Es viernes a la noche y estoy lista para irme a la cama para
una solitaria sesión de sexo conmigo misma. ¿Qué otra cosa puedo hacer? mi marido no estaba , y estaba muy caliente , mis hijos habían salido , asi que estaba sola y caliente
Me meto en la cama y espero que mi respiración se normalice.
Aún no me he tocado pero ya estoy excitada porque sé que voy a disfrutarlo, voy
a tener un orgasmo que me debo hace mucho tiempo. En la mesa de noche me espera
mi consolador.
Empiezo a acariciar mis pechos. Están suaves, y mis manos
cálidas los recorren centímetro a centímetro, sin prisa, demorándose en llegar a
los pezones que ya están erectos. Humedezco mis dedos entre mis labios, toco mis
pezones, tengo un estremecimiento y dejo salir un suspiro. Disfruto mucho de
tocarme los senos grandes y voluptuosos, me calienta particularmente. Allá
abajo, entre mis piernas, siento que los labios de mi vagina se están hinchando
y mojando.
Una de mis manos baja lentamente por mi vientre, la otra
sigue sobre mis pechos. Acaricio mis muslos, por fuera y luego la parte interna.
Mi respiración se acelera. Lentamente mis dedos se acercan a los labios de mi
vagina, están muy hinchados y mojados. Recorro los pelitos que los rodean, tiro
de ellos y exhalo el aire en un gemido mezcla de dolor, mezcla de placer. Abro
un poco más las piernas.
La punta de mis dedos recorre mis labios y rozan el clítoris.
Me muerdo los labios, mi excitación va en aumento. Trato de resistir todo lo
posible pero no puedo más, así que me hundo un dedo en mi concha, luego dos, en
seguida tres. Con el pulgar me froto el clítoris.
Estoy empapada. Meto y saco con fuerza mis dedos, simulando
una penetración. Mientras pellizco mis pezones acelero los movimientos de mi
mano. Nada deseo más en este momento que ser clavada por un hombre. Levanto las
caderas, mis gemidos son gritos ya, el orgasmo se aproxima. Retiro mi mano sólo
un instante, para probar mis jugos, y me penetro otra vez.
Entonces me volteo violentamente, quedo boca abajo sobre la
palma de mi mano y me puedo frotar mejor. Me muevo como si estuviera cabalgando
sobre mi pareja, mis pezones se rozan contra la cama, de a ratos empino el
trasero como si esperara una penetración desde atrás.
Con la otra mano tomo el consolador y me lo entierro en la
vagina, con furia. Así quiero sentirla en este momento. Es un buen aparato,
grueso, idéntico a un pene de verdad, con ancha cabeza y las venas marcadas.
Sostengo un ritmo rápido, de embestidas fuertes, hundiéndomelo una y otra vez.
Hay un sonido como de chapoteo, mi entrepierna es un lago.
Sigo así, así, así, cada vez más fuerte, más rápido, gimiendo
más... ya llega, ya llega, todo mi cuerpo se convulsiona, voy a liberar mi
primer orgasmo en. LLuego tocan a la puerta de mi casa
Pregunto quien es , la verdad es que era tarde y no esperaba a nadie
-Soy yo tía,tu sobrino. Disculpame que te moleste,
¿estás durmiendo?
era hijo de mi hermana. Le abro la puerta y me dice
-Perdoname tía, ¿estás ocupada?
-No, no, para nada, pasa, ¿qué sucede? –digo tratando de
alisarme los cabellos y cerrando mi bata.
-Nada... pasa que... ¡estoy borracho!
mi sobrino se ríe y se le ilumina la cara. Es un chico hermoso,
mi sobrino más querido, guapo como pocos y capaz de comprarme sólo con sonreír
como lo hace ahora. Salgo de mi embobamiento y reparo en lo que acaba de
decirme.
-¿Borracho?
-Sí. Perdoname, no le digas nada a mis padres. Estuve con
unos amigos bebiendo aquí cerca, y ahora no tengo ni para el taxi de regreso a
casa. ¿Me prestarías algo de dinero?
-Claro que sí, pero será mejor que primero te tomes un café o
llegarás a tu casa en estado lamentable y mi hermana no te lo perdonará.
