me gusta experimentar, me gusta el sexo intenso, me gusta jugar con mis pechos, me gusta provocar en la cama, y demás cosas que quizá a otras mujeres les resulta “extraño”.
En aquella tarde, estaba nerviosa, y caliente tomando algo fuerte , estab muy exitada y me sentia muy perra estaba preparado, dado que era algo que venía ideando sin quererlo, y había tomado los recaudos para que esto sucediera.
Mi marido estaba de viaje en la provincia de Santa Fe desde esa mañana, y no volvería a la capital hasta dentro de 3 días. Yo estaba producida, había estado en la peluquería por la mañana, el cabello suelto, aunque arreglado, mis uñas trabajadas, y un maquillaje muy tenue y sutil, apenas un poco de labial rosado (de los que no salen fácilmente), un poco de base, y algo de delineador. Llevaba aros, una cadenita dorada al cuello con una pequeña cruz, una pulsera del mismo color en el brazo derecho, y mi anillo de matrimonio en la mano izquierda. Tenía puesta una pollera mini azul, ajustada, que llegaba hasta un poco pasada mi cola, una camisa blanca con mangas 3/4 y pequeños apliques de encaje con un par de botones sueltos, y un conjunto de ropa interior blanco, muy sugestivo y que delineaba mis curvas muy bien. Para completar, unas sandalias blancas (aunque sin brillo) relativamente altas.
Eran las 3:10pm, y suena el portero eléctrico. Por la cámara del aparato veo a Ezequiel, a su amigo Jaime. Los atiendo, y con vos nerviosa les digo que pueden subir al 4to piso. Ezequiel es un viejo compañero
Escuché el timbre, y abrí la puerta. Ambos hombres entraron, y los saludé a ambos con un beso en la mejilla. Eze es un poco más alto que yo, y Jaime es bastante más alto que ambos. Corpulentos, con el típico pecho de quienes hacen pesas. Estaban muy bien vestidos, ambos con camisa un poco desabrochada (cada uno con su color), pantalón de vestir y zapatos.
Estábamos los 3 bastante tímidos, los invité a sentarse en las banquetas del bar, justo hay 3 de ellas, yo al medio de ambos. Tenía preparados los vasos, y les serví una medida de whiskey.
Sin decir nada, me baje de la banqueta, me acerqué a él y le di un beso en la boca, con apenas un poco de lengua. Fue la señal que desató el huracán. Jaime se levantó, y se me pegó al cuerpo desde atrás, apoyando su paquete en mi culo, sobre la ropa, mientras seguía besándome con Ezequiel. Ambos chicos comenzaron a recorrer mi cuerpo con las manos, yo no podía creer lo que estaba haciendo, pero a la vez, mis mejillas explotaban de calor, y por dentro tenia fuego que me quemaba el cuerpo.
Las manos de Jaime se apoderaron de mis tetas, por sobre la blusa, mientras sentía que su pija crecía rápidamente debajo de su pantalón. Me besaba el cuello, mientras mis manos acariciaban el pecho de Eze, y esporádicamente tocaba las manos de Jaime sosteniéndome las tetas.
Eze comenzó a desabrocharme los botones, y asistiéndolo, terminé sacándome la camisa, y tirándola al suelo. Siguió mi corpiño, también al suelo, y cuando mis tetas estaban libres, me volví a sentar en la banqueta, cuando ambos hombres saltaron sobre ellas, besándolas, y chupando mis pezones. Casi no tenia control de mi cuerpo, no sabía lo que hacía, y que me muerdan los pezones es algo que liberalmente me vuelve loca. Mis dos manos fueron a parar a ambos penes por sobre los pantalones. Ellos entendieron el gesto, y ahí mismo nos quitamos los 3 la ropa.
Cuando vi a ambos chicos desnudos, con sus pijas duras en frente mío, me saltó el corazón. Fue un shock de miedo, morbo y placer. Jaime hizo que me sentara en la banqueta, se arrodilló, y comenzó a darme sexo oral. Me lamia la concha como desesperado. Sin ser bruto, movía su lengua fuertemente en mi clítoris, me separaba los labios de la concha con la lengua, y jugaba intensamente con ellos. Mientras tanto, Eze se me acercó, tomé su pija con mi mano, y nos besamos profundamente. Con la otra mano jugaba con los cabellos de Jaime.
