Durante la semana, los chats con Christian eran cada vez más calientes. Al principio, era de noche cuando estábamos solos cada uno en su casa, pero con el tiempo empecé a recibir mensajes al trabajo diciendo "te extraño", con una foto mostrandome el bulto totalmente parado en el espejo del baño de la oficina donde trabaja.
El juego siguió, y empecé a mandar fotos yo también. Nos pasabamos fotos, gif, videos; de nosotros o descargados de internet. Mi cabeza era un volcán en erupción. En nuestros encuentros cara a cara la cosa se ponía cada día más caliente. En cada encuentro, se avanzaba un nivel más en la morbosidad y el exhibicionismo.
Durante toda esa semana, nos habíamos calentado de tal manera que el fin de semana ninguno de los dos organizó nada con amigos. Nos habíamos propuesto solamente sacarnos la calentura. "Hace 3 días no me hago la paja. Me estoy guardando toda la leche para vos", me mandó en uno de sus últimos mensajes.
Me calenté de pensar toda esa leche brotar de su pija golpeando con fuerza sobre mi cuerpo, sintiendo lo caliente que estaba y que yo era la responsable de esa explosión. Me pasó a buscar por la casa de una amiga, donde estaba cenando, para llevarme a su casa.
Apenas me subí al auto, noté la calentura que cargaba en sus ojos. Nos besamos y sin perder el tiempo me manoseó toda. Metió su mano en mi cola, la pasó por mi concha y subió hasta mis tetas.
Yo puse mi mano sobre su pija, ya dura. "Cuando apareciste por la puerta ya se paró...", me dijo mientras le desabrochaba el pantalón mordiéndome los labios de deseo. Arrancó el auto, para evitar miradas indiscretas de mi amiga que se había quedado atrás de la puerta.
Mientras manejaba, le hacía la paja. En un semáforo me agaché y empecé a chuparle la pija. Sentí que arrancó despacio, y así se mantuvo hasta que me hizo parar. Todavía no quería acabar. Apenas subimos al ascensor para ir a su departamento, me arrinconó contra una esquina y empezó a besarme y desvestirme.
Estaba desesperado. Yo me dejaba manosear. Antes de llegar a su piso, abrió la puerta y se bajó el jean. Su pija quedó colgando delante mío. Me agarró de la cabeza y me hizo arrodillar. Me tiré al piso y en seguida Christian metió su verga en mi boca.
Yo me quedé quieta, él sostenía mi cabeza y movía su cuerpo, como garchándome la boca. Su pija llegaba hasta mi garganta y cada vez la quería meter más profundo. Aguanté las primeras arcadas, y luego me fui acostumbrando. Cuando ya tenía la pija lubricada con mi saliva, liberé mi cabeza y apunté mi boca al tronco de la poronga para dejar caer la saliva que tenía acumulada en la boca.
La desparramé un poco y volví a metermela, esta vez si, hasta el fondo. La sacaba despacio, apretando mis labios hasta llegar a la cabeza y rozarla con la lengua. Con mi boca acompañaba el ritmo de la paja que le hacía con una mano. Lento, luego más rápido. Me la metía hasta la mitad, luego solo la puntita.
Christian cerró la puerta y el ascensor siguió su camino hasta el departamento. Cuando llegó, me hizo levantar, me besó y levantó mi remera dejando mis tetas al aire. Me las chupó y manoseó un rato. Me dio vuelta y me tocó la cola por encima de la pollerita que tenía puesta. "Aguantaré hasta la cama?" me preguntó mientras acariciaba mis muslos con la punta de los dedos.
Sin decir nada, estiré mis piernas arqueando las espalda y levanté un poco la pollera dejando ver un hilito dental que se perdía entre mis nalgas. Me agarró del brazo y me sacó a los empujones del ascensor.
En el palliere, mientras buscaba la llave yo me apoyé en el marco de la puerta jugando con mi pelo. Christian se detuvo, me miró por un instante y cuando reaccionó me tiró contra la escalera poniéndome en 4 sobre los escalones. "No aguanto", dijo levantándome la pollera y apoyando su pija en mi concha.
Me agarró del pelo, y apretando mi cola con la otra mano empezó a cogerme. La luz del edificio se apagó. Quedó todo a oscuras y solo se sentían los gemidos reprimidos míos y el golpe de su cuerpo contra mi cola.