Y aquí estamos los dos, sentados a la mesa, él tomando su
café y yo cerrando mi bata que se empeña en abrirse. Pero a la tercera vez que
lo descubro espiando mis pechos a través del escote ya no intento cubrirme más.
Una idea perversa empieza a nacer en mi cabeza.
-¿Y qué tal ha sido tu noche, además de la borrachera?
-Nada especial.
-Vamos... no me digas que no has estado con ninguna chica...
Hace un gesto de fastidio.
-Las chicas coquetean mucho, prometen todo y al final te
dejan sin nada.
-¿De verdad?
-De verdad. Me ha sucedido esta noche sin ir más lejos.
Estuve a punto de irme a la cama con una pero al final... bueno, no sé si deba
hablar en estos términos...
De modo que mi sobrino también acaba de sufrir una
frustración. Puedo imaginarlo, hace apenas un instante estaba con una amiga,
manoseándose, excitándose, con su pene endurecido bajo el jean ajustado y de
pronto se ha quedado sin nada.
-No sabía que las chicas se comportaban así.
-Ni te imaginas lo que pueden llegar a hacer. Creo que para
tener menos problemas empezaré a dedicarme a mujeres mayores. Me decía mi sobrino
después de decir esa frase, como tomando
conciencia que me la ha dicho a mí, una mujer mayor. Se produce un silencio
incómodo. Decididamente está viendo mis pechos ahora. La idea perversa se afirma
con más fuerza en mi mente. Mi concha aún está abierta y jugosa, despide un
aroma fuerte, y mi cuerpo sigue reclamándome sexo
-Sabes sobrino creo que aún con el café la borrachera no se
te pasa. Quizá sería mejor que por esta noche te quedes a dormir aquí o tendrás
una tremenda discusión con tu madre. Yo la conozco, por algo es mi hermana.
Mi sobrino me regala otra de sus sonrisas, y su mirada se vuelve
a posar en mi escote. La bata sigue entreabierta. Se me debe ver media teta por
lo menos, quizá el pezón también si me inclino un poco más hacia adelante.
-¿Y dónde voy a dormir? ¿Hay un sillón o algo?
-Nada de eso -sonrío yo y trato de parecer natural aunque me
cuesta. Mi plan sigue en marcha- Podemos dormir los dos en mi cama, es lo
suficientemente ancha. ¿O vas a moverte y patearme?
Otra vez sonreímos. Me inclino hacia delante, acaricio
maternalmente sus cabellos. Ahora sí, sin dudas, se me ven las tetas por
completo. Siento los pezones duros, erectos. ¿En qué terreno me estoy metiendo?
Vamos hasta el dormitorio, y cuando llegamos veo el
consolador sobre la cama. Lo recojo con un gesto rápido, sin comentarios. Es
seguro que lo vio, pero no dice nada. Dejo que mi sobrino elija el lado que
prefiera y me encierro en el baño. Me miro ante el espejo. Mi rostro está
encendido. ¿Qué locura estoy por hacer? Elijo un camisón de dormir de seda color
natural, tan corto que apenas cubre mi trasero, de tirantes finos y profundo
escote. Los pezones se me marcan de inmediato en la seda, mi excitación es
inocultable. Decido ser más osada aún, y no me pongo tanga. Que pase lo que
tenga que pasar, me digo, salgo del baño y voy hacia la cama.
La borrachera de de mi sobrino es real, ya está dormido, ocupando
casi todo el espacio. Se ha dejado sólo el boxer y me detengo a observar el
bulto que hace su pene en reposo. Se le marcan perfectamente los testículos, el
tronco y el glande. Con gran esfuerzo resisto el deseo de tocarlo.
Me acuesto a su lado, en un rinconcito de la cama, boca
arriba. Mi piel se toca con la de él. Es mi sobrino, pero es un hombre,. Miro su
perfil en la sombra, y otra vez el bulto que asoma en su entrepierna. Estoy
loca, me digo. Es un chico joven, apuesto, a pesar de sus palabras jamás
pensaría en tener algo con una mujer mayor y menos si esa mujer es su tía. ¿En
qué estaba pensando cuando lo invité a quedarse a dormir? Mejor olvidarlo todo.
