Rosemary y yo: Metamorfosis
Crecimos juntas, Rosemary y yo. Siempre tuvimos muchas cosas en común, empezando con nuestra fecha de nacimiento, el 16 de marzo de 1988.
Soy Alanis, tengo actualmente 28 años, de los cuales pasé los últimos 10 cogiendo con mi mejor amiga.
Verano del 2006:
Después de ver el identificador de llamadas, inmediatamente pude reconocer el teléfono de Rosemary. Su tercera llamada del dia de hoy. Y eso que apenas me había dado oportunidad de almorzar.
- ¿Qué tal, Ros? Acabo de almorzar. Ya sabés cómo cocina mi mami. Quedé full. ¡Ah! Por cierto... Me traje tu cuaderno de bocetos, olvidé devolvértelo... La verdad los bocetos que vi estaban bastante buenos. Te lo doy mañana.
- Alanis, fijate que quiero verte, estoy aburrida. Mi papi puede llevarme a tu casa. Pero... ¿Puedo llegar?
- Si dale, venite. Deberías traer el traje de baño. La piscina está casi lista. Y sabés que el calor infernal nos llevará directamente a ella.
- ¡Por eso te adoro! Llego en media hora. Por cierto, me dejas comida. Ya sabes que amo la comida de tu mamá! Ah, llevaré un par de cocos para vernos más veraniegas!
Dale, Ros. Aquí te espero. Y más te vale que vengan fríos. Amo el agua de coco!
Rosemary y yo a pesar de tener exactamente la misma edad, éramos muy diferentes físicamente, en cuanto al desarrollo del cuerpo, yo estaba a años luz de distancia del suyo, se notaba que en su cuerpo hay muchos cambios que no pueden pasar desapercibidos. Y menos con un traje de baño como el que se puso ese día.
Rosemary está creciendo. Lo se porque sus tetas quedan justo a la altura de mis ojos. ¿O son mis ojos los que están en perfecta sincronía con sus pezones?
No se que pasó conmigo, no me había sucedido antes. Rosemary, ¿Por qué siento este calor en mi entrepierna? Rosemary, ¿Qué te está sucediendo? Mejor dicho... ¿Qué pasa conmigo? Casi no pude contenerme, pero lo hice. Aunque en realidad quería hacer algo distinto. Algo prohibido.
Rosemary, estás hecha una mujer. Y por primera vez en mi vida, me siento atraída por una chica. Vos.
Verano del 2006, 10:36pm.
Estoy viendo al techo. En realidad no puedo verlo. Pero sé que está ahí.
Rosemary, no puedo sacarte de mi mente. Y no sé qué pasa con mi cuerpo.
Empecé a sentirme humedecida, me alarmé. Pensaba que la visita mensual había venido de sorpresa e indolora. Pero no fue así. Simplemente había un líquido diferente y sin color.
Toqué mi zona íntima con mucha sutileza, tratando de averiguar lo que sucedía. Y comencé a tener una sensación calma. Cuando tocaba, sentía un alivio temporal. Lo cual me hizo repetir, porque a pesar de sentir ese alivio también sentía algo diferente. Diferente bueno.
Y sin saberlo, sin tener idea cómo, o sin saber siquiera el nombre, me hice mi primera paja. En el baño. Y bueno, la razón: Esas tetas de Rosemary. De pronto dejó de ser Ros, para convertirse en una completa mujer. Llamarla de nuevo Ros sería una falta de respeto. Sería tratar a una reina, como a una duquesa.
No llegué a acabar. Porque a pesar de que acariciaba mi zona íntima cada vez que sentía esa necesidad, mi yo interno me decía que no era correcto. Que los ángeles me observaban y que no era una conducta de buena chica católica.
Pero de que se sintió bien, se sintió bien.
Verano del 2006, una semana después de la paja.
Finalmente viernes, en cuanto llegué a casa tiré la mochila, la máquina de escribir (bueno, esa no la tiré, solo la acomodé con extrema delicadeza, no quería dañarla. Bajaría mi índice académico por la clase de mecanografía. Eso no podía suceder bajo ningún concepto).
