Filial, hetero, polvazo, lluvia dorada, hermana y hermano. Como su hermana le hizo vivir los momentos mas maravillosos de su vida
Yo tengo 28 años, soy ingeniero, moreno, alto. Alquile un apartamento en
la capital adonde yo había poco tiempo antes estudiado y donde vivía solo.
Un día me llama mi madre para decirme que a mi casa vendría mi hermana por
unos días ya que debía realizar algunos tramites de la universidad. Yo
accedí gustoso y cuando llegó la recibí con mucho cariño. Debo decir que
hasta ese momento no la había visto de otra manera que como una hermana a
quien le profesaba bastante afecto.
Como siempre, seguí la rutina de mi vida como Ingeniero en una empresa
siderurgia donde yo realizaba actividades administrativas, mientras que
ella se dirigía a las distintas instituciones para formalizar sus opciones
de ingreso. A menudo hablaba con ella y le pedía información acerca de
como iban sus cosas portándose ella muy accesible al punto que un día nos
tomamos juntos una botella de vino tinto de varias que tenia yo en la
casa.
Me di cuenta que el tiempo había pasado y que mi hermana era ahora más
simpática. Era una mujer blanca de apenas 20 años, con labios
sobresalientes y una mirada única que podía sonreír con los ojos. La
verdad es que me sentía muy a gusto con ella y se volvió una costumbre que
los viernes saliéramos a sitios que quería conocer de la ciudad. Puedo
jurar que durante ese tiempo no sentí otra motivación que la de ayudarla a
lograr su objetivo de establecerse, además de que valoré mucho el hecho de
sentirme acompañado en mi casa.
Ella conoció a mi novia Mercedes y se hicieron amigas al punto que muchas
veces cuando volvía del trabajo las encontraba a ambas charlando de
diferentes cosas.
Mi novia era una muchacha de 26 años, también profesional, color dorado,
simpática sin ser espectacular a quien le agradaba usar minifalda y
camisetas cortas que le sentaban muy bien.
Todo comenzó un día en que mi hermana me preparó un té ya que yo me sentía
bastante enfermo. Lo llevó a mi cama y me lo acercó a la boca. Su falda
inevitablemente se recogió y pude ver sus piernas maravillosas. Yo me
senté en la cama y como un gesto de mimo pedí que me lo diera ella misma.
Ella trató de acomodarme la sábana y por casualidad pude ver sus senos.
Eran rojos y con una gran aureola, duros y sostenidos, lo cual me excitó
al punto de tratar de mirarla varias veces e incluso de fantasear con
tocarla.
El viernes, después de irse Mercedes mi novia, como a las 11 de la noche,
decidimos destapar una botella de vino más y empezamos a jugar sobre
contarnos cosas que no le habíamos dicho a nadie. Allí salió el tema de lo
que había sentido cuando tomaba té. Ella me confesó que cuando tenía 17
años yo era su ídolo (Recuérdese que yo soy mayor)y que le daba mucha
rabia cuando le presentaba diversas novias, muchas de las cuales no
duraban conmigo más de un mes.
En un momento, nuestros labios se acercaron y la bese, fue extraño sentir
su boca y tenerla entre mis brazos. Creo que fue el vino lo que me hizo
tocar sus senos y ella sonreírse, quizás por el efecto de la bebida. Yo
quise seguir más allá acariciando su coño por encima del pantalón de ella,
a lo cual me puse instantáneamente erecto y deseoso de hacerla mía como
jamás lo había estado. Fue allí cuando ella paró y me dijo que era una
locura repetir lo que habíamos hecho. Pero desde ese momento, debo
confesar que dentro de mí el deseo se había desatado al punto de sentir
hacia mi hermana el mayor impulso que había tenido hacia una mujer.
Dos días después la vi pasar hacia el baño con una toalla muy corta y en
una oportunidad al entrar a su cuarto la vi mientras se ponía unos
pantalones muy ajustados. Me sentía culpable, pero ahora en mi todo era
lujuria.
Mis deseos se cumplieron un día viernes, cuando la acompañé a
una
localidad cercana a buscar unos documentos relativos a su acta de
nacimiento.
