-¡Ohhhh, tus pezones se erectaron! Parece que te gusta lo que te hago, putita.
Siguió estimulando mi clítoris, yo miraba a las otras chicas a mi alrededor. Me cubrí los ojos. Una me quito las manos.
-Quiero que mires como ella te pasa el dedito por la zorrita.
La dorada se acercó a mi vagina, sin dejar de abrirla, le paso la nariz.
-Huele a que quieres ser follada.
-¿Por qué no la mojamos un poco antes? Dijo una chica de voz chillona y su cara llena de pecas.
-Mhh…Podría ser una buena idea, quizás hasta la puta es virgen ¿Eres virgen, puta?
- ¡Por favor, mírale la cara y esas tetas tan grandes! ¿De verdad crees que no se lo han metido antes? Hablo la pelirroja.
- ¿Eres virgen, puta?
- No. Suspire.
- ¿Cómo dices? Habla más fuerte.
- No. Intente hablar más alto.
-¡Maldición, esta puta me pone de los nervios! Dilo fuerte y con orgullo ¿Te lo metieron ya?
-Sí, ya lo hicieron. Grité.
- ¡Muy bien!
Una chica se le acercó al oído a la dorada, y ella sonrió maliciosamente.
-¡Tú no te bajes! Me miro con malicia.
La pelirroja se paró frente a las otras.
-¡Bueno llego la hora de lamer! Es fundamental que conozcan a sus hermanas, no solo de manera superficial, a las nuevas y nosotras las antiguas debemos crear lazos. Nos veremos seguido, las duchas son grupales. Más de una vez nos veremos todas desnudas, y sobre todo debemos crear una unión inquebrantable. Las quiero a todas en 4.
- ¡Baja, novata! Me sonrió la dorada.
La pelirroja me miro, y me detuvo agarrando mi brazo.
- ¡Esta preciosa chica de aquí, será la primera que comenzará con el juego!
-Ahora, puta fácil debes lamer cada uno de los coños de las novatas.
- ¿Qué debo hacer qué?
- No sé porque estoy empezando a creer que cuando pequeña tus padres te botaron por accidente, y te diste fuerte en la cabeza. ¿No entiendes lo que es una orden? Vas a lamer muchas “Pussy”.
La pelirroja me tomo del brazo, y me tiro al suelo muy cerca de los traseros al aire de mis futuras hermanas.
-Te acuestas puta, y pones tu maldita cabeza debajo de las vaginas de ellas.
Me acosté como me indicaron, metí mi cabeza entre las piernas de una de ellas. Y me quede mirando.
La dorada se acercó y me dijo:
- ¡Saca la maldita lengua!
La saqué y de un golpe bajo la pelvis de la chica a mi cara. Sentí todo su sexo en mi lengua, y boca. Me quede con la vagina de ella en mi cara.
-Ahora lames, chupas, metes dedos ¡Haz una puta cosa, zorra!
La levanté un poco y tímidamente pasé mi lengua por su vagina, era gorda y olía bien al menos. Estaba repleta de pliegues. La dorada se acercó y le abrió la vagina mostrando a las demás como yo pasaba mi lengua.
Le pregunto a la chica a la cual se la lamía ¿Cómo yo lo hacía? Y esta dijo: ¡Bien!
Yo seguí chupando con un poco de asco y confusión.
-Debes amar la vagina de tu compañera, debes amarla. Mete un dedo en esa zorrita. No te das cuenta que la chica ni siquiera se retuerce de placer. Queremos ver tu boca empapada de jugos.
Pose uno de mis dedos en su vagina, moví un poco.
-Esta chica no sabe nada ¡Observa! Solo una vez te lo voy a explicar, sino te masturbaremos todas las chicas acá hasta que aprendas como se hace. Chillo la dorada.
Ella puso su dedo en la vagina de la chica, comenzó a masturbarla, y el trasero de esta comenzó a menearse un poco descontrolado.
