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Compendio II
😕
Les prometo que ese día, empezaba de lo más normal para los 2.
Estaba solita, me había hecho un rico ramen de 3 minutos, me bañé y me cambié de ropa.
Quería verme bonita y elegante, porque era la primera vez que iba a su nuevo trabajo.
Tomé una faldita blanca, larga hasta mis rodillas y una camisa verde limón, un poquito reflectante, pero que hacía juego con mis ojitos y lo que era mejor, que no se transparentaba.
Igual, eso sí, como que me dio plancha, porque mi falda me quedaba súper apretada y en el espejo, encontraba que mi cola se veía enorme…
Y bueno, mis pechugas quedaban cubiertas, pero no podía parar de reírme solita al ver lo mucho que han crecido.
😆
La cosa fue que salí bien contenta del departamento, escuchando el “Toc-toc” de mis zapatitos de tacón y en el espejo del ascensor, me encontré muy linda con mi carterita y mi chaquetita blanca, sin mangas, que igual resaltaban un poco más mis pechos.
Tomé el metro y busqué la estación que él me había indicado y las conexiones que tenía que hacer, pero como todo queda en el downtown, fue súper fácil.
😔
Lo único malo es que ahí, recién, le empecé a encontrar razón.
Andar en el metro, con 2 niñas habría sido de locos y más todavía, si había atrevidos que no paraban de mirarme.
😓
Fue algo que le peleé por meses.
Porque siempre he creído que un auto sale muy caro y de verdad, que en la U, no lo necesitaba.
Pero ahora, como nos turnamos para llevar a las pequeñas al trabajo y dejarlas en el daycare, tenía que sí o sí comprarme un auto…
😰
Y claro, yo, la tonta, que le decía que no lo necesitaba…
“Es que no quiero. ¿Qué pasa si te lo choco?” le conté la última vez que lo discutimos.
“Mientras no te lastimes o se lastimen las pequeñas, no me importa. Total, va a ser tu auto…”
Pero yo, dale que dale con que no quería…
“Pero… ¿Y si te sale caro?... ¿Y si te molestas?” le pregunté, con todo el temor del corazón.
Y entonces él, leyéndome como un libro, me dijo las palabras más lindas que una esposa jovencita y temerosa como yo pude haberle escuchado…
😆
“Mira, Marisol… me estás confundiendo. Yo no soy tu papá y no me importa si algo le pasa a tu auto. Yo sé que no vas a chocar a propósito y si alguien te choca, ya veré cómo lo arreglamos. Pero yo necesito que tengas un auto, ruiseñor. Esta ciudad es más grande y con más gente y no quiero llevarme todos los días a las pequeñas al trabajo, porque también tienen que estar un poco contigo. Además, me preocupa demasiado que te pase algo en el metro o en el bus y un auto te da seguridad… y yo confió en ti, ruiseñor y sé que no lo harás mal…”
😂 😭
Les prometo que esa noche, “le lloré todo un río”, como dice la canción, porque desde la vez que mi mamá chocó el auto y papá se enojó, que le tuve todo el miedo del mundo a manejar e hicimos un par de veces el amor, para sacar mi penita…
😤
Pero bueno, les contaba que en ese metro, igual sentía plancha, porque los oficinistas me miraban mucho.
Y claro, estoy un poquito gordita de nuevo y no me podía esconder bien, porque si no los miraba de frente, mirando mis pechugas, me tenía que dar vuelta, mostrándoles la cola, así que no llegué de buenos ánimos a su oficina.
Llegué casi a las 3 a su edificio y en la recepción, me dio más plancha, porque estaban todavía más elegantes que yo.
😓
Lo peor de todo fue que, con lo jovencita que me veo, no me creyeron que estaba casada y hasta que no le mostré el lindísimo anillo de matrimonio que mi marido me dio (¡Ya saben ustedes! ¡Ese, lindísimo, con el diseño del delfín! XD), aparte de mi identificación, que recién ahí pegó la recepcionista una llamada a la oficina de mi esposo.
