Se acerca el verano y con la mira en sus vacaciones, Cintia nos recuerda el excelente viaje que vivió hace un año en la costa con sus amigas. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que no se basa en algunos hechos reales…
Capítulo 5: Piel de arena
Volvimos caminando con Paula al departamento recordando cada detalle de la noche que acabábamos de tener. Nos habíamos enfiestado entre las dos a un tipo que habíamos conocido esa misma noche y nos habíamos puesto como locas. Cada momento nos parecía más zarpado que el anterior: ella chupándome la concha a mi; las dos compartiendo su pija; el cogiéndosela a ella y tocándome a mi; ella chupándomela nuevamente; él cogiéndome a mi mientras yo se la lamía a ella; y por último las dos recibiendo su lechita calentita con la lengua afuera para que terminara directo en nuestra boca.
- Somos unas trolas, boluda.- Me dijo Pau y las dos nos reímos nuevamente.
Llegamos al departamento y encontramos a Daiana durmiendo sola en el sillón, vestida con la ropa de boliche. Fuimos cada una a su pieza y nos acostamos. Por mi mente todavía pasaban las imágenes de la noche que acabábamos de tener con Tobías, el tipo de 31 que habíamos conocido en el boliche y que nos habíamos cogido entre las dos. Algo que nunca pensé que iba a pasar en ese viaje. Con la última imagen de él acabando frente a nosotras que arrodilladas recibíamos su leche, me fui quedando dormida.
- ¡Boluda despertate! Dormiste todo el día.- Me gritó Lorena y enseguida me levanté de golpe.
- ¿Qué pasa?- Le pregunté y miré alrededor. No entendía nada de lo que pasaba.
- ¡Dormiste todo el día! Son las 7 de la tarde.- Insistió ella con intenciones de que me levantara.
Me costó entender un poco lo que pasaba, pero después de unos segundos sentada en el borde de la cama, me levanté, fui al baño y cuando salí vi que Natalia y Paula estaban sentadas en la mesa tomando mate y hablando. “Buen día” me saluidaron ambas y me senté en una silla todavía tratando de caer en donde estaba y que hacía ahí.
- Lore recién nos dijo que ella no va a salir. ¿Vos que querés hacer?- Me preguntó Nati.
- Ni idea chicas.- Les dije entre bostezos.- Todavía no entiendo ni donde estoy.- Dije y todas rieron.
Ellas siguieron hablando como si nada y yo volví a la pieza a buscar el celular. Tenía algunos mensajes de las chicas, así como unas llamadas perdidas, pero también tenía mensajes de Tomás, de Cristian y de los otros chicos. Rápidamente los leí y me di cuenta de lo cansada que estaba. Me volví a acostar sobre la cama y una vez más Lorena entró a la habitación.
- ¡Ey no te duermas!- Me gritó y abrió los ojos y me volví a sentar sobre el borde.- ¿Me querés acompañar al super a comprar algunas cosas para comer hoy?
- Dale.- Le respondí sin energías.- Me baño y vamos.
El plan de esa noche era quedarnos nosotras dos ahí mientras que Nati y Pau salían a bailar. “¿Y Daiana?” le pregunté a Lorena al caer en la cuenta de que ella no estaba en la casa. “Ni idea” me respondió ella y me contó que cuando ellas fueron a la playa estaba durmiendo y cuando se levantaron ya se había ido. El resto del tiempo nos la pasamos hablando de lo mal que nos caía y de lo loca que estaba.
Llegamos al departamento, cocinamos para las cuatro y nos pusimos a comer. Después de eso Natalia y Paula se fueron a cambiar para salir y coordinaron con los chicos de la secundaria para ir a hacer previa. “Vos no venís?” me escribió Tomás y le respondí de manera cortante que estaba muy cansada como para salir esa noche.
Cuando se fueron, nos sentamos con Lore en el sillón y mientras una peli sonaba de fondo nos pusimos a hablar. Sin darle muchos detalles de lo que habíamos hecho, le conté de la noche que habíamos tenido con Pau el día anterior. “¡Ah bueno!” fue lo único que pudo decir ella después de que terminara mi relato y me confesó de que nunca había tenido un trío pero que le llamaba la atención la idea.
