La semana se hacía eterna. En el colegio parecía un zombie y no veía la hora de volver a casa para ampliar la lista que me había pedido la profesora. Llevaba dos carillas entre palabras sueltas y frases inconexas pero no podía dejar de pensar en nuevas opciones, buscando adjetivos y verbos que fueran de utilidad.
- Germán, bajá a comer – repetía cada noche mi madre y terminaba cenando la comida helada.
El sábado anterior aquella mujer había logrado lo que ninguna otra, dejándome con una calentura imposible de superar. Mi mente y mi sexo ardían como una flama.
Tenía que serenarme o no lograría llegar al fin de semana. No podía demostrarle abiertamente a esa señora lo candente que estaba mi espíritu, pensaba.
Por suerte el sábado llegó. En cuerpo y alma, si es que algo de ambos quedaba, me presenté puntual a la cita. Entreabrió la puerta con una sonrisa y pasé, caminando delante de ella hacia el estudio.
Enorme fue mi sorpresa cuando al girar la vi. Vestía solamente un babydoll decididamente transparente que dejaba translucir su cuerpo desnudo. Sus tetas se ajustaban a la perfección y se acentuaba la redondez y firmeza de sus nalgas.
- Disculpame, tendría que haberte avisado – dijo mirando mi absurda cara de tonto. – Es que para iniciar esta etapa del aprendizaje es necesario vestir de la manera apropiada.
Probablemente mi cara de estúpido hizo que se apiadara de mí. Me tomó de la mano y entramos al estudio mientras me decía.
- No estés nervioso, es muy importante no perder la calma en esta etapa del estudio.
Todo me parecía diferente, incluso se percibía un aroma distinto. Dejé mi mochila sobre la mesa mientras la escuchaba decirme:
- Ponete cómodo
Probablemente para mí, la comodidad por esos días era un concepto menos audaz. No lo dudó y fue más directa.
- No me entendiste. Ponete cómodo significa… desnudate.
Bajo el imperio de sus palabras y el hipnotismo de su cuerpo, me saqué la ropa como un autómata quedando solo en calzoncillos.
- No es necesario apresurarse para esto. Todo debe hacerse con criterio. A veces lenta y delicadamente, otras casi con brutalidad… - dijo mirando ostensiblemente mi entrepierna sin disimulo.
- Imagino que trajiste la tarea que te pedí
Me senté y ansiosamente hundí mis manos en la mochila buscando las hojas. Le entregué mis notas no pudiendo evitar mirar sus pezones insinuándose detrás de aquella transparencia y sentir un intenso calor en mis genitales.
- Ah... muy bien… veo que estuviste muy activo. Por cierto, tu madre llamó feliz por verte tan apasionado por el inglés. Dice que te pasas horas sin salir de tu habitación estudiando.
Sonreí y ella respondió a mi sonrisa con otra mientras observaba mis notas.
- Bien… hay mucho por aprender por lo que veo, pero todo a su tiempo. En esta segunda etapa de las “clases especiales” vamos a estudiar la aplicación de algunos verbos, si es posible incorporaremos algunos adjetivos calificativos y repasaremos palabras de la clase pasada. En particular haremos mucho hincapié en los verbos que tienen importancia práctica. – dijo acercándose y sentándose a mi lado.
No pude evitar mirar instintivamente hacia abajo. Mi mirada se posó en su entrepierna. Se transparentaba su vello pubiano y sus muslos firmes. De su cuerpo emanaba un perfume profundo y seductor.
- Primero vamos a repasar algunas palabras, pero antes aclaremos que como en la clase pasada también hay reglas a seguir. Si antes fue elegir entre nombrar solamente o nombrar y ver, hoy será entre ver solamente o ver y tocar… aunque creo que no tengo que preguntarte que elegís, no? – dijo mirando esta vez ella mi entrepierna.
- Claro que no… - dije y ella acercó un poco más su silla hacia la mía, para luego tomar mis notas y agregar:
- A ver que tenemos… bien…repasemos… lips… mouth…tongue…
Su voz sonaba en mis oídos casi aterciopelada. Modulaba cada palabra con una dulzura que semejaba el susurro del mar golpeando sobre la arena. Su voz era un acicate en mí pija que comenzó a inflamarse.
- Throat…
Alcancé a escuchar o creí escuchar cuando su mano cálida tocó la tela que cubría mis genitales. Con una suave caricia recorrió mi verga. Sus dedos eran como plumas rozando mi miembro. Los músculos de mi abdomen se tensaron.
- Touch… tighten… no te molesta, verdad?
- No… - alcancé a decir en un gemido.
Sus dedos levantaron lentamente la tela y su mano se fue introduciendo hasta tocar mi pija. Con sus dedos la recorrió de arriba abajo hasta detenerse en su cabeza humedecida rodeándola rítmicamente.
- Es parte de la clase, sabés? Muy bien… vamos bien…
Su mano apretó mi tronco endurecido y lentamente bajó hasta alcanzar mis testículos acariciándolos. La palma de su mano era un delirio para mis sentidos.