Mis gemidos subían, y la humedad de mi concha aumentaba. Jaime no resistió mas, se incorporó, y su verga salto en frente de mis piernas abiertas. Me tomó entre los brazos, y me llevó al sillón. Me recosté sobre el mismo, con los pies en la alfombra, mientras observaba detenidamente la pija de Jaime. Era gorda, de unos 16cm, bastante curvada hacia arriba, y con el glande mucho más ancho que el tronco, y que ya brillaba con gotas de fluido pre seminal en la punta.
. Hice un gesto para que Eze se acercara, dado que a todo esto parecía tímido en medio de tanto franeleo. Le dije que se arrodillara en el sillón, y comencé a chuparle la pija, primero con besos suaves, y luego más profundamente. De nuevo, no tenía control de mi cuerpo. Estaba chupando el pene de un hombre, y estaba a punto de ser penetrada por otro. Esto último no tardó en suceder. Jaime ya arrodillado entre mis piernas, encaminó su pene a la entrada de mi vagina, y con un movimiento fuerte pero preciso, logró penetrarme. Cerré los ojos, y solté un gemido fuerte, mientras seria con el pene de Eze en la boca.
En pocos segundos, Jaime se movía, sus manos estaban apoyadas en mis tetas, y su verga estaba entrando y saliendo de mi concha sin ninguna resistencia. . Sentía como su enorme glande recorría mi cueva como si fuese una pelota en un bastón, y sus testículos golpeaban mi cola rítmicamente. La mamada que le estaba dando a Eze comenzaba a surtir efecto, ya que su pija estaba largando fluidos, y me tomaba la cabeza con ambas manos.
La cogida duró algo de 5 minutos, cuando abruptamente Jaime se abalanzó sobre mis tetas, mordiéndolas suavemente, y comenzó a gemir. Sentí como su pene se agrandaba dentro de mí y comenzó a acabar. Yo gemía junto a él, estaba realmente disfrutándolo. Cuando finalmente terminó, sacó la verga de dentro de mí, y se levantó. Pude ver la punta del preservativo completamente blanca, llena de leche. Jaime me acarició la concha con una mano, como agradeciéndome, incluso metiendo un par de dedos.
Rápidamente miré a los ojos de Eze, y él entendió que quería que siguiese. Sin embargo, traté de controlar un poco la situación. Dejé de mamarle la pija, me levanté y sonreí. Ambos hombres quedaron mirándome, como regocijándose de estar cogiéndose a una mujer casada, y disfrutándolo. Les dije que me acompañaran, y fui caminando hasta la habitación principal. Ambos me siguieron rápidamente. Al llegar al borde de la cama, me senté y continué la chupada de pija a Eze.
– Cogeme Eze – le dije.
– Ufff, si por favor. Dejame traer un forro.
– No, vos no necesitas preservativo. A vos te dejo cogerme sin nada, no te preocupes, me cuido.
El chico se quedó helado, noté como se le erizaron los pelos de las piernas, y su pene dio un salto cerca de mi cara. Le di una última chupada de pija, me levanté, y usando el borde de la sabana, sequé un poco de la humedad de mi vagina. Me subí a la cama, poniéndome en cuatro patas. Levanté el culo las que pude, arqueando mi espalda, y dejando que mis tetas rozaran las sabanas.
– Veni por atrás, cogeme la concha así en cuatro – le dije, como si fuese una verdadera puta.
El se subió a la cama, con su herramienta lista, y apoyó sus dos manos en mi cintura. Su pene era largo, como de 18cm aproximadamente, y bastante ancho, con la cabeza del mismo tamaña que el tronco. Era estéticamente mucho más llamativo que el de su amigo, recto, sin venas marcadas, con la piel perfecta, parecía salido de un film porno, era un incentivo visual para cualquier mujer. Apenas la cabeza del pene tocó mis labios vaginales, solté otro gemido fuerte, sentí como volví a mojarme. Sin tocar el pene con las manos, hizo un poco de presión, hasta que la cabeza del pene, que no estaba mojada, rompió la resistencia de mis labios vaginales, también un poco secos por la sabana.
Cuando esa resistencia se rompió, la penetración fue instantánea. Más de la mitad del pene, sin preservativo, se perdió dentro de mi concha, en una fracción de segundo, lo cual era una prueba de que internamente, tenía la vagina inundada de jugos, y muy caliente.