En ese lugar abundan los hoteles y en mi país ese sitio es conocido por la
afición que le tienen los amantes escondidos. Mientras íbamos en mi carro,
nos tomábamos una botella de vino con una pajilla, en referencia a lo cual
bromeábamos continuamente.
Vi su falda y las piernas divinas de mi hermana, a lo cual me fue
inevitable decirle que me encantaba como le quedaba esa prenda.
Me miro y me dijo “Pero no es como la falda de Mercedes que le queda por
aquí” y se subió la falda pudiendo verle entonces sus muslos y sintiendo
que mi miembro tenia una erección que me costaba ocultar. Yo vi esa
deliciosa perspectiva y le dije como al descuido “ella las usa más
arriba”, a lo cual ella reaccionó dándome la botella con la pajilla y
subiéndose aun más la falda. Yo dije “tus piernas me encantan”. Ella
reaccionó diciéndome “¿Más que las de Mercedes?”.
Yo estaba atónito, por lo cual le contesté: “”Tu me gustas mas que nadie”,
pero no diré más porque este auto está casi que programado para ir a los
hoteles de esta carretera, al punto, que yo creo que puede doblar solo”. A
pesar de lo tonto de mi afirmación, ella se quedó pensativa, luego de lo
cual dijo en forma normal “A MI NO ME IMPORTARIA SI DOBLARAS”. Aquello
cayó como un rayo sobre mí, me quedé en silencio y cuando vi el Hotel Las
Vegas doblé hacia la entrada.
Tal vez esperaba que ella dijera algo, quizás no podía creer lo que me
estaba pasando, pero seguí hasta la entrada. Me bajé del auto, yo
temblaba, no sé por qué, tal vez intuía el momento delicioso que viviría.
El mejor de todos.
El portero me pidió la identificación y me dijo el precio de la
habitación. Yo saqué los mil quinientos que eran necesarios. Entonces él
me dijo: “Dame la identificación de ella”, es probable que la viera muy
joven y quisiera asegurarse. Me acerqué al auto y le dije a Gloria: “Dame
tu cédula”, ella me miró con sus hermosos ojos café y me contestó “¿Por
qué no nos vamos?”, Yo me sentí en vilo por un instante, pero ella
maquinalmente tomó la cartera y me dio la identificación. Se la presenté
al portero, él miró seguramente que ambos apellidos eran iguales, me vio a
los ojos y me dijo: “Vete mejor al 142, allí no se ve el auto porque tiene
garaje”. Me monté nuevamente, estaba como en un sueño. Me estacioné. Nos
bajamos, subimos una pequeña escalera, yo no podía creerlo.
Vi a mi hermana por detrás y dije dentro de mi “Ese culo va a ser mío”,
pensaba en sus tetas y en todo lo que podría vivir, era lo prohibido, era
el paraíso.
Cuando entramos ella fue a la ventana, mi corazón latía fuertemente, la
abrace por detrás y, como en casa, le di un beso en la boca, nuestras
lenguas se juntaron, yo la abrazaba con fuerza y ternura, le decía que
había esperado mucho ese momento, ella me decía “esto es una locura”, pero
yo no la dejaba hablar,. La llevé a la cama y le levanté la falda. Vi que
tenía unas bragas rojas. Pensé en las muchas veces en que le había dicho
que no me gustaba la ropa interior blanca. Tal vez ella imaginó lo que
pasaría antes de salir conmigo. Vi su coñito pequeño y maravilloso por
encima de las bragas, me embelesaba, todo parecía parte de un deseo muchas
veces soñado. Entonces Gloria me dijo que quería ir al baño. Mientras
estaba allí yo me quité toda la ropa y la esperé bajo las sábanas.
Cuando llegó a la cama, la veía confundida, la acosté en la cama y le dije
que adoraba ese momento con ella. Se relajó, la besé en sus labios
maravillosos mientras le pasaba mi lengua por dentro de su boca y
levantaba nuevamente su falda. Bajé sus bragas con desesperación, y me
encontré con sus coñito pequeño, lleno de bellos, pasaba mis manos por sus
piernas y e
lla gemía diciéndome: “Estas loco, loco”, le quité la blusa y
le besaba el pecho, la cara y esa boca que tantas locuras me había
inspirado. Traté de desabrochar su sujetador por detrás, pero cuando iba
a halarlo hacia adelante para descubrir sus tetas, no dejó que lo hiciera,
decía que no, que como estábamos haciendo eso, pero yo insistía porque
sentía su respiración cachonda y como los jugos de su coño seguían cayendo
sobre mi mano.
