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Sexo inesperado con tv

Ella caminaba delante mío, por Córdoba y Esmeralda. Era una mujer hermosa. No era deslumbrante ni exhuberante ni avasalladora. Pero era hermosa. Alta, pelo rubio a media espalda, flaca, estaba vestida con un jean, una camisa blanca y un chaleco de lana rústica y calzada con botas cortas de carpincho. Aun no la había visto de frente, pero ese sentido especial que se desarrolla con el tiempo había hecho sonar una pequeña alarme dentro mío cundo estaba a unos diez metros. "Sabía" que era una traviesa. Cuando pasé a su lado giré para verla y en ese momento se cruzaron nuestras miradas. Ella apenas esbozó una sonrisa y bajó la mirada, pero yo quedé flechado. Sin tener muy claro que iba a hacer, me detuve en una vidriera de un negocio cualquiera para esperarla. Para mi sorpresa ella se paró a mi lado, miró un instante los productos ofrecidos y me dijo " me parece que esta vidriera no te importa demasiado". Les juro que la ansiedad, los nervios y la sorpresa me hicieron temblar. Traté de aparecer calmado y dije una sarta de boludeces que no recuerdo. Lo que sí recuerdo es que inmediatamente después le pedí que tomara un café conmigo. Aceptó mientras seguía sonriendo y dijo algo así como "¿ Estás seguro que no te vas a arrepentir?" Yo me hice el pelotudo y dije " ¿Cómo puedo arrepentirme de estar con una belleza como vos?" (o algo así). Pensaba " Esta cree que no me dí cuenta que es travesti. Le voy a seguir el jueguito para ver hasta donde llega". La charla derivó rapidamente a cosas como : qué linda sos, yo nunca levanto por la calle pero no me pude resistir y cosas por el estilo. No olviden que es evidente que yo tengo más de cuarenta y ella representaba veintidós, por lo que necesitaba una resolución rápida del asunto y en ningún momento se hablaba de dinero. Finalmente ella me preguntó algo así como si me animaba a una experiencia "diferente". Yo me hacía el canchero y para provocarla le decía que había probado todo y nada me podía sorprender. Finalmente me dijo " bueno, pero jurá que pase lo que pase te la vas a aguantar". Yo seguía en mi pose y contesté que estaba dispuesto a todo. Nos fuimos juntos a su departamento, a muy pocas cuadras de allí. El dto. estaba en un buen edificio. Entramos a un living muy bien decorado, con pocas cosas pero de muy buen gusto. De allí salía un corredor que permitía ver tres dormitorios y al menos un baño. Me sorprendió la amplitud del lugar, a tenor de los sitios que solemos visitar. La presencia de algunas cosas en un perchero ( camperas, carteras y sombreros, todas de mujer) me hizo imaginar que no vivía sola. Le pregunté al respecto y me dijo que vivía con dos amigas que en ese momento estaban durmiendo ( eran aprox. las 11 de la mañana) pero que no me preocupara por ellas porque cada una tenía su dormitorio y el de ella era " en suite". Pasamos a su dormitorio y empezamos con una suave franela de pequeños besos y caricias sin demasiado contacto cuerpo a cuerpo. Despacio fue sacandome la ropa hasta dejarme totalmente desnudo y parado en el medio de la habitación. Me pidió que no me moviera mientras se desvestía y segundos después apareció frente a mí, vestida sólo con su bombachita. Empezó a besarme en la boca, el cuello y el pecho, dando pequeños mordíscos en mis pezones que provocaban un placer casi doloroso. Se arrodilló frente a mí y empezó a chuparme la poronga muy despacio, casi como probándola. Me pidió que abriera un poco las piernas y se puso debajo mío, de tal manera que podía pasar su lengua desde mi orto hasta la cabeza de mi pija. A pesar que recién empezaba, mi calentura ya era extraordinaria. Yo seguía parado y ella cambiaba permanentemente de posición. A veces estaba parada a mis espaldas y me besaba y mordía la nuca mientras me pajeaba o apretaba los huevos. Luego venía hacia adelante, me besaba en la boca y bajaba hasta la pija, el culo y hasta los pies, para volver a subir. Lo único que no permitía era que la tocara. Cuando intentaba una caricia agarraba mis manos y las separaba mientras me decía " no te apures, ya vas a tocar". Yo estaba casi mareado de la calentura y en una de las veces que la quise manotear y bajarle la bombacha me dijo "¿Estás seguro que querés seguir?" Yo puse cara de " ¡ No preguntes pelotudeces!!". Entonces se acercó, empezó a darme un terrible beso de lengua, tomó una de mis manos y la llevó dentro de su bombacha para liberar de su encierro el "bonus" que la adornaba. Clavó la vista en mis ojos que fingían sorpresa y miedo y me dijo " juraste no retroceder" mientras me daba otro furioso beso. La separé un instante, le dedique una sonrisa y le dije " yo ya sabía". Ella me miró, también sonrió y dijo algo que me confundió y en ese momento no entendí: " Ya se que sabías. Recordá que prometiste no retroceder". Me pareció que a esta altura el juego había terminado y su recuerdo no tenía sentido, pero dí el tema por concluído y me dediqué a disfrutar. Quiero destacar que su poronga era realmente grande y sin entrar en polémicas numéricas o de fotos trucadas, similar a la de Sandy de Placeres ( que dicho sea de paso, tuve el gusto de probar y casi no entraba en mi boca). Descubierto el juego, nos dedicamos mutuamente a la degustación porongueril ( para vos, Super).Nos chupamos mutuamente la pija en todas las posiciones imaginables: Parados, acostados, en 69, de rodillas, sentados sobre el pecho, sentado en el borde de la cama, desde atrás y alguna otra que se me olvida ahora. Loco de calentura, con la poronga bordó y a punto de estallar, le pedí que me cogiera. Me miró con infinita dulzura, se acercó a mí muy despacio y empezó a besarme muy suavemente, como si recién comenzáramos. Estábamos nuevamente como al principio, parados en medio del dormitorio. La repentina desaceleración me desconcertó e unsistí " dale, cogeme". Nunca entendí cómo, pero de pronto se puso detrás mio, me tomó por las axilas y me empujó contra la pared. Cerró sus brazos sobre mi pecho apretando los míos y con sus rodillas abrió mis piernas. En un instante yo estaba de cara a la pared, con los brazos inmovilizados y su pija en la puerta de mi orto. Una pequeña luz de alarma quiso encenderse dentro de mí, pero la calentura y el goce la apagaron de inmediato. Empezó a penetrarme lentamente, mientras me decía "¿Querías que te cogiera? Acordate que prometiste no retroceder". Esa promesa ya me estaba asustando, pero como dije, la calentura era superior. De a poco fue soltando mis brazos, pero si sospechaba algún mínimo intento de resistencia volvía a apretar o a sujetarme por las muñecas mientrs me clavaba a fondo. Me cogió así un rato, a veces despacio y a veces rápido, siempre de cara a la pared mientras gemía en mis oídos y mordía mis orejas y nuca.