En unos segundos más, la totalidad de ese gran pene ya estaba dentro mío, rodeándolo de calor y de humedad. Primero lento, y luego con fuerza, me penetró constantemente, durante más de 15 minutos, sin parar, sin cambiar de posición, fue una de las cogidas más intensas de mi vida.
Mientras tanto, Jaime se sacó el forro, se limpio la verga con las sabanas, y acercándose a mi cara, hizo que se la chupara. La pija de Jaime recobró vida, y comencé a darle una fuerte mamada, logrando una garganta profunda intensa. Dado que Jaime era el más activo, sentí la necesidad de provocarlo, y me esmeré en darle una intensa chupada. Mientras Eze seguía cogiéndome como un poseído, Jaime no soportó más, y comenzó a eyacular en mi boca. Hábilmente dejé la cabeza del pene sobre la lengua, apenas cerca de la garganta. Sin ejercer fuerza, el muchacho dijo “arrjjj no aguanto, voy a acabar!”, y comenzó la explosión de leche. Los 2 primeros chorros fueron enormes, y fuertes, pese a que era su segunda acabada en menos de 20 minutos. Ambos chorros fueron directo a mi garganta, que tuve que tragar rápidamente. La acabada fue rápida y constante, mi intensión era dejar caer un poco por la lengua, pero notablemente la mayoría de los chorros fueron profundos, y no tuve opción que tragar ese semen caliente y espeso. El chico gemía mientras le lamia fuertemente la cabeza, y un poco de semen terminó por salirse por la comisura de mis labios.
Continúe lamiéndole el pene, pasándole la lengua por la cabeza mientras apretaba el tronco, logrando que alguna última gota de semen saliera por la cabeza, y lamiéndola como si se tratara de crema en un pastel. El hombre aun gemía, temblaba, y me acariciaba la cabeza con una mano y una de sus tetas con la otra.
Mientras tanto, Eze en mi concha, luego del espectáculo, al fin decidió tomar una determinación. Retiró su pene, que seguía duro como en el primer segundo de sexo, e hizo que me acostara sobre mis espaldas, boca arriba. El bajó de la cama, que al ser tan alta, permitía una altura perfecta entre nosotros.
Todo sucedía muy rápido. Mi vagina empapada, y relativamente abierta por la intensa acción de ambos machos. Me levantó las piernas con ambas manos, y en una rápida movida, bajó de rodillas, y pasó su lengua por mis labios vaginales… a lo que le respondí con un intenso gemido. Como respuesta del dialogo, el se detuvo un rato, y por un minuto estuvo dándome sexo oral, con pequeñas mordidas de clítoris, y jugando con la lengua.
Pero como estaba concentrado en otra cosa, se volvió a levantar, y sin soltarme ambas piernas, su pene erecto volvió a penetrarme, en un abrir y cerrar de ojos. Las estocadas ahora eran fuertes, el pene salía casi por completo y volvía a entrar, produciendo ruidos húmedos de gran volumen. El movimiento hacia que mis tetas (redondas y firmes, vistas desde arriba) entraran en un vaivén, que era atenuado por sus manos, y las mías.
Jaime sentado en el respaldar de la cama, con el pene en la mano (que increíblemente estaba retomando algo de erección), miraba como su amigo me cogia, y dijo: “que hermosa concha tiene, no Eze?”.
Eze comenzó a temblar, aun no había acabado, llevaba casi una hora de erección, y yo sabía que sería un momento intenso. Cerró los ojos, apretó los dientes, Cuando lo noté, no pude permitirlo.
Le tomé las manos y la cintura, y presionándolo logré que me penetrara completamente, sin soltarlo. Eze comenzó a gemir y a gritar. hasta que saco su pija y la puso sobre mis tetas Estaba eyaculando borbotones de semen, caliente, espeso, dentro de mis tetas llenandolas de leche bien caliente No pude contarlos, pero fueron muchos chorros de semen, en los cuales los primeros fueron realmente grandes e intensos. Cerré los ojos, y me dejé llevar, solo sentía ese tronco enorme y duro dentro de mí y trataba de imaginar como esos chorros de semen me inundaban todas mis lolas
En lo que restaba de la tarde, ambos chicos me volvieron a coger muchas veces, en distintas poses, en distintos lugares de la casa (en la mesada de la cocina, el comedor sobre la mesa, en los sillones, etc). Tuve 3 orgasmos enormes, y logré que Ezequiel me volviera a llenar las tetas de leche
Comimos algo los 3, nos duchamos juntos (en donde me penetraron ambos por última vez), y abandonaron mi casa alrededor de las 10pm.