Lancé mi uniforme a la cesta de ropa sucia, o realmente lo dejé tirado? Ya no estoy tan segura, pero sí estoy segura de las acciones a continuación: Me fui a la piscina. A esperar a mi mejor amiga. A mi mejor amiga, esa que se carga un lindo par de tetas. Y unos pezones que apuntan directamente a mis ojos. A esa mejor amiga que últimamente me tenía morboseándola.
¿Rosemary se toca?
¿Será que se da cuenta que pienso demasiado en ella?
¿A ella le gustarán las chicas?
¿Qué pensaría si le contara: Se enojaría?
Todas las preguntas se disiparon cuando don Edwin, su padre, hiciera sonar la bocina del camión. Y pude verla, después de 2 horas de haber finalizado la jornada del colegio. Ya la extrañaba. Pero...
- Rosemary, ¡hola!
- Alanis, espero no te molestes amiga. Mira, te presento a Sebastián. Es mi nuevo mejor amigo, vive a dos cuadras de mi casa. Y ama el animé, igual que vos y yo!
Maldito. Mil veces maldito. Pensé...
-Hola Alanis. Ros me ha hablado mucho de usted. Se nota que se llevan bastante bien.
-Hola Sebastián, igualmente! -mentira número uno- Pase adelante.
Les hice pasar y aproveché a decirle a Rosemary que nos fuésemos a poner nuestros respectivos trajes de baño. Quería aprovechar ese instante de intimidad que solo las mejores amigas podemos tener.
Si tan solo pudiera...
-Hey Rosemary! ¿Sabes qué? Se te ven las tetas aplastadas con ese traje. -mentira número dos- Acomodalas para que se te vean como flotadores!
Aproveché a meterle mano y a dejárselas a mi gusto.
Y empezábamos ya a reírnos. Nuestra amistad siempre fue asi. Muchos momentos alegres. Siempre muy alegres a pesar de la adversidad. Bueno, no tan alegres. Últimamente nos enfadábamos mucho por pequeñeces. Pero generalmente la pasábamos más que bien.
Las tetas de Rosemary me habían hecho olvidar casi por completo a Sebastián.
Así que cuando salimos a la piscina, el muy desgraciado no había desaprovechado el tiempo. Ya estaba en la piscina. Y sin invitación.
Sebastián por lo que se veía, estaba bastante mayor que nosotras. Se apreciaba por su masa muscular, el tipo era literalmente un macho de pelo en pecho. En realidad nos llevaba tres años en edad. Pero su estatura y el desarrollo de su cuerpo era bastante notorio.
Con notorio me refiero a específicamente que se le marcaba el paquete. No se si se había puesto así por mi culo, o por las tetas de Rosemary, por ambas razones, o simplemente porque estaba dotado.
También podría ser el movimiento oscilatorio de la superficie de la piscina... Pero a esa edad, y esa calentura que nos rodea, me hizo pensar que se trataba de una verga descomunal.
El hecho que ese día mi mamá anduviera de voluntariado en una ONG, facilitaría muchas cosas que se dieron más adelante.
No quise demorar más, así que le pedí a Rosemary que se metiera a la piscina.
Momento perfecto, si mis ojos fueran una cámara filmadora estarían grabando este momento para verlo en cámara lenta una y otra vez. Tener a Rosemary de frente, con ese par de tetas que parecían explotar la parte superior del bañador. Simplemente increíble.
Cuando por fin me decido a entrar a la piscina me topé con una sorpresa.
Me enfrentaba con una gran apoyada que me diera Sebastián por detrás. Ciertamente. Dudas disipadas. Sebastián iba a lo que iba. Y yo no oponía ningún tipo de resistencia.
No es que me sintiera atraída hacia el. Era que ella, Rosemary veía en primera fila todo ese espectáculo. Y sí, sus tetas parecían ser flotadores.
