Antes de una noche entertenida, me acuerdo de mis fans. Me esforcé en este post chiquitito y tiene contenido actual y social, 🙂 :
La situación era ya insostenible, y así fue como la iniciativa de poner voluntarios frente a los alumnos se llevó a cabo.
Luis llegó a clases y empezó a impartir sus clases a sus pupilas y pupilas, sin mayor demora, uno podría llegar a pensar que no le miraba la tetas a la puta de Leila, o el orto a Micaela, pero bien que lo hacía, pero él estaba interesado en la más obedienta alumna, la traga, mmm, sí.
Luis llegaba temprano, Laura, una flaquita de culo flaco y tetas pequeñas (más que nada ocultas, era una puta discreta, eso olía Luis en ella). Cada vez que podía le hacía preguntas, le pedía que se acerque o se acercaba al escritorio del profe. Luis sentía el olor a puta inocente en nuestra adolescente. Fue el cuarto día en el que, respondiendo a sus consultas estúpidas, le hizo sentir la verga en la nuca de nuestra jovencita, ese mismo día, mientras daba clases, Luis vería la concha lampiña de Lau debajo de la falda, y su sonrisita de puta en la primer fila.
Al siguiente día él llegó temprano y ella unos minutos luego, Luis se acercó y sin hablar quitó su pija del pantalón y la dejó frente a la carita de Laura, que, luego de mirar a su profesor, no dudó en mamar, torpe y pero hambrientamente, pues era su primer verga. Luis le tomó con fuerza la cabecita, la hizo arrodillar en el aula y bien le culeó la garganta, haciéndola derramar lágrimas y flema y saliva de su boquita virginal, que apenas podía recibir tanta pija.
Finalmente acabó en una boquita bien abierta, de aquella puta y estúpida pendeja estudiosa, le ordenó tragar todo, ella lo hizo, él le besó la frente, le sonrió, le escupió la boquita y le tiró un paquete de carilinas sobre el pupitre.
Lau se limpió la carita y las lágrimas justo antes de que llegaran más alumnos y alumnas. El olor a verga y leche no se quitaría durante toda la clase, el olor a puta en la inocente Lau no se quitaría más. Su sonrisa tampoco.
Se culeó, ya sea por la boca o el ojete de esas pendejas putonazas, unas cuantas más, nuestro profesor, mientras dió clases aquellas dos semanas, pero el caso de Lau es ciertamente peculear, pues no se detendría allí su hambre de verga de profesor voluntario.
La situación era ya insostenible, y así fue como la iniciativa de poner voluntarios frente a los alumnos se llevó a cabo.
Luis llegó a clases y empezó a impartir sus clases a sus pupilas y pupilas, sin mayor demora, uno podría llegar a pensar que no le miraba la tetas a la puta de Leila, o el orto a Micaela, pero bien que lo hacía, pero él estaba interesado en la más obedienta alumna, la traga, mmm, sí.
Luis llegaba temprano, Laura, una flaquita de culo flaco y tetas pequeñas (más que nada ocultas, era una puta discreta, eso olía Luis en ella). Cada vez que podía le hacía preguntas, le pedía que se acerque o se acercaba al escritorio del profe. Luis sentía el olor a puta inocente en nuestra adolescente. Fue el cuarto día en el que, respondiendo a sus consultas estúpidas, le hizo sentir la verga en la nuca de nuestra jovencita, ese mismo día, mientras daba clases, Luis vería la concha lampiña de Lau debajo de la falda, y su sonrisita de puta en la primer fila.
Al siguiente día él llegó temprano y ella unos minutos luego, Luis se acercó y sin hablar quitó su pija del pantalón y la dejó frente a la carita de Laura, que, luego de mirar a su profesor, no dudó en mamar, torpe y pero hambrientamente, pues era su primer verga. Luis le tomó con fuerza la cabecita, la hizo arrodillar en el aula y bien le culeó la garganta, haciéndola derramar lágrimas y flema y saliva de su boquita virginal, que apenas podía recibir tanta pija.
Finalmente acabó en una boquita bien abierta, de aquella puta y estúpida pendeja estudiosa, le ordenó tragar todo, ella lo hizo, él le besó la frente, le sonrió, le escupió la boquita y le tiró un paquete de carilinas sobre el pupitre.
Lau se limpió la carita y las lágrimas justo antes de que llegaran más alumnos y alumnas. El olor a verga y leche no se quitaría durante toda la clase, el olor a puta en la inocente Lau no se quitaría más. Su sonrisa tampoco.
Se culeó, ya sea por la boca o el ojete de esas pendejas putonazas, unas cuantas más, nuestro profesor, mientras dió clases aquellas dos semanas, pero el caso de Lau es ciertamente peculear, pues no se detendría allí su hambre de verga de profesor voluntario.
4 comentarios - Docente voluntario, educa pendejas
Y muy actualizado el tema 😉
me imagino que los profes voluntarios se la pasaban de mano en mano a Lau
Pero te perdes demasiado jaja
Dejo puntos hermosa