Hola,
como estan??
El relato de hoy es bastante largo y bastante descriptivo. Parte de la intención de publicarlo es para que sepan, los que no conocen, como es un boliche swinger, todo desde mi pequeña experiencia y mi punto de vista. No es un relato focalizado en lo sexual, mas bien se describen muchas sensaciones relacionadas con la experiencia de estar en un lugar asi. De todas formas si hay sexo y bastante.
Desde que Alejandro y yo somos swinger, nunca habíamos tenido la posibilidad de ir a un boliche swinger porque donde vivimos es una ciudad mediana en tamaño y no tiene ese tipo de lugares. Sabiamos que en cuanto fuéramos a Buenos Aires visitaríamos alguno de estos clubes. A veces pienso que muchas parejas dan sus primero pasitos en este mundo en esos lugares y que quizá hubiera estado bueno ir antes para embebernos un poco de las “perversiones sexuales” y que no sean tan de golpe como nos pasó a nosotros.
Esa dia a la mañana fuimos de compras. Conseguimos un hermosa camisa bordeaux para él y yo afortunadamente consegui un vestido que era justo lo que imaginaba. Era cortito, negro y de breteles finos, me ajustaba mucho en la cintura pero hacia las caderas se abría, era lo que necesitaba: sensual y cómodo. Con tacos, obviamente y maquillaje sutil a prueba de transpiracion.
Llegamos al boliche a eso de las 12:30. Esta ubicado en una zona muy céntrica de la ciudad de Buenos Aires. Apenas entramos nos preguntaron si era la primera vez que íbamos y al responder que si, una mujer nos explicó toda la dinámica del boliche previo a ponernos la pulserita que nos identificaba como pareja, ya que los hombres que van solos llevan otra pulsera de otro color. Estimo que si llegase a ir una mujer sola, le pondrían esa pulserita también.
“En la planta baja esta restaurante, en el primer piso esta el boliche, donde la gente baila, se conoce y donde se hacen los shows; allí todos están con ropa y no se la pueden sacar. En el segundo piso están los reservados, fíjense bien los carteles que indican las actividades que se realizan dentro de ellos. A los reservados no pueden entrar con bebidas. Para invitar a alguien o preguntar si quiere hacer intercambio hay que rozar alguna parte del cuerpo que no sea invasiva y esperar una respuesta. Lo mas importante es el respeto, -no es no-. Hay alcohol en gel y servilletas por todos lado. En el tercer piso esta la terraza por si quieren ir a fumar. Alguna duda? Que la pasen bien”
Yo tenia intriga y me daba nervios pensar en hacer algo ahí mismo. Igual quería que la noche fluyera por lo que traté de no tener una idea fija. Mi marido, en cambio, tenia muchos deseos de tener sexo, preferentemente con alguien que no sea yo.
Mientras el boliche se iba llenando un show de transformistas nos hacía pasar el rato. No perdíamos tiempo en ir fichando parejitas que nos gustasen. Mi marido se animó y con la excusa de que era la primera vez que íbamos entablaba conversación y trataba de percibir si tenían intenciones de algo mas. Como no hubo mucha onda con ninguna de las dos parejas, entendimos que no éramos de su agrado o que no tenían intenciones de intercambiar. De todas formas, en el ambiente se veía poca sociabilización entre parejas. Se reconocía fácilmente a cada pareja ensimismada y a los solos deambulando por el salón sin rumbo fijo. Esa situación fue inesperada para mi ya que había imaginado gente bailando de grupos e intercambiando risas, miradas y, porqué no, alguna mano.
Ya se tornaba aburrido. Mi marido y yo charlábamos mientras tomabamos unos tragos. Yo le clavaba la mirada sin disimulo a uno de los flacos con los que había hablado Alejandro, pero cuando notaba que lo miraba se sentía incomodo y corria la vista. Casi nadie bailaba lo que no invitaba a hacerlo tampoco.