De pronto la sacó, y sentí como se pajeaba con mi cola. Bastaron dos roces de su pija contra mis nalgas para sentir como sobre mi espalda caía un chorro hirviendo de leche. El resto cayó en mi cola, ensuciando parte de mi pollera y la tanguita que aun tenía puesta.
Me limpié con la mano, desparramando la leche para que no cayera al piso y me levanté. Una vez dentro, nos besamos y me fue empujando hasta llegar a una silla. La agarró y la separó de la mesa, dejándola casi en la mitad de la habitación. Me hizo sentar y empezó a caminar alrededor mío, mientras me rozaba con sus dedos. Parecía un lobo esperando el momento de pegar el zarpazo contra su presa.
Cuando lo tuve a mi espalda, siento como rodea mi cara con un pañuelo y me tapa los ojos. Dio la vuelta, y me besó. Me bajó la pollera y me dejó desnuda de la cintura para abajo, y la remera levantada hasta el cuello con mis tetas al aire. Otra vez desde atrás, me manoseaba las tetas, mientras la otra mano bajó hasta mi concha y empezó a pajearme.
Dejé de sentirlo por un rato, hasta que sus manos se apoyaron en mis muslos. Se había arrodillado frente a mi. Me besó las piernas, llegando hasta mi concha. La rozó con su lengua, mientras sus manos acariciaban mi cuerpo.
Sentí que se alejó un poco. Luego de un momento de silencio, que no sabía que pasaba, sentí un escalofrío terrible cuando rozó un pedazo de hielo sobre mi brazo. Fue solo un instante, pero me estremeció muchísimo. Hizo lo mismo en el otro brazo. Luego los besó. Siguió en mi pecho. Mis pezones se endurecieron y Christian aprovechó para lamerlos y chuparlos. Estaban super sensibles y él los estaba estimulando aún más.
Recorrió con el hielo mi panza hasta llegar a mis muslos. Instintivamente, mis piernas se abrieron para dejarle paso a sus manos. Mientras bajaba con el hielo, él iba siguiendo el camino mojado y frio con su boca besándome. Del frio pasaba al calor. Del calor volvía al frio. Yo era un mar de sensaciones. De pronto se detuvo. Yo pude recuperar un poco el aliento. Sentía los latidos de mi corazón agitados.
Christian sopló sobre mis muslos, sintiendo un aliento fresco sobre mi piel. Si era lo que yo pensaba, no iba a poder soportarlo por mucho tiempo. Sus manos se aferraron a mis tetas y enterró su boca en mi concha. De repente el calor extremo que tenía en esa zona de mi cuerpo se vio expuesta a la lengua helada de Christian que suavemente empezó a lamer mi clítoris recorriendo con delicadeza cada rincón de mi vagina.
Mi cuerpo se estremeció, mi espalda se arqueó hasta casi levantarme de la silla, mis manos agarraron la cabeza de mi macho y lo apreté aún más contra mi cuerpo. Él disfrutaba mucho cuando hacía esto. Sabía que era la señal para que me comiera con todas las ganas.
Se separó un poco, para meterse un hielo en la boca y mantener su boca fría. No le costó mucho trabajo hacerme acabar. Mi cuerpo tembló tanto que casi me caigo de la silla.
Él aún seguía vestido, y yo estaba sin remera y la pollera en los tobillos. Me terminó de desnudar, mientras yo le saqué la remera. Toqué su torso marcado y fui derecho a bajarle los pantalones. Quedamos los dos en bolas y nos fuimos llevando a los besos hasta la habitación.
Allí lo tiré en la cama y me puse entre sus piernas. Sin las manos empecé a pasarle la lengua por su abdomen. Esquivaba su pija que estaba durísima apoyada contra su panza. Despacio, fui rozando mi lengua contra el tronco. Cada vez que pasaba la lengua por la cabeza, la verga pegaba un salto. En uno de esos, aproveché para meterla en mi boca y comenzar a petearlo.
Bajaba hasta la mitad, subía, rozaba la cabeza y la volvía a meter. Dejé caer saliva sobre el tronco y con la mano lo fui desparramando hasta dejarla lubricada. Fui acelerando el ritmo, coordinando el movimiento de mi boca hacia arriba y abajo con la mano que lo pajeaba. Con la otra mano, le tocaba los huevos. De pronto, sus manos se apoyaron en mi cabeza y me sujetaron firmemente del pelo.
Tomé aire, porque sabía que se venía. Me detuve y Christian empezó a empujar mi cabeza desafiando el límite de mi garganta. Sentí como la cabeza de su pija me provocaba arcadas que iba soportando como podía, ya que sus manos no dejaban que saliera.
