Capítulo 4 (final)
Fin de año
Capítulo final! Ya sabéis que lo que cuento aquí es real. Así que para ayudaros a que puntuéis y comentéis os propondré algo. Supongo que a estas alturas tendréis curiosidad sobre el aspecto de mi novia y mi cuñada, así que por cada punto que me deis os enviaré 2 fotos, una de mi novia y otra de mi cuñada. Y por cada comentario (mínimamente trabajado, claro) cinco fotos extra. Pero con la condición de que este post llegue a los 500 puntos! a compartir se ha dicho
ACTUALIZADO: Estoy viendo que en vuestros comentarios solo decís cosas como: 10 o +10, o toma 10 puntos... me gustaría que me dijeseis qué os ha parecido el relato, o no habrá fotos!! o pensaré que no lo habéis leído y que solo os interesa ver a mi novia desnuda. todo tiene un precio, chicos! (esto se aplica a los comentarios que se añadan a partir de ahora ya que no lo especifiqué anteriormente)
Mi novia, Marta, y yo tenemos por costumbre todos los años, cuando llegan las fiestas de Navidad, reservar una habitación en un hotel para pasar juntos la Nochevieja, la última noche del año. Pero la pasada Nochevieja fue especial, el treinta y uno de diciembre del año dos mil dieciséis.
A falta de dos días para el esperado día, Marta me dijo por teléfono:
-¿Recuerdas la vez que mi hermana y yo estábamos a punto de follarte y vinieron mis padres? Pues prepárate porque te será difícil olvidar la próxima Nochevieja.
Me dijo que pasaríamos la noche juntos, y que después de las doce campanadas su hermana vendría al hotel y que entonces podríamos celebrar el inicio de un nuevo año los tres por todo lo alto.
Y así llegó la gran noche. He de admitir que estaba un poco nervioso. Había pasado ya mucho tiempo desde aquellas maravillosas aventuras clandestinas con Paloma y tenía muchas ganas de disfrutar de las dos chicas, de regalarles mi cuerpo por una noche.
Tal y como teníamos previsto Marta y yo fuimos a cenar a un restaurante. Una cena no muy pesada, que sino luego ya se sabe: uno puede hacer la digestión y follar, pero disfrutar de las dos cosas a la vez no es nada fácil. Luego estuvimos un rato paseando tranquilamente, y cuando faltaba media hora para medianoche regresamos a nuestra habitación. Descorchamos la botella, sonaron las campanadas, tomamos las uvas, brindamos, bebimos… Y entre risas Marta me preguntó si estaba preparado. Yo le dije que por supuesto, que eso no hacía falta ni preguntarlo. Entonces ella me hizo una confesión que no esperaba.
-Sé que te acostaste con mi hermana dos veces, que una vez te la follaste en mi chalet y otra en la playa.
Creo que debí quedarme en blanco. Lo que parecía que iba a ser una noche espléndida de repente se estaba convirtiendo en un infierno y yo quería que me tragara la tierra. Quise inventarme todo tipo de excusas, empezando por decirle que no sabía de qué me estaba hablando. Pero ella respondió riéndose y me contó que Paloma se lo había contado desde el primer momento y que a Marta, lejos de importarle, le parecía bien, que al final todo quedaba en familia y que yo podía acostarme con quien quisiera, siempre y cuando lo hablase antes con ella.
De tan contento como estaba la besé y la tumbé sobre la cama, pero ella me dijo que lo mejor era que esperásemos, que yo necesitaba tener la pistola bien cargada porque iba a pasarme la noche disparando.
Al poco alguien tocó la puerta. Era Paloma. Marta abrió y dejó entrar a su hermana.
Paloma me deseó un feliz año nuevo y acto seguido empezó a desnudarse. Hasta Marta se sorprendió de lo rápido que iba y de las ganas que tenía de follarme. La verdad es que fue verla en esa actitud y ponerme duro como una roca. Las dos me rodearon y me besaron por todas partes, me desnudaron entre las dos y me tiraron de un empujón sobre la cama.
