"Todo queda en el plano de las fantasías... Nunca pasamos de eso"
Sisi. Pero, ¿te imaginás? Tu pareja te venda, te ata las muñecas detrás de la espalda, te besa y te acuesta, te acaricia desde los muslos recorriéndote la espalda, la nuca, el cuello, los labios y dejás de sentir su caricia.
Escuchás que se aleja, se va de la habitación, habla con alguien algo que no entendés. Vuelve y reanuda las caricias, solo que notás que es distinta la aspereza, es distinto el calor, el movimiento. Llega a tu nuca y tira suavemente de tu pelo poniéndote a tono para lo que se viene.
Vuelve a tus nalgas, te acaricia, te calentás, las aprieta, las abre, juega. Querés más y lo pedís: sacame todo.
Ininmutable, sin abrir la boca, toma una gangball y te la coloca para que no puedas inferir palabra, a su vez, te da un chirlo que te pone los pelos de punta. No esperabas que te gustara que te golpearan de esa manera caliente e indolora.
Te baja lentamente la tanga violeta hasta las rodillas y de ahí en adelante la saca de un tirón, bruscamente, en dos segundos. Separás las piernas y lo esperas ansiosa. Te come con un hambre y desesperación que te hacen ver las estrellas.
Gemís y gemís y gemís y gemís. Querés pedirle que no pare pero la gangbang te lo impide.
No te preocupes, él no para, te lleva hasta lo más alto que pudieras llegar y acabás en su boca. Rendida. Te deja con las patitas temblando.- y eso que a vos ni te gusta tanto que estén ahí abajo-. Pero hoy es distinto.
Quizás porque no ves, quizás porque no podés hablar.
O quizás porque realmente sabes que ese no es tu hombre y eso te calienta hasta la médula.
¿Querés más? 😉
Sisi. Pero, ¿te imaginás? Tu pareja te venda, te ata las muñecas detrás de la espalda, te besa y te acuesta, te acaricia desde los muslos recorriéndote la espalda, la nuca, el cuello, los labios y dejás de sentir su caricia.
Escuchás que se aleja, se va de la habitación, habla con alguien algo que no entendés. Vuelve y reanuda las caricias, solo que notás que es distinta la aspereza, es distinto el calor, el movimiento. Llega a tu nuca y tira suavemente de tu pelo poniéndote a tono para lo que se viene.
Vuelve a tus nalgas, te acaricia, te calentás, las aprieta, las abre, juega. Querés más y lo pedís: sacame todo.
Ininmutable, sin abrir la boca, toma una gangball y te la coloca para que no puedas inferir palabra, a su vez, te da un chirlo que te pone los pelos de punta. No esperabas que te gustara que te golpearan de esa manera caliente e indolora.
Te baja lentamente la tanga violeta hasta las rodillas y de ahí en adelante la saca de un tirón, bruscamente, en dos segundos. Separás las piernas y lo esperas ansiosa. Te come con un hambre y desesperación que te hacen ver las estrellas.
Gemís y gemís y gemís y gemís. Querés pedirle que no pare pero la gangbang te lo impide.
No te preocupes, él no para, te lleva hasta lo más alto que pudieras llegar y acabás en su boca. Rendida. Te deja con las patitas temblando.- y eso que a vos ni te gusta tanto que estén ahí abajo-. Pero hoy es distinto.
Quizás porque no ves, quizás porque no podés hablar.
O quizás porque realmente sabes que ese no es tu hombre y eso te calienta hasta la médula.
¿Querés más? 😉
1 comentarios - Fantasía con Lomorocha