Con mi querida amiga realizamos varios encuentros sexuales luego de habernos conocido en el cine, aquella inolvidable tarde de verano. En esos encuentros, practicamos casi todas las posturas posibles y no dejamos lugar de nuestros cuerpos sin conocer… y en estas relaciones, a veces suele salir el tema de hacer algo, digamos, medio loco.
Un día le propuse de jugar en algún tren o subte lleno, apoyándonos y haciéndonos caricias pero con cierto disimulo para que la gente no se diera cuenta del juego. Por ser ambos tan calentones, ella acepto de inmediato y fue así como planeamos pasar ese rato.
Elegimos hacerlo en un tren que no tomaramos con frecuencia, con el fin de no encontrarnos con alguna persona conocida que nos arruinara el juego. Optamos por un miércoles por la tarde, luego de las 18 horas… la famosa “hora pico” en la cual casi todos los transportes se hallan abarrotados de pasajeros. No pusimos de acuerdo que nos encontraríamos en la estación desde donde iniciaba el tren su recorrido pero solo nos miraríamos y cada uno, por su lado, caminaría hacia un vagón, haciendo de cuenta que no conocernos. Ella llego a aquel encuentro vestida con una pollera oscura corta (sin ser minifalda), dejando ver sus preciosas piernas. Una blusa cremita y una campera negra completaba su indumentaria. En tanto yo me hallaba vestido con mi traje gris.
Ella camino unos metros delante mio, mientras contemplaba el meneo de su hermoso culo que también llamaba la atención de otros tipos. Ingrese al vagón un par de segundos tras de ella quien se ubico en el pasillo cerca del paso de vagón a vagón. Pase a su lado y con el revés de mi mano, roce su culo a lo cual ella no hizo ningún movimiento o ademán y me detuve apoyando la espalda contra la pared del vagón. El juego estaba comenzando.
Unos minutos más tarde, fue tanta la cantidad de gente que ingresaba que ella se fue corriendo, cada vez más cerca mio… y en el momento de sonar el timbre para cerrar las puertas, una nueva oleda de gente, provoco que ella terminara contra mí.
El tren comenzó su rodar y al aumentar la velocidad, el vaivén de la gente de un lado a otro, hizo que ella se pegara contra mi pelvis. Casi de inmediato, la verga se me puso dura y comencé a darle suaves y pequeños empujones en su culo, mientras observaba que nadie se diera cuenta de nada.
Un rato después, me pegue a su culo y ella lo movía suavemente para poder sentir bien mi verga fregándose en el. Mientras tanto le lanzaba mi cálida respiración en su nuca y parte de su cuello con lo cual note cierto estremecimiento por parte de ella. Estiro su mano y comenzó a acariciarme la pija por arriba del pantalón, a lo cual respondí acariciando su culo con una mano. Una gran sorpresa me lleve cuando levante su pollera y sentí que solo tocaba su piel ¡¡no traía ni bombacha ni tanga!!
Aprovechando algo de penumbra que había en el vagón y con mucha habilidad, logro bajarme el cierre, buscar mi pija y sacarla afuera. La acomodo en la entrada de su concha y solamente con el vaivén del vagón, sentíamos como entraba y salía toda. El juego dejo de ser tal para convertirse en una cogida en el tren. Llevabamos algo de 10 minutos de viaje y nosotros cogiendo, sintiendo esa mezcla de calentura, placer y adrenalina por ser descubiertos.
Finalmente, su concha se inundo con mi leche y ambos contuvimos los gemidos y gritos por acabar. Como pude, saque un pañuelo y limpie el sexo de ambos. Nos acomodamos un poco y decidimos bajar en la siguiente estación para ir a un telo y concluir mejor la jornada.
Al rato de bajar y ya conociendo donde estaba el telo, mientras caminábamos comenzamos a reírnos por el juego realizado. Eramos amigos pero algo más también, como que podría decirse, amigos con derechos o amantes.
En una de esas le pregunto “vinistes sin ropa interior ¿Por qué lo hicistes si era solo un juego?”, a lo cual ella me respondío “sabía muy bien que tanto vos como yo no nos íbamos a conformar con apoyarnos” dijo guiñándome un ojo… y tenía razón ya que eramos dos tremendos calentones.
