Recibí una llamada de mi hermana, solicitándome que la ayudara de manera urgente. Por el ruido de música y personas, estaba en un bar.
- Ven rápido, que tengo una amiga que se pasó de tragos y estoy rodeada de buitres. Estamos solas y no se que hacer!
Llegué al establecimiento y la vi con una chica que estaba completamente desmayada en la mesa.
- Se sentía sola porque su esposo lleva 2 meses viajando y tal vez se demore otros tantos más. Iniciamos tomando suave, pero ella recibió todos los tragos que estos aprovechados le iban pasando. Sonrisas y tequila aceptó hasta quedar así como la ves...
De repente supe que yo era el buitre mayor y que los demás habían quedado sin alas. Mi verga se llenó de lujuria y morbo. Tenía que jugar bien las cartas con mi hermana, para llevar a cabo mi plan.
- Vamos, te ayudo a llevarla al automóvil. La llevamos a su casa y la dejamos durmiendo.
Cuando la estaba sentando en el vehículo, pude ver un sostén que me sonreía desde ahí abajo, invitándome a meter mi nariz en esas teticas con olor a paraíso. Definitivamente este leopardo tenía una gacela en la mira, y esperaría paciente por ese cuerpo.
Llegamos a su casa, la dejamos en la cama y mi hermana se quedó con ella cambiándola de ropa y poniéndola más cómoda.
Mientras tanto me aseguré que una de las ventanas quedara un poco abierta...
Un poco más tarde dejaba a mi hermana en nuestra casa.
- No vienes? a donde vas?
- Unos amigos me escribieron, quieren que les llegue al bar donde están.
La ventana seguía abierta. Me introduje a la casa furtivamente. Mi corazón palpitaba por lo que estaba haciendo, pero mi amiguito también palpitaba por lo que iba a hacer. Subí a su alcoba despacio, abrí la puerta y la vi durmiendo profundamente. Con cuidado la sacudí un poco. Si despertaba tendría que inventar rápido una excusa. No dio signos de vida. La sacudí de nuevo... nada. Sacudí mi verga entonces, completamente excitado.
Mi hermana la había desvestido y le había puesto una pijama corta. Con cuidado quité completamente la cobija y me llegó su perfume que me volvió loco de ansiedad. Con cuidado le quité la camisilla, y vi con alegría dos tetas perfectas que me miraban atrevidas a través de sus oscuros pezones.
Primera foto.
Quité el pantaloncito, abrí sus piernas y jugué un rato con su clítoris. En medio de su inconciencia soltaba pequeños gemidos que me excitaban cada vez más. Quería meter mi verga en esa cavernita hermosa, pero no lo haría... por ahora.
Segunda foto. Vagina mojada al extremo. Toma cercana sin perder de vista el tatuaje de estrellas en su pubis rasurado.
Me arriesgué y la volteé. Alzó la cabeza y mi corazón se detuvo, así como mi respiración. Gruño algo y cayó de nuevo inconsciente. Soltó un pequeño pedo escandaloso. No podía contener mi risa; ese era el precio por ver un culo redondito.
Abrí esa maravilla lentamente hasta ver ese asterisco en todo su esplendor.
Tercera foto. Culo abierto y penetrable. Toma cercana sin perder de vista formación triangular de lunares en la espalda baja.
La puse de nuevo de espalda y comencé a masturbarme violentamente mientras mis dedos atacaban de nuevo su clítoris y ella movía las piernas y alzaba al cadera al ritmo de mi música. Ya casi me venía...
Cuarta foto. Pene rosado a punto de entrar a una boca que lo anhela, mientras una mano masajea delicadamente unas tetas increíbles.
Ultima foto. Semen en abundancia sobre tetas con pezones erectos, ojos en blanco y boca abierta.
Misión cumplida. La limpié, la arropé y salí con una sonrisa de chantaje.
---
Días más tarde volví a la casa. Ella me abrió con sorpresa.
- Hola, qué haces acá? Pasó algo con tu hermana?
- No, mi hermana está perfectamente. Vengo para que me hagas un pequeño favor. Estoy como necesitado de sexo y pensé que tal vez tu pudieras...
Una sonrisa cruzó por su cara mientras su ojos me miraban inquisidores
- De qué hablas? Es un chiste de tu hermana no? Ya verá cuando me la encuentre...
