Mi esposa es petisa y muy gorda. Con este prólogo empiezo mirelato.
Hace muchos años que estamos casados, ambos tenemos más de 40. Siempre tuvimos buen sexo y ella en general me acompañó en muchas locuras que se me fueron ocurriendo, juguetes varios, películas de las más zarpadas, en fin, buena compañera de sexo.
Algo que vengo pidiendo creo que desde nos casamos hace más de 15 años es hacer un trío, específicamente quería ver como otro se la cogía.
Durante mucho tiempo me dediqué a mostrarle videos swingers ,relatos de cuernos, pero nada de esto la hacía aflojar. Un día enganché por una página a una pareja que se quería mostrar cogiendo a otra pareja, esto era sin excepción, no necesariamente teníamos que estar cogiendo nosotros pero debíamos estar los 2 viendo. Al principio mucho no le copó la idea pero el morbo le ganóy me dijo que bueno con la condición que no le debían ver su cara. El día llegó y ambos nos mostramos con antifaz. Los chicos empezaron a coger y fue un despertar para mi esposa. Mientras los veíamos mi mujer me empezó a masturbar hasta que ellos terminaron, nos despedimos y tuvimos una de las mejores sesiones de sexo desenfrenado. Me dejó meterle todos los juguetes a mi alcance y todos sus orificio estaban a mi total disposición y así lo aproveché.
En otra sesión, no fueron más de 4, cuando charlábamos después que ellos acabaran la chica le pidió a mi mujer que le mostrara las tetas, ella las tenía pequeñitas y era una especie de regalo para su marido. Como dije mi mujer es muy gorda y así tiene las tetas, enormes; nunca pensé que accedería a esa petición pero ni me consultó, se levantó la remera sin corpiño y ambos pechos quedaron en primera plana. El chico se acercó a la pantalla porque no podía creer el tamaño de sus tetas, nos despedimos y otra sesión furiosa.
Me dí cuenta que la estaba llevando hacia el lado oscuro y me propuse empujarla hasta lo más oscuro.
Un día estábamos cenando y bebiendo bastante porque festejábamos nuestro aniversario y toda la charla fue sexual, yo ponía énfasis en la cara del pibe con sus tetas, ella con su habitual autoestima baja me dijo que no había sido tan así, que el chico había sido muy amable pero que nadie se podía calentar con ese cuerpo. La miré fijo a sus ojos y con total sinceridad le dije que ese chico hubiera pagado por estar con una mujer como ella. Su cara se tornó de un rojo entre vergüenza y calentura y me dijo “-si conseguís quien quiera pagar por estar conmigo, te cumplo la fantasía”. El que se puso rojo de la calentura ahora fui yo. La única condición es que no debía ser muy evidente, yo conseguía el cliente y ella se encargaba del resto.
Durante un rato seguimos con el juego de palabras y le dije que me iba al baño, en realidad quería hablar con el barman del restaurant. Mi mujer le daba la espalda así que era más fácil para mí. Me acerqué y le largué la directa, “-tengo esta puta conmigo, si conseguís quien se la lleve te doy una buena comisión”, aclaré que con ella “vale todo”. Pedimos un par de champagne y parecía que la historia se frustraba cuando el barman me hizo una seña, me levanté nuevamente con el pretexto del baño y fui directo a la barra. El barman me señaló con una mirada al tipo en cuestión sentado cerca nuestro, me acerqué y le dí las condiciones, “telo pagás vos, hacés lo que quieras pero cuando ella diga no, es NO”, escuchó la tarifa, asintió y me volví a la mesa.
Mi mujer ya no disimulaba la calentura que llevaba, me dijo que quería coger ya en cualquier lado, le dije que me parecía bien porque nuestra apuesta seguía en pie y ya había encontrado quien quería pagar por estar con ella. Se quedó helada, me miraba sin poder emitir sonido alguno, le dije que el cliente se la llevaba a un telo durante una hora, le dije la tarifa y que eso incluía todos sus agujeros. Me preguntó si la estaba cargando, “jamás en mi vida hablé tan enserio, el cliente está impaciente y no se lo puede hacer esperar”, “ahora te vas a levantar, vas a mirar el señor en la barra y esperar que él te acompañe…no te olvides de cobrar, esto es por plata”. No me dijo nada, tomó sus cosas y se levantó, se acercó al señor, este pagó en la barra y se perdieron por la puerta. Pagué mi cuenta y me acerqué al barman para darle la propina, cuando vió el monto me dijo, “cuando quieras, tengo clientes todos los días”.
