Esta es la historia de Paula, una chica que a los 19 años la curiosidad la empieza a llevar por experiencias nuevas que cada vez resultan ser más intensas. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…
Capítulo 17: Fotos hot
“Hola Pau! Qué pasa que no me hablás más? No te gustó lo que hicimos?” decía su cuarto mensaje el cual también decidí ignorar. Julieta me había escrito los días siguientes a mi cumpleaños y yo había decidido no responderle. La noche que había pasado con Leonel había sido demasiado buena como para ignorarla y comenzaba a plantearme la idea de entablar una relación más seria con él. Sin embargo no podía resistirme a entrar a Poringa y ver las imágenes que subía la “RubiaAdicta”. También vagaba por sus post, me fascinaba con los nuevos y volvía a mis favoritos para verlos una y otra vez, tocándome frente a las imágenes de la chica que me había vuelto loca hacía unas semanas atrás.
Fue en ese momento, cuando pasé de un post a otro que vi que me había llegado un mensaje de ella. “Eu estás? Por qué no me hablás? Te jodió algo? De última respondeme diciéndome que no me querés ver más y listo. Pero no te creo. La pasamos muy bien la otra vez y estoy segura de que vos pensás lo mismo. Me muero de ganas de volver a probar tu cuerpo!!” decía este mensaje, el más largo y más directo hasta el momento. Decidí responderle, pero no sabía que escribirle ya que nada de lo que ponía me parecía coherente o sincero. Al final, apagué la computadora y me fui a acostar pensando que mañana iba a ser otro día.
Pero caí dormida de una manera tan profunda que mis sueños se apoderaron de mí al instante. Estaba acostada en una cama, en una habitación desconocida, totalmente desnuda y sabía que esa persona estaba a punto de entrar. Era Leonel, lo estaba esperando a él, estaba segurísima. Sin embargo no me sorprendió en lo más mínimo cuando la puerta se abrió y vi pasar por ella a Julieta. “Hola hermosa” me saludó, de la misma manera que me había saludado en uno de sus mensajes. Entonces se acostó en la cama y comenzamos a besarnos y a tocarnos como lo habíamos hecho la otra vez. Tenía ganas de que siguiera, pero a la vez sabía que Leonel estaba a punto de entrar. Julieta fue bajando por mi cuerpo y sentí como su lengua se apoderaba de mí. “¡Mmm sí!” gemí al mismo momento que su lengua hizo contacto con mi concha. Pero la puerta de abrió de golpe y…
- ¡Paula! ¡Levantate que son las 8 de la mañana y tenés que ir a la facultad!- Me gritó mi madre cortándome el sueño a la mitad.
No podía pensar con claridad, no sabía de verdad qué era lo que quería. Mi mente divagaba todo el tiempo en recuerdos de aquella excelente noche que pasé con ella, fotos de sus posts y algunas imágenes de mi último sueño. El problema es que no había sido el primero. Hacía ya un tiempo que venía soñando con Julieta y era evidente de que me gustaba, ya que todas las mañanas después de eso me levantaba totalmente mojada. Esa chica se había apoderado de mi mente.
“Hablale. ¿Qué perdés?” decía una parte de mi mente y la otra respondía diciéndome que no, que tenía que seguir adelante con Leonel y jugármela por él. ¿Pero, quería jugármela por Leonel? La verdad era que no lo sabía. Me agradaba, me gustaba físicamente, sabía cómo hacerme gozar y la pasaba bien cuando estaba con él. Pero faltaba ese algo para de verdad darme cuenta que era él quien me gustaba. Lo único que me había aclarado mis muchas noches con él era que la pija me gustaba sí o sí.
“¿Entonces?” volvió a preguntarse mi mente en relación a Julieta. Y tenía razón, ¿cuál era el problema en escribirle, en hablar con ella y inclusive en vernos? Si ella me gustaba y la habíamos pasado bien juntas “¿Seré bisexual?” me pregunté entonces y por más de que la idea se me cruzó miles de veces por la cabeza, fue esa la primera vez que me lo planteé en serio. No tenía nada de malo eso. Mis amigas no iban a dejar de hablarme por eso y mi familia seguro que lo entendería. De hecho, un primo mío era gay y en toda la familia lo habían aceptado muy bien, inclusive mis padres que eran algo retrógrados en sus pensamientos. Y las cosas empezaban a tomar un poco más de sentido de ser así. Mi noche con Noemí, mi mente divagando por Clara, mi aventura con Lucila y mis deseos por Julieta. Pero también estaban los hombres. Mis primeros pasos, Lucio, Leonel y quien me había hecho pasar la semana más caliente de mi vida, Nicolás.
