Si es la primera vez que me lees, bienvenido; si ya me habías leído antes, mil gracias.
Estas fechas son mis favoritas, en donde vivo la tradición es colorida, llena de algarabía y nostalgia, sabores y aromas atrapan los sentidos; no hay nada mejor que eso. Pero sin duda, no estoy en contra de adoptar otras tradiciones para disfrutar.
Estaba tratando de salir de una desastrosa ilusión con una chica y había empezado a ser despreocupado, sarcástico y algo amargado. Siempre paso esas fechas con la familia de mi mamá o la de mi papá, desde el 30 de octubre hasta el 3 de noviembre.
Una amiga hacía una fiesta de disfraces cada año y desde hace dos o tres siempre me invitaba, yo evadía la invitación diciendo que pasaba las fechas con la familia y que no me gustaban esas cosas, pero ese año, cuando Irma me invitó decido ir, quizás ahí dejaría de pensar en mis penas y tal vez encontrara al clavo que sacara al la que se había hundido en ni inocente corazón.
Suena el teléfono, con la llamada tradicional de Irma. "Bueno..." contesto.
"Bueno... Ya se que vas a decir lo de siempre pero aun así lo voy a intentar... En mi casa el 31, a las 9... ¿Quieres venir?"
"No se Irma... Ya sabes que paso estas fechas... "
" Sí, si ya sé, pero me gustaría que vinieras... Hay alguien que pregunta por ti cada fiesta... Y no se quizá te caiga bien el salir"
"Lo voy a pensar... porque de verdad..."
"Nada de que lo pensaras... Di que sí... Te llevaras una sorpresa..."
"Mmmm... Bueno... Esta bien... 31 a las 9 en tu casa... " se escucha el ruido de otra voz por el celular.
"Sí... No te arrepentirás... Te veo ahí..." cuelga.
Durante la cena de ese día le comento a mi mamá que me invitaron a una fiesta de disfraces y que quiero ir, ella se entusiasma porque no salía mucho a fiestas y esas cosas, mi mamá pensaba que se debía a que era antisocial, pero la verdad me gustaba quedarme en casa por las vecinas (sí, historias que contaré en otra ocasión); después de darme unas ideas algo extravagantes de disfraces le digo que no se preocupe, que algo se me ocurrirá. Al día siguiente mientras pensaba en ir disfrazado de un suicida o de un loco con camisa de fuerza, mi madre llega con una máscara que era la parte superior de un cráneo, así que decido al fin ir disfrazado de una especie de señor muerte o algo así, de traje con maletín y el cráneo.
El día de la fiesta salgo como a las 9:30 de la noche para llegar con cierto retraso, mi mamá me da algo de dinero, creo qué como aliciente para que siga saliendo en el futuro. Tomo un taxi y doy la dirección.
Llegó a la casa de Irma, adornada como casa embrujada, se escucha música a todo volumen y el bullicio común de toda fiesta. Entro buscando a alguien conocido, como no encuentro voy a la mesa de bocadillos para tomar algo, tomo una cerveza y mientras le doy un trago observo a mi alrededor.
Dios bendiga estas fechas, los niños se transforman en monstruos y las mujeres en putas exóticas, los disfraces son una excusa para sacar a su zorra interior. Me rodean vestidos y faldas cortas, atuendos ajustados y disfraces que desafían al frío de la época con demasiada piel descubierta.
Platicando en un rincón están dos zombis con una diablita de vestido sin pudor y medias rojas, por allá hay una vampiresa con el corset tan apretado, que parece que el par de melones que tiene por pechos saltarán en cualquier momento; una enfermera ensangrentada baila con un esqueleto, el vestido sube dejando ver parte de las nalgas y el ligero que usa. Espectros y fantasmas deambulan riendo y conversando, la más atrevida, la más puta, es una momia que tiene por disfraz solo una venda cubriendole los pezones y otras dos tapando su sexo.
Siento una ereccion naciente en mi pantalón, me alegro de haber ido, con tanto para ver no he pensado en la chica del desastre y mis penas, quizá tenga sexo inter-racial, Humano-espectro con alguien. Doy la vuelta, me termino la cerveza, devoró algunas papas fritas y después tomo un panquesillo.