Cuando finalmente saqué su sujetador y estuvieron ante mi ese par de tetas
rosadas comencé a besarlas y chuparlas como loco, sus pezones se
contraían, les pasaba mi lengua y sentía muy dentro de mi que eran las
tetas más ricas que había tenido en mi vida. Las pasaba por mi cara y
succionaba locamente sus pezones. Luego la voltee, dirigiéndome
directamente a su rajita donde comencé a chupar los jugos de ese coñito
prohibido que me tragaba como un manjar. Mi hermanita gritaba sintiendo lo
rico de las embestidas de mi lengua en su cuca. Le abría la raja e
introducía mis sentidos en esa profundidad rosada. Pero la locura fue
total cuando su boquita aprisionó mi miembro y lo chupaba de atrás hacia
adelante golosamente. Yo sentía que me venía, así que puse a Gloria abajo
y me monte sobre su coñito introduciendo mi pene con la cachondez de quien
quiere lo máximo. Sentía en mi palo la estrechez deliciosa de ese coñito
prohibido y rápidamente comencé con los vaivenes de entra y saca que
hicieron a Gloria terminar con un tremendo orgasmo, del cual su mayor
expresión fueron las uñas que me clavaba en la espalda. Eso me excitó aun
más y sentí el éxtasis de acabar dentro de mi hermana. Le dije: “Te voy a
echar ese lechero adentro mi amor”. Era la primera vez que le decía “mi
amor” a mi hermanita, la gozaba como mi mujer. Ella me dijo: “No, no me
acabes adentro, que yo no me cuido”, eso me sorprendió, pero lo que yo más
deseaba era darle mi orgasmo a esa mujer así que le grité mientras la
culeaba:”Te voy a dar mi leche mi amor, no me importa, quiero dártela”,
ella entonces me dijo:”Si me acabas adentro me vas a preñar”, yo ya sentía
que mi semen venía, le dije: “No me importa, toma mi leche mi amor”, ella
también lo deseaba, estoy seguro. Se rindió y me dijo “HAZ LO QUE QUIERAS
COÑO, ME VAS A PREÑAR” y yo, QUE RICO MI AMOR, TOMA MI LECHE, TOMA, TOMA
MI LEEEEEEEEEECHE! y agarrándome con fuerza de sus enormes tetas le lance
un chorro de semen espeso en las entrañas prohibidas de mi hermanita.
Acabamos los dos con gritos donde ella me decía “DAMELA AHHH
DAMEEEEEEELA!.Y yo sentía mientras le empujaba los chorros de semen
caliente que me estaba derramando en lo más profundo de lo prohibido, lo
que me hizo botar más espermatozoides de los que normalmente le he echado
a otras mujeres. Vi como mi leche salía de su raja, se la regué en su cuca
dejándole el pelero enlechado. Me acosté en sus tetas y nos besamos
quedándonos dormidos.
Cuando nos levantamos nos fuimos al jacuzzi, allí le mamé los senos y la
cara y el coño mientras nos reíamos y éramos felices. En un momento me
dijo Gloria: “Voy a salir para orinar”, yo la convencí de que lo hiciera
ahí. Se sentía cohibida, no quería al principio, pero luego poco a poco
comenzó a salir el orín amarillo de su raja, yo me tragaba su liquido y
lo demás me rodaba por la cara. Cuando terminó, lamí su coño limpiándolo
de todo y sintiéndome feliz de haberme tragado el orine de mi hermana.
Yo entonces le dije que yo tenía una fantasía, me pidió que le dijera cual
era y yo le pedí que me chupara el miembro, mientras lo hacia se lo pasaba
por los labios y por sus tetas grandes y divinas en las que deje regado mi
liquido preseminal. Cuando sentí que no podía más le dije : “MI AMOR,
TRAGAME LA LECHITA ANDA TRAGATELA” y solté ese chorro de semen caliente en
sus labios que ella se apresuró a engullir, mientras yo gri
taba sintiendo
que mi hermana se estaba tragando mi semen.
