Agustina
Un viernes de verano, recibí un mensaje de mi amiga y vecina Sofía. "Que hacés mañana?", me preguntó. Un grupo de amigos de ella se iban a la isla, frente a Rosario, a acampar. Ella no iba a quedarse a dormir, pero sí pasar el día y luego volver a la noche.
Cuando me presentó el plan, acepté. Para cambiar un poco del aire de Funes, donde siempre estaba con mi familia y me aburría bastante. Nos tomamos una lancha-taxi y llegamos hasta donde estaban de camping. Había dos parejitas, los 4 amigos de Sofi. Estuvimos tomando sol, en el río, caminando; hasta la tarde que nos juntamos en una de las carpas a tomar mates y comer algo.
Yo me senté al lado de Sofi. En frente nuestro, estaba uno de los chicos, Juan Manuel, sentado en un banquito. En un primer momento no me di cuenta que pasaba. Noté la cara de Sofi transformarse. Abrió los ojos y quedó boquiabierta. La toqué y le pregunté que pasaba, pero no me dijo nada. Después, me llamó y me susurró al oído "mirá el pantalón de Juan Manuel".
Traté de mirar disimuladamente, pero no notaba nada. De pronto, me di cuenta lo que decía mi amiga. El pibe estaba con las piernas abiertas, y se podía ver escapar al lado de una de las piernas un pijón descomunal. Se notaba que estaba blandita, pero tenía un tamaño terrible. Y ni hablar de los huevos que se le notaban bien grandes también.
Estuvimos toda la tarde espiándole la pija al flaco. Nos mirábamos de forma cómplice entre nosotras pero sin dejar de espiar como se le escapaba la pija al flaco, mientras seguíamos charlando. No se si alguno se habrá dado cuenta o no, pero la tarde pasó sin más sobresaltos y nos volvimos dejando a las parejitas pasar la noche tranquilos.
- Viste lo que era esa pija?? - me dijo Sofi por lo bajo, cuando volvíamos en la lancha
- Boluuuuda, enorme!
- Es una anaconda. Parada debe ser una cosa bestial
Nunca había visto algo así, al menos en estado de reposo. Mi amiga al parecer tampoco, pese a que era unos años más grande que yo y tenía un prontuario bastante importante. "Me lo tengo que coger", dijo sin importarle que la novia era amiga suya. Le recordé eso, y me miró con una sonrisa en la cara, como dando a entender que no importaba.
Unas semanas más tarde, me llamó Sofi. Al día siguiente había quedado con Juan Manuel para que la ayude a conectar el TV y enseñarle algunas funciones. Si bien el pedido era real, sabía qué se escondía por detrás. "Si querés ver esa anaconda en vivo, vení".
Por un momento dudé. No sabía que podía pasar. Y si llegaba a pasar algo, la que se podría venir después, aunque él no sea mi amigo y tampoco conozca a la novia del pibe. Pero la imagen de esa pija escapando del pantalón y la curiosidad de verla más de cerca ganaron y fui.
Me puse el shorcito más corto que tenía y la remera más ajustada. Cuando llegué, vi que Sofi también había elegido ropa similar. El short dejaba poco para la imaginación, y arriba directamente estaba con el corpiño de la bikini, muy sugestivo. Nos miramos y nos reímos de ser tan trolas.
Cuando llegó el pijudo, Sofi le abrió y lo llevó al living donde estaba yo. "Te acordás de mi amiga, Agustina?" le dijo a modo presentación. Me paré para saludarlo y noté como la vista se le iba para todos lados mirándonos. La novia del pibe no era fea, pero tampoco tenía buen lomo. Mi amiga le pasaba el trapo.
Luego de terminar la boludez para lo que lo había citado, lo invitó a tomar algo. Fuimos al patio y nos sentamos los 3 a hablar de cualquier cosa. Mi amiga, muy hábil, fue de a poco llevando la conversación al ámbito sexual.
Se notaba que Juan no estaba cómodo, pero captó el jueguito y se prendió. Para terminar de desbarrancar, Sofi le preguntó por la performance sexual de su amiga, la novia del chabón.
Primero se quedó medio sorprendido ante una pregunta tan directa. Sofi ni se inmutaba. Juan, nervioso, me miraba a mi y luego a Sofi. "Bien... por qué te interesa saber?", se limitó a responder. "Solo bien? nada más?", insistía mi amiga.
"Que pasa? no se aguanta algo tan grande?" insistió Sofi. Ahí seguramente él comprendió de que se trataba todo eso. "Qué querés saber?" le dijo, ya en un tono más soberbio. Sabía que el tema rondaba a su pija, y seguramente no era la primera "curiosa".
"Saber nada. Quiero ver" le dijo Sofi muy segura. Yo no sabía donde meterme de la vergüenza, aunque tenía mucha curiosidad. Juan Manuel se acordó que yo estaba ahí, y me miró como diciendo "que hacemos con ella". "Ella está acá para lo mismo". Sofía se paró, lo agarró de la mano a Juan y se lo llevó para adentro. Yo los seguí, hasta la habitación de mi amiga. Nos sentamos las dos en la cama, mientras Juan se paró frente a nosotras.
Nos miró con una sonrisa y empezó a bajarse la malla. Se quedó solo con el boxer puesto. Yo abrí mis ojos como platos cuando vi el pedazo de bulto que marcaba ese boxer. "Me habían dicho que eras media zorrita, pero no pensé que ibas a llegar a esto" decía mientras despacio se iba bajando el boxer, dejando ver un poco se su pija. Lo seguía bajando pero la pija no salía en su totalidad.
"Que hijo de puta" exclamó Sofi cuando por fin, la pija de Juan Manuel quedó colgando entre sus piernas. Dormida, tenía más de dos manos de largo y de ancho había que rodearla con dos manos. Sofi se arrodilló y agarró esa verga muerta que se le caía de las manos. Le sobraba carne de todos lados.