- Cock… You have a big cock, pupil… very good – dijo apartando su mano, pero su voz seguía acicateando mi cerebro.
- Ahora para seguir con la clase e incorporar nuevas palabras voy a tener que pedirte que te desnudes por completo.
Me levanté enrojecido y sudoroso por la excitación. Bajé mi calzoncillo y mi pija dura como un hierro quedó frente a sus ojos.
- Oh… my god… it`s really big! Creo que nos merecemos un descanso. – dijo y levantándose se dirigió a la cocina a buscar una jarra de agua.
La vi alejarse envuelta en aquellas transparencias que acentuaban sus curvas. No sé cuánto tiempo pasó. Había perdido la noción del tiempo, pero al notar nuevamente su presencia todavía estaba parado frente a la mesa del estudio y mi verga empezaba a perder su rigidez.
Se sentó invitándome a beber y me pidió que luego me pusiera bajo la mesa justo frente a ella.
Sediento, tragué aquel vaso con desesperación y cinco segundos fueron suficientes para hacer lo que me pedía.
Delante de mis ojos sus piernas firmes y al fondo, en la penumbra, su entrepierna guardando sus tesoros.
Su voz me sacó de aquel trance endulzando nuevamente mis oídos.
- Es importante ser todo un caballero en este momento. Comportarse como tal es no perder la calma, hacer todo con la suavidad que el momento amerita y sobre todo aumentar lentamente el deseo de quien te acompaña.
Sentía la ansiedad que provocaba ese momento recorrer todo mi cuerpo. Un cosquilleo interior que incrementaba el deseo de ver nuevamente la maravilla que escondía su entrepierna se apoderaba de mí.
- Touch me… open my legs…
Apoyé mis manos en la dureza de sus muslos. Los acaricié suavemente y fui abriendo sus piernas lentamente. El perfume de su piel se impregnó en mis manos.
No oponía ninguna resistencia. Sus piernas se fueron abriendo ante mis ojos dejando una vez más al descubierto su hermosa concha.
- You like my pussy? – dijo cariñosamente.
- Yes, teacher… yes… - falfullé.
Los labios de su vulva caían hacia los lados de su concha como alas de mariposa, enormes y carnosos. Como un fruto de mar, una valva marina que me hacía arder de deseo.
- Touch me cunt… open my pussy…
Acerqué mis manos y con la punta de mis dedos fui separando aquellas alas. Estaba absolutamente mojada y su flujo humedeció mis dedos.
- Softly… please…
Era todo un espectáculo para mis ojos y mis sentidos. Aquel líquido brillante y viscoso desprendió un aroma arrollador que penetró en mis fosas nasales exacerbando mis ansias. Su concha completamente abierta se desplegó en plenitud.
Brillante y húmeda, dejaba ver el hueco de su vagina rosada y por encima su clítoris lustroso.
- Touch me clit … - susurró.
La yema de mis dedos se fue posando sobre él, uno a uno. Mi tacto sentía como, ante cada roce, no dejaba de crecer como el capullo de una flor en primavera.
- Keep… I like…
Escuchaba sus jadeos pero estaba tan absorto en mi tarea que no percibía el roce de sus pies en mis genitales. Los dedos de sus pies acariciaban mis bolas sudadas.
- I like… I like… touch me…
Con movimientos circulares rodeaba su clítoris inflamado como una pequeña verga. Un profundo suspiro de placer salió de mi boca cuando sus pies abrazaron mi pija con firmeza. Estaba tan dura y excitada como su clítoris.
Lo tomé entre mis dedos y lo estiré. Ella gimió de deleite y apretó aún más mi verga entre sus pies.
La excitación dentro mío se hacía insoportable. Sentía mis huevos calientes y unos brutales deseos de eyacular empezaron a recorrer mi pija ante cada masaje de su piel suave.
Los jadeos de ambos fueron en aumento. No sé si me escuchó decirle:
- Please… teacher… please…
Continuó oprimiendo mi verga hasta hacerla estallar. No pude contenerme y un enorme chorro de semen cayó sobre sus pantorrillas. No se detuvo hasta vaciarme. Sus pies pegajosos por mis fluidos siguieron acariciando mi verga un rato más.
Agotado, apoyé mi cara en una de sus piernas. Ambos sudábamos. Sentí su mano sobre mi cabeza, acariciándola.
- Era inevitable… no te preocupés… - dijo dulcemente dejándome descansar sobre su muslo mirando la belleza de su concha y respirando su embriagador perfume.
- Quiero que esta semana descansés muy bien… es muy importante estar con energías para la próxima clase…
Unos minutos después me despedía con un beso en la mejilla entregándome un par de hojas que debía leer y estudiar para el sábado siguiente.
Salí a la calle, el sol del mediodía caía a plomo sobre el cemento y una enorme sonrisa se dibujaba en mi cara.
CONTINUARÁ…
2 comentarios - El precio de aprender - Parte II