Disculpen la demora, aquí está la segunda parte.
Me giré sobre la silla, cualquier remordimiento o duda que hubiera podido tener quedó perdida en mis labios. Mi boca se abrió y literal se me cayó la baba.
-puta madre...- murmuré, incrédulo de lo que estaba mirando. Mamá se veía vulgar, parecía una teibolera consagrada. Vestía un minishort blanco, que cubría solo lo necesario por el frente, se le veía tan apretado que era difícil imaginar cómo pudo entrar en él. Sus gruesas piernas quedaban expuestas por completo, estaba empotrada en un par de zapatos de tacón bien alto, de esos de aguja. Su vientre quedaba expuesto y la única cosa que se apreciaba en el eran las tiras de la tanga a cada lado, eran de color rosado metálico, sobresalían del short y se incrustaban arriba en sus caderas. Mis ansiosos ojos viajaron hacia la parte superior, observando una pequeña blusa de botones amarrada con un nudo que batallaba por contener esas tetotas. Un kilométrico escote quedaba expuesto para mí, seguí subiendo mis ojos hasta toparse con su rostro sonriente. Este atuendo era vulgaridad pura. Mi madre se veía putísima y buenísima al mismo tiempo. Amé su indumentaria.
-wow.- dije, incapaz de contener la emoción.
-así que… ¿te gusta?- preguntó ella, sonriendo cínicamente, caminando hacia mi lentamente, haciendo que sus melones rebotaran de manera obscena y lujuriosa. Mi mirada estaba clavada en las tetas de mamá, ella lo sabía, y no le importaba.
-mamá, no mames...- dije, sacudiendo mi cabeza, y a la vez fijando mis ojos en su voluptuoso cuerpo.
"¡te ves jodidamente buena!-
Por lo regular no digo groserías frente a mi madre, porque se molesta pero esta vez...
-¿de verdad lo crees?- preguntó risueña.
-Dios mío, mamá...- dije con la vista directo en su escote.
Debajo de la blusa traía un brasier que hacia juego con la tanga; con algo de encaje en la copas y también del mismo color rosado metálico, que vanidosa mostraba sin pudor. Pude apreciar a través del encaje sus pezones por completo erectos.
-Entonces migue...- ¿este atuendo muestra lo suficiente mis grandes y pesadas tetas?- preguntó mamá con una sonrisa traviesa y un brillo en sus ojos, sus palabras y su expresión me envió corrientes eléctricas por todo el grueso de la verga.
-¿Tú qué crees?- gruñí. -te ves... extraordinaria.-
-¿Qué tal mis nalgas?- cuestionó ella, dándose la vuelta para quedar con la espalda hacia mí y empinar su culote descaradamente. El microshort parecía de esos tipos cacheteros, pero ridículamente pequeño, dejaban al aire tres cuartas partes de las nalgotas de mamá. Las redondas, firmes y jugosas nalgas luchaban por liberarse de la prenda.
Aparte de mostrar los montes de carne en su esplendor, la tela estaba bien metida en la raja, delineando cada globo a la perfección, para rematar esta exuberante y perfecta imagen de manera grosera, sobresalía de la cintura del short, las tiras que se unían por detrás de lo que creí ser una tanga, pero no. Resultó ser un hilo dental.
-Me encanta...- contesté bufando, casi a punto de irradiar excitación.
-¿Crees que debería usar esto para la reunión de tu padre?- preguntó, girando para verme a la cara. Se inclinó y presumió la gruta que formaban sus tetas.
-Si quieres llamar la atención de TODO el mundo,- respondí, incapaz de separar mis libidinosos ojos de toda esa carne expuesta. Su ligera pancita al aire, sus largas y gruesas piernas, sus enormes tetas. Dios mío...
-Sabes...- empezó a decir, mientras bamboleaba sus tetas. -Creo que no es justo. Quiero decir, hemos estado viendo solo mis atuendos, y no hemos mencionado nada del tuyo...- miré su hermosa cara realmente intrigado.
-¿a qué te refieres?- le pregunté
-No te mentiré... tu ropa no me encanta del todo.- expresó ella, mirándome fijamente con una mueca burlona. De repente con inspirada malicia supe que hacer. Antes de que ella pudiera reaccionar, me puse de pie, haciéndola retroceder un poco.
-bueno,- dije firmemente. -deja me cambio.-
Tomé el dobladillo de mi playera y me la quite, dejando a la vista mi torso. Mamá miró mi expuesto abdomen con ojos de sorpresa mientras arrojaba mi playera al suelo. Entonces, manteniendo mis ojos en ella, me incline y de un solo golpe me baje los pantalones, quedando solo en mis boxers.
Mamá termino de abrir por completo los ojos. Su mirada se dirigió directamente a mi bulto, donde mi verga luchaba por escapar. La tela azul de mi boxer parecía una carpa, gracias a mi gruesa carnosidad. Tenía el miembro apuntando hacia un costado, dándole a mamá una clara perspectiva del tamaño y forma de mi entrepierna. Sus ojos se abrieron como platos, después lentamente humedeció sus labios con la lengua. Me quité por completo los pantalones y giré para guardarlos en el closet.
-Tienes razón ma- dije mientras me acercaba al closet dándole la espalda. -por cierto, no sé si lo notaste, pero otra vez puedo ver tu ropa interior.- sonreí para mí.
-¿Puedes?- preguntó, su voz sonaba melosa. Tardé unos instantes en el closet antes de tomar otro atuendo. Giré para darle la cara, y lo que vi hizo que se me cayeran las prendas al suelo.
-¿Qué tal ahora?- dijo, posando para mí. Su pequeña blusa y su apretado short estaban tirados a un costado de ella en el piso, quedando frente a mí solo en su ropa interior y tacones. Mis ojos fueron los que se pusieron como platos esta vez, y a ella le divirtió mi reacción.
-Prefiero que estemos iguales, hay que ser justos.- dijo mamá.
Recorrí su sabroso y voluptuoso cuerpo. La había visto en bikini antes, pero esto era diferente. Se supone que para cualquiera es plausible ver a su madre en traje de baño, lo que no es aceptable es verla vestida así.
El brasiere peleaba para mantener atrapadas sus enormes ubres, el material se incrustaba en su suave piel. Las tiras en sus hombros estaban enterradas en su carne, las turgentes mamas parecían estar listas para desterrar cualquier obstáculo que interfiriera. Aparte de esto, la tela con encaje, me dejaba ver parte de sus erectos pezones.
Más abajo, pasando su vientre, se encontraba un pequeñísimo triangulo de tela rosada. Las tiras que se encontraban sobre sus caderas eran lo único que ayudaba a que el pequeño trozo cubriera su coño. El triangulito se encontraba colocado muy abajo, apenas cubriendo lo necesario. A través de la delgada tela, tuve una buena visión de los vellos perfectamente arreglados de mamá, parecían formar una delgada línea de color oscuro que se dirigía hacia abajo. Después mamá colocó sus pulgares coquetamente en el borde del pequeño triangulo y según acomodándolo, bajó la tela un poco, revelando por arriba de este, una porción de la línea de vellos. Mi verga palpitó con delirio ante este festín visual.
La miré de nuevo a los ojos y advirtiendo la seguridad en su rostro, le indiqué con dos dedos que se girara para examinarla por detrás. Con una sonrisa llena de celo, hizo lo que le pedí.
Se giró para mí, exponiendo su espalda. Pero mi vista se clavó con rapidez en su culazo. Se veía increíble, las nalgotas sobresalían de su curvilínea figura. Mis ojos hambrientos miraban las firmes, y carnosas nalgotas. Tan redondas y paradas. Las pequeñas tiras rosadas del hilo dental se unían por detrás en un punto, formando una “Y” con una tira que se perdía por completo entre las nalgas de mamá. Parecía un perfecto durazno, listo para ser mordido.
Giró nuevamente, sus gigantescas ubres se bambolearon con el movimiento. Colocó sus manos sobre sus caderas y me miró, le costó trabajo despegar sus ojos de mi bulto pero después de un momento lo hizo, y prosiguió a recorrer el resto de mi cuerpo.
La tensión era demasiada. Nos quedamos frente a frente en silencio, sintiendo de cerca el ardor que emanaba de nosotros junto con el húmedo y pegajoso calor de afuera. Ambos absorbíamos el cuerpo del otro con nuestros ojos, como seres famélicos frente un banquete. Posteriormente, nuestras miradas coincidieron una vez más. La miré, ella me vio, nuestro lascivo deseo estaba claro para los dos.
Finalmente... cedimos ante él.
Al mismo tiempo, nos acercamos. Nuestras bocas se unieron en un feroz beso. Sus carnosos labios chocaron con los míos, nuestras bocas se abrieron con rapidez. Su lengua de forma agresiva invadió mi boca, revolviéndose con mi lengua. Su blanda y serpenteante lengua combatía contra la mía mientras intercambiábamos espesa saliva. Nuestras bocas parecían luchar salvajemente a la vez que nos comíamos en este violento encuentro.
Me estaba cachondeando a mi madre. Me estaba sabroseando a mi propia mamá. ¡Era una locura! me dio la vida. Ella me había educado, me preparó lunchs para la escuela, ella era la que se encargaba de comprar mis regalos de navidad, había sido mi hada de los dientes; me llevó a innumerables prácticas de futbol y me limpió las mejillas cuando estaban sucias. Esa exuberante mujer que me comía la boca ¡era mi madre!
Ahora ya no era aquel crío, no. Había dejado de ser un niño y, estaba descubriendo otro lado de ella. El lado adulto de mamá. Ese lado que va más allá de sonrisas maternas y ropa de mamá. La parte de ella que tenía necesidades de mujer. El lado caliente de mamá. El lado lujurioso y sexy, que necesitaba un tipo de placer que un cuerpo como el de ella merecía. Esa parte en la que una madre mira a su hijo con nuevos ojos. Esa fase que había dejado de verme como el niño que había crecido a su lado, y que ahora me veía como una pareja sexual. El lado de ella que era tan caliente que incluso estaba dispuesta a culear con su propio hijo.
Mamá y yo terminaríamos a cogiendo.
Nos comportábamos de una manera tosca, con la excitación física incrementándose. No pensábamos en las consecuencias de nuestros actos. En como este acto era la entrada para la culminación de un acto sexual incestuoso. La lujuria recorría nuestras venas, nublando nuestro juicio, acercándonos cada vez más a un inevitable destino.
Mientras nuestras bocas estaban ocupadas, nuestras manos también lo estaban. Mientras sus pesadas tetas se estrujaban contra mi pecho, mis manos bajaron por detrás de su espalda, llegando hasta sus nalgotas apretándolas con furia, mallugándolas, estrujándolas. Al mismo tiempo quería sobar esas ubres, pero la posición en la que estábamos no lo permitía. Decidí esperar, no faltaba mucho para poder disfrutar de ellas. Por lo tanto seguí disfrutando de las nalgazas de mi madre. Las manos de mi adorada madre, estaban interesadas en una sola cosa; mi gorda verga. Una de sus manos se deslizó entre los dos, bajó por mi abdomen para después adentrarse en mi boxer. La mano de mamá penetró la tela y con sus delicados dedos envolvió mi grueso mástil.
-mmmm...- gemí dentro de su boca. Con la otra mano bajó mi ropa interior hasta que salió disparado mi pito. A pesar de que mi verga quedaba aprisionada entre ambos, trataba de jalármela lo mejor que podía con su delicada mano.
La abracé con fuerza, atrayéndola hacia mí, haciendo que mi miembro se deslizara hasta su vientre, buscando algo de acción. Percibiendo nuestra abrumadora necesidad, nuestras bocas se separaron.
-¡apúrate!- jadeó mi mamá, dándome la vuelta y guiándome hacia la cama. Me empujó al colchón y me acomodó de forma en que quedara sentado en el borde. Sus ojos no se despegaban de mi candente fierro mientras se colocaba de rodillas frente a mí. Aun mirando mi masivo miembro, terminó de quitarme por completo los boxers para después aventarlos a un lado. Se movió hasta quedar entre mis piernas trasladando su mano hacia adelante hasta hacer contacto con mi pito.
-¡Dios mío!- imploró, acariciando mi glande.
-¡Jesús!...- dijo al empezar a acariciar y apretar el palpitante pedazo de carne. -pensé que la tendrías algo grande hijo, pero puta madre, no pensé que tanto.-
-¿te gusta?- pregunté, tratando de mantenerme sereno ante la imagen de mi madre entre mis rodillas jalándome la riata.
-ni te imaginas las ganas que tenia de poder agarrar esta vergota!- dijo súper excitada, ahora usaba ambas manos para masajearme el miembro. -desde hace rato estoy muriendo por jalarte esta cosota cielo-
-mmm...- gemí, abandonándome al placer de sus manos y palabras. Nunca imaginé a mi santa madre diciendo estas cosas, se oiga tan vulgar y eso me excitaba aún más.
-puta madre...- murmuró, admirando mi verga de cerca, valorando el grosor y tamaño de mi glande, el cual ya babeaba sin reparo. Vi su mirada descender hasta mis bolas, observaba hambrienta mis gordas pelotas. Después levantó la vista hacia mi sonriente rostro embriagado de placer. -¡no puedo creer que estemos haciendo esto!- dijo con una risilla nerviosa.
-estas buenísima y sabrosa ma!- le dije, elevando su ego y sin darle tiempo a que se arrepintiera y dejara de masturbarme.
Se veía increíble así, de rodillas frente a mí, con sus melones luchando por salirse del pequeño bra, con su hermosa espalda que terminaba fusionándose con ese enorme culazo. Calzando ese microhilo dental, y rematando con los tacones de puta que sobresalían debajo de sus nalgas... ufff…
-Tú también estás sabrosón- dijo jadeando, apretando con firmeza mi pito. Por alguna razón miré el reloj y vi la hora.
-Mamá... ¡llegaremos tarde a las carnes asadas!- dije burlonamente.
-¡me importa un carajo!- dijo con desfachatez. -tu papá puede arreglárselas solo... y… mientras está ahí, yo estaré haciendo esto.- antes de poder reaccionar, mamá se inclinó y decidió atrapar mi verga con su boca.
-¡puta madre!- dije shockeado. Observé estático mientras la boca abierta de mamá descendía sobre mi brilloso e hinchado glande, para después de un suave tirón devorarse la mitad de mi tranca. -¡siii, coño siiii!- exclamé al sentir los carnosos labios abrazar mi palpitante trozo de carne. ¡Mierda lo está haciendo! mi sacrosanta madre me está dando una mamada. ¡Se siente tan pinche rico! ¡Dios! sentí su lengua recorrer la parte inferior de mi pito, masajeándolo con tal pasión, saboreando cada milímetro de ella. Me miró directo a los ojos al mismo tiempo que comenzó a mover su cabeza, mamando de arriba hacia abajo.
-¡siii... chúpamela ma, cómetela toda mami!-
Los ojos de mamá guiñaron de satisfacción mientras se comía mi verga como una vil puta; delicadamente trabajaba la mitad de mi pito dentro y fuera de su boca. Con su mano frotaba lo que no le terminaba de entrar, preocupándose de que cada centímetro de mi verga estuviera bien atendida, como deber de toda buena madre. Me la chupaba con fervor, con pasión, como si hubiera estado hambrienta de verga por mucho tiempo. La saboreaba en su boca, con sus suaves labios, con su tersa lengua, venerando mi pito como se merecía.
Después de un minuto de esto, despegó su boca de mi carne, separando lentamente sus acolchonados labios de la verga de su hijo.
-¡Dios!- jadeó mamá, con los ojos brillosos llenos de lujuria, con hilos de saliva que conectaban la cabeza de mi pito con su sofocada boca.
-¡esta verga es riquísima, la mejor! ¡Dios mío!- inmediatamente enterró su rostro hasta que su boca choco con mis cargadas bolas.
