Escribo en tiempo record por la insistencia de continuación. La nena se me está descontrolando cada vez más. Cuando vi lo del pete a ese pibe pensaba que era lo más fuerte que iba a ver. No pensaba que la iba a llegar a ver en cuatro siendo brutalmente cogida por un tipo de mi edad, como ocurrió con nuestro vecino Jorge. Pero ni en el más loco y paranoico de los supuestos de padre cuida se me hubiera cruzado por la mente la posibilidad de que mi inocente hija estuviera enfiestada por dos tipos y encima se dejara grabar.
Eso me hacía pensar que era capaz de cualquier cosa. Me negaba a imaginar más pero era inevitable. Las ideas más pervertidas rondaban en mi mente. Había otra cosa que me inquietaba muchisimo y era el hecho de que me hubiera descubierto viendo completo ese video. Su actitud después de saber que la vi no fue de vergüenza o arrepentimiento, todo lo contrario. Parecía haber recuperado una ventaja sobre mi. Me preguntaba si se había dado cuenta que me masturbé mirando esas pornográficas imágenes.
La verdad es que no voy a mentir. Con todo lo que vi, la idea de probar esa boca recorriendo mi pija se iba haciendo cada vez más fuerte. Su habilidad para las mamadas era algo indiscutido. Sabía como hacer gozar a un hombre y disfrutaba de ese control, de ese deseo que despertaba en cuanto tipo quería.
En ese estado de calentura constante, siguieron transcurriendo mis días. No volvimos a hablar del tema del video. Me sentía humillado de que me hubiera descubierto viéndolo. En su momento pude haber improvisado una defensa. Podría haberle dicho que lo hice para identificar a los otros participes, que lo vi para saber todo lo que había ocurrido y evitarle a mi mujer la desgracia de verla en esa situación. Todas me parecían excelentes coartadas. El problema fue que cuando me dijo con esa voz de trola que me escuchó sentí tanto temor que quedé regalado y en evidencia. Ella se dio cuenta de todo.
Ahora tenía que convivir con la idea de que mi hija supiera de mis pensamientos pecaminosos.
Me daba mucha verguenza estar cerca de ella. En las comidas cuando cruzabamos miradas pensaba "¿que estará pensando?". Su propio padre había disfrutado de verla tragarse dos vergas juntas. No es algo que le ocurra a todas las jóvenes. Tampoco son muchas las que tienen su voracidad por la pija. Era terreno desconocido para mí pero ella parecía vivirlo con una naturalidad que me inquietaba.
Marina nunca se enteró del sucio espectaculo de su hija y tampoco de mi oscura complicidad. Nicole por su parte, sabía que yo me enteré del video pero en ese caso pude mantener mi versión oficial de que no le contaba a mi esposa para ahorrarle el mal momento. Natalia tranquila de que no podía acusarla había vuelto a sus travesuras. Cuando la llevaba y la traía de la escuela más de una vez nos cruzamos con el vecino y notaba los intercambios de miradas entre ellos. Cosa que seguro ocurría antes también pero ahora yo lo sabía y me calentaba mucho saber que cualquiera de sus salidas podía ser un garche con ese tipo.
Para colmo de males, el castigo por ratearse que le había impuesto mi esposa, de no salir a bailar por cierta cantidad de semanas, hacía que los fines de semana estuviera muy inquieta. Algunos invitaba alguna compañera a dormir. Una de ellas Carolina, pasó varias veces por casa. La pibita parecía tener una actitud tan buscona como Nati. Si bien la colorada no tiene los pechos de mi hija podía decirse que de cola andaban muy parejas. Y sí, con lo caliente que me tenía Natalia no tenía ninguna culpa de mirarle el culo a esta otra pendejita.
Con todo lo que venía ocurriendo tener a las dos mocosas en poca ropa por la casa me tenía re caliente cada vez que se quedaba. Además me daba cuenta lo inquieta que estaba mi hija de no salir. Se estaba perdiendo de degustar semen, su bebida favorita, y eso se notaba. Andaba nerviosa y ansiosa.
A mi me volvía loco pensar en las ganas que tendría y la manera bestial en la que se descargaría.
Un sábado Marina tuvo el cumpleaños de una amiga así que preparó una tarta con crema y se fue. Me dejó a cargo de la casa, como si estando Natalia fuera yo el que tenía el control.