La noche siguió entre historias, recuerdos y chismes. Estuvimos hablando un buen rato de chicos y obviamente dejó en claro su interés por Gastón y a pesar de que le pregunté por qué no hacía algo para estar con él, me dijo que le daba cosa. Cerca de las 3 de la mañana llegó Daiana que casi ignorándonos fue primero al baño y después a su pieza cerrando la puerta de un golpazo. “Que loca que está” dijo Lore y yo no pude parar de reírme por unos minutos.
Después de un rato nos fuimos a acostar pero yo me quedé pensando un poco en todo lo que había pasado en esas vacaciones y recién iba por la mitad. Mis noches con Tomás; mi borrachera que me hizo terminar con Cristian y por último la noche con Tobías y Paula. Pero mis pensamientos se cortaron cuando se abre la puerta de la pieza y entra Natalia con Facundo. “Shhh” le dice ella a él en señal de que no haga silencio porque yo estaba acostada, sin embargo no se dieron cuenta de que estaba despierta.
- ¿Querés que vayamos al living mejor?- Le pregunta él, pero ella le dice que no pasa nada, que yo no me voy a dar cuenta.
Entonces, al igual que dos noches atrás, se empiezan a besar, a tocar y a sacar la ropa hasta terminar los dos completamente desnudos sobre la cama. Nati enseguida se acuesta y Facundo baja hasta su cintura y comenzó a chupársela. Yo veía todo con total claridad y me daba cuenta como mi amiga disfrutaba de la lengua de él. Después subió y fueron directo al sexo. Comenzaron a coger y a pesar del ruido de la cama, siguieron como si nada les importase. Ella abajo, él abajo, ella en cuatro, ella nuevamente arriba y así cambiaron de pose varias veces hasta que Facundo acabó y al final se acostaron uno al lado del otro en cucharita.
- ¿La pasaste bien anoche?- Le pregunté a Natalia cuando se levantó y vino a desayunar con nosotras.
- ¿Te despertamos?- Me preguntó con vergüenza.
- No pasa nada boluda.- Le dije riéndome. Y rápido me contó de cómo se había dado la noche.
Esa mañana me había despertado de buen humor y no tenía una razón en particular, simplemente estaba positiva.
Después de desayunar nos fuimos a la playa con las chicas, dejando a Daiana dormida en su pieza. Enseguida nos encontramos con Cristian, Juan Ignacio, Gastón y Esteban que se habían sentado a pocos metros de la calle que daba a nuestro departamento. “¡Que caritas de sueño!” dijo Juan Ignacio apenas nos vio y nosotras nos reímos y Nati dijo “No coments” que causó carcajadas entre los chicos. Miré por unos segundos a Cristian, pero él se quedó sentado mirando al mar, como si no pasara nada.
El resto del día nos la pasamos con los chicos en la playa charlando de distintas cosas y en un momento debatiendo sobre cuál era el mejor boliche del lugar. Cristian parecía que me ignoraba, pero no porque no me hablaba o me miraba, sino porque hacía como que entre nosotros dos no había pasado nada, cosa que me ponía un poco loca.
Cerca de las 5 me llegó un mensaje de Tomás preguntándome a dónde íbamos a salir esa noche y algo embroncada por lo que estaba haciendo el chico que tenía al lado, le respondí que si quería organizábamos para hacer previa con ellos e ir al mismo lugar. “Dale. Hablo con los chicos. Vos todo bien?” me respondió después y nos pusimos a mensajear para terminar en una charla un poco íntima y hot. “Tengo ganas de verte esta noche” me escribió y después agregó “La otra noche te pusiste ese shortcito que me volvió loco”. Yo me reí y decidí subir la temperatura contestándole “Y eso que no viste lo que había abajo del short”. “Me imagino. Una cosa de locos” respondió el segundos más tarde y para volverlo un poquito más loco decidí responderle “Esta noche tenía ganas de ponerme el mismo short. Querés que me ponga lo mismo abajo?”, sin embargo no pude ver su respuesta en ese momento ya que las chicas me dijeron de ir a caminar un rato por la playa y dejé el celular en el bolso. Cuando volvimos agarramos las cosas y nos fuimos al departamento para bañarnos y cambiarnos para esa noche y vi su respuesta: “Me vas a matar Cin” y una sonrisa de dibujó en mi cara.