En aquella tarde, estaba nerviosa, y caliente tomando algo fuerte , estab muy exitada y me sentia muy perra estaba preparado, dado que era algo que venía ideando sin quererlo, y había tomado los recaudos para que esto sucediera.
Mi marido estaba de viaje en la provincia de Santa Fe desde esa mañana, y no volvería a la capital hasta dentro de 3 días. Yo estaba producida, había estado en la peluquería por la mañana, el cabello suelto, aunque arreglado, mis uñas trabajadas, y un maquillaje muy tenue y sutil, apenas un poco de labial rosado (de los que no salen fácilmente), un poco de base, y algo de delineador. Llevaba aros, una cadenita dorada al cuello con una pequeña cruz, una pulsera del mismo color en el brazo derecho, y mi anillo de matrimonio en la mano izquierda. Tenía puesta una pollera mini azul, ajustada, que llegaba hasta un poco pasada mi cola, una camisa blanca con mangas 3/4 y pequeños apliques de encaje con un par de botones sueltos, y un conjunto de ropa interior blanco, muy sugestivo y que delineaba mis curvas muy bien. Para completar, unas sandalias blancas (aunque sin brillo) relativamente altas.
Eran las 3:10pm, y suena el portero eléctrico. Por la cámara del aparato veo a Ezequiel, a su amigo Jaime. Los atiendo, y con vos nerviosa les digo que pueden subir al 4to piso. Ezequiel es un viejo compañero
Escuché el timbre, y abrí la puerta. Ambos hombres entraron, y los saludé a ambos con un beso en la mejilla. Eze es un poco más alto que yo, y Jaime es bastante más alto que ambos. Corpulentos, con el típico pecho de quienes hacen pesas. Estaban muy bien vestidos, ambos con camisa un poco desabrochada (cada uno con su color), pantalón de vestir y zapatos.
Estábamos los 3 bastante tímidos, los invité a sentarse en las banquetas del bar, justo hay 3 de ellas, yo al medio de ambos. Tenía preparados los vasos, y les serví una medida de whiskey.
Sin decir nada, me baje de la banqueta, me acerqué a él y le di un beso en la boca, con apenas un poco de lengua. Fue la señal que desató el huracán. Jaime se levantó, y se me pegó al cuerpo desde atrás, apoyando su paquete en mi culo, sobre la ropa, mientras seguía besándome con Ezequiel. Ambos chicos comenzaron a recorrer mi cuerpo con las manos, yo no podía creer lo que estaba haciendo, pero a la vez, mis mejillas explotaban de calor, y por dentro tenia fuego que me quemaba el cuerpo.
Las manos de Jaime se apoderaron de mis tetas, por sobre la blusa, mientras sentía que su pija crecía rápidamente debajo de su pantalón. Me besaba el cuello, mientras mis manos acariciaban el pecho de Eze, y esporádicamente tocaba las manos de Jaime sosteniéndome las tetas.
Eze comenzó a desabrocharme los botones, y asistiéndolo, terminé sacándome la camisa, y tirándola al suelo. Siguió mi corpiño, también al suelo, y cuando mis tetas estaban libres, me volví a sentar en la banqueta, cuando ambos hombres saltaron sobre ellas, besándolas, y chupando mis pezones. Casi no tenia control de mi cuerpo, no sabía lo que hacía, y que me muerdan los pezones es algo que liberalmente me vuelve loca. Mis dos manos fueron a parar a ambos penes por sobre los pantalones. Ellos entendieron el gesto, y ahí mismo nos quitamos los 3 la ropa.
Cuando vi a ambos chicos desnudos, con sus pijas duras en frente mío, me saltó el corazón. Fue un shock de miedo, morbo y placer. Jaime hizo que me sentara en la banqueta, se arrodilló, y comenzó a darme sexo oral. Me lamia la concha como desesperado. Sin ser bruto, movía su lengua fuertemente en mi clítoris, me separaba los labios de la concha con la lengua, y jugaba intensamente con ellos. Mientras tanto, Eze se me acercó, tomé su pija con mi mano, y nos besamos profundamente. Con la otra mano jugaba con los cabellos de Jaime.