-¡ohhh!- gemí con fuerza, sintiendo la lengua de mamá masajeándome los huevos. Tomó uno entre sus labios, chupándolo ligeramente, deslizando su glotona lengua por todo mi testículo. Le aplicó el mismo tratamiento al otro testículo, para así adorar mis bolas por completo.
Ya que estuvieron lo suficiente cubiertas con saliva, retiró sus labios de mis bolas para después volver a comerse mi verga. Con la palma de su mano comenzó a masajear mis ensalivados huevos, mientras mi pito penetraba su boca.
Abundante saliva caía por todo el tronco de mi garrote, debido al vigor con que mamaba mi madre. De verdad que gozaba con todo esto, le gustaba comportarse como una vulgar golfa.
Mi vista cruzó el cuarto, captando nuestro reflejo en el espejo. Allí estaba yo, entre ropa tirada en el suelo, mis cosas desordenadas. Ahí estaba; desnudo, sentado en mi cama con mi madre casi completamente encuerada. Su cabeza subiendo y bajando en medio de mis piernas, su cabello amarrado meciéndose aleatoriamente. Su culo, su tremendo culo con el hilo dental enterrado en su raja, con las nalgazas perfectamente expuestas, bien carnosas y bien jugosas.
-¡así ma, chúpame la verga!- le ordené, sonriendo ligeramente. Puse mi mano sobre su nuca mientras degustaba la tremenda mamada. Mi pito palpitaba en su boca, me la estaba chupando de vicio.
¡SLURPP SLURPP SLURPP!
Mamá apoyó sus manos en mis muslos agarrándome con las uñas y continuó con la chupada de forma más intensa. -lo sabía ma... ¡sabía que te morías por esto! Todo el maldito tiempo que me insinuaba, que coqueteaba contigo, que te comía con los ojos. Todo el puto tiempo supe que deseabas estar así. De rodillas y mamándome la verga como una vil zorra mamita, ¡lo sabía!-
Mamá extrajo mi verga de su boca haciendo un ruido tronado al final.
¡MUACKKKKK!
Mi pito rebosaba su saliva por todos lados, parecía glaseada con ella. Hilos de baba espesa le colgaban entre los labios. Enérgicamente apretó mi fogoso pito y a la vez me miraba fijamente.
-Yo… deseaba lo mismo...- dijo descaradamente, sonriendo mientras seguía jalándomela. -sé que es una locura, que está mal, pero... ¡Dios mío, la tienes tan dura! sé que esto es incorrecto... pero... tu verga se siente tan rica en mi mano, que no puedo dejar de desearla, de pensar en ella. Y cada vez que te cachaba mirándome, me imaginaba arrodillada frente a ti, devorándome esta ricura.-
Entonces deslizó su mano por toda mi verga de forma magistral para después ponerse de pie frente a mí. La miré hacia arriba mientras ella hacia lo mismo, con una mueca llena de deseo. Mis ojos se abrieron viendo como ella llevaba sus manos hacia atrás, a su espalda.
Yo observaba sin perder detalle alguno, sin parpadear, cada momento quedaba guardado en mi cerebro. Mamá se desabrochó el brasier. Sus senos saltaron hacia delante al irse despegando de la tela, para finalmente después de mantener la prenda sujeta con su brazo, deshacerse de ella aventándola con firmeza, exponiendo sus enormes tetas por primera vez para mí.
-¡PUTA MADRE!- jadié en shock.
Era tan surreal. Estaba viendo las tetas de mi madre completamente desnudas. Ella me las estaba mostrando, y yo hundía mi vista en ellas. Eran las mejores tetas que había visto en mi corta vida. Mi madre tenía las mejores tetas que hubiera visto, era increíble. Se veían aún más grandes desnudas que atrapadas en el brasier. Eran gigantes, sobresalían perfectamente con una redondez envidiable. La carne satinada se mostraba tan delicada y suave. Sus pezones duros como piedra apuntaban hacia mí, invitándome a chuparlos.
Tenía las ubres tan ricas y grandes que chocaban la una contra la otra, formando un canal natural entre ellas. Necesitaba agarrarlas con mis manos y cumpliría mi deseo en un momento más.
Mientras estaba embelesado por tan maravillosa exhibición, mamá se inclinó ligeramente, dejándome ver sus mamas balanceándose de un lado a otro, bajó una de sus manos hasta llegar a su prenda inferior, tomó un costado del pequeño triangulo con los dedos y tiró de él, dejando al descubierto parte de la fina línea de vellos que apuntaba directo a sus labios vaginales. Se incorporó de nuevo mostrando la mayor parte de su vulva.
Y allí estaba mi madre, vistiendo un micro hilo dental, con las tetas al aire y empotrada en unas zapatillas con tacón de aguja. Mucho mejor que cualquier película porno. Lo que hizo después me estremeció; mirándome allí parada con una sonrisa llena de depravación con su exuberante e imponente figura al aire, sus manos sobre las caderas, recargando su peso en una pierna mientras la otra estaba flexionada ligeramente. Alargó su mano hasta su pubis y con el dedo medio recorrió la fina línea de vellos lentamente hacia abajo. Prosiguió bajando hasta deslizarlo justo en medio de sus labios vaginales. Todo lo hacía sin quitar la sonrisa y sin dejar de verme fijamente.
Después de restregar el dedo un par de veces retiró la mano, alzó su brazo y prosiguió a meterse el dedo a la boca, haciendo ruidos de succión y chapoteo.
-¡slurp, slurp, cogggggrrrhhh, slurpppp!
-yomi yomi… que rico sabe- dijo mi madre. Después con el mismo dedo completamente húmedo se acarició uno de sus pezones, apenas rozándolo con la punta del dedo, dejando grumitos de baba sobre él. Yo había enmudecido, solo miraba sin parpadear ni decir palabra alguna.
- ¿te gustan mis tetotas cielo?- preguntó, para proseguir a tomarse ambos melones y estrujarlos; la carne se desbordaba entre sus dedos.
-me encantan...- dije, incapaz de desviar la mirada.
-sabía que te fascinarían- dijo con voz suave observando sus propias tetas. -¿has estado con alguna mocosa que tenga unas chichotas como estas? dijo orgullosa.
Negué con la cabeza emitiendo solo un gruñido. Después giró lentamente hasta quedar de espaldas a mí, se inclinó ligeramente dejando el culazo en pompa para después llevarse una mano hacia atrás, desenterrar el hilo dental del fondo de sus nalgas y correrla sobre la nalga izquierda. El pequeño hilo se aferró fervientemente a su carne, formando un suculento surco en esta.
Después volteó a verme por encima del hombro y tomándose las nalgazas con ambas manos agregó.
-¿te gustan más las nalgotas de mamá que las de las pendejas de tu escuela?- para enseguida tirar de ellas y abrirlas de par en par, dejando a la vista sus exquisitos atributos. Asentí con la cabeza mientras bramidos me salían sin control de la boca. Mamá soltó una ruidosa carcajada.
-jajaja, me encanta que te agrade toda esta carne cariño-.
Mamá soltó sus nalgotas las cuales brincaron enérgicamente, volvió a girar para quedar frente a mí.
-tus tetas son impresionantes, tus nalgas son una completa perversión ma, estás más buena que cualquier pendeja con la que haya estado, más sabrosa que cualquier vieja, y siempre me he fijado en tus carnes.- dije al fin atragantándome con mis palabras.
-y a mí siempre me ha gustado como me mirabas- contestó, mordiéndose el labio, con los ojos brillosos.
-recuéstate papi,- añadió, avanzando a paso firme.
Al llegar a donde estaba yo, mi vista seguía fija en sus melones; me empujó suavemente hasta quedar recostado en el colchón. Pausó un momento antes de continuar, parecía querer reconsiderarlo, la verdad es que tenía tiempo para reflexionar, pensar si continuaba y meter reversa. Mierda pensé.
-¡es una locura! eres mi hijo, soy tu madre. ¡Esto está mal! no deberíamos de estar así pero... estoy demasiado caliente. ¡Necesito una buena cogida! no tienes idea de lo mucho que me urge... bueno si la tienes, eso está claro.- dijo mientras observaba mi expuesta y carnuda verga.
-Dios mío, está bien gorda...- dijo susurrando, viendo mi pito fijamente para después mirarme a los ojos. -tu padre, lo de tu papá son las fiestas y reuniones pendejas. Yo prefiero quedarme en casa disfrutando de unos buenos sentones hasta que no pueda caminar, pero eso para él no es prioridad. Apuesto que eres como yo, prefieres un millón de veces estar culeando con alguna putona que en una parrillada.-
-y yo quiero que tú seas esa putona ma- dije haciéndola reir.
-mi vidaaa, que lindo- dijo sarcásticamente, pero sin denotar enojo alguno mientras devolvía su mirada a mi palpitante verga. Se mordía el labio mientras estaba embelesada viéndola. Se sentó a mi lado zarandeando las tetas.
-Clap, clap clap- sonaban los melones de mamá.
Tenía que tenerlas en mis manos. Se me había ido un chance de sobarlas antes y ahora no se me iban a ir vivas, menos teniéndolas tan cerca.
-ma...- dije, sabiendo que no podía dejar que se retractara. -deseo esto y tu también. Sé que es prohibido pero... eso lo hace mil veces más rico. ¿No crees?-
-SI...- contestó aun mirando mi verga, acercando su mano para sobármela lentamente.
-además me la mamaste, ya saboreaste el pitote de tu hijo y te encantó. ¿O no?- la provoqué.
-Si...- repitió, mordiéndose el labio y continuando con la sobada. Mi gordo miembro parecía estar derrumbando las defensas de mamá.
-ya llegamos hasta aquí como para mandar a volar todo. O ¿crees que podríamos solo detenernos, levantarnos, vestirnos y hacer como si nada hubiera pasado?- dije con calma. Me miró a los ojos, despegando la mirada de mi babosa verga un momento, pero sin dejar de masajearla. -crees que... mmmm si ma! jálamela, sigue así, rico...-
Continuamos mirándonos fijamente, imaginando, pensando en lo que pasaría si terminábamos culeando, si tuviéramos los huevos de seguir. Sin pensarlo y abandonarnos al placer prohibido.
-puta madre ¡sí! jálamela mamá, jala mi vergota! no pienses más, solo cojamos y ¡ya! aunque sea una vez para no quedarnos con las ganas y sacarlo de nuestros cuerpos, vamos a hacer todas las marranadas que deseamos desde hace tiempo, porque, AMBOS llevamos pensando esto desde hace tiempo. ¡Solo te la tienes que meter ma! jodamos aquí, ahora en mi cama. Decídete, desliza tu coño en mi vergota, choca tus gordas tetas en mi cara y terminemos con esta locura.-
-es increíble la labia que tienes- dijo cálidamente, retirando su mano de mi pito y acercándola hacia mí. - tienes razón papi... hay que hacerlo. Vamos a hacer lo que anhelamos tanto tiempo- sentenció.
Se arrodilló en la cama, cruzó una de sus piernas sobre mí mientras la lujuria inundaba su rostro. Tomó mi verga una vez más, apuntándola hacia su jugoso coño.
-has estado viendo mis gordas tetas por años- dijo mientras yo clavaba los ojos en sus enormes ubres. -y yo he estado urgida de una buena cogida desde hace mucho. Cojamos chiquito. Aunque sea una vez, solo una... y tiene que ser sucia... y bien dura. Solo espero que aguantes mi paso- dijo mamá acercando la cabeza de mi pito hasta el borde de su coño.
Me miró fijamente con la cara llena de perversión y lujuria, mientras su tono de voz se elevaba.
-porque tu madre necesita una buena culeada. Y no te soltare hasta que quede satisfecha hijo -
Mamá se dejó caer y por fin la cabeza de mi verga se deslizó dentro de su coño.
- ¡NO MAMES!- grité, saboreando el momento.
- Dios mío...- exclamó antes de presionar un poco más y meterse más de mi pito.
¡Puta madre! mi verga estaba dentro de mamá, y se sentía increíble. -¡coño, es gigante!- gimió mi madre, con los ojos cerrados de éxtasis. Recosté mi nuca sobre la cama mientras mi cuerpo estaba rígido reaccionando a la cada vez más profunda penetración al hambriento coño de mi santa madre. Deslicé mi mano por su cadera, tocando la delgada tira del hilo dental y apretando la suave carne para ayudarla con la maniobra.
-que rico ma...- gemí mientras ella continuaba empalándose más y más de mi verga. -la mayoría de las pendejas nunca quieren que se las meta toda- empecé a decir, sintiendo la caliente textura mientras el coño de mamá apretaba mi pito.
-bueno, yo no soy como la mayoría de las pendejas- dijo con una sonrisa provocadora, pausando su descenso antes de enterrarse por completo. Mire hacia abajo y vi todo sus jugos chorreando por lo que se asomaba de mi verga.
-así que si voy a coger con mi propio hijo, entonces tendré que ser la más puta, la más cerda que pueda haber.- dijo entre gemidos para después cerrar los ojos y continuar tragándose mi verga.
-Dios mío migue... ¿qué tan grande la tienes?- expresó
- en un buen día solo puedo decirte que se para muchísimo-
-parece ser un magnifico día. ¡Diosss...!- gimió mamá empujándose, guiando mi pito dentro de su empapado coño.
-¡la tienes enorme cabrón! pero la quiero, necesito cada centímetro tuyo dentro. No tienes idea de lo me urgía una vergota! siiii!- hice una mueca mientras un escalofrió de placer recorrió mi cuerpo.
Mamá se detuvo, aunque parecía que ya había tocado fondo; vi que aún faltaba un poco más de mi pito por entrar.
-¡no... NO! ¡Yo puedo! puedo metérmela toda. Yo soy mejor que esas putillas con las que has cogido! ¡Me cabe toda tu verga! sé que puedo- sentenció, moviendo sus caderas para encontrar más espacio dentro.
Finalmente consiguió lo que buscaba y de sopetón se sentó, chocando las nalgotas en mis muslos. -OHHHH!- Gritó mamá, meneándose sobre mí para terminar de acomodarse. Me retorcí debajo de ella mientras sentía como cada centímetro de mi pito era exprimido celestialmente. Ella se recargó sobre mí, flexionando su ardiente coño. Su apretado túnel me estaba volviendo loco y tuve que hacer fuerza para no venirme en el acto.
-mmm, nunca había tenido una verga como esta- dijo mamá
-¿te gusta mi pito?- pregunté engreído.
-ajaaammm,- afirmó con los ojos llenos de placer. -¡es la mejor verga que hay! con un pitote como este cualquier hijo tiene permiso de culearse a su madre. ¡Diosssss!-
-¡ohh!, ¿entonces te gustaba cuando te hablaba en doble sentido ma?- dije mientras nuestros sexos vibraban, derramando flujos de manera impresionante.
-Claro que me gustaba y lo mejor era que siempre se te marcaba el bulto en tus pantalones- añadió meciéndose sobre mi verga.
-¡Se te marcaba un pinche paquetote!-
-mmm... ¡que puta! ¿Sabes por qué siempre trataba de insinuarte cosas?-pregunté con los dientes apretados, saboreando el bamboleo las nalgas de mamá.
-¿por qué?- preguntó; sabiendo la respuesta de antemano, retándome a contestarle, mientras su cara estaba desencajada de placer.
-porque tengo una mamá de lo más puta, que se pasa vistiendo en casa blusas y faldas, exageradamente apretadas a sus tetas y nalgas- dije sin rodeos.
-Siempre fue tu plan mamita, exhibir tu voluptuoso cuerpo para mí, ¿o me equivoco? -sonrió lujuriosamente, confirmando mis sospechas. A pesar de actuar como una mamá normal; mi madre amaba cuando la miraba, cuando me atrapaba deseando sus gordas nalgas y acosando sus tetotas.