"Que hijo de puta", dijo de nuevo mi amiga para luego abrir la boca y empezar a chupársela. Me quedé mirando como ella trataba de chupar todo ese pedazo que de a poco iba hinchándose cada vez más.
Cuando la tuvo bien dura, Sofi se la sacó de la boca y me la ofreció. Me acerqué gateando hasta los pies del pijudo y me agarré de su verga. La agarré pajeándola un rato, sintiendo el grosor de ese trozo inmenso. Mi mano resbalaba por la saliva de mi amiga.
Le pasé la lengua desde los huevos (dos pedazos de huevos inmensos que hacían juego con tremenda pija) hasta la cabeza. Escupí en la mitad del tronco y empecé con una tarea que me resultó imposible. Abrí grande la boca y metí la cabeza. De a poco fui tragando pero me resultaba físicamente imposible abrir más mis labios. Sofi, al lado mío, le acariciaba las bolas. Yo sentía como con cada caricia la pija se endurecía y pegaba saltos dentro de mi boca.
"No puedo", dije cuando estaba llegando casi a la mitad. Sofi la agarró y probó. Empezó a tener arcadas y la terminó sacando. Era mi turno nuevamente. Se la chupé suavecito solo en la cabeza, rozando mi lengua y apretando con mis labios.
Cuando saqué mi cabeza, Sofi agarró mi cara y me besó. Luego, siguió ella chupando. Juan se sentía poderoso, parado en medio de la habitación con dos putitas adorando su mástil bestial. Nos acariciaba la cabeza mientras nos turnábamos para chupársela
Si bien la tenía muy dura, el propio peso de la verga hacía que esté un poco caída. Cuando Sofi la sacó de la boca, el pedazo cayó y rebotó un par de veces hasta quedarse firme mirándome a mi. Tomé aire y me lo metí en la boca, sin agarrarlo con las manos.
Primero, la cabeza. Tomé aire de nuevo, y metí un poco mas. Con la lengua desparramaba la saliva que iba quedando en mi boca. Sofi aprovechaba para tocarme. Cuando pasó sus manos por mis tetas, largué un suspiro que quedó ahogado por la pija de Juan.
Seguí manteniendo la posición. Tomé aire de nuevo, y tragué un pedazo más. Ya sentía la punta perforarme la garganta. Cerré los ojos, junté coraje y le di más. "Auggg... auggg auuggg..". Sentí que iba a vomitar, pero me aguanté y seguí.
Empecé a toser pero no me saqué la pija, que a esta altura la debía tener en el esófago. "Uhhhh que hija de puuutaaaahhhh" decía Juan agarrándome la cabeza para que no saliera. Sentí una lágrima caer por mi mejilla, pero no quería parar. "Aauggg auuugggg"... me seguía atragantando con la verga clavada. Hice un último intento de meterme más, pero no pude.
Le pegué un empujón al pibe y caí al piso tosiendo. "Hasta acá te comiste", me dijo Sofi marcando con le dedo el lugar, bastante más de la mitad, pero aun con un largo pedazo para poder terminar de comerla toda.
Juan tampoco salía del asombro. Su pija chorreaba con mi saliva. Sofi lo pajeaba mientras le chupaba las bolas. Me acerqué, una vez recuperada, y me sumé a ellos. "Hacelo de nuevo", me pidió casi como una súplica. Yo sentía la garganta que me raspaba y ardía.
Seguimos chupándosela entre las dos. Nos turnábamos, le pasábamos la lengua juntas, nos besábamos... Le hicimos lo que quisimos. Hasta que Sofi se cansó de jugar, se levantó y desvistiéndose le pidió que se la cogiera.
Se tiró ya desnuda en la cama con las piernas abiertas. Juan se acercó le chupó un poco la concha, la escupió bien metiéndole un par de dedos y después si, se dispuso a destrozar a mi amiga.
Mientras empezaba a meterla, Sofi le pedía que fuera despacio. Juan le hacía caso, y de a poco fue metiéndola, con los gritos de mi amiga de fondo. "No parés... no parés... ahhh hijo de puta no parés seguí!!". Yo estaba al lado de ellos, casi acostada junto a Sofi. Tenía una vista privilegiada de como el vergón de Juan había dilatado hasta el límite la conchita de mi amiga, que se retorcía con cada embestida del pibe.
Mientras los miraba, le tocaba las tetas, se las chupaba, la acariciaba. Juan me llamó y me hizo poner a su lado. Me paré junto a él, me besó y empezó a tocarme. Me acostó al lado de mi amiga, y mientras se la seguía cogiendo, empezó a meterme mano a mi. Metió dos dedos en mi concha, que ya estaba hinchada de la calentura. Ahora nos tenía a las dos gimiendo al unísono.
De pronto, sacó la pija y se puso frente a mi. Se me congeló la sangre y un escalofrío atravesó mi cuerpo. Caí en la cuenta que me iba a meter todo eso. Mi amiga quedó inmóvil a mi lado recuperando aire. "A ver vos, pibita" dijo mientras me acomodaba las piernas.
Apoyó la pija y sentí que me temblaba el cuerpo. De golpe empezó a penetrarme, despacio, pero sin detenerse. "Hasta ahí.. hasta ahí", le pedí cuando sentí que llegaba al fondo, pero no me hizo caso. Siguió penetrándome. Por unos segundos sentí un dolor terrible que no me dejaba ni gritar.
De golpe, pude largar todo. Un alarido que se habrá escuchado en todo el barrio, pero producto de un placer indescriptible. "aaaaaaaaaayyyy siiiii" gritaba cada vez que Juan enterraba su pija hasta el tope. "Está muy adentro...", la sacaba hasta la mitad y la volvía a meter. "Está muy adentro"; era lo único que salía de mi boca con cada embestida.
Sofi se acostó a mi lado y empezó a besarme. En su boca ahogaba mis gritos de placer. Mi cara era una mezcla de placer, dolor, excitación. Mi amiga me miraba; ver mi cara la estaba calentando. Bajé la vista y vi como se estaba tocando mientras observaba como me cogían. "Esta muy adentro Sofi... muy adentro" le repetía entre gemidos a mi amiga.