Me duermo con un sueño intranquilo y despierto al rato. Estoy
volteada sobre mi lado derecho y Ernesto imita mi posición, pegado a mí como una
cuchara a otra. Algo ha cambiado además de nuestra ubicación: uno de sus brazos
pasa sobre mi cuerpo, con la mano peligrosamente cerca de mis pechos, y además
siento que tiene una erección descomunal. Está dormido, pero ya saben que a los
hombres les suele suceder eso. Quizá tiene un sueño erótico.
De la erección no tengo dudas, otra explicación no hay para
esa dureza que siento firmemente apoyada contra mi trasero. Descubro además que
mi corto camisón se me ha subido un poco, de modo que está directamente
sobre mi piel.
Toda la excitación vuelve a apoderarse de mí. Me muevo
lentamente, como si fuera en sueños, me froto el trasero contra el tronco de
carne dura que mi sobrino guarda bajo su boxer. Mis pechos se endurecen, mis
pezones van a estallar. El cuerpo pide que le rinda cuentas.
Ya no me importa que sea una locura. Giro en la cama, quedo
frente a mi sobrino, enriedo mis piernas con las suyas y mi concha mojada queda
pegada contra su muslo. Me abro el escote, mis tetas libres al fin rozan contra
su pecho velludo, mirando su bello rostro dormido muevo las caderas frotandome
cada vez con más intensidad.
Siento oleadas de calor, como si tuviera fiebre en todo mi
cuerpo. Estoy a punto de alcanzar el orgasmo cuando mi sobrino abre los ojos y me
mira con incredulidad. No, otra vez no. No voy a quedarme con las ganas.
Tomo su rostro con las dos manos y le doy un beso profundo
recorriendo su boca con mi lengua. Él se resiste un poco al principio pero
enseguida se abandona y luego responde, tomándome las caderas con las manos.
Torpemente, sin dejar de besarlo, le arranco el boxer. Soy todo calentura, nada
puede detenerme ya. Le agarro la verga con la mano, está dura como piedra, la
guío hacia la entrada de mi concha y me la hundo con un solo movimiento de
cintura. Ahh, me quedo sin aire, llena por fin de aquello que tanto deseo.
Me trepo sobre mi sobrino y empiezo a cabalgarlo con furia,
desesperada, como una poseída, clavándome una y otra vez en su verga. Le ofrezco
mis pechos para que se los coma, los muerda, y él chupa mis pezones con avidez,
les da golpecitos de lengua, los estira con los dientes. Yo me muevo adelante y
atrás, arriba y abajo, en círculos, frotando mi clítoris contra la base de su
pene. Chillando, disfrutando.
Ya no aguanto más. mi sobrino lo sabe, es joven pero ya conoce
la excitación que provoca en una mujer. Toma mis nalgas, las abre y cierra, las
golpea con la mano abierta, vuelve a abrirlas y cerrarlas. Ese jueguito me
vuelve loca y con un grito estremecido de placer libero, por fin, el orgasmo. En
seguida viene otro, y otro más. Ya casi había olvidado cuántos puedo tener casi
sin interrupción.
Los músculos de mi vagina se contraen, aprietan al intruso
que tengo bien plantado dentro de mí, llenándome toda. Mi sobrino gime, se queda
inmóvil, y se vacía con un grito. Puedo sentir sus chorros de leche directo a mis lolas
Voy descendiendo lentamente de las alturas a las que me
llevaron los orgasmos y empiezo a tomar conciencia de lo que hicimos. ¡Acabo de
coger con mi sobrino! Una relación completa, con penetración y eyaculación
dentro de mís pechos , era un alocura pero goze mucho , hacia bastante que venia cn esta fantasia
Despierto a la mañana siguiente. Mi sobrino sigue junto a mí
en la cama, tiene los ojos abiertos y me mira con dulzura.
