El fin de semana largo del 10 de octubre, nos fuimos con tres amigas a Río de Janeiro y Búzios.
Era el mismo grupo con el que habíamos ido a Cuba, salvo por Maru que esta vez no iba a venir porque el novio no la dejaba.
Salimos para allá con Daiana, Laly y Vane. Llegamos a Río el viernes 7 de octubre y nos acomodamos en el hotel a eso de las 11 hs. Como para esos días ya no tenían habitaciones grandes, habíamos reservado dos habitaciones chicas, Vane dormiría con Dai y Laly conmigo.
El hotel era realmente increíble y lo mejor de todo, quedaba en frente a la playa. Realmente nunca éramos mezquinas a la hora de pagar lujos y como somos de plata, enseguida nos ponemos de acuerdo en elegir lo bueno.
Ese día, luego de acomodarnos, ducharnos y descansar un rato, nos pusimos muy poquita ropa (hacía calor) y salimos a caminar por la playa y buscar algo para almorzar.
Yo estaba con un mini short blanco, musculosa amarilla que me quedaba bien cortita (por arriba de piercing del ombligo) y las típicas ojotas de playa. Por debajo tenia una bikini color rosa.
Saliendo por la puerta principal nos encontramos con tres argentinos que estaban vacacionando también en nuestro hotel, los identificamos enseguida, uno de ellos llevaba una remera de la selección que decía Messi.
Resulta que eran muy copados, así que estuvimos un buen rato hablando con ellos y como conocían bastante nos recomendaron varios lugares dónde comer y salir.
Tras despedirnos les dijimos en qué habitaciones estábamos, por si luego surgía la posibilidad de hacer algo.
Un rato después estábamos ya instaladas en la playa, muy cerca del mar. Había varias parejas y grupitos de jóvenes también tomando y hasta bailando. Incluso llegué a ver a dos flacas que se paseaban lo más tranquilamente en topless. Era evidente que era una playa para la fiesta.
El sol estaba bastante fuerte pero decidimos igual meternos. Fuimos todas salvo Laly que se había quedado abajo de la sombrilla. Nos sacamos la ropa y me metí con el resto de las chicas.
Ya nomás camino al mar notamos cómo nos miraban los flacos, y no sólo a mí sino a todas. Para colmo, Vanesa, Daiana y yo éramos las tres muy tetonas, aunque yo era la única que las tenia operadas.
Varios grupos de brasileros nos pasaban cerca y saludaban, todos con casi exagerada buena onda y mirándonos de una forma que prácticamente nos comían.
Un rato después salimos del mar y volvimos a donde estaba Laly con nuestras cosas, que estaba charlando con un grupo de flacos. Eran cinco brasileros que ya nos habían re fichado antes.
De todas nosotras Daiana era la única que se manejaba con un buen nivel de portugués, yo lo entendía pero poco, y de hablarlo no tenía ni idea.
Los flacos eran todos negros, muy grandotes, marcados, sonrientes y simpáticos a más no poder. "Nos deben querer garchar mal", dijo Vanesa delante de todos ellos cuando nos sentamos todos juntos.
Nosotras nos empezamos a morir de la risa, claro que los flacos no entendian ni media palabra de lo que decíamos.
Tras estar casi toda la tarde con ellos, quedamos en encontrarnos de nuevo en la puerta de nuestro hotel para volver a la playa de noche y tomar algo.
"Por Dios chicas! Esto es mejor que Cuba! Deben tener una poronga tan grande!", dijo Laly totalmente feliz por lo que iba a inevitablemente iba a ocurrir en algún momento.
Tras pasear otro rato por el centro, volvimos al hotel y boludeamos un poco. Ni bien llegamos Vane y Dai decidieron ir a la pileta del hotel, como si estar en las aguas del mar no hubiera sido suficiente. Laly y yo nos quedamos en nuestra habitación charlando.
Un rato más tarde Vane entra en nuestra pieza y nos cuenta que se habían cruzado de nuevo con los argentinos. "Están los cordobeses en nuestra pieza, vienen?", nos dijo abriendo y cerrando la puerta en pocos segundos.
"Vamos?", le dije a Laly, pero ella quiso quedarse dormitando un poco. "Mejor me guardo las ganas para los negros", me dijo casi durmiéndose.
Entré en la habitación de las chicas pensando inocentemente en que sólo iba a ser una charla. Pero ni bien abrí la puerta me encontré con otro escenario.
Vane estaba de rodillas chupándole la pija a dos de los flacos a la vez, mientras que Dai se la chupaba a su chico que estaba boca arriba en la cama.
"Uy flaca, vení y sumate dale", me dijo uno de los flacos con los que estaba Vane. Enseguida se acercó a mí pidiéndome que me agache. Lo pensé un instante pero accedí, la verdad que el viaje y los negros me habían calentado mucho y re daba para sacarme las ganas!
Me agaché y empecé a darle lengüetazos a su pija disfrutándola bien despacito. Tras pasarle la lengua por los costados y succionarle suavemente la cabeza, empecé a comérmela de una.
La pija del flaco desaparecía muy fácilmente adentro de mi boca haciéndole garganta profunda, tenía un buen tamaño pero nada demasiado grande como para que me cueste.
Mientras tanto el flaco me tenia tomado de la colita del pelo manejando él mismo el ritmo. "Como te la comés, te entra toda", me decía mientras no me dejaba de meterme la pija entera en su boca.
La cosa comenzó a subir de ritmo a medida que él se excitaba más y más. Ahora me la hacia comer bien rápido y casi que me hacia atragantar, yo no llegaba a respirar bien y cada tanto tosía un poco. Pero enseguida me metía adentro. Parecía que ese morbo le gustaba y a mí también.
Cuando le pedí que se pusiera un forro, Vanesa ya estaba saltando arriba de la cama sobre su chico, con la montada que le estaba pegando, ese flaco no iba a durar mucho. A Dai en cambio la tenían contra la pared y su chico la penetraba desde atrás agarrándole las lolas.
Yo estaba re caliente mal y necesitaba ya la pija adentro! El flaco se puso el forro en pocos segundos y poniéndome boca arriba en la cama, al lado de Vane, abrió mis piernas y comenzó a penetrarme.
"Que hija de puta que gomas tenés, sacate todo!", empezó a decirme mientras no dejaba de mirarme las lolas. Es que en la desesperación de que me la pusiera, no me había ni siquiera sacado la musculosa, sólo todo lo de abajo.
Mientras mi chico no dejaba de penetrarme, y entre mis gemidos, los de Vane y los de Laly, me saqué como pude todo lo de arriba mostrándole las gomas a mi macho.