Sebastián tomó mi mano izquierda y con su mano derecha tomó mi cintura para ayudarme a dar el último escalón de la piscina. Cuando llegué a estar sumergida por completo, la verga de Sebastián estaba abriendo camino entre mis nalgas. Me quedé petrificada. A ese momento si un termómetro hubiese sido capaz de leer la temperatura de mi cuerpo, habría sido uno de esos termómetros utilizados en metalurgia. Vamos, me calenté demasiado.
Para evitar que las cosas se salgan de control hice lo que hasta el momento sería lo único cuerdo de hacer: Me separé de él y llegué hasta donde Rosemary. Nos pusimos a jugar, a echarnos agua. A aguantar la respiración, etcétera. Lo que sea con tal de sacarme la idea de esa verga hundiéndose entre mis nalgas.
Todo iba de maravilla, estábamos volviendo a ser niñas de nuevo, estábamos jugando como no lo habíamos hecho en mucho tiempo atrás!
Cuando de repente a Sebastián le da por interrumpir: se le ocurrió la brillante idea de jugar Reto o Verdad.
Sebastián: Reto o verdad, Rosemary?
Rosemary: Verdad.
Sebastián: Ya diste tu primer beso?
Rosemary: No, soy virgen de labios. Ahora es mi turno... Reto o verdad, Alanis?
Yo: Verdad.
Rosemary: Has besado alguna vez a una niña?
Yo: No, jajajajaja. Pendeja. Bien, mi turno. Sebastián, reto o verdad?
Sebastián: Reto!
Hi jo de pu ta. En realidad no dejaba de sorprenderme. A partir de este momento te bautizo como SorpreSebastián. Sos una cajita llena de sorpresas
-No me lo esperaba, dejame ver que te pongo a hacer...
En eso Rosemary se acerca y me susurra al oído: Que me bese, decile que me de un beso.
Yo: Sebastián, besa a Rosemary. Pero besala bien que va a ser su primer beso.
Rosemary me fulminó con su mirada...
En eso Sebastián, jamás dubitativo, agarró a Rosemary de la cintura, la acercó hacia él. Pegaron sus cuerpos y ahí frente a mi se besaron. Se besaron lo suficiente como para que a Sebastián se le parara la verga y debo decir una cosa.
La escena fue demasiado excitante. Sí, es verdad. Yo quería estar con ella. Pero me llenaba de morbo saber que otro le hacía lo que yo deseaba. Bueno, no puedo tratar de meterle la verga, pero la idea en general era tenerla en mis brazos, besarla y hundir mi cara entre sus tetas.
Sebastián trató de disimular su prominente erección, pero en el fondo creo que le encantaba que lo viéramos. Total, dos chicas vírgenes de colegio católico... ¿Qué más podría pasar?
Sebastián, es tu turno -interrumpí-
Sebastián: A ver, Rosemary, te toca reto. Te reto a que traigas a Alanis, a que la beses, y luego me beses a mi.
Rosemary, te mato. -le dije-
En realidad no lo dije. Únicamente se trataba de un pensamiento bastante ruidoso...
Vaya precio el que me tocaría pagar por besar sus labios: cruelmente ver cómo se besaban frente a mi..
Rosemary toma mi mano, comienza suavemente a deslizar su otra mano en mis piernas, y finalmente nuestros labios comenzaron a tocarse y nuestras lenguas se movieron tal cual vaivén de columpio.
Finalmente nos separamos, y ella comienza a caminar tan rápido como el agua se lo permitía para poder acercarse a Sebastián y cumplir el reto. Comenzaron a besarse. Y mejor aparté la mirada.
Decidimos, por cuestión de comodidad, salir de la piscina y ubicarnos en un área más cálida. El agua de la piscina había enfriado nuestros cuerpos. Necesitábamos calor.
Nada de lo que surgiera a continuación sería parte del reto.
De repente Rosemary toma mi mano y me hala hacia ella. Nos volvimos a besar y eso no fue parte del reto.
Me uní a sus labios, los labios de Rosemary. Carnosos, suaves, muy sensuales. Y ella sonreía de una forma en que solo ella lo hace.