Un día le propuse de jugar en algún tren o subte lleno, apoyándonos y haciéndonos caricias pero con cierto disimulo para que la gente no se diera cuenta del juego. Por ser ambos tan calentones, ella acepto de inmediato y fue así como planeamos pasar ese rato.
Elegimos hacerlo en un tren que no tomaramos con frecuencia, con el fin de no encontrarnos con alguna persona conocida que nos arruinara el juego. Optamos por un miércoles por la tarde, luego de las 18 horas… la famosa “hora pico” en la cual casi todos los transportes se hallan abarrotados de pasajeros. No pusimos de acuerdo que nos encontraríamos en la estación desde donde iniciaba el tren su recorrido pero solo nos miraríamos y cada uno, por su lado, caminaría hacia un vagón, haciendo de cuenta que no conocernos. Ella llego a aquel encuentro vestida con una pollera oscura corta (sin ser minifalda), dejando ver sus preciosas piernas. Una blusa cremita y una campera negra completaba su indumentaria. En tanto yo me hallaba vestido con mi traje gris.
Ella camino unos metros delante mio, mientras contemplaba el meneo de su hermoso culo que también llamaba la atención de otros tipos. Ingrese al vagón un par de segundos tras de ella quien se ubico en el pasillo cerca del paso de vagón a vagón. Pase a su lado y con el revés de mi mano, roce su culo a lo cual ella no hizo ningún movimiento o ademán y me detuve apoyando la espalda contra la pared del vagón. El juego estaba comenzando.
Unos minutos más tarde, fue tanta la cantidad de gente que ingresaba que ella se fue corriendo, cada vez más cerca mio… y en el momento de sonar el timbre para cerrar las puertas, una nueva oleda de gente, provoco que ella terminara contra mí.
El tren comenzó su rodar y al aumentar la velocidad, el vaivén de la gente de un lado a otro, hizo que ella se pegara contra mi pelvis. Casi de inmediato, la verga se me puso dura y comencé a darle suaves y pequeños empujones en su culo, mientras observaba que nadie se diera cuenta de nada.
Un rato después, me pegue a su culo y ella lo movía suavemente para poder sentir bien mi verga fregándose en el. Mientras tanto le lanzaba mi cálida respiración en su nuca y parte de su cuello con lo cual note cierto estremecimiento por parte de ella. Estiro su mano y comenzó a acariciarme la pija por arriba del pantalón, a lo cual respondí acariciando su culo con una mano. Una gran sorpresa me lleve cuando levante su pollera y sentí que solo tocaba su piel ¡¡no traía ni bombacha ni tanga!!
Aprovechando algo de penumbra que había en el vagón y con mucha habilidad, logro bajarme el cierre, buscar mi pija y sacarla afuera. La acomodo en la entrada de su concha y solamente con el vaivén del vagón, sentíamos como entraba y salía toda. El juego dejo de ser tal para convertirse en una cogida en el tren. Llevabamos algo de 10 minutos de viaje y nosotros cogiendo, sintiendo esa mezcla de calentura, placer y adrenalina por ser descubiertos.
Finalmente, su concha se inundo con mi leche y ambos contuvimos los gemidos y gritos por acabar. Como pude, saque un pañuelo y limpie el sexo de ambos. Nos acomodamos un poco y decidimos bajar en la siguiente estación para ir a un telo y concluir mejor la jornada.
Al rato de bajar y ya conociendo donde estaba el telo, mientras caminábamos comenzamos a reírnos por el juego realizado. Eramos amigos pero algo más también, como que podría decirse, amigos con derechos o amantes.
En una de esas le pregunto “vinistes sin ropa interior ¿Por qué lo hicistes si era solo un juego?”, a lo cual ella me respondío “sabía muy bien que tanto vos como yo no nos íbamos a conformar con apoyarnos” dijo guiñándome un ojo… y tenía razón ya que eramos dos tremendos calentones.
1 comentarios - Calentones en un tren...