El fin de semana que siguió ella estuvo en casa de mi abuela, por lo cual,
no pude verla pero al llegar el domingo me metí en su cuarto y luego de
darnos el máximo de placer la monte sobre mi y solté mi leche dentro de
ella mientras con la boca chupaba sus tetas. Así seguí todos los días de
la semana. Nada hay más divino que cojerte el coñito cerrado de tu
hermana. Yo no lo cambiaria por nada.
El sábado, le dije, después de acabarle en sus nalgas blancas y regarle
la leche en todo el culo, que quería más que nada, que me diera el
trasero. Al principio se resistió, me decía que por qué, que porque por
ahí, que ella no lo había hecho así. Yo la besaba y le decía que era lo
que mas deseaba en ese momento porque así cuando la viera por detrás en
cualquier lugar sabría que ese culo había sido mío. El domingo en la
mañana comenzamos a hacer el amor, la hice acabar en mi boca mientras
chupaba su clítoris e introducía mis dedos en su sexo. Entonces le dije
que me dejara hacerlo. Me dejó. No sabia que hacer, así que la puse en
cuatro patas y le dije que se quedara tranquila. Comencé por chuparle las
nalgas, la raja y pasarle la lengua por el hueco. Pensar que por ahí
cagaba mi hermana me puso peor. Tomé la vaselina que había comprado y
comencé a frotar la cabezota de mi pene contra su huequito. Luego
introduje LA CABEZOTA Y POQUITO A POCO LLEGUÈ AL FINAL. Me agarraba de las
tetas de Gloria, ella decía que le dolía pero se movía. Yo sentía lo
caliente de su culo, ella se quejaba, así que decidí acelerar mis
movimientos y cuando sentí que le iba a echar la leche en el culo de mi
hermana tome sus tetas con fuerza y empujé cono todas mis fuerzas
diciéndole: “TOMA MI LECHE GLORIA… TOMA MI LECHITA EN LOS INTESTINOS, EN
LOS INTEEEESSSSTIIIIINOS” y así acabé en lo más rico y prohibido de una
mujer a quien amo. Así conocí el amor filial
Yo tengo 28 años, soy ingeniero, moreno, alto. Alquile un apartamento en
la capital adonde yo había poco tiempo antes estudiado y donde vivía solo.
Un día me llama mi madre para decirme que a mi casa vendría mi hermana por
unos días ya que debía realizar algunos tramites de la universidad. Yo
accedí gustoso y cuando llegó la recibí con mucho cariño. Debo decir que
hasta ese momento no la había visto de otra manera que como una hermana a
quien le profesaba bastante afecto.
Como siempre, seguí la rutina de mi vida como Ingeniero en una empresa
siderurgia donde yo realizaba actividades administrativas, mientras que
ella se dirigía a las distintas instituciones para formalizar sus opciones
de ingreso. A menudo hablaba con ella y le pedía información acerca de
como iban sus cosas portándose ella muy accesible al punto que un día nos
tomamos juntos una botella de vino tinto de varias que tenia yo en la
casa.
Me di cuenta que el tiempo había pasado y que mi hermana era ahora más
simpática. Era una mujer blanca de apenas 20 años, con labios
sobresalientes y una mirada única que podía sonreír con los ojos. La
verdad es que me sentía muy a gusto con ella y se volvió una costumbre que
los viernes saliéramos a sitios que quería conocer de la ciudad. Puedo
jurar que durante ese tiempo no sentí otra motivación que la de ayudarla a
lograr su objetivo de establecerse, además de que valoré mucho el hecho de
sentirme acompañado en mi casa.
Ella conoció a mi novia Mercedes y se hicieron amigas al punto que muchas
veces cuando volvía del trabajo las encontraba a ambas charlando de
diferentes cosas.
Mi novia era una muchacha de 26 años, también profesional, color dorado,
simpática sin ser espectacular a quien le agradaba usar minifalda y
camisetas cortas que le sentaban muy bien.
Todo comenzó un día en que mi hermana me preparó un té ya que yo me sentía
bastante enfermo. Lo llevó a mi cama y me lo acercó a la boca. Su falda
inevitablemente se recogió y pude ver sus piernas maravillosas. Yo me
senté en la cama y como un gesto de mimo pedí que me lo diera ella misma.
