Agustina
(Primera parte)
Yo estaba arrodillada, mientras Mati y Chelo se pajeaban frenéticamente con sus pijas apuntando a mi cara. Cerré mis ojos y abrí la boca, esperando la descarga. Un año atrás, mientras hacíamos un trabajo en grupo para el colegio, el dueño de casa nos mostró un video que había descargado de internet.
En ese video, la actriz era garchada sin piedad por 3 actores. Recuerdo que en el grupo éramos 6, 3 chicos y 3 chicas. Los pibes se volvieron locos viendo esa escena, y más aun cuando los 3 tipos, prácticamente al mismo tiempo, acabaron litros de leche sobre la cara de la mina que parecía disfrutar cada vez que un chorro de semen golpeaba su cara y caía chorreando por su cuerpo.
En cambio, a nosotras nos dio un poco de asco. Aunque seguí mirando, me pareció una escena por demás de desagradable y pensé para mi que nunca iba a dejar que me hagan algo así. Pero qué fue lo que cambió, para que un año después, yo, por propia voluntad, me arrodillara delante de dos pibes y les pidiera que me llenaran de leche? Porque en realidad, fue así. Yo lo pedí.
Era la última noche de la colonia de vacaciones. No había podido tener otra posibilidad de garchar con Mati, más allá de esa escapada a las canchitas del club. Ganas no me faltaban. Y a él tampoco.
Aunque sin yo saberlo, él había pensado todo para sacarse las ganas conmigo esa última noche. Luego del asado, Mati se sentó al lado mío, y Chelo, del otro lado. Entre ellos tomaban vino y se iban pasando la jarra, pero conmigo en el medio. Siempre que pasaba, tomaba un poco. Así terminé. No en pedo, pero si más... desinhibida, digamos.
El tiempo fue pasando, algunos chicos se fueron, otros se quedaban charlando. La ex de Chelo estaba en frente mío, y no me sacaba los ojos de encima. Se daba cuenta como los dos pibes estaban coqueteando conmigo y yo les daba cabida. En ese momento, me di cuenta que podía elegir irme con cualquiera de los dos. Sentí como que competían entre ellos para ver a quien elegía.
Mi ego se agrandó. Sumado al alcohol que me desinhibía, más las hormonas adolescentes que estaban alteraditas; el combo que se formó fue demasiado. Ni hablar, cuando los chicos, por debajo de la mesa, pusieron una de sus manos en mis muslos. Creo que se notó mi cara de sorpresa cuando sentí las dos manos empezar a acariciarme las piernas que estaban casi desnudas gracias al minishort que tenía puesto.
Mati se levantó y me pidió que lo acompañara a la parrilla a guardar todo. Ya era tarde y había que irse. En la mesa, quedaron Chelo y la ex. De lejos podía ver como discutían. Yo lo seguí a Mati, y lo ayudé a guardar todo. Me agarró de la mano y acarició mi brazo.
No le importó que haya gente alrededor, aunque lo hizo disimuladamente. Se acercó y me susurró al oído si quería que me llevara a mi casa o ir a su departamento. Me sonreí y no dudé. "Vamos a tu casa", le dije con vos temblorosa aunque decidida.
Cuando volvimos, la ex de Chelo se había ido por lo que quedamos los 3. Subimos al auto y apenas salimos del club, Mati me mira y me dice "Te molesta que venga Chelo con nosotros?". Al principio no entendía. Mati me agarró de la mano, y luego me acarició la pierna.
Miré hacia atrás, donde estaba Chelo. Noté la lujuria en sus ojos. Lo pensé un segundo. "No. Vamos". Dije como si nada. Pero por dentro me moría de miedo.
Cuando llegamos, Chelo se fue a buscar algo para tomar. Quedamos en el living Mati y yo. Luego de poner algo de música, se acercó y sin decir nada me besó. Su lengua se enterró en mi boca, sus manos se clavaron en mi cola, primero agarrándola fuerte y luego metiéndolas por dentro del short.
Le saqué la remera, él hizo lo mismo conmigo, y me desató la bikini dejándome en tetas. Me las amasó y besó mientras me empujaba hacia el sillón que tenía contra una pared. En ese momento, apareció Chelo. "Vamos a ver que tan bien la chupa esta nena" dijo mientras dejaba una botella de vino sobre la mesa y se acercaba a nosotros.
Cuando dijo esto, me avivé que Mati le había contado sobre nuestro encuentro. Lejos de molestarme, me encantó. No solo le había gustado como se la chupé, sino que había despertado deseos en otros. Me sentí más poderosa y el ego siguió creciendo.
Mati se sentó en el sillón y se sacó la malla. Otra vez tenía esa vergota ancha y venosa delante mío. Se me escapó un suspiro mientras me mordía los labios sin despegar los ojos de la poronga colgando entre sus piernas. "La extrañaste?", me dijo Mati mientras se la amasaba. No dije nada. Él sabía que si. Quien no iba a extrañar ese pedazo! Me arrodillé y empecé a chuparla, olvidándome del amigo que no se perdía detalle.
Me la metí dos veces en la boca y ya estaba dura como una piedra. Lo pajeaba desesperada, le pasaba la lengua. La dejé húmeda desde la punta hasta la base. Chelo se sentó al lado de Mati. Ya estaba desnudo.
Levanté la cabeza y lo miré como se pajeaba. No era una pija chica, pero al lado de la de Mati no tenía comparación ni en ancho ni en largo. "Terrible como se prende la nena" repetía Chelo. Me calentaba que me trataran de nena, mientras me llenaban la boca de carne.