Con seguridad, sabiendo que no había marcha atrás, alcé mis manos y las azote sobre sus desnudos melones. Enterré mis dedos en la suave piel, apretándolos con firmeza. Mamá gimió y dejó caer su cabeza hacia atrás abandonándose al placer.
Tenía las manos sobre las gordas tetas de mi madre y mierda, solo puedo decir lo perfectas que eran, bueno, lo perfectas que son. Suaves, delicadas y deliciosamente ricas. No tenía empacho, las sobaba y magreaba sin parar. La carnosa piel se desbordaba entre mis dedos.
-siéntelas papi, mmm... ¡siente las enormes tetas de mamá!- gimió ella entre apretones.
-Me encanta, siempre me ha gustado cuando los hombres me miran con deseo, en especial los mocosos. Pero cuando tú lo hacías me volvía loca por dentro, me encantaba ponerte la verga dura. Sabía que me veía sabrosa cuando me mirabas, me ponía tan caliente sabiendo que te la jalarías pensando en mí- confesó mamá.
Finalmente mamá me tomó de las muñecas y de un jalón las retiró de sus tetas para azotar mis manos sobre la cama, una a cada lado de mi cabeza. Este movimiento ocasionó que mi miembro quedara fuera de su coño con excepción de la cabeza. Mis ojos pestañearon llenos d lujuria mientras ella se acercaba cada vez más a mi cara, con sus tetas colgando, con los pezones rozando mi pecho y mi glande enterrado en su coño.
-basta de hablar...- dijo malévola. -no subí a tu cuarto, me encueré y me ensarté en tu vergota para que habláramos! vine porque pensé que podía tener al fin, una sucia, dura y salvaje culeada! entonces vamos a cojer o te quedaras ahí tirado?- mis ojos se llenaron de furiosa calentura al ver cómo mamá me retaba para hacerla gritar de placer.
-no tenemos mucho tiempo, así que hay que darle rápido y sobretodo duro- exigió mi madre-
No esperé más, la tomé de las caderas y volví a empalarla de un solo movimiento.
-mierdaaa ahhhh! gritó al sentirse llena una vez más. Ella empujo hacia abajo presionándome contra el colchón. Después se levantó y esta vez pudimos sincronizar nuestros movimientos, ocasionando un sabroso ¡plas!
-grrrrr- gimió mi madre.
-puta madre- dije yo. Saqué mi verga hasta la punta para volver a meterla por completo en su coño.
-grrrr Dios-gimió. Empecé un mete y saca rítmico, sincronizando mis movimientos con los suyos. Mamá puso sus manos en mi pecho para impulsarse y realizar soberbios sentones en mi gorda y babosa verga. Estiró sus brazos para ofrecerme sus melones, tentando mis manos con la suave piel. Retiré mis manos de sus caderas y le pegue otro azote en las tetas, apretándolas. Mis dedos se clavaron en su ardiente carne para después capturar sus pezones, retorciéndolos ligeramente.
-ahhh siii! así papi- dijo mama, dándose sentones cada vez más rápidos. Seguí jugueteando con sus pezones, pellizcándolos más duro, acelerando a mamá. -mmmmmmm, ¡Dios sí! mierda- gimió, nuestros cuerpos sudaban y chocaban rítmicamente.
-¿te gusta ma?- pregunté. ¿Te gusta que tu hijo te apriete los pezones?-
-SIII!- gimió de nuevo, su cara era un poema de pura calentura. -¡Dios, soy tan puta! montando la vergota de mi niño mientras él me aprieta las tetas ¡siii!, no puedo creer que hagamos esto, pero ¡es riquísimo!- gritó extasiada, azotándose aún más duro contra mi pito.
-¿has cogido así con papá?- pregunté con una sonrisa engreída, amasando sus enormes tetas, enterrando mis dedos en su suave piel. Mientras mamá seguía con los violentos sentones.
-¡NO! ¡NUNCA!- dijo a gritos, manteniendo un progresivo ritmo con las caderas. -tu padre se desvive para el trabajo. Nunca tiene energías para cogerme bien. No como tu papi. ¡ahhh ahhh! si mierda, ¡siii...! esto es una ricura- decía mamá apretando los dientes. -eres tan cabrón... tan flojo... todo te vale... Dios... te pasas todo el tiempo ligando pendejas. ¡Dios! desperdiciando el tiempo en videojuegos, en lugar de hacer cosas de provecho ¡oghhhhrr! ¡Eres un altanero de mierda! ¡SIII! Pero… pero siempre supe que debías coger rico, lo sabía. Tu vergota esta dura todos los malditos días. Era tan fácil darse cuenta... ¡Dios! ¡agrrhhh! y por la forma en que mirabas mis tetas y nalgas, sabía que te morías por una buena culeada con toda esta carne ¡Diosss siiii!!!- A cada embate de ella las nalgas se azotaban furiosamente contra mis muslos.
La apreté de las tetas con furia, gimiendo mientras mamá me confesaba lo que pensaba de mí. Como madre expuso todas mis fallas como hijo, mientras miraba su apretado coño devorándose mi verga. Sus estirados labios abrazaban mi pito, deslizándose arriba y abajo saboreando las profundidades de su jugoso coño, dándome un placer jamás experimentado. La mejor cogida de mi vida y lo mejor es que venía de mi madre.
¿Me afectaron sus palabras? ¡Para nada! me han dicho peores cosas. Aparte era claro que en el fondo mis defectos no le importaban mucho. Sí, soy un flojo y un desordenado y sin ambición alguna. Pero nada de eso le importaba a mamá. Lo que de verdad le importaba era mi apariencia, mi galantería, mi porte pero sobre todo, mi gorda verga. Eso era suficiente para borrar cualquier defecto mío. Es por eso que a pesar de todos los puntos negativos, mi nalgona madre terminó en mi cuarto, justo en mi cama; si, en un desordenado y oloroso cuarto, con sendas nalgazas al aire y, montando mi gorda verga como si fuera el final de los tiempos.
Y vaya que le encantaba.
-ricoo papi ricoooo. ¡Que gusto, coño sí!!! arhhgg! me encanta, me encanta, ¡es muy grande!- dijo maravillada
-¿te fascina mi verga ma?- dije, colocando mi mano por detrás para darle un fuerte azote en la nalga. -¿te gusta?-
-¡Ay! mierda... sii! tu verga me fascina, me encanta, ¡MI HIJO TIENE LA MEJOR VERGA DE TODAS! gritó mamá.
-¿te gusta tener un hijo con un pitote gordo?- pregunté.
-si papi, ¡sí! me enorgullece la monstruosa verga de mi hijo, ¡Dios! gimió mamá
Tenía una mano apretándole una nalga furiosamente, mientras la otra le sobaba una teta. Mamá rebotaba bamboleándose como posesa. Mi mirada estaba fija en su pecho y ella no tardó en darse cuenta.
-¿te gustan mis tetotas papi?- preguntó mamá. Quité la mano de su nalgota para apretarle la otra teta, volviendo a clavar mis dedos en ella.
-¡son increíbles!- gemí, taladrándonosla con más fuerza. -tienes las tetorras más buenas del puto mundo!- le dije estrujándolas con firmeza.
-¿más grande que las putillas que traes a la casa?- preguntó presumida.
-si ma... tus tetas y nalgotas son mejores que las de cualquier mujer que haya traído- le dije para elevar su ser aún más. Esta confesión la hizo sonreír bastante. Solté ambas tetas solo para admirar como se bamboleaban con ferocidad. Mientras mamá me montaba como una puta sus ubres no dejaban de menearse. Estaba completamente desinhibida, cachonda, caliente. Parecía desquitar años y años de represión sexual.
-que golfa soyyyyyy, ¡eres enorme!- gemía, tragándose mi grueso falo en cada sentón que propinaba. Sus uñas se clavaban en mi pecho durante la salvaje culeada. -¡SI! tu vergota es la más grande y gorda que he tenido. Dios ¡sii! gritó a placer. Mis huevos ya estaban encharcados de tanto flujo que salía de mi madre.
-mierda ma... puta madre- gemí. -no pensé que fueras tan puta ma, tan marrana para culear; le ganas a todas esas santurronas... ¡me encantas! dije sonriendo.
-esas pendejas nunca sabrían que hacer con una vergota como la tuya papi- dijo mama.
Sus nalgotas chocaban sonoramente contra mis muslos, el sudor empapaba nuestros cuerpos y a mamá le daba un sensual brillo en la piel.
-solo mujeres como yo, mamás y amas de casa reprimidas, sabemos que hacer papi. ¡Si!!Si! es tan rico! siii... todo en lo que pensamos es en cojer y coger; en vergas duras y gordas, en mamar un jugoso pitote. siii Dios, no sabes lo que necesitaba esto-
-¿estabas tan necesitada como para cogerte a tu hijo verdad?- dije, alzando mis manos para sobar sus pesadas y sudadas tetas una vez más, sintiendo la jugosa carne entre mis dedos.
-SIIII!- grito
-¿tan caliente como para provocar a tu hijo con tu exuberante cuerpo?-
-dios siiii- gritó aún más. Miraba como su vientre se movía seductor con cada sentón.
-lo querías verdad ma... querías que esto pasara desde hace mucho. Si... llevas mucho tiempo deseando ser mi puta, necesitando ser mi puta particular. De decirle a tu hijo que te enseñara su verga. ¿Verdad? ¿Siempre lo quisiste verdad?- le grité, sobándola apasionadamente.
-SI! SI, COJEME!- chilló mamá.
Se había recostado sobre mí, nuestros sudados cuerpos se deslizaban uno contra el otro. -¡doy asco de lo puta que soy! culeándome a mi hijo para que las pendejas santurronas no lo hagan. Culeando tan rico siii. ¡Dios! SII! SI! SI! OHHH DIOS, SANTA VERGA!- Su cuerpo temblaba apurado mientras me montaba más y más fuerte.
-me vengo papi, me vengo hijo en tu vergotaaaaaa! mierdaaa diosss!! Si si si si dios si dios arghhhhhhh! SOOOYYY UNAAA PUTAAAAAAAAAAAAAAAAAA!-
Todo mi cuerpo se tensó al sentir el coño de mamá convulsionando a lo largo de mi miembro. Parecía una ventosa succionando mientras se venía. Flujo y más flujo se desbordaba de su sexo hasta llegar a chapotear.
- SI SI SI SI SI SI SI SI SI DIOOOOOOOSSSSS!- exhaló mamá con los ojos cerrados mientras ondas de placer recorrían sus impresionantes curvas. Sus nalgas se deslizaron sobre mis muslos, su cuerpo daba ligeras convulsiones. Tenía sus pezones en mis manos, rozándome las palmas mientras seguía apretándolas con dureza.
Hice lo imposible para no venirme allí mismo. Normalmente suelo tener un buen control pero esta no era cualquier puta viniéndose, esta puta era mi madre. Así que el nivel de placer era otro. Me retorcí debajo de ella mientras mamá se seguía meciendo.
-ARGGGHHHHHHHHH! alzó la voz mamá, echando la cabeza para atrás, gritando hacia los cielos, exponiendo su cuello, dejando caer sus cabello hacia atrás. -ricooooo papiiiiii! siiiiii- gritó fuerte mamá. Su coño continuaba volviéndome loco, haciendo arder mis huevos, llevándome al límite. Estuve a punto de dejarme ir.
-Ufffff...- suspiró, componiéndose hacia adelante, aturdida, despegando su coño de mi verga, dejándome las bolas húmedas. Cuando estaba a punto de irse de boca, se sostuvo con las manos sobre mi pecho, no dejándose caer sobre mí. Vi como respiraba y jadeaba. Sus tetotas subían y bajaban con un movimiento suave. Mi verga aun seguía dentro de su coño, el cual aún expulsaba jugos. Mamá se quedó en esa posición unos minutos, recobrándose lentamente.
Iba a empezar a moverme con la verga aun dentro de ella, pero me detuvo, quitando su mano de mi pecho, se acomodó el cabello hacia atrás, despejando su rostro para poder verme con claridad. Su cara estaba irreconocible, mi linda, amigable y corriente madre, estaba dándome la más cachonda y cerda mirada que había visto en ella. Sus ojos parecían arder y brillar con malicia, con luria y hambre de mí. Sus carnosos labios estaban entreabiertos mientras jadeaba, y su cabello, su cabello se estaba todo alborotado, mientras me miraba tal cual leona mira a su presa. Coño, se veía bien cachonda. Decidí quedarme recostado incierto de lo que haría mamá.
-hazte para arriba...- me dijo, empujándome hacia la cabecera de la cama. Me hice hacia atrás con ayuda de mis brazos mientras ella seguía montada sobre mí. Me acomodé hasta que quedé sentado con la espalda recargada en la cabecera. Cuando estuvo satisfecha con la posición, se puso de rodillas frente a mí, reacomodándose mi verga en el coño, puso sus brazos alrededor de mi cuello y después mirándome fijamente me lanzo una sonrisa cálida y maternal, con un toque de lujuria, después acercó sus labios a los míos.
Nuestras bocas se fundieron de nuevo, nuestras lenguas danzaban lenta y apasionadamente. Sus carnosos labios chocaban contra los míos. Continuamos así unos minutos, su coño aun apretaba mi verga, pero sin movimientos bruscos, solo lo justo para mantenerme erecto y lubricado.
Tiras de saliva conectaban nuestros labios al despegar su boca de la mía, con sutileza acerco sus boca a mi oreja.
-nunca me había venido tan duro en mi vida- suspiró mamá.
-fue un placer ma- contesté presumido, sintiendo por enésima vez sus traspiradas y pesadas tetas contra mi pecho.
-¡ni creas que ya acabamos!- dijo para después apretar fuertemente mi verga con los músculos de su coño.
-quiero devolverte el favor...- susurro mamá, besándome suavemente la oreja. -quiero hacer que te vengas hijo ¿escuchaste? tu mami quiere que esta enorme, rica y gorda vergota explote en ríos y ríos de leche. Así que prepárate chikito, montare tu vergota hasta que hagas viscos, mientras hago eso, embarraré mis tetas en tu cara hasta que te hartes de carne; y gritaré las peores marranadas y vulgaridades que una madre puede decir, escupiré mierda por la boca si es necesario, y todo para que no puedas aguantar más y te desleches. ¿Cómo suena eso papi?- dijo mientras comenzaba a apretar y menearse sobre mi verga.
Hice los brazos hacia adelante recorriendo la cintura y las caderas de mamá. La apreté de las sudadas nalgotas, dándole una mirada retadora, después tome la tira del hilo dental que tenía atorada en un cachete, tiré de él y diciéndole. -suena bien ma pero... ¿crees tener el nivel? he estado con muchas pendejas. ¿Crees poder hacer lo que ellas han hecho? ¿Crees poder sacarme la leche tan rico como ellas?- terminé de decir, soltando el hilo dental de nuevo para que quedara degollando la nalgota e inmediatamente le propine un buen azote en cada nalgota.
¡plasssss plassss¡ sentí como se cimbraron los sendos montes de carne.
Sus ojos brillaron ante mi cinismo.
-puedes darme tu mejor arsenal, pero apuesto a que termino domándote primero, antes de que logres deslecharme- la verdad es que solo decía pendejadas por decir, pero sentí que a mamá le gustaba lo fanfarrón que me estaba comportando. Quería hacerla enojar, la quería furiosa.
Sus ojos se abrieron por completo, con excitación, e hizo una mueca con los labios.
-ahh sii cabrón- dijo saboreando el reto que le había puesto, alzó una de sus cejas al mismo tiempo que se elevaba sobre el colchón, dejando únicamente la cabeza de mi pito dentro de ella.
-mira bien pendejo, te desbarataré la verga, no te imaginas lo que tu santa madre es capaz de hacer. Te cabalgaré como ninguna zorra antes- dijo mandándome escalofríos de placer por el cuerpo.
Pero no podía dejar que me afectara así que solo sonreí, quité mis manos de sus nalgas y las recargue en la cabecera y me senté como un rey en su trono esperando su proceder.