Sabía mis límites, aunque siempre los desafiaba. En uno de esos desafíos fue cuando descubrí que podía meter un poco más de pija de lo habitual. Tomé aire y me relajé. Abrí mi garganta lo más que pude y dejé caer mi cabeza hasta que mi nariz golpeó la panza de Christian. Un suspiro de admiración salió de la boca de él. Mientras acariciaba mi pelo, yo me quedaba aguantando toda su pija en mi boca.
Cuando no pude más, salí despacio dejando caer mucha saliva sobre la pija y el cuerpo de Christian. Sin dudarlo, volví a meterme la pija entera en la boca. Ahora, más lubricada, entraba mucho más fácil. Yo peteaba desesperada, mientras él trataba de aguantar y no acabar.
"No aguanto más", me dijo haciéndome parar. Me incorporé con una sonrisa, y sin dejar de mirarlo me tiré en la cama. Él se abalanzó sobre mi y mientras me besaba, apuntaba su pija a la entrada de mi concha.
- Metela ya - le ordené
- Estás muy caliente?
- Si... muy aaaay siiiii
- Que tan caliente?
- Tan caliente que quiero que me cojas bien fuerte
- Asi? - me dijo al mismo tiempo que se agarraba del respaldo de la cama y me pegaba una sacudida fenomenal
- Aaaaaaayyy siiiiiiiiiiiiiiii más! Que bien que me cogés! como me gusta tu pija!!
Yo gritaba desencajada mientras Christian seguía taladrando. Ya no al ritmo de esa sacudida inicial, pero tenía un mete y saca parejo, donde me hacía sentir como salía su verga por completo y de un golpe seco, firme y duro dejaba caer su cuerpo enterrándola con fuerza hasta el fondo.
Se frenó y puso mis piernas sobre sus hombros. Las abrió un poco y se metió de cabeza a chupármela. Después, volvía a ponermela. Estuvo así un rato, hasta que sentí que estaba por acabar y lo agarré de los pelos para que no se escapara de entre mis piernas.
Cuando él sintió esto, abrió grande la boca y metió lo más que pudo mientras golpeaba a gran velocidad su lengua contra mi clítoris. Yo no podía contener mis gritos. Hasta que desahogué en un orgasmo fuertísimo que me aflojó todo el cuerpo.
Pero lejos de deterse, Christian juntó mis piernas y las apoyó en sus hombros. Me la puso de nuevo y con fuerza empujaba mi cuerpo contra el suyo. "Me vas a mataaaaaaar" gritaba yo mientras soportaba sus penetraciones.
Me movía y sacudía para donde quería. Yo estaba rendida en la cama a su merced. Podía hacer lo que quisiera conmigo. De hecho, lo hizo. De un golpe me dio vuelta y me dejó de espaldas. Con sus manos acarició mis caderas y las juntó en mi cola.
Me pegó un chirlo fuerte. Levanté la cola, en señal que me gustaba. Me pegó de nuevo. Levanté las caderas y abrí un poco las piernas. Otro chirlo más. Como una buena putita, con cada golpe iba moviendo y acomodando mi cuerpo para donde él quería. Cuando quedé totalmente en 4, con la espalda arqueada y la cola levantada, Christian se paró arriba mío y me clavó la pija de una.
Entró fácil. Yo estaba chorreando flujos y su verga aún estaba mojada. Se aferró de mis caderas y volvió otra vez a taladrarme bien fuerte. Me agarré de las sábanas para no moverme, ya que era tanta la violencia de las embestidas que de a poco me iba empujando para el borde.
"Ay si, no pares!" gritaba yo desencajada. Pero no me hizo caso. Sacó la pija y sin dejarme mover, abrió mi cola y empezó a chuparmela. Le dio un par de lamidas y luego escupió sobre mi ano. Con la lengua, jugó y desparramó la saliva que había caído en mi.
Cada lengüetazo que me pegaba me hacía estremecer. Y él lo sabía. Se acostó en la cama, y de a poco me hizo sentar sobre él, estando yo de espaldas. Me senté en su pija y me moví despacio con toda la verga enterrada, haciendo círculos. Luego, me levantaba y bajaba, como haciendo sentadillas profundas.
Christian jugaba con sus dedos en mi cola. Me costaba concentrarme, ya que empezaba a desear que me la metiera por atrás. Seguí cabalgando un rato, hasta que no aguanté más. Me levanté y me puse en 4 mientras le supliqué "haceme la cola".