Me arrastré por el piso hasta Chelo. Gateando, llegué hasta sus piernas. Me agarré de sus rodillas, como hacen los bebés para pararse cuando aun no saben caminar, y quedé con la cara adelante de su pija.
Le saqué la mano del tronco, la agarré y le pasé la lengua desde las bolas hasta la cabeza. Lo hice un par de veces, notando como el pibe se relajaba. De reojo, miraba a Mati que se pajeaba mirándome.
Empecé a chuparle la pija despacio, metiendo solo la cabeza. De a poco, me la fui metiendo cada vez más, hasta que me la tragué toda. "Uff nena que bien la chupás". Cada frase que me tiraban me calentaba más. Y la chupaba con más ganas. Le dejé la pija chorreando saliva.
Chelo se paró, yo quedé de rodillas frente a él. Me agarró de los pelos y me metió su verga en la boca. Mati se puso a su lado. El solo hecho de tener ese pijón cerca, hizo que soltara la otra verga y empezara con Mati.
La chupé un par de veces pero era difícil meterla toda. Me la metí hasta donde me dio y aguanté un poco las arcadas. Cuando la saqué, tenía mi boca llena de saliva. Apunté al tronco del pijón y dejé caer un salivazo encima para luego distribuirlo con mis manos.
Mientras peteaba a Mati, pajeaba a Chelo. Después cambiaba. Estuve así un rato, hasta que me hicieron levantar y me tiraron en el sillón. "No es más cómodo en la cama?", le preguntó Chelo a Mati, que ya me había abierto las piernas para chuparmela. "Después vamos. Hoy a esta pendeja la cogemos por todos lados". Cuando terminó de decir eso, hundió su cara en mi concha. Yo cerré los ojos y me toqué las tetas. Me imaginaba siendo garchada por los dos, y me mojaba más.
Cuando abrí los ojos, la verga de Chelo estaba al lado de mi cara. Moví la cabeza y abrí la boca metiéndomela. La chupada de Mati era fenomenal. Me lamía la concha mientras movía dos dedos dentro de mi vagina. Mis gemidos se ahogaban con la otra pija clavada hasta la garganta. Cuando estuve por acabar, solté la verga y agarré la cabeza de Mati para que no se escapara.
Mati se paró al lado mío, mientras Chelo me agarró las piernas y las levantó. Con un dedo limpió un poco de flujo y saliva que me chorreaba por el muslo. Apuntó la pija y me la metió de una hasta el fondo. Empezó a moverse suave, mientras Mati me ponía la pija en la boca.
Las embestidas fueron cada vez más violentas, lo que hacía que se me complicara petear semejante tronco. Chelo me garchaba con fuerza, sacando por completo su pija y enterrándola de golpe. El sillón se había corrido de la pared, por la violencia de la cogida.
De pronto se frenó. Sacó la pija y se sentó. "Vení nena... quiero que me la chupes antes de acabar", me dijo poniéndose al lado mío. Me volví a arrodillar y empecé a petearlo. "Levantá la cola", me dijo Mati, que no se iba a quedar esperando.
Me acomodé en 4, sin soltar la pija de Chelo de mis labios, y le ofrecí mi concha abierta a Mati. "Despacito", le dije mientras pajeaba a su amigo. Cuando dije eso, noté que la pija de Chelo se endureció de una manera terrible. "Solo por decir eso, genero esto?", pensaba... Me calentaba saber todo lo que estaba generando yo sola en dos pibes.
La verga de Mati se abrió camino en mi conchita, que para ese tamaño aun estaba cerrada. Mis gemidos de dolor se ahogaban en la verga de Chelo. Cuando se acostumbró, la saqué de mi boca para liberar un "aaayy siii" que fue la clave para que Mati acelerara el ritmo.
Chelo no aguantó mucho más. Sentí su cuerpo tenso, su pija dura y me di cuenta que estaba por acabar. Saqué su verga de mi boca, y no llegué a mover mi mano dos veces que saltó leche hasta su pecho. Mientas, Mati me taladraba sin piedad.
Yo me había olvidado de todo. Quedé con la pija de Chelo en la mano, chorreando leche, gritando y gimiendo por el vergón que me castigaba duro. "Limpiala" dijo Chelo y yo sin pensarlo la volví a meter en mi boca. Luego, me agarró de los pelos y llevó mi cara hacia la leche chorreando en su cuerpo, y como una gatita saqué la lengua para limpiar su cuerpo. Volví a su pija, hasta que se durmió por completo.
Mati no detenía su ritmo pegándome chirlos de vez en cuando haciendo la escena más salvaje. Cuando no pudo más, sacó la pija y la apoyó en mi cola. La apretó contra mis nalgas y se pajeó hasta acabar. Sentí como el primer chorro llegó hasta la mitad de mi espalda, dejando luego una laguna blanca en la parte baja de mi espalda. Me quedé agarrándome del sillón un rato, para recuperar el aire. Chelo se levantó y se fue la limpiar. Mati en cambio, se quedó tocándome. Yo seguía en 4, con las piernas abiertas.
Chelo volvió y me limpió un poco la espalda. Cuando me quise levantar, me frenaron los dos. Uno a cada lado, empezaron a acariciarme la cola. Fue Chelo, el que se animó y abrió mis nalgas para apoyar la lengua en mi ano. Primero, me retraje. Pero sentir el roce de la lengua húmeda me fue aflojando.
Enterré mi cara entre los almohadones del sillón gimiendo de placer. "Mirá como se pone", decía Chelo. Ahora Mati me la chupaba. Sentí un dedo jugar en la entrada de mi colita. "Dale", le dije incitándolo a que lo metiera. Ni lo dudó. Me enterró el dedo hasta el fondo. "Aay sii" exclamaba yo, mientras lo sentía entrar y salir. "Es un infierno esta nena" dijo Chelo mientras me daba vuelta. "Viste? cada vez más putas estas pendejas", le respondió Mati. Cuando los tuve de frente, los dos ya estaban con las pijas al palo de nuevo.