Y vaya que actuó.
Mamá se dejó caer de golpe sobre mi verga, metiéndosela por completo, su coño parecía vibrar por dentro. Gemí de placer, cerrando mis ojos mientras trataba de mantenerme sereno. Miré hacia a su cara y esperaba toparme con una sonrisa en su rostro, pero eso de las risas había quedado atrás. Mientras acercaba mi vista a su cara me encontré en el camino las tremendas tetas, y parecían ir directo hacia mí.
-tu...- empecé a decir pero mis palabras fueron interrumpidas por los melones de mamá chocando contra mi cara. Cualquier otra cosa que quisiera salir de mi boca se perdió entre las ubres de mi madre. Me hice un poco hacia atrás solo para sentir sus brazos sobre mi cuello, manteniéndome en medio del festival carnal de ubres.
-no más charla niño- dijo mamá comenzando un cadencioso bamboleo.
-solo disfruta, quédate ahí y deja a mami hacer todo el sucio trabajo. Deja que tu santa madre mueva el culo como solo ella puede.- dijo con firmeza elevando un poco el tono de voz.
Mamá empezó a culear más rápido. Sus nalgas colisionaban con mis muslos. Mantenía sus melones contra mi cara, a cada embate zarandeaba sus tetorras contra mí. Múltiples gemidos de placer salían de mi boca para morir en el profundo valle de sus pechos.
-¿qué pasa papi? ¿Soy demasiado puta para ti?- dijo mamá burlonamente, montándome salvajemente. -ves lo que pasa cuando haces lo que te digo- decía mientras su coño se devoraba mi vergota. -mmm... siii... ¡¡dios!! Hazme caso y harás a mamá muy feliz... y caliente... argghhhh... mierda! yo creo que de ahora en adelante tendrás que tener tu cuarto impecable, aparte ¿sabes que el premio será una delicia? tener literalmente a tu puta madre dándose unos buenos sentones sobre tu rica verga ¡¡Diosss!!- gritó mamá con placer mientras se azotaba con ferocidad sobre mí.
La sensación de sus carnosas, suaves y gordas tetas chocando contra mi cara era sublime. Sentía los pezones rozando mis mejillas. Estrujé mi cabeza contra sus melones y a pesar de lo riquísimo que se sentía necesitaba un poco de aire fresco. Todo esto sumado a los brutales sentones que daba mi madre me hacía gemir debajo de ella.
-¡arghhh... mierda! te encanta papi! Sii, ¿te gusta cómo me ensarto en tu vergota?- gritó mamá. Continúe gimiendo y quejándome debajo de ella.
-¿estas bien papi?- Mamá preguntó irónicamente, sintiéndose en completo control mientras rebotaba sobre mí, haciendo que sus tetotas se cimbraran. Como pude me zafé y la miré jadeando por la falta de aire.
-¿es todo lo que tienes putona?- pregunté cínicamente.
-ahhh si- dijo enojada, agarrándome del cuello y enterrando mi cara en sus tetas una vez más. Esta ocasión tuvo bastante puntería, ya que su pezón se introdujo en mi boca por completo. -ohhh si papi, usa esa boca con provecho, chúpame el pezón... siii arghhhh... si ¡mierda!- gimió mamá con intensidad.
Cuando casi me quedaba sin aire mamá retiro su pezón de mi boca, dando me unos segundos de aire antes de meter el otro pezón en mi abertura. Mientras le daba el mismo trato que al otro, alce mis manos para estrujar las tetorras con dureza.
-¡ohhhhhh mierda!- gritó mamá apretando mi palpitante verga con su coño. Mi pito parecía entumido de tanto placer, se sentía tan rico y los jugos de mamá nos empapaban a ambos. Froté mi rostro en las sudorosas tetas de mamá, saboreando su delicadeza.
Después miré hacia un lado mientras mamá seguía rebotando, con las gordas, sudadas y pesadas tetas balanceándose salvajemente. Miré justo en el espejo, contemplando nuestros cuerpos en plena culeadera. Envueltos en abundante sudor. Vi el cabello de mamá húmedo, su bello rostro emanando lujuria mientras se empalaba.
Era absoluta felicidad. Con un repentino movimiento mamá se detuvo, despegando las tetas de mi cara, tomó mi barbilla con los dedos haciendo que la mirara a los ojos.
-me vas a poner atención mientras te cojo pendejo- gritó con la ira que solo una madre puede tener. Después se inclinó hacia abajo y penetro mi boca con su lengua. Nuestras bocas se atacaron mutuamente, luchando por el control. Nuestras lenguas intercambiaban abundante saliva. Después de unos instantes mamá se separó de mí pidiendo aire.
-¿eso es todo ma? creí que darías más batalla- dije entre jadeos, afectado por el tratamiento de mi madre, pero aun así haciéndola enojar. Sus ojos se incendiaron de coraje y continúo incrementando la velocidad de sus sentones.
-¡te voy a hacer mierda pendejo!- exclamó mamá. Después tomó mi cuello entre sus brazos, detuvo casi por completo su cuerpo, solo continuó moviendo las nalgas de arriba hacia abajo, ensartándose toda mi verga. Parecía presumir de su buena condición con cada meneo de nalgas.
-argghh... solo acéptalo papi...- susurró y después besó mi cuello. Al poner sus labios en mi cuello sentí su lengua saboreando mi piel, mis ojos giraron de placer.
-admite que tu propia madre culea mejor que cualquier pendeja que conozcas, si, esas pequeñas zorras que traes a la casa ¡jajaja!- besó mi cuello de nuevo y yo posé mis manos sobre sus caderas.
-solo dilo papi, admite que soy... arghh... ¡la mejor! adimte que la mejor cogida ha sido conmigo, ¡con tu madre! ¡siiii! ¡Coño! acepta que tu mami es más puta y más cerda que las golfillas con las que has estado ¡siiii! ¡¡¡Diosss!!!!-
-ohhhhh...- gemí ante las implacables palabras de mamá.
-reconoce que tu madre es la más sabrosa, sexy y exuberante golfa que tus ojos han visto! y que prefieres coger conmigo a estar con alguna de esas putillas baratas!-
-mmmmm....- gemí apretando los dientes, tratando de prolongar el placer lo más que podía. Mi mente estaba abandonada al placer. Estaba por correrme pronto, y el imparable coño de mama hacía un increíble trabajo.
Se sentó de golpe empalándose casi hasta a garganta y se detuvo allí, apretándome la verga y reposando sus nalgazas en mis muslos.
-ohh... ¡mierda!- grité mientras saboreaba cada centímetro de la panocha de mamá.
-¿te gusta el coño de mamá migue? preguntó suavemente, moviendo sus labios cerca de mi oreja, su sexy voz me hizo estremecer. -¿no está muy húmedo? o ¿muy apretado? ¿No hace que tu vergota quiera explotar en leche papi? mmmmm...- gimió delicadamente en mi oreja, sus palabras me volvían loco. Hacía lo mejor para aguantar pero parecía algo imposible de lograr.
-¿te gustaria saber lo puta que puede llegar a ser tu decente madre cielo?- preguntó exprimiendo mi verga con su coño. Quería hacerme explotar a como diera lugar y estaba lográndolo poco a poco.
-te lavo la ropa... te hago de comer... y exprimo tu gorda verga mejor que nadie, soy una cerda, soy una decente y respetable ama de casa y a la vez, la vulgar puta de mi hijo… ¡dios!-
-ohhhh...- gemí mordiéndome el labio.
-acéptalo papi, pasarás el resto de tu vida sabiendo que la mejor cojida fue con tu propia madre- se jactó, aun apretando mi verga con su coño. -terminaras cojiendo con las golfas de siempre pero nunca olvidarás el verano en que tú, y la putona de tu madre tuvieron el más sucio, depravado, cerdo, sudado e increíble sexo-
-¡mierda! ¡si!- gemí casi a punto de perder el control. Su coño y las sucias palabras me tenían al borde. Escuchar a mi madre hablar tan vulgar era demasiado.
Estaba a punto.
-sales con esas pequeñas zorras... siempre se visten como prostitutas de quinta... ¡dios si! ¡Golfillas! no saben tratar una buena verga como la tuya, solo tu madre puede domar tu verga. ¿Tu madre culea mejor que esas zorras? acéptalo chiquito- dijo mamá
Estaba viendo en ella algo que nunca había visto. Algo que solo quedaba expuesto gracias a la calentura, gracias al pegajoso y vulgar encuentro sexual que acontecía.
Mi madre parecía ser la típica celosa y posesiva mamá con resentimiento hacia las amiguitas de su hijo, solo que en esta ocasión era por el hecho de que, ella no había sido la primera con culear con su hijo. Y ahora mamá reclamaba ese lugar de otra forma, estaba dejando en claro que era mejor que cualquier zorra. Y lo mejor es que lo estaba logrando. Me montaba como una vil puta, se comportaba más cerda que cualquier pendeja y me encantaba. Me volvía loco verla así, tan furiosa, tan celosa, insultando, exteriorizando su sentir. Me fascinaba.
Me miró a los ojos, quería verme fijamente cuando me viniera. Sus ojos llenos de excitación. Sus carnosos labios húmedos y entreabiertos, su cara cubierta de sudor, y su cabello alborotado y sexy. Estaba tan pero tan cerca. Al borde del éxtasis y justo allí salí del trance.
Tome a mamá por sorpresa, la tumbe sobre la cama sacando mi verga de su coño. Me puse de rodillas y a la fuerza le di la vuelta para quedar boca abajo, la acomodé a cuatro patas justo frente a mí.
-ohh di...- la jale de las nalgas hasta que mi verga quedara justo en medio de ellas y después con furia la penetre de nuevo. -¡mierdaaa!- gimió mamá de placer. No me tomó mucho tiempo encarrilar un buen ritmo a la culeada.
Estaba como un animal, taladrándola con una velocidad endemoniada. Mi verga palpitaba de excitación, y estando cerca de terminar un golpe de adrenalina recorrió mi cuerpo. La lujuria de mi madre se había apoderado de mí y necesitaba seguir culeándola.
-mierda si! mierda si! siiii!- gritó mamá mientras empujaba sus nalgas hacia atrás. -¡culéame papi! ¡culéameeee!-
Yo gruñía y gruñía. Miré hacia abajo para contemplar mi verga saliendo del coño de mamá. Sus nalgazas se veían increíbles en esta posición, ofrecidas para mí por completo, el hilo dental enterrado en un cachete, sus nalgas partiéndose por el medio dejando a la vista su pequeño, limpio y apretado ano. No resistí el impulso y acercando mi mano a su raja le introduje un dedo en el recto.
-arghhh!! mierda si!!- gimió mamá, haciendo su cabeza haca atrás. Con mi otra mano la tomé del cabello, tirando de su cabeza, haciéndola arquear su cuerpo. -ahhh! arghhhhh! dios! papi!- gritó mamá, embelesada por la brutal cojida, azotando sus nalgas contra mi cada vez más rápido. -cojeme mijito vergudo! jálame el pelo así! sii!-
Mis caderas se movían a la velocidad de la luz, la jalaba del cabello para mantenerla erguida mientras mi dedo seguía enterrado en su ano.
-dime arghh... DIMEEEE!- gritó mamá. -¡puta madre dímelo! di que soy la mejor culeando!- me rogó mamá apretando mi verga.
-¡lo eres! eres la mejor y la más buena, eres un puto sueño hecho realidad, la más puta-
--SIII! DIOS SI! DAME DURO PAPI, DALE DURO A ESTA PUTA!
-aprietas tan rico ma!- gemí mientras taladraba la pepa de mamá.
-dios, eres increíble papi! coges riquísimo, es la mejor culeada que me han dado! mierda!- gemía sin parar. -no sé por qué esperamos tanto para esto.-
-ohhhhh...- gemí al sentir un cosquilleo en mis huevos. Estaba a punto, la presión era demasiada. Solté el cabello de mamá, puse mi mano sobre su amplia cadera, saque mi dedo de su recto antes de empezar a azotarle las nalgas.
Plassssssss! Plassssssss! Plassssssss! Plassssssss!
-ahhhh! siii!- gimió mamá, degustando la salvajada. -azótame papi, nalguea a esta cerda!-
Plassssssss! Plassssssss! Plassssssss! Plassssssss!
-arghhhh! dios! siii!- grito mamá. Su coño palpitaba sobre mi verga mientras sus nalgas se iban tornando rojas.
Plassssssss! Plassssssss! Plassssssss! Plassssssss!
-SIII SIII SII, MIERDA DIOS! SIII!- gritaba. Ella parecía estar a punto también. -de haber sabido antes... de haber sabido, papiii! si me sigues culeando así tendremos que repetirlo cada puto día- escucharla hablar así me tenía loco.
-quiero tu leche papi, quiero sentirla, dámela! lléname te mecos! siiii!-
La seguí culeando durísimo, casi demencial. Mientras más salvaje la cogía mas marranadas salían de la boca de mamá.
-sii mierda sii, doma a esta perra!- gritaba, azotando sus nalgas contra mí. -quiero que estés loco por mi papi, que sepas que nadie cogerá como yo. Que tu madre es la única que puede con la vergota de su hijo! que no encontraras otra mujer tan marrana y caliente como yo!-
La cogí tan duro como pude, tan duro como sus palabras me alentaron y aun así mamá no había dicho todo.
-argghhhh! siii! no te dejaré ir a la escuela, no dejaré que esta vergota salga de casa, quiero tenerla en mi coño, en mi boca y en mi culo por siempre! SIIIIII!- gritó mamá.
Mis testículos ardían, mi verga palpitaba. Me iba a deslechar y no había manera de evitarlo.
-aquí va mi leche ma! tómala toda puta! te empacharé de semen!-
-vente cabrón, hazlo!- gritó
-ahhhh... mierdaaaa! zorra!- gemí, mi cuerpo se convulsiono
-SIIIII! SIII DIOSSS! ARGHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!- gritó ella con fuerza.
Entonces mi mundo explotó
-AHHHHH MIERDAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!- gemí con escándalo. Sentí mis huevos retorcerse al salir el primer chorro, inundando el coño de mamá. -ohhh siii-
-mierda lo siento! SIIII! ARGHHHHHH- gritó mamá sintiendo mi explosión dentro de ella, su coño me apretaba con fuerza. -ME VENGO PAPIIIIIIIIIIIIIIIIIII, ESTA PUTA SE VIENEEEEEEEEEEEE! DIOSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS!-
Nuestros cuerpos estaban enganchados mientras continuaba taladrando su coño y vertiendo mi leche dentro de ella. Veía estrellas, me encontraba en un nivel de placer jamás vivido. Mis caderas daban fuertes tirones hasta que por fin encontró alivio mi verga.
-se siente muchísima leche- dijo mamá. Después de un último escalofrió de placer, caí sobre ella. Respirando con dificultad, rodé hasta quedar boca arriba sobre la cama. Mamá continuó boca abajo, levantándose ligeramente mientras se recomponía.
Nos quedamos así varios minutos, congelados en el tiempo. Me encontraba sumamente cansado. Acababa de tener la culeada más cerda y loca, y había sido con mi propia madre. Era genial y jodido a la vez. Pero se sintió increíble. Mierda debía de sentirme culpable, pero no tenía remordimiento alguno. Era un sentimiento glorioso. Estaba claro que esto no había sido algo circunstancial aunque así pareciera, esto se venía forjando desde hace mucho tiempo dentro de nosotros y ambos lo sabíamos.
Eventualmente mamá se puso boca arriba y se situó a mi lado. Estábamos pensando en lo que había pasado cuando de repente el teléfono comenzó a sonar. Sonó varias veces, sabíamos que era papá el que llamaba, y después de varios timbrazos salimos de nuestro trance.
Continuará...
