Por pedido de prontitud escribo este segundo relato sobre mi hija. Como ya les conté en el relato anterior descubrí su sed de semen de la peor manera posible. Con mis propios ojos. Pero desde que vi esa boca succionando un falo con tantas ganas y con un nivel digno de una profesional no puedo ver a mi hija como esa nena dulce y inocente e indefensa que era para mí.
Me sentí un poco culpable por haberme excitado con su cuerpo y por la espectacular mamada que le propinó a aquel pibe suertudo esa tarde. Como buen padre debí haber interrumpido esa promiscuidad en mi casa sin embargo no podía evitar lo que se despertó en mi al ver a Natalia tan puta.
No podía andar espiándola por todos lados a ver cuando iba a ser la próxima vez que pudiera presenciar una escena de ese voltaje pero podía averiguar más sobre lo trola era. Empecé a estar más atento. Si había tenido el atrevimiento de traer a un pendejo a casa premeditadamente ya que me mintió antes para despejar el camino. Era de esperarse que se sintiera lo suficientemente confiada como para seguir andando de puta en mis narices.
Y como dicen lo peligroso de buscar es lo que podes encontrar. Una tarde como un guiño de la suerte, entré a la computadora familiar y me encuentro una ventana del explorador con su cuenta de facebook abierta y varias notificaciones de mensajes titilando. En eso veo que empieza a responder (desde su celular) yo me quedé leyendo la conversación.
Era con un tal Jorge. Me sorprendió que lo primero que leí fue "estoy caliente" de parte del tipo que por la foto se veía bastante mayor
Peor fue la respuesta de Nati que tras unos segundos escribió "k casualidad yo ando cn ganas d chupar una poronga bien gorda". Primero me impactó ese lenguaje pero en seguida sentí como se me empezaba a parar Los chat se hicieron más seguidos
J - como te voy a coger! Vas a gritar como una puta
N - mmm sabes k cn tu pija siempre grito
J - como me gustan esas tetas pendeja. quiero que vengas a casa de nuevo
N - toy en la escuela. si me dcías antes m rateaba
J - veni cuando salgas. mi mujer sigue afuera. dale putita yo se que queres
N - mmmm no se. Capaz
J - dale mi putita, sabes que acá siempre la pasas bien
N - mmmm oki cuando vuelva me cruzo
Ese mensaje me hizo darme cuenta. Apreté en el nombre del tipo y entré a su perfil para asegurarme lo que sospechaba. Efectivamente. Era nuestro vecino del frente. No lo podía creer. Ese hijo de puta con el que hemos compartido fiestas, cumpleaños, al que le abrí las puertas de mi casa se comía a mi hija con todo descaro. La trataba como una trola cualquiera.
Podría haberme cruzado en ese momento y cagarlo a trompadas, desenmascararlo con su mujer, con sus hijos. No había nada de malo en mi comportamiento que debiera ocultar. El facebook estaba abierto, lo podría haber leido por casualidad. Arranqué ciego por la bronca. Toqué timbre varias veces, esperando ver la cara de ese degenerado y rompérsela de un piñón. Nada pasó. Esperé un tiempo prudencial y nada.
Me asomé por atrás y miré por la ventana que da a mi casa, aprovechando que la persiana del cuarto está notablemente rota y no cierra más de la mitad.
En ese momento una idea muy sucia vino a mi cabeza. Esa persiana era la oportunidad que había esperado durante semanas. Por qué conformarme con un chat caliente cuando podía ver de nuevo esa boquita en acción. Lo dudé un poco. Podía ser descubierto pero si no me equivocaba, el angulo daba justo al ventiluz del baño. Si me paraba en el inodoro, como hace mi mujer al limpiarlo tenía un panorama limpio. Solo tenía que quedarme a oscuras y sería invisible.
J - vecino! que anda haciendo por acá? - me sorprendió Jorge. Al verlo sentí de nuevo ese impulso por golpearlo pero mi plan ya estaba claro en mi cabeza.