—No te excedas con los panquesitos espaciales... —dice la voz de Irma a mi espalda.
—¿Espaciales? —pregunto dándome la vuelta.
Irma iba vestida de caperucita roja (en su versión puta obviamente), sus pechos grandes se veían suculentos y sus piernas se hacían lucir en unas medias rojas con ligero, una capa roja la cubría por atrás, iba acompañada de alguien disfrazado de lobo feroz, su novio seguramente.
—Por eso tienen etiqueta... —continúa señalando los pocos panques que hay en la charola —que alegría que vinieras —me da un abrazo pegando sus pechos a mi —por ahí andan Peter y Richard, también andan por ahí Mimí, Sofía y Bere, son un fantasma, un zombi, un Hada, un ángel y una diablita... Debes probar la pócima —apunta a un caldero humeante —pero cuidado que es fuerte... Voy a darme una vuelta y luego nos vemos... Diviértete —. Se pierde entre la multitud.
Me quedo viendo el panquecito y tomo la tarjeta de la charola "Panques Espaciales... Nuez y María", me quedo pensando incrédulo y le doy una mordida, siento de inmediato el sabor de la marihuana en el panque, dejo el panquecito mordido para después, tomo un vaso y me sirvo del caldero un líquido verde-transparente, doy un sorbo y hago un gesto, sabe a alcohol más de lo que sabe a manzana,es fuerte pero agradable.
Doy una vuelta admirando la piel de los espectros, la pequeña mordida del panque me relaja y me pone en sintonia, unos cuantos pasos después me encuentro a los monstruos que menciono Irma, los saludo, reímos y bailamos. Conforme pasa el tiempo, van llegando más personas, con Peter y Richard hablamos de los atuendos buscando premiar a "la más puta" y "al mejor disfraz", las chicas también ayudan riéndose y tomando cerveza, bailamos más.
—¿Y esos doctores? —pregunta el fantasma al ver a los 3 que acaban de entrar vistiendo batas.
Volteo y los reconozco —. Son mis compañeros, han de venir disfrazados de científicos locos o algo así —los excuso.
Doy dos pasos hacia ellos para saludar a dos compañeras y un amigo, al dar el segundo paso me quedo helado, entrando para a completar cinco, entra la chica desastre, la culpable de mis penas al lado de su novio. "Mierda" pienso y doy media vuelta hacia los bocadillos, Irma y yo tenemos amigos en común, uno de ellos es el que venía con mis dos compañeras, seguramente él, tuvo la gentil amabilidad de invitarla. "Mierda" repito.
Me sirvo más bebida y regreso con mi grupo de monstruos, me tomo de un trago el vaso y trato de tranquilizarme, si no le doy importancia no podrá arruinarme la fiesta; decido ignorar su presencia, después de todo si se puede uno ocultar en las fiestas.
—Hey... Hey... El del maletín... —se hace escuchar mi compañero. "Mierda".
Volteo y lo saludo con la mano, el hace un ademán para que me acerque, pienso en ignorarlo pero es mala idea, pocas personas sabían lo de Katy y yo, eramos "amigos secretos", clandestinos y si notarán algo raro todos estarían preguntando y curioseando, sería más molestia para mi.
—¿Qué hay?... —saludo, le doy la mano a Daniel —Abril... —le doy un beso en la mejilla —Candy... —también la saludo —... Katy... —le sonrió falsamente a la chica desastre y beso fugazmente su mejilla, me llega el aroma de su perfume. Me doy la vuelta para dirigirme a Daniel.
—El es Ismael —dice a mi espalda Katy.
"Maldita". Volteo forzando una sonrisa y le doy la mano.
—Mucho gusto... Me han contado mucho de ti... —dice el tipo.
—Espero no te hayan contado todo... —le contesto con una sonrisa cínica —apuesto a que no... —suelto una risa fingida y empiezo a buscar en mis bolsillos la cajetilla de cigarros que había comprado —¿quieren?...
