La Amiga De Mi Hermana
Con El Sello De Placer y Morbo…
Hola ha todos gente porongueros, soy un chico con deseos de compartir mis historias y las de personas cerca a mí, con ustedes…. este como todos mis relatos esta hecho para ustedes para su disfrute, pero he de aclarar ciertas cosas, muchas de estas historias no son de mi autoría, otras si otras si lo son, otras fantasías que he tenidos yo o alguien cerca a mí, que me lo ha confesado, otras son reales pero no mías, relatos de otras personas que me lo confiesas y al final logro convencerlos de que me dejen publicarlos, claro con nombres y lugares diferentes para proteger su identidad, por este motivo es que no digo quien es quien, cual es mío o cual no, cual es real y cual no lo es, pienso que lo hace más interesante y hace pensar a la gente, son muchas las historias que tengo pero poco el tiempo para contar, espero que las que puedo publicar sean de su agrado, sin más que decir disfrútenlo.
Sin perder ni un segundo me duche, me acomode y me puse a ver una película de más de dos rombos aprovechando que por fin estaba solo. No había hecho más que empezar a masturbarme cuando llamaron a la puerta, así que echando maldiciones por el camino fui a abrir. Al mirar por la mirilla vi que se trataba de Laura, la amiga de mi hermana, así que hice un esfuerzo por disimular la erección y la abrí. Rápidamente pregunto por mi hermana.
--Esta a fuera y no creo que llegue hoy.
--Podría llamarla de aquí. -Dijo ella. --Es que le deje unas ropa, y las necesito.
Mientras hablaba por teléfono me di cuenta de cómo se fijaba en lo que escondía bajo el pantalón y yo, que no podía parar de mirar el vertiginoso escote que lucía, no hice nada para evitarlo. Cuando termino de hablar nos dirigimos a la habitación de mi hermana en busca de las prendas perdidas. Me agache para abrir el cajón que me indico y sin dejar que me levantara para que pudiera buscar lo que quería, se recostó sobre mi apoyando sus pechos en mi espalda, los apretaba con fuerza disimulándolo con que buscaba con insistencia entre los trapos, y cuando ya no podía mas, apareció una camiseta rosa de tirantes al grito.
--¡Esta es!
Entones sin mediar palabra, se quito la camiseta que llevaba, y mientras yo miraba con cara de tonto los dos pechos que parecían desbordarse del sujetador, se puso la rosa riéndose mientras repartía su mirada entre el espejo y mi cara. Fue entonces cuando como en un acto reflejo, le solté este afortunado chascarrillo.
--Que pena que no vinieras buscando un sujetador. -Ella comenzó a reír y me dijo.
--¿Para que? ¿Para verme las tetas?, si es por eso solo tienes que decirlo. Era una picarona, bueno ya tenía edad para eso, tenía 17 años, pronto cumpliría sus 18.
Sin más palabras empezó a quitarse la ropa mientras me miraba fijamente a los ojos con una sonrisa picara, hasta quedarse completamente desnuda. Se acerco a mí y agorándome el más que evidente bulto de mi pantalón dijo.
--¿Y tú?, ¿no vas a enseñarme que tienes aquí guardado?
Se arrodillo frente a mi bajándome a la vez la ropa interior y el pantalón, por lo que mi miembro se alzo como un resorte que casi impacto contra su cara y sin más demora comenzó a lamerlo suavemente, recreándose, sin apartar la mirada de mis ojos. Cuando me di cuenta de que no aguantaría mucho mas así, la tumbe sobre la cama de mi hermana, entre montones de peluches de colores, la separe las piernas y empecé a comer su coño, que ya estaba completamente mojado. Ella levantaba la cadera con fuerza sujetando mi cabeza para que no me separase ni un milímetro de lo que tenía que hacer y yo correspondí su entusiasmo introduciéndole dos dedos intentando. No sé si con acierto, encontrar su punto “G”. Me incorpore y comencé a penetrarla muy despacio, para subir lentamente el ritmo en consonancia con sus gemidos, cada vez más rápido, cada vez más fuertes, hasta quedar rendidos.