Todo venía tranquilo. Comimos con mis hijas y la habitual invitada Caro y no pasó de alguna mirada que se me iba por las pendejas que estan buenisimas. Mi Nati me tenía loco de la calentura. No tenía puesto corpiño por lo que cada movimiento que hacía esas hermosas tetas se movían libres y sus pezones resaltaban bajo la ropa y yo no podía dejar de mirar. A esa altura estaba seguro de que ella lo notaba por sus sonrisas y gestos cómplices y ese consentimiento me excitaba más aún, mi pija se endurecía bajo la mesa y con cada miradíta sentía que se hinchaba más. Quien no notaba nada era Nicole que estaba apurada por ir a cambiarse ya que ella si podía salir e iba a hacerlo.
Yo me quedé viendo la tele hasta que saliera Nicole, le ofrecí ir en el auto pero se negó. Siempre fue muy independiente. Así fue que con un vestido negro, botas altas y el pelo planchado arrancó. Salía en busca de guerra. Sería la envidia de su hermana. Por la producción que llevaba encima era muy posible que lo lograra. Tal vez sea la calentura que tenía encima pero me imaginé un poco esa escena. Con la despedida ya estaba dispuesto a acostarme, miraba el resumen de un partido y me iba a la cama pero mis planes cambiaron. La puerta del cuarto de Nati se abrió y salieron las dos vestidas con unas remeras y con unas tangas diminutas. La presencia de las tangas recién las noté cuando se acercaron y se sentaron conmigo.
N - ¿que haces pa? - me preguntó sentada tipo indio y mostrandome sin pudor su tanga blanca. No pude evitar ponerme rojo al ver eso. Sentí que se despertó una nueva erección
Yo - Nada hija. Miro tele pero ya me voy a acostar. La otra piba estaba arrodillada en el sillón junto a Nati y se le veía casi todo el culo. Era demasiado para mi, pero aún había más.
N - No papi quedate un rato con nosotras, esperá acá voy a buscar algo para comer - me dijo y sin tiempo de responder dio un salto y salió para la cocina
Caro - Ay señor, no sabe las ganas que tenemos... - dijo la pelirroja haciendo una pausa
C - ganas de salir - aclaró tal vez por mi cara de sorpresa. Me estaba provocando la amiga de mi hija, de la hija a la que a esa altura ya me quería coger desesperadamente
Nati - Miren lo que encontré - interrumpió mi hija con el bol que tenía la crema que había sobrado.
Las dos empezaron a meter los dedos indices y a chuparlos con la dulce crema untada en ellos. No hace falta aclarar lo que me recordaba. Me calenté mucho Ver a las dos chupar de esa manera tan provocadora era una imagen fuerte, Por como se chupaba el dedo me di cuenta que la boca de Caro era tan petera como la de mi nena, imaginaba mi pija entre esas dos bocas calientes. Se convidaban y chupaban del dedo de la otra como una especie de juego lesbico. Nati me miraba y hacía esa sonrisa traviesa de nuevo.
Nati - Pobre mi papi, no le convidamos - dijo y metió su dedo en el bol ofreciéndome en la boca. Lo metí en mi boca y saboree más la piel de ese dedo que la misma crema. Mi hija disfrutaba de mi calentura ya no lo dudaba. Pero lo mejor estaba por venir embalado por la situación metí mi dedo en la crema y le ofrecí a Natalia que lo metió entero a su boca, no solo la parte con crema y succionó con una presión propia de las mejores mamadas. Al sacarlo totalmente limpio de sus labios, hizo ese ruido tan característico y se saboreó los labios haciendo una cara de placer que yo ya le había visto antes. Pero era la primera vez que me la dedicaba directamente a mi.
No puedo poner en palabras como me calentó que hiciera eso mirándome a los ojos con cara de puta caliente. La situación de a poco empezaba a sobrepasar mi control y se daban cuenta.
Nati - Ahora a Caro - me sugirió y metió mi dedo en la crema.
La otra pendeja lo chupó y le pasó la lengua con la misma sensualidad que lo haría mi hija. Eran irresistibles. Se miraban y reían por mi excitación. Comenzaban a manejarme y yo me dejaba.
Las dos se me vinieron encima y seguían jugando con la crema. Mí pija no aguantaba más.
Las veía con esas bocas golosas. Sus labios manchados de blanco y esas sonrisas de perras mientras se saboreaban los dedos encremados como si fueran vergas rebosantes de leche. Era muy fuerte.