Cuando terminó el show, no había mas excusas para seguir en ese lugar. Alejandro me propone ir a los reservados a ver que estaba pasando allí. Al entrar quedé absorta por lo que ví. Entramos a una habitación grande y oscura, muy calurosa, con sillones de cuerina por todos lados y muchísima gente teniendo sexo, muchos gemidos. En ese momento no me exité para nada. Me asusté y sentí ganas de irme. Alejandro estaba enloquecido, le encantaba todo lo que veía. Yo tenia mis reparos. En general, cuando se hace intercambio, ambas parejas están cerca una de la otra, sin embargo allí había muchas parejas cogiendo ellas solas, lo que daba lugar a interrogantes. No podía saber si la gente que tenia sexo era sexo casual, si era sexo con su pareja, si estaban intercambiando, no saber ese tipo de cosas me daba cierta intraquilidad. Alejandro al ver que yo estaba fría como una piedra con los ojos desorbitados, percibió que no tenia intenciones de participar y me pidió si podía ir con una pareja tras el llamado a participar que le habían hecho con la mano.
Le dije que podía ir, pero que yo por el momento no quería. Lo vi como se unió a una pareja medio veterana. La mujer le chupó un rato la pija pero como él notaba que yo seguía a un costado inflexible decidió volver conmigo.
El calor era asfixiante asi que sugerí subir a la terreza. Alli debatimos la situación. Yo le dije que tenia la mejor voluntad para que podamos hacer algo. Él sabe muy bien que me encanta el intercambio y que soy promotora de hacerlo, pero evidentenmente no me da todo lo mismo. Ese lugar no resultaba ser el más cómodo para mi. Propuse volver a intentarlo mientras en mi mente barajaba artilugios mentales para tratar de superar la situación orgiástica y antihigiénica que estaba bloqueando mis deseos mas carnales.
Nuevamente adentro del reservado, traté de no mirar el contexto abrasador y me concentré en alguien que me llamase la atención. Poco se veía, pero pude ver a un chico joven acostado boca arriba en una cama redonda que había en el centro. Encima de él, una chica rubia, bastante grande, con una cola mas grande aun pero bastante linda debido a su juventud, se movia de arriba abajo. Se los mostré a mi marido, le gustó y nos acercamos a ellos. Miré a los ojos al chico y le toqué el pecho con mis manos. Segundos después, la chica se separó de él y fui yo la que tomé su lugar. Definitivamente lo había logrado. Habia conseguido asbtraerme del resto y estaba disfrutando de un hombre diferente dentro de mi. Un momento después, él me saca de encima, yo me pongo en cuatro en esa misma cama redonda y el me empieza a coger por atrás (vaginal) Alejandro aparece medio desorientado y me dice que la chica no había querido coger con él. Me apené, y le empecé a chupar la pija para que no se quede solo. El sexo con el muchacho fue bueno, pero duró muy poco.. no creo que haya pasado de los cinco minutos.
Yo ya estaba encendida y quería continuar. En un rincón vemos a una de las parejas con la que habíamos hablado teniendo sexo entre si. Muy lindos los dos. Ella flaca, rubia, con una tetas grandes pero sin exagerar y muy lindas. Pero él, podría decir que era modelo. Alto, musculoso, elegantemente vestido, con un look de cabello y barba a la moda, mandíbula marcada; todo lo hacía ver muy viril. Yo le transmito a Alejandro el fuerte deseo que tengo de coger con él, y me insiste hasta conseguirlo que me acerque a él y lo acaricie. Tenia la camisa abierta; suavemente le toqué la espalda, él no se negó y luego le toqué el pecho y la cola. Hacia mucho tiempo que no tocaba un cuerpo tan trabajado; me la paso diciendo que mucho no me interesa pero en ese momento, al sentir la dureza de sus músculos en mis yemas, pensé que quizá había olvidado lo lindo que se siente tocar un cuerpo asi. Él estaba inmutable, no me trasmitía nada, asi que me alejé.