No lo he mencionado hasta el momento, pero lo más lindo de Rosemary es que en su rostro siempre hay una sonrisa. A veces tímida, pero por primera vez veía lujuria en su sonrisa. Así que no pude más, extraje sus tetas y comencé a acariciarlas de la manera más torpe que puedan imaginar.
Sebastián no perdió el tiempo, y se bajó su bañador. Y por primera vez y en el mismo día habíamos pasado de ser chicas de buena moral, a unas muy putas.
Y fue ahí cuando surge esa transformación que nos marcaría para siempre.
La verga de Sebastián era de buen tamaño, Rosemary detuvo nuestro beso y se hincó frente a él. Agarró la verga con sus dos manos y comenzó a darle besitos de forma cariñosa. Entonces él tomó una de sus manos y comenzó a guiarla, a enseñarle cómo debe sostener una verga como la suya. Fue entonces cuando ella tomó la iniciativa y comenzó a mover su mano alrededor del tronco de su verga.
Sebastián comenzó a querer ser dominante y le pidió a Rosemary que abriera su boca. Ella obedeció, se comportó muy obediente. Entonces él comenzó a meterle la verga poco a poco en su boca.
La escena, lejos de resultarme molesta, me puso muy caliente. Mejor dicho, más caliente.
Así que de manera instintiva también me hinqué y comencé a darle lamidas en los huevos a Sebastián. Cuando se dio cuenta, sacó su verga de la boca de Rosemary e hizo lo mismo conmigo. La metió despacio y me pidió de buena manera que con mis labios cubriera mis dientes.
Empezó a moverse cada vez más rápido y debido a mi torpeza en la materia me resultaba complicada la tarea de respirar. Tal vez debí mencionarlo antes, pero soy una persona bastante descoordinada.
Descoordinación que no se notó ni un poco en la tarea de chupar vergas.
Cuando Sebastián estaba por acabar, sacó su verga de mi boca y terminó acabando en nosotras.
Ese dia nos sentimos tan sucias. Recuerdo que Sebastián se tuvo que ir a la universidad y nosotras quedamos en casa. Había sido una tarde única.
El dia que nos convertimos en putas. En putas por amor al arte.
Crecimos juntas, Rosemary y yo. Siempre tuvimos muchas cosas en común, empezando con nuestra fecha de nacimiento, el 16 de marzo de 1988.
Soy Alanis, tengo actualmente 28 años, de los cuales pasé los últimos 10 cogiendo con mi mejor amiga.
Verano del 2006:
Después de ver el identificador de llamadas, inmediatamente pude reconocer el teléfono de Rosemary. Su tercera llamada del dia de hoy. Y eso que apenas me había dado oportunidad de almorzar.
- ¿Qué tal, Ros? Acabo de almorzar. Ya sabés cómo cocina mi mami. Quedé full. ¡Ah! Por cierto... Me traje tu cuaderno de bocetos, olvidé devolvértelo... La verdad los bocetos que vi estaban bastante buenos. Te lo doy mañana.
- Alanis, fijate que quiero verte, estoy aburrida. Mi papi puede llevarme a tu casa. Pero... ¿Puedo llegar?
- Si dale, venite. Deberías traer el traje de baño. La piscina está casi lista. Y sabés que el calor infernal nos llevará directamente a ella.
- ¡Por eso te adoro! Llego en media hora. Por cierto, me dejas comida. Ya sabes que amo la comida de tu mamá! Ah, llevaré un par de cocos para vernos más veraniegas!
Dale, Ros. Aquí te espero. Y más te vale que vengan fríos. Amo el agua de coco!
Rosemary y yo a pesar de tener exactamente la misma edad, éramos muy diferentes físicamente, en cuanto al desarrollo del cuerpo, yo estaba a años luz de distancia del suyo, se notaba que en su cuerpo hay muchos cambios que no pueden pasar desapercibidos. Y menos con un traje de baño como el que se puso ese día.
Rosemary está creciendo. Lo se porque sus tetas quedan justo a la altura de mis ojos. ¿O son mis ojos los que están en perfecta sincronía con sus pezones?