Ahí ocurrió algo que no esperaba (la verdad es que mi novia es una deliciosa caja de sorpresas, he de admitirlo). Mientras yo estaba en la cama ellas se empezaron a desnudar mutuamente, entre risas, haciendo bromas sobre lo cachondas que estaban y de las ganas que tenían de aquello. Al fin se quedaron en ropa interior. Marta le quitó el sujetador a Paloma, y ésta hizo lo propio con su hermana pequeña, y entonces se besaron. Yo no daba crédito a lo que veía. Las dos hermanas se estaban besando, y no de cualquier manera. Entrelazaban sus lenguas y cerraban los ojos, disfrutando del momento. Supongo que mi cara debía estar reflejando mi sorpresa, porque Marta me miró y, al tiempo que las dos se acostaban a mis dos lados, me dijo:
-Así fue cómo descubrí que también me gustan las chicas, gracias a mi hermanita.
Aquello me estaba sobrepasando. ¡Era demasiado bueno para ser verdad! Demasiado morboso. En mi vida hubiese podido imaginado tener la oportunidad de disfrutar de algo así. Marta se dejó puestas unas medias muy sexys puestas, negras y lisas con encaje, junto con unas ligas que le quedan de puta madre, y Paloma lo mismo, solo que sus medias eran de rejilla y sin ligas.
Ya no me dijeron nada más. Me desnudaron rápidamente y Paloma empezó a chuparme la polla con muchas ganas, y Marta se sentó sobre mi cara para que le comiera el coño. Yo no podía estar disfrutando más. Notaba la boca de Paloma en mi polla y al mismo tiempo el aroma y el sabor del coño de mi novia. Las escuchaba gemir. Son unas auténticas viciosas las dos y todo se juntaba para que yo disfrutase aún más. Al cabo de un rato Marta se acercó a mi polla para chupármela también, y como aquella tarde en el salón de su casa, me la chuparon entre las dos. Era increíble notar sus lenguas y sus labios recorriendo cada centímetro de mi pene, que estaba súper húmedo, mojado con la saliva de las dos. Recuerdo estar con la espalda apoyada contra una almohada y ver cómo mientras me la chupaban de vez en cuando se besaban. Cada vez que veía eso sentía que iba a estallar. Pero me contuve. Había que aguantar con esas dos diosas del sexo.
Después de unos minutos las dos hermanas me dijeron que querían que me las follara ya, y Marta, muy comprensiva ella dado que su hermana mayor apenas había sentido mi polla en su coño dos veces en la vida, le dejó que fuera ella a quien yo montase primero. Así pues Paloma se acostó boca arriba y me rodeó la cintura con las piernas, atrayéndome. Se la metí despacito, pero pronto empecé a aumentar la velocidad y mis embestidas eran cada vez más violentas. Agarraba sus piernas con fuerza para no dejarla escapar. Entonces vi que Marta le ponía el coño en la cara a su hermana, y Paloma se lo lamía como si fuera un dulce caramelo.
Estuvimos follando durante mucho rato. Penetré a las dos varias veces y me corrí también varias veces. Sus orgasmos me llenaron la boca de fluidos y me bañaron la polla unas cuantas veces. Era invierno, pero los tres acabamos sudados y cansados, y cuando miramos el reloj eran ya pasadas las dos de la madrugada. Pero la noche no había hecho más que empezar. Nos dimos una ducha los tres juntos. Allí Paloma me hizo otra mamada mientras Marta me besaba, y acabó tragándose la leche. Como siempre.
Una vez los tres limpios y vestidos nos hicimos con unas bebidas que teníamos para la ocasión, vodka, ron, algunas cervezas, el champaign que nos había sobrado del brindis, las otras bebidas no alcohólicas para hacer mezclas, además del hielo que había en la nevera, unos vasos de plástico, un par de toallas y nos fuimos a la playa, que estaba a unos quince minutos paseando.