Ella se dio vuelta y se puso en 4. Cuando Juan la vio, estiró la mano y empezó a acariciarle la cola. Sacó la pija de mi concha y se la puso a ella. Se trepó encima suyo y la agarró de los pelos, embistiéndola como un animal. Después, siguió una embestida bestial que destrozó a mi amiga.
Cuando se cansó, me puso a mi en 4 también. Mi amiga quedó tirada en la cama, recuperándose. Se trepó arriba mío y también, me destrozó. Quería gritar que fuera más despacio, pero no me salían las palabras. Y en el fondo también lo estaba disfrutando. Se fue alternando entre sus dos putitas, que sumisas, esperaban en 4 con la cola paradita para que el macho eligiera a quien cogerse.
Una de las veces que fue mi turno, Sofi se puso delante mío acercando su concha a mi cara. Apenas la tuve a mi alcance empecé a chupársela desesperada. Las mismas embestidas de Juan hacían que moviera mi cara y mi lengua sobre ella.
Cuando Sofi me agarró la cabeza supuse que estaba por acabar. Y fue así. Un grito salvaje seguido de unas convulsiones me dieron la pauta que había acabado. Quedó rendida en la cama, mientras yo seguía siendo fuertemente cogida por la anaconda de Juan. La sacó, me corrió del medio y se puso encima de Sofi, que seguía tirada en la cama. Ni se movía ella, Juan le hizo la acomodó a su antojo para seguir cogiéndola.
"Aaayyy como me cogés... que pijaaaa que pijaaaa ayyy seguí rompeme toda" gritaba mientras Juan la embestía cada vez más duro. Esas frases lo incitaban a cogerla cada vez más fuerte. De golpe, la sacó y acabó chorros y chorros de leche sobre su panza.
"Ahhh noooo la quería en la cara!" le dijo con cara de decepción. Juan estaba exhausto. Su pija pegaba saltitos mientras seguía brotando leche a montones sobre el cuerpo de mi amiga. "La próxima". Yo pensé que "la próxima" iba a ser otro día. Pero no.
Se tiró en la cama boca arriba, agarró el pijón de la base poniéndolo mirando el techo y nos hizo acercar. "Limpienla" ordenó. Sus dos putitas sumisas obedecieron. La verdad que ni lo pensé en el momento. Ese pijón me (nos) tenía hipnotizadas.
Empezamos a chupársela pasándole la lengua hasta que la dejamos limpía... y dura. "No se te baja nunca esta poronga?" le dijo Sofi sin dejar de pasarle la lengua. Juan se reía. Sofi la agarró de la base, le puso una mano arriba, agarró una de mis manos y la puso arriba; y aun le sobraba un pedazo importante. "Cuando te mide esto?" decía mostrando como necesitábamos nuestras 4 manos para cubrirla de largo (de ancho no llegábamos a tocarnos los dedos). "No se... 24, 25... por ahi".
Casi al mismo tiempo nos dimos cuenta que las dos nos mordimos los labios. Nos miramos y empezamos a reírnos. Sofi se me tiró encima y me besó. "Mi amiga no acabó", le dijo a Juan. Lo que pasó después, aun hoy no lo puedo olvidar.
Juan me penetró y empezó a cogerme, mientras Sofi se puso arriba mío, pero haciendo 69. Puso su concha en mi cara, y empezó a chupar mi concha mientras el pijón de Juan me abría en dos. No se cuanto tiempo pasó, pero fueron unos instantes de placer indescriptible. Tuve uno de los orgasmos más fuertes de mi vida, tal vez dos, muy intenso, muy largo, muy... muy caliente.
Sofi se paró, lo sacó a Juan y lo tiró en la cama. Agarró la pija de la base y se sentó arriba. Seguía durísima, como si no hubiese acabado. Con cuidado, fue bajando. Yo me levanté y me quedé mirando como la concha de mi amiga se comía de a poco la anaconda.
"Dale, te falta poco" la incitaba yo mientras le acariciaba las bolas y ella seguía bajando con cuidado. De pronto, pegó un sentadazo y se la metió toda. Sofi se quedó quieta sin decir nada hasta que soltó un grito. "Diooooooooooosss.. me rompió" gritaba, pero lejos de dolerle, parecía que le gustaba porque empezó a cabalgarla como loca.
Juan le chupaba las tetas y le tocaba el culo. Cuando me vio ahí sin hacer nada, me dijo "Nena... chupale la cola a tu amiga". Yo me quedé sin reaccionar. Nunca había hecho eso, y tampoco tenía muchas ganas de hacerlo... pero ante la insistencia accedí.
Mi amiga tiró el cuerpo para adelante y yo empecé mi tarea. Ahora el que se movía era Juan. Tenía la pija penetrando a mi amiga a centímetros. No podía dejar de mirar como se dilataba toda la concha cada vez que entraba y salía esa bestia. Con la puntita de mi lengua rozaba el ano de Sofi, que estaba volando de placer. Después, cuando me fui animando más, le pasaba la lengua y trataba de metérsela en el culito.
"Asiii asiii" gritaba mi amiga. No me aguanté tener ese pijón tan cerca, y me fui para abajo a chuparle las bolas. Después, subía y seguía en la cola de Sofi. Hasta que Juan me corrió y empezó a meterle un dedo. Después dos...
Sofi no paraba de gritar. Juan se detuvo. Nos puso en 4 a las dos una al lado de la otra, y me penetró a mi. "Levantá bien la cola, puta" le ordenó a Sofi. Escupió sobre su ano y empezó a jugar con sus dedos. Mientras, yo seguía recibiendo ese trozo inmenso por mi concha, ya totalmente dilatada y acostumbrada. Moví mi cabeza, y vi como Juan tenía a mi amiga penetrada con dos o tres dedos por la cola. La cara de placer de ella era indescriptible.