Otra vez, chupaba y pajeaba alternadamente. Me hicieron levantar y ahora si, me llevaron a la habitación de Mati. Me tiraron en la cama y empezaron a manosearme entre los dos. Uno arriba, las tetas; el otro abajo, las piernas, la concha... 4 manos tocándome por todos lados.
Yo estaba como loca. Mojadísima. Mati se acostó boca arriba y me guió para que me sentara sobre su pija. Con dificultad, acomodé el tronco en mi concha y despacito fui bajando. Chelo se mojó los dedos y mientras yo cabalgaba el pijón, él me acariciaba la cola jugando con los dedos en mi ano. Me desarmaba de placer eso.
Después, se paró al lado mío y me metió la pija en la boca. Ahí fue cuando Mati llevó sus manos a mi cola y aprovechando que su amigo la había lubricado, me enterró un dedo. Me frené al sentir como me penetraba. Me moví despacio, hasta que mi cuerpo se acostumbró a la pija y el dedo.
Quería gritar, pero de mi boca no salía sonido. La pija de Mati se movía despacio, haciéndome sentir cada centímetro abrirme en dos, mientras con el dedo jugaba haciendo círculos. Chelo aprovechó que tenía la boca abierta, y me metió su pija. Cuando la sentí golpear en mi garganta reaccioné y la agarré con una mano para chupar y pajear.
De pronto, Mati se aferró a mis caderas y empezó a levantarse violentamente haciéndome volar por el aire con cada embestida. Como pude me abracé a Chelo. Me pegó una sacudida fenomenal. Cuando me soltó, me tiró al lado de él.
Quedé tirada sintiendo mi concha abierta y latiendo. Chelo me agarró y me puse en 4. No terminé de acomodarme que me empezó a coger también con fuerza. Yo gritaba y pedía que no pararan. Me estaban destrozando, pero lo estaba disfrutando.
Chelo estaba parado en el piso, con una pierna sobre la cama, mientras yo seguía en 4 cerca del borde. Mati se acomodó para que le chupara la pija. Solo pude agarrarla y pajearlo un poco. Las embestidas de su amigo eran demasiado fuertes. Cada embestida que me pegaba, me movía para adelante, luego me agarraba de las caderas y me tiraba fuerte hacia atrás, haciendo que mi cola golpee contra su cuerpo.
Chelo se frenó. Cuando me recuperé el aire, empecé a petear a Mati. Su amigo empezó a chuparme la cola y la concha, haciéndome delirar. Se dedicó a meterme dedos en la cola, mientras escupía sobre mi ano.
Sin decirme nada, me acostó en la cama, de costado (como haciendo cucharita), con media cola en el aire. Agarró un dedo, midió donde estaba la entrada de mi ano y apoyó la cabeza de la pija. Me relajé y dejé que su pija empezara a dilatar mi colita.
Cerré los ojos y suspiré largo y profundo cuando más de la mitad de la pija entraba y salía abriéndome la cola. Yo había frenado de pajear la otra pija, para concentrarme en la culeada.
No había tenido muchas experiencias por atrás, pero me estaba gustando y disfrutando cada vez más. "Se la metiste en el orto?" preguntó Mati. "Si boludo... no sabés como aprieta, está cerradísima" decía moviéndose, ahora por suerte con más cuidado.
Me siguió culeando un rato, hasta que le dijo al amigo que siguiera él, porque estaba por acabar. Cuando cambiaron, le pedí a Mati que no la metiera por la cola. Ese pijón si me daba miedo. Me levantó una pierna y sentí como la punta de la pija rozó mi ano y se metió en mi concha. Me agarró de los muslos y empezó a moverme cada vez más fuerte.
Mientras, Chelo se arrodilló sobre mi cara y me puso la pija en la boca. Como podía, se la chupé un rato. "No se te ocurra ensuciarme las sábanas, boludo!", dijo Mati porque se notaba que estaba por acabar. "Ya escuchaste putita... tragate todo"; dijo Chelo apuntando su pija a mi boca. "No... glsujfh", no terminé de decir que no quería la leche en la boca que ya tenía la pija en la garganta. La chupé hasta que empecé a sentir como se inundaba mi boca con su semen. No llegaba a tragar todo que salía más. Era una bestia todo lo que tenía.
Por más que traté, chorrearon algunas gotas a las sábanas. Cuando Chelo sacó la pija, aún la tenía dura y chorreando leche. Se limpió la punta de la verga en mi cara. Yo ya no tenía fuerzas de decir nada.
Mati seguía cogiéndome con ganas. Mientras, su amigo se acostó al lado mío pajeándose. Aun tenía la pija dura. "Ponela arriba tuyo", le pidió Chelo. Mati frenó. Se acostó en la cama y me agarró para ponerme encima suyo. A esta altura, ya no podía moverme. Ellos me manejaban para donde querían.
Me senté sobre su pija y empecé a moverme, pero no por mucho. Chelo me empujó sobre Mati, abrió mi cola y empezó a lubricarla otra vez. Mi respiración se agitó cuando me di cuenta que quería hacer. "Cogida como una buena puta terminás hoy", me decían mientras se acomodaban.
Solo me salió decir "despacio", justo antes que la pija de Chelo empezara a abrirse paso en mi cola. Sentía como se iba dilatando y entrando, pero con mucha más dificultad debido al pijón que tenía clavado en mi concha. "Ya está?" preguntó Mati desde abajo. "Dale", respondió Chelo.