Mis gemidos subían, y la humedad de mi concha aumentaba. Jaime no resistió mas, se incorporó, y su verga salto en frente de mis piernas abiertas. Me tomó entre los brazos, y me llevó al sillón. Me recosté sobre el mismo, con los pies en la alfombra, mientras observaba detenidamente la pija de Jaime. Era gorda, de unos 16cm, bastante curvada hacia arriba, y con el glande mucho más ancho que el tronco, y que ya brillaba con gotas de fluido pre seminal en la punta.
. Hice un gesto para que Eze se acercara, dado que a todo esto parecía tímido en medio de tanto franeleo. Le dije que se arrodillara en el sillón, y comencé a chuparle la pija, primero con besos suaves, y luego más profundamente. De nuevo, no tenía control de mi cuerpo. Estaba chupando el pene de un hombre, y estaba a punto de ser penetrada por otro. Esto último no tardó en suceder. Jaime ya arrodillado entre mis piernas, encaminó su pene a la entrada de mi vagina, y con un movimiento fuerte pero preciso, logró penetrarme. Cerré los ojos, y solté un gemido fuerte, mientras seria con el pene de Eze en la boca.
En pocos segundos, Jaime se movía, sus manos estaban apoyadas en mis tetas, y su verga estaba entrando y saliendo de mi concha sin ninguna resistencia. . Sentía como su enorme glande recorría mi cueva como si fuese una pelota en un bastón, y sus testículos golpeaban mi cola rítmicamente. La mamada que le estaba dando a Eze comenzaba a surtir efecto, ya que su pija estaba largando fluidos, y me tomaba la cabeza con ambas manos.
La cogida duró algo de 5 minutos, cuando abruptamente Jaime se abalanzó sobre mis tetas, mordiéndolas suavemente, y comenzó a gemir. Sentí como su pene se agrandaba dentro de mí y comenzó a acabar. Yo gemía junto a él, estaba realmente disfrutándolo. Cuando finalmente terminó, sacó la verga de dentro de mí, y se levantó. Pude ver la punta del preservativo completamente blanca, llena de leche. Jaime me acarició la concha con una mano, como agradeciéndome, incluso metiendo un par de dedos.
Rápidamente miré a los ojos de Eze, y él entendió que quería que siguiese. Sin embargo, traté de controlar un poco la situación. Dejé de mamarle la pija, me levanté y sonreí. Ambos hombres quedaron mirándome, como regocijándose de estar cogiéndose a una mujer casada, y disfrutándolo. Les dije que me acompañaran, y fui caminando hasta la habitación principal. Ambos me siguieron rápidamente. Al llegar al borde de la cama, me senté y continué la chupada de pija a Eze.
– Cogeme Eze – le dije.
– Ufff, si por favor. Dejame traer un forro.
– No, vos no necesitas preservativo. A vos te dejo cogerme sin nada, no te preocupes, me cuido.
El chico se quedó helado, noté como se le erizaron los pelos de las piernas, y su pene dio un salto cerca de mi cara. Le di una última chupada de pija, me levanté, y usando el borde de la sabana, sequé un poco de la humedad de mi vagina. Me subí a la cama, poniéndome en cuatro patas. Levanté el culo las que pude, arqueando mi espalda, y dejando que mis tetas rozaran las sabanas.
– Veni por atrás, cogeme la concha así en cuatro – le dije, como si fuese una verdadera puta.
El se subió a la cama, con su herramienta lista, y apoyó sus dos manos en mi cintura. Su pene era largo, como de 18cm aproximadamente, y bastante ancho, con la cabeza del mismo tamaña que el tronco. Era estéticamente mucho más llamativo que el de su amigo, recto, sin venas marcadas, con la piel perfecta, parecía salido de un film porno, era un incentivo visual para cualquier mujer. Apenas la cabeza del pene tocó mis labios vaginales, solté otro gemido fuerte, sentí como volví a mojarme. Sin tocar el pene con las manos, hizo un poco de presión, hasta que la cabeza del pene, que no estaba mojada, rompió la resistencia de mis labios vaginales, también un poco secos por la sabana.
Cuando esa resistencia se rompió, la penetración fue instantánea. Más de la mitad del pene, sin preservativo, se perdió dentro de mi concha, en una fracción de segundo, lo cual era una prueba de que internamente, tenía la vagina inundada de jugos, y muy caliente.
En unos segundos más, la totalidad de ese gran pene ya estaba dentro mío, rodeándolo de calor y de humedad. Primero lento, y luego con fuerza, me penetró constantemente, durante más de 15 minutos, sin parar, sin cambiar de posición, fue una de las cogidas más intensas de mi vida.
