Y ahí estaba yo, animándome a una pareja, después de dar vueltas mucho tiempo por simple pudor y tal vez vergüenza. Con ella acostada boca arriba y las piernas abiertas de par en par, mi cabeza hundida en su sexo lamiendo mientras el dolor de mis muñecas a causa de las esposas me complicaban el trabajo. Las vejaciones verbales no se hicieron esperar: "Dale cagón, chupala toda" escuchaba desde el rincón de la habitación donde estaba su marido masturbándose en un sillón relamiéndose.
Llegó con un orgasmo que se habrá escuchado afuera del departamento, "muy bien bebé, muy bien, ahora te toca gozar a vos". Creí que me iban a sacar las esposas, pero no fue así, ella no se movía, con cara de perversa sonreía frente a mi, que me encontraba arrodillado con las manos extendidas y esposadas a cada lado de la cama. Eran cadenas largas, pero no me permitían moverme demasiado.
Ella comenzó a acariciarme el miembro despacio, pero cada tanto me apretaba los testículos y me generaba dolor. Parece que ese era el objetivo, al quejarme siento de golpe un cachetazo que me hizo saltar: "No te quejes, que lo que viene ahora te va a hacer olvidar de todo" Era el marido. Pero no desde el sillón, sino a centímetros de mi cabeza. El frío del lubricante empezó a recorrer mi culo, y ahí supe de que se trataba todo. Nada de dedos dilatando, directamente la punta de su pija me apoyaba el culo, se frotaba lentamente de arriba abajo, como dándole suspenso a lo que iba a venir luego...
El resto en breve...
Link de la continuación:
http://www.poringa.net/posts/relatos/3077665/Iniciacion-forzada-parte-2-y-final.html
Llegó con un orgasmo que se habrá escuchado afuera del departamento, "muy bien bebé, muy bien, ahora te toca gozar a vos". Creí que me iban a sacar las esposas, pero no fue así, ella no se movía, con cara de perversa sonreía frente a mi, que me encontraba arrodillado con las manos extendidas y esposadas a cada lado de la cama. Eran cadenas largas, pero no me permitían moverme demasiado.
Ella comenzó a acariciarme el miembro despacio, pero cada tanto me apretaba los testículos y me generaba dolor. Parece que ese era el objetivo, al quejarme siento de golpe un cachetazo que me hizo saltar: "No te quejes, que lo que viene ahora te va a hacer olvidar de todo" Era el marido. Pero no desde el sillón, sino a centímetros de mi cabeza. El frío del lubricante empezó a recorrer mi culo, y ahí supe de que se trataba todo. Nada de dedos dilatando, directamente la punta de su pija me apoyaba el culo, se frotaba lentamente de arriba abajo, como dándole suspenso a lo que iba a venir luego...
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