- ¡Victoria! Tenemos una puta retorciéndose. Grito la dorada a la audiencia.
Todas aplaudieron dando brinquitos.
-¡Eres una experta! Dijo la pelirroja.
-Ahora, tu, puta fácil. ¡Por favor, hazlo bien de una maldita vez!
Nuevamente acerqué mi dedo al sexo de la chica e imité el movimiento que doraba había hecho, la chica poco a poco comenzó a menearse violento.
-Ahora sin dejar de masturbarla, mete tu lengua también.
Metí mi lengua suavemente en su vulva, y la chica comenzó a gemir.
-¡Eso es ser una buena hermana! Gritó la dorada.
La chica siguió quejándose mientras la estimulaba con mi boca y dedo. Yo tomé un poco más de confianza y di grandes lamidas.
- ¡Mhh…Bien, cambio de planes! Tú, la morena de allá, Fácil, quiero que se la chupes a tu hermana.
Liz se levantó de un salto, nos miramos. Ella vio que mi cara se desfiguraba y susurro: ¡Lo siento!
Así llamaron a las otras, y una chica se acostó entre las piernas de Liz a lamerla.
Liz comenzó lento a acercarse a mí. La dorada miraba graciosa como Liz tímida pasaba la lengua.
- ¡Chica, estoy segura que tú sabes hacer mejor esto! Tienes una pinta de comezorras.
Liz, abrió mis labios, metió su lengua. Yo intentaba mirar un poco que era lo que hacía, pero la dorada me gritaba: ¡Sigue chupando, puta!
Todas paseaban por alrededor de nosotras, haciendo distintos comentarios
Comencé a sentir un poco de calor. Liz me chupaba y mordisqueaba mi clítoris. Subió una de sus manos a mis senos y me pellizco los pezones, luego con su pequeña mano apretó mis senos. Yo no pude contenerme más, y de vez en vez dejaba de lamer para poder gemir bajito.
La dorada clavo sus ojos endiablados en mí y sonrió.
-Te dije que te iba a gustar, putita.
Era una fiesta de culos moviéndose, pelvis que iban de arriba abajo, la chica que me lo chupaba restregaba todo su sexo en mi cara. Liz me chupaba cada vez más profundo y pasaba su lengua larga por todos lados de mi vagina, presiono un par de veces con la punta en mi agujero. Mis pezones apuntaban al techo, sentía la respiración agitada.
-¡Bien, linda imagen que nos han regalado las putas novatas! Ahora dejen de comer zorras. Deben probar las de sus compañeras besándose.
Todas nos levantamos bastante excitadas. La chica a la que se la chupaba, se acercó a mí con sus tetas danzantes, me agarro la cara y me metió toda su lengua en la boca. Yo seguí el beso, sin ni siquiera meterle la mía. Me beso, mientras apretaba mis pechos. Tomo una de mis manos para que imitara el gesto.
- ¡Todas bésense con todas, y tóquense!
Otra chica de pelo rojo se acercó a mí por detrás, y comenzó a acariciar mis nalgas. Ambas bajaron al mismo tiempo a mi sexo, y chocaron sus manos. Sonrieron, y una poco a poco fue internando uno de sus dedos en él, la otra me masturbaba rápidamente. Luego, tomó uno de mis dedos y lo interno dentro de su agujero. Era una mezcla de piel muy gruesa, y sentía que su sexo tragaba mi dedo. Lo mantuve ahí dentro, y ella comenzó a menearse. La chica de atrás me metía y sacaba el dedo, hice lo mismo que ella con la otra chica. Todas chocábamos retorciéndonos, gimiendo, sentía unos senos en mi espalda que se pegaban. Mire, y Liz la besaba, sacaban sus lenguas y las movían locamente. La chica frente a mi nuevamente metía su lengua, y seguí el beso entre gemidos.
Todo lo que se escuchaba eran gemidos, hacían eco en la sala.