Yo - Justo te andaba buscando. Vos de casualidad no tendrás un taladro? tengo que colgar un mueble en el negocio - improvisé sobre la marcha. Lo del mueble era cierto pero para esas cosas tengo a mi cuñado.
J - Si obvio - con toda la amabilidad fue apurado a buscarlo. No se si por buen vecino o por el hecho de que tal vez verme le daba algo de culpa. Cuando me lo traje le agradecí y le aclaré que se lo devolvería al otro día. Cuando volvía a casa me temblaban las manos de lo nervioso que estaba de saber que ese tipo probablemente se cogería a mi nena en unas horas. Me sentí como una especie de entregador.
Pensaba en esas manos ásperas que me acababan de saludar tocan la delicada y suave piel de mi hija pero más pensaba en esa piel hermosa de Nati y en lo perra que la había leído. Tenía una calentura tremenda pensando en la posibilidad de ver algo tan obsceno como lo que había ocurrido con su compañero.
Me metí a casa. Tiré el taladro por ahí y me metí al cuarto de mi otra hija, por así decir (larga historia), a buscar sus binoculares. Quería ver con la mayor claridad posible. Los dejé escondidos en el baño y me senté a esperar. Mientras tanto leí un poco más de las charlas que mi hija mantenía con mi vecino en las que todo el tiempo él la trataba de puta y ella lo calentaba. Siempre hablando de nuevos encuentros. Me moría de ganas por espiar las demás pero no quería dejar mi rastro. Esa ventana la abrió ella desde el celular. No necesitaba más para calentarme. Las cosas que mi hija decía en ese chat eran tan de trola que daban ganas de meterle la pija en la boca sin previo aviso. De hecho esa imagen pasó por mi mente cuando más se me paró la pija.
En ese momento miré la hora y ya era momento de ir a buscarla. Salí tratando de pensar en otra cosa para bajar la erección antes de llegar al colegio. Cuando llegué mi pija estaba casi igual que al salir. Al acercarme a la escuela vi que ya habían empezado a salir y antes de que pudiera estacionar ya la tenía golpeándome la ventanilla. Al parecer estaba ansiosa. Se subió y tras un "hola pa" me di un beso en la mejilla. Yo hacia mis adentros pensaba "con esa boca se la vas a chupar al vecino que tiene casi mi edad, trola". La saludé casi sin mirarla. Ya al subir había mirado sus piernas de una manera muy poco paternal y temía que lo note.
Llegamos a casa y yo esperaba a ver que mentira me iba a decir ahora la petera. Me senté fingiendo tranquilidad, en el sillón y me puse a ver tele. Ella me desorientó ya que pasó directo a su cuarto. Al rato salió, con una calza rosada, tan apretada que hasta se le metía marcando la forma de esa hermosa concha. Daba ganas de arrodillarse y chuparsela como un caramelo. Ni hablar de como le marcaba la redondez de su cola. Arriba tenía una campera de buso que dios sabe que escondería. "me voy a correr que está lindo" me dijo. Yo que sabía a donde iba me imaginaba como se iba a calentar ese hombre al verla llegar.
Apenas salió me acerqué a la mirilla para ver como la recibía Jorge. Para mi sorpresa, tenían el numerito muy estudiado de tanto repetirlo. Nati caminó hasta la puerta y cuando esperaba que tocara, miró para todos lados y se agachó a sacar una llave que estaba escondida bajo la alfombra. Aparte de ver ese culo en pompa me sorprendió esa naturalidad. Entro como si fuera su casa con una sonrisa muy gatuna. Apenas se cerró la puerta yo corrí al baño. Cerré la puerta con el pasador, apague la luz y me paré en la tapa del inodoro, con los prismáticos colgados de la muñeca. Esperando ver algo de acción por esa persiana torcida.
