Hace unos años atrás, antes de casarme, me invitaron a un voluntariado en el interior del país, en la segunda quincena de enero, había gente de varios lugares de Argentina e íbamos a ayudar en un lugar de Catamarca, en una comunidad rural.
Cuando llegabas al lugar te dividían por paraje o escuela, con gente que no conocías, tanto varones como mujeres, más o menos 8 a 12 personas por lugar.
La cosa que a mi me tocó con un grupo mitad porteños mitad cordobeses, había cinco minas, 4 cordobesas y una porteña.
La verdad que me gustó una de entrada, se llamaba Candela, morocha de ojos verdes, flaquita pero con todo bien puesto, resimpática, entradora, obvio que todos quedamos reenganchados con la mina, pero histeriqueaba con todos.
Así yo también la seguía, pero no me había percatado de que otra de las minas estaba fuertísima, tez clara, pelo negro y unas tetas bárbaras, pero siempre tímida, de jogging, sin destacar mucho, se llamaba Judith. La cosa que pasaron unos días de voluntariado, yo como un boludo atrás de Candela, pero nada pasaba. Eso si, entra Candela y Judith no había nada de onda, me tocó laburar con una y otra, y se tiraban re mala leche.
Una tarde volviendo de visitar y relevar unas casas, Judith me dice que le dio frío y se abrazó en el camino de tierra en el estábamos volviendo a la escuela donde parábamos. Me habló de que venía hace tiempo sola, yo lento de reflejo y recaliente con la otra, con ilusiones con Candela, ni bola le di a Judtih.
La última noche, antes de terminar y volver, comimos un asado de chivito que nos invitó la gente del lugar, y como tomé mucho vino patero del lugar, salí tipo 2 o 3 de la manaña a fumar un pucho, tomar fresco, había varios de los pibes todavía dando vuelta, hasta que quedamos solos Judith y yo, envueltos en una frazada que ella trajo en la parte de atrás del colegio donde parábamos.
Me sacó una pitada del pucho y me miró con una cara de putona terrible, me manda una mano a la pija y me la empieza a manosear impunemente. Cubiertos por la frazada, se agacha y me desabrocha el pantalón, me la saca y empieza a chupar, la babeo toda. Yo que ni una paja me mandé en como dos semanas, estaba cargadísimo y le terminé en la cara. Se enojo un poco y me preguntó si me iba a dar el cuero para cojer enseguida.
La agarré del pelo y en dos / tres minutos de pete, ya estaba listo de nuevo. Nos metimos como en un espacio que quedaba más oscuro, se bajó el short y se sentó en mi pija, así nomás, sin forro ni nada, esta mojadita y gemía despacito y me puse a chuparle las tetas, las más lindas que tuve en mi vida. Al ratito, terminó ellá y yo seguí bombeando hasta que acabé adentro, "llename papi de leche", con ese acento cordobés que me calentaba a más no poder.
Nos quedamos besándonos, sin sacarsela de adentro, cuando saque mi pija, me la dejó limpita. Al ratito, otro pucho, y me preguntó sino quería irme a Córdoba unos días, que su compañera de departamento no volvía hasta dentro de una semana. Como yo no gasté casi nada de guita me daba el cuero para una semana más o menos allá.
Así que llegamos a Córdoba, me dejó la mañana solo, que iba a lo de sus viejos pero que a la siesta volvía, tenía que almorzar con la familia, pero no quería perderse ni un ratito, así que desde la terminal a su departamento, llegamos, cogimos a la mañana y se fue. Cuando volvió comenzamos un raid de 5 días de sexo.
Fue la primera vez que cogí por el culo a una mina, una sensación hermosa. Mucho arriba ella, quería coger todo el tiempo, apenas parábamos para comer, no recorrí nada de Córdoba esas vacaciones, ni tiempo para traer unos afajores tuve. Bautizamos toda la casa a lechazos, perdí la cuenta de cuanto forro usamos.