Me giré sobre la silla, cualquier remordimiento o duda que hubiera podido tener quedó perdida en mis labios. Mi boca se abrió y literal se me cayó la baba.
-puta madre...- murmuré, incrédulo de lo que estaba mirando. Mamá se veía vulgar, parecía una teibolera consagrada. Vestía un minishort blanco, que cubría solo lo necesario por el frente, se le veía tan apretado que era difícil imaginar cómo pudo entrar en él. Sus gruesas piernas quedaban expuestas por completo, estaba empotrada en un par de zapatos de tacón bien alto, de esos de aguja. Su vientre quedaba expuesto y la única cosa que se apreciaba en el eran las tiras de la tanga a cada lado, eran de color rosado metálico, sobresalían del short y se incrustaban arriba en sus caderas. Mis ansiosos ojos viajaron hacia la parte superior, observando una pequeña blusa de botones amarrada con un nudo que batallaba por contener esas tetotas. Un kilométrico escote quedaba expuesto para mí, seguí subiendo mis ojos hasta toparse con su rostro sonriente. Este atuendo era vulgaridad pura. Mi madre se veía putísima y buenísima al mismo tiempo. Amé su indumentaria.
-wow.- dije, incapaz de contener la emoción.
-así que… ¿te gusta?- preguntó ella, sonriendo cínicamente, caminando hacia mi lentamente, haciendo que sus melones rebotaran de manera obscena y lujuriosa. Mi mirada estaba clavada en las tetas de mamá, ella lo sabía, y no le importaba.
-mamá, no mames...- dije, sacudiendo mi cabeza, y a la vez fijando mis ojos en su voluptuoso cuerpo.
"¡te ves jodidamente buena!-
Por lo regular no digo groserías frente a mi madre, porque se molesta pero esta vez...
-¿de verdad lo crees?- preguntó risueña.
-Dios mío, mamá...- dije con la vista directo en su escote.
Debajo de la blusa traía un brasier que hacia juego con la tanga; con algo de encaje en la copas y también del mismo color rosado metálico, que vanidosa mostraba sin pudor. Pude apreciar a través del encaje sus pezones por completo erectos.
-Entonces migue...- ¿este atuendo muestra lo suficiente mis grandes y pesadas tetas?- preguntó mamá con una sonrisa traviesa y un brillo en sus ojos, sus palabras y su expresión me envió corrientes eléctricas por todo el grueso de la verga.
-¿Tú qué crees?- gruñí. -te ves... extraordinaria.-
-¿Qué tal mis nalgas?- cuestionó ella, dándose la vuelta para quedar con la espalda hacia mí y empinar su culote descaradamente. El microshort parecía de esos tipos cacheteros, pero ridículamente pequeño, dejaban al aire tres cuartas partes de las nalgotas de mamá. Las redondas, firmes y jugosas nalgas luchaban por liberarse de la prenda.
Aparte de mostrar los montes de carne en su esplendor, la tela estaba bien metida en la raja, delineando cada globo a la perfección, para rematar esta exuberante y perfecta imagen de manera grosera, sobresalía de la cintura del short, las tiras que se unían por detrás de lo que creí ser una tanga, pero no. Resultó ser un hilo dental.
-Me encanta...- contesté bufando, casi a punto de irradiar excitación.
-¿Crees que debería usar esto para la reunión de tu padre?- preguntó, girando para verme a la cara. Se inclinó y presumió la gruta que formaban sus tetas.
-Si quieres llamar la atención de TODO el mundo,- respondí, incapaz de separar mis libidinosos ojos de toda esa carne expuesta. Su ligera pancita al aire, sus largas y gruesas piernas, sus enormes tetas. Dios mío...
-Sabes...- empezó a decir, mientras bamboleaba sus tetas. -Creo que no es justo. Quiero decir, hemos estado viendo solo mis atuendos, y no hemos mencionado nada del tuyo...- miré su hermosa cara realmente intrigado.
-¿a qué te refieres?- le pregunté
-No te mentiré... tu ropa no me encanta del todo.- expresó ella, mirándome fijamente con una mueca burlona. De repente con inspirada malicia supe que hacer. Antes de que ella pudiera reaccionar, me puse de pie, haciéndola retroceder un poco.
-bueno,- dije firmemente. -deja me cambio.-
Tomé el dobladillo de mi playera y me la quite, dejando a la vista mi torso. Mamá miró mi expuesto abdomen con ojos de sorpresa mientras arrojaba mi playera al suelo. Entonces, manteniendo mis ojos en ella, me incline y de un solo golpe me baje los pantalones, quedando solo en mis boxers.
Mamá termino de abrir por completo los ojos. Su mirada se dirigió directamente a mi bulto, donde mi verga luchaba por escapar. La tela azul de mi boxer parecía una carpa, gracias a mi gruesa carnosidad. Tenía el miembro apuntando hacia un costado, dándole a mamá una clara perspectiva del tamaño y forma de mi entrepierna. Sus ojos se abrieron como platos, después lentamente humedeció sus labios con la lengua. Me quité por completo los pantalones y giré para guardarlos en el closet.
-Tienes razón ma- dije mientras me acercaba al closet dándole la espalda. -por cierto, no sé si lo notaste, pero otra vez puedo ver tu ropa interior.- sonreí para mí.
-¿Puedes?- preguntó, su voz sonaba melosa. Tardé unos instantes en el closet antes de tomar otro atuendo. Giré para darle la cara, y lo que vi hizo que se me cayeran las prendas al suelo.
-¿Qué tal ahora?- dijo, posando para mí. Su pequeña blusa y su apretado short estaban tirados a un costado de ella en el piso, quedando frente a mí solo en su ropa interior y tacones. Mis ojos fueron los que se pusieron como platos esta vez, y a ella le divirtió mi reacción.
-Prefiero que estemos iguales, hay que ser justos.- dijo mamá.
Recorrí su sabroso y voluptuoso cuerpo. La había visto en bikini antes, pero esto era diferente. Se supone que para cualquiera es plausible ver a su madre en traje de baño, lo que no es aceptable es verla vestida así.
El brasiere peleaba para mantener atrapadas sus enormes ubres, el material se incrustaba en su suave piel. Las tiras en sus hombros estaban enterradas en su carne, las turgentes mamas parecían estar listas para desterrar cualquier obstáculo que interfiriera. Aparte de esto, la tela con encaje, me dejaba ver parte de sus erectos pezones.
Más abajo, pasando su vientre, se encontraba un pequeñísimo triangulo de tela rosada. Las tiras que se encontraban sobre sus caderas eran lo único que ayudaba a que el pequeño trozo cubriera su coño. El triangulito se encontraba colocado muy abajo, apenas cubriendo lo necesario. A través de la delgada tela, tuve una buena visión de los vellos perfectamente arreglados de mamá, parecían formar una delgada línea de color oscuro que se dirigía hacia abajo. Después mamá colocó sus pulgares coquetamente en el borde del pequeño triangulo y según acomodándolo, bajó la tela un poco, revelando por arriba de este, una porción de la línea de vellos. Mi verga palpitó con delirio ante este festín visual.
La miré de nuevo a los ojos y advirtiendo la seguridad en su rostro, le indiqué con dos dedos que se girara para examinarla por detrás. Con una sonrisa llena de celo, hizo lo que le pedí.
Se giró para mí, exponiendo su espalda. Pero mi vista se clavó con rapidez en su culazo. Se veía increíble, las nalgotas sobresalían de su curvilínea figura. Mis ojos hambrientos miraban las firmes, y carnosas nalgotas. Tan redondas y paradas. Las pequeñas tiras rosadas del hilo dental se unían por detrás en un punto, formando una “Y” con una tira que se perdía por completo entre las nalgas de mamá. Parecía un perfecto durazno, listo para ser mordido.
Giró nuevamente, sus gigantescas ubres se bambolearon con el movimiento. Colocó sus manos sobre sus caderas y me miró, le costó trabajo despegar sus ojos de mi bulto pero después de un momento lo hizo, y prosiguió a recorrer el resto de mi cuerpo.
La tensión era demasiada. Nos quedamos frente a frente en silencio, sintiendo de cerca el ardor que emanaba de nosotros junto con el húmedo y pegajoso calor de afuera. Ambos absorbíamos el cuerpo del otro con nuestros ojos, como seres famélicos frente un banquete. Posteriormente, nuestras miradas coincidieron una vez más. La miré, ella me vio, nuestro lascivo deseo estaba claro para los dos.
Finalmente... cedimos ante él.
Al mismo tiempo, nos acercamos. Nuestras bocas se unieron en un feroz beso. Sus carnosos labios chocaron con los míos, nuestras bocas se abrieron con rapidez. Su lengua de forma agresiva invadió mi boca, revolviéndose con mi lengua. Su blanda y serpenteante lengua combatía contra la mía mientras intercambiábamos espesa saliva. Nuestras bocas parecían luchar salvajemente a la vez que nos comíamos en este violento encuentro.
Me estaba cachondeando a mi madre. Me estaba sabroseando a mi propia mamá. ¡Era una locura! me dio la vida. Ella me había educado, me preparó lunchs para la escuela, ella era la que se encargaba de comprar mis regalos de navidad, había sido mi hada de los dientes; me llevó a innumerables prácticas de futbol y me limpió las mejillas cuando estaban sucias. Esa exuberante mujer que me comía la boca ¡era mi madre!
Ahora ya no era aquel crío, no. Había dejado de ser un niño y, estaba descubriendo otro lado de ella. El lado adulto de mamá. Ese lado que va más allá de sonrisas maternas y ropa de mamá. La parte de ella que tenía necesidades de mujer. El lado caliente de mamá. El lado lujurioso y sexy, que necesitaba un tipo de placer que un cuerpo como el de ella merecía. Esa parte en la que una madre mira a su hijo con nuevos ojos. Esa fase que había dejado de verme como el niño que había crecido a su lado, y que ahora me veía como una pareja sexual. El lado de ella que era tan caliente que incluso estaba dispuesta a culear con su propio hijo.
Mamá y yo terminaríamos a cogiendo.
Nos comportábamos de una manera tosca, con la excitación física incrementándose. No pensábamos en las consecuencias de nuestros actos. En como este acto era la entrada para la culminación de un acto sexual incestuoso. La lujuria recorría nuestras venas, nublando nuestro juicio, acercándonos cada vez más a un inevitable destino.
Mientras nuestras bocas estaban ocupadas, nuestras manos también lo estaban. Mientras sus pesadas tetas se estrujaban contra mi pecho, mis manos bajaron por detrás de su espalda, llegando hasta sus nalgotas apretándolas con furia, mallugándolas, estrujándolas. Al mismo tiempo quería sobar esas ubres, pero la posición en la que estábamos no lo permitía. Decidí esperar, no faltaba mucho para poder disfrutar de ellas. Por lo tanto seguí disfrutando de las nalgazas de mi madre. Las manos de mi adorada madre, estaban interesadas en una sola cosa; mi gorda verga. Una de sus manos se deslizó entre los dos, bajó por mi abdomen para después adentrarse en mi boxer. La mano de mamá penetró la tela y con sus delicados dedos envolvió mi grueso mástil.
-mmmm...- gemí dentro de su boca. Con la otra mano bajó mi ropa interior hasta que salió disparado mi pito. A pesar de que mi verga quedaba aprisionada entre ambos, trataba de jalármela lo mejor que podía con su delicada mano.
La abracé con fuerza, atrayéndola hacia mí, haciendo que mi miembro se deslizara hasta su vientre, buscando algo de acción. Percibiendo nuestra abrumadora necesidad, nuestras bocas se separaron.
-¡apúrate!- jadeó mi mamá, dándome la vuelta y guiándome hacia la cama. Me empujó al colchón y me acomodó de forma en que quedara sentado en el borde. Sus ojos no se despegaban de mi candente fierro mientras se colocaba de rodillas frente a mí. Aun mirando mi masivo miembro, terminó de quitarme por completo los boxers para después aventarlos a un lado. Se movió hasta quedar entre mis piernas trasladando su mano hacia adelante hasta hacer contacto con mi pito.
-¡Dios mío!- imploró, acariciando mi glande.
-¡Jesús!...- dijo al empezar a acariciar y apretar el palpitante pedazo de carne. -pensé que la tendrías algo grande hijo, pero puta madre, no pensé que tanto.-
-¿te gusta?- pregunté, tratando de mantenerme sereno ante la imagen de mi madre entre mis rodillas jalándome la riata.
-ni te imaginas las ganas que tenia de poder agarrar esta vergota!- dijo súper excitada, ahora usaba ambas manos para masajearme el miembro. -desde hace rato estoy muriendo por jalarte esta cosota cielo-
-mmm...- gemí, abandonándome al placer de sus manos y palabras. Nunca imaginé a mi santa madre diciendo estas cosas, se oiga tan vulgar y eso me excitaba aún más.
-puta madre...- murmuró, admirando mi verga de cerca, valorando el grosor y tamaño de mi glande, el cual ya babeaba sin reparo. Vi su mirada descender hasta mis bolas, observaba hambrienta mis gordas pelotas. Después levantó la vista hacia mi sonriente rostro embriagado de placer. -¡no puedo creer que estemos haciendo esto!- dijo con una risilla nerviosa.
-estas buenísima y sabrosa ma!- le dije, elevando su ego y sin darle tiempo a que se arrepintiera y dejara de masturbarme.
Se veía increíble así, de rodillas frente a mí, con sus melones luchando por salirse del pequeño bra, con su hermosa espalda que terminaba fusionándose con ese enorme culazo. Calzando ese microhilo dental, y rematando con los tacones de puta que sobresalían debajo de sus nalgas... ufff…
-Tú también estás sabrosón- dijo jadeando, apretando con firmeza mi pito. Por alguna razón miré el reloj y vi la hora.
-Mamá... ¡llegaremos tarde a las carnes asadas!- dije burlonamente.
-¡me importa un carajo!- dijo con desfachatez. -tu papá puede arreglárselas solo... y… mientras está ahí, yo estaré haciendo esto.- antes de poder reaccionar, mamá se inclinó y decidió atrapar mi verga con su boca.
-¡puta madre!- dije shockeado. Observé estático mientras la boca abierta de mamá descendía sobre mi brilloso e hinchado glande, para después de un suave tirón devorarse la mitad de mi tranca. -¡siii, coño siiii!- exclamé al sentir los carnosos labios abrazar mi palpitante trozo de carne. ¡Mierda lo está haciendo! mi sacrosanta madre me está dando una mamada. ¡Se siente tan pinche rico! ¡Dios! sentí su lengua recorrer la parte inferior de mi pito, masajeándolo con tal pasión, saboreando cada milímetro de ella. Me miró directo a los ojos al mismo tiempo que comenzó a mover su cabeza, mamando de arriba hacia abajo.
-¡siii... chúpamela ma, cómetela toda mami!-
Los ojos de mamá guiñaron de satisfacción mientras se comía mi verga como una vil puta; delicadamente trabajaba la mitad de mi pito dentro y fuera de su boca. Con su mano frotaba lo que no le terminaba de entrar, preocupándose de que cada centímetro de mi verga estuviera bien atendida, como deber de toda buena madre. Me la chupaba con fervor, con pasión, como si hubiera estado hambrienta de verga por mucho tiempo. La saboreaba en su boca, con sus suaves labios, con su tersa lengua, venerando mi pito como se merecía.
Después de un minuto de esto, despegó su boca de mi carne, separando lentamente sus acolchonados labios de la verga de su hijo.
-¡Dios!- jadeó mamá, con los ojos brillosos llenos de lujuria, con hilos de saliva que conectaban la cabeza de mi pito con su sofocada boca.
-¡esta verga es riquísima, la mejor! ¡Dios mío!- inmediatamente enterró su rostro hasta que su boca choco con mis cargadas bolas.