Lorena quería hacer previa con Cristian y los chicos, después de todo esa tarde habían estado hablando muchísimo con Gastón, pero Nati y yo tiramos para el lado de nuestros compañeros de secundaria y como Pau dijo “yo hago lo que ustedes quieran” al final terminamos yendo con Tomás, Facundo y los otros.
- ¡Ah bueno!- Dijo Luciano apenas nos vio llegar.- Llegaron las modelos.
Como siempre, la casa se encontraba lista para una buena previa, con vasos y botellas sobre la mesa, la música bien alta y las puertas hacia la habitación cerrada. A pesar de lo que habíamos hablado esa tarde, Tomás y yo hicimos como si nada hubiese pasado y nos dedicamos a pasar el tiempo con el resto del grupo. Cerca de las 2 de la mañana fuimos al boliche y adentro los chicos apuntaron hacia la barra y para nuestra sorpresa nos invitaron con un trago a cada una.
- ¿Che y la otra chica que está con ustedes?- Preguntó Facundo al ver que Daiana no estaba.
- Ni idea, cuando llegamos a casa ya se había ido.- Le respondió Natalia.- Está muy loca.
En ese momento Tomás aprovechó para hablarme y me dijo al oído que el short me quedaba muy lindo.
- Y lo que tengo abajo te va a gustar más todavía.- Le dije dándole un sorbo más al trago que tenía en la mano y mirándolo como si fuese una niña inocente.
El me devolvió la mirada y me sonrió poniéndose a bailar la canción que sonaba en ese momento. Seguimos disfrutando de la noche con los chicos y la sorpresa fue cuando Pablo y Paula empezaron a chapa en medio de la ronda como si nada. Sin embargo la noche no quedó ahí para ellos dos y después de un tiempo de besos y algo más se terminaron yendo a la casa de los chicos. Como si fuese poco, Facu y Nati no tardaron en desaparecer del grupo y a los diez minutos me llegó un mensaje de “Estoy con Facu en el depto” avisándome de que la pieza iba a estar ocupada.
Casi a las 5 de la mañana, cuando ya el alcohol hacía su efecto en mi, Tomás se acercó a mi, me alejó un poco del grupo y me comió la boca de un beso. Yo cedí y le devolví el beso apoyando mis brazos sobre sus hombros y dejando que me encerrara entre la pared y su cuerpo. Enseguida nos pusimos a tranzar de manera más zarpada y me dejé llevar por el momento, besándole el cuello y dejando que me levantara un poco la remera para apoyar su mano sobre mi panza.
- ¿Vamos a tu depto?- Me preguntó y yo le dije que sí enseguida.
Nos tomamos un taxi y le pasamos la dirección, el problema fue que apenas nos bajamos yo recordé que en la habitación estaban Natalia con Facundo, por lo que o estábamos en el livin o le ocupábamos la pieza a alguna de las chicas. Le mandé un mensaje a Lorena para saber donde estaban ellas, pero la respuesta fue negativa, ya que ella ya estaba acostada. Lo miré a Tomás para decirle que iba a ser imposible, pero en ese momento se me ocurrió algo mejor, así que lo tomé de la mano y empezamos caminar por la calle en dirección a la playa. En el camino le conté lo que pasaba y él sin ningún problema de dejó llevar.
Empezamos a caminar hacia la derecha, donde no había tantos bares y era más fácil pasar desapercibido hasta que llegamos a un lugar un poco alejado, oculto por una duna y donde apenas se veían los techos de las casas que había atrás. Lo tomé nuevamente por el cuello y nos fuimos acostando sobre la arena hasta que él quedó encima de mí entre mis piernas.
Comenzamos a besarnos y a tocarnos como lo habíamos hecho en el boliche y al instante recuperamos el ambiente que tuvimos que cortar de repente para no zarparnos. “Me encanta como te queda ese short” me dijo al oído mientas me lamía el lóbulo de la oreja. “¿Ah sí?” le dije yo y lo empujé hacia atrás y me di vuelta hasta ponerme en cuatro sobre la arena con mi cola bien en frente de su cara. “¡Que hermosura!” dijo el y apoyó sus manos por encima del short y se dedicó a tocarme.