- Pues no hay tal, yo sólo quiero chuparte esos ricos pezones y meterte mi pedazo de carne ahí cerquita a tus estrellas
- Qué estás diciendo idiota? Sus ojos pasaron de al desconfianza a la rabia.
Saqué un sobre con las fotografías impresas. Las tomó y ahora sus ojos estaban llenos de miedo.
- Juro que quería violarte ahí mismo, quería llenar tus huecos con mi verga, pero prefiero hacerlo cuando estés despierta para escuchar tus gritos de placer, y que me mires cuando te la estés tragando hasta llenarte esa boquita con mi leche.
- Qué clase de porquería eres! Qué me hiciste? Rompió a llorar...
- Vi mi oportunidad y la tomé. Sé que andas ganosita y como tu esposo se demora, te ofrezco mis manos, mi boca y este chiquitín que está ansioso por jugar a las escondidas. Si quieres me voy, pero tu facebook se llenará de fotografías y tu oficina se empapelará de impresiones. Te puedo dañar la vida completamente, y a cambio sólo pido el mejor cuerpo que he visto; una esclava sexual para esta noche de soledad.
Se me quedó mirando con una rabia contenida, sus ojos pararon en mi mástil, luego miró al suelo y después de sollozar un rato fue hacia la puerta, atrancándola.
- Apúrate imbécil, que sea rápido y luego borrarás toda la evidencia. Sólo esta vez y nos olvidamos de esto. Bájate esos pantalones.
- No. Yo mando hoy. Vamos a la alcoba que el show es bastante largo, pero te va a gustar...
Caminó despacio y cabizbaja, como reo al cadalso, mientras el verdugo salivaba al ver ese culo moverse bajo el vestido.
Llegamos al cuarto y se quedó de pie frente a la cama. Le quité el vestido y la ropa interior y froté mi verga en su colito cerrado con fuerza.
- Que putica más deliciosa voy a tener hoy -. Ella gimió de frustración.
Me acosté en la cama y le dije que se acostara encima mio, mirando hacia arriba.
Mis manos eran dos niños exploradores en su primera expedición.
Le sobé las tetas con fuerza. ella gritó pero al mismo tiempo echó la cabeza hacia atrás y pude sentir que le empezaba a gustar.
Mis dedos tiraron con fuerza los pezones, que estaban muy erectos.
- Me haces daño! con cuidado!
- Así es como quieren tus tetas ser tocadas, mamacita.
Seguí manoseando y tirando un buen rato. ella seguía mi ritmo con su culo, frotando mi verga que gritaba por acción.
- Así que ya no estás bravita mi amor! ya nos entendemos...
Mi mano bajó para buscar clítoris y se encontró con una caverna húmeda. Hurgué entre ese pantano delicioso hasta encontrar mi objetivo.
Ella suspiró hondamente cuando comencé a juguetear. Cerraba y abría las piernas al compás de mis dedos. Hubo un momento en que se quedó quieta y contuvo la respiración. Estaba por terminar, pero aún no era tiempo.
La levanté un poco y con mi verga en mano busqué la entrada al paraíso. Ella abrió la piernas y mi miembro entró sin anunciarse.
Sin decir nada, ella se volteó y me besó profundamente.
- Maldita sea la hora, tu verga está muy deliciosa!
Se volteó de repente y bajó hasta mi verga, comenzando a chuparla con ansias.
Le tomé el pelo, lo tiré hacia abajo y sentí como la campanilla de su garganta daba sus mejores repiques.
Ella se saco mi verga rápidamente y boqueó como queriendo vomitar, pero no pasó a mayores. Sonrió mirando la verga.
Me chupó los huevos tan fuerte que me dolió como el demonio. Luego con su lengua subió hasta mi glande.
- Mi marido me trata como una princesa, espero que sigas así tratándome como puta.
Obediente, le volví a tirar el cabello y violentamente la consagré como garganta profunda, y de las mejores.
Así estuvimos luchando varios minutos hasta que mi leche bajó rauda por su garganta abajo.
Nos quedamos tendidos exhaustos, recuperándonos, mientras ella me masajeaba lentamente mi pene cansado.
- Estuvo delicioso. no me gustan tus amenazas, pero todo tú me gusta mucho. Necesitaba este momento de libertad...
