Que sigue luego de seder ante lo tabu del deseo el amor fraternal...
Mirna despertó con su cara un tanto pegajosa por el semen, solo unos segundos le tomo volver a la realidad y darse cuenta lo que había sucedido.
Completamente desnuda, aturdida y temerosa, vio como a sus pies dormía mas que placenteramente su sobrino, quien la tomaba de un tobillo casi como aseverando que ella era de su propiedad… Por un instante hasta sintió cierto espanto, pero verle la cara a Juan y sentir su cuerpo totalmente complacido le genero de golpe una sensación de serenidad y ternura, había dado a su sobrino un placer que él no conocía, y a la vez se sentía totalmente satisfecha.
A pesar de haber despertado no hacía mucho, parecía que esa intensa descarga que Juan había tenido sobre su tía, lo había dejado muy cansado y no despertaba… Mirna aprovecho para volver a ducharse y lidiar con todos las sensaciones que la invadían, no recordaba alguna vez en que hubiera tenido tres orgasmos en tan poco tiempo, pero al mismo tiempo no podía dejar de pensar que fuera su amado sobrino quien se los había provocado, su niño mimado… Luego de la ducha se sirvió una copa de vino y se acostó en la cama de su cuñada.
Se despojó de la toalla y con su mano recorría suavemente su cuerpo, mirando a la nada, pensando y bebiendo.
Se tocaba sus pechos y sonreía, tocaba su entrepierna sobre la tanga y se sentía extrañamente sensacional, poco más de una hora le tomo para terminarse la botella de vino, que por supuesto había traído ella, ya que su cuñada no aprobaba las bebidas alcohólicas, y volvió a dormirse.
Juan se despertó con una sensación de complacencia absoluta, sentía que había logrado algo que lo frustraba, obviamente, al instante se le lleno la mente de imágenes de su tía montándolo, besándolo, mamándolo… No podía creer que había poseído a una mujer y mucho menos a quien.
Se tocó el miembro que ya empezaba a empalmarse, a recuperar la excitación, sentía un gusto en su boca que no conocía, sin darse cuenta estaba masturbándose… Recobro el sentido y entendió que Mirna no estaba con él, ahí quizás comenzó a darse cuenta que había tenido sexo con su tía.
Se levantó y fue hacia el baño, y luego al living y la cocina, se sintió por un momento abandonado, hasta que fue a la pieza de su madre y allí la pudo ver, tendida en la cama, con los pechos apuntando a los lados, pensó tirarse sobre ella y poseerla nuevamente, pero al ver la botella reacciono y pensó en su madre.
Se ocupó de llevarse la copa y la botella de la habitación, y cubrió a su tía con la sabana.
Se sentía hombre por tal acción, cuidar de su mujer, y así tan satisfecho se ducho y se sentó en el living a ver tele.
Sonó el teléfono y era su madre – está todo bien? Pregunto… -si ma, la tía duerme y yo estoy mirando tele… contesto, sintiéndose feliz de que aquello, si bien era verdad, ocultaba lo que hacía un rato había pasado en su propia habitación… -llego a casa después de las 10 de la noche… le dijo su madre y continuo – hacele la cena a tu tía y no te acuestes tarde que mañana te necesito acá en la parroquia… Juan por dentro quería contestarle que ya nunca volvería a la iglesia, que ya nunca iba a seguir sus instrucciones, que iba a ser un hombre, pero solo respondió –ok ma, beso… Al colgar el teléfono, no podía contener toda esa sensación de logro, de avance, se encontraba en un mundo nuevo, y otra vez completamente excitado… Fue hasta donde estaba Mirna y la miraba con deseo, y enamoramiento, quería tomarla ya… Mirna despertó y vio a Juan mirándola, devorándola con la mirada, se sintió un poco intimidada pero cuando él le dijo –hola.
Con un rostro de ángel, la ternura la invadió nuevamente.