Nos fuimos manoseando y sacado la ropa de a poco, entre besos y caricias que iban subiendo nuevamente la temperatura. Cuando me bajó el short y descubrió la tanguita que tenía puesta se volvió loco. Enseguida bajó su cabeza y comenzó a chuparme la concha corriéndola hacia un lado. La gran cantidad de alcohol que había tomado hacia que todo se sintiera mejor, y su lengua sobre mi conchita me calentaba muchísimo. La movía bien rápido de lado a lado y la pasaba sobre mi clítoris haciéndome disfrutar cada segundo.
Se arrodilló nuevamente y yo me senté yendo directamente a su boca y besándolo con ganas. Lo tiré un poco hacia atrás y me incline hacia abajo metiendo la mano adentro de su bóxer para descubrir que tenía la pija bien dura. Él se paró y rápidamente le saqué lo que le quedaba de ropa y me metí su verga en la boca. Comencé a chuparla bien rápido, mientras que con una mano lo pajeaba y con la otra me tocaba a mi misma. El sol empezaba a salir y se notaba de a poco el lugar, mientras que yo disfrutaba al máximo de comerme su hermosa pija. La lamía desde la base hasta la punta y le besaba la cabeza bien roja llena de lechita que dentro de poco me iba a dar.
- Acostate.- Me dijo él arrodillándose nuevamente y yo le hice caso recostándome sobre la arena.
Él se acostó sobre mi y me la metió por completo provocándome un gemido increíble. Nuestros labios se volvieron a encontrar y comenzó a cogerme despacito a medida que yo le acariciaba la espalda. Al principio metía y sacaba su pija haciéndola entrar por completo en mi cuerpo, volviéndome loca cada vez que la tenía toda adentro. De a poquito iba aumentando la velocidad con la que me cogía y el placer iba subiendo. Sabía que no podía gemir por las dudas de que alguien estuviera cerca, pero me gustaba tanto lo que estaba viviendo que me costaba mucho no gritar de placer.
Tomás seguía apoyado sobre mi, con su boca besándome sobre mi cuello y su respiración agitada en mi oído, así como mis gemidos ahogados por voluntad propia él los escuchaba bien claros. Ahora me cogía bien fuerte, sacando y metiéndome su pija por completo y dándome un placer increíble. Mis manos lo apretaban contra mi cuerpo y me mordía los labios para que mi voz no se escuchara.
Después me puso en cuatro, mirando hacia el mar y el se colocó detrás de mi y comenzó a cogerme nuevamente, con sus manos en mi cintura y esta vez lo hizo bien violento. El ruido de su cadera golpeando contra mi cola se escuchaba bien claro y me era imposible contener los gemidos de satisfacción que me provocaban su pija entrando a mi cuerpo. El sol ya había salido por completo e iluminaba el mar y la playa que por el momento seguía desierta.
- ¿Querés la lechita en el pecho?- Me preguntó mientras me seguía cogiendo.
- No.- Le respondí yo.- La quiero en la boquita.- Le dije después sin pensarlo.
Enseguida Tomás se levantó y se paró delante de mí y comenzó a pajearse bien rápido. Enseguida comenzó a salir su semen que fue a parar directo a mi boca y que me fui tragando a medida que salía más y más. No desperdicié ni una gota y una vez que me tragué todo me recosté sobre la arena completamente satisfecha y feliz de lo bien que la había pasado.
Nos cambiamos, y volvimos caminando por la playa para descubrir que a pocos metros de donde estábamos nosotros había otra pareja que recién arrancaba y estaban haciendo el misionero sin darse cuenta de que nosotros le pasábamos por al lado. Cuando llegamos al departamento Tomás me besó, paró un taxi y se fue. Segundos más tarde, antes de que pudiera entrar al edificio llegó Paula y en ese momento recordé que ella se había ido con Pablo.
- ¡No sabés lo bien que la pasé amiga!- Me dijo con un sonrisa.
- Contame todo.- Le respondí yo y juntas entramos al departamento.
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