Juan la sacó de adentro mío, y se puso atrás de Sofi. "Te la bancás por la cola, Sofi?" le preguntó mientras le acariciaba la espalda con la pija apoyada sobre sus nalgas. Era impresionante ver el tamaño de esa cosa, comparado con el cuerpo de mi amiga.
"Ay, no se pero probá... probá ya fue, rompeme el culo... quiero saber que se siente". Juan me llamó y me hizo chuparle la pija. Me la metió bien adentro, como para que me de unas buenas arcadas, sin dejar de meterle 3 dedos en la cola a mi amiga.
Cuando saqué la pija hizo que escupiera sobre la cola de Sofi. Luego, otra vez, me la metió en la boca hasta hacerme atragantar para dejarla bien mojada. Me hizo a un lado y empezó a apoyar la punta de la bestia esa en la colita de mi amiga.
De a poco, fue empujando. Con el primer "ahhh" supuse que había entrado. Juan se detuvo un instante y luego siguió empujando. "Ahhhh siiii" decía mi amiga. Suplicaba que fuera despacio. Yo no podía creer lo que estaba viendo. Y mucho menos, entender como me calentaba tanto. Mi amiga sometida por esa pija bestial por el culo. Una imagen que aun hoy me sigue acompañando en alguna que otra paja mental.
Juan seguía empujando, hasta que mi amiga le puso la mano en la panza y le dijo "hasta ahi". Volvió a sacarla casi completa, la escupió y la metió de nuevo. Sofi no paraba de gritar que le encantaba como se la estaba culeando y que siguiera, mientras se aferraba a las sábanas y mordía la almohada... Juan, cebadísimo, no paraba de penetrar a mi amiga.
- Como come carne esta cola Sofi - le decía mientras seguía metiéndosela cada vez con más fuerza
- ahhh.. ahhh.. me estás rompiendo todaaahhhhh
- Querías pija? aca tenés pija, pendeja puta - le contestaba con una embestida fuerte
- Basta... me.. ahhh... me duele todo boludo, pará...
De un tirón, Juan sacó toda la pija de la cola de mi amiga. No paraba de salir carne. Era impresionante todo lo que salió. Cuando la soltó, Sofi cayó rendida a la cama. Se me vino encima. Me acostó y se puso arriba mío.
Apoyó su pija en mi panza y recorrió mi cuerpo con sus manos. Cerré los ojos y tiré mi cabeza para atrás, rendida ante ese macho que nos estaba destrozando a las dos sin piedad. "Cogeme" le pedí suplicando para sentir otra vez esa inmensa verga llenar mi concha.
Me la metió ya casi sin dificultad. Me había dejado la concha bien abierta. Me garchó un rato, hasta que apareció de nuevo Sofi, recuperada. Se arrodilló al lado de él y empezó a acariciarlo y besarlo.
- No podés ser tan bestia, Juan... nos vas a matar - decía Sofi mientras él me seguía cogiendo bien duro
- Quiero leche... dame mi lechita - repetía Sofi en el oído del macho.
- Vos también querés la leche, nenita? - dijo mirándome a la cara. Solo asentí con la cabeza. No podía ni hablar ya.
Se paró al lado de la cama, y nos arrodillamos a sus pies. "Abran las boquitas, putas" nos decía mientras se pajeaba. Estuvo un rato largo pajeandose, no podía acabar. La agarramos entre las dos y empezamos a chuparla, lamerla, comerla, nos besábamos entre su pija... hasta que él dijo "ahí viene" y volvimos otra vez a abrir la boca, sacando la lengua, recibimos toda la lechita.
El primer chorro saltó a la frente de Sofi. Después, la movió dejándome un guascaso en la mejilla. Fue exprimiéndose la verga alternadamente en la boca de mi amiga y la mía. Sofi tragaba todo al instante, pero yo la tenía un poco en la boca para acostumbrarme al sabor del semen.
Tragué un poquito y el resto lo dejé escapar por mis labios, cayendo por la pera hasta mis tetas. Juan agarró el chorro de leche que tenía en mi mejilla con la punta de la pija y la llevó a mi boca. Después, la metió en la boca de Sofi.
Nos sentamos los 3 en la cama. La anaconda ya estaba dormida, aunque seguía siendo impresionante el tamaño de esa pija. Las dos seguíamos embobadas mirando ese trozo de carne inmenso colgando entre sus piernas. "Me tengo que ir... seguiría cogiendo con ustedes, pero se me hizo tarde". Más??? pensaba yo... Cuando me paré sentí como se me aflojaban las piernas. No daba más. Creo que Sofi estaba igual o peor, porque le había destrozado el culo.
Lo acompañamos hasta la puerta y nos despedimos. "Mandale un beso a Marina", le dijo Sofi. Si. Marina era la novia del pibe, la amiga de Sofi, a la que acababa de hacer re cornuda. Pero ella como si nada, le mandaba un beso. Así de zorra era mi amiga.
Cuando cerró la puerta me miró y me dijo "no sabés como me duele el orto!". Yo sentía la concha abierta y latiendo. Nos quedamos charlando un rato, y nos quedamos dormidas. Estábamos destruídas.
Me levanté como pude y volví a mi casa. Al otro día, fui al colegio. Aun sentía la concha abierta, tenía miedo que se dieran cuenta que caminaba "raro", pero por suerte no. Los días siguientes, a la noche sola en mi cama, recordaba el tamaño de esa pija y le dediqué varias pajas antes de dormir.
N.d.R: Según Agustina, esa fue la pija más grande que vio en su vida, aun al día de hoy.
Actualización: años más tarde, esta pija le quitó el puesto: Compartir
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Un viernes de verano, recibí un mensaje de mi amiga y vecina Sofía. "Que hacés mañana?", me preguntó. Un grupo de amigos de ella se iban a la isla, frente a Rosario, a acampar. Ella no iba a quedarse a dormir, pero sí pasar el día y luego volver a la noche.