Fin…
Con El Sello De Placer y Morbo…
Hola ha todos gente porongueros, soy un chico con deseos de compartir mis historias y las de personas cerca a mí, con ustedes…. este como todos mis relatos esta hecho para ustedes para su disfrute, pero he de aclarar ciertas cosas, muchas de estas historias no son de mi autoría, otras si otras si lo son, otras fantasías que he tenidos yo o alguien cerca a mí, que me lo ha confesado, otras son reales pero no mías, relatos de otras personas que me lo confiesas y al final logro convencerlos de que me dejen publicarlos, claro con nombres y lugares diferentes para proteger su identidad, por este motivo es que no digo quien es quien, cual es mío o cual no, cual es real y cual no lo es, pienso que lo hace más interesante y hace pensar a la gente, son muchas las historias que tengo pero poco el tiempo para contar, espero que las que puedo publicar sean de su agrado, sin más que decir disfrútenlo.
Sin perder ni un segundo me duche, me acomode y me puse a ver una película de más de dos rombos aprovechando que por fin estaba solo. No había hecho más que empezar a masturbarme cuando llamaron a la puerta, así que echando maldiciones por el camino fui a abrir. Al mirar por la mirilla vi que se trataba de Laura, la amiga de mi hermana, así que hice un esfuerzo por disimular la erección y la abrí. Rápidamente pregunto por mi hermana.
--Esta a fuera y no creo que llegue hoy.
--Podría llamarla de aquí. -Dijo ella. --Es que le deje unas ropa, y las necesito.
Mientras hablaba por teléfono me di cuenta de cómo se fijaba en lo que escondía bajo el pantalón y yo, que no podía parar de mirar el vertiginoso escote que lucía, no hice nada para evitarlo. Cuando termino de hablar nos dirigimos a la habitación de mi hermana en busca de las prendas perdidas. Me agache para abrir el cajón que me indico y sin dejar que me levantara para que pudiera buscar lo que quería, se recostó sobre mi apoyando sus pechos en mi espalda, los apretaba con fuerza disimulándolo con que buscaba con insistencia entre los trapos, y cuando ya no podía mas, apareció una camiseta rosa de tirantes al grito.
--¡Esta es!
Entones sin mediar palabra, se quito la camiseta que llevaba, y mientras yo miraba con cara de tonto los dos pechos que parecían desbordarse del sujetador, se puso la rosa riéndose mientras repartía su mirada entre el espejo y mi cara. Fue entonces cuando como en un acto reflejo, le solté este afortunado chascarrillo.
--Que pena que no vinieras buscando un sujetador. -Ella comenzó a reír y me dijo.
--¿Para que? ¿Para verme las tetas?, si es por eso solo tienes que decirlo. Era una picarona, bueno ya tenía edad para eso, tenía 17 años, pronto cumpliría sus 18.
Sin más palabras empezó a quitarse la ropa mientras me miraba fijamente a los ojos con una sonrisa picara, hasta quedarse completamente desnuda. Se acerco a mí y agorándome el más que evidente bulto de mi pantalón dijo.
--¿Y tú?, ¿no vas a enseñarme que tienes aquí guardado?
Se arrodillo frente a mi bajándome a la vez la ropa interior y el pantalón, por lo que mi miembro se alzo como un resorte que casi impacto contra su cara y sin más demora comenzó a lamerlo suavemente, recreándose, sin apartar la mirada de mis ojos. Cuando me di cuenta de que no aguantaría mucho mas así, la tumbe sobre la cama de mi hermana, entre montones de peluches de colores, la separe las piernas y empecé a comer su coño, que ya estaba completamente mojado. Ella levantaba la cadera con fuerza sujetando mi cabeza para que no me separase ni un milímetro de lo que tenía que hacer y yo correspondí su entusiasmo introduciéndole dos dedos intentando. No sé si con acierto, encontrar su punto “G”. Me incorpore y comencé a penetrarla muy despacio, para subir lentamente el ritmo en consonancia con sus gemidos, cada vez más rápido, cada vez más fuertes, hasta quedar rendidos.
Fin…
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