No se que pasó conmigo, no me había sucedido antes. Rosemary, ¿Por qué siento este calor en mi entrepierna? Rosemary, ¿Qué te está sucediendo? Mejor dicho... ¿Qué pasa conmigo? Casi no pude contenerme, pero lo hice. Aunque en realidad quería hacer algo distinto. Algo prohibido.
Rosemary, estás hecha una mujer. Y por primera vez en mi vida, me siento atraída por una chica. Vos.
Verano del 2006, 10:36pm.
Estoy viendo al techo. En realidad no puedo verlo. Pero sé que está ahí.
Rosemary, no puedo sacarte de mi mente. Y no sé qué pasa con mi cuerpo.
Empecé a sentirme humedecida, me alarmé. Pensaba que la visita mensual había venido de sorpresa e indolora. Pero no fue así. Simplemente había un líquido diferente y sin color.
Toqué mi zona íntima con mucha sutileza, tratando de averiguar lo que sucedía. Y comencé a tener una sensación calma. Cuando tocaba, sentía un alivio temporal. Lo cual me hizo repetir, porque a pesar de sentir ese alivio también sentía algo diferente. Diferente bueno.
Y sin saberlo, sin tener idea cómo, o sin saber siquiera el nombre, me hice mi primera paja. En el baño. Y bueno, la razón: Esas tetas de Rosemary. De pronto dejó de ser Ros, para convertirse en una completa mujer. Llamarla de nuevo Ros sería una falta de respeto. Sería tratar a una reina, como a una duquesa.
No llegué a acabar. Porque a pesar de que acariciaba mi zona íntima cada vez que sentía esa necesidad, mi yo interno me decía que no era correcto. Que los ángeles me observaban y que no era una conducta de buena chica católica.
Pero de que se sintió bien, se sintió bien.
Verano del 2006, una semana después de la paja.
Finalmente viernes, en cuanto llegué a casa tiré la mochila, la máquina de escribir (bueno, esa no la tiré, solo la acomodé con extrema delicadeza, no quería dañarla. Bajaría mi índice académico por la clase de mecanografía. Eso no podía suceder bajo ningún concepto).
Lancé mi uniforme a la cesta de ropa sucia, o realmente lo dejé tirado? Ya no estoy tan segura, pero sí estoy segura de las acciones a continuación: Me fui a la piscina. A esperar a mi mejor amiga. A mi mejor amiga, esa que se carga un lindo par de tetas. Y unos pezones que apuntan directamente a mis ojos. A esa mejor amiga que últimamente me tenía morboseándola.
¿Rosemary se toca?
¿Será que se da cuenta que pienso demasiado en ella?
¿A ella le gustarán las chicas?
¿Qué pensaría si le contara: Se enojaría?
Todas las preguntas se disiparon cuando don Edwin, su padre, hiciera sonar la bocina del camión. Y pude verla, después de 2 horas de haber finalizado la jornada del colegio. Ya la extrañaba. Pero...
- Rosemary, ¡hola!
- Alanis, espero no te molestes amiga. Mira, te presento a Sebastián. Es mi nuevo mejor amigo, vive a dos cuadras de mi casa. Y ama el animé, igual que vos y yo!
Maldito. Mil veces maldito. Pensé...
-Hola Alanis. Ros me ha hablado mucho de usted. Se nota que se llevan bastante bien.
-Hola Sebastián, igualmente! -mentira número uno- Pase adelante.
Les hice pasar y aproveché a decirle a Rosemary que nos fuésemos a poner nuestros respectivos trajes de baño. Quería aprovechar ese instante de intimidad que solo las mejores amigas podemos tener.
Si tan solo pudiera...
-Hey Rosemary! ¿Sabes qué? Se te ven las tetas aplastadas con ese traje. -mentira número dos- Acomodalas para que se te vean como flotadores!
Aproveché a meterle mano y a dejárselas a mi gusto.
Y empezábamos ya a reírnos. Nuestra amistad siempre fue asi. Muchos momentos alegres. Siempre muy alegres a pesar de la adversidad. Bueno, no tan alegres. Últimamente nos enfadábamos mucho por pequeñeces. Pero generalmente la pasábamos más que bien.