Llegué a casa, me serví un whisky y sentado en un sillón esperé hasta que cruzó la puerta.
Durante unos segundos nos quedamos mirando sin decirnos nada, le sonreí y ella corrió a abrazarme. Todo su cuerpo olía a sexo, me dijo que no podía creer que haya aceptado pero había sido la mejor experiencia en su vida. Pedí detalles.
Se las hago corta, el tipo de unos 50 años de aspecto común, tomaron un taxi, paró en una farmacia 24 hs y fueron a un buen telo.
Entraron y el tipo se le abalanzó, ella lo apartó y le pidió el dinero, estaba en papel completo, el tipo pagó y le dijo “-es una ganga por lo que te voy a hacer”.
Una vez pagado ese cuerpo fue todo de él. Se fue directo asu boca y sus manos a sus tetas, la fue desvistiendo y la empujó a la cama, le levantó las piernas y hundió su cara en la concha, se la chupó un rato y empezó a meterle el dedo mayor con fuerza. De mi mujer brotaban los fluidos de la calentura. El tipo fue agregando dedos para ver cuantos aguantaba, cuando vió que 4 le costaba meter sacó un pote de lubricante en crema y se lo llenó en la concha y en su mano. Ella estuvo a punto de decir que no pero él había pagado por todo aquello que ella aguantara y eso era algo de lo que estaba acostumbrada. Fue metiendo sus dedos haciendo círculos hasta que su mano enterase perdió en esa concha. La cogió un rato con la mano y sin sacarla se movió hasta que su pija quedó a la altura de la boca de mi mujer. Con el puño enterrado en su concha tiraba hacia él haciendo que levantara sus caderas y lanzara quejidos de placer y dolor. Después la dio vueltas se sentó en su espalda haciendo que su cara se hundiera en el colchón, volvió a meter el puño hasta el fondo mientras la jalaba hacia él abriendo más su concha. En un momento mientras la cogía con el puño le dio una palmada muy fuerte en una nalga y mi mujer gritó de placer, sentir el golpe la excitó a full y le suplicó que le pegara más fuerte. Nunca antes habíamos practicado nada de esto, para mí y sobre todo para ella fue una gran revelación. El tipo siguió pegando a mano abierta sus nalgas al punto de sacar la mano de su concha y dedicarse a flagelar sus nalgas, mi esposa pedía por más. Él le ordenó que se quedara en esa posición, con la cara en el colchón y su culo bien parado, tomó su camisa y con ella le ató sus manos a la espalda, la acomodó a borde de la cama, sacó su cinto y la empezó a azotar con fuerza. Según me contó debe haber tenido no menos de 3 orgasmos seguido, sus nalgas tenían las marcas de los cintarazos, inclusive algunas pequeñas lastimaduras. Cuando creyó que era suficiente tiró el cinto y acarició cada centímetro de sus nalgas magulladas acompañando de besos y lamidas, volvió a subirse arriba de ella pero esta vez de parado y se empezó a masturbar hasta que acabó en sus nalgas, después desparramó toda el semen con sus manos sin dejar lugar del culo por cubrir.
Le desató las manos, la besó y con una sonrisa morbosa le dijo “-viste que el servicio me iba a salir una ganga?”, mi mujer contestó “-con el próximo me vas a compensar”. Se vistieron y el tipo la volvió a dejar en el restaurant. Mi mujer llamó un taxi y cuando estaba por salir el barman se acercó corriendo y le pidió el teléfono, “-mañana te dejo mi tarjeta”,contestó.
Mi esposa me contó todos estos detalles acostada boca abajo con el culo al aire tratando de aliviar el dolor, traje una crema calmante y mientras se la aplicaba con una mano con la otra me masturbaba. “-me tenés que comprar otro teléfono”, me dijo y se durmió.
Así fue como comenzó su vida de prostituta, nuestra vida.