- Momento de libertad? pero si falta el otro round mi amor!
La acomodé para cabalgar y su mano metió mi verga en su coño florecido.
Sus tetas iniciaron el baile vertical; no dudé en seguir masajeándolas.
Terminó de cabalgar y cayó rendida en mi pecho. La abracé con fuerza y bombeé duro, sintiéndola gritar de dolor y excitación.
Me.. duele.. pero.. que.. rico.. dale!... dale!...
Eso me excitó muchísimo y saqué la verga. La empujé hacia un lado, me paré y con brutalidad la puse en cuatro. La vista fue magnífica: un culo redondo y enorme, una espalda arqueada y un cabello desordenado que sólo dejaba ver una boca abierta y llena de lujuria.
Casi no encuentro el coñito por la ansiedad. Empujé tanto como pude y la espalda se contrajo mientras las manos apretaban la sábana de la cama.
Cogí la cintura como poseso y mi mano fue un látigo enrojeciendo esas dos nalgas obedientes.
Por el culo idiota! Ya! Por el culo! Aaaaaaaah!!
No esperé a que terminara de decirlo, ya había metido mi verga por ahí. Estaba apretadísimo y duro, supe que era virgen y la metí toda.
Ahí comenzó el rodeo. Mis riendas eran su cabello. La potranca saltó y rugió. Sus manos me buscaron para arañar pero en cambio las cogí y apreté hacía mí. H
asta mis queridas bolitas llegó su culo apretado pero agradecido.
Duramos un rato más en el rodeo, sintiendo la ovación sincera de los cuadros, las sillas y el espejo que nos miraba con lujuria.
Antes de descabalgar, bombeé dentro de ese rico agujero mi leche. Alcancé a sacarla a tiempo para que mi última descarga rodaba colina abajo por su espalda hasta bañar su cabello y cuello.
- Lo mejor que me ha pasado, le dije, cansado y feliz.
- Pues recuérdalo, porque esto no se vuelve a repetir.
- Ya veremos, preciosa. Y no creo que sea yo el que propone otro encuentro entre nosotros
Ella me lanzó una mirada agresiva, pero no dijo nada más... el que calla, otorga.
- Ven rápido, que tengo una amiga que se pasó de tragos y estoy rodeada de buitres. Estamos solas y no se que hacer!
Llegué al establecimiento y la vi con una chica que estaba completamente desmayada en la mesa.
- Se sentía sola porque su esposo lleva 2 meses viajando y tal vez se demore otros tantos más. Iniciamos tomando suave, pero ella recibió todos los tragos que estos aprovechados le iban pasando. Sonrisas y tequila aceptó hasta quedar así como la ves...
De repente supe que yo era el buitre mayor y que los demás habían quedado sin alas. Mi verga se llenó de lujuria y morbo. Tenía que jugar bien las cartas con mi hermana, para llevar a cabo mi plan.
- Vamos, te ayudo a llevarla al automóvil. La llevamos a su casa y la dejamos durmiendo.
Cuando la estaba sentando en el vehículo, pude ver un sostén que me sonreía desde ahí abajo, invitándome a meter mi nariz en esas teticas con olor a paraíso. Definitivamente este leopardo tenía una gacela en la mira, y esperaría paciente por ese cuerpo.
Llegamos a su casa, la dejamos en la cama y mi hermana se quedó con ella cambiándola de ropa y poniéndola más cómoda.
Mientras tanto me aseguré que una de las ventanas quedara un poco abierta...
Un poco más tarde dejaba a mi hermana en nuestra casa.
- No vienes? a donde vas?
- Unos amigos me escribieron, quieren que les llegue al bar donde están.
La ventana seguía abierta. Me introduje a la casa furtivamente. Mi corazón palpitaba por lo que estaba haciendo, pero mi amiguito también palpitaba por lo que iba a hacer. Subí a su alcoba despacio, abrí la puerta y la vi durmiendo profundamente. Con cuidado la sacudí un poco. Si despertaba tendría que inventar rápido una excusa. No dio signos de vida. La sacudí de nuevo... nada. Sacudí mi verga entonces, completamente excitado.