Enseguida se volvió loco, sacó su pija dentro mío y sólo se dedicó a chupármelas y amasarlas completamente desesperado. "Miren boludo las tetas que tiene esta pendeja por favor!", le decia al flaco que estaba abajo de Vane.
Los otros dos chicos miraron sin dejar de cogerlas a mis amigas, prometiéndome que luego iban a venir a tocármelas. Yo mientras tanto gemía y gemía como una puta mientras mis lolas se movían de acá para allá, los gemidos de las tres era muy fuertes y sabía que se estarían escuchando en todo el piso.
A Laly la pusieron luego en cuatro, apoyando sus manos en la cama, y su chico la empezó a coger con violencia haciendo que sus gemidos aumentaran más. Un rato después Vanesa acabó, le había pegado terrible montaba a su chico.
Su flaco luego la puso boca arriba como estaba yo, y comenzó a darle de nuevo. Con nuestros cuerpos uno al lado del otro, nos miramos entre el placer y los gemidos y comenzamos a partirnos la boca.
Los flacos no podían creer lo que estaban viendo, se desesperaban más y más mientras nos cogían. El que se la garchaba a Vane no aguantó más, se sacó el forro y apuntando su poronga a nuestras caras comenzó a largarnos unos cuántos chorros de semen, mientras no dejábamos de besarnos.
Unos segundos más tarde, el flaco que me cogía se sacó también el forro y hizo su descarga nuevamente en nosotras. Mientras tanto nosotras seguíamos con nuestros besos y mezclándonos la leche de los dos chicos en nuestras bocas. Era un desastre lo puta que habíamos sido.
Mientras tanto Dai comenzó a acabar gritando como una puta. Su flaco había durado bastante más pero un ratito después también el acabó pero lo hizo adentro (del forro).
Dos de los flacos se quedaron tendidos en el sillón, mientras Laly, Vane, el otro chico y yo en las dos cama de la habitación.
Unos minutos más tarde, el flaco que se había cogido Vanesa se estaba poniendo otro forro. Esta vez me agarró a mí. Me puso enseguida en cuatro y me la puso de una, agarrándome la colita del pelo y tirándome para atrás.
Esta vez no aguanté, tras un par de bombazos acabé. La piernas me temblaron seguido de un escalofrío que pasó por todo mi cuerpo.
"Acabaste putita", me dijo mi macho mientras seguía dándome. Pero yo no podía hablar, aún se me estaba yendo el orgasmo cuando él me dijo eso. Me tuve como 10 minutos en cuatro, luego me acostó boca arriba en la cama y me abrió todo lo que puso las piernas para ponerla de nuevo.
Mientras tanto Vane se la chupaba al que había sido el macho de Vane, y Dai al de Vane.
El segundo round de mi chico fue rápido, empezó a tocarme las tetas y no aguantó mucho más. Se sacó el forro y me largó toda la leche en las lolas. Luego me comí su poronga un rato dejándola bien limpita y tragando la poquita leche que le había quedado.
Me incorporé de la cama con todas las tetas llenas de semen y me senté en el sillón para mirar cómo se las cogían a mis amigas.
A Vane y a Dai las tenían en la cama, una en cada punta y a la dos boca arriba dándole y dándole. Laly acabó una vez más y luego el flaco le descargó todo adentro de la boca. Ella no tuvo drama en tragar todo de una.
El chico de Vane acabó unos minutos más tarde, dándole toda la leche en las tetas, como me habían hecho a mí un rato antes.
Enseguida apareció Laly por la puerta. "Chicas boludas nos van a echar, no saben lo que se escuchan sus gritos", dijo un poco preocupada.
"N te preocupes, con lo que pagamos por noche no nos van a echar", dijo Vanesa.
Yo me tapé así nomás con la ropa que antes tenía puesta y pasé de una habitación a la otra lo más rápido que pude. No daba para ponerme esa ropa estando toda enchastrada.
"No tenías ganas de coger boluda?", le dije a Laly ya en la habitación mientras me acomodaba para ir a ducharme. "Sí obvio pero preferí guardarme las ganas para los negros boluda! Ustedes van a quedar hecha pelotas ahora", respondió ella.
Dos horas más tarde estábamos con los brasileros de nuevo en la playa. Era de noche pero había mucha movida nocturna. Muchos jóvenes, música, alcohol, estaba todo bastante descontrolado.
Con Laly, Dai y tres de los brasileros nos fuimos a bailar en un grupo improvisado que se había armado ahí cerca del mar. Vane se había quedado con los otros dos sentada en la arena.
Empezamos a bailar y mover las caderas, mientras los negros nos miraban y tocaban cuando podían. Yo empecé a tomar y a soltarme cada vez más. Me agachaba y moviendo y levantando la cola, se la apoyaba en la poronga del brasilero que a mí más me gustaba.
Esa noche me sentía tan puta que ya sabia de antemano que iba a cogerme a alguno de esos negros. Hacia unas dos horas habíamos garchado con los argentinos, y aún así, ya estaba pensando en la poronga que tendrías esos flacos.
Una y otra vez le refregaba mi cola en su pija, haciendo que comenzara a crecer. El brasilero no tenía mucho drama en mostrar que la tenia un poco parada, y me tomaba de la cintura y apoyaba con todas sus fuerzas. Era increíble el tamaño de esa pija!
Luego me dio vuelta y comenzamos a transar mal. Ya eran varias las parejas que estaban apretando, algunas más sacadas que otras. Habremos transado más o menos tranquilos por media hora, hasta que todo se fue yendo a la mierda.
Mi macho comenzó a tocarme por todos lados, sobre todo las tetas y el culo. Yo, que esa noche quería ser la más puta, sólo me había puesto una remera apretada sin corpiño, así que se me notaban mucho más las tetas y los pezones.
El negro metió la mano por debajo de la remera y comenzó a tocarme las lolas como un loco. Estaba muy caliente y no me importaba nada.
Miré para el costado pero a Laly y Dai las había perdido. Con mi negro nos hicimos a un costado, y tirándome en el suelo, se puso al costado mío a tocarme y besarme toda.
La diferencia de tamaño que existía entre nosotros era una locura. Él todo enorme, alto y negro, yo más chiquita, de color de piel blanquita y espaldita chiquita! Ni hablar que me sacaba como dos cabezas.
En la arena, mi macho me había levantado totalmente la remera y tenía las lolas casi del todo al aire, y eso me re calentaba, no sólo por sus manoseos sino porque eran un montón los flacos que me las estaban mirando y estaban viendo lo puta que era.