Al llegar a la arena extendimos las toallas y empezamos a beber. Aquella era la mezcla que necesitábamos para que todo se descontrolase. Marta nos dijo, a Paloma y a mí, que por qué no le enseñábamos cómo había sido aquella vez en la playa, cuando los dos le dijimos que habíamos quedado con unos amigos cuando en realidad habíamos tenido una cita clandestina el uno con el otro y habíamos follado sin parar toda la tarde. A nosotros nos pareció bien. Además ya estábamos contentos por los efectos del alcohol y el sonido de las olas y la soledad de una playa en una noche invernal invitaban a que nos dejásemos llevar.
Le pregunté a Marta si quería que le enseñásemos exactamente cómo había sido, y ella dijo que sí, que quería que lo hiciéramos exactamente igual, si es que nos acordábamos. Paloma y yo nos miramos y nos reímos, y le dijimos que lo intentaríamos pero que no prometíamos nada. Hacía frío, pero nos daba igual porque estábamos muy calientes, así que nos desnudamos y yo empecé a hacerle un masaje a Paloma en la espalda. Estaba muy cachondo de pensar que a mi novia le gustaba mirar, así que seguí bajando hasta su culo. Le abrí las nalgas y le lamí el ano, algo que a Paloma le encanta. Mientras mi lengua jugaba le penetraba el coño con los dedos. Luego ella se dio la vuelta. Tenía los pezones muy duros y se los chupé, lamiendo en círculos sus tetas y succionando. Luego me la chupó una vez más. Acabamos revolcados por la toalla y la arena, y al final tuve que dominarla para ponerla boca abajo y metérsela por el culo. Sus gritos se oyeron por toda la playa. Mientras, Marta se había quito las bragas y, con las piernas abiertas sobre la arena, se estaba masturbando. Entonces eché champaign en el culo de Paloma y lo lamí una y otra vez, para luego volver a metérsela hasta el fondo. Acabé dejándole el culo perdido de semen, y mi novia, que ya se había masturbado al menos dos veces se agachó y se bebió la leche que yo había dejado sobre su hermana mayor.
Acabamos bastante borrachos, y a eso de las seis regresamos al hotel. Debo admitir que a esas alturas estábamos exhaustos, así que no hubo más antes de dormir, sino que fuimos directos a la cama. Eso sí, nos desnudamos antes de eso porque nos encantaba sentir el tacto de nuestros cuerpos aunque no fuéramos a follar. Dormí como un bebe esa noche, la mejor noche de mi vida, sin duda.
Nos despertamos a las diez porque a las doce había que salir de la habitación. Yo tenía una resaca monumental y me costó levantarme, aunque fui el primero en hacerlo. Lo primero que vi nada más abrir los ojos fue a esos dos culitos, uno a cada lado de mí. Dormían boca abajo y se les veía todo, y yo, aún en mi cansancio y con los restos de la borrachera haciendo estragos, sentí la erección. Me dije que no podía desaprovechar la oportunidad. Aquella era otra de mis fantasías sexuales, y la hice realidad.
Me aseguré de que estaban dormidas y primero le comí el culo y el coño a mi novia. Ella gemía en sueños. Luego hice lo mismo con Paloma, e iba pasando mi boca de un culo a otro. Por supuesto acabaron despertándose, justo cuando mi lengua le hacía un beso negro a mi cuñada. Recuerdo su frase, que al oírla me hizo reír.
-Marta, tu novio tiene ganas de desayunar.
En efecto, hubo polvo mañanero con las dos. Aunque admito que las energías no acompañaban y que no disfruté lo mismo, pero acabé corriéndome en las tetas de Marta, y Paloma, cómo no, se las lamió, para disfrute de mi novia y mío.
Nos duchamos, nos cepillamos los dientes, nos vestimos y fuimos a desayunar a una cafetería cercana. Me despedí de las dos comiéndoles la boca como si fuera la primera vez, con muchas ganas, y me prometieron que habría más veces.