-¡ohhh!- gemí con fuerza, sintiendo la lengua de mamá masajeándome los huevos. Tomó uno entre sus labios, chupándolo ligeramente, deslizando su glotona lengua por todo mi testículo. Le aplicó el mismo tratamiento al otro testículo, para así adorar mis bolas por completo.
Ya que estuvieron lo suficiente cubiertas con saliva, retiró sus labios de mis bolas para después volver a comerse mi verga. Con la palma de su mano comenzó a masajear mis ensalivados huevos, mientras mi pito penetraba su boca.
Abundante saliva caía por todo el tronco de mi garrote, debido al vigor con que mamaba mi madre. De verdad que gozaba con todo esto, le gustaba comportarse como una vulgar golfa.
Mi vista cruzó el cuarto, captando nuestro reflejo en el espejo. Allí estaba yo, entre ropa tirada en el suelo, mis cosas desordenadas. Ahí estaba; desnudo, sentado en mi cama con mi madre casi completamente encuerada. Su cabeza subiendo y bajando en medio de mis piernas, su cabello amarrado meciéndose aleatoriamente. Su culo, su tremendo culo con el hilo dental enterrado en su raja, con las nalgazas perfectamente expuestas, bien carnosas y bien jugosas.
-¡así ma, chúpame la verga!- le ordené, sonriendo ligeramente. Puse mi mano sobre su nuca mientras degustaba la tremenda mamada. Mi pito palpitaba en su boca, me la estaba chupando de vicio.
¡SLURPP SLURPP SLURPP!
Mamá apoyó sus manos en mis muslos agarrándome con las uñas y continuó con la chupada de forma más intensa. -lo sabía ma... ¡sabía que te morías por esto! Todo el maldito tiempo que me insinuaba, que coqueteaba contigo, que te comía con los ojos. Todo el puto tiempo supe que deseabas estar así. De rodillas y mamándome la verga como una vil zorra mamita, ¡lo sabía!-
Mamá extrajo mi verga de su boca haciendo un ruido tronado al final.
¡MUACKKKKK!
Mi pito rebosaba su saliva por todos lados, parecía glaseada con ella. Hilos de baba espesa le colgaban entre los labios. Enérgicamente apretó mi fogoso pito y a la vez me miraba fijamente.
-Yo… deseaba lo mismo...- dijo descaradamente, sonriendo mientras seguía jalándomela. -sé que es una locura, que está mal, pero... ¡Dios mío, la tienes tan dura! sé que esto es incorrecto... pero... tu verga se siente tan rica en mi mano, que no puedo dejar de desearla, de pensar en ella. Y cada vez que te cachaba mirándome, me imaginaba arrodillada frente a ti, devorándome esta ricura.-
Entonces deslizó su mano por toda mi verga de forma magistral para después ponerse de pie frente a mí. La miré hacia arriba mientras ella hacia lo mismo, con una mueca llena de deseo. Mis ojos se abrieron viendo como ella llevaba sus manos hacia atrás, a su espalda.
Yo observaba sin perder detalle alguno, sin parpadear, cada momento quedaba guardado en mi cerebro. Mamá se desabrochó el brasier. Sus senos saltaron hacia delante al irse despegando de la tela, para finalmente después de mantener la prenda sujeta con su brazo, deshacerse de ella aventándola con firmeza, exponiendo sus enormes tetas por primera vez para mí.
-¡PUTA MADRE!- jadié en shock.
Era tan surreal. Estaba viendo las tetas de mi madre completamente desnudas. Ella me las estaba mostrando, y yo hundía mi vista en ellas. Eran las mejores tetas que había visto en mi corta vida. Mi madre tenía las mejores tetas que hubiera visto, era increíble. Se veían aún más grandes desnudas que atrapadas en el brasier. Eran gigantes, sobresalían perfectamente con una redondez envidiable. La carne satinada se mostraba tan delicada y suave. Sus pezones duros como piedra apuntaban hacia mí, invitándome a chuparlos.
Tenía las ubres tan ricas y grandes que chocaban la una contra la otra, formando un canal natural entre ellas. Necesitaba agarrarlas con mis manos y cumpliría mi deseo en un momento más.
Mientras estaba embelesado por tan maravillosa exhibición, mamá se inclinó ligeramente, dejándome ver sus mamas balanceándose de un lado a otro, bajó una de sus manos hasta llegar a su prenda inferior, tomó un costado del pequeño triangulo con los dedos y tiró de él, dejando al descubierto parte de la fina línea de vellos que apuntaba directo a sus labios vaginales. Se incorporó de nuevo mostrando la mayor parte de su vulva.
Y allí estaba mi madre, vistiendo un micro hilo dental, con las tetas al aire y empotrada en unas zapatillas con tacón de aguja. Mucho mejor que cualquier película porno. Lo que hizo después me estremeció; mirándome allí parada con una sonrisa llena de depravación con su exuberante e imponente figura al aire, sus manos sobre las caderas, recargando su peso en una pierna mientras la otra estaba flexionada ligeramente. Alargó su mano hasta su pubis y con el dedo medio recorrió la fina línea de vellos lentamente hacia abajo. Prosiguió bajando hasta deslizarlo justo en medio de sus labios vaginales. Todo lo hacía sin quitar la sonrisa y sin dejar de verme fijamente.
Después de restregar el dedo un par de veces retiró la mano, alzó su brazo y prosiguió a meterse el dedo a la boca, haciendo ruidos de succión y chapoteo.
-¡slurp, slurp, cogggggrrrhhh, slurpppp!
-yomi yomi… que rico sabe- dijo mi madre. Después con el mismo dedo completamente húmedo se acarició uno de sus pezones, apenas rozándolo con la punta del dedo, dejando grumitos de baba sobre él. Yo había enmudecido, solo miraba sin parpadear ni decir palabra alguna.
- ¿te gustan mis tetotas cielo?- preguntó, para proseguir a tomarse ambos melones y estrujarlos; la carne se desbordaba entre sus dedos.
-me encantan...- dije, incapaz de desviar la mirada.
-sabía que te fascinarían- dijo con voz suave observando sus propias tetas. -¿has estado con alguna mocosa que tenga unas chichotas como estas? dijo orgullosa.
Negué con la cabeza emitiendo solo un gruñido. Después giró lentamente hasta quedar de espaldas a mí, se inclinó ligeramente dejando el culazo en pompa para después llevarse una mano hacia atrás, desenterrar el hilo dental del fondo de sus nalgas y correrla sobre la nalga izquierda. El pequeño hilo se aferró fervientemente a su carne, formando un suculento surco en esta.
Después volteó a verme por encima del hombro y tomándose las nalgazas con ambas manos agregó.
-¿te gustan más las nalgotas de mamá que las de las pendejas de tu escuela?- para enseguida tirar de ellas y abrirlas de par en par, dejando a la vista sus exquisitos atributos. Asentí con la cabeza mientras bramidos me salían sin control de la boca. Mamá soltó una ruidosa carcajada.
-jajaja, me encanta que te agrade toda esta carne cariño-.
Mamá soltó sus nalgotas las cuales brincaron enérgicamente, volvió a girar para quedar frente a mí.
-tus tetas son impresionantes, tus nalgas son una completa perversión ma, estás más buena que cualquier pendeja con la que haya estado, más sabrosa que cualquier vieja, y siempre me he fijado en tus carnes.- dije al fin atragantándome con mis palabras.
-y a mí siempre me ha gustado como me mirabas- contestó, mordiéndose el labio, con los ojos brillosos.
-recuéstate papi,- añadió, avanzando a paso firme.
Al llegar a donde estaba yo, mi vista seguía fija en sus melones; me empujó suavemente hasta quedar recostado en el colchón. Pausó un momento antes de continuar, parecía querer reconsiderarlo, la verdad es que tenía tiempo para reflexionar, pensar si continuaba y meter reversa. Mierda pensé.
-¡es una locura! eres mi hijo, soy tu madre. ¡Esto está mal! no deberíamos de estar así pero... estoy demasiado caliente. ¡Necesito una buena cogida! no tienes idea de lo mucho que me urge... bueno si la tienes, eso está claro.- dijo mientras observaba mi expuesta y carnuda verga.
-Dios mío, está bien gorda...- dijo susurrando, viendo mi pito fijamente para después mirarme a los ojos. -tu padre, lo de tu papá son las fiestas y reuniones pendejas. Yo prefiero quedarme en casa disfrutando de unos buenos sentones hasta que no pueda caminar, pero eso para él no es prioridad. Apuesto que eres como yo, prefieres un millón de veces estar culeando con alguna putona que en una parrillada.-
-y yo quiero que tú seas esa putona ma- dije haciéndola reir.
-mi vidaaa, que lindo- dijo sarcásticamente, pero sin denotar enojo alguno mientras devolvía su mirada a mi palpitante verga. Se mordía el labio mientras estaba embelesada viéndola. Se sentó a mi lado zarandeando las tetas.
-Clap, clap clap- sonaban los melones de mamá.
Tenía que tenerlas en mis manos. Se me había ido un chance de sobarlas antes y ahora no se me iban a ir vivas, menos teniéndolas tan cerca.
-ma...- dije, sabiendo que no podía dejar que se retractara. -deseo esto y tu también. Sé que es prohibido pero... eso lo hace mil veces más rico. ¿No crees?-
-SI...- contestó aun mirando mi verga, acercando su mano para sobármela lentamente.
-además me la mamaste, ya saboreaste el pitote de tu hijo y te encantó. ¿O no?- la provoqué.
-Si...- repitió, mordiéndose el labio y continuando con la sobada. Mi gordo miembro parecía estar derrumbando las defensas de mamá.
-ya llegamos hasta aquí como para mandar a volar todo. O ¿crees que podríamos solo detenernos, levantarnos, vestirnos y hacer como si nada hubiera pasado?- dije con calma. Me miró a los ojos, despegando la mirada de mi babosa verga un momento, pero sin dejar de masajearla. -crees que... mmmm si ma! jálamela, sigue así, rico...-
Continuamos mirándonos fijamente, imaginando, pensando en lo que pasaría si terminábamos culeando, si tuviéramos los huevos de seguir. Sin pensarlo y abandonarnos al placer prohibido.
-puta madre ¡sí! jálamela mamá, jala mi vergota! no pienses más, solo cojamos y ¡ya! aunque sea una vez para no quedarnos con las ganas y sacarlo de nuestros cuerpos, vamos a hacer todas las marranadas que deseamos desde hace tiempo, porque, AMBOS llevamos pensando esto desde hace tiempo. ¡Solo te la tienes que meter ma! jodamos aquí, ahora en mi cama. Decídete, desliza tu coño en mi vergota, choca tus gordas tetas en mi cara y terminemos con esta locura.-
-es increíble la labia que tienes- dijo cálidamente, retirando su mano de mi pito y acercándola hacia mí. - tienes razón papi... hay que hacerlo. Vamos a hacer lo que anhelamos tanto tiempo- sentenció.
Se arrodilló en la cama, cruzó una de sus piernas sobre mí mientras la lujuria inundaba su rostro. Tomó mi verga una vez más, apuntándola hacia su jugoso coño.
-has estado viendo mis gordas tetas por años- dijo mientras yo clavaba los ojos en sus enormes ubres. -y yo he estado urgida de una buena cogida desde hace mucho. Cojamos chiquito. Aunque sea una vez, solo una... y tiene que ser sucia... y bien dura. Solo espero que aguantes mi paso- dijo mamá acercando la cabeza de mi pito hasta el borde de su coño.
Me miró fijamente con la cara llena de perversión y lujuria, mientras su tono de voz se elevaba.
-porque tu madre necesita una buena culeada. Y no te soltare hasta que quede satisfecha hijo -
Mamá se dejó caer y por fin la cabeza de mi verga se deslizó dentro de su coño.
- ¡NO MAMES!- grité, saboreando el momento.
- Dios mío...- exclamó antes de presionar un poco más y meterse más de mi pito.
¡Puta madre! mi verga estaba dentro de mamá, y se sentía increíble. -¡coño, es gigante!- gimió mi madre, con los ojos cerrados de éxtasis. Recosté mi nuca sobre la cama mientras mi cuerpo estaba rígido reaccionando a la cada vez más profunda penetración al hambriento coño de mi santa madre. Deslicé mi mano por su cadera, tocando la delgada tira del hilo dental y apretando la suave carne para ayudarla con la maniobra.
-que rico ma...- gemí mientras ella continuaba empalándose más y más de mi verga. -la mayoría de las pendejas nunca quieren que se las meta toda- empecé a decir, sintiendo la caliente textura mientras el coño de mamá apretaba mi pito.
-bueno, yo no soy como la mayoría de las pendejas- dijo con una sonrisa provocadora, pausando su descenso antes de enterrarse por completo. Mire hacia abajo y vi todo sus jugos chorreando por lo que se asomaba de mi verga.
-así que si voy a coger con mi propio hijo, entonces tendré que ser la más puta, la más cerda que pueda haber.- dijo entre gemidos para después cerrar los ojos y continuar tragándose mi verga.
-Dios mío migue... ¿qué tan grande la tienes?- expresó
- en un buen día solo puedo decirte que se para muchísimo-
-parece ser un magnifico día. ¡Diosss...!- gimió mamá empujándose, guiando mi pito dentro de su empapado coño.
-¡la tienes enorme cabrón! pero la quiero, necesito cada centímetro tuyo dentro. No tienes idea de lo me urgía una vergota! siiii!- hice una mueca mientras un escalofrió de placer recorrió mi cuerpo.
Mamá se detuvo, aunque parecía que ya había tocado fondo; vi que aún faltaba un poco más de mi pito por entrar.
-¡no... NO! ¡Yo puedo! puedo metérmela toda. Yo soy mejor que esas putillas con las que has cogido! ¡Me cabe toda tu verga! sé que puedo- sentenció, moviendo sus caderas para encontrar más espacio dentro.
Finalmente consiguió lo que buscaba y de sopetón se sentó, chocando las nalgotas en mis muslos. -OHHHH!- Gritó mamá, meneándose sobre mí para terminar de acomodarse. Me retorcí debajo de ella mientras sentía como cada centímetro de mi pito era exprimido celestialmente. Ella se recargó sobre mí, flexionando su ardiente coño. Su apretado túnel me estaba volviendo loco y tuve que hacer fuerza para no venirme en el acto.
-mmm, nunca había tenido una verga como esta- dijo mamá
-¿te gusta mi pito?- pregunté engreído.
-ajaaammm,- afirmó con los ojos llenos de placer. -¡es la mejor verga que hay! con un pitote como este cualquier hijo tiene permiso de culearse a su madre. ¡Diosssss!-
-¡ohh!, ¿entonces te gustaba cuando te hablaba en doble sentido ma?- dije mientras nuestros sexos vibraban, derramando flujos de manera impresionante.
-Claro que me gustaba y lo mejor era que siempre se te marcaba el bulto en tus pantalones- añadió meciéndose sobre mi verga.
-¡Se te marcaba un pinche paquetote!-
-mmm... ¡que puta! ¿Sabes por qué siempre trataba de insinuarte cosas?-pregunté con los dientes apretados, saboreando el bamboleo las nalgas de mamá.
-¿por qué?- preguntó; sabiendo la respuesta de antemano, retándome a contestarle, mientras su cara estaba desencajada de placer.
-porque tengo una mamá de lo más puta, que se pasa vistiendo en casa blusas y faldas, exageradamente apretadas a sus tetas y nalgas- dije sin rodeos.
-Siempre fue tu plan mamita, exhibir tu voluptuoso cuerpo para mí, ¿o me equivoco? -sonrió lujuriosamente, confirmando mis sospechas. A pesar de actuar como una mamá normal; mi madre amaba cuando la miraba, cuando me atrapaba deseando sus gordas nalgas y acosando sus tetotas.
Con seguridad, sabiendo que no había marcha atrás, alcé mis manos y las azote sobre sus desnudos melones. Enterré mis dedos en la suave piel, apretándolos con firmeza. Mamá gimió y dejó caer su cabeza hacia atrás abandonándose al placer.