Mi sobrino baja yme chupa la concha como un experto mientras yo me
retuerzo en la cama, gimiendo desesperadamente. Me mete un dedo, yo lo acompaño
metiéndome otro. Su lengua no descansa. Otro de sus dedos roza mi ano,
Levanto las caderas, froto mi vagina contra su rostro. Mi
sobrino toma mi mano, elige uno de mis dedos y lo dirige hacia mi ano. Sin dejar
de lamerme hace que me penetre yo misma, lo mete y lo saca. Voy a morirme de
placer, nunca me había pajeado el culo y ahora descubro que es maravilloso. No
resisto más, y tengo otro orgasmo brutal que se lleva todas mis fuerzas.
mi sobrino sube y está otra vez a mi lado. Me ofrece su boca,
beso sus labios y chupo su lengua recubierta de mis jugos. Con una sonrisa
pícara, me dice:
-Yo ya tuve mi desayuno, y fue excelente. Ahora es tu turno.
Bajo hasta su vientre y me encuentro con su poderosa
erección. Demoro un instante en observar su hermosa herramienta, que anoche me
dio tanto placer. La lamo con delicadeza, recorriéndola varias veces a lo largo.
Cuando está toda cubierta de mi saliva me concentro en la cabeza, le doy
chuponcitos, mordisquitos suaves.
Empiezo a chupar. Su sabor exquisito me provoca a mamarla más
y más, con mayor intensidad. Mi sobrino recoge mis largos cabellos
quiere verme cuando se la mamo, quiere verme con su verga en la boca. Yo lo miro
a los ojos y sigo chupando. Sí mi amor, claro que sí, mírame con la boca llena
de tu carne, acomodo el pene para que se vea que me abulta las mejillas, sigo
mirándolo.
Aumento el ritmo de la mamada, más, más, más,el estira
sus largos brazos, atrapa mi cabeza. No temas mi vida, no voy a retirarme,
quiero beber hasta la última gota de tu esencia, nada deseo más que te vacíes en
mi boca, la llenes de tu leche. Adoro tu verga de hombre, la mejor, la más
exquisita que he probado. Te regalo la mejor mamada que te hayan hecho.
Mi sobrino grita algo y ahora sí, dispara varios chorros
tibios, cremosos. Los saboreo un poco sobre la lengua y me la trago. resalamente goze mucho , hacia rato que venia caliente con lo que paso , espero sus comentarios
una solitaria sesión de sexo conmigo misma. ¿Qué otra cosa puedo hacer? mi marido no estaba , y estaba muy caliente , mis hijos habían salido , asi que estaba sola y caliente
Me meto en la cama y espero que mi respiración se normalice.
Aún no me he tocado pero ya estoy excitada porque sé que voy a disfrutarlo, voy
a tener un orgasmo que me debo hace mucho tiempo. En la mesa de noche me espera
mi consolador.
Empiezo a acariciar mis pechos. Están suaves, y mis manos
cálidas los recorren centímetro a centímetro, sin prisa, demorándose en llegar a
los pezones que ya están erectos. Humedezco mis dedos entre mis labios, toco mis
pezones, tengo un estremecimiento y dejo salir un suspiro. Disfruto mucho de
tocarme los senos grandes y voluptuosos, me calienta particularmente. Allá
abajo, entre mis piernas, siento que los labios de mi vagina se están hinchando
y mojando.
Una de mis manos baja lentamente por mi vientre, la otra
sigue sobre mis pechos. Acaricio mis muslos, por fuera y luego la parte interna.
Mi respiración se acelera. Lentamente mis dedos se acercan a los labios de mi
vagina, están muy hinchados y mojados. Recorro los pelitos que los rodean, tiro
de ellos y exhalo el aire en un gemido mezcla de dolor, mezcla de placer. Abro
un poco más las piernas.
La punta de mis dedos recorre mis labios y rozan el clítoris.
Me muerdo los labios, mi excitación va en aumento. Trato de resistir todo lo
posible pero no puedo más, así que me hundo un dedo en mi concha, luego dos, en
seguida tres. Con el pulgar me froto el clítoris.
Estoy empapada. Meto y saco con fuerza mis dedos, simulando
una penetración. Mientras pellizco mis pezones acelero los movimientos de mi
mano. Nada deseo más en este momento que ser clavada por un hombre. Levanto las
caderas, mis gemidos son gritos ya, el orgasmo se aproxima. Retiro mi mano sólo
un instante, para probar mis jugos, y me penetro otra vez.
Entonces me volteo violentamente, quedo boca abajo sobre la
palma de mi mano y me puedo frotar mejor. Me muevo como si estuviera cabalgando
sobre mi pareja, mis pezones se rozan contra la cama, de a ratos empino el
trasero como si esperara una penetración desde atrás.