De momento no hemos tenido ocasión de repetir, pero de eso hace cuatro meses y medio. No obstante, solo digo una cosa: el verano se acerca…
Fin de año
Capítulo final! Ya sabéis que lo que cuento aquí es real. Así que para ayudaros a que puntuéis y comentéis os propondré algo. Supongo que a estas alturas tendréis curiosidad sobre el aspecto de mi novia y mi cuñada, así que por cada punto que me deis os enviaré 2 fotos, una de mi novia y otra de mi cuñada. Y por cada comentario (mínimamente trabajado, claro) cinco fotos extra. Pero con la condición de que este post llegue a los 500 puntos! a compartir se ha dicho
ACTUALIZADO: Estoy viendo que en vuestros comentarios solo decís cosas como: 10 o +10, o toma 10 puntos... me gustaría que me dijeseis qué os ha parecido el relato, o no habrá fotos!! o pensaré que no lo habéis leído y que solo os interesa ver a mi novia desnuda. todo tiene un precio, chicos! (esto se aplica a los comentarios que se añadan a partir de ahora ya que no lo especifiqué anteriormente)
Mi novia, Marta, y yo tenemos por costumbre todos los años, cuando llegan las fiestas de Navidad, reservar una habitación en un hotel para pasar juntos la Nochevieja, la última noche del año. Pero la pasada Nochevieja fue especial, el treinta y uno de diciembre del año dos mil dieciséis.
A falta de dos días para el esperado día, Marta me dijo por teléfono:
-¿Recuerdas la vez que mi hermana y yo estábamos a punto de follarte y vinieron mis padres? Pues prepárate porque te será difícil olvidar la próxima Nochevieja.
Me dijo que pasaríamos la noche juntos, y que después de las doce campanadas su hermana vendría al hotel y que entonces podríamos celebrar el inicio de un nuevo año los tres por todo lo alto.
Y así llegó la gran noche. He de admitir que estaba un poco nervioso. Había pasado ya mucho tiempo desde aquellas maravillosas aventuras clandestinas con Paloma y tenía muchas ganas de disfrutar de las dos chicas, de regalarles mi cuerpo por una noche.
Tal y como teníamos previsto Marta y yo fuimos a cenar a un restaurante. Una cena no muy pesada, que sino luego ya se sabe: uno puede hacer la digestión y follar, pero disfrutar de las dos cosas a la vez no es nada fácil. Luego estuvimos un rato paseando tranquilamente, y cuando faltaba media hora para medianoche regresamos a nuestra habitación. Descorchamos la botella, sonaron las campanadas, tomamos las uvas, brindamos, bebimos… Y entre risas Marta me preguntó si estaba preparado. Yo le dije que por supuesto, que eso no hacía falta ni preguntarlo. Entonces ella me hizo una confesión que no esperaba.
-Sé que te acostaste con mi hermana dos veces, que una vez te la follaste en mi chalet y otra en la playa.
Creo que debí quedarme en blanco. Lo que parecía que iba a ser una noche espléndida de repente se estaba convirtiendo en un infierno y yo quería que me tragara la tierra. Quise inventarme todo tipo de excusas, empezando por decirle que no sabía de qué me estaba hablando. Pero ella respondió riéndose y me contó que Paloma se lo había contado desde el primer momento y que a Marta, lejos de importarle, le parecía bien, que al final todo quedaba en familia y que yo podía acostarme con quien quisiera, siempre y cuando lo hablase antes con ella.
De tan contento como estaba la besé y la tumbé sobre la cama, pero ella me dijo que lo mejor era que esperásemos, que yo necesitaba tener la pistola bien cargada porque iba a pasarme la noche disparando.
Al poco alguien tocó la puerta. Era Paloma. Marta abrió y dejó entrar a su hermana.
Paloma me deseó un feliz año nuevo y acto seguido empezó a desnudarse. Hasta Marta se sorprendió de lo rápido que iba y de las ganas que tenía de follarme. La verdad es que fue verla en esa actitud y ponerme duro como una roca. Las dos me rodearon y me besaron por todas partes, me desnudaron entre las dos y me tiraron de un empujón sobre la cama.