—Yo si... —dice Daniel y toma uno, busco el encendedor, después de prender su cigarro, prendo el mio y le doy una honda calada. Katy odia que fume, mueve su mano frente a la cara para disipar el humo —. Voy a tomar algo, deberían probar la pócima... —les digo antes de desaparecer.
Llegó a la mesa de bocadillos, apago mi cigarro y veo el panque mordido, lo devoró completamente y después me tomo un vaso entero de pócima, como más papas fritas, luego otro vaso de pócima, destapo una cerveza y me acabo casi la mitad de un trago.
Volteo a la pista de baile, los "científicos locos" bailan en una rueda, Ismael es peor bailarín que yo, pero Katy baila que da miedo, es demasiado sensual y soxosa; me termino la cerveza con otro trago y destapo otra "yo debería estar bailando con ella" pienso y me tomo otro largo trago de cerveza.
Llega a la mesa una brujita hermosa con el culo levantado por los tacones y un diminuto y entallado vestido, unas buenas tetas asomándose traviesas de su escote. Toma un panquesito.
—Cuidado —le advierto —esos panquesitos pueden hacerte viajar.
—¿Tienen droga? —dice con cautela. Sus ojos avellana y su cabello rojizo culminan su belleza.
—Marihuana... —le contesto con una sonrisa, ella deja el panque como si fuera a explotar en cualquier momento, me río levemente y le sirvo un vaso de pócima —con cuidado, es una pócima muy poderosa —bromeo.
—No se supone que las brujas somos las que hechizan a los hombres y no los mercaderes de la muerte—coquetea y le da un sorbo al vaso, hace un gesto sexy por lo fuerte que esta, como si se hubiera tragado el semen en vez de escupirlo.
Llega una amiga suya, una sexy diablita y comienzan a platicar —. Bueno, mi bella y sensual brujita, tengo que retirarme... Feliz halloween —le digo y me dirijo al baño.
Tengo que atravesar a la multitud, la música estridente y las luces de colores hacen que haga efecto el alcohol y la hierba. Llegó al baño y desahogo mis riñones, salgo y entra un zombi besando apasionadamente con un ángel. Bajo las escaleras en pleno viaje, mareado, viendo todo en cámara lenta, todo más brillante. Decido ir al patio trasero para fumar y esperar que me pase el efecto, tomo una cerveza y salgo a la fría noche.
Afuera esta cogiendo como animales un hombre lobo y la novia de Frankenstein, entre unos arbustos, un zombi de minifalda succiona con mucho entusiasmo el pene de un pirata; se escuchan más gemidos y sonidos propios del sexo en todos lados. Encuentro un lugar y me siento a fumar tranquilamente.
—¿Qué haces aquí afuera? ¿Por qué no estás con tus compañeros? —me pregunta caperucita roja.
—Esos panquecitos me hicieron despegar... Estoy aterrizando —le contesto.
—Bueno, cuando aterrices vas a adentro... Tu sorpresa acaba de llegar —me dice emocionada.
—Ya no quiero más sorpresas... Ya tuve una y no fue muy grata —digo amargado.
—Bueno amargado... Ten, por si te animas a ir —me da una llave.
—¿Y esto?
—Segundo piso, tercera puerta... La habitación del balcón —indica señalando al balcón que se alcanza a ver desde ahí —por si la necesitas —termina guiñandome un ojo.
Me quedo solo otra vez, guardo la llave que me dio Irma, aun medio drogado entro a la casa.
Mis compañeros bailan, el otro grupo de monstruos hace lo mismo, nadie se pregunta en donde estoy. Paso mi vista por todo el lugar, pienso en irme a casa, ya no tiene caso estar ahí.
A lo lejos veo bailando a la brujita de hace rato, da unos saltos al ritmo de la música que mueven sus tetas con hipnóticos rebotes el vestido deja ver parte de su ropa interior. La brujita voltea y me ve directo a los ojos, sonríe al ver que la veo con deseo, se empieza a mover sensualmente haciendo un gesto que parece que tuviera un vibrador potente en su coño, la imagino desnuda, mi pene salta alegre, ella me sonríe, hace una pausa a su baile erótico me señala con el índice y después mueve su dedo en un además de invitación, me la quedo viendo y pienso: "ella es la sorpresa de Irma".
