La fiesta en el country 1: el encuentro
Martín estaba medio aburrido. Había ido con unos amigos a una fiesta en zona norte, a una casa en un country pero la verdad, estaba todo medio muerto. Si, había música. Pero la playlist era esencialmente Marama + Rombai + Maluma, lo cual está bueno por un rato, pero luego te perfora la cabeza.
Ellos habían llevado una heladerita con cervezas, que consumieron en la primera hora. Ahora solo quedaba un tonel ya aguado con latas de Quilmes a las que el calor no ayudaba a hacerse pasar por cervezas reales. Estaba lleno, pero principalmente de gente del country y no hablaban mucho con ellos; las chicas bailaban un poco, en grupos de amigas, pero hasta el calor las hizo sentarse al lado de la pileta. Hacía mucho calor, no había bebida y Martín ya estaba cansado.
Tipo tres de la mañana, aburrido, se decidió a recorrer la casa. En un espejo se vio: de estatura media (1.80), físico trabajado, pelo rubio oscurón, ojos grandes y azules. Estaba vestido con una camisa y un pantalón de vestir; no daba para nada más complejo y la verdad, estaba demasiado elegante para el ambiente. Mientras pensaba eso, la espió por el espejo, sentándose en un sillón.
Ella era delgada, de esa piel oscura y rasgos finos que la gente de medio oriente tiene a veces, como herencia de sus abuelos griegos. Se llamaba Sofía ("decíme So o Sofía, nunca Sofi" ) le dijo cuándo empezaron a hablar, sentados en un sillón. Vivía en el country y había venido con las amigas que seguían bailando. Pero hacía demasiado calor, le dijo y no había nada para tomar.
Martín la miraba; le parecía una mina sexy, más que despampanante. Al rato, se acercó más y lentamente la beso. Ella respondió con ganas, claramente le había gustado y se quedaron chapando un rato. De a poco, ella se fue recostando y él quedó arriba. Se quedaron un rato tocándose, disfrutando, pero luego él se corrió hacia atrás y le dijo "uff... ¡qué calor que hace!"
Sofía sonrió (un poco acalorada, también) y le dijo "en casa tengo más cerveza, si querés..y no hacés ruido". Así que de la mano los dos salieron de la fiesta.
Martín no se fijó mucho dónde iba, solamente eran un par de casas de distancia. Solo podía mirar a Sofía que iba caminando adelante de él, fijándose en su cola y pensando lo que le iba a hacer. Cuando llegaron, entraron con cuidado a una casa típica de country. Sofía le dijo, susurrando en la oreja "mis papás están en el piso de arriba durmiendo...pero si no hacés ruido, vamos a mi cuarto" y su lengua lamió brevemente la oreja de Martín, lo que lo hizo estremecerse de placer. Sacaron dos cervezas de la heladera y con cuidado, a oscuras, fueron a un cuarto.
Martín casi no vio más que el cuarto típico de una chica de esa edad: cama, un sillón, mucha ropa semitirada afuera del placard, dado que Sofía lo empujó a sentarse sobre el sillón y se le sentó encima. Tomaron ambos un trago y se empezaron a besar de nuevo. Ahora, más relajados, las manos de Martín recorrieron su espalda y ella lo abrazó, mientras sus lenguas se tocaban.
Las manos de Martín se impacientaban; una la agarró de la cola y la otra le empezó a subir la remera; al sentir eso, ella lo ayudó y se la quitó, junto con el corpiño. Sus pechos pequeños y firmes quedaron al aire..."que delicia" pensó Martín y empezó a mordisquearlos, mientras la toqueteaba por encima del jean. Lentamente, se lo desabrochó, sin mirar (tardó un poco con los botones) mientras ella reía y le mordía su labio. Sofía se sacó los zapatitos con sus pies y se paró, dándole la espalda mientras hacía un strip tease, subiendo y bajando el jean por su cola pequeña y dura. Martín la miraba, tomando un trago.