La doraba tenía una sonrisa de satisfacción. Las 20 se comenzaron a quitar la ropa.
La dorada se unió a mí, me beso. Su beso fue exquisito.
- ¿Te gusta?
-Sí. Gemí.
Los gemidos ascendieron. Una de ellas se acercó a nosotras y nos entregó consoladores, y la dorada un tipo de cinturón con un gran pene.
Yo miraba, sin dejar de ser besada, tocada, penetrada.
-Quiero que ustedes le agarren de cada lado los brazos, y otras dos le abran muy bien las piernas a puta fácil.
Cuatro chicas me agarraron de cada lado, y la dorada se paró frente a mí se amarro a sus caderas el cinturón con un pene color rosa, grueso y largo.
Yo mire para todos lados, y la pelirroja gritó:
- ¡Veo que te gusto mucho la puta fácil!
-Tiene unas tetas de ensueño, y adoro su zorrita. Dijo la dorada.
- ¡Eres una afortunada, puta fácil! ¡Eres su favorita! Grito la pelirroja.
-Veamos qué tan mojada esta la zorrita. Me miro risueña.
Introdujo uno de sus dedos en mi hendidura, y comenzó a meterlo y sacarlo rápidamente. Poco a poco se escuchaba que mis jugos se estaban haciendo presentes. Cerré los ojos, y comencé a gemir un poco más alto. Muchas chicas más se acercaron a nosotras, sin dejar de besarse, mirando de reojo una que otra. Liz me miraba con una sonrisita que me enfermó. Pero el penetrar de los dedos de la dorada me tenía la cabeza en otro sitio. Cerré los ojos de nuevo y sentí su lengua en mi sexo, chupeteaba y mordía mis labios, no dejaba de chuparme. Metió otro de sus dedos y el sonido de mis jugos era más notorio.
- ¡Estás lista! Me sonrió.
Lentamente fue acercando el pene falso a mi agujero, lo fue metiendo y abriendo mi agujero. Mi respiración se agito montones, sentía el palpitar de mi corazón. Les dijo a las chicas que me soltaran y todas comenzaron a mirar el espectáculo. Entro más y más, y comenzó a follarme. Cerré los ojos sin dejar de gemir, iban ascendiendo, me pasé la mano por la cara, sentía un placer descontrolada en cada metida que me daba.
- ¿Te gusta, putita? ¿Te gusta cómo te cojo?
-Sí, sí. Susurre.
- ¡Más alto!
- ¡Ohhh, sí! Me gusta como lo haces.
Comenzó a meterlo más bruscamente. Era grande, ardía. Pero me fui mojando cada vez más, hasta que solo sentía un placer infinito. Le agarre los senos a la dorada, se los pellizque, apreté. Ella paso su lengua por mi cara, la metió en mi boca. Nos besamos, jugueteamos en el exterior con ellas.
La dorada miro a las chicas y dijo:
- ¡Comiencen de una vez!
Mire a mi alrededor todas estaban en distintas posturas, siendo penetradas. Liz estaba en cuatro, y tenía un consolador en su vagina, y otra chica escupía su trasero para introducirlo otro por el culo. Comenzó a gritar.
La dorada me puso en cuatro, y comenzó a meterme su el dildo nuevamente, sentía el chocar de su pelvis con un poco de vello en mi culo.
Mis tetas se balanceaban debido a la brusquedad de su mete-saca.
Yo abrí un poco más mis piernas, levante algo la cabeza y gemí profundamente por sus embestidas.
Así fue como le agarre un poco el gusto por ser follada por una chica. La dorada era una experta cogiendo, y realmente me sentí la más afortunada y deseada. El sentir otra piel igual de suave como la mía, el pene falso en mi entrepierna hizo que tuviera uno de los mejores orgasmos de mi vida.
Cuando al fin acabe, la dorada se acercó a mi oído y me dijo agitada: ¡Felicidades, novata! Has pasado la prueba ¡Bienvenida!