Camino hacia ella, esquivando espectros bailarines, la brujita no aparta de sus ojos de mi, quizá sea tiempo de olvidar el desastre entre las piernas de otra mujer, quizá si bebo el elixir de sus fluidos se acaben mis penas. Me encuentro en el epicentro rítmico de la pista de baile, justo en el centro, me rozan culos y cuerpos, estoy por llegar a ella.
A unos cuantos pasos de la brujita, una sensación en mi pecho me detiene. Un guante de látex con las puntas de los dedos como garras se aferran a mi, sigo el brazo cubierto de látex hasta toparme con una sonrisa traviesa y hermosa resguardando su identidad con una máscara de látex llena de costuras.
—¿A dónde va Señor Calavera? —dice acercándose a mi oído, dejando su voz de terciopelo, miel del infierno que provoca un dolor en mi entrepierna por la erección, me llega el olor de su perfume, de sus labios llega el aroma de la pócima alcoholica. Valor líquido.
—Iba a buscar un hechizo... Pero ya no importa —contesto... O contesta el alcohol y la hierba.
Volteo en redondo, para verla, vaya mujer, un hermoso rostro cubierto con una máscara de gatúbela, un cuerpo espectacular enfundado en apretado látex, todo cubierto de falsas costuras como la película de batman (la de los ochentas). La cintura pequeña, la curva de sus caderas se marca bien sin exagerar, sus piernas largas, muy largas terminan en unas botas con tacón de aguja, sus pechos son grandes, firmes, el disfraz hace que se noten más, lleva en los labios un rojo intenso; el disfraz es muy apretado, deja poco a la imaginación, tiene al frente una cremallera semi abierta que comienza en el cuello (pero por sus tetas esta abierto como escote) y termina hasta la pelvis.
(...)
Parte 2: http://www.poringa.net/posts/relatos/3068268/La-Fiesta-de-Disfraces-Parte-2.html
Estas fechas son mis favoritas, en donde vivo la tradición es colorida, llena de algarabía y nostalgia, sabores y aromas atrapan los sentidos; no hay nada mejor que eso. Pero sin duda, no estoy en contra de adoptar otras tradiciones para disfrutar.
Estaba tratando de salir de una desastrosa ilusión con una chica y había empezado a ser despreocupado, sarcástico y algo amargado. Siempre paso esas fechas con la familia de mi mamá o la de mi papá, desde el 30 de octubre hasta el 3 de noviembre.
Una amiga hacía una fiesta de disfraces cada año y desde hace dos o tres siempre me invitaba, yo evadía la invitación diciendo que pasaba las fechas con la familia y que no me gustaban esas cosas, pero ese año, cuando Irma me invitó decido ir, quizás ahí dejaría de pensar en mis penas y tal vez encontrara al clavo que sacara al la que se había hundido en ni inocente corazón.
Suena el teléfono, con la llamada tradicional de Irma. "Bueno..." contesto.
"Bueno... Ya se que vas a decir lo de siempre pero aun así lo voy a intentar... En mi casa el 31, a las 9... ¿Quieres venir?"
"No se Irma... Ya sabes que paso estas fechas... "
" Sí, si ya sé, pero me gustaría que vinieras... Hay alguien que pregunta por ti cada fiesta... Y no se quizá te caiga bien el salir"
"Lo voy a pensar... porque de verdad..."
"Nada de que lo pensaras... Di que sí... Te llevaras una sorpresa..."
"Mmmm... Bueno... Esta bien... 31 a las 9 en tu casa... " se escucha el ruido de otra voz por el celular.
"Sí... No te arrepentirás... Te veo ahí..." cuelga.