Sofía lo miró por sobre el hombro, sonrió y terminó de bajarse el jean, quedando en la bombachita de encaje negro. Volvió caminando como una modelo en la pasarela a dónde estaba y se lanzó sobre él a besarlo. Las manos de Martín ahora acariciaban su espalda (delgada) y su cola (pequeña y muy, muy firme). Ella dejo de besarlo y le mordió la oreja, diciéndole "acordáte, no hagas ruido".
En vez de volver a su boca, ella empezó a besar su pecho y bajar lentamente por la camisa. Era obvio a dónde iba y Martín estaba impaciente, pero ella jugó con él; mordió su pecho, jugo con la lengua sobre sus pezones, fue bajando tan lenta y sensualmente que Martín ardía de ganas. Al llegar a su cinturón lo miró pícara y le dijo "ah, estás ya atento para mí" y lentamente se lo abrió, desabrochándole el pantalón y tomando su pija en la mano.
Sofía empezó primero a recorrer su pija mirándolo, mientras la lengüeteaba como un helado. Luego, al ver que ya estaba en punto caramelo, se lo metió en la boca.
Martín, pese a sí mismo, exhaló un suspiro. Sofía no solo la chupaba: tenía un posgrado en fumarse vergas. No solo hacía una buena garganta profunda, sino que todo el tiempo variaba la presión que hacía al chupar y cada tanto, su lengua subía y jugaba con su glande. Empezaba lento y profundo y al poco tiempo aceleraba su ritmo, arrodillada entre sus piernas. Pero cada tanto salía y de nuevo empezaba a lamerlo, mientras lo miraba.
Martín sabía que no iba a aguantar mucho; Sofía misma se dio cuenta, por como su pija pulsaba y le dijo "¿querés acabarme en mi cara y en mis tetas?" a lo que Martín, poniendo los ojos casi en blanco, asintió. Sofía sacó la lengua y con la boca abierta, solo tuvo que pajearlo un par de sacudidas para que él se disparara. Una gota gorda y densa cayó sobre sus pómulos, antes que ella apuntara hacia su pecho. Un par más de chorros la mancharon, hasta que ella se lanzó a chuparle y sacarle lo que quedaba. Martín se sintió acabar un poco más en la boca de ella y luego sintió esa sensación de sensibilidad que aparece cuándo alguien chupa la pija luego de haberse venido.
Sofía seguía siendo una maestra total; en cuánto vio su cara, se sacó la pija de la boca y con mucha deliberación, agarró la leche que le quedaba en la cara y en el pecho con sus dedos y se los metió en la boca, chupándoselos todos. Sonriéndole, le dijo "ahora te toca a vos" y poniendo las manos sobre los hombros de él, lo hizo bajarse un poco en el sillón, estando casi recostado. Entonces, parándose y lentamente sacándose la bombacha, se paró sobre el sillón y lentamente bajó hasta sentarse sobre la cara de Martín.
Martín empezó a chuparle con una lamida lenta, que la hizo estremecer y decir en un susurro "mmm...que rico". Sosteniéndola con una mano en la espalda, empezó a chuparla lentamente, jugando con los labios de su concha mientras la sentía mojarse. Fue subiendo, siguiendo sus labios hasta que encontró su clítoris; primero no estaba muy hinchado, pero mientras lo lamía, empezó a crecer.
Ella se arqueó para atrás, gimiendo suavemente; la otra mano de Martín buscó su conchita ya mojada y entró en ella, lo que hizo que pegara un respingo ("¡Ay!...que bruto que sós...me encanta" le dijo). Ella empezó a cabalgarle la cara, mientras él la lamía; recorría su con lengua la concha de Sofía, volviendo cada tanto a su clítoris. Mientras tanto sus dedos la estimulaban desde adentro, hasta que Martín sintió que sus piernas empezaban a temblar y volcándose hacia adelante, lo abrazó mientras acababa.