El brasilero se sacó la remera y poniéndole casi encima mío, me aplastó sintiendo su pija entre mis piernas. Yo estaba que volaba de nuevo de la calentura, quería irme ya de ahí y garchármelo!
Pero nos quedamos un rato más. Le metí entonces una mano adentro de su malla y comencé a tocarle la poronga. Aún no estaba dura del todo y era tan grande... yo estaba como loca, desesperada.
Le dije de irnos al hotel, pero claro, no me entendió un carajo. Así que me levanté, me bajé la remera y lo tomé de la mano. Empezamos entonces a caminar juntos camino hacia el hotel.
En la habitación no había nadie, las chicas aún no habían aparecido así que tenía toda la pieza para mí. El brasilero se quedó ahi parado viéndome cómo yo me sacaba toda la ropa. De sus ojos salían fuego.
Me acerqué a él, le bajé la malla y salió una poronga enorme. Aún estaba medio dormidita pero en cuestión de segundos se puso dura como una piedra.
Empecé a chuparle sólo la cabeza, no sabía todavía cómo iba a hacer para metérmela adentro de la boca. Si bien no era la primera vez que estaba con un negro, la pija de éste era claramente una de las más grandes que había visto en mi vida.
Abrí todo lo que pude mi boca y metí la cabeza entera adentro. Comencé entonces a succionarla mientras el negro cerraba los ojos y disfrutaba de mis labios de petera.
Empecé luego a metérmela en la boca, o más bien intentar meterla, porque entraba hasta donde podía, hasta donde me hacía tope la garganta. Claro que cada vez que eso pasaba tosía como una loca. Y cuanto más tosía, más loco se ponía el negro que le encantaba que yo me atragante.
Pero una y otra y otra vez me la metía hasta el fondo y la sacaba. Fui de a poco acostumbrándome, pero igual no me entraba más que algo más de la mitad de su pija en mi boca.
Luego lo hice sentar en el sillón y estando yo arrodillada en el piso, se la seguí chupando. Cómo disfrutaba de esa pija por favor! Nada más lindo que una poronga así de grande para chuparla.
Luego comencé con la paja. Siempre mirándolo a los ojos, empecé a pajearlo suavemente, haciendo movimientos de abajo hacia arriba, mirándolo a él un poco y a la pija y los huevos otro poco. Enseguida no pude más y le hice señas para que se pusiera un forro y me cogiera.
Si bien no nos entendíamos con el idioma, había entendido perfecto lo que le había pedido. Que me cogiera un extraño, en un pais extraño, sin saber su nombre ni nada de él, me hacía sentir re puta. No sabía ni la edad que tenía!
El flaco se puso el forro, me tiró (literalmente) en la cama, abrió mis piernas y apoyó su ancha lengua en mi concha. El negro empezó a lamerme la concha mientras yo me retorcía de placer mordiéndome los labios, apretándome las tetas y abriendo más y más mis piernas.
Me había dejado al borde del orgasmo cuando el negro se incorporó y apoyó su pija en mi concha. La tomó con su mano y empezó a golpearme los labios de la concha como si fuese con un martillo, yo gemía cada vez que hacia eso y aún no me había ni penetrado.
Luego empezó a empujar y lentamente la poronga fue entrando. Lo que más dolió fue la cabeza, que era terriblemente ancha. Mi cara de dolor cuando la cabeza estaba adentro no la podía disimular. Y cómo le gustaba verme así a él!
Tras un raro pude meter más o menos metió la mitad. Luego la sacó y comenzó el proceso de meterla y sacarla de nuevo.
Tras un par de veces, mi concha (que por suerte ya estaba algo agrandada del sexo de hacia un rato antes) fue cediendo y acomodándose a la anchura de la pija.
Cuando quise acordar el negro comenzó a bombear. Lo que grité no tiene nombre. Empecé con gemidos que se transformaron enseguida en gritos cada vez más fuertes, y eso que recién comenzaba a garcharme.
La verdad que era una mezcla de dolor con placer muy intenso. Sentía cómo mi concha se abría en cada metida de pija, una y otra vez.
Y tras seis o siete bombazos, quizás menos, acabé como un puta. Creo que no había durado ni 30 segundos. Entre la calentura del negro, la chupada de pija, la chupada de concha, el contraste de nuestras pieles y esa verga enorme entrando en mi concha, fue demasiado para mí.
Exploté en un orgasmo sumamente intenso que me hizo retorcer toda. Fue mil veces más fuerte que el que había tenido un rato antes con los otros chicos. Lo peor fue que al negro no le importó, y mientras yo gritaba y acababa como una puta él seguía metiéndomela una y otra y otra y otra vez.
Y así, apenas terminó mi primer orgasmo, acabé otra vez....
"Ay la puta madre! Ay la puta madre!", me salió de adentro cuando sentí que había estaba teniendo un orgasmo doble. El placer fue sublime, empezó a agarrarme un frio intenso en todo el cuerpo mientras al mismo tiempo me temblaban las piernas y los brazos.
Y no era para menos, habia tenido dos orgasmos en menos de un minuto. Y aún no habían pasado ni dos minutos desde que me la habia puesto.
Mi concha me ardía y casi dolía. Pero el negro seguía y seguía penetrándome, y lo peor era que en cada embestida, iba metiendo más adentro la pija porque claro, todavía no la habia metido del todo.
Cuando quise acordar la poronga entraba por completo, y el brasilero recorría todo su tronco dentro de mi concha.
Con sus manos en mis piernas, manteniéndolas abiertas para que no me escape, el negro hacia mover toda la cama y me hacía gritar como la más puta de todo Brasil.
Yo cerraba los ojos y sólo experimentaba el placer de la tremenda garchada que me estaba pegando. Volví a abrirlos con los gritos de Laly, que entraba de la mano con uno de los brasileros del grupo.
"Ay boluda qué es eso!", gritó Laly casi espantada y al mismo tiempo riéndose de mi cara de dolor. "Cómo te debe estar matando!", siguió gritándose y riéndose, parecía que a mi amiga le gustaba que me tuvieran así.
Yo me reí por un instante pero volví a lo mío, a mis gemidos, al placer, al sexo.
Cerré los ojos mientras disfrutaba a full, cuando los abrí Laly se la chupaba como loca al otro negro, que también tenía una pija muy muy grande. "Cómo los amo", le dije a ella como pude. Ella me entendió, a las dos nos gustaba un pene de ese tamaño.
Cuando quise acordar, el negro me agarró como nada y en un instante me dio vuelta y puso en cuatro. Me maneja como nada, como si pesara sólo 1 kg, tenía tanta fuerza ese tipo. Apoyó de nuevo su pija y me penetró de una.