Cuando me presentó el plan, acepté. Para cambiar un poco del aire de Funes, donde siempre estaba con mi familia y me aburría bastante. Nos tomamos una lancha-taxi y llegamos hasta donde estaban de camping. Había dos parejitas, los 4 amigos de Sofi. Estuvimos tomando sol, en el río, caminando; hasta la tarde que nos juntamos en una de las carpas a tomar mates y comer algo.
Yo me senté al lado de Sofi. En frente nuestro, estaba uno de los chicos, Juan Manuel, sentado en un banquito. En un primer momento no me di cuenta que pasaba. Noté la cara de Sofi transformarse. Abrió los ojos y quedó boquiabierta. La toqué y le pregunté que pasaba, pero no me dijo nada. Después, me llamó y me susurró al oído "mirá el pantalón de Juan Manuel".
Traté de mirar disimuladamente, pero no notaba nada. De pronto, me di cuenta lo que decía mi amiga. El pibe estaba con las piernas abiertas, y se podía ver escapar al lado de una de las piernas un pijón descomunal. Se notaba que estaba blandita, pero tenía un tamaño terrible. Y ni hablar de los huevos que se le notaban bien grandes también.
Estuvimos toda la tarde espiándole la pija al flaco. Nos mirábamos de forma cómplice entre nosotras pero sin dejar de espiar como se le escapaba la pija al flaco, mientras seguíamos charlando. No se si alguno se habrá dado cuenta o no, pero la tarde pasó sin más sobresaltos y nos volvimos dejando a las parejitas pasar la noche tranquilos.
- Viste lo que era esa pija?? - me dijo Sofi por lo bajo, cuando volvíamos en la lancha
- Boluuuuda, enorme!
- Es una anaconda. Parada debe ser una cosa bestial
Nunca había visto algo así, al menos en estado de reposo. Mi amiga al parecer tampoco, pese a que era unos años más grande que yo y tenía un prontuario bastante importante. "Me lo tengo que coger", dijo sin importarle que la novia era amiga suya. Le recordé eso, y me miró con una sonrisa en la cara, como dando a entender que no importaba.
Unas semanas más tarde, me llamó Sofi. Al día siguiente había quedado con Juan Manuel para que la ayude a conectar el TV y enseñarle algunas funciones. Si bien el pedido era real, sabía qué se escondía por detrás. "Si querés ver esa anaconda en vivo, vení".
Por un momento dudé. No sabía que podía pasar. Y si llegaba a pasar algo, la que se podría venir después, aunque él no sea mi amigo y tampoco conozca a la novia del pibe. Pero la imagen de esa pija escapando del pantalón y la curiosidad de verla más de cerca ganaron y fui.
Me puse el shorcito más corto que tenía y la remera más ajustada. Cuando llegué, vi que Sofi también había elegido ropa similar. El short dejaba poco para la imaginación, y arriba directamente estaba con el corpiño de la bikini, muy sugestivo. Nos miramos y nos reímos de ser tan trolas.
Cuando llegó el pijudo, Sofi le abrió y lo llevó al living donde estaba yo. "Te acordás de mi amiga, Agustina?" le dijo a modo presentación. Me paré para saludarlo y noté como la vista se le iba para todos lados mirándonos. La novia del pibe no era fea, pero tampoco tenía buen lomo. Mi amiga le pasaba el trapo.
Luego de terminar la boludez para lo que lo había citado, lo invitó a tomar algo. Fuimos al patio y nos sentamos los 3 a hablar de cualquier cosa. Mi amiga, muy hábil, fue de a poco llevando la conversación al ámbito sexual.
Se notaba que Juan no estaba cómodo, pero captó el jueguito y se prendió. Para terminar de desbarrancar, Sofi le preguntó por la performance sexual de su amiga, la novia del chabón.
Primero se quedó medio sorprendido ante una pregunta tan directa. Sofi ni se inmutaba. Juan, nervioso, me miraba a mi y luego a Sofi. "Bien... por qué te interesa saber?", se limitó a responder. "Solo bien? nada más?", insistía mi amiga.
"Que pasa? no se aguanta algo tan grande?" insistió Sofi. Ahí seguramente él comprendió de que se trataba todo eso. "Qué querés saber?" le dijo, ya en un tono más soberbio. Sabía que el tema rondaba a su pija, y seguramente no era la primera "curiosa".
"Saber nada. Quiero ver" le dijo Sofi muy segura. Yo no sabía donde meterme de la vergüenza, aunque tenía mucha curiosidad. Juan Manuel se acordó que yo estaba ahí, y me miró como diciendo "que hacemos con ella". "Ella está acá para lo mismo". Sofía se paró, lo agarró de la mano a Juan y se lo llevó para adentro. Yo los seguí, hasta la habitación de mi amiga. Nos sentamos las dos en la cama, mientras Juan se paró frente a nosotras.
Nos miró con una sonrisa y empezó a bajarse la malla. Se quedó solo con el boxer puesto. Yo abrí mis ojos como platos cuando vi el pedazo de bulto que marcaba ese boxer. "Me habían dicho que eras media zorrita, pero no pensé que ibas a llegar a esto" decía mientras despacio se iba bajando el boxer, dejando ver un poco se su pija. Lo seguía bajando pero la pija no salía en su totalidad.
"Que hijo de puta" exclamó Sofi cuando por fin, la pija de Juan Manuel quedó colgando entre sus piernas. Dormida, tenía más de dos manos de largo y de ancho había que rodearla con dos manos. Sofi se arrodilló y agarró esa verga muerta que se le caía de las manos. Le sobraba carne de todos lados.
"Que hijo de puta", dijo de nuevo mi amiga para luego abrir la boca y empezar a chupársela. Me quedé mirando como ella trataba de chupar todo ese pedazo que de a poco iba hinchándose cada vez más.
Cuando la tuvo bien dura, Sofi se la sacó de la boca y me la ofreció. Me acerqué gateando hasta los pies del pijudo y me agarré de su verga. La agarré pajeándola un rato, sintiendo el grosor de ese trozo inmenso. Mi mano resbalaba por la saliva de mi amiga.