"Que hijodeputa, casi me hacés gritar" dijo ella besándolo. Martín sintió que, con la mano derecha, ella buscaba su pija, que estaba de vuelta a mil y le dijo "ah, bueno, estás a full...¿qué hacemos con esto?" con una sonrisa y él la agarró firmemente, levantándola para continuar la noche...
continuará
Martín estaba medio aburrido. Había ido con unos amigos a una fiesta en zona norte, a una casa en un country pero la verdad, estaba todo medio muerto. Si, había música. Pero la playlist era esencialmente Marama + Rombai + Maluma, lo cual está bueno por un rato, pero luego te perfora la cabeza.
Ellos habían llevado una heladerita con cervezas, que consumieron en la primera hora. Ahora solo quedaba un tonel ya aguado con latas de Quilmes a las que el calor no ayudaba a hacerse pasar por cervezas reales. Estaba lleno, pero principalmente de gente del country y no hablaban mucho con ellos; las chicas bailaban un poco, en grupos de amigas, pero hasta el calor las hizo sentarse al lado de la pileta. Hacía mucho calor, no había bebida y Martín ya estaba cansado.
Tipo tres de la mañana, aburrido, se decidió a recorrer la casa. En un espejo se vio: de estatura media (1.80), físico trabajado, pelo rubio oscurón, ojos grandes y azules. Estaba vestido con una camisa y un pantalón de vestir; no daba para nada más complejo y la verdad, estaba demasiado elegante para el ambiente. Mientras pensaba eso, la espió por el espejo, sentándose en un sillón.
Ella era delgada, de esa piel oscura y rasgos finos que la gente de medio oriente tiene a veces, como herencia de sus abuelos griegos. Se llamaba Sofía ("decíme So o Sofía, nunca Sofi" ) le dijo cuándo empezaron a hablar, sentados en un sillón. Vivía en el country y había venido con las amigas que seguían bailando. Pero hacía demasiado calor, le dijo y no había nada para tomar.
Martín la miraba; le parecía una mina sexy, más que despampanante. Al rato, se acercó más y lentamente la beso. Ella respondió con ganas, claramente le había gustado y se quedaron chapando un rato. De a poco, ella se fue recostando y él quedó arriba. Se quedaron un rato tocándose, disfrutando, pero luego él se corrió hacia atrás y le dijo "uff... ¡qué calor que hace!"
Sofía sonrió (un poco acalorada, también) y le dijo "en casa tengo más cerveza, si querés..y no hacés ruido". Así que de la mano los dos salieron de la fiesta.
Martín no se fijó mucho dónde iba, solamente eran un par de casas de distancia. Solo podía mirar a Sofía que iba caminando adelante de él, fijándose en su cola y pensando lo que le iba a hacer. Cuando llegaron, entraron con cuidado a una casa típica de country. Sofía le dijo, susurrando en la oreja "mis papás están en el piso de arriba durmiendo...pero si no hacés ruido, vamos a mi cuarto" y su lengua lamió brevemente la oreja de Martín, lo que lo hizo estremecerse de placer. Sacaron dos cervezas de la heladera y con cuidado, a oscuras, fueron a un cuarto.
Martín casi no vio más que el cuarto típico de una chica de esa edad: cama, un sillón, mucha ropa semitirada afuera del placard, dado que Sofía lo empujó a sentarse sobre el sillón y se le sentó encima. Tomaron ambos un trago y se empezaron a besar de nuevo. Ahora, más relajados, las manos de Martín recorrieron su espalda y ella lo abrazó, mientras sus lenguas se tocaban.
Las manos de Martín se impacientaban; una la agarró de la cola y la otra le empezó a subir la remera; al sentir eso, ella lo ayudó y se la quitó, junto con el corpiño. Sus pechos pequeños y firmes quedaron al aire..."que delicia" pensó Martín y empezó a mordisquearlos, mientras la toqueteaba por encima del jean. Lentamente, se lo desabrochó, sin mirar (tardó un poco con los botones) mientras ella reía y le mordía su labio. Sofía se sacó los zapatitos con sus pies y se paró, dándole la espalda mientras hacía un strip tease, subiendo y bajando el jean por su cola pequeña y dura. Martín la miraba, tomando un trago.