Me dijeron que esperara, porque la secretaria de mi marido vendría a buscarme.
Me senté a esperar, igual sintiéndome como que me juzgaban.
Al poquito rato, se abrió la puerta del ascensor.
Apareció una señorita muy buena moza, de unos 25, 27 años, de pelito negro, con algunos rulitos, súper delgada, con una preciosa cintura, pero no mucho pecho ni mucha cola.
Eso sí, que su mayor encanto eran unos lindísimos ojos celestes, que con sus lentes le hacían ver más tierna todavía y unos labios súper carnosos.
Igual que yo, venía vestida bien recatada, con falda y camisa larga y de no ser por el labial color marrasquino, habría pasado bien piola.
Preguntó algo a la recepcionista y ella le apuntó hacia mí.
😅
Yo le hice un “hola”, bien contenta, pero igual me puso una cara de sorpresa que se las encargo.
“¿Señorita Marisol?” me preguntó, súper dudosa.
“Sí, soy yo.”
“Mi nombre es Gloria. Soy la secretaria de su esposo. Acompáñeme, por favor…”
😒
No me hizo ninguna gracia la forma en que dijo “esposo” (porque fue algo así como un “no me hagas reír”...).
Yo sé que soy más joven y que él casi siempre anda serio y pensativo todo el tiempo.
Pero aun así, él me ama y me trata de una manera cariñosa.
😕
No sé.
Pero había algo en esa señorita que ya me decía de lejos que le calentaba mi marido…
Pero eso era el principio…
Subimos hasta el piso 9 y se abrieron las puertas.
😯
¡Había como más de 30 señoritas, trabajando en esa oficina!
¿Y cuál de ellas, menos bonita que la anterior?
Les prometo que en esos momentos, igual sentí un montón de miradas.
Hasta podría asegurarles que algunas se pararon como suricatas (esos ratoncitos, del áfrica, que se paran en 2 patas y son súper tiernos), para mirarme.
Y para más remate, frente a la oficina de mi marido, otras 2 secretarias más, que también me miraban con tremenda cara, al ver a la puerta donde iba yo…
😂
La secretaria me abrió la puerta y me dejó pasar.
¡La oficina de mi esposo es enooorme!
Tenía hasta como un recibidor, con un sofá de cuero, una mesita de vidrio, estantes con libros y allá, al fondo, mi marido en su escritorio con el computador.
Al verme, se le alegró muchísimo la cara.
“¡Hola, mi amor! ¡Discúlpame por no haberte ido a recibir! ¡Me dicen que no puedo bajar por eso y que como tengo secretaria, la tengo que mandar a ella!”
😍
¡Es tan liiindo!
Porque a pesar de ser jefe y de estar ocupado en su trabajo, sigue siendo mi mejor amigo, que se preocupa un montón por mí.
“¡Te ves hermosa!” me dijo, mirándome de esa manera tan rica que tiene, que ya me empezaba a alborotar por dentro…
😬 😬 😬
Es que mi marido, como les digo, no es de esos hombres que uno encuentra y son machotes, machotes, machotes, de puro musculo.
Él es de esos, que se ven elegantes y educados, que te tratan recontra bien y te hacen sentir como princesa.
¿Me entienden?
Y ahora, cuando sale por las mañanas y nos despedimos, se va como de re chupete…
🤤
Porque claro, a él nunca le ha gustado usar traje…
¡Pero increíble lo bien que le queda!
En estos 5 días que llevo trabajando en una escuela privada para niñitas, ya van 2 veces que he tenido que llegar al colegio, derechito para el baño a secarme, porque por despedir a mi marido, con traje, corbata, chaqueta, pantalón de vestir, zapatos negros y lustrados, afeitado y más encima, perfumado, me dejan toda mojadita al toque y con unas ganas tremendas por entretenerme con él, sin importarme que él o yo lleguemos atrasados a nuestros trabajos.