Ella trató de acomodarme la sábana y por casualidad pude ver sus senos.
Eran rojos y con una gran aureola, duros y sostenidos, lo cual me excitó
al punto de tratar de mirarla varias veces e incluso de fantasear con
tocarla.
El viernes, después de irse Mercedes mi novia, como a las 11 de la noche,
decidimos destapar una botella de vino más y empezamos a jugar sobre
contarnos cosas que no le habíamos dicho a nadie. Allí salió el tema de lo
que había sentido cuando tomaba té. Ella me confesó que cuando tenía 17
años yo era su ídolo (Recuérdese que yo soy mayor)y que le daba mucha
rabia cuando le presentaba diversas novias, muchas de las cuales no
duraban conmigo más de un mes.
En un momento, nuestros labios se acercaron y la bese, fue extraño sentir
su boca y tenerla entre mis brazos. Creo que fue el vino lo que me hizo
tocar sus senos y ella sonreírse, quizás por el efecto de la bebida. Yo
quise seguir más allá acariciando su coño por encima del pantalón de ella,
a lo cual me puse instantáneamente erecto y deseoso de hacerla mía como
jamás lo había estado. Fue allí cuando ella paró y me dijo que era una
locura repetir lo que habíamos hecho. Pero desde ese momento, debo
confesar que dentro de mí el deseo se había desatado al punto de sentir
hacia mi hermana el mayor impulso que había tenido hacia una mujer.
Dos días después la vi pasar hacia el baño con una toalla muy corta y en
una oportunidad al entrar a su cuarto la vi mientras se ponía unos
pantalones muy ajustados. Me sentía culpable, pero ahora en mi todo era
lujuria.
Mis deseos se cumplieron un día viernes, cuando la acompañé a
una
localidad cercana a buscar unos documentos relativos a su acta de
nacimiento.
En ese lugar abundan los hoteles y en mi país ese sitio es conocido por la
afición que le tienen los amantes escondidos. Mientras íbamos en mi carro,
nos tomábamos una botella de vino con una pajilla, en referencia a lo cual
bromeábamos continuamente.
Vi su falda y las piernas divinas de mi hermana, a lo cual me fue
inevitable decirle que me encantaba como le quedaba esa prenda.
Me miro y me dijo “Pero no es como la falda de Mercedes que le queda por
aquí” y se subió la falda pudiendo verle entonces sus muslos y sintiendo
que mi miembro tenia una erección que me costaba ocultar. Yo vi esa
deliciosa perspectiva y le dije como al descuido “ella las usa más
arriba”, a lo cual ella reaccionó dándome la botella con la pajilla y
subiéndose aun más la falda. Yo dije “tus piernas me encantan”. Ella
reaccionó diciéndome “¿Más que las de Mercedes?”.
Yo estaba atónito, por lo cual le contesté: “”Tu me gustas mas que nadie”,
pero no diré más porque este auto está casi que programado para ir a los
hoteles de esta carretera, al punto, que yo creo que puede doblar solo”. A
pesar de lo tonto de mi afirmación, ella se quedó pensativa, luego de lo
cual dijo en forma normal “A MI NO ME IMPORTARIA SI DOBLARAS”. Aquello
cayó como un rayo sobre mí, me quedé en silencio y cuando vi el Hotel Las
Vegas doblé hacia la entrada.
Tal vez esperaba que ella dijera algo, quizás no podía creer lo que me
estaba pasando, pero seguí hasta la entrada. Me bajé del auto, yo
temblaba, no sé por qué, tal vez intuía el momento delicioso que viviría.
El mejor de todos.
El portero me pidió la identificación y me dijo el precio de la
habitación. Yo saqué los mil quinientos que eran necesarios. Entonces él
me dijo: “Dame la identificación de ella”, es probable que la viera muy
joven y quisiera asegurarse. Me acerqué al auto y le dije a Gloria: “Dame
tu cédula”, ella me miró con sus hermosos ojos café y me contestó “¿Por
qué no nos vamos?”, Yo me sentí en vilo por un instante, pero ella
maquinalmente tomó la cartera y me dio la identificación. Se la presenté
al portero, él miró seguramente que ambos apellidos eran iguales, me vio a
los ojos y me dijo: “Vete mejor al 142, allí no se ve el auto porque tiene
garaje”. Me monté nuevamente, estaba como en un sueño. Me estacioné. Nos
bajamos, subimos una pequeña escalera, yo no podía creerlo.