Alejandro me invita a coger conmigo justito al lado de ellos en el mismo sillón. Mientras ella saltaba encima de su pareja que estaba sentado, yo estaba parada, reclinada sobre el sillón y Alejandro me daba por atrás bastante duro... Las tetas de ella se movían para todos lados y me vi tentada a tocarlas. Lo hice y encendí la pólvora dentro de ella. Creo que se emocionó por demás. Comenzó a tocarme las tetas y a besarme, pero mucho. Yo estaba medio en shock. Habia querido propiciar una caricia a esos hermosos pechos que reclamaban atención y me encontré con una mujer que había encontrado a otra para saciar todos sus deseos lésbicos. A mi encantaba todo lo que ella tenia para darme, pero me estaba atosigando. Me daban ganas de decirle que yo no me sentía tan bisexual, que era la segunda mujer a la que tocaba y besaba en mi vida y que para colmo solo podía recordar a Verónica con cada gesto amoroso que ella me daba. Mi cabeza iba a explotar, porque tenia que sostener todo eso mientras el placer de una penetración intensa y hasta violenta se desarrollaba dentro de mi. Era demasiado. Me separé un poco de ella. Cada tanto tenia que cortarle los besos para poder disfrutar de todo lo que pasaba y para respirar también. A esa altura, chuparle las tetas era un descanso. Ellos cambian de posición, y es él ahora quien esta parado dandonle por atrás a su pareja. Ella está de espaldas a él y no lo puede ver. Sentí que esa situación me habilitaba a mirarlo descaradamente, por lo que le dediqué, clavando mis ojos en los de él, todos mis facciones de mujer que goza, esos que siempre son para mi marido. No soporté mas ese rostro tan perfecto y eventualmente cerca del mio, por lo que no me quedó opción que tomar su cabeza con mi brazo y comerle la boca con un corto beso que no duró mas de dos segundos. Fue una victoria para mi porque su timidez reinante me daban la seguridad de que él no tenía intenciones de nada más con nosotros, incluso no demostró haber disfrutado del despacho de amor lésbico que nos dimos con su mujer.
El sexo de ellos dos termina y para Alejandro y para mi ya no tiene sentido seguir cogiendo. No se porque pasó eso. Ni siquiera lo hablamos pero ambos estuvimos de acuerdo en abandonar el sexo. Creo que entendimos ambos que estábamos allí para algo mas. Disfrutar de la cercanía con esta pareja había sido hermoso, no asi, yo aun no me exitaba con la numerosa cantidad de parejas que tenían sexo a nuestro alrededor.
Fuera de los reservados Alejandro me comenta su congoja por no haber cogido con nadie. La noche avanzaba y temia irse sin penetrar a nadie más considerando que había sido él el que había ido con mas ganas de coger con otra. Finalmente se conforma con pedirme de acabar teniendo sexo conmigo. Yo accedí y para eso entramos a un reservado que decía “trios” en la puerta y que tenia muy poca gente adentro. Había una mujer con dos hombres cerca de ella y algún que otro hombre que observaba la situación. Alejandro y yo nos acomodamos por un lugar no muy lejos y comenzamos a tener sexo; tengo que reconocer que yo ya estaba un poco desganada y eso se me notaba. A los minutos Alejandro nota que entre los dos hombres que estaban cogiéndose a la mujer, ninguno podía entrarle, supongo que por cansancio de ambos. Me pregunta a mi si puede ir a participar y le digo que si. Él va y le pregunta a los hombres si puede cogerse a la minita que estaba en cuatro. Daba la sensación que alguno de los dos hombres era pareja de ella pero no se entendía bien. La escasa luz hizo que yo no pueda describir prácticamente nada. Si bien técnicamente le vi la cara, no puedo decir si era linda o fea,o si su cuerpo era sexy, no se veía nada. Uno de los hombres que la acompañaba hace el intento de tener sexo conmigo, pero yo no tenia ganas y pensé también que sería una buena oportunidad para hacer algo que hacía mucho tiempo quería hacer: estar echada mirando como mi marido se coje a otra y si disfruto de lo que veo, satisfacerme.