Esta vez no tuvo compasión, la metió de una hasta el fondo, hasta el tope. "Ayyy! La pu*** despacio negro de mierda!", le grité muerta de dolor. Me habia salido ese grito del alma, después caí en la cuenta que el negro no entendía nada.
Me tomó de la cola del pelo (a todos les gusta eso evidentemente) y tirándomelo violentamente hacia atrás continuó garchándome. Luego me tomó de la cola y me la apretaba y golpeaba dándome chirlos, el negro estaba con todo.
Mientras su poronga entraba y salía a zarpado ritmo, fue llevando un dedo hacia mi cola y apoyándolo suavemente en mi ano. Como no me quejé fue empujando muy de a poquito. Como no me quejé cuando quise acordar lo tenía todo adentro.
El dedo grueso del negro parecia una pija chiquita, parecía casi una penetración doble. Me hacía gemir como una puta!
Con el dedo bien adentro, y la pija entrando y saliendo en cuatro, acabé otra vez. Esta vez l el cuerpo me cedió y tuve que apoyar las lolas en la cama, quedando con la cola bien levantada.
En pleno orgasmo, el agarré la pija al flaco para que la metiera más despacio, porque me estaba reventando, pero el negro sacó mi mano enseguida y empezó a ponérmela aún más fuerte.
"Ay negro de mier*** me vas a dejar de cama!", volví a gritarle. El negro entonces sacó su pene, se sacó el forro y me largó toda la leche en los cachetes del culo. Para decepción mía, no habia salido mucho leche, lo cual me llamó la atención.
Me quedé tendida en la cama muerta de calor (pese a que estaba el aire prendido), muerta de sed, jadeante y con col corazón latiendo a mil por hora.
Me quedé ahí recuperándome un rato, tratando de respirar profundo, mientras tenia en primer plano y en la cama de al lado, a Laly siendo garchada por su macho. Pobrecita Laly, su cara de dolor creo que era peor que la que yo habia puesto.
Pasaron 10 minutos en los cuales mi amiga logró acabar, y el negro ya estaba con otro forro puesto. Me abrió de gambas y me la mandó adentro.
Yo tenía la concha muy sensible así que empecé a gemir como loca al toque. Por suerte la pija ya entraba y salia con menos dificultad. Con las piernas abiertas y dobladas, el negro seguía embistiéndome haciendo que la cama golpeara a cada raro contra la pared.
A los 15 minutos o un poco menos, volví a acabar. El tamaño del pene ese era como para acabar y acabar y acabar y acabar. Por supuesto que con cada orgasmo, mi conchita quedaba en ruinas.
Luego me puso en cuatro de nuevo y luego me apoyó contra la pared. Con sus manos en mi cintura, el pene entraba y salía a full. Desde esa posición no podía verla a Laly, aunque sí escucharla. Daba pena lo que gritaba pobre mi amiga!
Un rato después el negro se sacó el forro y comencé a chupársela. Con la cabeza entera dentro de mi boca, me acabó largando sólo dos o tres chorros de leche, pero no habia mucho, menos que la primer acabada.
Tragué todo sin problemas y me quedé sentada en el sillón, mientras mi macho se vestía. Laly volvió a acabar y al toque el negro le descargó toda la leche en la cara. Ese negro sí que tenía leche en serio!
Habrán sido al menos cinco chorros repletos de semen que dejaron la carita de mi amiga totalmente blanca. Cagándose de risa, se levantó al baño a limpiarse.
Mi macho se fue de la habitación y yo entonces me acosté en mi cama. Un rato después el otro negro y Laly empezaban a coger de nuevo. Yo cerré los ojos y me dormía o dormitaba de a ratos, con los gritos de mi amiga era imposible conciliar el sueño.
En una de las últimas veces que abrí los ojos, Laly se la chupaba de nuevo. Un instante después quedó otra vez con la cara toda repleta de semen.
Me dormí por un rato y cuando me desperté estaba el macho de Laly en mi cama, poniéndose un forro. Ella estaba en su cama respirando jadeante. "Te toca de nuevo", me dijo riéndose.
Le dije que no podía más, pero me di cuenta que era al pedo las explicaciones. Sobre todo porque no llegué ni a terminar la frase. El negro me abrió las piernas y me la puso de una, sin decir una palabra.
El sueño que tenia se me fue por completo y empecé a gemir como puta de nuevo. "Tan puta puedo ser?", pensé. Desde que habíamos llegado a Brasil no habíamos hecho otra cosa que tener sexo, que descontrol que era esto!
El negro me puso en cuatro enseguida, con un dedo adentro de la cola, tal cual lo habia hecho su otro amigo. Por suerte no intentó meterla porque hubiese sido demasiado para un día.
Tras tenerme no sé cuánto en esa posición, acabé de nuevo. Esta vez apenas grité, el orgasmo fue intenso como los otros, pero sentí que ya no tenía ni fuerzas para gritar.
Tras acabar rogaba que le negro terminara de una vez, porque realmente nos estaban reventando. Y fue así, por suerte el negro escuchó mis pensamientos, porque se sacó el forro y me la hizo comer.
Con sus manos en mi pelo, empujaba su pene adentro de mi boca para que me la comiera toda. Tras un par de metidas y sacadas, me largó toda la leche adentró. El hdp seguía largando leche como un tambo, y eso que era la tercera vez que acababa.
Tras acabarme, el flaco se cambió y se fue de la habitación sonriente como nunca.
Con mi amiga nos quedamos tendidas en la cama, muertas de cansancio. Con el silencio de la habitación nos percatamos que venían muchos gemidos de la habitación de al lado. Seguramente serian Dai y Vane que habían comenzado también la fiesta.
Laly estaba exhausta también, pero quiso vestirse e ir a chusmear a la pieza de las chicas. Cuando regresó al toque, me dijo que estaban los otros negros con ellas dos. "Tres contra dos, las van a matar, jaja"
Yo me reí pensando que les iba a ir quizás un peor que a nosotras. Miré la hora y eran las 7 hs de la mañana, me dormí enseguida deseando poder recuperarme y dormir por mil horas...
Era el mismo grupo con el que habíamos ido a Cuba, salvo por Maru que esta vez no iba a venir porque el novio no la dejaba.
Salimos para allá con Daiana, Laly y Vane. Llegamos a Río el viernes 7 de octubre y nos acomodamos en el hotel a eso de las 11 hs. Como para esos días ya no tenían habitaciones grandes, habíamos reservado dos habitaciones chicas, Vane dormiría con Dai y Laly conmigo.