De pronto paró, me hizo girar y siempre con la pija bien adentro caminamos hasta la cama. Cuando llegamos al borde caímos juntos, yo abajo y ella arriba. Con sus piernas abrió las mias todo lo posible

y dejó mi culo totalmente dilatado. Al rato me puso en cuatro y siguió dandome sin parar. No hablaba casi nada, sólo gemía y de vez en cuando me decía "¿Querías que te cogiera? Aguantá". A esta altura me dolía el culo, las ´piernas y vaya uno a saber cuantas partes más que no notaba. Alguno se preguntará porque no detenía esto: Estimados amigos, la calentura que tenía es imposible de explicar. Me había llevado realmente a límites desconocidos para mí y el ansia de goce superaba al instinto de conservación. Así, en cuatro , empezó a pajearme mientras me cogía con más furia y me decía " Hasta que no acabes, no paro". No duré mucho. Me hizo acabar como nunca y mientras mi culo se contraía con mi acabada, ella arremetía con más impetu obligandone a abrirlo otra vez. Yo estaba sin foro, asi que acabé sobre la sábana. Se desprendió de golpe y con un suave e´pujón me acostó de panza sobre mi propia acabada. Realmente no me importaba nada y sólo quería descansar y relajarme. Se inclinó sobre mi oído y me dijo que se iba a bañar, pero que faltaba mucho. Su última frase me preocupó, pero la tomé como una bravata y nada más. Me dormité escuchando el ruido de la ducha. Estaba cansado pero relajándome y tratando de disfrutar la experiencia vivida. De pronto oi a mis espaldas ( yo estaba acostado boca abajo) que alguien decía "Mirá que linda sorpresa tenía guardada la guachita en su habitación". Giré entre sorprendido y asustado y frente a mí tenía a dos traviesas totalmente desnudas. Una era más vale baja, con algún kilo de más. Muy linda cara y preciosas tetas, grandes y aparentemente bastante blandas. La otra era muy alta, piernas largas y musculosas, pelo largo y negro,enormes ojos verdes ( seguramente de contacto) y una pija no muy gruesa pero larga y cabezona, que en ese momento crecía al compás del manoseo de su dueña. Antes que pudiera decir algo, la petisa se me tiró encima, acostándome de espaldas en la cama. Empezó a besarme casi con desesperación, agarrando mi cara con sus manos. Mi acto reflejo fue tratar de sacarmela de encima, pero antes de poder hacer nada la otra me había agarrado por los tobillos y arrodillada en la cama me puso en la clásica pose "patitas al hombro". Claro que en el medio de los dos estaba la petisa, que seguía besandome por todos lados y había agarrado mi pija con fuerza y sin intención de soltarla. Les juro que me asusté,se me fue toda la calentura y en un instante maldije mi gusto y sentí que estaba en un problema grave. Al mismo tiempo luchaba por zafarme, pero la morocha había tirado todo su cuerpo encima mío y sujetaba mis brazos por las muñecas contra la cama. Todo esto sucedió en realidad en un instante, y entonces apareció en la puerta del baño la rubia. Por un momento tuve la esperanza que ella fuera mi salvación. Grave error de cálculo. Miró con una sonrisa y dijo " Veo que se han conocido". Se acercó, me miró muy fijo y me dijo "Querías una experiencia nueva. Prometiste no retroceder. Ahora empieza lo nuevo, porque perdiste totalmente el control de la situación y tu voluntad ya no importa. Lo quieras o no vas a tener que soportar esto." Sus palabras fueron mas o menos esas, y aunque no puedo recordarlas con certeza, recuerdo claramente el pánico que me invadió. Pero efectivamente no pude hacer nada. La petisa se sentó sobre mi cara y trabó mis brazos