Pasó un buen rato y no pasaba nada. Me sentí decepcionado pero la verdad yo en su lugar la hubiera agarrado en cualquier habitación de la casa. No había necesidad de llevarla al cuarto. Estaba por bajarme cuando vi una silueta en la ventana. Tomé los binoculares y pude ver a mi hija totalmente desnuda, que corría muerta de risa al rededor de la cama mientras el depravado de mi vecino la seguía, como una especie de juego. Con el aumento podía ver casi toda la escena en el reflejo del espejo que había en el placar. Cada vez que la alcanzaba la besaba y le agarraba las tetas o el culo. Apretaba como si no quisiera soltar ese cuerpo firme y voluptuoso por nada del mundo. Tan fuerte como yo me agarraba la pija al ver la cara de puta de mi hija al ser manoseada.
En un momento la agarra fuerte del pelo y la manda para abajo. Podía ver como la cabeza de mi hija empezó a moverse y la mirada del tipo se perdió por el goce. Tenía la boca abierta y empujaba la cabeza de Natalia como si se tratara de una puta que levantas en la esquina. Probablemente la ahogaba. En un punto dejó la cabeza de mi hija inmóvil apretando con las dos manos y comenzó a moverse él. Estaba cogiendole la boca y mi hija no hacía ningún movimiento que indicara resistencia. Ver ese cuerpito desnudo y como tragaba pija con una facilidad que solo tienen las que saben hizo que en ese momento saque la mía y me empiece a masturbar sin importarme nada. Trataba de imitar con mi mano el ritmo que veía de ellos.
En un momento divagué que era yo el que gozaba de esos labios y esa lengua inquieta.
Mientras miraba y me pajeaba cada vez más fuerte mi hija como si supiera o probablemente por la propia calentura fue un paso más allá. Para mi suerte se acomodó en la cama en cuatro pero con la particularidad de que quedó casi de frente a la ventana. Desde mi posición la podía ver claramente y donde comenzaba la perciana apenas me tapaba un poco de su cabello y tapaba también a Jorge de la panza para arriba. Tenía una viste perfecta de mi hija preparándose para ser cogida. Mi mano se aceleró casi sola viendo los gestos de placer que hacía Nati al sentir la pija mojada del vecino meterse en su pequeña concha.
No daba más de la calentura. Ese desgraciado tenía a mi hija en posición de perra y le empezó a dar masa. Veía ese cuerpito perfecto sacudirse por la rudeza con la que la estaban garchando. Veía la cara roja gritando. Pero su expresión mostraba que le gustaba como la estaba bombeando ese animal. Pensaba en todas las veces que habrá salido campante como ese día y mientras yo estaba tranquilo ella estaba en esa cama gritando. Solté por unos segundos los binoculares y abrí un poco la ventana. Me acerqué al marco y a pesar del otro vidrio pude sentir los gritos de mi hija. Con ese último ingrediente ya no aguanté más y un par de chorros blancos saltaron contra los azulejos y sobre mi mano. No me importaba nada. estaba tan caliente que seguí acabando como si el destino de ese semen fuera mi hija. Me quedé repondiéndome y me desconcentré un instante. Cuando volví a mirar fue porque los quejidos de mi hija terminaron. Me asomé como quien mira el clima y la vi tirada en la cama con toda la espalda bañada de leche. La muy trola la juntaba entre sus dedos y los chupaba como si fuera la crema de una torta.
Cerré la ventana despacio y me puse a limpiar el desastre que había hecho. Al rato más o menos a los 20 minutos ya estaba de nuevo sentado frente a la tele. Hacía zapping una y otra vez. No podía poner mi atención en otra cosa. Nada borraba la imagen de Natalia roja de tanto gritar y mucho menos la música de su voz gimiendo como una puta.
Mientras las imágenes pasaban una y otra vez por mi mente como una película, la puerta se abrió y mi hija pasó. No sabía si seguía agitada por la samarreada que le pego el bestia del vecino o estaba fingiendo para justificar el tiempo que supuestamente había estado corriendo. A juzgar por lo que vi tuvo bastante actividad física. Como buscando la mentira le pregunté "¿cómo te fue?" ella sonrió y me dijo "bien papi" noté un poco de picardía en su sonrisa, clásica de cuando hace alguna travesura.