Los dos empezaron a moverse y reír felices por como me estaban re culeando y garchando. Yo agarraba las sábanas y gritaba desencajada. Si bien me molestaba, me re calentaba. "Te gusta, pendeja? Te gusta?" me decían mientras se movían. "Siiii siiii, no paren no paren!". Yo deliraba. No podía creer de lo que estaba siendo capaz.
No pudieron seguir mucho más. Primero salió Chelo. Luego, Mati me tiró de nuevo en la cama y me puso en 4. "Esto no me lo pierdo", dijo y se fue derecho a culearme. Primero me resistí un poco, pero me prometió que si me dolía mucho la sacaba. Igual, ya estaba bastante dilatada; pero esa pija era realmente ancha. Se acomodó y se escupió la punta de la pija. Sentí la punta y solo me quedó relajarme.
Empujó un poco y sentí como se desgarraba mi ano. La cabeza había entrado, pero ahora hacía fuerza para meter parte del tronco. Yo cerré mis ojos, apretando los párpados mientras agarraba y mordía las sábanas. "Ahi, basta...", supliqué. Chelo estaba al lado de Mati observando como me comía el pijón de su amigo por la cola.
"Qué aguante tiene esta pendeja por Dios", dijo Chelo cuando vio como Mati empezaba a culearme con más ritmo. "Karina no se la aguanta... y esta pendeja mirá como lo disfruta", decía Mati (Karina era la profe de aquagym que se estaba garchando él, una mina mucho más grande que yo y con un verdadero lomazo).
En realidad, yo no lo estaba disfrutando mucho, pero escuchar que me la estaba aguantando más que la otra mina con más experiencia, me encendió. "Ay como me gustaaaa" empecé a gritar mientras Mati seguía culeandome.
- Te gusta que te tratemos como nuestra putita?
- Siiii siiii me encantaaa
- Sos nuestra putita?
- Siii soy la puta de los dos - gritaba mientras Mati sacaba la pija de mi cola.
"Mirá", le dijo a Chelo, para que observara lo que seguramente era un hoyo enorme abierto por su pijón. Chelo me agarró y me tiró en la cama, pero tuvo piedad de mi dilatado ano y me cogió un poco más.
- Leche... quiero lecheee - empecé a gritar. No daba más. Pese a que estaba re caliente, mi cuerpo no daba más. Chelo me estaba pegando una garchada bestial. Sacó la pija y se empezó a pajear sobre mi panza. Mati quedó atrás, pajeándose también.
Ahi me acordé. Como los puso a estos pibes tenerme como "su puta", usarme como una "puta". Como cada cosa que yo hacía los calentaba aún más. Me acordé de los pajeros de mis compañeros poniéndose locos por ese video. Y dije "Porqué no?".
Lo saqué del medio a Chelo y me arrodillé en el borde de la cama. "Quiero leche", les dije abriendo la boca. Se miraron sin creer lo que estaban viendo. Se acercaron los dos y se empezaron a pajear frenéticamente con sus pijas apuntando a mi cara.
"Quiero lechita...", dije antes de cerrar los ojos y abrir la boca. La pija de Chelo se apoyó en mi lengua y empecé a sentir como empezaba a descargar chorros de semen en mi boca. Un par saltaron hasta la frente. Dejé caer un poco de todo el líquido, chorreándose por mi cuerpo, para luego tragar lo que quedaba en mi boca.
Me di vuelta, y yo misma agarré la pija de Mati. Lamí la puntita con mi lengua, y luego dejé que él siguiera la paja. Le toqué las bolas apretándolas suavecito. Estaban durísimas. De pronto se frenó y apoyó su pija en mi cara.
Cuando sentí el primer chorro bañar toda mi cara, me metí la cabeza en la boca y dejé que siguiera largando todo adentro. Como me había pasado antes, la cantidad de leche que largó era mucho más de lo que podía tragar. Puse mis manos abajo de mi boca, para que no chorreara al piso los restos.
Saqué el pijón limpio de mi boca, y agarré la de Chelo. Se la chupé un rato, hasta que empezó a perder dureza. Luego hice lo mismo con Mati. "Sos terrible nena, eh" me dijo Chelo mientras me ayudaba a levantar. Me temblaban las piernas.
Chelo se vistió y se fue. Cuando me quedé solo con Mati, empezamos a chapar de nuevo. Él se volvió a calentar. No podía creer como se levantaba ese monstruo tan rápido. Mi concha no daba más. Así que me tiró en la cama y me la chupó hasta hacerme acabar. Como agradecimiento, le hice un pete, pero esta vez hice que acabara sobre su cuerpo.
No pasó mucho tiempo hasta que todos en el club se enteraran de esto. Por supuesto, ese fue mi último verano en ese club. Pero la experiencia no me la olvido más. Y además, aprendí que no todo lo que se ven en los videos porno es real. Es muy difícil hacer que dos o tres tipos acaben todos al mismo tiempo. Aunque ya no me parecía tan fea la idea.
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Indice
(Primera parte)
Yo estaba arrodillada, mientras Mati y Chelo se pajeaban frenéticamente con sus pijas apuntando a mi cara. Cerré mis ojos y abrí la boca, esperando la descarga. Un año atrás, mientras hacíamos un trabajo en grupo para el colegio, el dueño de casa nos mostró un video que había descargado de internet.
En ese video, la actriz era garchada sin piedad por 3 actores. Recuerdo que en el grupo éramos 6, 3 chicos y 3 chicas. Los pibes se volvieron locos viendo esa escena, y más aun cuando los 3 tipos, prácticamente al mismo tiempo, acabaron litros de leche sobre la cara de la mina que parecía disfrutar cada vez que un chorro de semen golpeaba su cara y caía chorreando por su cuerpo.