El hotel era realmente increíble y lo mejor de todo, quedaba en frente a la playa. Realmente nunca éramos mezquinas a la hora de pagar lujos y como somos de plata, enseguida nos ponemos de acuerdo en elegir lo bueno.
Ese día, luego de acomodarnos, ducharnos y descansar un rato, nos pusimos muy poquita ropa (hacía calor) y salimos a caminar por la playa y buscar algo para almorzar.
Yo estaba con un mini short blanco, musculosa amarilla que me quedaba bien cortita (por arriba de piercing del ombligo) y las típicas ojotas de playa. Por debajo tenia una bikini color rosa.
Saliendo por la puerta principal nos encontramos con tres argentinos que estaban vacacionando también en nuestro hotel, los identificamos enseguida, uno de ellos llevaba una remera de la selección que decía Messi.
Resulta que eran muy copados, así que estuvimos un buen rato hablando con ellos y como conocían bastante nos recomendaron varios lugares dónde comer y salir.
Tras despedirnos les dijimos en qué habitaciones estábamos, por si luego surgía la posibilidad de hacer algo.
Un rato después estábamos ya instaladas en la playa, muy cerca del mar. Había varias parejas y grupitos de jóvenes también tomando y hasta bailando. Incluso llegué a ver a dos flacas que se paseaban lo más tranquilamente en topless. Era evidente que era una playa para la fiesta.
El sol estaba bastante fuerte pero decidimos igual meternos. Fuimos todas salvo Laly que se había quedado abajo de la sombrilla. Nos sacamos la ropa y me metí con el resto de las chicas.
Ya nomás camino al mar notamos cómo nos miraban los flacos, y no sólo a mí sino a todas. Para colmo, Vanesa, Daiana y yo éramos las tres muy tetonas, aunque yo era la única que las tenia operadas.
Varios grupos de brasileros nos pasaban cerca y saludaban, todos con casi exagerada buena onda y mirándonos de una forma que prácticamente nos comían.
Un rato después salimos del mar y volvimos a donde estaba Laly con nuestras cosas, que estaba charlando con un grupo de flacos. Eran cinco brasileros que ya nos habían re fichado antes.
De todas nosotras Daiana era la única que se manejaba con un buen nivel de portugués, yo lo entendía pero poco, y de hablarlo no tenía ni idea.
Los flacos eran todos negros, muy grandotes, marcados, sonrientes y simpáticos a más no poder. "Nos deben querer garchar mal", dijo Vanesa delante de todos ellos cuando nos sentamos todos juntos.
Nosotras nos empezamos a morir de la risa, claro que los flacos no entendian ni media palabra de lo que decíamos.
Tras estar casi toda la tarde con ellos, quedamos en encontrarnos de nuevo en la puerta de nuestro hotel para volver a la playa de noche y tomar algo.
"Por Dios chicas! Esto es mejor que Cuba! Deben tener una poronga tan grande!", dijo Laly totalmente feliz por lo que iba a inevitablemente iba a ocurrir en algún momento.
Tras pasear otro rato por el centro, volvimos al hotel y boludeamos un poco. Ni bien llegamos Vane y Dai decidieron ir a la pileta del hotel, como si estar en las aguas del mar no hubiera sido suficiente. Laly y yo nos quedamos en nuestra habitación charlando.
Un rato más tarde Vane entra en nuestra pieza y nos cuenta que se habían cruzado de nuevo con los argentinos. "Están los cordobeses en nuestra pieza, vienen?", nos dijo abriendo y cerrando la puerta en pocos segundos.
"Vamos?", le dije a Laly, pero ella quiso quedarse dormitando un poco. "Mejor me guardo las ganas para los negros", me dijo casi durmiéndose.
Entré en la habitación de las chicas pensando inocentemente en que sólo iba a ser una charla. Pero ni bien abrí la puerta me encontré con otro escenario.
Vane estaba de rodillas chupándole la pija a dos de los flacos a la vez, mientras que Dai se la chupaba a su chico que estaba boca arriba en la cama.
"Uy flaca, vení y sumate dale", me dijo uno de los flacos con los que estaba Vane. Enseguida se acercó a mí pidiéndome que me agache. Lo pensé un instante pero accedí, la verdad que el viaje y los negros me habían calentado mucho y re daba para sacarme las ganas!
Me agaché y empecé a darle lengüetazos a su pija disfrutándola bien despacito. Tras pasarle la lengua por los costados y succionarle suavemente la cabeza, empecé a comérmela de una.
La pija del flaco desaparecía muy fácilmente adentro de mi boca haciéndole garganta profunda, tenía un buen tamaño pero nada demasiado grande como para que me cueste.
Mientras tanto el flaco me tenia tomado de la colita del pelo manejando él mismo el ritmo. "Como te la comés, te entra toda", me decía mientras no me dejaba de meterme la pija entera en su boca.
La cosa comenzó a subir de ritmo a medida que él se excitaba más y más. Ahora me la hacia comer bien rápido y casi que me hacia atragantar, yo no llegaba a respirar bien y cada tanto tosía un poco. Pero enseguida me metía adentro. Parecía que ese morbo le gustaba y a mí también.
Cuando le pedí que se pusiera un forro, Vanesa ya estaba saltando arriba de la cama sobre su chico, con la montada que le estaba pegando, ese flaco no iba a durar mucho. A Dai en cambio la tenían contra la pared y su chico la penetraba desde atrás agarrándole las lolas.
Yo estaba re caliente mal y necesitaba ya la pija adentro! El flaco se puso el forro en pocos segundos y poniéndome boca arriba en la cama, al lado de Vane, abrió mis piernas y comenzó a penetrarme.
"Que hija de puta que gomas tenés, sacate todo!", empezó a decirme mientras no dejaba de mirarme las lolas. Es que en la desesperación de que me la pusiera, no me había ni siquiera sacado la musculosa, sólo todo lo de abajo.
Mientras mi chico no dejaba de penetrarme, y entre mis gemidos, los de Vane y los de Laly, me saqué como pude todo lo de arriba mostrándole las gomas a mi macho.
Enseguida se volvió loco, sacó su pija dentro mío y sólo se dedicó a chupármelas y amasarlas completamente desesperado. "Miren boludo las tetas que tiene esta pendeja por favor!", le decia al flaco que estaba abajo de Vane.
Los otros dos chicos miraron sin dejar de cogerlas a mis amigas, prometiéndome que luego iban a venir a tocármelas. Yo mientras tanto gemía y gemía como una puta mientras mis lolas se movían de acá para allá, los gemidos de las tres era muy fuertes y sabía que se estarían escuchando en todo el piso.