Ahí ocurrió algo que no esperaba (la verdad es que mi novia es una deliciosa caja de sorpresas, he de admitirlo). Mientras yo estaba en la cama ellas se empezaron a desnudar mutuamente, entre risas, haciendo bromas sobre lo cachondas que estaban y de las ganas que tenían de aquello. Al fin se quedaron en ropa interior. Marta le quitó el sujetador a Paloma, y ésta hizo lo propio con su hermana pequeña, y entonces se besaron. Yo no daba crédito a lo que veía. Las dos hermanas se estaban besando, y no de cualquier manera. Entrelazaban sus lenguas y cerraban los ojos, disfrutando del momento. Supongo que mi cara debía estar reflejando mi sorpresa, porque Marta me miró y, al tiempo que las dos se acostaban a mis dos lados, me dijo:
-Así fue cómo descubrí que también me gustan las chicas, gracias a mi hermanita.
Aquello me estaba sobrepasando. ¡Era demasiado bueno para ser verdad! Demasiado morboso. En mi vida hubiese podido imaginado tener la oportunidad de disfrutar de algo así. Marta se dejó puestas unas medias muy sexys puestas, negras y lisas con encaje, junto con unas ligas que le quedan de puta madre, y Paloma lo mismo, solo que sus medias eran de rejilla y sin ligas.
Ya no me dijeron nada más. Me desnudaron rápidamente y Paloma empezó a chuparme la polla con muchas ganas, y Marta se sentó sobre mi cara para que le comiera el coño. Yo no podía estar disfrutando más. Notaba la boca de Paloma en mi polla y al mismo tiempo el aroma y el sabor del coño de mi novia. Las escuchaba gemir. Son unas auténticas viciosas las dos y todo se juntaba para que yo disfrutase aún más. Al cabo de un rato Marta se acercó a mi polla para chupármela también, y como aquella tarde en el salón de su casa, me la chuparon entre las dos. Era increíble notar sus lenguas y sus labios recorriendo cada centímetro de mi pene, que estaba súper húmedo, mojado con la saliva de las dos. Recuerdo estar con la espalda apoyada contra una almohada y ver cómo mientras me la chupaban de vez en cuando se besaban. Cada vez que veía eso sentía que iba a estallar. Pero me contuve. Había que aguantar con esas dos diosas del sexo.
Después de unos minutos las dos hermanas me dijeron que querían que me las follara ya, y Marta, muy comprensiva ella dado que su hermana mayor apenas había sentido mi polla en su coño dos veces en la vida, le dejó que fuera ella a quien yo montase primero. Así pues Paloma se acostó boca arriba y me rodeó la cintura con las piernas, atrayéndome. Se la metí despacito, pero pronto empecé a aumentar la velocidad y mis embestidas eran cada vez más violentas. Agarraba sus piernas con fuerza para no dejarla escapar. Entonces vi que Marta le ponía el coño en la cara a su hermana, y Paloma se lo lamía como si fuera un dulce caramelo.
Estuvimos follando durante mucho rato. Penetré a las dos varias veces y me corrí también varias veces. Sus orgasmos me llenaron la boca de fluidos y me bañaron la polla unas cuantas veces. Era invierno, pero los tres acabamos sudados y cansados, y cuando miramos el reloj eran ya pasadas las dos de la madrugada. Pero la noche no había hecho más que empezar. Nos dimos una ducha los tres juntos. Allí Paloma me hizo otra mamada mientras Marta me besaba, y acabó tragándose la leche. Como siempre.
Una vez los tres limpios y vestidos nos hicimos con unas bebidas que teníamos para la ocasión, vodka, ron, algunas cervezas, el champaign que nos había sobrado del brindis, las otras bebidas no alcohólicas para hacer mezclas, además del hielo que había en la nevera, unos vasos de plástico, un par de toallas y nos fuimos a la playa, que estaba a unos quince minutos paseando.
Al llegar a la arena extendimos las toallas y empezamos a beber. Aquella era la mezcla que necesitábamos para que todo se descontrolase. Marta nos dijo, a Paloma y a mí, que por qué no le enseñábamos cómo había sido aquella vez en la playa, cuando los dos le dijimos que habíamos quedado con unos amigos cuando en realidad habíamos tenido una cita clandestina el uno con el otro y habíamos follado sin parar toda la tarde. A nosotros nos pareció bien. Además ya estábamos contentos por los efectos del alcohol y el sonido de las olas y la soledad de una playa en una noche invernal invitaban a que nos dejásemos llevar.