Le pasé la lengua desde los huevos (dos pedazos de huevos inmensos que hacían juego con tremenda pija) hasta la cabeza. Escupí en la mitad del tronco y empecé con una tarea que me resultó imposible. Abrí grande la boca y metí la cabeza. De a poco fui tragando pero me resultaba físicamente imposible abrir más mis labios. Sofi, al lado mío, le acariciaba las bolas. Yo sentía como con cada caricia la pija se endurecía y pegaba saltos dentro de mi boca.
"No puedo", dije cuando estaba llegando casi a la mitad. Sofi la agarró y probó. Empezó a tener arcadas y la terminó sacando. Era mi turno nuevamente. Se la chupé suavecito solo en la cabeza, rozando mi lengua y apretando con mis labios.
Cuando saqué mi cabeza, Sofi agarró mi cara y me besó. Luego, siguió ella chupando. Juan se sentía poderoso, parado en medio de la habitación con dos putitas adorando su mástil bestial. Nos acariciaba la cabeza mientras nos turnábamos para chupársela
Si bien la tenía muy dura, el propio peso de la verga hacía que esté un poco caída. Cuando Sofi la sacó de la boca, el pedazo cayó y rebotó un par de veces hasta quedarse firme mirándome a mi. Tomé aire y me lo metí en la boca, sin agarrarlo con las manos.
Primero, la cabeza. Tomé aire de nuevo, y metí un poco mas. Con la lengua desparramaba la saliva que iba quedando en mi boca. Sofi aprovechaba para tocarme. Cuando pasó sus manos por mis tetas, largué un suspiro que quedó ahogado por la pija de Juan.
Seguí manteniendo la posición. Tomé aire de nuevo, y tragué un pedazo más. Ya sentía la punta perforarme la garganta. Cerré los ojos, junté coraje y le di más. "Auggg... auggg auuggg..". Sentí que iba a vomitar, pero me aguanté y seguí.
Empecé a toser pero no me saqué la pija, que a esta altura la debía tener en el esófago. "Uhhhh que hija de puuutaaaahhhh" decía Juan agarrándome la cabeza para que no saliera. Sentí una lágrima caer por mi mejilla, pero no quería parar. "Aauggg auuugggg"... me seguía atragantando con la verga clavada. Hice un último intento de meterme más, pero no pude.
Le pegué un empujón al pibe y caí al piso tosiendo. "Hasta acá te comiste", me dijo Sofi marcando con le dedo el lugar, bastante más de la mitad, pero aun con un largo pedazo para poder terminar de comerla toda.
Juan tampoco salía del asombro. Su pija chorreaba con mi saliva. Sofi lo pajeaba mientras le chupaba las bolas. Me acerqué, una vez recuperada, y me sumé a ellos. "Hacelo de nuevo", me pidió casi como una súplica. Yo sentía la garganta que me raspaba y ardía.
Seguimos chupándosela entre las dos. Nos turnábamos, le pasábamos la lengua juntas, nos besábamos... Le hicimos lo que quisimos. Hasta que Sofi se cansó de jugar, se levantó y desvistiéndose le pidió que se la cogiera.
Se tiró ya desnuda en la cama con las piernas abiertas. Juan se acercó le chupó un poco la concha, la escupió bien metiéndole un par de dedos y después si, se dispuso a destrozar a mi amiga.
Mientras empezaba a meterla, Sofi le pedía que fuera despacio. Juan le hacía caso, y de a poco fue metiéndola, con los gritos de mi amiga de fondo. "No parés... no parés... ahhh hijo de puta no parés seguí!!". Yo estaba al lado de ellos, casi acostada junto a Sofi. Tenía una vista privilegiada de como el vergón de Juan había dilatado hasta el límite la conchita de mi amiga, que se retorcía con cada embestida del pibe.
Mientras los miraba, le tocaba las tetas, se las chupaba, la acariciaba. Juan me llamó y me hizo poner a su lado. Me paré junto a él, me besó y empezó a tocarme. Me acostó al lado de mi amiga, y mientras se la seguía cogiendo, empezó a meterme mano a mi. Metió dos dedos en mi concha, que ya estaba hinchada de la calentura. Ahora nos tenía a las dos gimiendo al unísono.
De pronto, sacó la pija y se puso frente a mi. Se me congeló la sangre y un escalofrío atravesó mi cuerpo. Caí en la cuenta que me iba a meter todo eso. Mi amiga quedó inmóvil a mi lado recuperando aire. "A ver vos, pibita" dijo mientras me acomodaba las piernas.
Apoyó la pija y sentí que me temblaba el cuerpo. De golpe empezó a penetrarme, despacio, pero sin detenerse. "Hasta ahí.. hasta ahí", le pedí cuando sentí que llegaba al fondo, pero no me hizo caso. Siguió penetrándome. Por unos segundos sentí un dolor terrible que no me dejaba ni gritar.
De golpe, pude largar todo. Un alarido que se habrá escuchado en todo el barrio, pero producto de un placer indescriptible. "aaaaaaaaaayyyy siiiii" gritaba cada vez que Juan enterraba su pija hasta el tope. "Está muy adentro...", la sacaba hasta la mitad y la volvía a meter. "Está muy adentro"; era lo único que salía de mi boca con cada embestida.
Sofi se acostó a mi lado y empezó a besarme. En su boca ahogaba mis gritos de placer. Mi cara era una mezcla de placer, dolor, excitación. Mi amiga me miraba; ver mi cara la estaba calentando. Bajé la vista y vi como se estaba tocando mientras observaba como me cogían. "Esta muy adentro Sofi... muy adentro" le repetía entre gemidos a mi amiga.
Ella se dio vuelta y se puso en 4. Cuando Juan la vio, estiró la mano y empezó a acariciarle la cola. Sacó la pija de mi concha y se la puso a ella. Se trepó encima suyo y la agarró de los pelos, embistiéndola como un animal. Después, siguió una embestida bestial que destrozó a mi amiga.