A Laly la pusieron luego en cuatro, apoyando sus manos en la cama, y su chico la empezó a coger con violencia haciendo que sus gemidos aumentaran más. Un rato después Vanesa acabó, le había pegado terrible montaba a su chico.
Su flaco luego la puso boca arriba como estaba yo, y comenzó a darle de nuevo. Con nuestros cuerpos uno al lado del otro, nos miramos entre el placer y los gemidos y comenzamos a partirnos la boca.
Los flacos no podían creer lo que estaban viendo, se desesperaban más y más mientras nos cogían. El que se la garchaba a Vane no aguantó más, se sacó el forro y apuntando su poronga a nuestras caras comenzó a largarnos unos cuántos chorros de semen, mientras no dejábamos de besarnos.
Unos segundos más tarde, el flaco que me cogía se sacó también el forro y hizo su descarga nuevamente en nosotras. Mientras tanto nosotras seguíamos con nuestros besos y mezclándonos la leche de los dos chicos en nuestras bocas. Era un desastre lo puta que habíamos sido.
Mientras tanto Dai comenzó a acabar gritando como una puta. Su flaco había durado bastante más pero un ratito después también el acabó pero lo hizo adentro (del forro).
Dos de los flacos se quedaron tendidos en el sillón, mientras Laly, Vane, el otro chico y yo en las dos cama de la habitación.
Unos minutos más tarde, el flaco que se había cogido Vanesa se estaba poniendo otro forro. Esta vez me agarró a mí. Me puso enseguida en cuatro y me la puso de una, agarrándome la colita del pelo y tirándome para atrás.
Esta vez no aguanté, tras un par de bombazos acabé. La piernas me temblaron seguido de un escalofrío que pasó por todo mi cuerpo.
"Acabaste putita", me dijo mi macho mientras seguía dándome. Pero yo no podía hablar, aún se me estaba yendo el orgasmo cuando él me dijo eso. Me tuve como 10 minutos en cuatro, luego me acostó boca arriba en la cama y me abrió todo lo que puso las piernas para ponerla de nuevo.
Mientras tanto Vane se la chupaba al que había sido el macho de Vane, y Dai al de Vane.
El segundo round de mi chico fue rápido, empezó a tocarme las tetas y no aguantó mucho más. Se sacó el forro y me largó toda la leche en las lolas. Luego me comí su poronga un rato dejándola bien limpita y tragando la poquita leche que le había quedado.
Me incorporé de la cama con todas las tetas llenas de semen y me senté en el sillón para mirar cómo se las cogían a mis amigas.
A Vane y a Dai las tenían en la cama, una en cada punta y a la dos boca arriba dándole y dándole. Laly acabó una vez más y luego el flaco le descargó todo adentro de la boca. Ella no tuvo drama en tragar todo de una.
El chico de Vane acabó unos minutos más tarde, dándole toda la leche en las tetas, como me habían hecho a mí un rato antes.
Enseguida apareció Laly por la puerta. "Chicas boludas nos van a echar, no saben lo que se escuchan sus gritos", dijo un poco preocupada.
"N te preocupes, con lo que pagamos por noche no nos van a echar", dijo Vanesa.
Yo me tapé así nomás con la ropa que antes tenía puesta y pasé de una habitación a la otra lo más rápido que pude. No daba para ponerme esa ropa estando toda enchastrada.
"No tenías ganas de coger boluda?", le dije a Laly ya en la habitación mientras me acomodaba para ir a ducharme. "Sí obvio pero preferí guardarme las ganas para los negros boluda! Ustedes van a quedar hecha pelotas ahora", respondió ella.
Dos horas más tarde estábamos con los brasileros de nuevo en la playa. Era de noche pero había mucha movida nocturna. Muchos jóvenes, música, alcohol, estaba todo bastante descontrolado.
Con Laly, Dai y tres de los brasileros nos fuimos a bailar en un grupo improvisado que se había armado ahí cerca del mar. Vane se había quedado con los otros dos sentada en la arena.
Empezamos a bailar y mover las caderas, mientras los negros nos miraban y tocaban cuando podían. Yo empecé a tomar y a soltarme cada vez más. Me agachaba y moviendo y levantando la cola, se la apoyaba en la poronga del brasilero que a mí más me gustaba.
Esa noche me sentía tan puta que ya sabia de antemano que iba a cogerme a alguno de esos negros. Hacia unas dos horas habíamos garchado con los argentinos, y aún así, ya estaba pensando en la poronga que tendrías esos flacos.
Una y otra vez le refregaba mi cola en su pija, haciendo que comenzara a crecer. El brasilero no tenía mucho drama en mostrar que la tenia un poco parada, y me tomaba de la cintura y apoyaba con todas sus fuerzas. Era increíble el tamaño de esa pija!
Luego me dio vuelta y comenzamos a transar mal. Ya eran varias las parejas que estaban apretando, algunas más sacadas que otras. Habremos transado más o menos tranquilos por media hora, hasta que todo se fue yendo a la mierda.
Mi macho comenzó a tocarme por todos lados, sobre todo las tetas y el culo. Yo, que esa noche quería ser la más puta, sólo me había puesto una remera apretada sin corpiño, así que se me notaban mucho más las tetas y los pezones.
El negro metió la mano por debajo de la remera y comenzó a tocarme las lolas como un loco. Estaba muy caliente y no me importaba nada.
Miré para el costado pero a Laly y Dai las había perdido. Con mi negro nos hicimos a un costado, y tirándome en el suelo, se puso al costado mío a tocarme y besarme toda.
La diferencia de tamaño que existía entre nosotros era una locura. Él todo enorme, alto y negro, yo más chiquita, de color de piel blanquita y espaldita chiquita! Ni hablar que me sacaba como dos cabezas.
En la arena, mi macho me había levantado totalmente la remera y tenía las lolas casi del todo al aire, y eso me re calentaba, no sólo por sus manoseos sino porque eran un montón los flacos que me las estaban mirando y estaban viendo lo puta que era.
El brasilero se sacó la remera y poniéndole casi encima mío, me aplastó sintiendo su pija entre mis piernas. Yo estaba que volaba de nuevo de la calentura, quería irme ya de ahí y garchármelo!
Pero nos quedamos un rato más. Le metí entonces una mano adentro de su malla y comencé a tocarle la poronga. Aún no estaba dura del todo y era tan grande... yo estaba como loca, desesperada.