Vi a mi hermana por detrás y dije dentro de mi “Ese culo va a ser mío”,
pensaba en sus tetas y en todo lo que podría vivir, era lo prohibido, era
el paraíso.
Cuando entramos ella fue a la ventana, mi corazón latía fuertemente, la
abrace por detrás y, como en casa, le di un beso en la boca, nuestras
lenguas se juntaron, yo la abrazaba con fuerza y ternura, le decía que
había esperado mucho ese momento, ella me decía “esto es una locura”, pero
yo no la dejaba hablar,. La llevé a la cama y le levanté la falda. Vi que
tenía unas bragas rojas. Pensé en las muchas veces en que le había dicho
que no me gustaba la ropa interior blanca. Tal vez ella imaginó lo que
pasaría antes de salir conmigo. Vi su coñito pequeño y maravilloso por
encima de las bragas, me embelesaba, todo parecía parte de un deseo muchas
veces soñado. Entonces Gloria me dijo que quería ir al baño. Mientras
estaba allí yo me quité toda la ropa y la esperé bajo las sábanas.
Cuando llegó a la cama, la veía confundida, la acosté en la cama y le dije
que adoraba ese momento con ella. Se relajó, la besé en sus labios
maravillosos mientras le pasaba mi lengua por dentro de su boca y
levantaba nuevamente su falda. Bajé sus bragas con desesperación, y me
encontré con sus coñito pequeño, lleno de bellos, pasaba mis manos por sus
piernas y e
lla gemía diciéndome: “Estas loco, loco”, le quité la blusa y
le besaba el pecho, la cara y esa boca que tantas locuras me había
inspirado. Traté de desabrochar su sujetador por detrás, pero cuando iba
a halarlo hacia adelante para descubrir sus tetas, no dejó que lo hiciera,
decía que no, que como estábamos haciendo eso, pero yo insistía porque
sentía su respiración cachonda y como los jugos de su coño seguían cayendo
sobre mi mano.
Cuando finalmente saqué su sujetador y estuvieron ante mi ese par de tetas
rosadas comencé a besarlas y chuparlas como loco, sus pezones se
contraían, les pasaba mi lengua y sentía muy dentro de mi que eran las
tetas más ricas que había tenido en mi vida. Las pasaba por mi cara y
succionaba locamente sus pezones. Luego la voltee, dirigiéndome
directamente a su rajita donde comencé a chupar los jugos de ese coñito
prohibido que me tragaba como un manjar. Mi hermanita gritaba sintiendo lo
rico de las embestidas de mi lengua en su cuca. Le abría la raja e
introducía mis sentidos en esa profundidad rosada. Pero la locura fue
total cuando su boquita aprisionó mi miembro y lo chupaba de atrás hacia
adelante golosamente. Yo sentía que me venía, así que puse a Gloria abajo
y me monte sobre su coñito introduciendo mi pene con la cachondez de quien
quiere lo máximo. Sentía en mi palo la estrechez deliciosa de ese coñito
prohibido y rápidamente comencé con los vaivenes de entra y saca que
hicieron a Gloria terminar con un tremendo orgasmo, del cual su mayor
expresión fueron las uñas que me clavaba en la espalda. Eso me excitó aun
más y sentí el éxtasis de acabar dentro de mi hermana. Le dije: “Te voy a
echar ese lechero adentro mi amor”. Era la primera vez que le decía “mi
amor” a mi hermanita, la gozaba como mi mujer. Ella me dijo: “No, no me
acabes adentro, que yo no me cuido”, eso me sorprendió, pero lo que yo más
deseaba era darle mi orgasmo a esa mujer así que le grité mientras la
culeaba:”Te voy a dar mi leche mi amor, no me importa, quiero dártela”,
ella entonces me dijo:”Si me acabas adentro me vas a preñar”, yo ya sentía
que mi semen venía, le dije: “No me importa, toma mi leche mi amor”, ella
también lo deseaba, estoy seguro. Se rindió y me dijo “HAZ LO QUE QUIERAS
COÑO, ME VAS A PREÑAR” y yo, QUE RICO MI AMOR, TOMA MI LECHE, TOMA, TOMA
MI LEEEEEEEEEECHE! y agarrándome con fuerza de sus enormes tetas le lance
un chorro de semen espeso en las entrañas prohibidas de mi hermanita.
