Necesito tenderme desnuda en la comodidad para descubrir mis pechos prisioneros, y comenzar a tocarlos con suavidad.
Comenzar lentamente a apretarlos, pellizcar mis pezones me da más humedad. Posar mi lengua en ellos de vez en cuando, mientras más mojados más placentero.
Lentamente meto mi mano bajo mi pantalón, porque es con pausa, con cautela, mientras me voy imaginando ciertas fantasías que me desatan, lamiendo cada miembro inerte frente a mis ojos, masturbando con mi boca cósmica, sintiendo que poco a poco se ponen más jugosos.
Me encanta lamer, oler, saborear, palpar.
Mis dedos encuentran hinchado mi clítoris, no puedo perder la concentración, entre mi fantasía y mis dedos que se mueven rápido esperando la tensión.
Arribando en parajes más enigmáticos, buscando saciar este calor que se proyectaba en mis yemas.
Gimiendo cada vez más alto, sintiendo el ardor en mi cuerpo, mis piernas temblando, mi cuerpo tenso, ya venía lo mejor. Sonreí.
Abrí más mis piernas, porque quería que el orgasmo no solo saliera por mi boca, si no también saliera por mi hendidura húmeda. Que poco a poco se iba mojando, y percibía el cálido líquido que emborrachaba mi trasero. Mis dedos se volvieron más ágiles y fuertes al contacto de mi clítoris, presentía que me iba a venir. Me bamboleaba, hasta qué al fin iba saliendo el grito, el jugo, y el orgasmo de mi boca, y ferozmente de mi sexo.
Comenzar lentamente a apretarlos, pellizcar mis pezones me da más humedad. Posar mi lengua en ellos de vez en cuando, mientras más mojados más placentero.
Lentamente meto mi mano bajo mi pantalón, porque es con pausa, con cautela, mientras me voy imaginando ciertas fantasías que me desatan, lamiendo cada miembro inerte frente a mis ojos, masturbando con mi boca cósmica, sintiendo que poco a poco se ponen más jugosos.
Me encanta lamer, oler, saborear, palpar.
Mis dedos encuentran hinchado mi clítoris, no puedo perder la concentración, entre mi fantasía y mis dedos que se mueven rápido esperando la tensión.
Arribando en parajes más enigmáticos, buscando saciar este calor que se proyectaba en mis yemas.
Gimiendo cada vez más alto, sintiendo el ardor en mi cuerpo, mis piernas temblando, mi cuerpo tenso, ya venía lo mejor. Sonreí.
Abrí más mis piernas, porque quería que el orgasmo no solo saliera por mi boca, si no también saliera por mi hendidura húmeda. Que poco a poco se iba mojando, y percibía el cálido líquido que emborrachaba mi trasero. Mis dedos se volvieron más ágiles y fuertes al contacto de mi clítoris, presentía que me iba a venir. Me bamboleaba, hasta qué al fin iba saliendo el grito, el jugo, y el orgasmo de mi boca, y ferozmente de mi sexo.
3 comentarios - Cuando me toco.