Christian se levantó y me pegó un chirlo que me dejó los dedos marcados. Esa no era la forma en la que tenía que pedir las cosas. "Por favor, señor, hágame la cola..." le dije poniendo voz de nena inocente. "Hacela mierda la puta que te parió no me podés calentar de esa forma", le dije ahora con una voz de puta desesperada. Él se rio, escupió de nuevo mi cola y se embardunó de lubricante la verga.
Agarré las sábanas y mordí la almohada cuando sentí la punta de la pija en mi colita. De a poco fue cediendo. Costó, porque casi no la había dilatado. Cuando pasó la cabeza, me la metió de una. Cuando se fue acostumbrando, mi cola se fue tragando toda la pija de Christian hasta que la hizo desaparecer. Sentí su panza golpear en mis nalgas.
Me empezó a culear despacio, hasta que sintió mi cola acostumbrada. De a poco fue subiendo el ritmo. Yo lo incitaba a que acelerara, pero no terminaba de animarse. "Daleee!!! me vas a romper el culo o no??? sos medio puti.. ahahhhhh" no me dejó terminar la frase que se me colgó encima y agarrándome de los pelos me destrozó el orto con unas embestidas bestiales.
El golpe de su cuerpo contra el mío era cada vez más fuerte, rápido y violento. Pensé que se iba a cansar, pero aguantó más de lo esperado. "Paráaa.. pará!!", le supliqué cuando no me daba más. Sin soltarme el pelo y sin sacar la verga de mi cola, Me tiró la cabeza hacia atrás y agarrándome suave pero firmemente del cuello me dijo:
- Que me decías? putito me decías?- me susurraba mientras aceleraba y bajaba el ritmo.
- Aaayy... me mataste... paráa...- le seguía suplicando.
- Te rompí la cola como querías?
- Aayy siiii me la hiciste mierda
- Asi que te gusta asi, eh... que putita hermosa que sos.
Me soltó el pelo, y con cuidado fue sacando la pija de mi cola. Me tiré en la cama destruida, pero aun quedaba más. Christian se cambió el forro, me dio vuelta y volvió a chuparme la concha. Era una bestia en todo. "Me vas a mataaar!" gritaba yo, mientas él seguía comiéndomela.
Me dejó a punto de explotar. Cuando se dio cuenta, se detuvo y me la clavó. Se arrodilló, con una mano agarraba mis tetas y la otra volvió a apretarme el cuello. Nuevamente me cogió como si fuese la última vez. "Que bien me cogés, no parés!" le gritaba mientras seguía garchándome.
Me dio un beso que ahogó todos los gritos que estaba pegando, incluso el del orgasmo que me hizo tener con sus embestidas. Siguió un rato más, pero mi cuerpo ya no respondía.
Sacó la pija y se pajeó sentado en mi panza. Cuando apoyé una mano en sus huevos, explotó. Me saltaron dos chorros fuertísimos de leche sobre mi cara, ensuciando también las sábanas de la cama. El resto, lo tiró en mis tetas. "Cuanta lechiiitaaaaa" le decía mientras lo terminaba de pajear para que saliera hasta la última gota. Luego, con mis manos me desparramé el guascaso por el cuerpo.
Yo aun sentía la cola abierta y latiendo como hacía mucho tiempo no la tenía. Christian se tiró al lado mío y nos quedamos dormidos un rato. Cuando me levanté ya era de día. Me dolían las piernas y me costaba moverme. Pero eso no impidió que nos echáramos un mañanero salvaje como nos gusta. Eso si, la cola por una semana estuvo a dieta.
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La historia completa:
#0 Mis 50 sombras
#1 Sometida y entregada
#2 Pagando deudas
#3 Atame y haceme tuya
#4 Suplicando que me hagan la cola
#6 Buscando el 10
#7 Recibiendo regalos navideños
#8 Festejando San Valentín
#9 Polvazo inesperado con algo de morbo
#10 Nena con juguete nuevo
#11 Hasta el eXtremo
#12 Porno Star
#13 Esclava y sumisa
#14 Disfrutando el mundial
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Indice
El juego siguió, y empecé a mandar fotos yo también. Nos pasabamos fotos, gif, videos; de nosotros o descargados de internet. Mi cabeza era un volcán en erupción. En nuestros encuentros cara a cara la cosa se ponía cada día más caliente. En cada encuentro, se avanzaba un nivel más en la morbosidad y el exhibicionismo.