Durante la cena de ese día le comento a mi mamá que me invitaron a una fiesta de disfraces y que quiero ir, ella se entusiasma porque no salía mucho a fiestas y esas cosas, mi mamá pensaba que se debía a que era antisocial, pero la verdad me gustaba quedarme en casa por las vecinas (sí, historias que contaré en otra ocasión); después de darme unas ideas algo extravagantes de disfraces le digo que no se preocupe, que algo se me ocurrirá. Al día siguiente mientras pensaba en ir disfrazado de un suicida o de un loco con camisa de fuerza, mi madre llega con una máscara que era la parte superior de un cráneo, así que decido al fin ir disfrazado de una especie de señor muerte o algo así, de traje con maletín y el cráneo.
El día de la fiesta salgo como a las 9:30 de la noche para llegar con cierto retraso, mi mamá me da algo de dinero, creo qué como aliciente para que siga saliendo en el futuro. Tomo un taxi y doy la dirección.
Llegó a la casa de Irma, adornada como casa embrujada, se escucha música a todo volumen y el bullicio común de toda fiesta. Entro buscando a alguien conocido, como no encuentro voy a la mesa de bocadillos para tomar algo, tomo una cerveza y mientras le doy un trago observo a mi alrededor.
Dios bendiga estas fechas, los niños se transforman en monstruos y las mujeres en putas exóticas, los disfraces son una excusa para sacar a su zorra interior. Me rodean vestidos y faldas cortas, atuendos ajustados y disfraces que desafían al frío de la época con demasiada piel descubierta.
Platicando en un rincón están dos zombis con una diablita de vestido sin pudor y medias rojas, por allá hay una vampiresa con el corset tan apretado, que parece que el par de melones que tiene por pechos saltarán en cualquier momento; una enfermera ensangrentada baila con un esqueleto, el vestido sube dejando ver parte de las nalgas y el ligero que usa. Espectros y fantasmas deambulan riendo y conversando, la más atrevida, la más puta, es una momia que tiene por disfraz solo una venda cubriendole los pezones y otras dos tapando su sexo.
Siento una ereccion naciente en mi pantalón, me alegro de haber ido, con tanto para ver no he pensado en la chica del desastre y mis penas, quizá tenga sexo inter-racial, Humano-espectro con alguien. Doy la vuelta, me termino la cerveza, devoró algunas papas fritas y después tomo un panquesillo.
—No te excedas con los panquesitos espaciales... —dice la voz de Irma a mi espalda.
—¿Espaciales? —pregunto dándome la vuelta.
Irma iba vestida de caperucita roja (en su versión puta obviamente), sus pechos grandes se veían suculentos y sus piernas se hacían lucir en unas medias rojas con ligero, una capa roja la cubría por atrás, iba acompañada de alguien disfrazado de lobo feroz, su novio seguramente.
—Por eso tienen etiqueta... —continúa señalando los pocos panques que hay en la charola —que alegría que vinieras —me da un abrazo pegando sus pechos a mi —por ahí andan Peter y Richard, también andan por ahí Mimí, Sofía y Bere, son un fantasma, un zombi, un Hada, un ángel y una diablita... Debes probar la pócima —apunta a un caldero humeante —pero cuidado que es fuerte... Voy a darme una vuelta y luego nos vemos... Diviértete —. Se pierde entre la multitud.
Me quedo viendo el panquecito y tomo la tarjeta de la charola "Panques Espaciales... Nuez y María", me quedo pensando incrédulo y le doy una mordida, siento de inmediato el sabor de la marihuana en el panque, dejo el panquecito mordido para después, tomo un vaso y me sirvo del caldero un líquido verde-transparente, doy un sorbo y hago un gesto, sabe a alcohol más de lo que sabe a manzana,es fuerte pero agradable.
Doy una vuelta admirando la piel de los espectros, la pequeña mordida del panque me relaja y me pone en sintonia, unos cuantos pasos después me encuentro a los monstruos que menciono Irma, los saludo, reímos y bailamos. Conforme pasa el tiempo, van llegando más personas, con Peter y Richard hablamos de los atuendos buscando premiar a "la más puta" y "al mejor disfraz", las chicas también ayudan riéndose y tomando cerveza, bailamos más.