“Hola. Yo estoy muy bien, estuve algo ocupada por eso no te escribí. Querés que nos veamos alguno de estos días” me animé a escribirle entonces a Julieta y ahí pareció que todo volvió a la normalidad. Comenzamos a hablar por WhatsApp y ella se alegró mucho de que yo volviera a hablarle. “Ya me estaba asustando. Pensé que te habías arrepentido de estar conmigo” me dijo y después de insistir en que estuve un poco ocupada por la facultad, empezamos a organizar nuestro próximo encuentro. “Venite a casa. Charlamos un rato, tomamos algo y dejamos que las cosas se vayan dando. Te parece?” me propuso y obviamente le dije que sí.
El sábado 12 de Diciembre fue mi segunda noche con Julieta y fue una noche que ayudó a definir muchas cosas. Llegué a su casa después de comer diciéndoles a mis viejos que me juntaba a tomar algo con mis amigas de la facultad y que después me iba a dormir a lo de Antonella. Ella me recibió con un shortcito muy corto y ajustado y con una remera blanca que se le transparentaba bastante la piel. “Pasá, justo estaba haciendo unos tragos” me dijo y entré al comedor como si fuese mi casa.
Trajo unos vasos con una bebida roja anaranjada y me confesó que ya se había tomado un vaso antes de que yo llegara. Se la veía muy suelta, deliberada, era obvio que estaba acostumbrada a estas situaciones y de que era ella quien iba a llevar las riendas de la noche. Por mi parte estaba algo inhibida, callada y expectante de cómo se iban a ir dando las cosas. Tenía algo de miedo, pero a su vez impaciencia porque el momento no se hiciera esperar mucho. A pesar de que habíamos hablado varias veces y de que ya nos habíamos acostado, Julieta y yo éramos simplemente dos chicas que se habían conocido en una página de internet con el fin de tener sexo casual.
- Contame algo de vos.- Me dijo ella sirviéndose un trago.
- Ay… No sé.- Le dije sin saber que decir.- ¿Qué querés saber?
- ¡Ni idea! Algo.- Respondió ella pero al ver que yo no sabía que contarle me empezó a llevar por un camino.- ¿Me dijiste que estudiabas kinesiología? ¿Y qué tal eso? ¿Cómo te va?
Empezamos a hablar un poco de nuestras vidas. Al principio yo le respondía de manera cortante y con monosílabos, no porque no me interesaba sino porque necesitaba romper el hielo. Ella en cambio se extendía en sus respuestas y me contaba bastante de su vida, haciendo que la conversación fluyera a medida que pasaba el tiempo. Era obvio que quería que fuéramos algo más que solo dos chicas que se acostaban, parecía que quería ser mi amiga y yo no estaba del todo segura con eso.
De a poco la conversación fue tornando a lo sexual y para mi sorpresa fue gracias a eso que comencé a liberarme. Al parecer el hablar de sexo y de sexualidad hizo que mi mente se soltara. Me sentía cómoda hablando con ella sobre ese tema. Me contó que ella era bisexual bien definida. “¿Me vas a decir que si se aparece un buen macho con una alta pija no te le tirás encima?” me preguntó riéndose. Tenía un amigo con el que se divertía de vez en cuando y varias veces le proponían cosas en Poringa, pero casi nunca concretaba porque no le interesaba. “Tampoco soy una trola, hay que ser selectiva” contó después agregando otra risita. Por mi parte le confesé casi con lujo de detalles mi primera noche con Noemí y mi aventura con Lucila para después darle su regalo a Nicolás. Cuando le dije que fue gracias a ellos que la conocí, no me lo pudo creer.
- ¡¿Mentira que tus vecinos con Luli y Nico de Poringa?!- Reaccionó sorprendida.- Son lo más ellos. Él está muy bueno, tiene un lomo increíble y al parecer una pija enorme.- Se quedó esperando mi confirmación y yo asentí con la cabeza.- Y ella es hermosa. Unas tetas bien grandes y firmes y un culo precioso. Además una cara de petera divina.- Agregó riéndose.- ¿Y no te propusieron de hacer un post con ellos?
- De hecho sí.- Le dije recordando la conversación con Lucila en el ascensor.- Pero por ahora no. La verdad es que me da un poco de cosa mostrarme.
- ¿Por qué? Si tenés un cuerpo hermoso.- Dijo Julieta y yo me ruboricé un poco.- Además nadie va a saber que sos vos, no hace falta que muestres la cara.
- Sí es verdad.- Le dije dándole la razón.- Pero no sé. No tengo ni idea como armar un post, además… No sé, me da cosa.
- ¡Vamos a sacarte algunas fotos!- Se le ocurrió a ella y se paró.
- ¿Qué? ¡No, no pará!- Le dije yo al ver que iba a la pieza y volvía con una cámara en mano.- No Julieta. ¡Ni loca!
- Dale Pau, dejate sacar un foto.- Me dijo y disparó una así de la nada.- Mirá lo linda que saliste me dijo después y me mostró la foto.