Me instalé en otro sillón, frente a ellos. Alejandro tenia demasiada energía y logró sacar un felino en celo de adentro de la mujer. Él le daba con mucha violencia, muy fuerte y muy rápido y ella gritaba como loca, se le arqueaba la espalda, yo percibí que ella no sabia como hacer para demostrar mas placer, la mina estaba sacada y yo me regocijé al descubrir que me exitaba muchísimo ver a mi marido entrándole, asi como escuchar los gemidos exagerados de ella.
Cada tanto entraba alguien al reservado a curiosear, miraban a ellos y me miraban a mi tocándome. Me ponía en el lugar del que entraba a mirar y la escena me parecía rara. A mi me daban ganas de levantar una pancarta y decirle a todos que el macho que estaba haciendo mierda a esa hembra era mi marido, sentía orgullo.
Mas tarde me contó mi marido que el hombre que parecía ser pareja de la mujer le metía mucho los dedos en el orto a ella, por lo que estaba bien preparado ese agujero, asi que finalmente terminó haciéndole la cola.
Eran cerca de las 5 de la mañana y nos fuimos los dos contentos. Yo sigo teniendo mis reservas acerca de ese boliche swinger. La pasé muy bien, pero la incertidumbre sobre la naturaleza de los actos sexuales no me gusta. Nunca me quedó claro si era un boliche de parejas swinger o si era un boliche con fácil acceso al sexo. El chico con el que yo tuve sexo me contó que la chica era una amiga nada mas y teniendo en cuenta que la entrada cuesta la mitad si vas en pareja, no es de extrañar que existan algunos arreglos entre amigos para pagar menos, pero una vez adentro cada uno hace la suya. Obviamente tengo que conocer mas lugares porque no deben ser todos iguales.
Espero que les haya gustado.
Besos!!!
como estan??
El relato de hoy es bastante largo y bastante descriptivo. Parte de la intención de publicarlo es para que sepan, los que no conocen, como es un boliche swinger, todo desde mi pequeña experiencia y mi punto de vista. No es un relato focalizado en lo sexual, mas bien se describen muchas sensaciones relacionadas con la experiencia de estar en un lugar asi. De todas formas si hay sexo y bastante.
Desde que Alejandro y yo somos swinger, nunca habíamos tenido la posibilidad de ir a un boliche swinger porque donde vivimos es una ciudad mediana en tamaño y no tiene ese tipo de lugares. Sabiamos que en cuanto fuéramos a Buenos Aires visitaríamos alguno de estos clubes. A veces pienso que muchas parejas dan sus primero pasitos en este mundo en esos lugares y que quizá hubiera estado bueno ir antes para embebernos un poco de las “perversiones sexuales” y que no sean tan de golpe como nos pasó a nosotros.
Esa dia a la mañana fuimos de compras. Conseguimos un hermosa camisa bordeaux para él y yo afortunadamente consegui un vestido que era justo lo que imaginaba. Era cortito, negro y de breteles finos, me ajustaba mucho en la cintura pero hacia las caderas se abría, era lo que necesitaba: sensual y cómodo. Con tacos, obviamente y maquillaje sutil a prueba de transpiracion.
Llegamos al boliche a eso de las 12:30. Esta ubicado en una zona muy céntrica de la ciudad de Buenos Aires. Apenas entramos nos preguntaron si era la primera vez que íbamos y al responder que si, una mujer nos explicó toda la dinámica del boliche previo a ponernos la pulserita que nos identificaba como pareja, ya que los hombres que van solos llevan otra pulsera de otro color. Estimo que si llegase a ir una mujer sola, le pondrían esa pulserita también.