—¿Y esos doctores? —pregunta el fantasma al ver a los 3 que acaban de entrar vistiendo batas.
Volteo y los reconozco —. Son mis compañeros, han de venir disfrazados de científicos locos o algo así —los excuso.
Doy dos pasos hacia ellos para saludar a dos compañeras y un amigo, al dar el segundo paso me quedo helado, entrando para a completar cinco, entra la chica desastre, la culpable de mis penas al lado de su novio. "Mierda" pienso y doy media vuelta hacia los bocadillos, Irma y yo tenemos amigos en común, uno de ellos es el que venía con mis dos compañeras, seguramente él, tuvo la gentil amabilidad de invitarla. "Mierda" repito.
Me sirvo más bebida y regreso con mi grupo de monstruos, me tomo de un trago el vaso y trato de tranquilizarme, si no le doy importancia no podrá arruinarme la fiesta; decido ignorar su presencia, después de todo si se puede uno ocultar en las fiestas.
—Hey... Hey... El del maletín... —se hace escuchar mi compañero. "Mierda".
Volteo y lo saludo con la mano, el hace un ademán para que me acerque, pienso en ignorarlo pero es mala idea, pocas personas sabían lo de Katy y yo, eramos "amigos secretos", clandestinos y si notarán algo raro todos estarían preguntando y curioseando, sería más molestia para mi.
—¿Qué hay?... —saludo, le doy la mano a Daniel —Abril... —le doy un beso en la mejilla —Candy... —también la saludo —... Katy... —le sonrió falsamente a la chica desastre y beso fugazmente su mejilla, me llega el aroma de su perfume. Me doy la vuelta para dirigirme a Daniel.
—El es Ismael —dice a mi espalda Katy.
"Maldita". Volteo forzando una sonrisa y le doy la mano.
—Mucho gusto... Me han contado mucho de ti... —dice el tipo.
—Espero no te hayan contado todo... —le contesto con una sonrisa cínica —apuesto a que no... —suelto una risa fingida y empiezo a buscar en mis bolsillos la cajetilla de cigarros que había comprado —¿quieren?...
—Yo si... —dice Daniel y toma uno, busco el encendedor, después de prender su cigarro, prendo el mio y le doy una honda calada. Katy odia que fume, mueve su mano frente a la cara para disipar el humo —. Voy a tomar algo, deberían probar la pócima... —les digo antes de desaparecer.
Llegó a la mesa de bocadillos, apago mi cigarro y veo el panque mordido, lo devoró completamente y después me tomo un vaso entero de pócima, como más papas fritas, luego otro vaso de pócima, destapo una cerveza y me acabo casi la mitad de un trago.
Volteo a la pista de baile, los "científicos locos" bailan en una rueda, Ismael es peor bailarín que yo, pero Katy baila que da miedo, es demasiado sensual y soxosa; me termino la cerveza con otro trago y destapo otra "yo debería estar bailando con ella" pienso y me tomo otro largo trago de cerveza.
Llega a la mesa una brujita hermosa con el culo levantado por los tacones y un diminuto y entallado vestido, unas buenas tetas asomándose traviesas de su escote. Toma un panquesito.
—Cuidado —le advierto —esos panquesitos pueden hacerte viajar.
—¿Tienen droga? —dice con cautela. Sus ojos avellana y su cabello rojizo culminan su belleza.
—Marihuana... —le contesto con una sonrisa, ella deja el panque como si fuera a explotar en cualquier momento, me río levemente y le sirvo un vaso de pócima —con cuidado, es una pócima muy poderosa —bromeo.
—No se supone que las brujas somos las que hechizan a los hombres y no los mercaderes de la muerte—coquetea y le da un sorbo al vaso, hace un gesto sexy por lo fuerte que esta, como si se hubiera tragado el semen en vez de escupirlo.
Llega una amiga suya, una sexy diablita y comienzan a platicar —. Bueno, mi bella y sensual brujita, tengo que retirarme... Feliz halloween —le digo y me dirijo al baño.