En cambio, a nosotras nos dio un poco de asco. Aunque seguí mirando, me pareció una escena por demás de desagradable y pensé para mi que nunca iba a dejar que me hagan algo así. Pero qué fue lo que cambió, para que un año después, yo, por propia voluntad, me arrodillara delante de dos pibes y les pidiera que me llenaran de leche? Porque en realidad, fue así. Yo lo pedí.
Era la última noche de la colonia de vacaciones. No había podido tener otra posibilidad de garchar con Mati, más allá de esa escapada a las canchitas del club. Ganas no me faltaban. Y a él tampoco.
Aunque sin yo saberlo, él había pensado todo para sacarse las ganas conmigo esa última noche. Luego del asado, Mati se sentó al lado mío, y Chelo, del otro lado. Entre ellos tomaban vino y se iban pasando la jarra, pero conmigo en el medio. Siempre que pasaba, tomaba un poco. Así terminé. No en pedo, pero si más... desinhibida, digamos.
El tiempo fue pasando, algunos chicos se fueron, otros se quedaban charlando. La ex de Chelo estaba en frente mío, y no me sacaba los ojos de encima. Se daba cuenta como los dos pibes estaban coqueteando conmigo y yo les daba cabida. En ese momento, me di cuenta que podía elegir irme con cualquiera de los dos. Sentí como que competían entre ellos para ver a quien elegía.
Mi ego se agrandó. Sumado al alcohol que me desinhibía, más las hormonas adolescentes que estaban alteraditas; el combo que se formó fue demasiado. Ni hablar, cuando los chicos, por debajo de la mesa, pusieron una de sus manos en mis muslos. Creo que se notó mi cara de sorpresa cuando sentí las dos manos empezar a acariciarme las piernas que estaban casi desnudas gracias al minishort que tenía puesto.
Mati se levantó y me pidió que lo acompañara a la parrilla a guardar todo. Ya era tarde y había que irse. En la mesa, quedaron Chelo y la ex. De lejos podía ver como discutían. Yo lo seguí a Mati, y lo ayudé a guardar todo. Me agarró de la mano y acarició mi brazo.
No le importó que haya gente alrededor, aunque lo hizo disimuladamente. Se acercó y me susurró al oído si quería que me llevara a mi casa o ir a su departamento. Me sonreí y no dudé. "Vamos a tu casa", le dije con vos temblorosa aunque decidida.
Cuando volvimos, la ex de Chelo se había ido por lo que quedamos los 3. Subimos al auto y apenas salimos del club, Mati me mira y me dice "Te molesta que venga Chelo con nosotros?". Al principio no entendía. Mati me agarró de la mano, y luego me acarició la pierna.
Miré hacia atrás, donde estaba Chelo. Noté la lujuria en sus ojos. Lo pensé un segundo. "No. Vamos". Dije como si nada. Pero por dentro me moría de miedo.
Cuando llegamos, Chelo se fue a buscar algo para tomar. Quedamos en el living Mati y yo. Luego de poner algo de música, se acercó y sin decir nada me besó. Su lengua se enterró en mi boca, sus manos se clavaron en mi cola, primero agarrándola fuerte y luego metiéndolas por dentro del short.
Le saqué la remera, él hizo lo mismo conmigo, y me desató la bikini dejándome en tetas. Me las amasó y besó mientras me empujaba hacia el sillón que tenía contra una pared. En ese momento, apareció Chelo. "Vamos a ver que tan bien la chupa esta nena" dijo mientras dejaba una botella de vino sobre la mesa y se acercaba a nosotros.
Cuando dijo esto, me avivé que Mati le había contado sobre nuestro encuentro. Lejos de molestarme, me encantó. No solo le había gustado como se la chupé, sino que había despertado deseos en otros. Me sentí más poderosa y el ego siguió creciendo.
Mati se sentó en el sillón y se sacó la malla. Otra vez tenía esa vergota ancha y venosa delante mío. Se me escapó un suspiro mientras me mordía los labios sin despegar los ojos de la poronga colgando entre sus piernas. "La extrañaste?", me dijo Mati mientras se la amasaba. No dije nada. Él sabía que si. Quien no iba a extrañar ese pedazo! Me arrodillé y empecé a chuparla, olvidándome del amigo que no se perdía detalle.
Me la metí dos veces en la boca y ya estaba dura como una piedra. Lo pajeaba desesperada, le pasaba la lengua. La dejé húmeda desde la punta hasta la base. Chelo se sentó al lado de Mati. Ya estaba desnudo.
Levanté la cabeza y lo miré como se pajeaba. No era una pija chica, pero al lado de la de Mati no tenía comparación ni en ancho ni en largo. "Terrible como se prende la nena" repetía Chelo. Me calentaba que me trataran de nena, mientras me llenaban la boca de carne.
Me arrastré por el piso hasta Chelo. Gateando, llegué hasta sus piernas. Me agarré de sus rodillas, como hacen los bebés para pararse cuando aun no saben caminar, y quedé con la cara adelante de su pija.
Le saqué la mano del tronco, la agarré y le pasé la lengua desde las bolas hasta la cabeza. Lo hice un par de veces, notando como el pibe se relajaba. De reojo, miraba a Mati que se pajeaba mirándome.
Empecé a chuparle la pija despacio, metiendo solo la cabeza. De a poco, me la fui metiendo cada vez más, hasta que me la tragué toda. "Uff nena que bien la chupás". Cada frase que me tiraban me calentaba más. Y la chupaba con más ganas. Le dejé la pija chorreando saliva.