Durante toda esa semana, nos habíamos calentado de tal manera que el fin de semana ninguno de los dos organizó nada con amigos. Nos habíamos propuesto solamente sacarnos la calentura. "Hace 3 días no me hago la paja. Me estoy guardando toda la leche para vos", me mandó en uno de sus últimos mensajes.
Me calenté de pensar toda esa leche brotar de su pija golpeando con fuerza sobre mi cuerpo, sintiendo lo caliente que estaba y que yo era la responsable de esa explosión. Me pasó a buscar por la casa de una amiga, donde estaba cenando, para llevarme a su casa.
Apenas me subí al auto, noté la calentura que cargaba en sus ojos. Nos besamos y sin perder el tiempo me manoseó toda. Metió su mano en mi cola, la pasó por mi concha y subió hasta mis tetas.
Yo puse mi mano sobre su pija, ya dura. "Cuando apareciste por la puerta ya se paró...", me dijo mientras le desabrochaba el pantalón mordiéndome los labios de deseo. Arrancó el auto, para evitar miradas indiscretas de mi amiga que se había quedado atrás de la puerta.
Mientras manejaba, le hacía la paja. En un semáforo me agaché y empecé a chuparle la pija. Sentí que arrancó despacio, y así se mantuvo hasta que me hizo parar. Todavía no quería acabar. Apenas subimos al ascensor para ir a su departamento, me arrinconó contra una esquina y empezó a besarme y desvestirme.
Estaba desesperado. Yo me dejaba manosear. Antes de llegar a su piso, abrió la puerta y se bajó el jean. Su pija quedó colgando delante mío. Me agarró de la cabeza y me hizo arrodillar. Me tiré al piso y en seguida Christian metió su verga en mi boca.
Yo me quedé quieta, él sostenía mi cabeza y movía su cuerpo, como garchándome la boca. Su pija llegaba hasta mi garganta y cada vez la quería meter más profundo. Aguanté las primeras arcadas, y luego me fui acostumbrando. Cuando ya tenía la pija lubricada con mi saliva, liberé mi cabeza y apunté mi boca al tronco de la poronga para dejar caer la saliva que tenía acumulada en la boca.
La desparramé un poco y volví a metermela, esta vez si, hasta el fondo. La sacaba despacio, apretando mis labios hasta llegar a la cabeza y rozarla con la lengua. Con mi boca acompañaba el ritmo de la paja que le hacía con una mano. Lento, luego más rápido. Me la metía hasta la mitad, luego solo la puntita.
Christian cerró la puerta y el ascensor siguió su camino hasta el departamento. Cuando llegó, me hizo levantar, me besó y levantó mi remera dejando mis tetas al aire. Me las chupó y manoseó un rato. Me dio vuelta y me tocó la cola por encima de la pollerita que tenía puesta. "Aguantaré hasta la cama?" me preguntó mientras acariciaba mis muslos con la punta de los dedos.
Sin decir nada, estiré mis piernas arqueando las espalda y levanté un poco la pollera dejando ver un hilito dental que se perdía entre mis nalgas. Me agarró del brazo y me sacó a los empujones del ascensor.
En el palliere, mientras buscaba la llave yo me apoyé en el marco de la puerta jugando con mi pelo. Christian se detuvo, me miró por un instante y cuando reaccionó me tiró contra la escalera poniéndome en 4 sobre los escalones. "No aguanto", dijo levantándome la pollera y apoyando su pija en mi concha.
Me agarró del pelo, y apretando mi cola con la otra mano empezó a cogerme. La luz del edificio se apagó. Quedó todo a oscuras y solo se sentían los gemidos reprimidos míos y el golpe de su cuerpo contra mi cola.
De pronto la sacó, y sentí como se pajeaba con mi cola. Bastaron dos roces de su pija contra mis nalgas para sentir como sobre mi espalda caía un chorro hirviendo de leche. El resto cayó en mi cola, ensuciando parte de mi pollera y la tanguita que aun tenía puesta.
Me limpié con la mano, desparramando la leche para que no cayera al piso y me levanté. Una vez dentro, nos besamos y me fue empujando hasta llegar a una silla. La agarró y la separó de la mesa, dejándola casi en la mitad de la habitación. Me hizo sentar y empezó a caminar alrededor mío, mientras me rozaba con sus dedos. Parecía un lobo esperando el momento de pegar el zarpazo contra su presa.
