Sexo con la Vecina

Buenas amigos poringueros, si bien hace rato que formo parte de esta comunidad, nunca me había animado a postear nada. Sin embargo, luego de la experiencia que viví esta mañana, decidí hacer públicas las recientes situaciones que me estuvieron pasando.

En la mañana de hoy, luego de haber tenido una noche más que larga entre bares y boliches de la zona en donde vivo, llegué a mi casa con un importante nivel de alcohol en sangre. Al bajarme de mi auto, me encontré con la vecina que saludo todas las tardes al salir de mi hogar, cuando vuelve con su hijo del colegio. Esta mañana, sin embargo, la encontré sola (por primera vez) en la puerta de su casa. Evitando hacer lo de todas las tardes, que es saludar desde donde estoy con un simple "Hola, cómo va?" y haciendo un gesto con la mano, al notar que venía hacia mi lado, la esperé para saludarla. No solo que la saludé, sino que charlamos por unos 5 minutos, dónde me contó que iba rumbo a la plaza que tenemos en el barrio a hacer ejercicio. Le dije que era una lástima, porque me hubiese encantado invitarla a desayunar. Charlamos un ratito del barrio, de como está creciendo y siguió su rumbo. Sin embargo, antes de irse, me preguntó: "¿cuál es tu departamento?". Le respondí Segundo C y nos despedimos.

Al entrar a mi casa, entre que tomé un poco de agua, fui al baño, me saqué la camisa y el jean, habrán pasado no más de 10 minutos y suena el timbre, cuando atiendo, me encuentro con la voz de la vecina que me dice "lo pensé un poquito, mi marido y el nene se fueron y estoy sola, acepto el desayuno".

Obviamente, todos sabemos dónde terminó el desayuno.

Si bien tuve la oportunidad de tener sexo con mujeres más grandes que yo, la experiencia de este mañana fue sencillamente única.

La Vecina me tiró toda su experiencia desde el minuto cero. Apenas ingresó al departamento, y mientras yo preparaba el agua para unos mates, se me acercó y metió su mano dentro del pantalón corto que me había puesto y me empezó a hacer terrible paja. Obviamente, que me olvidé del agua y de todo lo que nos rodeaba y me entregué a ella. Me llevó de la pija (literal, nada de la mano, de la pija), hasta el sillón que tengo en el living, me terminó de bajar los pantalones, y me la empezó a chupar. Con mucha dulzura y mucha suavidad, nada de cosas bruscas ni violentas. Mientras me la chupaba me preguntaba si me gustaba y yo sentía que no tenía palabras, solo me salía decirle que me encantaba. En un momento hizo una pausa, me miró y me dijo "yo me la voy a tragar, pero quiero algo a cambio", le dije que le daba lo que me pidiera y me dijo "quiero que me cojas arriba de la mesa". Se imaginarán que no hubo ningún tipo de inconveniente para cumplir su petición no?

Me la chupó hasta que le llené la boca de leche, se la tragó y me dijo "que rica que es, pero ahora a lo nuestro". Se paró, y se empezó a sacar la ropa de ejercicio que tenía puesta: un top que le marcaba las tetas que tiene (no muy grandes, pero hermosas) y una calza negra Adidas que le marcaba la hermosa cola que tiene. La ayudé a sacarse todo, la alcé a upa y la senté en la mesa de mi cocina. Con mucha dulzura me pidió que se la meta hasta el fondo, sin embargo, le dije que favor con favor se paga, le arranqué la tanga que tenía puesta, le abrí las piernas y le empecé a chupar la concha. Lengua, besos, dedos, todo lo que tenía a mano lo utilicé en el repertorio. Mientras se la chupaba, me decía que el marido hacía mucho no se lo hacía y se había olvidado el placer total que se siente. Hasta que me dijo "no aguanto más, cogeme. Cogeme fuerte". Y ahí se desató el bardo.

Empezamos a coger arriba de la mesa. Sus pies en mis hombros y yo agarrandola fuerte de la cintura. Garchabamos y garchabamos. De a ratitos me pedía que la saque para volver a chuparme la pija y me pedía por favor que no acabe, que la quería en la espalda. Entonces me dijo que la lleve a la cama, porque quería que se la den en 4, pero no por la cola. Fuimos a la cama, se puso en 4 y seguimos garchando, hasta que le dije si quería mi leche, y me dijo: "sii, en la espalda". Se la saqué y le ensucié toda la espalda. Fue un momento hermoso, porque me empezó a agradecer, me decía que hacía rato nadie la hacia sentir tan deseada.

Después de eso, me pidió pasar al baño y me preguntó si se podía pegar una ducha, le dije que si, que haga lo que quiera. Yo me tiré en la cama y cerré los ojos, creo que me quedé dormido, porque cuando los abrí, la tenía a ella, totalmente desnuda adelante mío preguntandome si me bancaba un round más. Le dije que obvio, que arranquemos ya. Se subió arriba mío, y empezó a cabalgar, mientras gritaba con fuerza, gemía, le encantaba, se le notaba en la cara. Con mi pija adentro, giró para el otro lado y me empezó a dar la espalda, pero seguía cabalgando como loca, desquiciada.

Mientras subía y bajaba, me dijo: "cuando tengas ganas de acabar, ponete el forro porque quiero sentir como late tu pija adentro mio". Esas palabras me mataron, creo que podría haber aguantado un rato largo más sin terminar, pero lo que me dijo fue terrible. Le dije "YA".

Se bajó, me pidió el forro y me dijo: "Yo te lo pongo, seguí disfrutando". Me puso el forro, se subió, de frente a mi esta vez, me miró a los ojos y me dijo: "Dale, llename la concha de leche".

Fue uno de los mejores polvos que me eché en mis 33 años. Una vecina excelente, espectacular, hermosa.

Antes de irse, me dijo "no me pidas ni mi teléfono, ni me toques timbre, estoy casada y no quiero que ningún vecino se entere. Cuando yo vea tu auto estacionado en la puerta y tenga tiempo, te voy a tocar el timbre pendejo". Me besó la comesura de los labios y se fue...