Chelo se paró, yo quedé de rodillas frente a él. Me agarró de los pelos y me metió su verga en la boca. Mati se puso a su lado. El solo hecho de tener ese pijón cerca, hizo que soltara la otra verga y empezara con Mati.
La chupé un par de veces pero era difícil meterla toda. Me la metí hasta donde me dio y aguanté un poco las arcadas. Cuando la saqué, tenía mi boca llena de saliva. Apunté al tronco del pijón y dejé caer un salivazo encima para luego distribuirlo con mis manos.
Mientras peteaba a Mati, pajeaba a Chelo. Después cambiaba. Estuve así un rato, hasta que me hicieron levantar y me tiraron en el sillón. "No es más cómodo en la cama?", le preguntó Chelo a Mati, que ya me había abierto las piernas para chuparmela. "Después vamos. Hoy a esta pendeja la cogemos por todos lados". Cuando terminó de decir eso, hundió su cara en mi concha. Yo cerré los ojos y me toqué las tetas. Me imaginaba siendo garchada por los dos, y me mojaba más.
Cuando abrí los ojos, la verga de Chelo estaba al lado de mi cara. Moví la cabeza y abrí la boca metiéndomela. La chupada de Mati era fenomenal. Me lamía la concha mientras movía dos dedos dentro de mi vagina. Mis gemidos se ahogaban con la otra pija clavada hasta la garganta. Cuando estuve por acabar, solté la verga y agarré la cabeza de Mati para que no se escapara.
Mati se paró al lado mío, mientras Chelo me agarró las piernas y las levantó. Con un dedo limpió un poco de flujo y saliva que me chorreaba por el muslo. Apuntó la pija y me la metió de una hasta el fondo. Empezó a moverse suave, mientras Mati me ponía la pija en la boca.
Las embestidas fueron cada vez más violentas, lo que hacía que se me complicara petear semejante tronco. Chelo me garchaba con fuerza, sacando por completo su pija y enterrándola de golpe. El sillón se había corrido de la pared, por la violencia de la cogida.
De pronto se frenó. Sacó la pija y se sentó. "Vení nena... quiero que me la chupes antes de acabar", me dijo poniéndose al lado mío. Me volví a arrodillar y empecé a petearlo. "Levantá la cola", me dijo Mati, que no se iba a quedar esperando.
Me acomodé en 4, sin soltar la pija de Chelo de mis labios, y le ofrecí mi concha abierta a Mati. "Despacito", le dije mientras pajeaba a su amigo. Cuando dije eso, noté que la pija de Chelo se endureció de una manera terrible. "Solo por decir eso, genero esto?", pensaba... Me calentaba saber todo lo que estaba generando yo sola en dos pibes.
La verga de Mati se abrió camino en mi conchita, que para ese tamaño aun estaba cerrada. Mis gemidos de dolor se ahogaban en la verga de Chelo. Cuando se acostumbró, la saqué de mi boca para liberar un "aaayy siii" que fue la clave para que Mati acelerara el ritmo.
Chelo no aguantó mucho más. Sentí su cuerpo tenso, su pija dura y me di cuenta que estaba por acabar. Saqué su verga de mi boca, y no llegué a mover mi mano dos veces que saltó leche hasta su pecho. Mientas, Mati me taladraba sin piedad.
Yo me había olvidado de todo. Quedé con la pija de Chelo en la mano, chorreando leche, gritando y gimiendo por el vergón que me castigaba duro. "Limpiala" dijo Chelo y yo sin pensarlo la volví a meter en mi boca. Luego, me agarró de los pelos y llevó mi cara hacia la leche chorreando en su cuerpo, y como una gatita saqué la lengua para limpiar su cuerpo. Volví a su pija, hasta que se durmió por completo.
Mati no detenía su ritmo pegándome chirlos de vez en cuando haciendo la escena más salvaje. Cuando no pudo más, sacó la pija y la apoyó en mi cola. La apretó contra mis nalgas y se pajeó hasta acabar. Sentí como el primer chorro llegó hasta la mitad de mi espalda, dejando luego una laguna blanca en la parte baja de mi espalda. Me quedé agarrándome del sillón un rato, para recuperar el aire. Chelo se levantó y se fue la limpiar. Mati en cambio, se quedó tocándome. Yo seguía en 4, con las piernas abiertas.
Chelo volvió y me limpió un poco la espalda. Cuando me quise levantar, me frenaron los dos. Uno a cada lado, empezaron a acariciarme la cola. Fue Chelo, el que se animó y abrió mis nalgas para apoyar la lengua en mi ano. Primero, me retraje. Pero sentir el roce de la lengua húmeda me fue aflojando.
Enterré mi cara entre los almohadones del sillón gimiendo de placer. "Mirá como se pone", decía Chelo. Ahora Mati me la chupaba. Sentí un dedo jugar en la entrada de mi colita. "Dale", le dije incitándolo a que lo metiera. Ni lo dudó. Me enterró el dedo hasta el fondo. "Aay sii" exclamaba yo, mientras lo sentía entrar y salir. "Es un infierno esta nena" dijo Chelo mientras me daba vuelta. "Viste? cada vez más putas estas pendejas", le respondió Mati. Cuando los tuve de frente, los dos ya estaban con las pijas al palo de nuevo.
Otra vez, chupaba y pajeaba alternadamente. Me hicieron levantar y ahora si, me llevaron a la habitación de Mati. Me tiraron en la cama y empezaron a manosearme entre los dos. Uno arriba, las tetas; el otro abajo, las piernas, la concha... 4 manos tocándome por todos lados.