Se metió al baño a ducharse. En el mismo baño en el que hacía pocos minutos yo había largado toda la leche de mis huevos viéndola coger como una trola. Ahí me quedé con el control remoto en la mano escuchando como prendía la ducha y yo ahí inmóvil, caliente por la petera de mi hija otra vez
Me sentí un poco culpable por haberme excitado con su cuerpo y por la espectacular mamada que le propinó a aquel pibe suertudo esa tarde. Como buen padre debí haber interrumpido esa promiscuidad en mi casa sin embargo no podía evitar lo que se despertó en mi al ver a Natalia tan puta.
No podía andar espiándola por todos lados a ver cuando iba a ser la próxima vez que pudiera presenciar una escena de ese voltaje pero podía averiguar más sobre lo trola era. Empecé a estar más atento. Si había tenido el atrevimiento de traer a un pendejo a casa premeditadamente ya que me mintió antes para despejar el camino. Era de esperarse que se sintiera lo suficientemente confiada como para seguir andando de puta en mis narices.
Y como dicen lo peligroso de buscar es lo que podes encontrar. Una tarde como un guiño de la suerte, entré a la computadora familiar y me encuentro una ventana del explorador con su cuenta de facebook abierta y varias notificaciones de mensajes titilando. En eso veo que empieza a responder (desde su celular) yo me quedé leyendo la conversación.
Era con un tal Jorge. Me sorprendió que lo primero que leí fue "estoy caliente" de parte del tipo que por la foto se veía bastante mayor
Peor fue la respuesta de Nati que tras unos segundos escribió "k casualidad yo ando cn ganas d chupar una poronga bien gorda". Primero me impactó ese lenguaje pero en seguida sentí como se me empezaba a parar Los chat se hicieron más seguidos
J - como te voy a coger! Vas a gritar como una puta
N - mmm sabes k cn tu pija siempre grito
J - como me gustan esas tetas pendeja. quiero que vengas a casa de nuevo
N - toy en la escuela. si me dcías antes m rateaba
J - veni cuando salgas. mi mujer sigue afuera. dale putita yo se que queres
N - mmmm no se. Capaz
J - dale mi putita, sabes que acá siempre la pasas bien
N - mmmm oki cuando vuelva me cruzo
Ese mensaje me hizo darme cuenta. Apreté en el nombre del tipo y entré a su perfil para asegurarme lo que sospechaba. Efectivamente. Era nuestro vecino del frente. No lo podía creer. Ese hijo de puta con el que hemos compartido fiestas, cumpleaños, al que le abrí las puertas de mi casa se comía a mi hija con todo descaro. La trataba como una trola cualquiera.
Podría haberme cruzado en ese momento y cagarlo a trompadas, desenmascararlo con su mujer, con sus hijos. No había nada de malo en mi comportamiento que debiera ocultar. El facebook estaba abierto, lo podría haber leido por casualidad. Arranqué ciego por la bronca. Toqué timbre varias veces, esperando ver la cara de ese degenerado y rompérsela de un piñón. Nada pasó. Esperé un tiempo prudencial y nada.
Me asomé por atrás y miré por la ventana que da a mi casa, aprovechando que la persiana del cuarto está notablemente rota y no cierra más de la mitad.
En ese momento una idea muy sucia vino a mi cabeza. Esa persiana era la oportunidad que había esperado durante semanas. Por qué conformarme con un chat caliente cuando podía ver de nuevo esa boquita en acción. Lo dudé un poco. Podía ser descubierto pero si no me equivocaba, el angulo daba justo al ventiluz del baño. Si me paraba en el inodoro, como hace mi mujer al limpiarlo tenía un panorama limpio. Solo tenía que quedarme a oscuras y sería invisible.
J - vecino! que anda haciendo por acá? - me sorprendió Jorge. Al verlo sentí de nuevo ese impulso por golpearlo pero mi plan ya estaba claro en mi cabeza.
Yo - Justo te andaba buscando. Vos de casualidad no tendrás un taladro? tengo que colgar un mueble en el negocio - improvisé sobre la marcha. Lo del mueble era cierto pero para esas cosas tengo a mi cuñado.