Cuando se cansó, me puso a mi en 4 también. Mi amiga quedó tirada en la cama, recuperándose. Se trepó arriba mío y también, me destrozó. Quería gritar que fuera más despacio, pero no me salían las palabras. Y en el fondo también lo estaba disfrutando. Se fue alternando entre sus dos putitas, que sumisas, esperaban en 4 con la cola paradita para que el macho eligiera a quien cogerse.
Una de las veces que fue mi turno, Sofi se puso delante mío acercando su concha a mi cara. Apenas la tuve a mi alcance empecé a chupársela desesperada. Las mismas embestidas de Juan hacían que moviera mi cara y mi lengua sobre ella.
Cuando Sofi me agarró la cabeza supuse que estaba por acabar. Y fue así. Un grito salvaje seguido de unas convulsiones me dieron la pauta que había acabado. Quedó rendida en la cama, mientras yo seguía siendo fuertemente cogida por la anaconda de Juan. La sacó, me corrió del medio y se puso encima de Sofi, que seguía tirada en la cama. Ni se movía ella, Juan le hizo la acomodó a su antojo para seguir cogiéndola.
"Aaayyy como me cogés... que pijaaaa que pijaaaa ayyy seguí rompeme toda" gritaba mientras Juan la embestía cada vez más duro. Esas frases lo incitaban a cogerla cada vez más fuerte. De golpe, la sacó y acabó chorros y chorros de leche sobre su panza.
"Ahhh noooo la quería en la cara!" le dijo con cara de decepción. Juan estaba exhausto. Su pija pegaba saltitos mientras seguía brotando leche a montones sobre el cuerpo de mi amiga. "La próxima". Yo pensé que "la próxima" iba a ser otro día. Pero no.
Se tiró en la cama boca arriba, agarró el pijón de la base poniéndolo mirando el techo y nos hizo acercar. "Limpienla" ordenó. Sus dos putitas sumisas obedecieron. La verdad que ni lo pensé en el momento. Ese pijón me (nos) tenía hipnotizadas.
Empezamos a chupársela pasándole la lengua hasta que la dejamos limpía... y dura. "No se te baja nunca esta poronga?" le dijo Sofi sin dejar de pasarle la lengua. Juan se reía. Sofi la agarró de la base, le puso una mano arriba, agarró una de mis manos y la puso arriba; y aun le sobraba un pedazo importante. "Cuando te mide esto?" decía mostrando como necesitábamos nuestras 4 manos para cubrirla de largo (de ancho no llegábamos a tocarnos los dedos). "No se... 24, 25... por ahi".
Casi al mismo tiempo nos dimos cuenta que las dos nos mordimos los labios. Nos miramos y empezamos a reírnos. Sofi se me tiró encima y me besó. "Mi amiga no acabó", le dijo a Juan. Lo que pasó después, aun hoy no lo puedo olvidar.
Juan me penetró y empezó a cogerme, mientras Sofi se puso arriba mío, pero haciendo 69. Puso su concha en mi cara, y empezó a chupar mi concha mientras el pijón de Juan me abría en dos. No se cuanto tiempo pasó, pero fueron unos instantes de placer indescriptible. Tuve uno de los orgasmos más fuertes de mi vida, tal vez dos, muy intenso, muy largo, muy... muy caliente.
Sofi se paró, lo sacó a Juan y lo tiró en la cama. Agarró la pija de la base y se sentó arriba. Seguía durísima, como si no hubiese acabado. Con cuidado, fue bajando. Yo me levanté y me quedé mirando como la concha de mi amiga se comía de a poco la anaconda.
"Dale, te falta poco" la incitaba yo mientras le acariciaba las bolas y ella seguía bajando con cuidado. De pronto, pegó un sentadazo y se la metió toda. Sofi se quedó quieta sin decir nada hasta que soltó un grito. "Diooooooooooosss.. me rompió" gritaba, pero lejos de dolerle, parecía que le gustaba porque empezó a cabalgarla como loca.
Juan le chupaba las tetas y le tocaba el culo. Cuando me vio ahí sin hacer nada, me dijo "Nena... chupale la cola a tu amiga". Yo me quedé sin reaccionar. Nunca había hecho eso, y tampoco tenía muchas ganas de hacerlo... pero ante la insistencia accedí.
Mi amiga tiró el cuerpo para adelante y yo empecé mi tarea. Ahora el que se movía era Juan. Tenía la pija penetrando a mi amiga a centímetros. No podía dejar de mirar como se dilataba toda la concha cada vez que entraba y salía esa bestia. Con la puntita de mi lengua rozaba el ano de Sofi, que estaba volando de placer. Después, cuando me fui animando más, le pasaba la lengua y trataba de metérsela en el culito.
"Asiii asiii" gritaba mi amiga. No me aguanté tener ese pijón tan cerca, y me fui para abajo a chuparle las bolas. Después, subía y seguía en la cola de Sofi. Hasta que Juan me corrió y empezó a meterle un dedo. Después dos...
Sofi no paraba de gritar. Juan se detuvo. Nos puso en 4 a las dos una al lado de la otra, y me penetró a mi. "Levantá bien la cola, puta" le ordenó a Sofi. Escupió sobre su ano y empezó a jugar con sus dedos. Mientras, yo seguía recibiendo ese trozo inmenso por mi concha, ya totalmente dilatada y acostumbrada. Moví mi cabeza, y vi como Juan tenía a mi amiga penetrada con dos o tres dedos por la cola. La cara de placer de ella era indescriptible.
Juan la sacó de adentro mío, y se puso atrás de Sofi. "Te la bancás por la cola, Sofi?" le preguntó mientras le acariciaba la espalda con la pija apoyada sobre sus nalgas. Era impresionante ver el tamaño de esa cosa, comparado con el cuerpo de mi amiga.