Miro a su alrededor y se dio cuenta que Juan había limpiado la escena, y la había cubierto con la sabana… es un caballero pensó… -dormí mucho? Pregunto y Juan le respondió que no… Se acercó a la cama, pero Mirna lo freno diciéndole –corazón, no está bien lo que hicimos… Juan de golpe perdió toda esa envalentonada que había adquirido, se ruborizo.
–soy tu tía, soy una vieja… Mirna balbuceaba, no estaba segura de que fueran esas las palabras que quería pronunciar… hubo un silencio incómodo y Juan soltó –tenes hambre tía? Mirna se sintió aliviada y le dijo que si… El chico le preparo un sándwich y un vaso de gaseosa y se lo llevo a la cama…
Miraron tele un rato, sin decir nada… De a ratos se miraban y se sonreían, Juan de a poco se fue inclinando hacia ella hasta recostarse en su brazo, Mirna se dejó deslizar hasta quedar acostada y Juan aprovecho para recostarse sobre su pecho, ella empezó a acariciarle la cabeza y la espalda –queres que la tía te haga dormir como cuando eras chico? Le pregunto en un tono burlón, pero él lo tomo en serio y asintió con la cabeza.
Ella lo direcciono para que el chico quedara acostado sobre ella, por su peso debió abrir sus piernas y allí quedo Juan, sobre su tía, apoyando su miembro sobre la entrepierna de Mirna y con su boca pegado al cuello de ella… Mirna pasaba su mano por toda la espalda de su sobrino y la con la otra mano en su cabeza jugaba con los cabellos.
Juan estaba totalmente a gusto y él también jugaba con los cabellos de su tía – te quiero mucho tía… le dijo y Mirna lo abrazo fuertemente y le dijo – mi chiquito hermoso, yo también te quiero… y Juan comenzó a besarle el cuello, suave, pasaba muy finamente su lengua contra ese cuello sedoso.
Mirna cerraba los ojos, parecía luchar contra el placer que eso le causaba.
Juan comenzó a mover su cintura haciendo que su pene comenzara a empalmarse y se frotase contra la vagina de su tía… Ella no podía evitar sentirse tan a gusto, sentir esos besos y ese falo duro fregarse contra su raja, sin importar que un pantaloncito, la sabana y una tanga los separaran –mi chiquito hermoso… repetía continuamente y cada vez su voz se deshilachaba.
Juan, bajo sus besos al mismo tiempo que sacaba la sabana, quedándole frente a el esos deliciosos pecho con los pezones duros de excitación – no mi vida, no hay que hacer esto… dijo Mirna sin poner mucha resistencia.
El joven tomo ambos pechos con sus manos y comenzó a besarlos, estrujarlos, chuparlos… jugaba con su lengua sobre los pezones, los rodeaba y volvía a chuparlos, refregaba su cara sobre esas tetas suaves y sedosas… Mirna ya no contenía la excitación, no dejaba de balbucear – te gustan las tetas de la tía? Preguntaba con voz tenue y relajada… - mmm.
mi angelito… repetía casi sin pensar, entregada y disfrutando.
Juan se corrió a un costado para poder quitar la sabana por completo y Mirna se puso de perfil, quedando ambos en cucharita, ella refregaba ahora su culo contra el bulto de su sobrino… Juan tocaba sus piernas, subía hasta sus pechos, bajaba hasta la entrepierna de Mirna, y con suavidad paso su mano por debajo de la tanga hasta llegar a la raja húmeda, casi empapada de su tía, frotándola entre los labios vaginales y el clítoris… Mirna tiraba su brazo hacia atrás acariciando la cabeza de su sobrino respingando leves suspiros, y este la corrió lentamente hasta ponerla boca abajo y poder tocarle las nalgas cálidas por el roce.
Mirna extendió los brazos sobre la cama entregándose al designio de su sobrino, quien sin saber lo que estaba haciendo se dejaba llevar por los impulsos, casi como improvisando.