J - Si obvio - con toda la amabilidad fue apurado a buscarlo. No se si por buen vecino o por el hecho de que tal vez verme le daba algo de culpa. Cuando me lo traje le agradecí y le aclaré que se lo devolvería al otro día. Cuando volvía a casa me temblaban las manos de lo nervioso que estaba de saber que ese tipo probablemente se cogería a mi nena en unas horas. Me sentí como una especie de entregador.
Pensaba en esas manos ásperas que me acababan de saludar tocan la delicada y suave piel de mi hija pero más pensaba en esa piel hermosa de Nati y en lo perra que la había leído. Tenía una calentura tremenda pensando en la posibilidad de ver algo tan obsceno como lo que había ocurrido con su compañero.
Me metí a casa. Tiré el taladro por ahí y me metí al cuarto de mi otra hija, por así decir (larga historia), a buscar sus binoculares. Quería ver con la mayor claridad posible. Los dejé escondidos en el baño y me senté a esperar. Mientras tanto leí un poco más de las charlas que mi hija mantenía con mi vecino en las que todo el tiempo él la trataba de puta y ella lo calentaba. Siempre hablando de nuevos encuentros. Me moría de ganas por espiar las demás pero no quería dejar mi rastro. Esa ventana la abrió ella desde el celular. No necesitaba más para calentarme. Las cosas que mi hija decía en ese chat eran tan de trola que daban ganas de meterle la pija en la boca sin previo aviso. De hecho esa imagen pasó por mi mente cuando más se me paró la pija.
En ese momento miré la hora y ya era momento de ir a buscarla. Salí tratando de pensar en otra cosa para bajar la erección antes de llegar al colegio. Cuando llegué mi pija estaba casi igual que al salir. Al acercarme a la escuela vi que ya habían empezado a salir y antes de que pudiera estacionar ya la tenía golpeándome la ventanilla. Al parecer estaba ansiosa. Se subió y tras un "hola pa" me di un beso en la mejilla. Yo hacia mis adentros pensaba "con esa boca se la vas a chupar al vecino que tiene casi mi edad, trola". La saludé casi sin mirarla. Ya al subir había mirado sus piernas de una manera muy poco paternal y temía que lo note.
Llegamos a casa y yo esperaba a ver que mentira me iba a decir ahora la petera. Me senté fingiendo tranquilidad, en el sillón y me puse a ver tele. Ella me desorientó ya que pasó directo a su cuarto. Al rato salió, con una calza rosada, tan apretada que hasta se le metía marcando la forma de esa hermosa concha. Daba ganas de arrodillarse y chuparsela como un caramelo. Ni hablar de como le marcaba la redondez de su cola. Arriba tenía una campera de buso que dios sabe que escondería. "me voy a correr que está lindo" me dijo. Yo que sabía a donde iba me imaginaba como se iba a calentar ese hombre al verla llegar.
Apenas salió me acerqué a la mirilla para ver como la recibía Jorge. Para mi sorpresa, tenían el numerito muy estudiado de tanto repetirlo. Nati caminó hasta la puerta y cuando esperaba que tocara, miró para todos lados y se agachó a sacar una llave que estaba escondida bajo la alfombra. Aparte de ver ese culo en pompa me sorprendió esa naturalidad. Entro como si fuera su casa con una sonrisa muy gatuna. Apenas se cerró la puerta yo corrí al baño. Cerré la puerta con el pasador, apague la luz y me paré en la tapa del inodoro, con los prismáticos colgados de la muñeca. Esperando ver algo de acción por esa persiana torcida.
Pasó un buen rato y no pasaba nada. Me sentí decepcionado pero la verdad yo en su lugar la hubiera agarrado en cualquier habitación de la casa. No había necesidad de llevarla al cuarto. Estaba por bajarme cuando vi una silueta en la ventana. Tomé los binoculares y pude ver a mi hija totalmente desnuda, que corría muerta de risa al rededor de la cama mientras el depravado de mi vecino la seguía, como una especie de juego. Con el aumento podía ver casi toda la escena en el reflejo del espejo que había en el placar. Cada vez que la alcanzaba la besaba y le agarraba las tetas o el culo. Apretaba como si no quisiera soltar ese cuerpo firme y voluptuoso por nada del mundo. Tan fuerte como yo me agarraba la pija al ver la cara de puta de mi hija al ser manoseada.