"Ay, no se pero probá... probá ya fue, rompeme el culo... quiero saber que se siente". Juan me llamó y me hizo chuparle la pija. Me la metió bien adentro, como para que me de unas buenas arcadas, sin dejar de meterle 3 dedos en la cola a mi amiga.
Cuando saqué la pija hizo que escupiera sobre la cola de Sofi. Luego, otra vez, me la metió en la boca hasta hacerme atragantar para dejarla bien mojada. Me hizo a un lado y empezó a apoyar la punta de la bestia esa en la colita de mi amiga.
De a poco, fue empujando. Con el primer "ahhh" supuse que había entrado. Juan se detuvo un instante y luego siguió empujando. "Ahhhh siiii" decía mi amiga. Suplicaba que fuera despacio. Yo no podía creer lo que estaba viendo. Y mucho menos, entender como me calentaba tanto. Mi amiga sometida por esa pija bestial por el culo. Una imagen que aun hoy me sigue acompañando en alguna que otra paja mental.
Juan seguía empujando, hasta que mi amiga le puso la mano en la panza y le dijo "hasta ahi". Volvió a sacarla casi completa, la escupió y la metió de nuevo. Sofi no paraba de gritar que le encantaba como se la estaba culeando y que siguiera, mientras se aferraba a las sábanas y mordía la almohada... Juan, cebadísimo, no paraba de penetrar a mi amiga.
- Como come carne esta cola Sofi - le decía mientras seguía metiéndosela cada vez con más fuerza
- ahhh.. ahhh.. me estás rompiendo todaaahhhhh
- Querías pija? aca tenés pija, pendeja puta - le contestaba con una embestida fuerte
- Basta... me.. ahhh... me duele todo boludo, pará...
De un tirón, Juan sacó toda la pija de la cola de mi amiga. No paraba de salir carne. Era impresionante todo lo que salió. Cuando la soltó, Sofi cayó rendida a la cama. Se me vino encima. Me acostó y se puso arriba mío.
Apoyó su pija en mi panza y recorrió mi cuerpo con sus manos. Cerré los ojos y tiré mi cabeza para atrás, rendida ante ese macho que nos estaba destrozando a las dos sin piedad. "Cogeme" le pedí suplicando para sentir otra vez esa inmensa verga llenar mi concha.
Me la metió ya casi sin dificultad. Me había dejado la concha bien abierta. Me garchó un rato, hasta que apareció de nuevo Sofi, recuperada. Se arrodilló al lado de él y empezó a acariciarlo y besarlo.
- No podés ser tan bestia, Juan... nos vas a matar - decía Sofi mientras él me seguía cogiendo bien duro
- Quiero leche... dame mi lechita - repetía Sofi en el oído del macho.
- Vos también querés la leche, nenita? - dijo mirándome a la cara. Solo asentí con la cabeza. No podía ni hablar ya.
Se paró al lado de la cama, y nos arrodillamos a sus pies. "Abran las boquitas, putas" nos decía mientras se pajeaba. Estuvo un rato largo pajeandose, no podía acabar. La agarramos entre las dos y empezamos a chuparla, lamerla, comerla, nos besábamos entre su pija... hasta que él dijo "ahí viene" y volvimos otra vez a abrir la boca, sacando la lengua, recibimos toda la lechita.
El primer chorro saltó a la frente de Sofi. Después, la movió dejándome un guascaso en la mejilla. Fue exprimiéndose la verga alternadamente en la boca de mi amiga y la mía. Sofi tragaba todo al instante, pero yo la tenía un poco en la boca para acostumbrarme al sabor del semen.
Tragué un poquito y el resto lo dejé escapar por mis labios, cayendo por la pera hasta mis tetas. Juan agarró el chorro de leche que tenía en mi mejilla con la punta de la pija y la llevó a mi boca. Después, la metió en la boca de Sofi.
Nos sentamos los 3 en la cama. La anaconda ya estaba dormida, aunque seguía siendo impresionante el tamaño de esa pija. Las dos seguíamos embobadas mirando ese trozo de carne inmenso colgando entre sus piernas. "Me tengo que ir... seguiría cogiendo con ustedes, pero se me hizo tarde". Más??? pensaba yo... Cuando me paré sentí como se me aflojaban las piernas. No daba más. Creo que Sofi estaba igual o peor, porque le había destrozado el culo.
Lo acompañamos hasta la puerta y nos despedimos. "Mandale un beso a Marina", le dijo Sofi. Si. Marina era la novia del pibe, la amiga de Sofi, a la que acababa de hacer re cornuda. Pero ella como si nada, le mandaba un beso. Así de zorra era mi amiga.
Cuando cerró la puerta me miró y me dijo "no sabés como me duele el orto!". Yo sentía la concha abierta y latiendo. Nos quedamos charlando un rato, y nos quedamos dormidas. Estábamos destruídas.
Me levanté como pude y volví a mi casa. Al otro día, fui al colegio. Aun sentía la concha abierta, tenía miedo que se dieran cuenta que caminaba "raro", pero por suerte no. Los días siguientes, a la noche sola en mi cama, recordaba el tamaño de esa pija y le dediqué varias pajas antes de dormir.
N.d.R: Según Agustina, esa fue la pija más grande que vio en su vida, aun al día de hoy.
Actualización: años más tarde, esta pija le quitó el puesto: Compartir
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Indice
35 comentarios - Anaconda
gracias por pasar!
gracias por pasar!
gracias por pasar!
Si, el que diga que el tamaño no importa no tiene ni idea jajajja
Excelente relato!
Que hermosa pose para un exquisito trio MHM, seguro lo que soñamos todos los machos amiga...jajaja:F:F
Excelente y muy cachondo relato querida, me encantó...FELICITACIONES!! 👏 👏 +10
Quedo a la espera de tu próxima aventura linda!!
Besitos querida!!
LEON💋
exelente relato
salu2 y mas 10
Besos y puntos!
gracias por pasar
gracias por pasar
espero que sigas disfrutando los proximos!!
gracias por comentar!