Con la otra mano tomo el consolador y me lo entierro en la
vagina, con furia. Así quiero sentirla en este momento. Es un buen aparato,
grueso, idéntico a un pene de verdad, con ancha cabeza y las venas marcadas.
Sostengo un ritmo rápido, de embestidas fuertes, hundiéndomelo una y otra vez.
Hay un sonido como de chapoteo, mi entrepierna es un lago.
Sigo así, así, así, cada vez más fuerte, más rápido, gimiendo
más... ya llega, ya llega, todo mi cuerpo se convulsiona, voy a liberar mi
primer orgasmo en. LLuego tocan a la puerta de mi casa
Pregunto quien es , la verdad es que era tarde y no esperaba a nadie
-Soy yo tía,tu sobrino. Disculpame que te moleste,
¿estás durmiendo?
era hijo de mi hermana. Le abro la puerta y me dice
-Perdoname tía, ¿estás ocupada?
-No, no, para nada, pasa, ¿qué sucede? –digo tratando de
alisarme los cabellos y cerrando mi bata.
-Nada... pasa que... ¡estoy borracho!
mi sobrino se ríe y se le ilumina la cara. Es un chico hermoso,
mi sobrino más querido, guapo como pocos y capaz de comprarme sólo con sonreír
como lo hace ahora. Salgo de mi embobamiento y reparo en lo que acaba de
decirme.
-¿Borracho?
-Sí. Perdoname, no le digas nada a mis padres. Estuve con
unos amigos bebiendo aquí cerca, y ahora no tengo ni para el taxi de regreso a
casa. ¿Me prestarías algo de dinero?
-Claro que sí, pero será mejor que primero te tomes un café o
llegarás a tu casa en estado lamentable y mi hermana no te lo perdonará.
Y aquí estamos los dos, sentados a la mesa, él tomando su
café y yo cerrando mi bata que se empeña en abrirse. Pero a la tercera vez que
lo descubro espiando mis pechos a través del escote ya no intento cubrirme más.
Una idea perversa empieza a nacer en mi cabeza.
-¿Y qué tal ha sido tu noche, además de la borrachera?
-Nada especial.
-Vamos... no me digas que no has estado con ninguna chica...
Hace un gesto de fastidio.
-Las chicas coquetean mucho, prometen todo y al final te
dejan sin nada.
-¿De verdad?
-De verdad. Me ha sucedido esta noche sin ir más lejos.
Estuve a punto de irme a la cama con una pero al final... bueno, no sé si deba
hablar en estos términos...
De modo que mi sobrino también acaba de sufrir una
frustración. Puedo imaginarlo, hace apenas un instante estaba con una amiga,
manoseándose, excitándose, con su pene endurecido bajo el jean ajustado y de
pronto se ha quedado sin nada.
-No sabía que las chicas se comportaban así.
-Ni te imaginas lo que pueden llegar a hacer. Creo que para
tener menos problemas empezaré a dedicarme a mujeres mayores. Me decía mi sobrino
después de decir esa frase, como tomando
conciencia que me la ha dicho a mí, una mujer mayor. Se produce un silencio
incómodo. Decididamente está viendo mis pechos ahora. La idea perversa se afirma
con más fuerza en mi mente. Mi concha aún está abierta y jugosa, despide un
aroma fuerte, y mi cuerpo sigue reclamándome sexo
-Sabes sobrino creo que aún con el café la borrachera no se
te pasa. Quizá sería mejor que por esta noche te quedes a dormir aquí o tendrás
una tremenda discusión con tu madre. Yo la conozco, por algo es mi hermana.
Mi sobrino me regala otra de sus sonrisas, y su mirada se vuelve
a posar en mi escote. La bata sigue entreabierta. Se me debe ver media teta por
lo menos, quizá el pezón también si me inclino un poco más hacia adelante.
-¿Y dónde voy a dormir? ¿Hay un sillón o algo?
-Nada de eso -sonrío yo y trato de parecer natural aunque me
cuesta. Mi plan sigue en marcha- Podemos dormir los dos en mi cama, es lo
suficientemente ancha. ¿O vas a moverte y patearme?