Las tetas de Rosemary me habían hecho olvidar casi por completo a Sebastián.
Así que cuando salimos a la piscina, el muy desgraciado no había desaprovechado el tiempo. Ya estaba en la piscina. Y sin invitación.
Sebastián por lo que se veía, estaba bastante mayor que nosotras. Se apreciaba por su masa muscular, el tipo era literalmente un macho de pelo en pecho. En realidad nos llevaba tres años en edad. Pero su estatura y el desarrollo de su cuerpo era bastante notorio.
Con notorio me refiero a específicamente que se le marcaba el paquete. No se si se había puesto así por mi culo, o por las tetas de Rosemary, por ambas razones, o simplemente porque estaba dotado.
También podría ser el movimiento oscilatorio de la superficie de la piscina... Pero a esa edad, y esa calentura que nos rodea, me hizo pensar que se trataba de una verga descomunal.
El hecho que ese día mi mamá anduviera de voluntariado en una ONG, facilitaría muchas cosas que se dieron más adelante.
No quise demorar más, así que le pedí a Rosemary que se metiera a la piscina.
Momento perfecto, si mis ojos fueran una cámara filmadora estarían grabando este momento para verlo en cámara lenta una y otra vez. Tener a Rosemary de frente, con ese par de tetas que parecían explotar la parte superior del bañador. Simplemente increíble.
Cuando por fin me decido a entrar a la piscina me topé con una sorpresa.
Me enfrentaba con una gran apoyada que me diera Sebastián por detrás. Ciertamente. Dudas disipadas. Sebastián iba a lo que iba. Y yo no oponía ningún tipo de resistencia.
No es que me sintiera atraída hacia el. Era que ella, Rosemary veía en primera fila todo ese espectáculo. Y sí, sus tetas parecían ser flotadores.
Sebastián tomó mi mano izquierda y con su mano derecha tomó mi cintura para ayudarme a dar el último escalón de la piscina. Cuando llegué a estar sumergida por completo, la verga de Sebastián estaba abriendo camino entre mis nalgas. Me quedé petrificada. A ese momento si un termómetro hubiese sido capaz de leer la temperatura de mi cuerpo, habría sido uno de esos termómetros utilizados en metalurgia. Vamos, me calenté demasiado.
Para evitar que las cosas se salgan de control hice lo que hasta el momento sería lo único cuerdo de hacer: Me separé de él y llegué hasta donde Rosemary. Nos pusimos a jugar, a echarnos agua. A aguantar la respiración, etcétera. Lo que sea con tal de sacarme la idea de esa verga hundiéndose entre mis nalgas.
Todo iba de maravilla, estábamos volviendo a ser niñas de nuevo, estábamos jugando como no lo habíamos hecho en mucho tiempo atrás!
Cuando de repente a Sebastián le da por interrumpir: se le ocurrió la brillante idea de jugar Reto o Verdad.
Sebastián: Reto o verdad, Rosemary?
Rosemary: Verdad.
Sebastián: Ya diste tu primer beso?
Rosemary: No, soy virgen de labios. Ahora es mi turno... Reto o verdad, Alanis?
Yo: Verdad.
Rosemary: Has besado alguna vez a una niña?
Yo: No, jajajajaja. Pendeja. Bien, mi turno. Sebastián, reto o verdad?
Sebastián: Reto!
Hi jo de pu ta. En realidad no dejaba de sorprenderme. A partir de este momento te bautizo como SorpreSebastián. Sos una cajita llena de sorpresas
-No me lo esperaba, dejame ver que te pongo a hacer...
En eso Rosemary se acerca y me susurra al oído: Que me bese, decile que me de un beso.
Yo: Sebastián, besa a Rosemary. Pero besala bien que va a ser su primer beso.
Rosemary me fulminó con su mirada...
En eso Sebastián, jamás dubitativo, agarró a Rosemary de la cintura, la acercó hacia él. Pegaron sus cuerpos y ahí frente a mi se besaron. Se besaron lo suficiente como para que a Sebastián se le parara la verga y debo decir una cosa.