“En la planta baja esta restaurante, en el primer piso esta el boliche, donde la gente baila, se conoce y donde se hacen los shows; allí todos están con ropa y no se la pueden sacar. En el segundo piso están los reservados, fíjense bien los carteles que indican las actividades que se realizan dentro de ellos. A los reservados no pueden entrar con bebidas. Para invitar a alguien o preguntar si quiere hacer intercambio hay que rozar alguna parte del cuerpo que no sea invasiva y esperar una respuesta. Lo mas importante es el respeto, -no es no-. Hay alcohol en gel y servilletas por todos lado. En el tercer piso esta la terraza por si quieren ir a fumar. Alguna duda? Que la pasen bien”
Yo tenia intriga y me daba nervios pensar en hacer algo ahí mismo. Igual quería que la noche fluyera por lo que traté de no tener una idea fija. Mi marido, en cambio, tenia muchos deseos de tener sexo, preferentemente con alguien que no sea yo.
Mientras el boliche se iba llenando un show de transformistas nos hacía pasar el rato. No perdíamos tiempo en ir fichando parejitas que nos gustasen. Mi marido se animó y con la excusa de que era la primera vez que íbamos entablaba conversación y trataba de percibir si tenían intenciones de algo mas. Como no hubo mucha onda con ninguna de las dos parejas, entendimos que no éramos de su agrado o que no tenían intenciones de intercambiar. De todas formas, en el ambiente se veía poca sociabilización entre parejas. Se reconocía fácilmente a cada pareja ensimismada y a los solos deambulando por el salón sin rumbo fijo. Esa situación fue inesperada para mi ya que había imaginado gente bailando de grupos e intercambiando risas, miradas y, porqué no, alguna mano.
Ya se tornaba aburrido. Mi marido y yo charlábamos mientras tomabamos unos tragos. Yo le clavaba la mirada sin disimulo a uno de los flacos con los que había hablado Alejandro, pero cuando notaba que lo miraba se sentía incomodo y corria la vista. Casi nadie bailaba lo que no invitaba a hacerlo tampoco.
Cuando terminó el show, no había mas excusas para seguir en ese lugar. Alejandro me propone ir a los reservados a ver que estaba pasando allí. Al entrar quedé absorta por lo que ví. Entramos a una habitación grande y oscura, muy calurosa, con sillones de cuerina por todos lados y muchísima gente teniendo sexo, muchos gemidos. En ese momento no me exité para nada. Me asusté y sentí ganas de irme. Alejandro estaba enloquecido, le encantaba todo lo que veía. Yo tenia mis reparos. En general, cuando se hace intercambio, ambas parejas están cerca una de la otra, sin embargo allí había muchas parejas cogiendo ellas solas, lo que daba lugar a interrogantes. No podía saber si la gente que tenia sexo era sexo casual, si era sexo con su pareja, si estaban intercambiando, no saber ese tipo de cosas me daba cierta intraquilidad. Alejandro al ver que yo estaba fría como una piedra con los ojos desorbitados, percibió que no tenia intenciones de participar y me pidió si podía ir con una pareja tras el llamado a participar que le habían hecho con la mano.
Le dije que podía ir, pero que yo por el momento no quería. Lo vi como se unió a una pareja medio veterana. La mujer le chupó un rato la pija pero como él notaba que yo seguía a un costado inflexible decidió volver conmigo.
El calor era asfixiante asi que sugerí subir a la terreza. Alli debatimos la situación. Yo le dije que tenia la mejor voluntad para que podamos hacer algo. Él sabe muy bien que me encanta el intercambio y que soy promotora de hacerlo, pero evidentenmente no me da todo lo mismo. Ese lugar no resultaba ser el más cómodo para mi. Propuse volver a intentarlo mientras en mi mente barajaba artilugios mentales para tratar de superar la situación orgiástica y antihigiénica que estaba bloqueando mis deseos mas carnales.