Otra vez sonreímos. Me inclino hacia delante, acaricio
maternalmente sus cabellos. Ahora sí, sin dudas, se me ven las tetas por
completo. Siento los pezones duros, erectos. ¿En qué terreno me estoy metiendo?
Vamos hasta el dormitorio, y cuando llegamos veo el
consolador sobre la cama. Lo recojo con un gesto rápido, sin comentarios. Es
seguro que lo vio, pero no dice nada. Dejo que mi sobrino elija el lado que
prefiera y me encierro en el baño. Me miro ante el espejo. Mi rostro está
encendido. ¿Qué locura estoy por hacer? Elijo un camisón de dormir de seda color
natural, tan corto que apenas cubre mi trasero, de tirantes finos y profundo
escote. Los pezones se me marcan de inmediato en la seda, mi excitación es
inocultable. Decido ser más osada aún, y no me pongo tanga. Que pase lo que
tenga que pasar, me digo, salgo del baño y voy hacia la cama.
La borrachera de de mi sobrino es real, ya está dormido, ocupando
casi todo el espacio. Se ha dejado sólo el boxer y me detengo a observar el
bulto que hace su pene en reposo. Se le marcan perfectamente los testículos, el
tronco y el glande. Con gran esfuerzo resisto el deseo de tocarlo.
Me acuesto a su lado, en un rinconcito de la cama, boca
arriba. Mi piel se toca con la de él. Es mi sobrino, pero es un hombre,. Miro su
perfil en la sombra, y otra vez el bulto que asoma en su entrepierna. Estoy
loca, me digo. Es un chico joven, apuesto, a pesar de sus palabras jamás
pensaría en tener algo con una mujer mayor y menos si esa mujer es su tía. ¿En
qué estaba pensando cuando lo invité a quedarse a dormir? Mejor olvidarlo todo.
Me duermo con un sueño intranquilo y despierto al rato. Estoy
volteada sobre mi lado derecho y Ernesto imita mi posición, pegado a mí como una
cuchara a otra. Algo ha cambiado además de nuestra ubicación: uno de sus brazos
pasa sobre mi cuerpo, con la mano peligrosamente cerca de mis pechos, y además
siento que tiene una erección descomunal. Está dormido, pero ya saben que a los
hombres les suele suceder eso. Quizá tiene un sueño erótico.
De la erección no tengo dudas, otra explicación no hay para
esa dureza que siento firmemente apoyada contra mi trasero. Descubro además que
mi corto camisón se me ha subido un poco, de modo que está directamente
sobre mi piel.
Toda la excitación vuelve a apoderarse de mí. Me muevo
lentamente, como si fuera en sueños, me froto el trasero contra el tronco de
carne dura que mi sobrino guarda bajo su boxer. Mis pechos se endurecen, mis
pezones van a estallar. El cuerpo pide que le rinda cuentas.
Ya no me importa que sea una locura. Giro en la cama, quedo
frente a mi sobrino, enriedo mis piernas con las suyas y mi concha mojada queda
pegada contra su muslo. Me abro el escote, mis tetas libres al fin rozan contra
su pecho velludo, mirando su bello rostro dormido muevo las caderas frotandome
cada vez con más intensidad.
Siento oleadas de calor, como si tuviera fiebre en todo mi
cuerpo. Estoy a punto de alcanzar el orgasmo cuando mi sobrino abre los ojos y me
mira con incredulidad. No, otra vez no. No voy a quedarme con las ganas.
Tomo su rostro con las dos manos y le doy un beso profundo
recorriendo su boca con mi lengua. Él se resiste un poco al principio pero
enseguida se abandona y luego responde, tomándome las caderas con las manos.
Torpemente, sin dejar de besarlo, le arranco el boxer. Soy todo calentura, nada
puede detenerme ya. Le agarro la verga con la mano, está dura como piedra, la
guío hacia la entrada de mi concha y me la hundo con un solo movimiento de
cintura. Ahh, me quedo sin aire, llena por fin de aquello que tanto deseo.