En medio de ese juego sensual que ya se me hacía incontrolable a Caro le quedó una pizca de crema en la pera, del lado que daba hacia mí. Natalia me miró de reojo y sin apartar sus ojos de mí, pasó su lengua lentamente desde la pera de su amiga pasando por la parte baja de la mejilla y terminó haciendo lo más caliente que podía hacer, se trenzó en un beso de lengua de lo más erótico con la otra piba, que no se resistió para nada. Yo estaba paralizado con la pija tan dura que sentía la cremallera de mi pantalón haciéndome doler. Ver esos labios embadurnados y brillantes por la crema tranzando y por momentos esas dos lenguas cruzando de boca en boca era lo más hermoso y excitante que me había pasado. El detalle que más me calentaba es que las dos me miraban de costado mientras lo hacían y me acariciaban las piernas, acercándose a mi verga pero sin tocarla
No eran dos nenas jugando inocentemente, para nada, todo lo contrario. Eran dos hembras que manejaban a la perfección el juego de la provocación. Sabían que mi situación era de lo más morbosa y que el juego entre la calentura y la culpa las mantenía momentáneamente a salvo, pero también debían ser conscientes que la linea era muy delgada. Lo que no estaba seguro era si estaban dispuestas a cruzarla. Tampoco estaba seguro si sería capaz de resistir mucho más. El padre y el hombre estaban en una lucha en la que el segundo tiraba con fuerza por ganar. Nati en particular parecía disfrutar en grande ese dilema que me paralizaba.
Estaba prendido fuego. Empecé a acariciar sus espaldas y movía mis manos lentamente hacia abajo. A pesar de la calentura estaba temeroso de saber hasta donde me permitirían seguir con ese juego. Ninguna de las dos putitas adolescentes hacía nada para detenerme, todo lo contrario. Se notaba como ambas arqueaban la espalda invitándome a manosearlas. No había palabras pero no hacían falta. Estaba por las dos cinturas llegando a esos culos redondos y carnosos, cuando un baldazo de agua fría me sobresaltó. La llave en la puerta. Mi mujer!
Las dos se alejaron como si les hubiera dado una patada el enchufe, pero ante la entrada de Marina actuaron con escalofriante normalidad. Con un simple "Hola Ma", sin ponerse colorada o tartamudear mi hija disimuló como la mentirosa experimentada que es. A mi me costó un poco más reaccionar. Tenía la pija explotando de leche y dura como una biga. Mi pecho latía como el parche de un bombo. Tardé unos segundos en responder al saludo de mi esposa que me miró con cara rara.
"Pobre papi, se está durmiendo a cada rato pero se quedó a esperarte" volvió a improvisar con maestría la pequeña zorra de mi hija que me dejaba sin palabras. Le seguí la mentira con un bostezo y en ese momento las dos calientapijas me dieron un beso en la mejilla cada una y partieron a su cuarto casi corriendo con la crema.
Mi esposa cayó en la mentira de Natalia y se sentó junto a mi. Me abrazó y me besó agradeciendo que me haya "sacrificado en esperarla hasta tan tarde" yo traía uns ganas tremendas y sentía que me iba a enfermar si no las satisfacía.
Yo - Vamos a la cama, hoy estas más hermosa que nunca - le dije para endulzarle la oreja. Mi mujer volvió a besarme
Marina - Me extrañaste mucho mi amor - me dijo mientras la abrazaba y la toqueteaba
Yo - Dale vamos, estas para matarte - le dije re caliente mientras le besaba el cuello
M - Tenemos visitas ¿te parece? - me respondió sin mucho énfasis. Igual se paro y enfiló para el cuarto
Yo - Así me gusta mi negra - le dije y le pegue un chirlo en la cola.
Apenas entramos me tocó la pija que seguía al rojo vivo y se puso como loca. Nos sacamos la ropa a lo bestia y la tiré en la cama. Le abrí las piernas con fuerza y mientras la besaba casi sin dejarla respirar me tiré sobre ella y se la empecé a meter. Con garra. No era algo romántico. Era pura calentura. Producto de los juegos eróticos de nuestra hija y su amiguita. De hecho mientras la cogía cerraba los ojos y pensaba en esas imágenes, En la piel suave de Natalia, en su lengua danzando con la lengua de Carolina. En sus manos recorriendo mis piernas.