Sofía lo miró por sobre el hombro, sonrió y terminó de bajarse el jean, quedando en la bombachita de encaje negro. Volvió caminando como una modelo en la pasarela a dónde estaba y se lanzó sobre él a besarlo. Las manos de Martín ahora acariciaban su espalda (delgada) y su cola (pequeña y muy, muy firme). Ella dejo de besarlo y le mordió la oreja, diciéndole "acordáte, no hagas ruido".
En vez de volver a su boca, ella empezó a besar su pecho y bajar lentamente por la camisa. Era obvio a dónde iba y Martín estaba impaciente, pero ella jugó con él; mordió su pecho, jugo con la lengua sobre sus pezones, fue bajando tan lenta y sensualmente que Martín ardía de ganas. Al llegar a su cinturón lo miró pícara y le dijo "ah, estás ya atento para mí" y lentamente se lo abrió, desabrochándole el pantalón y tomando su pija en la mano.
Sofía empezó primero a recorrer su pija mirándolo, mientras la lengüeteaba como un helado. Luego, al ver que ya estaba en punto caramelo, se lo metió en la boca.
Martín, pese a sí mismo, exhaló un suspiro. Sofía no solo la chupaba: tenía un posgrado en fumarse vergas. No solo hacía una buena garganta profunda, sino que todo el tiempo variaba la presión que hacía al chupar y cada tanto, su lengua subía y jugaba con su glande. Empezaba lento y profundo y al poco tiempo aceleraba su ritmo, arrodillada entre sus piernas. Pero cada tanto salía y de nuevo empezaba a lamerlo, mientras lo miraba.
Martín sabía que no iba a aguantar mucho; Sofía misma se dio cuenta, por como su pija pulsaba y le dijo "¿querés acabarme en mi cara y en mis tetas?" a lo que Martín, poniendo los ojos casi en blanco, asintió. Sofía sacó la lengua y con la boca abierta, solo tuvo que pajearlo un par de sacudidas para que él se disparara. Una gota gorda y densa cayó sobre sus pómulos, antes que ella apuntara hacia su pecho. Un par más de chorros la mancharon, hasta que ella se lanzó a chuparle y sacarle lo que quedaba. Martín se sintió acabar un poco más en la boca de ella y luego sintió esa sensación de sensibilidad que aparece cuándo alguien chupa la pija luego de haberse venido.
Sofía seguía siendo una maestra total; en cuánto vio su cara, se sacó la pija de la boca y con mucha deliberación, agarró la leche que le quedaba en la cara y en el pecho con sus dedos y se los metió en la boca, chupándoselos todos. Sonriéndole, le dijo "ahora te toca a vos" y poniendo las manos sobre los hombros de él, lo hizo bajarse un poco en el sillón, estando casi recostado. Entonces, parándose y lentamente sacándose la bombacha, se paró sobre el sillón y lentamente bajó hasta sentarse sobre la cara de Martín.
Martín empezó a chuparle con una lamida lenta, que la hizo estremecer y decir en un susurro "mmm...que rico". Sosteniéndola con una mano en la espalda, empezó a chuparla lentamente, jugando con los labios de su concha mientras la sentía mojarse. Fue subiendo, siguiendo sus labios hasta que encontró su clítoris; primero no estaba muy hinchado, pero mientras lo lamía, empezó a crecer.
Ella se arqueó para atrás, gimiendo suavemente; la otra mano de Martín buscó su conchita ya mojada y entró en ella, lo que hizo que pegara un respingo ("¡Ay!...que bruto que sós...me encanta" le dijo). Ella empezó a cabalgarle la cara, mientras él la lamía; recorría su con lengua la concha de Sofía, volviendo cada tanto a su clítoris. Mientras tanto sus dedos la estimulaban desde adentro, hasta que Martín sintió que sus piernas empezaban a temblar y volcándose hacia adelante, lo abrazó mientras acababa.
"Que hijodeputa, casi me hacés gritar" dijo ella besándolo. Martín sintió que, con la mano derecha, ella buscaba su pija, que estaba de vuelta a mil y le dijo "ah, bueno, estás a full...¿qué hacemos con esto?" con una sonrisa y él la agarró firmemente, levantándola para continuar la noche...
continuará
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