Tenía las manos sobre las gordas tetas de mi madre y mierda, solo puedo decir lo perfectas que eran, bueno, lo perfectas que son. Suaves, delicadas y deliciosamente ricas. No tenía empacho, las sobaba y magreaba sin parar. La carnosa piel se desbordaba entre mis dedos.
-siéntelas papi, mmm... ¡siente las enormes tetas de mamá!- gimió ella entre apretones.
-Me encanta, siempre me ha gustado cuando los hombres me miran con deseo, en especial los mocosos. Pero cuando tú lo hacías me volvía loca por dentro, me encantaba ponerte la verga dura. Sabía que me veía sabrosa cuando me mirabas, me ponía tan caliente sabiendo que te la jalarías pensando en mí- confesó mamá.
Finalmente mamá me tomó de las muñecas y de un jalón las retiró de sus tetas para azotar mis manos sobre la cama, una a cada lado de mi cabeza. Este movimiento ocasionó que mi miembro quedara fuera de su coño con excepción de la cabeza. Mis ojos pestañearon llenos d lujuria mientras ella se acercaba cada vez más a mi cara, con sus tetas colgando, con los pezones rozando mi pecho y mi glande enterrado en su coño.
-basta de hablar...- dijo malévola. -no subí a tu cuarto, me encueré y me ensarté en tu vergota para que habláramos! vine porque pensé que podía tener al fin, una sucia, dura y salvaje culeada! entonces vamos a cojer o te quedaras ahí tirado?- mis ojos se llenaron de furiosa calentura al ver cómo mamá me retaba para hacerla gritar de placer.
-no tenemos mucho tiempo, así que hay que darle rápido y sobretodo duro- exigió mi madre-
No esperé más, la tomé de las caderas y volví a empalarla de un solo movimiento.
-mierdaaa ahhhh! gritó al sentirse llena una vez más. Ella empujo hacia abajo presionándome contra el colchón. Después se levantó y esta vez pudimos sincronizar nuestros movimientos, ocasionando un sabroso ¡plas!
-grrrrr- gimió mi madre.
-puta madre- dije yo. Saqué mi verga hasta la punta para volver a meterla por completo en su coño.
-grrrr Dios-gimió. Empecé un mete y saca rítmico, sincronizando mis movimientos con los suyos. Mamá puso sus manos en mi pecho para impulsarse y realizar soberbios sentones en mi gorda y babosa verga. Estiró sus brazos para ofrecerme sus melones, tentando mis manos con la suave piel. Retiré mis manos de sus caderas y le pegue otro azote en las tetas, apretándolas. Mis dedos se clavaron en su ardiente carne para después capturar sus pezones, retorciéndolos ligeramente.
-ahhh siii! así papi- dijo mama, dándose sentones cada vez más rápidos. Seguí jugueteando con sus pezones, pellizcándolos más duro, acelerando a mamá. -mmmmmmm, ¡Dios sí! mierda- gimió, nuestros cuerpos sudaban y chocaban rítmicamente.
-¿te gusta ma?- pregunté. ¿Te gusta que tu hijo te apriete los pezones?-
-SIII!- gimió de nuevo, su cara era un poema de pura calentura. -¡Dios, soy tan puta! montando la vergota de mi niño mientras él me aprieta las tetas ¡siii!, no puedo creer que hagamos esto, pero ¡es riquísimo!- gritó extasiada, azotándose aún más duro contra mi pito.
-¿has cogido así con papá?- pregunté con una sonrisa engreída, amasando sus enormes tetas, enterrando mis dedos en su suave piel. Mientras mamá seguía con los violentos sentones.
-¡NO! ¡NUNCA!- dijo a gritos, manteniendo un progresivo ritmo con las caderas. -tu padre se desvive para el trabajo. Nunca tiene energías para cogerme bien. No como tu papi. ¡ahhh ahhh! si mierda, ¡siii...! esto es una ricura- decía mamá apretando los dientes. -eres tan cabrón... tan flojo... todo te vale... Dios... te pasas todo el tiempo ligando pendejas. ¡Dios! desperdiciando el tiempo en videojuegos, en lugar de hacer cosas de provecho ¡oghhhhrr! ¡Eres un altanero de mierda! ¡SIII! Pero… pero siempre supe que debías coger rico, lo sabía. Tu vergota esta dura todos los malditos días. Era tan fácil darse cuenta... ¡Dios! ¡agrrhhh! y por la forma en que mirabas mis tetas y nalgas, sabía que te morías por una buena culeada con toda esta carne ¡Diosss siiii!!!- A cada embate de ella las nalgas se azotaban furiosamente contra mis muslos.
La apreté de las tetas con furia, gimiendo mientras mamá me confesaba lo que pensaba de mí. Como madre expuso todas mis fallas como hijo, mientras miraba su apretado coño devorándose mi verga. Sus estirados labios abrazaban mi pito, deslizándose arriba y abajo saboreando las profundidades de su jugoso coño, dándome un placer jamás experimentado. La mejor cogida de mi vida y lo mejor es que venía de mi madre.
¿Me afectaron sus palabras? ¡Para nada! me han dicho peores cosas. Aparte era claro que en el fondo mis defectos no le importaban mucho. Sí, soy un flojo y un desordenado y sin ambición alguna. Pero nada de eso le importaba a mamá. Lo que de verdad le importaba era mi apariencia, mi galantería, mi porte pero sobre todo, mi gorda verga. Eso era suficiente para borrar cualquier defecto mío. Es por eso que a pesar de todos los puntos negativos, mi nalgona madre terminó en mi cuarto, justo en mi cama; si, en un desordenado y oloroso cuarto, con sendas nalgazas al aire y, montando mi gorda verga como si fuera el final de los tiempos.
Y vaya que le encantaba.
-ricoo papi ricoooo. ¡Que gusto, coño sí!!! arhhgg! me encanta, me encanta, ¡es muy grande!- dijo maravillada
-¿te fascina mi verga ma?- dije, colocando mi mano por detrás para darle un fuerte azote en la nalga. -¿te gusta?-
-¡Ay! mierda... sii! tu verga me fascina, me encanta, ¡MI HIJO TIENE LA MEJOR VERGA DE TODAS! gritó mamá.
-¿te gusta tener un hijo con un pitote gordo?- pregunté.
-si papi, ¡sí! me enorgullece la monstruosa verga de mi hijo, ¡Dios! gimió mamá
Tenía una mano apretándole una nalga furiosamente, mientras la otra le sobaba una teta. Mamá rebotaba bamboleándose como posesa. Mi mirada estaba fija en su pecho y ella no tardó en darse cuenta.
-¿te gustan mis tetotas papi?- preguntó mamá. Quité la mano de su nalgota para apretarle la otra teta, volviendo a clavar mis dedos en ella.
-¡son increíbles!- gemí, taladrándonosla con más fuerza. -tienes las tetorras más buenas del puto mundo!- le dije estrujándolas con firmeza.
-¿más grande que las putillas que traes a la casa?- preguntó presumida.
-si ma... tus tetas y nalgotas son mejores que las de cualquier mujer que haya traído- le dije para elevar su ser aún más. Esta confesión la hizo sonreír bastante. Solté ambas tetas solo para admirar como se bamboleaban con ferocidad. Mientras mamá me montaba como una puta sus ubres no dejaban de menearse. Estaba completamente desinhibida, cachonda, caliente. Parecía desquitar años y años de represión sexual.
-que golfa soyyyyyy, ¡eres enorme!- gemía, tragándose mi grueso falo en cada sentón que propinaba. Sus uñas se clavaban en mi pecho durante la salvaje culeada. -¡SI! tu vergota es la más grande y gorda que he tenido. Dios ¡sii! gritó a placer. Mis huevos ya estaban encharcados de tanto flujo que salía de mi madre.
-mierda ma... puta madre- gemí. -no pensé que fueras tan puta ma, tan marrana para culear; le ganas a todas esas santurronas... ¡me encantas! dije sonriendo.
-esas pendejas nunca sabrían que hacer con una vergota como la tuya papi- dijo mama.
Sus nalgotas chocaban sonoramente contra mis muslos, el sudor empapaba nuestros cuerpos y a mamá le daba un sensual brillo en la piel.
-solo mujeres como yo, mamás y amas de casa reprimidas, sabemos que hacer papi. ¡Si!!Si! es tan rico! siii... todo en lo que pensamos es en cojer y coger; en vergas duras y gordas, en mamar un jugoso pitote. siii Dios, no sabes lo que necesitaba esto-
-¿estabas tan necesitada como para cogerte a tu hijo verdad?- dije, alzando mis manos para sobar sus pesadas y sudadas tetas una vez más, sintiendo la jugosa carne entre mis dedos.
-SIIII!- grito
-¿tan caliente como para provocar a tu hijo con tu exuberante cuerpo?-
-dios siiii- gritó aún más. Miraba como su vientre se movía seductor con cada sentón.
-lo querías verdad ma... querías que esto pasara desde hace mucho. Si... llevas mucho tiempo deseando ser mi puta, necesitando ser mi puta particular. De decirle a tu hijo que te enseñara su verga. ¿Verdad? ¿Siempre lo quisiste verdad?- le grité, sobándola apasionadamente.
-SI! SI, COJEME!- chilló mamá.
Se había recostado sobre mí, nuestros sudados cuerpos se deslizaban uno contra el otro. -¡doy asco de lo puta que soy! culeándome a mi hijo para que las pendejas santurronas no lo hagan. Culeando tan rico siii. ¡Dios! SII! SI! SI! OHHH DIOS, SANTA VERGA!- Su cuerpo temblaba apurado mientras me montaba más y más fuerte.
-me vengo papi, me vengo hijo en tu vergotaaaaaa! mierdaaa diosss!! Si si si si dios si dios arghhhhhhh! SOOOYYY UNAAA PUTAAAAAAAAAAAAAAAAAA!-
Todo mi cuerpo se tensó al sentir el coño de mamá convulsionando a lo largo de mi miembro. Parecía una ventosa succionando mientras se venía. Flujo y más flujo se desbordaba de su sexo hasta llegar a chapotear.
- SI SI SI SI SI SI SI SI SI DIOOOOOOOSSSSS!- exhaló mamá con los ojos cerrados mientras ondas de placer recorrían sus impresionantes curvas. Sus nalgas se deslizaron sobre mis muslos, su cuerpo daba ligeras convulsiones. Tenía sus pezones en mis manos, rozándome las palmas mientras seguía apretándolas con dureza.
Hice lo imposible para no venirme allí mismo. Normalmente suelo tener un buen control pero esta no era cualquier puta viniéndose, esta puta era mi madre. Así que el nivel de placer era otro. Me retorcí debajo de ella mientras mamá se seguía meciendo.
-ARGGGHHHHHHHHH! alzó la voz mamá, echando la cabeza para atrás, gritando hacia los cielos, exponiendo su cuello, dejando caer sus cabello hacia atrás. -ricooooo papiiiiii! siiiiii- gritó fuerte mamá. Su coño continuaba volviéndome loco, haciendo arder mis huevos, llevándome al límite. Estuve a punto de dejarme ir.
-Ufffff...- suspiró, componiéndose hacia adelante, aturdida, despegando su coño de mi verga, dejándome las bolas húmedas. Cuando estaba a punto de irse de boca, se sostuvo con las manos sobre mi pecho, no dejándose caer sobre mí. Vi como respiraba y jadeaba. Sus tetotas subían y bajaban con un movimiento suave. Mi verga aun seguía dentro de su coño, el cual aún expulsaba jugos. Mamá se quedó en esa posición unos minutos, recobrándose lentamente.
Iba a empezar a moverme con la verga aun dentro de ella, pero me detuvo, quitando su mano de mi pecho, se acomodó el cabello hacia atrás, despejando su rostro para poder verme con claridad. Su cara estaba irreconocible, mi linda, amigable y corriente madre, estaba dándome la más cachonda y cerda mirada que había visto en ella. Sus ojos parecían arder y brillar con malicia, con luria y hambre de mí. Sus carnosos labios estaban entreabiertos mientras jadeaba, y su cabello, su cabello se estaba todo alborotado, mientras me miraba tal cual leona mira a su presa. Coño, se veía bien cachonda. Decidí quedarme recostado incierto de lo que haría mamá.
-hazte para arriba...- me dijo, empujándome hacia la cabecera de la cama. Me hice hacia atrás con ayuda de mis brazos mientras ella seguía montada sobre mí. Me acomodé hasta que quedé sentado con la espalda recargada en la cabecera. Cuando estuvo satisfecha con la posición, se puso de rodillas frente a mí, reacomodándose mi verga en el coño, puso sus brazos alrededor de mi cuello y después mirándome fijamente me lanzo una sonrisa cálida y maternal, con un toque de lujuria, después acercó sus labios a los míos.
Nuestras bocas se fundieron de nuevo, nuestras lenguas danzaban lenta y apasionadamente. Sus carnosos labios chocaban contra los míos. Continuamos así unos minutos, su coño aun apretaba mi verga, pero sin movimientos bruscos, solo lo justo para mantenerme erecto y lubricado.
Tiras de saliva conectaban nuestros labios al despegar su boca de la mía, con sutileza acerco sus boca a mi oreja.
-nunca me había venido tan duro en mi vida- suspiró mamá.
-fue un placer ma- contesté presumido, sintiendo por enésima vez sus traspiradas y pesadas tetas contra mi pecho.
-¡ni creas que ya acabamos!- dijo para después apretar fuertemente mi verga con los músculos de su coño.
-quiero devolverte el favor...- susurro mamá, besándome suavemente la oreja. -quiero hacer que te vengas hijo ¿escuchaste? tu mami quiere que esta enorme, rica y gorda vergota explote en ríos y ríos de leche. Así que prepárate chikito, montare tu vergota hasta que hagas viscos, mientras hago eso, embarraré mis tetas en tu cara hasta que te hartes de carne; y gritaré las peores marranadas y vulgaridades que una madre puede decir, escupiré mierda por la boca si es necesario, y todo para que no puedas aguantar más y te desleches. ¿Cómo suena eso papi?- dijo mientras comenzaba a apretar y menearse sobre mi verga.
Hice los brazos hacia adelante recorriendo la cintura y las caderas de mamá. La apreté de las sudadas nalgotas, dándole una mirada retadora, después tome la tira del hilo dental que tenía atorada en un cachete, tiré de él y diciéndole. -suena bien ma pero... ¿crees tener el nivel? he estado con muchas pendejas. ¿Crees poder hacer lo que ellas han hecho? ¿Crees poder sacarme la leche tan rico como ellas?- terminé de decir, soltando el hilo dental de nuevo para que quedara degollando la nalgota e inmediatamente le propine un buen azote en cada nalgota.
¡plasssss plassss¡ sentí como se cimbraron los sendos montes de carne.
Sus ojos brillaron ante mi cinismo.
-puedes darme tu mejor arsenal, pero apuesto a que termino domándote primero, antes de que logres deslecharme- la verdad es que solo decía pendejadas por decir, pero sentí que a mamá le gustaba lo fanfarrón que me estaba comportando. Quería hacerla enojar, la quería furiosa.
Sus ojos se abrieron por completo, con excitación, e hizo una mueca con los labios.
-ahh sii cabrón- dijo saboreando el reto que le había puesto, alzó una de sus cejas al mismo tiempo que se elevaba sobre el colchón, dejando únicamente la cabeza de mi pito dentro de ella.
-mira bien pendejo, te desbarataré la verga, no te imaginas lo que tu santa madre es capaz de hacer. Te cabalgaré como ninguna zorra antes- dijo mandándome escalofríos de placer por el cuerpo.
Pero no podía dejar que me afectara así que solo sonreí, quité mis manos de sus nalgas y las recargue en la cabecera y me senté como un rey en su trono esperando su proceder.
Y vaya que actuó.