Por el volumen de los gemidos de Marina me daba cuenta del garche infernal que le estaba pegando. Era como si la estuviera cogiendo a Nati, todas las imágenes de la petera garchando y chupando pijas se me venían a la mente. Su cuerpo, sus tetas, esa cola, las miradas de puta. Pensaba en las dos en ese momento, solas, semidesnudas como estaban y en las cosas que harían con esos cuerpos calientes y la crema. Estaba tan caliente que temí que se me escapara su nombre e incluso aflojé un poco la marcha, pero ya era tarde para eso. La leche estaba en la punta de mi verga y empezó a brotar incontrolable dentro de Marina que despeinada y brillante de sudor se estremeció en todo su cuerpo acompañando el orgasmo.
Fue uno de los mejores polvos que tuve en todo mi matrimonio. Una salvajada. Sentí que tenía 20 años menos por la fuerza y la pasión con la que lo hice. . De alguna forma sentía que a pesar de coger con ella de alguna manera le estaba siendo infiel ya que la destinataria de toda mi calentura era la trola de nuestra nena. Nos dormimos así abrazados. Marina feliz de la vida, yo un poco culposo pero satisfecho como pocas veces.
A la mañana siguiente me desperté último, toda esa descarga de energía no fue gratis. Al pasar por la puerta vi a Nicole muerta por la salida de anoche. Única ausente de la noche de lujuria en esa casa. Cuando fui a desayunar, estaban las dos zorras tomando la leche (del desayuno) como dos nenas inocentes. Como todas adolescentes, con sus celulares en la mano., y mi mujer preparándome un café radiante por la noche que tuvimos. Las miradas de las chicas apenas me vieron se volvieron tan provocadoras y cómplices como la noche anterior. Y eso me erizó la piel
Apenas me senté me llega un mensaje. Nati, decía la notificación. Lo abro y leo "No ss el unico k le gusta mirar, k bonito lo k hicieron jiji ;)". Casi escupo el primer sorbo de café, la muy calentona me había espiado tal como yo hacía con ella y de paso me recalcaba que conocía mis sucios gustos. Esta situación sobrepasaba límites y aunque me asustaba un poco me tenía totalmente excitado la mayor parte del tiempo. Trague y miré su sonrisa sensual a espaldas de su madre. Me mordí los labios y pensé: La petera de mi hija me quiere volver loco
Eso me hacía pensar que era capaz de cualquier cosa. Me negaba a imaginar más pero era inevitable. Las ideas más pervertidas rondaban en mi mente. Había otra cosa que me inquietaba muchisimo y era el hecho de que me hubiera descubierto viendo completo ese video. Su actitud después de saber que la vi no fue de vergüenza o arrepentimiento, todo lo contrario. Parecía haber recuperado una ventaja sobre mi. Me preguntaba si se había dado cuenta que me masturbé mirando esas pornográficas imágenes.
La verdad es que no voy a mentir. Con todo lo que vi, la idea de probar esa boca recorriendo mi pija se iba haciendo cada vez más fuerte. Su habilidad para las mamadas era algo indiscutido. Sabía como hacer gozar a un hombre y disfrutaba de ese control, de ese deseo que despertaba en cuanto tipo quería.
En ese estado de calentura constante, siguieron transcurriendo mis días. No volvimos a hablar del tema del video. Me sentía humillado de que me hubiera descubierto viéndolo. En su momento pude haber improvisado una defensa. Podría haberle dicho que lo hice para identificar a los otros participes, que lo vi para saber todo lo que había ocurrido y evitarle a mi mujer la desgracia de verla en esa situación. Todas me parecían excelentes coartadas. El problema fue que cuando me dijo con esa voz de trola que me escuchó sentí tanto temor que quedé regalado y en evidencia. Ella se dio cuenta de todo.
Ahora tenía que convivir con la idea de que mi hija supiera de mis pensamientos pecaminosos.
Me daba mucha verguenza estar cerca de ella. En las comidas cuando cruzabamos miradas pensaba "¿que estará pensando?". Su propio padre había disfrutado de verla tragarse dos vergas juntas. No es algo que le ocurra a todas las jóvenes. Tampoco son muchas las que tienen su voracidad por la pija. Era terreno desconocido para mí pero ella parecía vivirlo con una naturalidad que me inquietaba.