Hace muchos años que estamos casados, ambos tenemos más de 40. Siempre tuvimos buen sexo y ella en general me acompañó en muchas locuras que se me fueron ocurriendo, juguetes varios, películas de las más zarpadas, en fin, buena compañera de sexo.
Algo que vengo pidiendo creo que desde nos casamos hace más de 15 años es hacer un trío, específicamente quería ver como otro se la cogía.
Durante mucho tiempo me dediqué a mostrarle videos swingers ,relatos de cuernos, pero nada de esto la hacía aflojar. Un día enganché por una página a una pareja que se quería mostrar cogiendo a otra pareja, esto era sin excepción, no necesariamente teníamos que estar cogiendo nosotros pero debíamos estar los 2 viendo. Al principio mucho no le copó la idea pero el morbo le ganóy me dijo que bueno con la condición que no le debían ver su cara. El día llegó y ambos nos mostramos con antifaz. Los chicos empezaron a coger y fue un despertar para mi esposa. Mientras los veíamos mi mujer me empezó a masturbar hasta que ellos terminaron, nos despedimos y tuvimos una de las mejores sesiones de sexo desenfrenado. Me dejó meterle todos los juguetes a mi alcance y todos sus orificio estaban a mi total disposición y así lo aproveché.
En otra sesión, no fueron más de 4, cuando charlábamos después que ellos acabaran la chica le pidió a mi mujer que le mostrara las tetas, ella las tenía pequeñitas y era una especie de regalo para su marido. Como dije mi mujer es muy gorda y así tiene las tetas, enormes; nunca pensé que accedería a esa petición pero ni me consultó, se levantó la remera sin corpiño y ambos pechos quedaron en primera plana. El chico se acercó a la pantalla porque no podía creer el tamaño de sus tetas, nos despedimos y otra sesión furiosa.
Me dí cuenta que la estaba llevando hacia el lado oscuro y me propuse empujarla hasta lo más oscuro.
Un día estábamos cenando y bebiendo bastante porque festejábamos nuestro aniversario y toda la charla fue sexual, yo ponía énfasis en la cara del pibe con sus tetas, ella con su habitual autoestima baja me dijo que no había sido tan así, que el chico había sido muy amable pero que nadie se podía calentar con ese cuerpo. La miré fijo a sus ojos y con total sinceridad le dije que ese chico hubiera pagado por estar con una mujer como ella. Su cara se tornó de un rojo entre vergüenza y calentura y me dijo “-si conseguís quien quiera pagar por estar conmigo, te cumplo la fantasía”. El que se puso rojo de la calentura ahora fui yo. La única condición es que no debía ser muy evidente, yo conseguía el cliente y ella se encargaba del resto.
Durante un rato seguimos con el juego de palabras y le dije que me iba al baño, en realidad quería hablar con el barman del restaurant. Mi mujer le daba la espalda así que era más fácil para mí. Me acerqué y le largué la directa, “-tengo esta puta conmigo, si conseguís quien se la lleve te doy una buena comisión”, aclaré que con ella “vale todo”. Pedimos un par de champagne y parecía que la historia se frustraba cuando el barman me hizo una seña, me levanté nuevamente con el pretexto del baño y fui directo a la barra. El barman me señaló con una mirada al tipo en cuestión sentado cerca nuestro, me acerqué y le dí las condiciones, “telo pagás vos, hacés lo que quieras pero cuando ella diga no, es NO”, escuchó la tarifa, asintió y me volví a la mesa.
Mi mujer ya no disimulaba la calentura que llevaba, me dijo que quería coger ya en cualquier lado, le dije que me parecía bien porque nuestra apuesta seguía en pie y ya había encontrado quien quería pagar por estar con ella. Se quedó helada, me miraba sin poder emitir sonido alguno, le dije que el cliente se la llevaba a un telo durante una hora, le dije la tarifa y que eso incluía todos sus agujeros. Me preguntó si la estaba cargando, “jamás en mi vida hablé tan enserio, el cliente está impaciente y no se lo puede hacer esperar”, “ahora te vas a levantar, vas a mirar el señor en la barra y esperar que él te acompañe…no te olvides de cobrar, esto es por plata”. No me dijo nada, tomó sus cosas y se levantó, se acercó al señor, este pagó en la barra y se perdieron por la puerta. Pagué mi cuenta y me acerqué al barman para darle la propina, cuando vió el monto me dijo, “cuando quieras, tengo clientes todos los días”.