En un momento la agarra fuerte del pelo y la manda para abajo. Podía ver como la cabeza de mi hija empezó a moverse y la mirada del tipo se perdió por el goce. Tenía la boca abierta y empujaba la cabeza de Natalia como si se tratara de una puta que levantas en la esquina. Probablemente la ahogaba. En un punto dejó la cabeza de mi hija inmóvil apretando con las dos manos y comenzó a moverse él. Estaba cogiendole la boca y mi hija no hacía ningún movimiento que indicara resistencia. Ver ese cuerpito desnudo y como tragaba pija con una facilidad que solo tienen las que saben hizo que en ese momento saque la mía y me empiece a masturbar sin importarme nada. Trataba de imitar con mi mano el ritmo que veía de ellos.
En un momento divagué que era yo el que gozaba de esos labios y esa lengua inquieta.
Mientras miraba y me pajeaba cada vez más fuerte mi hija como si supiera o probablemente por la propia calentura fue un paso más allá. Para mi suerte se acomodó en la cama en cuatro pero con la particularidad de que quedó casi de frente a la ventana. Desde mi posición la podía ver claramente y donde comenzaba la perciana apenas me tapaba un poco de su cabello y tapaba también a Jorge de la panza para arriba. Tenía una viste perfecta de mi hija preparándose para ser cogida. Mi mano se aceleró casi sola viendo los gestos de placer que hacía Nati al sentir la pija mojada del vecino meterse en su pequeña concha.
No daba más de la calentura. Ese desgraciado tenía a mi hija en posición de perra y le empezó a dar masa. Veía ese cuerpito perfecto sacudirse por la rudeza con la que la estaban garchando. Veía la cara roja gritando. Pero su expresión mostraba que le gustaba como la estaba bombeando ese animal. Pensaba en todas las veces que habrá salido campante como ese día y mientras yo estaba tranquilo ella estaba en esa cama gritando. Solté por unos segundos los binoculares y abrí un poco la ventana. Me acerqué al marco y a pesar del otro vidrio pude sentir los gritos de mi hija. Con ese último ingrediente ya no aguanté más y un par de chorros blancos saltaron contra los azulejos y sobre mi mano. No me importaba nada. estaba tan caliente que seguí acabando como si el destino de ese semen fuera mi hija. Me quedé repondiéndome y me desconcentré un instante. Cuando volví a mirar fue porque los quejidos de mi hija terminaron. Me asomé como quien mira el clima y la vi tirada en la cama con toda la espalda bañada de leche. La muy trola la juntaba entre sus dedos y los chupaba como si fuera la crema de una torta.
Cerré la ventana despacio y me puse a limpiar el desastre que había hecho. Al rato más o menos a los 20 minutos ya estaba de nuevo sentado frente a la tele. Hacía zapping una y otra vez. No podía poner mi atención en otra cosa. Nada borraba la imagen de Natalia roja de tanto gritar y mucho menos la música de su voz gimiendo como una puta.
Mientras las imágenes pasaban una y otra vez por mi mente como una película, la puerta se abrió y mi hija pasó. No sabía si seguía agitada por la samarreada que le pego el bestia del vecino o estaba fingiendo para justificar el tiempo que supuestamente había estado corriendo. A juzgar por lo que vi tuvo bastante actividad física. Como buscando la mentira le pregunté "¿cómo te fue?" ella sonrió y me dijo "bien papi" noté un poco de picardía en su sonrisa, clásica de cuando hace alguna travesura.
Se metió al baño a ducharse. En el mismo baño en el que hacía pocos minutos yo había largado toda la leche de mis huevos viéndola coger como una trola. Ahí me quedé con el control remoto en la mano escuchando como prendía la ducha y yo ahí inmóvil, caliente por la petera de mi hija otra vez
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