Yo estaba como loca. Mojadísima. Mati se acostó boca arriba y me guió para que me sentara sobre su pija. Con dificultad, acomodé el tronco en mi concha y despacito fui bajando. Chelo se mojó los dedos y mientras yo cabalgaba el pijón, él me acariciaba la cola jugando con los dedos en mi ano. Me desarmaba de placer eso.
Después, se paró al lado mío y me metió la pija en la boca. Ahí fue cuando Mati llevó sus manos a mi cola y aprovechando que su amigo la había lubricado, me enterró un dedo. Me frené al sentir como me penetraba. Me moví despacio, hasta que mi cuerpo se acostumbró a la pija y el dedo.
Quería gritar, pero de mi boca no salía sonido. La pija de Mati se movía despacio, haciéndome sentir cada centímetro abrirme en dos, mientras con el dedo jugaba haciendo círculos. Chelo aprovechó que tenía la boca abierta, y me metió su pija. Cuando la sentí golpear en mi garganta reaccioné y la agarré con una mano para chupar y pajear.
De pronto, Mati se aferró a mis caderas y empezó a levantarse violentamente haciéndome volar por el aire con cada embestida. Como pude me abracé a Chelo. Me pegó una sacudida fenomenal. Cuando me soltó, me tiró al lado de él.
Quedé tirada sintiendo mi concha abierta y latiendo. Chelo me agarró y me puse en 4. No terminé de acomodarme que me empezó a coger también con fuerza. Yo gritaba y pedía que no pararan. Me estaban destrozando, pero lo estaba disfrutando.
Chelo estaba parado en el piso, con una pierna sobre la cama, mientras yo seguía en 4 cerca del borde. Mati se acomodó para que le chupara la pija. Solo pude agarrarla y pajearlo un poco. Las embestidas de su amigo eran demasiado fuertes. Cada embestida que me pegaba, me movía para adelante, luego me agarraba de las caderas y me tiraba fuerte hacia atrás, haciendo que mi cola golpee contra su cuerpo.
Chelo se frenó. Cuando me recuperé el aire, empecé a petear a Mati. Su amigo empezó a chuparme la cola y la concha, haciéndome delirar. Se dedicó a meterme dedos en la cola, mientras escupía sobre mi ano.
Sin decirme nada, me acostó en la cama, de costado (como haciendo cucharita), con media cola en el aire. Agarró un dedo, midió donde estaba la entrada de mi ano y apoyó la cabeza de la pija. Me relajé y dejé que su pija empezara a dilatar mi colita.
Cerré los ojos y suspiré largo y profundo cuando más de la mitad de la pija entraba y salía abriéndome la cola. Yo había frenado de pajear la otra pija, para concentrarme en la culeada.
No había tenido muchas experiencias por atrás, pero me estaba gustando y disfrutando cada vez más. "Se la metiste en el orto?" preguntó Mati. "Si boludo... no sabés como aprieta, está cerradísima" decía moviéndose, ahora por suerte con más cuidado.
Me siguió culeando un rato, hasta que le dijo al amigo que siguiera él, porque estaba por acabar. Cuando cambiaron, le pedí a Mati que no la metiera por la cola. Ese pijón si me daba miedo. Me levantó una pierna y sentí como la punta de la pija rozó mi ano y se metió en mi concha. Me agarró de los muslos y empezó a moverme cada vez más fuerte.
Mientras, Chelo se arrodilló sobre mi cara y me puso la pija en la boca. Como podía, se la chupé un rato. "No se te ocurra ensuciarme las sábanas, boludo!", dijo Mati porque se notaba que estaba por acabar. "Ya escuchaste putita... tragate todo"; dijo Chelo apuntando su pija a mi boca. "No... glsujfh", no terminé de decir que no quería la leche en la boca que ya tenía la pija en la garganta. La chupé hasta que empecé a sentir como se inundaba mi boca con su semen. No llegaba a tragar todo que salía más. Era una bestia todo lo que tenía.
Por más que traté, chorrearon algunas gotas a las sábanas. Cuando Chelo sacó la pija, aún la tenía dura y chorreando leche. Se limpió la punta de la verga en mi cara. Yo ya no tenía fuerzas de decir nada.
Mati seguía cogiéndome con ganas. Mientras, su amigo se acostó al lado mío pajeándose. Aun tenía la pija dura. "Ponela arriba tuyo", le pidió Chelo. Mati frenó. Se acostó en la cama y me agarró para ponerme encima suyo. A esta altura, ya no podía moverme. Ellos me manejaban para donde querían.
Me senté sobre su pija y empecé a moverme, pero no por mucho. Chelo me empujó sobre Mati, abrió mi cola y empezó a lubricarla otra vez. Mi respiración se agitó cuando me di cuenta que quería hacer. "Cogida como una buena puta terminás hoy", me decían mientras se acomodaban.
Solo me salió decir "despacio", justo antes que la pija de Chelo empezara a abrirse paso en mi cola. Sentía como se iba dilatando y entrando, pero con mucha más dificultad debido al pijón que tenía clavado en mi concha. "Ya está?" preguntó Mati desde abajo. "Dale", respondió Chelo.
Los dos empezaron a moverse y reír felices por como me estaban re culeando y garchando. Yo agarraba las sábanas y gritaba desencajada. Si bien me molestaba, me re calentaba. "Te gusta, pendeja? Te gusta?" me decían mientras se movían. "Siiii siiii, no paren no paren!". Yo deliraba. No podía creer de lo que estaba siendo capaz.
No pudieron seguir mucho más. Primero salió Chelo. Luego, Mati me tiró de nuevo en la cama y me puso en 4. "Esto no me lo pierdo", dijo y se fue derecho a culearme. Primero me resistí un poco, pero me prometió que si me dolía mucho la sacaba. Igual, ya estaba bastante dilatada; pero esa pija era realmente ancha. Se acomodó y se escupió la punta de la pija. Sentí la punta y solo me quedó relajarme.