La escena fue demasiado excitante. Sí, es verdad. Yo quería estar con ella. Pero me llenaba de morbo saber que otro le hacía lo que yo deseaba. Bueno, no puedo tratar de meterle la verga, pero la idea en general era tenerla en mis brazos, besarla y hundir mi cara entre sus tetas.
Sebastián trató de disimular su prominente erección, pero en el fondo creo que le encantaba que lo viéramos. Total, dos chicas vírgenes de colegio católico... ¿Qué más podría pasar?
Sebastián, es tu turno -interrumpí-
Sebastián: A ver, Rosemary, te toca reto. Te reto a que traigas a Alanis, a que la beses, y luego me beses a mi.
Rosemary, te mato. -le dije-
En realidad no lo dije. Únicamente se trataba de un pensamiento bastante ruidoso...
Vaya precio el que me tocaría pagar por besar sus labios: cruelmente ver cómo se besaban frente a mi..
Rosemary toma mi mano, comienza suavemente a deslizar su otra mano en mis piernas, y finalmente nuestros labios comenzaron a tocarse y nuestras lenguas se movieron tal cual vaivén de columpio.
Finalmente nos separamos, y ella comienza a caminar tan rápido como el agua se lo permitía para poder acercarse a Sebastián y cumplir el reto. Comenzaron a besarse. Y mejor aparté la mirada.
Decidimos, por cuestión de comodidad, salir de la piscina y ubicarnos en un área más cálida. El agua de la piscina había enfriado nuestros cuerpos. Necesitábamos calor.
Nada de lo que surgiera a continuación sería parte del reto.
De repente Rosemary toma mi mano y me hala hacia ella. Nos volvimos a besar y eso no fue parte del reto.
Me uní a sus labios, los labios de Rosemary. Carnosos, suaves, muy sensuales. Y ella sonreía de una forma en que solo ella lo hace.
No lo he mencionado hasta el momento, pero lo más lindo de Rosemary es que en su rostro siempre hay una sonrisa. A veces tímida, pero por primera vez veía lujuria en su sonrisa. Así que no pude más, extraje sus tetas y comencé a acariciarlas de la manera más torpe que puedan imaginar.
Sebastián no perdió el tiempo, y se bajó su bañador. Y por primera vez y en el mismo día habíamos pasado de ser chicas de buena moral, a unas muy putas.
Y fue ahí cuando surge esa transformación que nos marcaría para siempre.
La verga de Sebastián era de buen tamaño, Rosemary detuvo nuestro beso y se hincó frente a él. Agarró la verga con sus dos manos y comenzó a darle besitos de forma cariñosa. Entonces él tomó una de sus manos y comenzó a guiarla, a enseñarle cómo debe sostener una verga como la suya. Fue entonces cuando ella tomó la iniciativa y comenzó a mover su mano alrededor del tronco de su verga.
Sebastián comenzó a querer ser dominante y le pidió a Rosemary que abriera su boca. Ella obedeció, se comportó muy obediente. Entonces él comenzó a meterle la verga poco a poco en su boca.
La escena, lejos de resultarme molesta, me puso muy caliente. Mejor dicho, más caliente.
Así que de manera instintiva también me hinqué y comencé a darle lamidas en los huevos a Sebastián. Cuando se dio cuenta, sacó su verga de la boca de Rosemary e hizo lo mismo conmigo. La metió despacio y me pidió de buena manera que con mis labios cubriera mis dientes.
Empezó a moverse cada vez más rápido y debido a mi torpeza en la materia me resultaba complicada la tarea de respirar. Tal vez debí mencionarlo antes, pero soy una persona bastante descoordinada.
Descoordinación que no se notó ni un poco en la tarea de chupar vergas.
Cuando Sebastián estaba por acabar, sacó su verga de mi boca y terminó acabando en nosotras.
Ese dia nos sentimos tan sucias. Recuerdo que Sebastián se tuvo que ir a la universidad y nosotras quedamos en casa. Había sido una tarde única.
El dia que nos convertimos en putas. En putas por amor al arte.
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