Le dije de irnos al hotel, pero claro, no me entendió un carajo. Así que me levanté, me bajé la remera y lo tomé de la mano. Empezamos entonces a caminar juntos camino hacia el hotel.
En la habitación no había nadie, las chicas aún no habían aparecido así que tenía toda la pieza para mí. El brasilero se quedó ahi parado viéndome cómo yo me sacaba toda la ropa. De sus ojos salían fuego.
Me acerqué a él, le bajé la malla y salió una poronga enorme. Aún estaba medio dormidita pero en cuestión de segundos se puso dura como una piedra.
Empecé a chuparle sólo la cabeza, no sabía todavía cómo iba a hacer para metérmela adentro de la boca. Si bien no era la primera vez que estaba con un negro, la pija de éste era claramente una de las más grandes que había visto en mi vida.
Abrí todo lo que pude mi boca y metí la cabeza entera adentro. Comencé entonces a succionarla mientras el negro cerraba los ojos y disfrutaba de mis labios de petera.
Empecé luego a metérmela en la boca, o más bien intentar meterla, porque entraba hasta donde podía, hasta donde me hacía tope la garganta. Claro que cada vez que eso pasaba tosía como una loca. Y cuanto más tosía, más loco se ponía el negro que le encantaba que yo me atragante.
Pero una y otra y otra vez me la metía hasta el fondo y la sacaba. Fui de a poco acostumbrándome, pero igual no me entraba más que algo más de la mitad de su pija en mi boca.
Luego lo hice sentar en el sillón y estando yo arrodillada en el piso, se la seguí chupando. Cómo disfrutaba de esa pija por favor! Nada más lindo que una poronga así de grande para chuparla.
Luego comencé con la paja. Siempre mirándolo a los ojos, empecé a pajearlo suavemente, haciendo movimientos de abajo hacia arriba, mirándolo a él un poco y a la pija y los huevos otro poco. Enseguida no pude más y le hice señas para que se pusiera un forro y me cogiera.
Si bien no nos entendíamos con el idioma, había entendido perfecto lo que le había pedido. Que me cogiera un extraño, en un pais extraño, sin saber su nombre ni nada de él, me hacía sentir re puta. No sabía ni la edad que tenía!
El flaco se puso el forro, me tiró (literalmente) en la cama, abrió mis piernas y apoyó su ancha lengua en mi concha. El negro empezó a lamerme la concha mientras yo me retorcía de placer mordiéndome los labios, apretándome las tetas y abriendo más y más mis piernas.
Me había dejado al borde del orgasmo cuando el negro se incorporó y apoyó su pija en mi concha. La tomó con su mano y empezó a golpearme los labios de la concha como si fuese con un martillo, yo gemía cada vez que hacia eso y aún no me había ni penetrado.
Luego empezó a empujar y lentamente la poronga fue entrando. Lo que más dolió fue la cabeza, que era terriblemente ancha. Mi cara de dolor cuando la cabeza estaba adentro no la podía disimular. Y cómo le gustaba verme así a él!
Tras un raro pude meter más o menos metió la mitad. Luego la sacó y comenzó el proceso de meterla y sacarla de nuevo.
Tras un par de veces, mi concha (que por suerte ya estaba algo agrandada del sexo de hacia un rato antes) fue cediendo y acomodándose a la anchura de la pija.
Cuando quise acordar el negro comenzó a bombear. Lo que grité no tiene nombre. Empecé con gemidos que se transformaron enseguida en gritos cada vez más fuertes, y eso que recién comenzaba a garcharme.
La verdad que era una mezcla de dolor con placer muy intenso. Sentía cómo mi concha se abría en cada metida de pija, una y otra vez.
Y tras seis o siete bombazos, quizás menos, acabé como un puta. Creo que no había durado ni 30 segundos. Entre la calentura del negro, la chupada de pija, la chupada de concha, el contraste de nuestras pieles y esa verga enorme entrando en mi concha, fue demasiado para mí.
Exploté en un orgasmo sumamente intenso que me hizo retorcer toda. Fue mil veces más fuerte que el que había tenido un rato antes con los otros chicos. Lo peor fue que al negro no le importó, y mientras yo gritaba y acababa como una puta él seguía metiéndomela una y otra y otra y otra vez.
Y así, apenas terminó mi primer orgasmo, acabé otra vez....
"Ay la puta madre! Ay la puta madre!", me salió de adentro cuando sentí que había estaba teniendo un orgasmo doble. El placer fue sublime, empezó a agarrarme un frio intenso en todo el cuerpo mientras al mismo tiempo me temblaban las piernas y los brazos.
Y no era para menos, habia tenido dos orgasmos en menos de un minuto. Y aún no habían pasado ni dos minutos desde que me la habia puesto.
Mi concha me ardía y casi dolía. Pero el negro seguía y seguía penetrándome, y lo peor era que en cada embestida, iba metiendo más adentro la pija porque claro, todavía no la habia metido del todo.
Cuando quise acordar la poronga entraba por completo, y el brasilero recorría todo su tronco dentro de mi concha.
Con sus manos en mis piernas, manteniéndolas abiertas para que no me escape, el negro hacia mover toda la cama y me hacía gritar como la más puta de todo Brasil.
Yo cerraba los ojos y sólo experimentaba el placer de la tremenda garchada que me estaba pegando. Volví a abrirlos con los gritos de Laly, que entraba de la mano con uno de los brasileros del grupo.
"Ay boluda qué es eso!", gritó Laly casi espantada y al mismo tiempo riéndose de mi cara de dolor. "Cómo te debe estar matando!", siguió gritándose y riéndose, parecía que a mi amiga le gustaba que me tuvieran así.
Yo me reí por un instante pero volví a lo mío, a mis gemidos, al placer, al sexo.
Cerré los ojos mientras disfrutaba a full, cuando los abrí Laly se la chupaba como loca al otro negro, que también tenía una pija muy muy grande. "Cómo los amo", le dije a ella como pude. Ella me entendió, a las dos nos gustaba un pene de ese tamaño.
Cuando quise acordar, el negro me agarró como nada y en un instante me dio vuelta y puso en cuatro. Me maneja como nada, como si pesara sólo 1 kg, tenía tanta fuerza ese tipo. Apoyó de nuevo su pija y me penetró de una.
Esta vez no tuvo compasión, la metió de una hasta el fondo, hasta el tope. "Ayyy! La pu*** despacio negro de mierda!", le grité muerta de dolor. Me habia salido ese grito del alma, después caí en la cuenta que el negro no entendía nada.