Mi hermana la había desvestido y le había puesto una pijama corta. Con cuidado quité completamente la cobija y me llegó su perfume que me volvió loco de ansiedad. Con cuidado le quité la camisilla, y vi con alegría dos tetas perfectas que me miraban atrevidas a través de sus oscuros pezones.
Primera foto.
Quité el pantaloncito, abrí sus piernas y jugué un rato con su clítoris. En medio de su inconciencia soltaba pequeños gemidos que me excitaban cada vez más. Quería meter mi verga en esa cavernita hermosa, pero no lo haría... por ahora.
Segunda foto. Vagina mojada al extremo. Toma cercana sin perder de vista el tatuaje de estrellas en su pubis rasurado.
Me arriesgué y la volteé. Alzó la cabeza y mi corazón se detuvo, así como mi respiración. Gruño algo y cayó de nuevo inconsciente. Soltó un pequeño pedo escandaloso. No podía contener mi risa; ese era el precio por ver un culo redondito.
Abrí esa maravilla lentamente hasta ver ese asterisco en todo su esplendor.
Tercera foto. Culo abierto y penetrable. Toma cercana sin perder de vista formación triangular de lunares en la espalda baja.
La puse de nuevo de espalda y comencé a masturbarme violentamente mientras mis dedos atacaban de nuevo su clítoris y ella movía las piernas y alzaba al cadera al ritmo de mi música. Ya casi me venía...
Cuarta foto. Pene rosado a punto de entrar a una boca que lo anhela, mientras una mano masajea delicadamente unas tetas increíbles.
Ultima foto. Semen en abundancia sobre tetas con pezones erectos, ojos en blanco y boca abierta.
Misión cumplida. La limpié, la arropé y salí con una sonrisa de chantaje.
---
Días más tarde volví a la casa. Ella me abrió con sorpresa.
- Hola, qué haces acá? Pasó algo con tu hermana?
- No, mi hermana está perfectamente. Vengo para que me hagas un pequeño favor. Estoy como necesitado de sexo y pensé que tal vez tu pudieras...
Una sonrisa cruzó por su cara mientras su ojos me miraban inquisidores
- De qué hablas? Es un chiste de tu hermana no? Ya verá cuando me la encuentre...
- Pues no hay tal, yo sólo quiero chuparte esos ricos pezones y meterte mi pedazo de carne ahí cerquita a tus estrellas
- Qué estás diciendo idiota? Sus ojos pasaron de al desconfianza a la rabia.
Saqué un sobre con las fotografías impresas. Las tomó y ahora sus ojos estaban llenos de miedo.
- Juro que quería violarte ahí mismo, quería llenar tus huecos con mi verga, pero prefiero hacerlo cuando estés despierta para escuchar tus gritos de placer, y que me mires cuando te la estés tragando hasta llenarte esa boquita con mi leche.
- Qué clase de porquería eres! Qué me hiciste? Rompió a llorar...
- Vi mi oportunidad y la tomé. Sé que andas ganosita y como tu esposo se demora, te ofrezco mis manos, mi boca y este chiquitín que está ansioso por jugar a las escondidas. Si quieres me voy, pero tu facebook se llenará de fotografías y tu oficina se empapelará de impresiones. Te puedo dañar la vida completamente, y a cambio sólo pido el mejor cuerpo que he visto; una esclava sexual para esta noche de soledad.
Se me quedó mirando con una rabia contenida, sus ojos pararon en mi mástil, luego miró al suelo y después de sollozar un rato fue hacia la puerta, atrancándola.
- Apúrate imbécil, que sea rápido y luego borrarás toda la evidencia. Sólo esta vez y nos olvidamos de esto. Bájate esos pantalones.
- No. Yo mando hoy. Vamos a la alcoba que el show es bastante largo, pero te va a gustar...
Caminó despacio y cabizbaja, como reo al cadalso, mientras el verdugo salivaba al ver ese culo moverse bajo el vestido.
Llegamos al cuarto y se quedó de pie frente a la cama. Le quité el vestido y la ropa interior y froté mi verga en su colito cerrado con fuerza.
- Que putica más deliciosa voy a tener hoy -. Ella gimió de frustración.
Me acosté en la cama y le dije que se acostara encima mio, mirando hacia arriba.
Mis manos eran dos niños exploradores en su primera expedición.