entre sus muslos y pantorrillas. Yo no podía ver nada, con mi cara perdida en su culo. Una de las otras ( creo que la morocha) levantaba mis piernas agarrandome por los tobillos y me clavó su pija en el culo. La otra se dedicaba a chuparme la poronga y pajerame, pero como se imaginarán el miedo hizo desaparecer la calentura y no se me paraba ni a palos. EStuvieron así unos minutos, pero como mi pija no reaccionaba decidieron cambiar de estrategia. La maniobra es bastante complicada de explicar, pero fue mas o menos así. Me pusieron boca abajo. la morocha me abrió las píernas y me clavó, acostada encima mío. En esa posición me abrazó y giró, quedando ella de espaldas en la cama y yo acostado sobre ella, boca arriba y por supuesto con su pija adentro. Con sus brazos retuvo los mios y con sus piermas trabó las mias, con lo que quedé otra vez inmovil, boca arriba y clavado. A esta altura alguno se preguntará porqué no hacía quilombo o pedía auxilio, pero el miedo a la exposición de mi situación tambien me frenaba. Bueno, en eso estaba y las otras dos empezaron un espectáculo de franela delante mío. Se besaban, chupaban las pijas y franeleaban. La petisa se puso en cuatro delante mi, y casi en mi cara la otra empezó a cogerla. Realmente lograron calentarme y mi pija empezó a despertar. La petisa empezó otra vez a chuparmela muy despacio, mientras la otra me besaba y mordía por todo el cuerpo. Mientras, la morocha (que seguía adentro mio) empezó a moverse muy despacio, haciendome sentir la cabeza en la puerta, sin salir pero sin entrar a fondo. Debo confesar que me calenté nuevamente y olvidé mi situación. Decidí gozar sin importar el futuro. Ahora se turnaban para chuparme la pija y de vez en cuando alguna me ponía la de ella en la boca y me cogía hasta dejarme sin respiración. Me besaban, me cogían, me chupaban, me acariciaban, me mordían, me pasaban la lengua por el cuerpo y me ponían sus pijas en la boca pero sin que yo pudiera opinar, quejarme,oponerme o evitarlo. Realmente se hicieron una fiesta conmigo. Yo ya no daba batalla y estaba entregado, pero de todas maneras en ningún momento me dieron oportunidad de hacer nada. Me cogieron por turnos, varias veces cada una y mientras una me cogía siempre otra me obligaba a chuparle la pija. Me cogieron de espaldas, de frente, contra la pared, sentado encima y de costado. Cuando se aburrieron de mi, me pusieron boca arriba y mientras una me ponía la pija en la boca las otras fueron acabando en mi culo. Cuando terminaron, me dieron vuelta y mientras una me agarraba las manos y otra los tobillos, la petisa me hizo la mas tremenda chupada de pija que pueda recordar y me saco, en medio de temblores de calentura, hasta la última gota de leche.

Como habían venido, la petisa y la morocha se fueron. Quedé solo con la rubia. Me bañé y me vestí. Eran casi las cinco de la tarde. Entonces la rubia me dijo que esperaba que hubiera aprendido a no jurar sin estar seguro. Ella sabía desde el pricipio que YO sabia que era un travesti. Me siguió el juego para hacerme entrar. Me contó también que esto era sólo una pequeña parte de lo que podrían hacer conmigo y que hay gente que paga mucho dinero para vivir lo que yo había vivido. Timidamente pregunté si esperaba que le pagara, y me dijo que no, que era una lección para quién creía saberlas todas.

2 comentarios - Sexo inesperado con tv

dantraloco
Yo quiero lecciones así ajajja
Buen post, van ocho puntos
cristian0407
Ahi van los puntos!!!! la de veces que anduve por esa equina y nunca levanté nada.. jajaja