Mamá se dejó caer de golpe sobre mi verga, metiéndosela por completo, su coño parecía vibrar por dentro. Gemí de placer, cerrando mis ojos mientras trataba de mantenerme sereno. Miré hacia a su cara y esperaba toparme con una sonrisa en su rostro, pero eso de las risas había quedado atrás. Mientras acercaba mi vista a su cara me encontré en el camino las tremendas tetas, y parecían ir directo hacia mí.
-tu...- empecé a decir pero mis palabras fueron interrumpidas por los melones de mamá chocando contra mi cara. Cualquier otra cosa que quisiera salir de mi boca se perdió entre las ubres de mi madre. Me hice un poco hacia atrás solo para sentir sus brazos sobre mi cuello, manteniéndome en medio del festival carnal de ubres.
-no más charla niño- dijo mamá comenzando un cadencioso bamboleo.
-solo disfruta, quédate ahí y deja a mami hacer todo el sucio trabajo. Deja que tu santa madre mueva el culo como solo ella puede.- dijo con firmeza elevando un poco el tono de voz.
Mamá empezó a culear más rápido. Sus nalgas colisionaban con mis muslos. Mantenía sus melones contra mi cara, a cada embate zarandeaba sus tetorras contra mí. Múltiples gemidos de placer salían de mi boca para morir en el profundo valle de sus pechos.
-¿qué pasa papi? ¿Soy demasiado puta para ti?- dijo mamá burlonamente, montándome salvajemente. -ves lo que pasa cuando haces lo que te digo- decía mientras su coño se devoraba mi vergota. -mmm... siii... ¡¡dios!! Hazme caso y harás a mamá muy feliz... y caliente... argghhhh... mierda! yo creo que de ahora en adelante tendrás que tener tu cuarto impecable, aparte ¿sabes que el premio será una delicia? tener literalmente a tu puta madre dándose unos buenos sentones sobre tu rica verga ¡¡Diosss!!- gritó mamá con placer mientras se azotaba con ferocidad sobre mí.
La sensación de sus carnosas, suaves y gordas tetas chocando contra mi cara era sublime. Sentía los pezones rozando mis mejillas. Estrujé mi cabeza contra sus melones y a pesar de lo riquísimo que se sentía necesitaba un poco de aire fresco. Todo esto sumado a los brutales sentones que daba mi madre me hacía gemir debajo de ella.
-¡arghhh... mierda! te encanta papi! Sii, ¿te gusta cómo me ensarto en tu vergota?- gritó mamá. Continúe gimiendo y quejándome debajo de ella.
-¿estas bien papi?- Mamá preguntó irónicamente, sintiéndose en completo control mientras rebotaba sobre mí, haciendo que sus tetotas se cimbraran. Como pude me zafé y la miré jadeando por la falta de aire.
-¿es todo lo que tienes putona?- pregunté cínicamente.
-ahhh si- dijo enojada, agarrándome del cuello y enterrando mi cara en sus tetas una vez más. Esta ocasión tuvo bastante puntería, ya que su pezón se introdujo en mi boca por completo. -ohhh si papi, usa esa boca con provecho, chúpame el pezón... siii arghhhh... si ¡mierda!- gimió mamá con intensidad.
Cuando casi me quedaba sin aire mamá retiro su pezón de mi boca, dando me unos segundos de aire antes de meter el otro pezón en mi abertura. Mientras le daba el mismo trato que al otro, alce mis manos para estrujar las tetorras con dureza.
-¡ohhhhhh mierda!- gritó mamá apretando mi palpitante verga con su coño. Mi pito parecía entumido de tanto placer, se sentía tan rico y los jugos de mamá nos empapaban a ambos. Froté mi rostro en las sudorosas tetas de mamá, saboreando su delicadeza.
Después miré hacia un lado mientras mamá seguía rebotando, con las gordas, sudadas y pesadas tetas balanceándose salvajemente. Miré justo en el espejo, contemplando nuestros cuerpos en plena culeadera. Envueltos en abundante sudor. Vi el cabello de mamá húmedo, su bello rostro emanando lujuria mientras se empalaba.
Era absoluta felicidad. Con un repentino movimiento mamá se detuvo, despegando las tetas de mi cara, tomó mi barbilla con los dedos haciendo que la mirara a los ojos.
-me vas a poner atención mientras te cojo pendejo- gritó con la ira que solo una madre puede tener. Después se inclinó hacia abajo y penetro mi boca con su lengua. Nuestras bocas se atacaron mutuamente, luchando por el control. Nuestras lenguas intercambiaban abundante saliva. Después de unos instantes mamá se separó de mí pidiendo aire.
-¿eso es todo ma? creí que darías más batalla- dije entre jadeos, afectado por el tratamiento de mi madre, pero aun así haciéndola enojar. Sus ojos se incendiaron de coraje y continúo incrementando la velocidad de sus sentones.
-¡te voy a hacer mierda pendejo!- exclamó mamá. Después tomó mi cuello entre sus brazos, detuvo casi por completo su cuerpo, solo continuó moviendo las nalgas de arriba hacia abajo, ensartándose toda mi verga. Parecía presumir de su buena condición con cada meneo de nalgas.
-argghh... solo acéptalo papi...- susurró y después besó mi cuello. Al poner sus labios en mi cuello sentí su lengua saboreando mi piel, mis ojos giraron de placer.
-admite que tu propia madre culea mejor que cualquier pendeja que conozcas, si, esas pequeñas zorras que traes a la casa ¡jajaja!- besó mi cuello de nuevo y yo posé mis manos sobre sus caderas.
-solo dilo papi, admite que soy... arghh... ¡la mejor! adimte que la mejor cogida ha sido conmigo, ¡con tu madre! ¡siiii! ¡Coño! acepta que tu mami es más puta y más cerda que las golfillas con las que has estado ¡siiii! ¡¡¡Diosss!!!!-
-ohhhhh...- gemí ante las implacables palabras de mamá.
-reconoce que tu madre es la más sabrosa, sexy y exuberante golfa que tus ojos han visto! y que prefieres coger conmigo a estar con alguna de esas putillas baratas!-
-mmmmm....- gemí apretando los dientes, tratando de prolongar el placer lo más que podía. Mi mente estaba abandonada al placer. Estaba por correrme pronto, y el imparable coño de mama hacía un increíble trabajo.
Se sentó de golpe empalándose casi hasta a garganta y se detuvo allí, apretándome la verga y reposando sus nalgazas en mis muslos.
-ohh... ¡mierda!- grité mientras saboreaba cada centímetro de la panocha de mamá.
-¿te gusta el coño de mamá migue? preguntó suavemente, moviendo sus labios cerca de mi oreja, su sexy voz me hizo estremecer. -¿no está muy húmedo? o ¿muy apretado? ¿No hace que tu vergota quiera explotar en leche papi? mmmmm...- gimió delicadamente en mi oreja, sus palabras me volvían loco. Hacía lo mejor para aguantar pero parecía algo imposible de lograr.
-¿te gustaria saber lo puta que puede llegar a ser tu decente madre cielo?- preguntó exprimiendo mi verga con su coño. Quería hacerme explotar a como diera lugar y estaba lográndolo poco a poco.
-te lavo la ropa... te hago de comer... y exprimo tu gorda verga mejor que nadie, soy una cerda, soy una decente y respetable ama de casa y a la vez, la vulgar puta de mi hijo… ¡dios!-
-ohhhh...- gemí mordiéndome el labio.
-acéptalo papi, pasarás el resto de tu vida sabiendo que la mejor cojida fue con tu propia madre- se jactó, aun apretando mi verga con su coño. -terminaras cojiendo con las golfas de siempre pero nunca olvidarás el verano en que tú, y la putona de tu madre tuvieron el más sucio, depravado, cerdo, sudado e increíble sexo-
-¡mierda! ¡si!- gemí casi a punto de perder el control. Su coño y las sucias palabras me tenían al borde. Escuchar a mi madre hablar tan vulgar era demasiado.
Estaba a punto.
-sales con esas pequeñas zorras... siempre se visten como prostitutas de quinta... ¡dios si! ¡Golfillas! no saben tratar una buena verga como la tuya, solo tu madre puede domar tu verga. ¿Tu madre culea mejor que esas zorras? acéptalo chiquito- dijo mamá
Estaba viendo en ella algo que nunca había visto. Algo que solo quedaba expuesto gracias a la calentura, gracias al pegajoso y vulgar encuentro sexual que acontecía.
Mi madre parecía ser la típica celosa y posesiva mamá con resentimiento hacia las amiguitas de su hijo, solo que en esta ocasión era por el hecho de que, ella no había sido la primera con culear con su hijo. Y ahora mamá reclamaba ese lugar de otra forma, estaba dejando en claro que era mejor que cualquier zorra. Y lo mejor es que lo estaba logrando. Me montaba como una vil puta, se comportaba más cerda que cualquier pendeja y me encantaba. Me volvía loco verla así, tan furiosa, tan celosa, insultando, exteriorizando su sentir. Me fascinaba.
Me miró a los ojos, quería verme fijamente cuando me viniera. Sus ojos llenos de excitación. Sus carnosos labios húmedos y entreabiertos, su cara cubierta de sudor, y su cabello alborotado y sexy. Estaba tan pero tan cerca. Al borde del éxtasis y justo allí salí del trance.
Tome a mamá por sorpresa, la tumbe sobre la cama sacando mi verga de su coño. Me puse de rodillas y a la fuerza le di la vuelta para quedar boca abajo, la acomodé a cuatro patas justo frente a mí.
-ohh di...- la jale de las nalgas hasta que mi verga quedara justo en medio de ellas y después con furia la penetre de nuevo. -¡mierdaaa!- gimió mamá de placer. No me tomó mucho tiempo encarrilar un buen ritmo a la culeada.
Estaba como un animal, taladrándola con una velocidad endemoniada. Mi verga palpitaba de excitación, y estando cerca de terminar un golpe de adrenalina recorrió mi cuerpo. La lujuria de mi madre se había apoderado de mí y necesitaba seguir culeándola.
-mierda si! mierda si! siiii!- gritó mamá mientras empujaba sus nalgas hacia atrás. -¡culéame papi! ¡culéameeee!-
Yo gruñía y gruñía. Miré hacia abajo para contemplar mi verga saliendo del coño de mamá. Sus nalgazas se veían increíbles en esta posición, ofrecidas para mí por completo, el hilo dental enterrado en un cachete, sus nalgas partiéndose por el medio dejando a la vista su pequeño, limpio y apretado ano. No resistí el impulso y acercando mi mano a su raja le introduje un dedo en el recto.
-arghhh!! mierda si!!- gimió mamá, haciendo su cabeza haca atrás. Con mi otra mano la tomé del cabello, tirando de su cabeza, haciéndola arquear su cuerpo. -ahhh! arghhhhh! dios! papi!- gritó mamá, embelesada por la brutal cojida, azotando sus nalgas contra mi cada vez más rápido. -cojeme mijito vergudo! jálame el pelo así! sii!-
Mis caderas se movían a la velocidad de la luz, la jalaba del cabello para mantenerla erguida mientras mi dedo seguía enterrado en su ano.
-dime arghh... DIMEEEE!- gritó mamá. -¡puta madre dímelo! di que soy la mejor culeando!- me rogó mamá apretando mi verga.
-¡lo eres! eres la mejor y la más buena, eres un puto sueño hecho realidad, la más puta-
--SIII! DIOS SI! DAME DURO PAPI, DALE DURO A ESTA PUTA!
-aprietas tan rico ma!- gemí mientras taladraba la pepa de mamá.
-dios, eres increíble papi! coges riquísimo, es la mejor culeada que me han dado! mierda!- gemía sin parar. -no sé por qué esperamos tanto para esto.-
-ohhhhh...- gemí al sentir un cosquilleo en mis huevos. Estaba a punto, la presión era demasiada. Solté el cabello de mamá, puse mi mano sobre su amplia cadera, saque mi dedo de su recto antes de empezar a azotarle las nalgas.
Plassssssss! Plassssssss! Plassssssss! Plassssssss!
-ahhhh! siii!- gimió mamá, degustando la salvajada. -azótame papi, nalguea a esta cerda!-
Plassssssss! Plassssssss! Plassssssss! Plassssssss!
-arghhhh! dios! siii!- grito mamá. Su coño palpitaba sobre mi verga mientras sus nalgas se iban tornando rojas.
Plassssssss! Plassssssss! Plassssssss! Plassssssss!
-SIII SIII SII, MIERDA DIOS! SIII!- gritaba. Ella parecía estar a punto también. -de haber sabido antes... de haber sabido, papiii! si me sigues culeando así tendremos que repetirlo cada puto día- escucharla hablar así me tenía loco.
-quiero tu leche papi, quiero sentirla, dámela! lléname te mecos! siiii!-
La seguí culeando durísimo, casi demencial. Mientras más salvaje la cogía mas marranadas salían de la boca de mamá.
-sii mierda sii, doma a esta perra!- gritaba, azotando sus nalgas contra mí. -quiero que estés loco por mi papi, que sepas que nadie cogerá como yo. Que tu madre es la única que puede con la vergota de su hijo! que no encontraras otra mujer tan marrana y caliente como yo!-
La cogí tan duro como pude, tan duro como sus palabras me alentaron y aun así mamá no había dicho todo.
-argghhhh! siii! no te dejaré ir a la escuela, no dejaré que esta vergota salga de casa, quiero tenerla en mi coño, en mi boca y en mi culo por siempre! SIIIIII!- gritó mamá.
Mis testículos ardían, mi verga palpitaba. Me iba a deslechar y no había manera de evitarlo.
-aquí va mi leche ma! tómala toda puta! te empacharé de semen!-
-vente cabrón, hazlo!- gritó
-ahhhh... mierdaaaa! zorra!- gemí, mi cuerpo se convulsiono
-SIIIII! SIII DIOSSS! ARGHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!- gritó ella con fuerza.
Entonces mi mundo explotó
-AHHHHH MIERDAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!- gemí con escándalo. Sentí mis huevos retorcerse al salir el primer chorro, inundando el coño de mamá. -ohhh siii-
-mierda lo siento! SIIII! ARGHHHHHH- gritó mamá sintiendo mi explosión dentro de ella, su coño me apretaba con fuerza. -ME VENGO PAPIIIIIIIIIIIIIIIIIII, ESTA PUTA SE VIENEEEEEEEEEEEE! DIOSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS!-
Nuestros cuerpos estaban enganchados mientras continuaba taladrando su coño y vertiendo mi leche dentro de ella. Veía estrellas, me encontraba en un nivel de placer jamás vivido. Mis caderas daban fuertes tirones hasta que por fin encontró alivio mi verga.
-se siente muchísima leche- dijo mamá. Después de un último escalofrió de placer, caí sobre ella. Respirando con dificultad, rodé hasta quedar boca arriba sobre la cama. Mamá continuó boca abajo, levantándose ligeramente mientras se recomponía.
Nos quedamos así varios minutos, congelados en el tiempo. Me encontraba sumamente cansado. Acababa de tener la culeada más cerda y loca, y había sido con mi propia madre. Era genial y jodido a la vez. Pero se sintió increíble. Mierda debía de sentirme culpable, pero no tenía remordimiento alguno. Era un sentimiento glorioso. Estaba claro que esto no había sido algo circunstancial aunque así pareciera, esto se venía forjando desde hace mucho tiempo dentro de nosotros y ambos lo sabíamos.
Eventualmente mamá se puso boca arriba y se situó a mi lado. Estábamos pensando en lo que había pasado cuando de repente el teléfono comenzó a sonar. Sonó varias veces, sabíamos que era papá el que llamaba, y después de varios timbrazos salimos de nuestro trance.
Continuará...
15 comentarios - Cogí con mi madre por resistirme a una parrillada 2
Esperamos muy pronto la continuación sigue asi amigo
Subi pronto ya Paso mucho tiempo