Siguió estimulando mi clítoris, yo miraba a las otras chicas a mi alrededor. Me cubrí los ojos. Una me quito las manos.
-Quiero que mires como ella te pasa el dedito por la zorrita.
La dorada se acercó a mi vagina, sin dejar de abrirla, le paso la nariz.
-Huele a que quieres ser follada.
-¿Por qué no la mojamos un poco antes? Dijo una chica de voz chillona y su cara llena de pecas.
-Mhh…Podría ser una buena idea, quizás hasta la puta es virgen ¿Eres virgen, puta?
- ¡Por favor, mírale la cara y esas tetas tan grandes! ¿De verdad crees que no se lo han metido antes? Hablo la pelirroja.
- ¿Eres virgen, puta?
- No. Suspire.
- ¿Cómo dices? Habla más fuerte.
- No. Intente hablar más alto.
-¡Maldición, esta puta me pone de los nervios! Dilo fuerte y con orgullo ¿Te lo metieron ya?
-Sí, ya lo hicieron. Grité.
- ¡Muy bien!
Una chica se le acercó al oído a la dorada, y ella sonrió maliciosamente.
-¡Tú no te bajes! Me miro con malicia.
La pelirroja se paró frente a las otras.
-¡Bueno llego la hora de lamer! Es fundamental que conozcan a sus hermanas, no solo de manera superficial, a las nuevas y nosotras las antiguas debemos crear lazos. Nos veremos seguido, las duchas son grupales. Más de una vez nos veremos todas desnudas, y sobre todo debemos crear una unión inquebrantable. Las quiero a todas en 4.
- ¡Baja, novata! Me sonrió la dorada.
La pelirroja me miro, y me detuvo agarrando mi brazo.
- ¡Esta preciosa chica de aquí, será la primera que comenzará con el juego!
-Ahora, puta fácil debes lamer cada uno de los coños de las novatas.
- ¿Qué debo hacer qué?
- No sé porque estoy empezando a creer que cuando pequeña tus padres te botaron por accidente, y te diste fuerte en la cabeza. ¿No entiendes lo que es una orden? Vas a lamer muchas “Pussy”.
La pelirroja me tomo del brazo, y me tiro al suelo muy cerca de los traseros al aire de mis futuras hermanas.
-Te acuestas puta, y pones tu maldita cabeza debajo de las vaginas de ellas.
Me acosté como me indicaron, metí mi cabeza entre las piernas de una de ellas. Y me quede mirando.
La dorada se acercó y me dijo:
- ¡Saca la maldita lengua!
La saqué y de un golpe bajo la pelvis de la chica a mi cara. Sentí todo su sexo en mi lengua, y boca. Me quede con la vagina de ella en mi cara.
-Ahora lames, chupas, metes dedos ¡Haz una puta cosa, zorra!
La levanté un poco y tímidamente pasé mi lengua por su vagina, era gorda y olía bien al menos. Estaba repleta de pliegues. La dorada se acercó y le abrió la vagina mostrando a las demás como yo pasaba mi lengua.
Le pregunto a la chica a la cual se la lamía ¿Cómo yo lo hacía? Y esta dijo: ¡Bien!
Yo seguí chupando con un poco de asco y confusión.
-Debes amar la vagina de tu compañera, debes amarla. Mete un dedo en esa zorrita. No te das cuenta que la chica ni siquiera se retuerce de placer. Queremos ver tu boca empapada de jugos.
Pose uno de mis dedos en su vagina, moví un poco.
-Esta chica no sabe nada ¡Observa! Solo una vez te lo voy a explicar, sino te masturbaremos todas las chicas acá hasta que aprendas como se hace. Chillo la dorada.
Ella puso su dedo en la vagina de la chica, comenzó a masturbarla, y el trasero de esta comenzó a menearse un poco descontrolado.
- ¡Victoria! Tenemos una puta retorciéndose. Grito la dorada a la audiencia.