Cuando lo tuve a mi espalda, siento como rodea mi cara con un pañuelo y me tapa los ojos. Dio la vuelta, y me besó. Me bajó la pollera y me dejó desnuda de la cintura para abajo, y la remera levantada hasta el cuello con mis tetas al aire. Otra vez desde atrás, me manoseaba las tetas, mientras la otra mano bajó hasta mi concha y empezó a pajearme.
Dejé de sentirlo por un rato, hasta que sus manos se apoyaron en mis muslos. Se había arrodillado frente a mi. Me besó las piernas, llegando hasta mi concha. La rozó con su lengua, mientras sus manos acariciaban mi cuerpo.
Sentí que se alejó un poco. Luego de un momento de silencio, que no sabía que pasaba, sentí un escalofrío terrible cuando rozó un pedazo de hielo sobre mi brazo. Fue solo un instante, pero me estremeció muchísimo. Hizo lo mismo en el otro brazo. Luego los besó. Siguió en mi pecho. Mis pezones se endurecieron y Christian aprovechó para lamerlos y chuparlos. Estaban super sensibles y él los estaba estimulando aún más.
Recorrió con el hielo mi panza hasta llegar a mis muslos. Instintivamente, mis piernas se abrieron para dejarle paso a sus manos. Mientras bajaba con el hielo, él iba siguiendo el camino mojado y frio con su boca besándome. Del frio pasaba al calor. Del calor volvía al frio. Yo era un mar de sensaciones. De pronto se detuvo. Yo pude recuperar un poco el aliento. Sentía los latidos de mi corazón agitados.
Christian sopló sobre mis muslos, sintiendo un aliento fresco sobre mi piel. Si era lo que yo pensaba, no iba a poder soportarlo por mucho tiempo. Sus manos se aferraron a mis tetas y enterró su boca en mi concha. De repente el calor extremo que tenía en esa zona de mi cuerpo se vio expuesta a la lengua helada de Christian que suavemente empezó a lamer mi clítoris recorriendo con delicadeza cada rincón de mi vagina.
Mi cuerpo se estremeció, mi espalda se arqueó hasta casi levantarme de la silla, mis manos agarraron la cabeza de mi macho y lo apreté aún más contra mi cuerpo. Él disfrutaba mucho cuando hacía esto. Sabía que era la señal para que me comiera con todas las ganas.
Se separó un poco, para meterse un hielo en la boca y mantener su boca fría. No le costó mucho trabajo hacerme acabar. Mi cuerpo tembló tanto que casi me caigo de la silla.
Él aún seguía vestido, y yo estaba sin remera y la pollera en los tobillos. Me terminó de desnudar, mientras yo le saqué la remera. Toqué su torso marcado y fui derecho a bajarle los pantalones. Quedamos los dos en bolas y nos fuimos llevando a los besos hasta la habitación.
Allí lo tiré en la cama y me puse entre sus piernas. Sin las manos empecé a pasarle la lengua por su abdomen. Esquivaba su pija que estaba durísima apoyada contra su panza. Despacio, fui rozando mi lengua contra el tronco. Cada vez que pasaba la lengua por la cabeza, la verga pegaba un salto. En uno de esos, aproveché para meterla en mi boca y comenzar a petearlo.
Bajaba hasta la mitad, subía, rozaba la cabeza y la volvía a meter. Dejé caer saliva sobre el tronco y con la mano lo fui desparramando hasta dejarla lubricada. Fui acelerando el ritmo, coordinando el movimiento de mi boca hacia arriba y abajo con la mano que lo pajeaba. Con la otra mano, le tocaba los huevos. De pronto, sus manos se apoyaron en mi cabeza y me sujetaron firmemente del pelo.
Tomé aire, porque sabía que se venía. Me detuve y Christian empezó a empujar mi cabeza desafiando el límite de mi garganta. Sentí como la cabeza de su pija me provocaba arcadas que iba soportando como podía, ya que sus manos no dejaban que saliera.
Sabía mis límites, aunque siempre los desafiaba. En uno de esos desafíos fue cuando descubrí que podía meter un poco más de pija de lo habitual. Tomé aire y me relajé. Abrí mi garganta lo más que pude y dejé caer mi cabeza hasta que mi nariz golpeó la panza de Christian. Un suspiro de admiración salió de la boca de él. Mientras acariciaba mi pelo, yo me quedaba aguantando toda su pija en mi boca.
