le dije enseguida del beso. Maneje e ibamos hablando con una tranquilidad y armonia hermosa.
No fuimos a un telo, quería ir a un hotel por la Rambla con el que soñaba ir la primera noche que me separará. No importaba que fueran tres o cuatro horas, queria que todo estuviera perfecto. Llegamos al hotel, pedí la habitación más alta con vista al mar, y ya mi pecho y mi verga estaban por explotar mientras caminaba por el pasillo con vista al mar. Entramos a la habitación, la dejé pasar primero, cerramos la puerta y ella ni bien tuvo oportunidad se me abalanzó y me volvió a besar con furia. Su lengua y mi lengua se conocían intensamente. Comencé a sentir sus tetas y ella mi pija. La abrace con fuerza para que me empezará a sentir. Una vez que nos separamos la boca, le dije muy convencido "hace rato que quiero esto" y ella se rió, puso una sonrisa pícara, y espero que la atacará.
Me fui sobre ella despacio pero firme. Mientras la besaba, la empujaba hacia la cama y ella iba desprendiendose la camisa. Cuando apenas comencé a ver lo que tenía enfrente pire: unas tetas increíbles, grandes, bien redondas, sin estrías, y cuando le levante el soutien, mire unos pezones rosados hermosos.
Comencé a chuparle las tetas y ella hizo un par de ruiditos de placer. Mientras veía que sus manos me estaban buscando mi pene. Estaban tibias. Avance y bese su cuello mientras ella encontraba la forma de comenzar a tocarme. Los dos estábamos re calientes y sabíamos que queríamos. Después de tocarle y chuparle las tetas, la senté en el borde de la cama y comencé a desabrocharme la bragueta. Vi sus ojos agrandarse y morderse los labios, no iba a ser necesario preguntar si le gustaba chuparla. Ni bien me saque los pantalones, ella me bajo el boxer negro y arrancó a hacerme un pete.Y que pete. Empezó despacito, como examinandola con sus manos y boca, para después devorarsela de frente. Estuvo un buen rato y en un sólo momento frenó y levantó la vista para decirme que no acabará. Ni en pedo lo iba a hacer, y aparte mirarla a los ojos en ese momento me calentó mucho más y me dieron ganas de ser más dominante. La tomé de la nuca y la hundi suavemente, creyendo y confirmando que le gustaba...

... habrá estado tres, cuatro, dice minutos mamandola. No sé. Simplemente su ritmo era por momentos muy lento y en otros momentos muy frenético. Muy disfrutable. Por momentos su carita se había puesto colorada del esfuerzo que hacia para hundirla, y también ya la saliva estaba por todos lados. También cuando la tomaba del cabello notaba su transpiración. Y no dejaba de estar hermosa, gozada, caliente.
En un momento, como que ya estaba pronta para pasar a algo más. La dejé decidir a ella. Y eligió masturbarme un ratito mirándome a los ojos y sonriendo mientras se dio vuelta y se puso en 4. Enseguida la tomé de las nalgas, le acomode suavemente la verga en su concha, y empecé a penetrarla. A medida que iba aumentando el ritmo (y sus gemidos pasaban a ser gritos) notaba como ella se desesperaba. Quería más. Me abalanzaba hacia ella y tomaba sus tetas, notaba sus pezones gigantes y duros, mordia su cuello, la hundía más, y ella me exigía aún más. Y me encantaba, pero un poco también me ponía nervioso su exigencia jajaja. No quería acabar sin que ella acabará. Y decidí tomar una decisión radical de una en todo ese frenesí, que podía costarme su confianza pero de alguna forma, con lo perra alzada que la veía, podía llegar a salir muy bien. Aproveché toda la transpiración del momento, tomé mi dedo pulgar y lo metí en su boca (ya había estado chupandome los dedos) y se lo apoye suavemente en su ano. Escuché un "uuuh". La comencé a sentir tan diabla como tiesa (no sé si se dice así, pero como que bajo un mini cambio y la sentí entregada). Me dijo "asar hijo de puta que confianza que tenes!" Y ahí entre a bombearla lo más fuerte que pude y a jugar con mi dedo en su orto bien suavemente. Apoyé y comencé a hundirlo. Y... Ella comenzó a gritar. "SÍ, SI, SI!" Y a medida que avanzaba, el orgasmo de ambos era ineludible. Ambos gritamos cuando acabamos. No sé cuánto llegué a hundirle el dedo porque en un momento se lo saque para tomarla de los hombros. Pero los dos quedamos satisfechos de la confianza que nos habíamos dado...
Siguió la noche, tuvimos otro polvo más luego de los cigarros, y ambos nos bañamos y nos fuimos a cada una de nuestras casas.
Cómo siguió mi vida? Si alguien comenta, más que dar puntos, se lo cuento en otro relato. Muchas gracias.

1 comentarios - La diaria #1

mariyfede
hola me gusto tu relato. me gustaria saber si es real o no?