Le pregunté a Marta si quería que le enseñásemos exactamente cómo había sido, y ella dijo que sí, que quería que lo hiciéramos exactamente igual, si es que nos acordábamos. Paloma y yo nos miramos y nos reímos, y le dijimos que lo intentaríamos pero que no prometíamos nada. Hacía frío, pero nos daba igual porque estábamos muy calientes, así que nos desnudamos y yo empecé a hacerle un masaje a Paloma en la espalda. Estaba muy cachondo de pensar que a mi novia le gustaba mirar, así que seguí bajando hasta su culo. Le abrí las nalgas y le lamí el ano, algo que a Paloma le encanta. Mientras mi lengua jugaba le penetraba el coño con los dedos. Luego ella se dio la vuelta. Tenía los pezones muy duros y se los chupé, lamiendo en círculos sus tetas y succionando. Luego me la chupó una vez más. Acabamos revolcados por la toalla y la arena, y al final tuve que dominarla para ponerla boca abajo y metérsela por el culo. Sus gritos se oyeron por toda la playa. Mientras, Marta se había quito las bragas y, con las piernas abiertas sobre la arena, se estaba masturbando. Entonces eché champaign en el culo de Paloma y lo lamí una y otra vez, para luego volver a metérsela hasta el fondo. Acabé dejándole el culo perdido de semen, y mi novia, que ya se había masturbado al menos dos veces se agachó y se bebió la leche que yo había dejado sobre su hermana mayor.
Acabamos bastante borrachos, y a eso de las seis regresamos al hotel. Debo admitir que a esas alturas estábamos exhaustos, así que no hubo más antes de dormir, sino que fuimos directos a la cama. Eso sí, nos desnudamos antes de eso porque nos encantaba sentir el tacto de nuestros cuerpos aunque no fuéramos a follar. Dormí como un bebe esa noche, la mejor noche de mi vida, sin duda.
Nos despertamos a las diez porque a las doce había que salir de la habitación. Yo tenía una resaca monumental y me costó levantarme, aunque fui el primero en hacerlo. Lo primero que vi nada más abrir los ojos fue a esos dos culitos, uno a cada lado de mí. Dormían boca abajo y se les veía todo, y yo, aún en mi cansancio y con los restos de la borrachera haciendo estragos, sentí la erección. Me dije que no podía desaprovechar la oportunidad. Aquella era otra de mis fantasías sexuales, y la hice realidad.
Me aseguré de que estaban dormidas y primero le comí el culo y el coño a mi novia. Ella gemía en sueños. Luego hice lo mismo con Paloma, e iba pasando mi boca de un culo a otro. Por supuesto acabaron despertándose, justo cuando mi lengua le hacía un beso negro a mi cuñada. Recuerdo su frase, que al oírla me hizo reír.
-Marta, tu novio tiene ganas de desayunar.
En efecto, hubo polvo mañanero con las dos. Aunque admito que las energías no acompañaban y que no disfruté lo mismo, pero acabé corriéndome en las tetas de Marta, y Paloma, cómo no, se las lamió, para disfrute de mi novia y mío.
Nos duchamos, nos cepillamos los dientes, nos vestimos y fuimos a desayunar a una cafetería cercana. Me despedí de las dos comiéndoles la boca como si fuera la primera vez, con muchas ganas, y me prometieron que habría más veces.
De momento no hemos tenido ocasión de repetir, pero de eso hace cuatro meses y medio. No obstante, solo digo una cosa: el verano se acerca…
68 comentarios - Mi novia y su hermana (Final) Trío e incesto entre hermanas
http://www.poringa.net/posts/imagenes/2988845/Mi-novia-y-su-hermana-Fotos
Excelente relato, quien no quiera tener un novia y una cuñada así???
me gusto que tu novia te sorprendiera diciendo que sabia todo y lo aprobaba, fue un extra muy bueno. espero las fotos