Empujó un poco y sentí como se desgarraba mi ano. La cabeza había entrado, pero ahora hacía fuerza para meter parte del tronco. Yo cerré mis ojos, apretando los párpados mientras agarraba y mordía las sábanas. "Ahi, basta...", supliqué. Chelo estaba al lado de Mati observando como me comía el pijón de su amigo por la cola.
"Qué aguante tiene esta pendeja por Dios", dijo Chelo cuando vio como Mati empezaba a culearme con más ritmo. "Karina no se la aguanta... y esta pendeja mirá como lo disfruta", decía Mati (Karina era la profe de aquagym que se estaba garchando él, una mina mucho más grande que yo y con un verdadero lomazo).
En realidad, yo no lo estaba disfrutando mucho, pero escuchar que me la estaba aguantando más que la otra mina con más experiencia, me encendió. "Ay como me gustaaaa" empecé a gritar mientras Mati seguía culeandome.
- Te gusta que te tratemos como nuestra putita?
- Siiii siiii me encantaaa
- Sos nuestra putita?
- Siii soy la puta de los dos - gritaba mientras Mati sacaba la pija de mi cola.
"Mirá", le dijo a Chelo, para que observara lo que seguramente era un hoyo enorme abierto por su pijón. Chelo me agarró y me tiró en la cama, pero tuvo piedad de mi dilatado ano y me cogió un poco más.
- Leche... quiero lecheee - empecé a gritar. No daba más. Pese a que estaba re caliente, mi cuerpo no daba más. Chelo me estaba pegando una garchada bestial. Sacó la pija y se empezó a pajear sobre mi panza. Mati quedó atrás, pajeándose también.
Ahi me acordé. Como los puso a estos pibes tenerme como "su puta", usarme como una "puta". Como cada cosa que yo hacía los calentaba aún más. Me acordé de los pajeros de mis compañeros poniéndose locos por ese video. Y dije "Porqué no?".
Lo saqué del medio a Chelo y me arrodillé en el borde de la cama. "Quiero leche", les dije abriendo la boca. Se miraron sin creer lo que estaban viendo. Se acercaron los dos y se empezaron a pajear frenéticamente con sus pijas apuntando a mi cara.
"Quiero lechita...", dije antes de cerrar los ojos y abrir la boca. La pija de Chelo se apoyó en mi lengua y empecé a sentir como empezaba a descargar chorros de semen en mi boca. Un par saltaron hasta la frente. Dejé caer un poco de todo el líquido, chorreándose por mi cuerpo, para luego tragar lo que quedaba en mi boca.
Me di vuelta, y yo misma agarré la pija de Mati. Lamí la puntita con mi lengua, y luego dejé que él siguiera la paja. Le toqué las bolas apretándolas suavecito. Estaban durísimas. De pronto se frenó y apoyó su pija en mi cara.
Cuando sentí el primer chorro bañar toda mi cara, me metí la cabeza en la boca y dejé que siguiera largando todo adentro. Como me había pasado antes, la cantidad de leche que largó era mucho más de lo que podía tragar. Puse mis manos abajo de mi boca, para que no chorreara al piso los restos.
Saqué el pijón limpio de mi boca, y agarré la de Chelo. Se la chupé un rato, hasta que empezó a perder dureza. Luego hice lo mismo con Mati. "Sos terrible nena, eh" me dijo Chelo mientras me ayudaba a levantar. Me temblaban las piernas.
Chelo se vistió y se fue. Cuando me quedé solo con Mati, empezamos a chapar de nuevo. Él se volvió a calentar. No podía creer como se levantaba ese monstruo tan rápido. Mi concha no daba más. Así que me tiró en la cama y me la chupó hasta hacerme acabar. Como agradecimiento, le hice un pete, pero esta vez hice que acabara sobre su cuerpo.
No pasó mucho tiempo hasta que todos en el club se enteraran de esto. Por supuesto, ese fue mi último verano en ese club. Pero la experiencia no me la olvido más. Y además, aprendí que no todo lo que se ven en los videos porno es real. Es muy difícil hacer que dos o tres tipos acaben todos al mismo tiempo. Aunque ya no me parecía tan fea la idea.
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32 comentarios - Despedida del verano
MIS OJOS Y CONCHITA TE LO AGRADECEN PORQUE ERA BASTANTE INCÓMODO ESTARSE TOCANDO Y DE REPENTE DECIR "QUÉ ESCRIBIÓ AQUÍ?" JIJIJI
RECOMIENDO DE INMEDIATO. BESITOS DESDE MÉXICO
gracias por pasar!
Se la cogieron así y apenas tenia cuanto ? 16?
Que puta
gracias por pasar
Tremenda Agus, no le dio miedo el pijón. Van 10.
no se cuando, perdi motivacion (?)
espero que disfrutes los proximos! gracias por pasar
Esta frase me volvió loco, me re calentó!!:F:F:F
Excelente relato querida, me encantó...FELICITACIONES!!👏👏
Besos 💋
LEO
Me gusta también el tamaño de la letra que usas...EXCELENTE!!
Besos linda 💋
LEON
LEO
juuli88 hace 7 días +1
jaja te parece?? en relaciones carnales nos iria de 10
juanjitox027 hace 7 días
@juuli88 y vos le haces de vicepresidente y yo soy el secretario general de uds(y juguetito se cual preferido jaja)😈😈😈😎😎😎
Que bien todo....
" Como me había pasado antes, la cantidad de leche que largó era mucho más de lo que podía tragar." que locooo era una bomba de leche en ves de agua jejejej