Me tomó de la cola del pelo (a todos les gusta eso evidentemente) y tirándomelo violentamente hacia atrás continuó garchándome. Luego me tomó de la cola y me la apretaba y golpeaba dándome chirlos, el negro estaba con todo.
Mientras su poronga entraba y salía a zarpado ritmo, fue llevando un dedo hacia mi cola y apoyándolo suavemente en mi ano. Como no me quejé fue empujando muy de a poquito. Como no me quejé cuando quise acordar lo tenía todo adentro.
El dedo grueso del negro parecia una pija chiquita, parecía casi una penetración doble. Me hacía gemir como una puta!
Con el dedo bien adentro, y la pija entrando y saliendo en cuatro, acabé otra vez. Esta vez l el cuerpo me cedió y tuve que apoyar las lolas en la cama, quedando con la cola bien levantada.
En pleno orgasmo, el agarré la pija al flaco para que la metiera más despacio, porque me estaba reventando, pero el negro sacó mi mano enseguida y empezó a ponérmela aún más fuerte.
"Ay negro de mier*** me vas a dejar de cama!", volví a gritarle. El negro entonces sacó su pene, se sacó el forro y me largó toda la leche en los cachetes del culo. Para decepción mía, no habia salido mucho leche, lo cual me llamó la atención.
Me quedé tendida en la cama muerta de calor (pese a que estaba el aire prendido), muerta de sed, jadeante y con col corazón latiendo a mil por hora.
Me quedé ahí recuperándome un rato, tratando de respirar profundo, mientras tenia en primer plano y en la cama de al lado, a Laly siendo garchada por su macho. Pobrecita Laly, su cara de dolor creo que era peor que la que yo habia puesto.
Pasaron 10 minutos en los cuales mi amiga logró acabar, y el negro ya estaba con otro forro puesto. Me abrió de gambas y me la mandó adentro.
Yo tenía la concha muy sensible así que empecé a gemir como loca al toque. Por suerte la pija ya entraba y salia con menos dificultad. Con las piernas abiertas y dobladas, el negro seguía embistiéndome haciendo que la cama golpeara a cada raro contra la pared.
A los 15 minutos o un poco menos, volví a acabar. El tamaño del pene ese era como para acabar y acabar y acabar y acabar. Por supuesto que con cada orgasmo, mi conchita quedaba en ruinas.
Luego me puso en cuatro de nuevo y luego me apoyó contra la pared. Con sus manos en mi cintura, el pene entraba y salía a full. Desde esa posición no podía verla a Laly, aunque sí escucharla. Daba pena lo que gritaba pobre mi amiga!
Un rato después el negro se sacó el forro y comencé a chupársela. Con la cabeza entera dentro de mi boca, me acabó largando sólo dos o tres chorros de leche, pero no habia mucho, menos que la primer acabada.
Tragué todo sin problemas y me quedé sentada en el sillón, mientras mi macho se vestía. Laly volvió a acabar y al toque el negro le descargó toda la leche en la cara. Ese negro sí que tenía leche en serio!
Habrán sido al menos cinco chorros repletos de semen que dejaron la carita de mi amiga totalmente blanca. Cagándose de risa, se levantó al baño a limpiarse.
Mi macho se fue de la habitación y yo entonces me acosté en mi cama. Un rato después el otro negro y Laly empezaban a coger de nuevo. Yo cerré los ojos y me dormía o dormitaba de a ratos, con los gritos de mi amiga era imposible conciliar el sueño.
En una de las últimas veces que abrí los ojos, Laly se la chupaba de nuevo. Un instante después quedó otra vez con la cara toda repleta de semen.
Me dormí por un rato y cuando me desperté estaba el macho de Laly en mi cama, poniéndose un forro. Ella estaba en su cama respirando jadeante. "Te toca de nuevo", me dijo riéndose.
Le dije que no podía más, pero me di cuenta que era al pedo las explicaciones. Sobre todo porque no llegué ni a terminar la frase. El negro me abrió las piernas y me la puso de una, sin decir una palabra.
El sueño que tenia se me fue por completo y empecé a gemir como puta de nuevo. "Tan puta puedo ser?", pensé. Desde que habíamos llegado a Brasil no habíamos hecho otra cosa que tener sexo, que descontrol que era esto!
El negro me puso en cuatro enseguida, con un dedo adentro de la cola, tal cual lo habia hecho su otro amigo. Por suerte no intentó meterla porque hubiese sido demasiado para un día.
Tras tenerme no sé cuánto en esa posición, acabé de nuevo. Esta vez apenas grité, el orgasmo fue intenso como los otros, pero sentí que ya no tenía ni fuerzas para gritar.
Tras acabar rogaba que le negro terminara de una vez, porque realmente nos estaban reventando. Y fue así, por suerte el negro escuchó mis pensamientos, porque se sacó el forro y me la hizo comer.
Con sus manos en mi pelo, empujaba su pene adentro de mi boca para que me la comiera toda. Tras un par de metidas y sacadas, me largó toda la leche adentró. El hdp seguía largando leche como un tambo, y eso que era la tercera vez que acababa.
Tras acabarme, el flaco se cambió y se fue de la habitación sonriente como nunca.
Con mi amiga nos quedamos tendidas en la cama, muertas de cansancio. Con el silencio de la habitación nos percatamos que venían muchos gemidos de la habitación de al lado. Seguramente serian Dai y Vane que habían comenzado también la fiesta.
Laly estaba exhausta también, pero quiso vestirse e ir a chusmear a la pieza de las chicas. Cuando regresó al toque, me dijo que estaban los otros negros con ellas dos. "Tres contra dos, las van a matar, jaja"
Yo me reí pensando que les iba a ir quizás un peor que a nosotras. Miré la hora y eran las 7 hs de la mañana, me dormí enseguida deseando poder recuperarme y dormir por mil horas...
35 comentarios - Brasil: bienvenida doble (#66)
Jaja
Me encanto el relato, ya quiero ver que más hicieron
Seguro que al segundo día te rompieron el culo los negros
Muy buen relato...FELICITACIONES!! 👏👏 +10
Besitos hermosa!! 💋
LEO
Y el culito sigue intacto, supongo que no volvió a ARgentina así jajja
Es curioso pero el los viajes se liga más con connacionales que con extranjeros jajajaj
Muy caliente esos viajes! La proxima quiero irme de vacaciones con uds! 😉 jejej
Hasta en garcharlas los argentinos perdieron con los brazucas.
Tristeza nao tem fim !
@virsolis_1990 cómo me gustás la puta que los parió !
10+....
Que rico todo el flujo que largaste
Menos mal que no te la metieron en la colita sino flor de agujero te dejaban mami
Excelente