Acariciaba y apretujaba las nalgas de Mirna y su corazón latía de excitación, paso sus dedos por el medio del culo de su tía hasta llegar a la vagina y por sobre la tanga frotar y empujar, arriba y abajo… Mirna alzaba su cintura, se movía en sube y baja, se prendía fuego sintiendo esos dedos masturbarla tan dulcemente, y se volvía loca sintiendo la respiración de su sobrino tan acelerada y acalorada.
Juan comenzó a besarle la espalda, a frotar sus labios y la lengua sobre la sedosa piel de su tía, y lentamente fue bajando, pensaba en darla vuelta para poder chupar los jugos que salían de esa concha hirviendo, y al llegar con sus besos al culo de su tía, instintivamente comenzó a besarle las nalgas, mientras que Mirna bajo una mano hasta la tanga y separarla al costado dejando libre ese ano caliente.
Juan entendió entonces que su tía pedía besos allí mismo y comenzó a sobarlo con la lengua, jugaba dulcemente, pasaba toda la lengua, luego la punta, otra vez toda la lengua y otra vez la punta, empujando, como queriendo penetrarlo, chupo y lamio, mientras con sus manos apretaba y separaba las nalgas y su tía lo tomaba de la cabeza empujándolo más contra su culo, diciéndole – ay Juan, ay mi amor!!… Él se separó un poco para ver como ese delicioso y húmedo ano latía al son de los jadeos de Mirna, y rápidamente sin pensar se quitó los pantaloncitos y calzoncillos de una vez, y se inclinó sobre su tía frotando toda la raja del culo con su pene babeante… Mirna sintió como los jugos seminales la empapaban y se excitaba aún más y balbuceante, mirando de reojo a su sobrino le dijo – despacio mi amor… y Juan comprendió y poso la punta de su verga latiente en la entrada del ano ya lubricado, y con una mano ayudo a empujar, adentrándose lentamente en el culo caliente de su tía, quien respingaba entre suspiros, jadeos y exclamaciones… Juan empezó instintivamente con el mete y saca, suavemente mientras con sus manos tomaba a su tía de la cintura y acompañaba el movimiento… Mirna, entregada totalmente solo apretaba las sabanas y exclamaba – ay juan, mi amor… y gemía de placer.
Luego de un ritmo suave, Juan empezó a acelerar la embestida, y se reposo sobre la espalda de Mirna, tomándola de las manos, sus dedos se entrecruzaron y Mirna jadeaba y decía – mi chiquito, mi chiquito… Juan comenzaba a jadear más fuerte, noto como su tía tubo un temblor en el cuerpo sacudiéndose y exclamando con su boca fundida en la almohada, sin saber muy bien que Mirna había tenido un terrible orgasmo… acelero el ritmo hasta sentir como sus piernas se endurecían, casi como acalambrándose y su pene dentro del culo de su tía se empezaba a estremecer, de golpe dejo salir cuatro fuertes chorros de semen que empapaban ese orificio que ardía… Y quedo vencido pareciendo que podía morir en ese instante, recostado sobre su tía, quien sentía como su culo latía lleno del semen y el pene de su sobrino.
Juan se hecho a un costado, aun con la respiración agitada, mientras Mirna sentía como de su culo salía el semen espeso y caliente, sus piernas le temblaban, su vientre aun pegaba unos pequeños espasmos a causa del orgasmo y la embestida de su sobrino sobre su culo… Ambos se miraron y se sonrieron.
Mirna acaricio la cara de Juan, mirándolo con amor y ternura.
El no dejaba de sonreírle.
–Mi chiquito hermoso, mi hombrecito… le dijo Mirna –te quiero mucho tía.
fue la respuesta de Juan.
Y el deseo de un joven virgen fue saseado por el amor fraternal de una tía que lo entrego todo.
4 comentarios - Una tia que entrega todo...(2da parte)