Acabamos los dos con gritos donde ella me decía “DAMELA AHHH
DAMEEEEEEELA!.Y yo sentía mientras le empujaba los chorros de semen
caliente que me estaba derramando en lo más profundo de lo prohibido, lo
que me hizo botar más espermatozoides de los que normalmente le he echado
a otras mujeres. Vi como mi leche salía de su raja, se la regué en su cuca
dejándole el pelero enlechado. Me acosté en sus tetas y nos besamos
quedándonos dormidos.
Cuando nos levantamos nos fuimos al jacuzzi, allí le mamé los senos y la
cara y el coño mientras nos reíamos y éramos felices. En un momento me
dijo Gloria: “Voy a salir para orinar”, yo la convencí de que lo hiciera
ahí. Se sentía cohibida, no quería al principio, pero luego poco a poco
comenzó a salir el orín amarillo de su raja, yo me tragaba su liquido y
lo demás me rodaba por la cara. Cuando terminó, lamí su coño limpiándolo
de todo y sintiéndome feliz de haberme tragado el orine de mi hermana.
Yo entonces le dije que yo tenía una fantasía, me pidió que le dijera cual
era y yo le pedí que me chupara el miembro, mientras lo hacia se lo pasaba
por los labios y por sus tetas grandes y divinas en las que deje regado mi
liquido preseminal. Cuando sentí que no podía más le dije : “MI AMOR,
TRAGAME LA LECHITA ANDA TRAGATELA” y solté ese chorro de semen caliente en
sus labios que ella se apresuró a engullir, mientras yo gri
taba sintiendo
que mi hermana se estaba tragando mi semen.
El fin de semana que siguió ella estuvo en casa de mi abuela, por lo cual,
no pude verla pero al llegar el domingo me metí en su cuarto y luego de
darnos el máximo de placer la monte sobre mi y solté mi leche dentro de
ella mientras con la boca chupaba sus tetas. Así seguí todos los días de
la semana. Nada hay más divino que cojerte el coñito cerrado de tu
hermana. Yo no lo cambiaria por nada.
El sábado, le dije, después de acabarle en sus nalgas blancas y regarle
la leche en todo el culo, que quería más que nada, que me diera el
trasero. Al principio se resistió, me decía que por qué, que porque por
ahí, que ella no lo había hecho así. Yo la besaba y le decía que era lo
que mas deseaba en ese momento porque así cuando la viera por detrás en
cualquier lugar sabría que ese culo había sido mío. El domingo en la
mañana comenzamos a hacer el amor, la hice acabar en mi boca mientras
chupaba su clítoris e introducía mis dedos en su sexo. Entonces le dije
que me dejara hacerlo. Me dejó. No sabia que hacer, así que la puse en
cuatro patas y le dije que se quedara tranquila. Comencé por chuparle las
nalgas, la raja y pasarle la lengua por el hueco. Pensar que por ahí
cagaba mi hermana me puso peor. Tomé la vaselina que había comprado y
comencé a frotar la cabezota de mi pene contra su huequito. Luego
introduje LA CABEZOTA Y POQUITO A POCO LLEGUÈ AL FINAL. Me agarraba de las
tetas de Gloria, ella decía que le dolía pero se movía. Yo sentía lo
caliente de su culo, ella se quejaba, así que decidí acelerar mis
movimientos y cuando sentí que le iba a echar la leche en el culo de mi
hermana tome sus tetas con fuerza y empujé cono todas mis fuerzas
diciéndole: “TOMA MI LECHE GLORIA… TOMA MI LECHITA EN LOS INTESTINOS, EN
LOS INTEEEESSSSTIIIIINOS” y así acabé en lo más rico y prohibido de una
mujer a quien amo. Así conocí el amor filial
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