Mientras tanto, Jaime se sacó el forro, se limpio la verga con las sabanas, y acercándose a mi cara, hizo que se la chupara. La pija de Jaime recobró vida, y comencé a darle una fuerte mamada, logrando una garganta profunda intensa. Dado que Jaime era el más activo, sentí la necesidad de provocarlo, y me esmeré en darle una intensa chupada. Mientras Eze seguía cogiéndome como un poseído, Jaime no soportó más, y comenzó a eyacular en mi boca. Hábilmente dejé la cabeza del pene sobre la lengua, apenas cerca de la garganta. Sin ejercer fuerza, el muchacho dijo “arrjjj no aguanto, voy a acabar!”, y comenzó la explosión de leche. Los 2 primeros chorros fueron enormes, y fuertes, pese a que era su segunda acabada en menos de 20 minutos. Ambos chorros fueron directo a mi garganta, que tuve que tragar rápidamente. La acabada fue rápida y constante, mi intensión era dejar caer un poco por la lengua, pero notablemente la mayoría de los chorros fueron profundos, y no tuve opción que tragar ese semen caliente y espeso. El chico gemía mientras le lamia fuertemente la cabeza, y un poco de semen terminó por salirse por la comisura de mis labios.
Continúe lamiéndole el pene, pasándole la lengua por la cabeza mientras apretaba el tronco, logrando que alguna última gota de semen saliera por la cabeza, y lamiéndola como si se tratara de crema en un pastel. El hombre aun gemía, temblaba, y me acariciaba la cabeza con una mano y una de sus tetas con la otra.
Mientras tanto, Eze en mi concha, luego del espectáculo, al fin decidió tomar una determinación. Retiró su pene, que seguía duro como en el primer segundo de sexo, e hizo que me acostara sobre mis espaldas, boca arriba. El bajó de la cama, que al ser tan alta, permitía una altura perfecta entre nosotros.
Todo sucedía muy rápido. Mi vagina empapada, y relativamente abierta por la intensa acción de ambos machos. Me levantó las piernas con ambas manos, y en una rápida movida, bajó de rodillas, y pasó su lengua por mis labios vaginales… a lo que le respondí con un intenso gemido. Como respuesta del dialogo, el se detuvo un rato, y por un minuto estuvo dándome sexo oral, con pequeñas mordidas de clítoris, y jugando con la lengua.
Pero como estaba concentrado en otra cosa, se volvió a levantar, y sin soltarme ambas piernas, su pene erecto volvió a penetrarme, en un abrir y cerrar de ojos. Las estocadas ahora eran fuertes, el pene salía casi por completo y volvía a entrar, produciendo ruidos húmedos de gran volumen. El movimiento hacia que mis tetas (redondas y firmes, vistas desde arriba) entraran en un vaivén, que era atenuado por sus manos, y las mías.
Jaime sentado en el respaldar de la cama, con el pene en la mano (que increíblemente estaba retomando algo de erección), miraba como su amigo me cogia, y dijo: “que hermosa concha tiene, no Eze?”.
Eze comenzó a temblar, aun no había acabado, llevaba casi una hora de erección, y yo sabía que sería un momento intenso. Cerró los ojos, apretó los dientes, Cuando lo noté, no pude permitirlo.
Le tomé las manos y la cintura, y presionándolo logré que me penetrara completamente, sin soltarlo. Eze comenzó a gemir y a gritar. hasta que saco su pija y la puso sobre mis tetas Estaba eyaculando borbotones de semen, caliente, espeso, dentro de mis tetas llenandolas de leche bien caliente No pude contarlos, pero fueron muchos chorros de semen, en los cuales los primeros fueron realmente grandes e intensos. Cerré los ojos, y me dejé llevar, solo sentía ese tronco enorme y duro dentro de mí y trataba de imaginar como esos chorros de semen me inundaban todas mis lolas
En lo que restaba de la tarde, ambos chicos me volvieron a coger muchas veces, en distintas poses, en distintos lugares de la casa (en la mesada de la cocina, el comedor sobre la mesa, en los sillones, etc). Tuve 3 orgasmos enormes, y logré que Ezequiel me volviera a llenar las tetas de leche
Comimos algo los 3, nos duchamos juntos (en donde me penetraron ambos por última vez), y abandonaron mi casa alrededor de las 10pm.
11 comentarios - me encanta el sexo
Van ocho puntos