Le sobé las tetas con fuerza. ella gritó pero al mismo tiempo echó la cabeza hacia atrás y pude sentir que le empezaba a gustar.
Mis dedos tiraron con fuerza los pezones, que estaban muy erectos.
- Me haces daño! con cuidado!
- Así es como quieren tus tetas ser tocadas, mamacita.
Seguí manoseando y tirando un buen rato. ella seguía mi ritmo con su culo, frotando mi verga que gritaba por acción.
- Así que ya no estás bravita mi amor! ya nos entendemos...
Mi mano bajó para buscar clítoris y se encontró con una caverna húmeda. Hurgué entre ese pantano delicioso hasta encontrar mi objetivo.
Ella suspiró hondamente cuando comencé a juguetear. Cerraba y abría las piernas al compás de mis dedos. Hubo un momento en que se quedó quieta y contuvo la respiración. Estaba por terminar, pero aún no era tiempo.
La levanté un poco y con mi verga en mano busqué la entrada al paraíso. Ella abrió la piernas y mi miembro entró sin anunciarse.
Sin decir nada, ella se volteó y me besó profundamente.
- Maldita sea la hora, tu verga está muy deliciosa!
Se volteó de repente y bajó hasta mi verga, comenzando a chuparla con ansias.
Le tomé el pelo, lo tiré hacia abajo y sentí como la campanilla de su garganta daba sus mejores repiques.
Ella se saco mi verga rápidamente y boqueó como queriendo vomitar, pero no pasó a mayores. Sonrió mirando la verga.
Me chupó los huevos tan fuerte que me dolió como el demonio. Luego con su lengua subió hasta mi glande.
- Mi marido me trata como una princesa, espero que sigas así tratándome como puta.
Obediente, le volví a tirar el cabello y violentamente la consagré como garganta profunda, y de las mejores.
Así estuvimos luchando varios minutos hasta que mi leche bajó rauda por su garganta abajo.
Nos quedamos tendidos exhaustos, recuperándonos, mientras ella me masajeaba lentamente mi pene cansado.
- Estuvo delicioso. no me gustan tus amenazas, pero todo tú me gusta mucho. Necesitaba este momento de libertad...
- Momento de libertad? pero si falta el otro round mi amor!
La acomodé para cabalgar y su mano metió mi verga en su coño florecido.
Sus tetas iniciaron el baile vertical; no dudé en seguir masajeándolas.
Terminó de cabalgar y cayó rendida en mi pecho. La abracé con fuerza y bombeé duro, sintiéndola gritar de dolor y excitación.
Me.. duele.. pero.. que.. rico.. dale!... dale!...
Eso me excitó muchísimo y saqué la verga. La empujé hacia un lado, me paré y con brutalidad la puse en cuatro. La vista fue magnífica: un culo redondo y enorme, una espalda arqueada y un cabello desordenado que sólo dejaba ver una boca abierta y llena de lujuria.
Casi no encuentro el coñito por la ansiedad. Empujé tanto como pude y la espalda se contrajo mientras las manos apretaban la sábana de la cama.
Cogí la cintura como poseso y mi mano fue un látigo enrojeciendo esas dos nalgas obedientes.
Por el culo idiota! Ya! Por el culo! Aaaaaaaah!!
No esperé a que terminara de decirlo, ya había metido mi verga por ahí. Estaba apretadísimo y duro, supe que era virgen y la metí toda.
Ahí comenzó el rodeo. Mis riendas eran su cabello. La potranca saltó y rugió. Sus manos me buscaron para arañar pero en cambio las cogí y apreté hacía mí. H
asta mis queridas bolitas llegó su culo apretado pero agradecido.
Duramos un rato más en el rodeo, sintiendo la ovación sincera de los cuadros, las sillas y el espejo que nos miraba con lujuria.
Antes de descabalgar, bombeé dentro de ese rico agujero mi leche. Alcancé a sacarla a tiempo para que mi última descarga rodaba colina abajo por su espalda hasta bañar su cabello y cuello.
- Lo mejor que me ha pasado, le dije, cansado y feliz.
- Pues recuérdalo, porque esto no se vuelve a repetir.
- Ya veremos, preciosa. Y no creo que sea yo el que propone otro encuentro entre nosotros
Ella me lanzó una mirada agresiva, pero no dijo nada más... el que calla, otorga.
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