Cuando no pude más, salí despacio dejando caer mucha saliva sobre la pija y el cuerpo de Christian. Sin dudarlo, volví a meterme la pija entera en la boca. Ahora, más lubricada, entraba mucho más fácil. Yo peteaba desesperada, mientras él trataba de aguantar y no acabar.
"No aguanto más", me dijo haciéndome parar. Me incorporé con una sonrisa, y sin dejar de mirarlo me tiré en la cama. Él se abalanzó sobre mi y mientras me besaba, apuntaba su pija a la entrada de mi concha.
- Metela ya - le ordené
- Estás muy caliente?
- Si... muy aaaay siiiii
- Que tan caliente?
- Tan caliente que quiero que me cojas bien fuerte
- Asi? - me dijo al mismo tiempo que se agarraba del respaldo de la cama y me pegaba una sacudida fenomenal
- Aaaaaaayyy siiiiiiiiiiiiiiii más! Que bien que me cogés! como me gusta tu pija!!
Yo gritaba desencajada mientras Christian seguía taladrando. Ya no al ritmo de esa sacudida inicial, pero tenía un mete y saca parejo, donde me hacía sentir como salía su verga por completo y de un golpe seco, firme y duro dejaba caer su cuerpo enterrándola con fuerza hasta el fondo.
Se frenó y puso mis piernas sobre sus hombros. Las abrió un poco y se metió de cabeza a chupármela. Después, volvía a ponermela. Estuvo así un rato, hasta que sentí que estaba por acabar y lo agarré de los pelos para que no se escapara de entre mis piernas.
Cuando él sintió esto, abrió grande la boca y metió lo más que pudo mientras golpeaba a gran velocidad su lengua contra mi clítoris. Yo no podía contener mis gritos. Hasta que desahogué en un orgasmo fuertísimo que me aflojó todo el cuerpo.
Pero lejos de deterse, Christian juntó mis piernas y las apoyó en sus hombros. Me la puso de nuevo y con fuerza empujaba mi cuerpo contra el suyo. "Me vas a mataaaaaaar" gritaba yo mientras soportaba sus penetraciones.
Me movía y sacudía para donde quería. Yo estaba rendida en la cama a su merced. Podía hacer lo que quisiera conmigo. De hecho, lo hizo. De un golpe me dio vuelta y me dejó de espaldas. Con sus manos acarició mis caderas y las juntó en mi cola.
Me pegó un chirlo fuerte. Levanté la cola, en señal que me gustaba. Me pegó de nuevo. Levanté las caderas y abrí un poco las piernas. Otro chirlo más. Como una buena putita, con cada golpe iba moviendo y acomodando mi cuerpo para donde él quería. Cuando quedé totalmente en 4, con la espalda arqueada y la cola levantada, Christian se paró arriba mío y me clavó la pija de una.
Entró fácil. Yo estaba chorreando flujos y su verga aún estaba mojada. Se aferró de mis caderas y volvió otra vez a taladrarme bien fuerte. Me agarré de las sábanas para no moverme, ya que era tanta la violencia de las embestidas que de a poco me iba empujando para el borde.
"Ay si, no pares!" gritaba yo desencajada. Pero no me hizo caso. Sacó la pija y sin dejarme mover, abrió mi cola y empezó a chuparmela. Le dio un par de lamidas y luego escupió sobre mi ano. Con la lengua, jugó y desparramó la saliva que había caído en mi.
Cada lengüetazo que me pegaba me hacía estremecer. Y él lo sabía. Se acostó en la cama, y de a poco me hizo sentar sobre él, estando yo de espaldas. Me senté en su pija y me moví despacio con toda la verga enterrada, haciendo círculos. Luego, me levantaba y bajaba, como haciendo sentadillas profundas.
Christian jugaba con sus dedos en mi cola. Me costaba concentrarme, ya que empezaba a desear que me la metiera por atrás. Seguí cabalgando un rato, hasta que no aguanté más. Me levanté y me puse en 4 mientras le supliqué "haceme la cola".
Christian se levantó y me pegó un chirlo que me dejó los dedos marcados. Esa no era la forma en la que tenía que pedir las cosas. "Por favor, señor, hágame la cola..." le dije poniendo voz de nena inocente. "Hacela mierda la puta que te parió no me podés calentar de esa forma", le dije ahora con una voz de puta desesperada. Él se rio, escupió de nuevo mi cola y se embardunó de lubricante la verga.