Nuevamente adentro del reservado, traté de no mirar el contexto abrasador y me concentré en alguien que me llamase la atención. Poco se veía, pero pude ver a un chico joven acostado boca arriba en una cama redonda que había en el centro. Encima de él, una chica rubia, bastante grande, con una cola mas grande aun pero bastante linda debido a su juventud, se movia de arriba abajo. Se los mostré a mi marido, le gustó y nos acercamos a ellos. Miré a los ojos al chico y le toqué el pecho con mis manos. Segundos después, la chica se separó de él y fui yo la que tomé su lugar. Definitivamente lo había logrado. Habia conseguido asbtraerme del resto y estaba disfrutando de un hombre diferente dentro de mi. Un momento después, él me saca de encima, yo me pongo en cuatro en esa misma cama redonda y el me empieza a coger por atrás (vaginal) Alejandro aparece medio desorientado y me dice que la chica no había querido coger con él. Me apené, y le empecé a chupar la pija para que no se quede solo. El sexo con el muchacho fue bueno, pero duró muy poco.. no creo que haya pasado de los cinco minutos.
Yo ya estaba encendida y quería continuar. En un rincón vemos a una de las parejas con la que habíamos hablado teniendo sexo entre si. Muy lindos los dos. Ella flaca, rubia, con una tetas grandes pero sin exagerar y muy lindas. Pero él, podría decir que era modelo. Alto, musculoso, elegantemente vestido, con un look de cabello y barba a la moda, mandíbula marcada; todo lo hacía ver muy viril. Yo le transmito a Alejandro el fuerte deseo que tengo de coger con él, y me insiste hasta conseguirlo que me acerque a él y lo acaricie. Tenia la camisa abierta; suavemente le toqué la espalda, él no se negó y luego le toqué el pecho y la cola. Hacia mucho tiempo que no tocaba un cuerpo tan trabajado; me la paso diciendo que mucho no me interesa pero en ese momento, al sentir la dureza de sus músculos en mis yemas, pensé que quizá había olvidado lo lindo que se siente tocar un cuerpo asi. Él estaba inmutable, no me trasmitía nada, asi que me alejé.
Alejandro me invita a coger conmigo justito al lado de ellos en el mismo sillón. Mientras ella saltaba encima de su pareja que estaba sentado, yo estaba parada, reclinada sobre el sillón y Alejandro me daba por atrás bastante duro... Las tetas de ella se movían para todos lados y me vi tentada a tocarlas. Lo hice y encendí la pólvora dentro de ella. Creo que se emocionó por demás. Comenzó a tocarme las tetas y a besarme, pero mucho. Yo estaba medio en shock. Habia querido propiciar una caricia a esos hermosos pechos que reclamaban atención y me encontré con una mujer que había encontrado a otra para saciar todos sus deseos lésbicos. A mi encantaba todo lo que ella tenia para darme, pero me estaba atosigando. Me daban ganas de decirle que yo no me sentía tan bisexual, que era la segunda mujer a la que tocaba y besaba en mi vida y que para colmo solo podía recordar a Verónica con cada gesto amoroso que ella me daba. Mi cabeza iba a explotar, porque tenia que sostener todo eso mientras el placer de una penetración intensa y hasta violenta se desarrollaba dentro de mi. Era demasiado. Me separé un poco de ella. Cada tanto tenia que cortarle los besos para poder disfrutar de todo lo que pasaba y para respirar también. A esa altura, chuparle las tetas era un descanso. Ellos cambian de posición, y es él ahora quien esta parado dandonle por atrás a su pareja. Ella está de espaldas a él y no lo puede ver. Sentí que esa situación me habilitaba a mirarlo descaradamente, por lo que le dediqué, clavando mis ojos en los de él, todos mis facciones de mujer que goza, esos que siempre son para mi marido. No soporté mas ese rostro tan perfecto y eventualmente cerca del mio, por lo que no me quedó opción que tomar su cabeza con mi brazo y comerle la boca con un corto beso que no duró mas de dos segundos. Fue una victoria para mi porque su timidez reinante me daban la seguridad de que él no tenía intenciones de nada más con nosotros, incluso no demostró haber disfrutado del despacho de amor lésbico que nos dimos con su mujer.