Todas aplaudieron dando brinquitos.
-¡Eres una experta! Dijo la pelirroja.
-Ahora, tu, puta fácil. ¡Por favor, hazlo bien de una maldita vez!
Nuevamente acerqué mi dedo al sexo de la chica e imité el movimiento que doraba había hecho, la chica poco a poco comenzó a menearse violento.
-Ahora sin dejar de masturbarla, mete tu lengua también.
Metí mi lengua suavemente en su vulva, y la chica comenzó a gemir.
-¡Eso es ser una buena hermana! Gritó la dorada.
La chica siguió quejándose mientras la estimulaba con mi boca y dedo. Yo tomé un poco más de confianza y di grandes lamidas.
- ¡Mhh…Bien, cambio de planes! Tú, la morena de allá, Fácil, quiero que se la chupes a tu hermana.
Liz se levantó de un salto, nos miramos. Ella vio que mi cara se desfiguraba y susurro: ¡Lo siento!
Así llamaron a las otras, y una chica se acostó entre las piernas de Liz a lamerla.
Liz comenzó lento a acercarse a mí. La dorada miraba graciosa como Liz tímida pasaba la lengua.
- ¡Chica, estoy segura que tú sabes hacer mejor esto! Tienes una pinta de comezorras.
Liz, abrió mis labios, metió su lengua. Yo intentaba mirar un poco que era lo que hacía, pero la dorada me gritaba: ¡Sigue chupando, puta!
Todas paseaban por alrededor de nosotras, haciendo distintos comentarios
Comencé a sentir un poco de calor. Liz me chupaba y mordisqueaba mi clítoris. Subió una de sus manos a mis senos y me pellizco los pezones, luego con su pequeña mano apretó mis senos. Yo no pude contenerme más, y de vez en vez dejaba de lamer para poder gemir bajito.
La dorada clavo sus ojos endiablados en mí y sonrió.
-Te dije que te iba a gustar, putita.
Era una fiesta de culos moviéndose, pelvis que iban de arriba abajo, la chica que me lo chupaba restregaba todo su sexo en mi cara. Liz me chupaba cada vez más profundo y pasaba su lengua larga por todos lados de mi vagina, presiono un par de veces con la punta en mi agujero. Mis pezones apuntaban al techo, sentía la respiración agitada.
-¡Bien, linda imagen que nos han regalado las putas novatas! Ahora dejen de comer zorras. Deben probar las de sus compañeras besándose.
Todas nos levantamos bastante excitadas. La chica a la que se la chupaba, se acercó a mí con sus tetas danzantes, me agarro la cara y me metió toda su lengua en la boca. Yo seguí el beso, sin ni siquiera meterle la mía. Me beso, mientras apretaba mis pechos. Tomo una de mis manos para que imitara el gesto.
- ¡Todas bésense con todas, y tóquense!
Otra chica de pelo rojo se acercó a mí por detrás, y comenzó a acariciar mis nalgas. Ambas bajaron al mismo tiempo a mi sexo, y chocaron sus manos. Sonrieron, y una poco a poco fue internando uno de sus dedos en él, la otra me masturbaba rápidamente. Luego, tomó uno de mis dedos y lo interno dentro de su agujero. Era una mezcla de piel muy gruesa, y sentía que su sexo tragaba mi dedo. Lo mantuve ahí dentro, y ella comenzó a menearse. La chica de atrás me metía y sacaba el dedo, hice lo mismo que ella con la otra chica. Todas chocábamos retorciéndonos, gimiendo, sentía unos senos en mi espalda que se pegaban. Mire, y Liz la besaba, sacaban sus lenguas y las movían locamente. La chica frente a mi nuevamente metía su lengua, y seguí el beso entre gemidos.
Todo lo que se escuchaba eran gemidos, hacían eco en la sala.
La doraba tenía una sonrisa de satisfacción. Las 20 se comenzaron a quitar la ropa.