Tengo que atravesar a la multitud, la música estridente y las luces de colores hacen que haga efecto el alcohol y la hierba. Llegó al baño y desahogo mis riñones, salgo y entra un zombi besando apasionadamente con un ángel. Bajo las escaleras en pleno viaje, mareado, viendo todo en cámara lenta, todo más brillante. Decido ir al patio trasero para fumar y esperar que me pase el efecto, tomo una cerveza y salgo a la fría noche.
Afuera esta cogiendo como animales un hombre lobo y la novia de Frankenstein, entre unos arbustos, un zombi de minifalda succiona con mucho entusiasmo el pene de un pirata; se escuchan más gemidos y sonidos propios del sexo en todos lados. Encuentro un lugar y me siento a fumar tranquilamente.
—¿Qué haces aquí afuera? ¿Por qué no estás con tus compañeros? —me pregunta caperucita roja.
—Esos panquecitos me hicieron despegar... Estoy aterrizando —le contesto.
—Bueno, cuando aterrices vas a adentro... Tu sorpresa acaba de llegar —me dice emocionada.
—Ya no quiero más sorpresas... Ya tuve una y no fue muy grata —digo amargado.
—Bueno amargado... Ten, por si te animas a ir —me da una llave.
—¿Y esto?
—Segundo piso, tercera puerta... La habitación del balcón —indica señalando al balcón que se alcanza a ver desde ahí —por si la necesitas —termina guiñandome un ojo.
Me quedo solo otra vez, guardo la llave que me dio Irma, aun medio drogado entro a la casa.
Mis compañeros bailan, el otro grupo de monstruos hace lo mismo, nadie se pregunta en donde estoy. Paso mi vista por todo el lugar, pienso en irme a casa, ya no tiene caso estar ahí.
A lo lejos veo bailando a la brujita de hace rato, da unos saltos al ritmo de la música que mueven sus tetas con hipnóticos rebotes el vestido deja ver parte de su ropa interior. La brujita voltea y me ve directo a los ojos, sonríe al ver que la veo con deseo, se empieza a mover sensualmente haciendo un gesto que parece que tuviera un vibrador potente en su coño, la imagino desnuda, mi pene salta alegre, ella me sonríe, hace una pausa a su baile erótico me señala con el índice y después mueve su dedo en un además de invitación, me la quedo viendo y pienso: "ella es la sorpresa de Irma".
Camino hacia ella, esquivando espectros bailarines, la brujita no aparta de sus ojos de mi, quizá sea tiempo de olvidar el desastre entre las piernas de otra mujer, quizá si bebo el elixir de sus fluidos se acaben mis penas. Me encuentro en el epicentro rítmico de la pista de baile, justo en el centro, me rozan culos y cuerpos, estoy por llegar a ella.
A unos cuantos pasos de la brujita, una sensación en mi pecho me detiene. Un guante de látex con las puntas de los dedos como garras se aferran a mi, sigo el brazo cubierto de látex hasta toparme con una sonrisa traviesa y hermosa resguardando su identidad con una máscara de látex llena de costuras.
—¿A dónde va Señor Calavera? —dice acercándose a mi oído, dejando su voz de terciopelo, miel del infierno que provoca un dolor en mi entrepierna por la erección, me llega el olor de su perfume, de sus labios llega el aroma de la pócima alcoholica. Valor líquido.
—Iba a buscar un hechizo... Pero ya no importa —contesto... O contesta el alcohol y la hierba.
Volteo en redondo, para verla, vaya mujer, un hermoso rostro cubierto con una máscara de gatúbela, un cuerpo espectacular enfundado en apretado látex, todo cubierto de falsas costuras como la película de batman (la de los ochentas). La cintura pequeña, la curva de sus caderas se marca bien sin exagerar, sus piernas largas, muy largas terminan en unas botas con tacón de aguja, sus pechos son grandes, firmes, el disfraz hace que se noten más, lleva en los labios un rojo intenso; el disfraz es muy apretado, deja poco a la imaginación, tiene al frente una cremallera semi abierta que comienza en el cuello (pero por sus tetas esta abierto como escote) y termina hasta la pelvis.
(...)
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