Nos encontramos varias veces ese año y el siguiente, después se puso en pareja y no la vi nunca más, pero es de los mejores recuerdos de mi vida.
Cuando llegabas al lugar te dividían por paraje o escuela, con gente que no conocías, tanto varones como mujeres, más o menos 8 a 12 personas por lugar.
La cosa que a mi me tocó con un grupo mitad porteños mitad cordobeses, había cinco minas, 4 cordobesas y una porteña.
La verdad que me gustó una de entrada, se llamaba Candela, morocha de ojos verdes, flaquita pero con todo bien puesto, resimpática, entradora, obvio que todos quedamos reenganchados con la mina, pero histeriqueaba con todos.
Así yo también la seguía, pero no me había percatado de que otra de las minas estaba fuertísima, tez clara, pelo negro y unas tetas bárbaras, pero siempre tímida, de jogging, sin destacar mucho, se llamaba Judith. La cosa que pasaron unos días de voluntariado, yo como un boludo atrás de Candela, pero nada pasaba. Eso si, entra Candela y Judith no había nada de onda, me tocó laburar con una y otra, y se tiraban re mala leche.
Una tarde volviendo de visitar y relevar unas casas, Judith me dice que le dio frío y se abrazó en el camino de tierra en el estábamos volviendo a la escuela donde parábamos. Me habló de que venía hace tiempo sola, yo lento de reflejo y recaliente con la otra, con ilusiones con Candela, ni bola le di a Judtih.
La última noche, antes de terminar y volver, comimos un asado de chivito que nos invitó la gente del lugar, y como tomé mucho vino patero del lugar, salí tipo 2 o 3 de la manaña a fumar un pucho, tomar fresco, había varios de los pibes todavía dando vuelta, hasta que quedamos solos Judith y yo, envueltos en una frazada que ella trajo en la parte de atrás del colegio donde parábamos.
Me sacó una pitada del pucho y me miró con una cara de putona terrible, me manda una mano a la pija y me la empieza a manosear impunemente. Cubiertos por la frazada, se agacha y me desabrocha el pantalón, me la saca y empieza a chupar, la babeo toda. Yo que ni una paja me mandé en como dos semanas, estaba cargadísimo y le terminé en la cara. Se enojo un poco y me preguntó si me iba a dar el cuero para cojer enseguida.
La agarré del pelo y en dos / tres minutos de pete, ya estaba listo de nuevo. Nos metimos como en un espacio que quedaba más oscuro, se bajó el short y se sentó en mi pija, así nomás, sin forro ni nada, esta mojadita y gemía despacito y me puse a chuparle las tetas, las más lindas que tuve en mi vida. Al ratito, terminó ellá y yo seguí bombeando hasta que acabé adentro, "llename papi de leche", con ese acento cordobés que me calentaba a más no poder.
Nos quedamos besándonos, sin sacarsela de adentro, cuando saque mi pija, me la dejó limpita. Al ratito, otro pucho, y me preguntó sino quería irme a Córdoba unos días, que su compañera de departamento no volvía hasta dentro de una semana. Como yo no gasté casi nada de guita me daba el cuero para una semana más o menos allá.
Así que llegamos a Córdoba, me dejó la mañana solo, que iba a lo de sus viejos pero que a la siesta volvía, tenía que almorzar con la familia, pero no quería perderse ni un ratito, así que desde la terminal a su departamento, llegamos, cogimos a la mañana y se fue. Cuando volvió comenzamos un raid de 5 días de sexo.
Fue la primera vez que cogí por el culo a una mina, una sensación hermosa. Mucho arriba ella, quería coger todo el tiempo, apenas parábamos para comer, no recorrí nada de Córdoba esas vacaciones, ni tiempo para traer unos afajores tuve. Bautizamos toda la casa a lechazos, perdí la cuenta de cuanto forro usamos.
Nos encontramos varias veces ese año y el siguiente, después se puso en pareja y no la vi nunca más, pero es de los mejores recuerdos de mi vida.
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