Llegué a casa, me serví un whisky y sentado en un sillón esperé hasta que cruzó la puerta.
Durante unos segundos nos quedamos mirando sin decirnos nada, le sonreí y ella corrió a abrazarme. Todo su cuerpo olía a sexo, me dijo que no podía creer que haya aceptado pero había sido la mejor experiencia en su vida. Pedí detalles.
Se las hago corta, el tipo de unos 50 años de aspecto común, tomaron un taxi, paró en una farmacia 24 hs y fueron a un buen telo.
Entraron y el tipo se le abalanzó, ella lo apartó y le pidió el dinero, estaba en papel completo, el tipo pagó y le dijo “-es una ganga por lo que te voy a hacer”.
Una vez pagado ese cuerpo fue todo de él. Se fue directo asu boca y sus manos a sus tetas, la fue desvistiendo y la empujó a la cama, le levantó las piernas y hundió su cara en la concha, se la chupó un rato y empezó a meterle el dedo mayor con fuerza. De mi mujer brotaban los fluidos de la calentura. El tipo fue agregando dedos para ver cuantos aguantaba, cuando vió que 4 le costaba meter sacó un pote de lubricante en crema y se lo llenó en la concha y en su mano. Ella estuvo a punto de decir que no pero él había pagado por todo aquello que ella aguantara y eso era algo de lo que estaba acostumbrada. Fue metiendo sus dedos haciendo círculos hasta que su mano enterase perdió en esa concha. La cogió un rato con la mano y sin sacarla se movió hasta que su pija quedó a la altura de la boca de mi mujer. Con el puño enterrado en su concha tiraba hacia él haciendo que levantara sus caderas y lanzara quejidos de placer y dolor. Después la dio vueltas se sentó en su espalda haciendo que su cara se hundiera en el colchón, volvió a meter el puño hasta el fondo mientras la jalaba hacia él abriendo más su concha. En un momento mientras la cogía con el puño le dio una palmada muy fuerte en una nalga y mi mujer gritó de placer, sentir el golpe la excitó a full y le suplicó que le pegara más fuerte. Nunca antes habíamos practicado nada de esto, para mí y sobre todo para ella fue una gran revelación. El tipo siguió pegando a mano abierta sus nalgas al punto de sacar la mano de su concha y dedicarse a flagelar sus nalgas, mi esposa pedía por más. Él le ordenó que se quedara en esa posición, con la cara en el colchón y su culo bien parado, tomó su camisa y con ella le ató sus manos a la espalda, la acomodó a borde de la cama, sacó su cinto y la empezó a azotar con fuerza. Según me contó debe haber tenido no menos de 3 orgasmos seguido, sus nalgas tenían las marcas de los cintarazos, inclusive algunas pequeñas lastimaduras. Cuando creyó que era suficiente tiró el cinto y acarició cada centímetro de sus nalgas magulladas acompañando de besos y lamidas, volvió a subirse arriba de ella pero esta vez de parado y se empezó a masturbar hasta que acabó en sus nalgas, después desparramó toda el semen con sus manos sin dejar lugar del culo por cubrir.
Le desató las manos, la besó y con una sonrisa morbosa le dijo “-viste que el servicio me iba a salir una ganga?”, mi mujer contestó “-con el próximo me vas a compensar”. Se vistieron y el tipo la volvió a dejar en el restaurant. Mi mujer llamó un taxi y cuando estaba por salir el barman se acercó corriendo y le pidió el teléfono, “-mañana te dejo mi tarjeta”,contestó.
Mi esposa me contó todos estos detalles acostada boca abajo con el culo al aire tratando de aliviar el dolor, traje una crema calmante y mientras se la aplicaba con una mano con la otra me masturbaba. “-me tenés que comprar otro teléfono”, me dijo y se durmió.
Así fue como comenzó su vida de prostituta, nuestra vida.
10 comentarios - De esposa a prostituta
Je
Muy buen relato
Van los puntos
Espero el próximo!!