Marina nunca se enteró del sucio espectaculo de su hija y tampoco de mi oscura complicidad. Nicole por su parte, sabía que yo me enteré del video pero en ese caso pude mantener mi versión oficial de que no le contaba a mi esposa para ahorrarle el mal momento. Natalia tranquila de que no podía acusarla había vuelto a sus travesuras. Cuando la llevaba y la traía de la escuela más de una vez nos cruzamos con el vecino y notaba los intercambios de miradas entre ellos. Cosa que seguro ocurría antes también pero ahora yo lo sabía y me calentaba mucho saber que cualquiera de sus salidas podía ser un garche con ese tipo.
Para colmo de males, el castigo por ratearse que le había impuesto mi esposa, de no salir a bailar por cierta cantidad de semanas, hacía que los fines de semana estuviera muy inquieta. Algunos invitaba alguna compañera a dormir. Una de ellas Carolina, pasó varias veces por casa. La pibita parecía tener una actitud tan buscona como Nati. Si bien la colorada no tiene los pechos de mi hija podía decirse que de cola andaban muy parejas. Y sí, con lo caliente que me tenía Natalia no tenía ninguna culpa de mirarle el culo a esta otra pendejita.
Con todo lo que venía ocurriendo tener a las dos mocosas en poca ropa por la casa me tenía re caliente cada vez que se quedaba. Además me daba cuenta lo inquieta que estaba mi hija de no salir. Se estaba perdiendo de degustar semen, su bebida favorita, y eso se notaba. Andaba nerviosa y ansiosa.
A mi me volvía loco pensar en las ganas que tendría y la manera bestial en la que se descargaría.
Un sábado Marina tuvo el cumpleaños de una amiga así que preparó una tarta con crema y se fue. Me dejó a cargo de la casa, como si estando Natalia fuera yo el que tenía el control.
Todo venía tranquilo. Comimos con mis hijas y la habitual invitada Caro y no pasó de alguna mirada que se me iba por las pendejas que estan buenisimas. Mi Nati me tenía loco de la calentura. No tenía puesto corpiño por lo que cada movimiento que hacía esas hermosas tetas se movían libres y sus pezones resaltaban bajo la ropa y yo no podía dejar de mirar. A esa altura estaba seguro de que ella lo notaba por sus sonrisas y gestos cómplices y ese consentimiento me excitaba más aún, mi pija se endurecía bajo la mesa y con cada miradíta sentía que se hinchaba más. Quien no notaba nada era Nicole que estaba apurada por ir a cambiarse ya que ella si podía salir e iba a hacerlo.
Yo me quedé viendo la tele hasta que saliera Nicole, le ofrecí ir en el auto pero se negó. Siempre fue muy independiente. Así fue que con un vestido negro, botas altas y el pelo planchado arrancó. Salía en busca de guerra. Sería la envidia de su hermana. Por la producción que llevaba encima era muy posible que lo lograra. Tal vez sea la calentura que tenía encima pero me imaginé un poco esa escena. Con la despedida ya estaba dispuesto a acostarme, miraba el resumen de un partido y me iba a la cama pero mis planes cambiaron. La puerta del cuarto de Nati se abrió y salieron las dos vestidas con unas remeras y con unas tangas diminutas. La presencia de las tangas recién las noté cuando se acercaron y se sentaron conmigo.
N - ¿que haces pa? - me preguntó sentada tipo indio y mostrandome sin pudor su tanga blanca. No pude evitar ponerme rojo al ver eso. Sentí que se despertó una nueva erección
Yo - Nada hija. Miro tele pero ya me voy a acostar. La otra piba estaba arrodillada en el sillón junto a Nati y se le veía casi todo el culo. Era demasiado para mi, pero aún había más.
N - No papi quedate un rato con nosotras, esperá acá voy a buscar algo para comer - me dijo y sin tiempo de responder dio un salto y salió para la cocina
Caro - Ay señor, no sabe las ganas que tenemos... - dijo la pelirroja haciendo una pausa
C - ganas de salir - aclaró tal vez por mi cara de sorpresa. Me estaba provocando la amiga de mi hija, de la hija a la que a esa altura ya me quería coger desesperadamente
Nati - Miren lo que encontré - interrumpió mi hija con el bol que tenía la crema que había sobrado.