Agarré las sábanas y mordí la almohada cuando sentí la punta de la pija en mi colita. De a poco fue cediendo. Costó, porque casi no la había dilatado. Cuando pasó la cabeza, me la metió de una. Cuando se fue acostumbrando, mi cola se fue tragando toda la pija de Christian hasta que la hizo desaparecer. Sentí su panza golpear en mis nalgas.
Me empezó a culear despacio, hasta que sintió mi cola acostumbrada. De a poco fue subiendo el ritmo. Yo lo incitaba a que acelerara, pero no terminaba de animarse. "Daleee!!! me vas a romper el culo o no??? sos medio puti.. ahahhhhh" no me dejó terminar la frase que se me colgó encima y agarrándome de los pelos me destrozó el orto con unas embestidas bestiales.
El golpe de su cuerpo contra el mío era cada vez más fuerte, rápido y violento. Pensé que se iba a cansar, pero aguantó más de lo esperado. "Paráaa.. pará!!", le supliqué cuando no me daba más. Sin soltarme el pelo y sin sacar la verga de mi cola, Me tiró la cabeza hacia atrás y agarrándome suave pero firmemente del cuello me dijo:
- Que me decías? putito me decías?- me susurraba mientras aceleraba y bajaba el ritmo.
- Aaayy... me mataste... paráa...- le seguía suplicando.
- Te rompí la cola como querías?
- Aayy siiii me la hiciste mierda
- Asi que te gusta asi, eh... que putita hermosa que sos.
Me soltó el pelo, y con cuidado fue sacando la pija de mi cola. Me tiré en la cama destruida, pero aun quedaba más. Christian se cambió el forro, me dio vuelta y volvió a chuparme la concha. Era una bestia en todo. "Me vas a mataaar!" gritaba yo, mientas él seguía comiéndomela.
Me dejó a punto de explotar. Cuando se dio cuenta, se detuvo y me la clavó. Se arrodilló, con una mano agarraba mis tetas y la otra volvió a apretarme el cuello. Nuevamente me cogió como si fuese la última vez. "Que bien me cogés, no parés!" le gritaba mientras seguía garchándome.
Me dio un beso que ahogó todos los gritos que estaba pegando, incluso el del orgasmo que me hizo tener con sus embestidas. Siguió un rato más, pero mi cuerpo ya no respondía.
Sacó la pija y se pajeó sentado en mi panza. Cuando apoyé una mano en sus huevos, explotó. Me saltaron dos chorros fuertísimos de leche sobre mi cara, ensuciando también las sábanas de la cama. El resto, lo tiró en mis tetas. "Cuanta lechiiitaaaaa" le decía mientras lo terminaba de pajear para que saliera hasta la última gota. Luego, con mis manos me desparramé el guascaso por el cuerpo.
Yo aun sentía la cola abierta y latiendo como hacía mucho tiempo no la tenía. Christian se tiró al lado mío y nos quedamos dormidos un rato. Cuando me levanté ya era de día. Me dolían las piernas y me costaba moverme. Pero eso no impidió que nos echáramos un mañanero salvaje como nos gusta. Eso si, la cola por una semana estuvo a dieta.
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La historia completa:
#0 Mis 50 sombras
#1 Sometida y entregada
#2 Pagando deudas
#3 Atame y haceme tuya
#4 Suplicando que me hagan la cola
#6 Buscando el 10
#7 Recibiendo regalos navideños
#8 Festejando San Valentín
#9 Polvazo inesperado con algo de morbo
#10 Nena con juguete nuevo
#11 Hasta el eXtremo
#12 Porno Star
#13 Esclava y sumisa
#14 Disfrutando el mundial
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Indice
14 comentarios - #5 Sacándose las ganas acumuladas
Lo leí y me pareció que el 10 se quedaba corto 😉
jajaja se extrañaban tus relatos te dejo 10
gracias por pasar!
gracias por pasar
Van 9 puntos, buen relato
gracias por pasar!
gracias por pasar
"Ay si, no pares!" gritaba yo desencajada"[/i]
Como me calienta ver a una hembra con la cara desencajada de pura calentura, y al leerte te imagino así, lo que me tiene muy, muy caliente preciosa!! 💋
Muy buen post, deliciosamente cachondo tu relato linda...FELICITACIONES!! +10
Besos💋
espero que sigas disfrutando los proximos!
Estoy ansioso linda la espera de un nuevo relato tuyo, y que ojalá sea muy pronto...Besos querida!! 💋
gracias por pasar!
gracias por pasar
q rico