Me trepo sobre mi sobrino y empiezo a cabalgarlo con furia,
desesperada, como una poseída, clavándome una y otra vez en su verga. Le ofrezco
mis pechos para que se los coma, los muerda, y él chupa mis pezones con avidez,
les da golpecitos de lengua, los estira con los dientes. Yo me muevo adelante y
atrás, arriba y abajo, en círculos, frotando mi clítoris contra la base de su
pene. Chillando, disfrutando.
Ya no aguanto más. mi sobrino lo sabe, es joven pero ya conoce
la excitación que provoca en una mujer. Toma mis nalgas, las abre y cierra, las
golpea con la mano abierta, vuelve a abrirlas y cerrarlas. Ese jueguito me
vuelve loca y con un grito estremecido de placer libero, por fin, el orgasmo. En
seguida viene otro, y otro más. Ya casi había olvidado cuántos puedo tener casi
sin interrupción.
Los músculos de mi vagina se contraen, aprietan al intruso
que tengo bien plantado dentro de mí, llenándome toda. Mi sobrino gime, se queda
inmóvil, y se vacía con un grito. Puedo sentir sus chorros de leche directo a mis lolas
Voy descendiendo lentamente de las alturas a las que me
llevaron los orgasmos y empiezo a tomar conciencia de lo que hicimos. ¡Acabo de
coger con mi sobrino! Una relación completa, con penetración y eyaculación
dentro de mís pechos , era un alocura pero goze mucho , hacia bastante que venia cn esta fantasia
Despierto a la mañana siguiente. Mi sobrino sigue junto a mí
en la cama, tiene los ojos abiertos y me mira con dulzura.
Mi sobrino baja yme chupa la concha como un experto mientras yo me
retuerzo en la cama, gimiendo desesperadamente. Me mete un dedo, yo lo acompaño
metiéndome otro. Su lengua no descansa. Otro de sus dedos roza mi ano,
Levanto las caderas, froto mi vagina contra su rostro. Mi
sobrino toma mi mano, elige uno de mis dedos y lo dirige hacia mi ano. Sin dejar
de lamerme hace que me penetre yo misma, lo mete y lo saca. Voy a morirme de
placer, nunca me había pajeado el culo y ahora descubro que es maravilloso. No
resisto más, y tengo otro orgasmo brutal que se lleva todas mis fuerzas.
mi sobrino sube y está otra vez a mi lado. Me ofrece su boca,
beso sus labios y chupo su lengua recubierta de mis jugos. Con una sonrisa
pícara, me dice:
-Yo ya tuve mi desayuno, y fue excelente. Ahora es tu turno.
Bajo hasta su vientre y me encuentro con su poderosa
erección. Demoro un instante en observar su hermosa herramienta, que anoche me
dio tanto placer. La lamo con delicadeza, recorriéndola varias veces a lo largo.
Cuando está toda cubierta de mi saliva me concentro en la cabeza, le doy
chuponcitos, mordisquitos suaves.
Empiezo a chupar. Su sabor exquisito me provoca a mamarla más
y más, con mayor intensidad. Mi sobrino recoge mis largos cabellos
quiere verme cuando se la mamo, quiere verme con su verga en la boca. Yo lo miro
a los ojos y sigo chupando. Sí mi amor, claro que sí, mírame con la boca llena
de tu carne, acomodo el pene para que se vea que me abulta las mejillas, sigo
mirándolo.
Aumento el ritmo de la mamada, más, más, más,el estira
sus largos brazos, atrapa mi cabeza. No temas mi vida, no voy a retirarme,
quiero beber hasta la última gota de tu esencia, nada deseo más que te vacíes en
mi boca, la llenes de tu leche. Adoro tu verga de hombre, la mejor, la más
exquisita que he probado. Te regalo la mejor mamada que te hayan hecho.
Mi sobrino grita algo y ahora sí, dispara varios chorros
tibios, cremosos. Los saboreo un poco sobre la lengua y me la trago. resalamente goze mucho , hacia rato que venia caliente con lo que paso , espero sus comentarios
53 comentarios - se me dio con mi sobrino
Cuando tendré una tía así ...
No sabes lo que daba porque fueras mi Tía en estos momentos, te lavo, te plancho y hasta cocino por vos jajaja.
Muy bueno, espero más 😉
Ja!
Tengo la pija a punto de reventar
https://www.instagram.com/silvia.fleitas/