Las dos empezaron a meter los dedos indices y a chuparlos con la dulce crema untada en ellos. No hace falta aclarar lo que me recordaba. Me calenté mucho Ver a las dos chupar de esa manera tan provocadora era una imagen fuerte, Por como se chupaba el dedo me di cuenta que la boca de Caro era tan petera como la de mi nena, imaginaba mi pija entre esas dos bocas calientes. Se convidaban y chupaban del dedo de la otra como una especie de juego lesbico. Nati me miraba y hacía esa sonrisa traviesa de nuevo.
Nati - Pobre mi papi, no le convidamos - dijo y metió su dedo en el bol ofreciéndome en la boca. Lo metí en mi boca y saboree más la piel de ese dedo que la misma crema. Mi hija disfrutaba de mi calentura ya no lo dudaba. Pero lo mejor estaba por venir embalado por la situación metí mi dedo en la crema y le ofrecí a Natalia que lo metió entero a su boca, no solo la parte con crema y succionó con una presión propia de las mejores mamadas. Al sacarlo totalmente limpio de sus labios, hizo ese ruido tan característico y se saboreó los labios haciendo una cara de placer que yo ya le había visto antes. Pero era la primera vez que me la dedicaba directamente a mi.
No puedo poner en palabras como me calentó que hiciera eso mirándome a los ojos con cara de puta caliente. La situación de a poco empezaba a sobrepasar mi control y se daban cuenta.
Nati - Ahora a Caro - me sugirió y metió mi dedo en la crema.
La otra pendeja lo chupó y le pasó la lengua con la misma sensualidad que lo haría mi hija. Eran irresistibles. Se miraban y reían por mi excitación. Comenzaban a manejarme y yo me dejaba.
Las dos se me vinieron encima y seguían jugando con la crema. Mí pija no aguantaba más.
Las veía con esas bocas golosas. Sus labios manchados de blanco y esas sonrisas de perras mientras se saboreaban los dedos encremados como si fueran vergas rebosantes de leche. Era muy fuerte.
En medio de ese juego sensual que ya se me hacía incontrolable a Caro le quedó una pizca de crema en la pera, del lado que daba hacia mí. Natalia me miró de reojo y sin apartar sus ojos de mí, pasó su lengua lentamente desde la pera de su amiga pasando por la parte baja de la mejilla y terminó haciendo lo más caliente que podía hacer, se trenzó en un beso de lengua de lo más erótico con la otra piba, que no se resistió para nada. Yo estaba paralizado con la pija tan dura que sentía la cremallera de mi pantalón haciéndome doler. Ver esos labios embadurnados y brillantes por la crema tranzando y por momentos esas dos lenguas cruzando de boca en boca era lo más hermoso y excitante que me había pasado. El detalle que más me calentaba es que las dos me miraban de costado mientras lo hacían y me acariciaban las piernas, acercándose a mi verga pero sin tocarla
No eran dos nenas jugando inocentemente, para nada, todo lo contrario. Eran dos hembras que manejaban a la perfección el juego de la provocación. Sabían que mi situación era de lo más morbosa y que el juego entre la calentura y la culpa las mantenía momentáneamente a salvo, pero también debían ser conscientes que la linea era muy delgada. Lo que no estaba seguro era si estaban dispuestas a cruzarla. Tampoco estaba seguro si sería capaz de resistir mucho más. El padre y el hombre estaban en una lucha en la que el segundo tiraba con fuerza por ganar. Nati en particular parecía disfrutar en grande ese dilema que me paralizaba.
Estaba prendido fuego. Empecé a acariciar sus espaldas y movía mis manos lentamente hacia abajo. A pesar de la calentura estaba temeroso de saber hasta donde me permitirían seguir con ese juego. Ninguna de las dos putitas adolescentes hacía nada para detenerme, todo lo contrario. Se notaba como ambas arqueaban la espalda invitándome a manosearlas. No había palabras pero no hacían falta. Estaba por las dos cinturas llegando a esos culos redondos y carnosos, cuando un baldazo de agua fría me sobresaltó. La llave en la puerta. Mi mujer!
Las dos se alejaron como si les hubiera dado una patada el enchufe, pero ante la entrada de Marina actuaron con escalofriante normalidad. Con un simple "Hola Ma", sin ponerse colorada o tartamudear mi hija disimuló como la mentirosa experimentada que es. A mi me costó un poco más reaccionar. Tenía la pija explotando de leche y dura como una biga. Mi pecho latía como el parche de un bombo. Tardé unos segundos en responder al saludo de mi esposa que me miró con cara rara.
