Cómo encontrar y estimular el punto G: el botón del placer de la mujer
Como todo lo referente a la sexualidad femenina, el punto G ha estado rodeado de un silencio mítico y de dudas sobre su existencia, hasta el punto de que muchas mujeres afirman no poseerlo. Pero el punto G no es ningún mito. Existe y, además, es la fuente de un orgasmo extraordinario. Te ayudamos a encontrarlo.
Qué es el punto G
El punto G es una de las zonas erógenas más sensibles del cuerpo femenino, que toma su nombre del ginecólogo alemán Gräfenberg. Este gran aliado del orgasmo femenino se sitúa dentro de la vagina y es tremendamente sensible, por lo que su estimulación supone intensos momentos de placer.
Su tamaño varía entre los 2 y los 5 centímetros, dependiendo de cada mujer, y su sensibilidad también varía, pero en cualquier caso será el punto central del orgasmo femenino. Únicamente hay que encontrarlo.
El orgasmo conseguido a través del punto G es mucho más largo y más intenso que el clitoridiano y se convierte en una sensación única si consigues los dos orgasmos al mismo tiempo
Cómo encontrar el punto G
El punto G se sitúa en la parte superior de la vagina, a unos 5 centímetros de la entrada. Se trata de un tejido esponjoso con unas terminaciones nerviosas extremadamente sensibles que son las que proporcionan la sensación de placer inmenso.
Al encontrarse en un sitio tan concreto, encontrarlo supone un problema para muchas mujeres y un problema mucho mayor para los hombres. Pero el gran misterio del orgasmo femenino se descubre aquí, en el punto G. Así que tómate tu tiempo, no desesperes y céntrate en buscarlo.
Será mejor que primero lo encuentres tú misma y, una vez tengas el control de tus orgasmos, le comuniques a tu pareja la ubicación del ansiado hallazgo. Para ello introduce dos dedos en tu vagina y dirígelos hacia el centro superior de la pared vaginal.
Explora esa zona buscando un lugar donde el tacto sea distinto. Si pasado un tiempo no encuentras nada, estimula tu clítoris o cualquier otra de tus zonas erógenas, ya que cuanto más excitada estés, el punto G se irá hinchando y así podrás encontrarlo más fácilmente.
Puede que no lo encuentres a la primera, por eso es importante que sigas intentándolo. Cuando tengas una sensación repentina de orinar, sabrás que lo has encontrado. No te asustes y, sobre todo, no te pares, porque las ganas de hacer pis desaparecerán enseguida. Sigue estimulando tu punto G y empezarás a notar unas oleadas de calor cada vez más intensas que te harán llegar al orgasmo más increíble.
Comparte el descubrimiento del punto G con tu pareja
Una vez que hayas localizado el punto G, no le pierdas la pista. Investiga el ritmo y la presión más adecuada para lograr un mayor placer. Ligeros toques intermitentes provocan más excitación que una presión continuada. Cuando tengas la clave de tu propio placer, es el momento de compartirlo con tu pareja, que se sentirá agradecida de que le guíes por el camino correcto hacia la consecución de tu clímax.
Busca también con él cuáles son las posturas propicias para estimular tu punto G en vuestras relaciones sexuales. No es preciso ser contorsionista; el clásico misionero, pero con tus piernas elevadas, es una postura perfecta para que su pene alcance tu punto G. Podéis ir probando cuál es la posición que mejor se adapta a vosotros, lo fundamental es disfrutar, porque ahora ya sabéis cuál es el secreto para alcanzar ambos el máximo placer.
Como todo lo referente a la sexualidad femenina, el punto G ha estado rodeado de un silencio mítico y de dudas sobre su existencia, hasta el punto de que muchas mujeres afirman no poseerlo. Pero el punto G no es ningún mito. Existe y, además, es la fuente de un orgasmo extraordinario. Te ayudamos a encontrarlo.
Qué es el punto G
El punto G es una de las zonas erógenas más sensibles del cuerpo femenino, que toma su nombre del ginecólogo alemán Gräfenberg. Este gran aliado del orgasmo femenino se sitúa dentro de la vagina y es tremendamente sensible, por lo que su estimulación supone intensos momentos de placer.
Su tamaño varía entre los 2 y los 5 centímetros, dependiendo de cada mujer, y su sensibilidad también varía, pero en cualquier caso será el punto central del orgasmo femenino. Únicamente hay que encontrarlo.
El orgasmo conseguido a través del punto G es mucho más largo y más intenso que el clitoridiano y se convierte en una sensación única si consigues los dos orgasmos al mismo tiempo
Cómo encontrar el punto G
El punto G se sitúa en la parte superior de la vagina, a unos 5 centímetros de la entrada. Se trata de un tejido esponjoso con unas terminaciones nerviosas extremadamente sensibles que son las que proporcionan la sensación de placer inmenso.
Al encontrarse en un sitio tan concreto, encontrarlo supone un problema para muchas mujeres y un problema mucho mayor para los hombres. Pero el gran misterio del orgasmo femenino se descubre aquí, en el punto G. Así que tómate tu tiempo, no desesperes y céntrate en buscarlo.
Será mejor que primero lo encuentres tú misma y, una vez tengas el control de tus orgasmos, le comuniques a tu pareja la ubicación del ansiado hallazgo. Para ello introduce dos dedos en tu vagina y dirígelos hacia el centro superior de la pared vaginal.
Explora esa zona buscando un lugar donde el tacto sea distinto. Si pasado un tiempo no encuentras nada, estimula tu clítoris o cualquier otra de tus zonas erógenas, ya que cuanto más excitada estés, el punto G se irá hinchando y así podrás encontrarlo más fácilmente.
Puede que no lo encuentres a la primera, por eso es importante que sigas intentándolo. Cuando tengas una sensación repentina de orinar, sabrás que lo has encontrado. No te asustes y, sobre todo, no te pares, porque las ganas de hacer pis desaparecerán enseguida. Sigue estimulando tu punto G y empezarás a notar unas oleadas de calor cada vez más intensas que te harán llegar al orgasmo más increíble.
Comparte el descubrimiento del punto G con tu pareja
Una vez que hayas localizado el punto G, no le pierdas la pista. Investiga el ritmo y la presión más adecuada para lograr un mayor placer. Ligeros toques intermitentes provocan más excitación que una presión continuada. Cuando tengas la clave de tu propio placer, es el momento de compartirlo con tu pareja, que se sentirá agradecida de que le guíes por el camino correcto hacia la consecución de tu clímax.
Busca también con él cuáles son las posturas propicias para estimular tu punto G en vuestras relaciones sexuales. No es preciso ser contorsionista; el clásico misionero, pero con tus piernas elevadas, es una postura perfecta para que su pene alcance tu punto G. Podéis ir probando cuál es la posición que mejor se adapta a vosotros, lo fundamental es disfrutar, porque ahora ya sabéis cuál es el secreto para alcanzar ambos el máximo placer.
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