El sexo de ellos dos termina y para Alejandro y para mi ya no tiene sentido seguir cogiendo. No se porque pasó eso. Ni siquiera lo hablamos pero ambos estuvimos de acuerdo en abandonar el sexo. Creo que entendimos ambos que estábamos allí para algo mas. Disfrutar de la cercanía con esta pareja había sido hermoso, no asi, yo aun no me exitaba con la numerosa cantidad de parejas que tenían sexo a nuestro alrededor.
Fuera de los reservados Alejandro me comenta su congoja por no haber cogido con nadie. La noche avanzaba y temia irse sin penetrar a nadie más considerando que había sido él el que había ido con mas ganas de coger con otra. Finalmente se conforma con pedirme de acabar teniendo sexo conmigo. Yo accedí y para eso entramos a un reservado que decía “trios” en la puerta y que tenia muy poca gente adentro. Había una mujer con dos hombres cerca de ella y algún que otro hombre que observaba la situación. Alejandro y yo nos acomodamos por un lugar no muy lejos y comenzamos a tener sexo; tengo que reconocer que yo ya estaba un poco desganada y eso se me notaba. A los minutos Alejandro nota que entre los dos hombres que estaban cogiéndose a la mujer, ninguno podía entrarle, supongo que por cansancio de ambos. Me pregunta a mi si puede ir a participar y le digo que si. Él va y le pregunta a los hombres si puede cogerse a la minita que estaba en cuatro. Daba la sensación que alguno de los dos hombres era pareja de ella pero no se entendía bien. La escasa luz hizo que yo no pueda describir prácticamente nada. Si bien técnicamente le vi la cara, no puedo decir si era linda o fea,o si su cuerpo era sexy, no se veía nada. Uno de los hombres que la acompañaba hace el intento de tener sexo conmigo, pero yo no tenia ganas y pensé también que sería una buena oportunidad para hacer algo que hacía mucho tiempo quería hacer: estar echada mirando como mi marido se coje a otra y si disfruto de lo que veo, satisfacerme.
Me instalé en otro sillón, frente a ellos. Alejandro tenia demasiada energía y logró sacar un felino en celo de adentro de la mujer. Él le daba con mucha violencia, muy fuerte y muy rápido y ella gritaba como loca, se le arqueaba la espalda, yo percibí que ella no sabia como hacer para demostrar mas placer, la mina estaba sacada y yo me regocijé al descubrir que me exitaba muchísimo ver a mi marido entrándole, asi como escuchar los gemidos exagerados de ella.
Cada tanto entraba alguien al reservado a curiosear, miraban a ellos y me miraban a mi tocándome. Me ponía en el lugar del que entraba a mirar y la escena me parecía rara. A mi me daban ganas de levantar una pancarta y decirle a todos que el macho que estaba haciendo mierda a esa hembra era mi marido, sentía orgullo.
Mas tarde me contó mi marido que el hombre que parecía ser pareja de la mujer le metía mucho los dedos en el orto a ella, por lo que estaba bien preparado ese agujero, asi que finalmente terminó haciéndole la cola.
Eran cerca de las 5 de la mañana y nos fuimos los dos contentos. Yo sigo teniendo mis reservas acerca de ese boliche swinger. La pasé muy bien, pero la incertidumbre sobre la naturaleza de los actos sexuales no me gusta. Nunca me quedó claro si era un boliche de parejas swinger o si era un boliche con fácil acceso al sexo. El chico con el que yo tuve sexo me contó que la chica era una amiga nada mas y teniendo en cuenta que la entrada cuesta la mitad si vas en pareja, no es de extrañar que existan algunos arreglos entre amigos para pagar menos, pero una vez adentro cada uno hace la suya. Obviamente tengo que conocer mas lugares porque no deben ser todos iguales.
Espero que les haya gustado.
Besos!!!
24 comentarios - Más de lo esperado en el boliche swinger
La verdad que todavía no conocí ningún club de ese tipo,
Y yendo solo tendré las mismas oportunidades que yendo en pareja?
Gracias!
Podrias probar... a mi me dio la sensacion de que las parejas tenian mas posibilidad de tener sexo que los solos.