"Pobre papi, se está durmiendo a cada rato pero se quedó a esperarte" volvió a improvisar con maestría la pequeña zorra de mi hija que me dejaba sin palabras. Le seguí la mentira con un bostezo y en ese momento las dos calientapijas me dieron un beso en la mejilla cada una y partieron a su cuarto casi corriendo con la crema.
Mi esposa cayó en la mentira de Natalia y se sentó junto a mi. Me abrazó y me besó agradeciendo que me haya "sacrificado en esperarla hasta tan tarde" yo traía uns ganas tremendas y sentía que me iba a enfermar si no las satisfacía.
Yo - Vamos a la cama, hoy estas más hermosa que nunca - le dije para endulzarle la oreja. Mi mujer volvió a besarme
Marina - Me extrañaste mucho mi amor - me dijo mientras la abrazaba y la toqueteaba
Yo - Dale vamos, estas para matarte - le dije re caliente mientras le besaba el cuello
M - Tenemos visitas ¿te parece? - me respondió sin mucho énfasis. Igual se paro y enfiló para el cuarto
Yo - Así me gusta mi negra - le dije y le pegue un chirlo en la cola.
Apenas entramos me tocó la pija que seguía al rojo vivo y se puso como loca. Nos sacamos la ropa a lo bestia y la tiré en la cama. Le abrí las piernas con fuerza y mientras la besaba casi sin dejarla respirar me tiré sobre ella y se la empecé a meter. Con garra. No era algo romántico. Era pura calentura. Producto de los juegos eróticos de nuestra hija y su amiguita. De hecho mientras la cogía cerraba los ojos y pensaba en esas imágenes, En la piel suave de Natalia, en su lengua danzando con la lengua de Carolina. En sus manos recorriendo mis piernas.
Por el volumen de los gemidos de Marina me daba cuenta del garche infernal que le estaba pegando. Era como si la estuviera cogiendo a Nati, todas las imágenes de la petera garchando y chupando pijas se me venían a la mente. Su cuerpo, sus tetas, esa cola, las miradas de puta. Pensaba en las dos en ese momento, solas, semidesnudas como estaban y en las cosas que harían con esos cuerpos calientes y la crema. Estaba tan caliente que temí que se me escapara su nombre e incluso aflojé un poco la marcha, pero ya era tarde para eso. La leche estaba en la punta de mi verga y empezó a brotar incontrolable dentro de Marina que despeinada y brillante de sudor se estremeció en todo su cuerpo acompañando el orgasmo.
Fue uno de los mejores polvos que tuve en todo mi matrimonio. Una salvajada. Sentí que tenía 20 años menos por la fuerza y la pasión con la que lo hice. . De alguna forma sentía que a pesar de coger con ella de alguna manera le estaba siendo infiel ya que la destinataria de toda mi calentura era la trola de nuestra nena. Nos dormimos así abrazados. Marina feliz de la vida, yo un poco culposo pero satisfecho como pocas veces.
A la mañana siguiente me desperté último, toda esa descarga de energía no fue gratis. Al pasar por la puerta vi a Nicole muerta por la salida de anoche. Única ausente de la noche de lujuria en esa casa. Cuando fui a desayunar, estaban las dos zorras tomando la leche (del desayuno) como dos nenas inocentes. Como todas adolescentes, con sus celulares en la mano., y mi mujer preparándome un café radiante por la noche que tuvimos. Las miradas de las chicas apenas me vieron se volvieron tan provocadoras y cómplices como la noche anterior. Y eso me erizó la piel
Apenas me senté me llega un mensaje. Nati, decía la notificación. Lo abro y leo "No ss el unico k le gusta mirar, k bonito lo k hicieron jiji ;)". Casi escupo el primer sorbo de café, la muy calentona me había espiado tal como yo hacía con ella y de paso me recalcaba que conocía mis sucios gustos. Esta situación sobrepasaba límites y aunque me asustaba un poco me tenía totalmente excitado la mayor parte del tiempo. Trague y miré su sonrisa sensual a espaldas de su madre. Me mordí los labios y pensé: La petera de mi hija me quiere volver loco
Comentarios Destacados
Por favor no demores con la proxima entrega, lo bueno ,si es rapido, doblemente bueno!
GRACIAS MAESTRO!
32 comentarios - La petera de mi hija me quiere volver loco
aplausos!!!
excelente relato como los anteriores...
y a esperar la continuacion con una exitacion a la altura de la situacion
groso!