La dorada se unió a mí, me beso. Su beso fue exquisito.
- ¿Te gusta?
-Sí. Gemí.
Los gemidos ascendieron. Una de ellas se acercó a nosotras y nos entregó consoladores, y la dorada un tipo de cinturón con un gran pene.
Yo miraba, sin dejar de ser besada, tocada, penetrada.
-Quiero que ustedes le agarren de cada lado los brazos, y otras dos le abran muy bien las piernas a puta fácil.
Cuatro chicas me agarraron de cada lado, y la dorada se paró frente a mí se amarro a sus caderas el cinturón con un pene color rosa, grueso y largo.
Yo mire para todos lados, y la pelirroja gritó:
- ¡Veo que te gusto mucho la puta fácil!
-Tiene unas tetas de ensueño, y adoro su zorrita. Dijo la dorada.
- ¡Eres una afortunada, puta fácil! ¡Eres su favorita! Grito la pelirroja.
-Veamos qué tan mojada esta la zorrita. Me miro risueña.
Introdujo uno de sus dedos en mi hendidura, y comenzó a meterlo y sacarlo rápidamente. Poco a poco se escuchaba que mis jugos se estaban haciendo presentes. Cerré los ojos, y comencé a gemir un poco más alto. Muchas chicas más se acercaron a nosotras, sin dejar de besarse, mirando de reojo una que otra. Liz me miraba con una sonrisita que me enfermó. Pero el penetrar de los dedos de la dorada me tenía la cabeza en otro sitio. Cerré los ojos de nuevo y sentí su lengua en mi sexo, chupeteaba y mordía mis labios, no dejaba de chuparme. Metió otro de sus dedos y el sonido de mis jugos era más notorio.
- ¡Estás lista! Me sonrió.
Lentamente fue acercando el pene falso a mi agujero, lo fue metiendo y abriendo mi agujero. Mi respiración se agito montones, sentía el palpitar de mi corazón. Les dijo a las chicas que me soltaran y todas comenzaron a mirar el espectáculo. Entro más y más, y comenzó a follarme. Cerré los ojos sin dejar de gemir, iban ascendiendo, me pasé la mano por la cara, sentía un placer descontrolada en cada metida que me daba.
- ¿Te gusta, putita? ¿Te gusta cómo te cojo?
-Sí, sí. Susurre.
- ¡Más alto!
- ¡Ohhh, sí! Me gusta como lo haces.
Comenzó a meterlo más bruscamente. Era grande, ardía. Pero me fui mojando cada vez más, hasta que solo sentía un placer infinito. Le agarre los senos a la dorada, se los pellizque, apreté. Ella paso su lengua por mi cara, la metió en mi boca. Nos besamos, jugueteamos en el exterior con ellas.
La dorada miro a las chicas y dijo:
- ¡Comiencen de una vez!
Mire a mi alrededor todas estaban en distintas posturas, siendo penetradas. Liz estaba en cuatro, y tenía un consolador en su vagina, y otra chica escupía su trasero para introducirlo otro por el culo. Comenzó a gritar.
La dorada me puso en cuatro, y comenzó a meterme su el dildo nuevamente, sentía el chocar de su pelvis con un poco de vello en mi culo.
Mis tetas se balanceaban debido a la brusquedad de su mete-saca.
Yo abrí un poco más mis piernas, levante algo la cabeza y gemí profundamente por sus embestidas.
Así fue como le agarre un poco el gusto por ser follada por una chica. La dorada era una experta cogiendo, y realmente me sentí la más afortunada y deseada. El sentir otra piel igual de suave como la mía, el pene falso en mi entrepierna hizo que tuviera uno de los mejores orgasmos de mi vida.
Cuando al fin acabe, la dorada se acercó a mi oído y me dijo agitada: ¡Felicidades, novata! Has pasado la prueba ¡Bienvenida!
1 comentarios - Hazing (Novatada) Segunda Parte final.