😓
Pero volviendo a la tierra, no le podía parar de sonreír.
¡En serio!
Es mi mejor amigo, hemos hecho el amor y nos hemos dado infinidades de besos…
Pero lo encontraba tan, pero tan lindo, que no me dejaba de poner nerviosa.
“¿Quieres bajar a ver a nuestras niñas?” me preguntó, mientras yo simplemente babeaba por él.
😍
¡Y es que hasta en eso, es atento conmigo!
Porque como a mí me quedaban unos pocos días de vacaciones, para que yo me relajara, se llevó a las niñas al daycare de su trabajo y así hacer yo lo que quisiera.
Pero les prometo que, sin mala intención con mis hijas, no me quería marchar…
😭
¡De verdad!
Mi esposo se veía tan lindo y saber que lo tenía ahí, al alcance de mi mano y que podía besarlo y quererlo y hacerle todo el cariñito posible que durante los 2 años que trabajó en la mina, por esos larguísimos turnos de una semana, no pude hacérselo, me tenían pegada al sofá, sonriendo como tonta y mojadita como yo sola…
XD
“No… este… yo… quiero quedarme contigo…” le dije.
Y puso igual, una carita como triste…
😰
“Es que tengo que trabajar. Te había pedido que nos juntásemos a las 4, porque todavía no termino y estaba revisando unos proyectos…” me dijo, tomando cariñosamente mi mano, con sus suavecitas y tibiecitas manos, haciendo un sándwich…
😵
¡Yo estaba catatónica y sentía que me había hecho pipi!
“No… yo… te espero…” le dije, tratando de apretar las piernas y deseando que no escurriera tanto…
Entonces, se puso de pie y me dejó sentada…
😐
Les prometo que casi me ponía a llorar…
“Oye, y tú… ¿No me… podrías enseñar?”
Su mirada era como un láser, que me prendía como el fuego y sentía mi conchita pulsar y pulsar, queriendo comérmelo a besos.
😃
“¡Claro!” me respondió él, con la sonrisa amistosa que siempre me ha dado.
Y yo, así, como niñita chica, con 2 dedos en la boca, y mirando la pantalla…
😧
¡Me parecía increíble todas las cosas que tenía que leer!
Tablas, documentos, notificaciones…
Y él lo explicaba así, con toda tranquilidad…
🤤
Pero mi cuerpo necesitaba otra cosa…
“¿Me dejas sentarme?” le pedí, abriendo mis piernas, para sentarme encima de su rodilla.
“¡Por supuesto, mi amor!” respondió él, haciéndome el espacio…
😩 😩 😩
Y créanme que ahí, confirmé lo que era un hecho…
¡Tenía todo mi calzoncito mojado por mi marido!
Y lo que era peor, que su pierna es tan robusta y gruesa, que más ganas de tener un pene me daban.
Y obvio que, yo solita, empecé a menearme…
😫 😫 😫
La cosa fue que yo no fui la única que empezó a calentarse.
Como les conté, mi faldita, aparte de quedarme apretadísima, hacía que mi trasero se viera tremendamente gordo…
Y bueno, como yo estaba empezando a gozarlo, sentía que se le iba marcando más y más ese poderoso objeto del placer que él tiene en su pantalón…
Más encima, podía sentir ese libidinoso laser, clavado en mis pechos, que para nada ayudaban en mi situación…
😅
“¡Ay, Marisol! ¡Tú nunca me habrías servido de secretaria!” me dijo, con una carita risueña.
“¿Por…qué?”
“Porque tú no sabes tomar bien apuntes, mi amor…”
😠
Me enojé tanto, que casi me tranquiliza, porque fue un golpe bajo para mí…
“Y porque no habría parado de querer hacerte el amor…”
😬 😬 😚
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Nos besamos y fue rico.
Él ya sabía que no iba a trabajar más, pero lo que es yo, cachonda era poco, pensando en jugar a ser su secretaria…
😉
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3 comentarios - En su oficina… (I)
Gracias por compartir!!