Entonces comenzó una disputa que nunca pensé que se me iba a dar. Julieta insistía en que yo me sacara fotos y por más de que yo me negaba una gran parte de mí en verdad lo quería. Me apuntaba con la cámara y por más de que estuviese vestida yo la corría y ella utilizaba como excusa eso para acercarse cada vez más a mí. Al final quedamos cuerpo a cuerpo y su cara bien frente a la mía, el beso fue inevitable. Bien apasionado, húmedo y con mucha lengua. “Con lo linda que sos” dijo entonces ella y su cara de ángel me cautivó y me dejó rendida frente a ella.
- Bueno está bien.- Le dije al final.- Pero en ropa interior.
- ¡Excelente!- Festejó ella con una sonrisa.- Mucho más sensual.
Obviamente tenía una ropa interior muy sexy ya que era fijo que esa noche la iba a mostrar. Un corpiño blanco calado que demostraba mucha sensualidad y una tanguita del mismo color bien finita con un moño en la parte de atrás. “Divina” dijo Julieta alejándose un poco y parándose frente al sillón. Me aconsejó que me sentara en una silla e hiciera una pose sensual. Al principio me costó, estaba muy inhibida, pero enseguida me fui soltando y los flashes empezaron a salir. Después de una foto venía y me mostraba para que yo cerciorara de que había quedado bien y sobre todo que no se veía la cara. Después de unas primeras 15 ó 20 fotos cuales la mayoría se borraron, tomé confianza en ella y dejé que me fuera diciendo como ponerme y que me fotografiara sin problemas.
La sesión se iba poniendo cada vez más hot. Comenzó con algunas fotos en la silla, bastante simples pero con un dejo de calentura y se fueron poniendo cada vez más ardientes. Se acercaba a mí y me pedía que me apriete las tetas para poder tomar una captura de ellas; me decía que me diera vuelta para poder fotografiar mi cola; me decía que me suelte el pelo y que me descontrole un poco. Llegó un momento en el que ya me sentía una modelo profesional y la soltura era casi absoluta.
- Sacate el corpiño ahora.- Me dijo casi 10 minutos después de puros flashes y poses.
Yo me lo saqué lentamente mientras ella seguía capturando los momentos y lo tiré a un costado. Sacó algunas fotos de mis pezones, así como de mis manos tocando mis tetas. “Que lindas que son” me decía mientras se movía por toda la habitación tratando de capturar desde distintos ángulos. Después me pidió que me sacara la tanguita y al igual que con el corpiño, la fui bajando lenta y sensualmente al mismo tiempo que Julieta disparaba fotos como loca.
Me comencé a soltar después de las 100 fotos aproximadamente. Me acosté en sillón y comencé a tocarme mientras que ella se acerca, enfocaba y apretaba el botón de la cámara. “Así hermosa, así” me decía y yo seguía tocándome y acariciándome, empezando a sentir como el calor subía por mi cuerpo. Me sentía una estrella porno, una actriz codiciada y que tenía que dar lo mejor de si misma. Mis manos se volvían cada vez más locas mientras que mi pelo se descontrolaba y mis piernas se abrían. Entonces metí uno de mis deditos en mi concha y así como estaba me empecé a masturbar.
Julieta siguió sacando fotos un buen rato más, pero unos minutos después de que yo empezara a autosatisfacerme ella decidió sumarse. Se sacó la ropa y se acostó sobre el sillón para empezar a tocarme y besarme de manera muy apasionada. Mis manos seguían ocupadas en mi cuerpo, pero mi boca ahora disfrutaba de sus besos y podía sentir el su calor. Ella se fue acomodando cada vez más cerca de mi entrepierna. Entonces me tomó por las muñecas y corrió mis manos del lugar de donde estaban. Le tocaba a ella entretenerse con mi cuerpo.
Comenzó a chuparme de una manera tan intensa que el placer aumentó de 1 a 10 en tan solo unos segundos. Pude sentir como su lengua abría mis labios al medio y se metía en mi conchita mojándola toda y humedeciéndome por completo. Sus manos se apoyaban en mis muslos y abrían aun más mis piernas mientras que su boca se concentraba en el medio. Sus labios me provocaban un placer increíble.
- ¡Mmm sí!- Gemía yo mientras me apretaba fuerte las tetas y me mordía los labios.
Julieta era una experta en eso. Movía su boca de una manera en la que me provocaba un placer asombroso, algo que nunca antes me había pasado siquiera con un hombre. Era excelente la forma en la que me hacía gozar, el tacto de su lengua con mi concha y el de sus manos con mis piernas era perfecto. La sesión de fotos había sido una previa excelente para lo que estaba a punto de ser una noche de sexo fantástico. No podía parar de disfrutar, gemía y gemía como loca mientras que ella se movía cada vez de manera más agitada. Su lengua subía y bajaba por mi cuerpo.
- ¡SÍ!- Grité al mismo momento que llegué al primer orgasmo de esa noche.
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